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–Inventario de contenidos.

Es la primera tarea una vez hemos entendido los


condicionantes del proyecto y las características de los usuarios. Se trata de
inventariar todos los contenidos de una web, página por página, para saber con
exactitud con qué material contamos. El inventario se hace en Excel y suele
incluir, para cada contenido, su formato, tipo de documento, temática, audiencia,
en qué página se encuentra, si es dinámico o estático y si tiene dependencias de
otros contenidos.

– Estructura de la información. Una vez tenemos documentada toda la


información a organizar, es el momento de darle forma. Organizar grandes
cantidades de información es un reto y una tarea vital para que el site sea
eficiente para los usuarios. La información puede estructurarse de diferentes
maneras: alfabéticamente, por atributos (precio, color…), por formato (vídeos,
libros, música…), por popularidad (los más vistos), por tema, cronológicamente,
geográficamente, por público objetivo… Dependiendo de cada caso optaremos
por una estructura (o varias combinadas).

– Tipos de navegación. Una vez definida la información que tendrá la web y


cómo la organizaremos, tenemos que detallar cómo va a navegar el usuario y las
páginas concretas que encontrará. De este modo obtendremos el mapa web que
marcará la estructura completa del site. Para decidir la navegación, deberemos
tener en cuenta:

– La jerarquía de la navegación. Es decir, la profundidad de niveles (primer nivel


de navegación, segundo nivel de navegación, ¿tercer nivel?, ¿cuarto?).

– Cómo se muestra la navegación. Decidir la barra de navegación global


(horizontal o vertical), breadcrumbs o migas de pan y menús de subsección.
Normalmente las estructuras amplias suelen funcionar mejor ya que permiten
disponer de toda la infor- mación a pocos clics. No obstante hay que recordar que
no es recomendable mostrar más de 7 ítems de menú a la vez.

– Etiquetado y naming. Una vez tenemos el árbol de contenidos armado con las
secciones y subsecciones que tendrá nuestro sitio web, debemos darles nombre.
El proceso de naming puede realizarlo un arquitecto de la información o un
redactor web. Aquí van algunos consejos para escribir correctamente los nombres
que necesitamos:

– Ser concretos, nunca ambiguos.

– Cuántas menos palabras, mejor. Hay que ser corto, conciso e intuitivo.

– Hay que intentar anticipar el contenido que se encontrará el usuario.

– Los nombres deben referirse a las expectativas que tiene el usuario.

– Y si puede ser, el naming debe formularse en su tono de comunicación o jerga.

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