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A pesar de todo esto, como puede verse, seguimos ligando memoria y aprendizaje,
cuando, en realidad, aprendizaje debe relacionarse a la formación de la
personalidad; así como la memoria debe ligarse a la conciencia.
Para las Ciencias Naturales nada ha sido más lógico que deducir de los
experimentos con animales las explicaciones teóricas que sustenten la tecnología
educativa.
Creemos tener toda la razón para desaprobar lo que se expresa en los textos
respecto de las emociones, pues en ellos se toma en cuenta únicamente lo que se
sabe respecto de la emotividad animal, mientras se da por hecho que existen áreas
del neocórtex cerebral sin función conocida, las llamadas "áreas mudas" de la
neurología clásica, a las cuales sólo muy recientemente se atribuyen algunas
funciones cognitivas que se revelan en algún sofisticado test.
Toda memoria tiene, entonces, dos aspectos relacionados primero aparecen entre
sí: como una estructura material que tiene la propiedad de codificar información;
luego aparece como la propiedad de un ser vivo de modificar la información de la
que dispone o de incrementarla en el curso de su actividad. Por consiguiente, la
memoria es una propiedad de todos los sistemas informacionales, que son los seres
vivos. Habrá, por consiguiente, varias clases de memoria como clases de seres
vivos existen: de nivel genético (el ADN), de nivel tisular (la matriz intercelular),
de nivel neural (los ganglios o núcleos de neuronas), de nivel inconsciente (el
paleocórtex cerebral) y de nivel consciente (el neocórtex cerebral) en los
individuos, y una memoria de nivel social en la sociedad (libros,
computadoras, Internet).
En una personalidad, así como ésta tiene varios niveles de organización, así también
tiene un sistema de memoria por cada nivel para codificar la respectiva clase de
información; es decir debe tener memorias de nivel genético, metabólico, funcional,
psíquico inconsciente y psíquico consciente. Por ejemplo, si no fuera porque existe
una memoria genética en las células sexuales, no habría manera de explicar la
aparición de nuevos rasgos en los hijos distintos de los de sus padres. Si no fuera
por la memoria metabólica, los tejidos no podrían reconocer moléculas extrañas a sí
mismos, como, por ejemplo, toxinas y bacterias Igualmente, la memoria neural
explica cómo nuestros órganos se adaptan a las exigencias del deporte. También la
memoria de nivel inconsciente explica que podemos aprender a discriminar matices
de colores, ruidos, como también a reaccionar de algún modo ante circunstancias
que alguna vez nos afectaron; para tener miedo, por ejemplo, a la oscuridad o ante
algún animal. Y la memoria de nivel consciente explica por qué es posible retener y
codificar la información social que se nos enseña o que la aprendemos
circunstancialmente.
Una característica esencial de todo sistema de memoria es que cada nivel superior
de memoria incluye necesariamente a la del nivel inferior. Esta propiedad nos lleva
a considerar la memoria neocortical de nivel consciente como una estructura de
cinco niveles (que son los mismos que los del individuo total). Por eso es que en el
neocórtex cerebral la información social se puede codificar en uno, dos, tres, cuatro
o cinco niveles: en el nivel epiconsciente, en el nivel subconsciente, en el nivel
neural, en el nivel metabólico (sináptico) y en el nivel genético de las neuronas. Por
eso es que algunas clases complejas de información social uno tiene que
repetírselas muchas veces para que se codifiquen gradualmente en todos los niveles
posibles y de ello depende por cuánto tiempo se va a retener dicha información en
esta memoria: a más niveles de codificación, por más tiempo quedará retenida la
información social que se aprendió alguna vez.
A este respecto, hemos destacado la importancia del hecho que únicamente los
hombres somos capaces de aprender un tipo de información que simplemente no
existe en los animales, que es la información social. Por tanto, se tiene que explicar
cómo esta clase de información se transcribe en información psíquica consciente en
la memoria neocortical de nuestro cerebro.
Así podemos confirmar que la información social puede ser codificada en muchos
medios o sistemas de memoria: a corto plazo en las vibraciones del aire cuando uno
habla, en ondas hertzianas que recibe el televisor, como también a largo plazo en
memorias como las cintas de video y de sonido, los discos compactos, el disco de
una computadora, o el papel de un periódico o una revista. En todo caso, la misma
idea que está codificada en el cerebro de muchas personas se puede codificar en
muchísimos otros medios externos a ellas mismas, pero en todos estos casos como
consecuencia de la propia acción social de las personas.
En el modelo de memoria que presentamos aquí creemos haber dado una solución
diferente al clásico dilema de cuántas memorias tenemos, y al problema de qué
significa que la información pase de la memoria a corto plazo a la memoria a largo
plazo.
En segundo lugar, apenas uno registra la información del nivel inconsciente, puede
activar y reflejarse en un código verbal; como cuando nos decimos subjetivamente
"ah ahora está todo verde', "qué calor", "qué hermoso edificio", qué hambre que
tengo", ante la situación apropiada; como también cuando describimos cuanto
vemos, o el alumno repite la frase que le pide el profesor.
En este proceso dichas señales verbales pueden "pasar" del plano preconsciente al
epiconsciente, y viceversa, tantas veces como se requiera: lo cual ya significa una
actividad propiamente consciente, que se conoce como habla interior -el hecho de
repetirse las palabras "mentalmente", lo que ha dado pie para decir que existe una
"memoria audioverbal".
El aprendizaje
Como acabamos de ver y es ampliamente conocido, el concepto de aprendizaje está
íntimamente ligado a los procesos de adquisición y retención de la información por
parte del aprendiz. El aprendizaje ha sido definido como si fuera una clase de
actividad psíquica, como si fuera un proceso cerebral o por lo menos algo que ocurre
dentro del individuo.