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Avá.

Revista de Antropología
ISSN: 1515-2413
revista_ava@yahoo.com.ar
Universidad Nacional de Misiones
Argentina

Bartolomé, Miguel A.
Los laberintos de la identidad: procesos identitarios en las poblaciones indígenas
Avá. Revista de Antropología, núm. 9, agosto, 2006, pp. 28-48
Universidad Nacional de Misiones
Misiones, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=169014140003

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28 avá Nº 9 /Agosto 2006

L
os laberintos de la identidad. Procesos
identitarios en las poblaciones indígenas
Miguel A. Bartolomé 1

"Nadie puede probar que es más que sólo diferente"


Fernando Pessoa (2004:156)

Resumen
Este ensayo trata de las identidades étnicas, entendiéndolas como construcciones ideológicas deri-
vadas del contraste entre grupos cultural y socialmente diferenciados, a las que no se puede enten-
der de manera independiente de los contextos estatales e interétnicos en los que se desarrollan.
Propongo una breve presentación de algunas de las perspectivas teóricas consideradas más rele-
vantes y destaco que en realidad no son tan excluyentes como se suele pretender, ya que en con-
junto contribuyen al desarrollo de una teoría general de la identidad. En aras de una cierta pre-
cisión conceptual propongo diferenciar a las identidades étnicas de otras identificaciones y
condiciones sociales que suelen ser englobadas bajo un común denominador identitario. Concluyo
exponiendo los discursos indígenas de la identidad: tanto los que emergen de los propios códi-
gos simbólicos para dar cuenta de la singularidad de cada grupo, como de aquellos orientados
a hacer explícita la argumentación de la diferencia étnica hacia el exterior.

Palabras clave:
Identidad étnica - Etnicidad - Identificaciones - Indígenas América Latina.
Abstract
This essay concerns the topic of ethnic identities understanding them as ideological constructions
derived from the contrast between cultural and socially diferentiated groups. These identities can
not be understood separate from the state and interethnic contexts in which they were developed.
I propose a brief presentation of some of the most important theory perspectives emphasising
that in reality, they are not as exclusive as they pretend to be, instead, I think that combined,
they contribute to the development of a general identity theory. Focusing in the conceptual pre-
cision that our social sciences need, I propose to diferentiate the ethnic identities from another
identifications and social conditions that commonly are categorized together.
I conclude exposing the distinct indegenous identity conceptions; the ones that emerge from their
own simbolic codes to demostrate each group's singularity and the ones oriented to show the eth-
nic diferentiation with the outside world.

Key words:
Ethnic identity - Ethnicity - Identifications - Latin American indegenous.

1 Antropólogo. Profesor-Investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, adscrito


al Centro INAH de Oaxaca. Este ensayo forma parte de una obra mayor aún inédita sobre los procesos inter-
culturales contemporáneos en América Latina de próxima publicación en la Editorial Siglo XXI. E-mail: bar-
bar2@prodigy.net.mx
Fecha de recepción: Noviembre 2005
Fecha de aprobación: Febrero 2006
Miguel A. Bartolomé /Los laberintos de... 29

