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Ocho comportamientos que te impiden ser

feliz
1. Creer en tus pensamientos
Creer los pensamientos, dejarnos guiar por historias que nos contamos
acerca de la realidad que no son verdad nos conduce irremediablemente
al sufrimiento, a la separación. Los pensamientos condicionan las
emociones y éstas cómo actuamos y nos comunicamos con los demás.
Sólamente cuestionando nuestros pensamientos podemos ser libres y
alcanzar la felicidad.

Ejercicio para resolverlo: cada vez que te sientas estresado o dolido con
alguien puedes decirte: Esto que estoy pensando de esa persona, ¿es
verdad? Date el espacio y permite que tu voz interior conteste a la
pregunta.

2. Atender los asuntos de los otros

¿Has tenido alguna vez la sensación de no estar viviendo tu vida o de


sentirte desconectado de ti mismo? ¿Te incomodan ciertos
comportamientos de los demás? ¿Piensas que tu pareja debería
escucharte más, que tu madre debería quererse más o que la vida no
debería ser tal y como es? Entonces es que has dejado de estar en tus
asuntos y vives pendiente de los asuntos de los demás o de los
asuntos del mundo. Tendemos a observar lo que hacen los demás, a
escudriñar sus vidas y a juzgar eso que hacen.

Y la consecuencia inmediata es que dejamos nuestros asuntos de lado,


desatendemos nuestros objetivos, nos alejamos de nuestro propio
camino. Escuchamos el ruido del mundo, en lugar de nuestra voz
interna.

Ejercicio para resolverlo: Cuando sientas que algo te molesta de la otra


persona pregúntate: ¿De quién es este asunto? ¿cuál es mi asunto? ¿Es
igual de verdadero en mi lo que pienso de esa persona? Estar en tus
propios asuntos te ayudará a recuperar tu autoridad y autonomía. Te
permitirá a respetar a los demás y a ti misma mientras dejas de tomarte
las cosas personalmente.

3. Buscar el reconocimiento
Pretender sentirnos satisfechas con nosotras mismas al obtener el
reconocimiento del otro nos hace esclavos de esa persona. Sin embargo
este comportamiento es muy común y a menudo inconsciente. Darnos
cuenta de si actuamos para obtener el reconocimiento de los demás o si
lo hacemos obedeciendo a nuestro propio criterio, es clave para ser
libres. Si nos relacionamos buscando la palmadita en la espalda
dejamos de respetarnos y nos volvemos dependientes de los
otros. La verdad es que no necesitas el permiso de nadie para ser feliz,
sólo permitírtelo a ti misma.

Estar abierto a la crítica, al juicio de los demás es decisivo para tu


libertad. Cómo te percibes a ti mismo y como te tratas es lo que tienes
que atender.

Ejercicio para resolverlo: Pregúntate : ¿Qué haría diferente si supiera


que nadie me juzga? Durante 24 horas deja de buscar reconocimiento
en otras personas para afirmarte. Observa lo que ocurre.

4. Evitar hacer tu trabajo personal


Poner luz a nuestras sombras es la entrada a la felicidad. Pretender ser
felices sin haber aceptado e integrado nuestras vivencias hasta verlas
como el más maravilloso de los regalos es un engaño. Las resistencias a
atender a nuestros miedos más profundos, dolores y traumas,
generalmente originados en la infancia, nos mantiene atrapados en el
sufrimiento, en el vivir a medias, en el ser deshonestos con lo que de
verdad queremos, en arrastrar un sentimiento de pérdida, abandono,
separación y confusión.

¿Hasta cuando vas a dejar tus temas pendientes? Si sientes que no


mereces ser feliz, si crees que eres una víctima de las circunstancias, si
tienes sentimientos de rencor o quisieras ser alguien diferente a quien
eres, es hora de cambiar esos patrones, de reajustar esta perspectiva.

Ejercicio para resolverlo: Invierte en ti. Si necesitas ayudas, busca a un


profesional que te acompañe en tu camino de superación. Entonces,
podrás tener ante ti una vida de posibilidades, recuperarás tu poder
personal y honrarás la persona única y especial que eres.

5. Depositar en algo externo la felicidad


Depender de conseguir un ascenso, un coche nuevo, viajar por el mundo
o un acercamiento hacia alguien que nos interesa para sentirnos felices
nos vuelve prisioneros de las circunstancias. La distancia entre lo que
tenemos ahora y lo que creemos que deberíamos tener es el
argumento que nos decimos para no ser felices en este instante. A
menudo pensamos que «la vida nos debe algo».

La verdad es que no requieres nada más de lo que ya tienes para ser


feliz: date cuenta de tu grandeza, de tu poder personal y de la belleza
que te rodea. Es sólo una cuestión de perspectiva. Se consciente de
que sólo tu eliges como vivir y experimentar cada situación. Y de que
cada momento es una oportunidad para volver a sentir y conectar
contigo. Cada instante es una oportunidad para dejar de enfocarte en lo
que no tienes y darte cuenta de todo aquello que la vida te esta dando.

Ejercicio para resolverlo: No podemos controlar lo que sucede pero sí


como respondemos ante ello. Cuando nos sintamos ansiosos, tristes o
desesperadas por conseguir algo podemos preguntarnos: ¿Qué estoy
buscando realmente? Y ver qué hay detrás de eso que quieres. Tal vez
sea amor, reconocimiento, seguridad, equilibrio, libertad.. y sigue
preguntándote… esto que estoy buscando fuera ¿me lo puedo dar a mi
mismo ahora? ¿cómo me lo puedo dar?

6. Vivir sin estar presente


La dicha, la alegría, la abundancia está ahí, en cada momento. Pero
ocurre que tratamos de vivir en otro tiempo y lugar. Vivimos anclados
en el pasado o perdidos imaginando un mejor futuro. Mientras
trabajamos soñamos con esas anheladas vacaciones y durante las
vacaciones no somos capaces de desconectar del trabajo. Y así entre
rumiaciones va pasando nuestra vida sin haber tomado parte.

Lo paradójico es que labrar un mejor futuro depende de nuestra


capacidad para prestar atención a lo que acontentece en el presente. Al
ahora, al hoy. El momento que pasa ya no volverá, de que cada día
somos un poco más viejos, de que un día dejaremos de existir... La vida
y la felicidad está en el aquí y el ahora.

Ejercicio para resolverlo: Para vivir en el instante presente se necesita


intención y práctica. Empieza dándote cuenta de las veces que dejas de
hablar en tiempo presente. Cuando observes que estás rumiando
conecta con tu respiración y sentir cómo tu abdomen se llena al inspirar
el aire y como decrece al espirar te devuelve al presente.

7. No escuchar al cuerpo
Es habitual no prestar atención al cuerpo y exigirle que nos sostenga y
enfadarnos con él cuando enfermamos o cuando no responde a nuestras
demandas. Vivir desconectados de nuestro cuerpo, como si fuera un
ente aparte de nosotros nos genera malestar y nos aleja de nuestra
naturaleza sabia.

Ejercicio para resolverlo: Puedes empezar cuidando a tu


cuerpo alimentándote adecuadamente, y visitar áreas en la
naturaleza como parques, bosques y playas. Esto te ayudará a sentirte
mejor y aumentará tu energía. También te resultará útil hacer ejercicio
regularmente y descansar cuando así lo sientas.

Puedes escuchar a tu cuerpo que te habla a través del dolor, de los


movimientos físicos y las tensiones musculares. Observa a través de él
los momentos en que te privas de paz interior y pregúntate : ¿Que
situación o pensamiento esta provocando esta sensación física?

8. Olvidar decir «gracias»


Cuando sufrimos creemos que nada tiene sentido, que la vida es injusta
y sentimos que no hay nada que agradecer. Con el paso del tiempo
somos conscientes de que lo que parecía nefasto fue lo mejor que podría
haber pasado, que todo lo ocurrido encaja perfectamente ahora y que ha
sido para mi máximo beneficio.

Agradecer sana las heridas, nos motiva, nos abre a lo que es, nos
ayuda a aceptar lo que fue, lo que es y lo que será. Nos conecta con
nuestro corazón y el corazón de los demás.

Ejercicio para resolverlo: antes de dormir revisa tu día y anota 3 cosas


que agradeces. Verás como cada vez tu lista de agradecimientos será
más larga y sentirás cada día una mayor felicidad.

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