Las identidades étnicas


identitaria no puede ser entendida al
Hace algunos años publiqué un margen de la historia y el contexto
libro sobre las identidades étnicas en social dentro de los cuales se constru-
México (1997), cuya argumentación ye. Es por ello que los movimientos
teórica sigo considerando que puede etnopolíticos se constituyen en campos
ser generalizable a los distintos con- privilegiados para analizar a las identi-
textos indígenas de América Latina. En dades en acción: es decir cuando la
él planteaba, retomando a Roberto identidad étnica se manifiesta como
Cardoso de Oliveira (1976), que la etnicidad, como una adscripción tota-
identidad étnica se construye como lizadora que orienta las conductas
resultante de una estructuración ideo- sociales y políticas y que puede llevar a
lógica de las representaciones colecti- confrontaciones radicales. Cabe
vas derivadas de la relación diádica y entonces distinguir desde un primer
contrastiva entre un "nosotros" y un momento a la identidad étnica como
"los otros". Nos encontramos enton- representación social colectiva, de la
ces en el ámbito de la ideología y no de etnicidad entendida como identidad en
la psicologia social, aunque ésta con- acción, como asunción política de la
tribuya a informar a las ideologías. De identidad.
todas maneras, y desde la óptica etno- Quizás una distinción inicial rele-
gráfica, lo que nos interesa conocer vante dentro de las perspectivas con-
son las conductas, los eventos menta- temporáneas referidas a las identidades
les comunicados a través de la acción étnicas y la etnicidad, radica en dos
social, y no tanto sus condicionantes grandes propuestas. Por un lado están
psicológicos a los que difícilmente aquellos que las consideran como un
podamos acceder con cierto grado de fenómeno histórico ligado a la moder-
certidumbre empírica. Es por ello que nidad o a la globalización, es decir con-
una teoría de la identidad étnica no secuencia de un planeta sometido a
requiere sólo de prolijas aproximacio- una acelerada dinámica de cambios que
nes hermenéuticas, sino también de provoca la emergencia contestataria de
constataciones provenientes tanto de la culturas alternas. Por otro lado, estarí-
observación como de la interrogación. an aquellos que la perciben como un
La identidad étnica es una construc- fenómeno "natural", como un dato
ción que realizan tanto las sociedades empírico de la realidad, cuyos orígenes
para expresar su alteridad frente a otras no son tan significativos como sus
y ordenar sus conductas, como el manifestaciones actuales. Como suele
mismo antropólogo que pretende vis- suceder, en realidad ambas perspecti-
lumbrar las identificaciones sociales vas no son excluyentes. La expansiva
que se hacen inteligibles en los con- globalización occidental genera con-
textos interétnicos. El discurso explí- frontaciones étnicas y permite una
cito de la identidad, del que no está rápida visualización de sus manifesta-
ausente la retórica, cobra mayor senti- ciones, pero dudo mucho que en los
do al visualizar los comportamientos conflictos entre incas y mapuches del
que genera; esto no implica que los siglo XV estuvieran ausentes la dimen-
aspectos discursivos no sean legítimos sión étnica de ambas sociedades; que
en sí mismos, sino que la narrativa fuera casual que los nahuas imperiales
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llamaran popolocas (bárbaros) a quie- que las recientes aproximaciones teó-


nes no hablaban su lengua, o que los ricas a las identidades étnicas, se han
expansivos guaraníes chiriguanos que dividido entre las propuestas primor-
sometían a los chanë (grupo arawak) dialistas, las constructivistas, las instrumen-
para la misma época, no afirmaran su talistas. y las interaccionistas. Cabe aclarar
superioridad étnica y cultural, tal como que, como suele suceder, muchos de
lo comprueban los registros históricos los autores que siguen estas perspec-
y etnográficos. Así como los grupos tivas no aceptarían ser calificados
étnicos son las unidades básicas del linealmente de tales, por lo que se hace
desarrollo histórico de las colectivida- difícil citar nombres, pese a lo cual
des humanas, un aspecto de sus repre- intentaré señalar algunos exponentes
sentaciones sociales en cuanto grupos claves. Las primordialistas enfatizan la
diferenciados se plasma precisamente intensidad de los lazos sociales grupa-
en las ideologías étnicas. Las identida- les vividos como aspectos fundamen-
des y las etnicidades que las expresan tales en la constitución de la persona.
son preexistentes a la modernidad y a El primordialismo no debe ser con-
la globalización capitalista contempo- fundido con el substancialismo, propio
ráneas, pero la actual dinámica comu- de los discursos nacionalistas, que asu-
nicativa favorece su visualización de tal men la existencia de "esencias nacio-
manera que pareciera constituir un nales", o en este caso étnicas, ya que no
novedoso fenómeno contemporáneo. se trata de un retorno al idealismo
Un enfoque que intenta conjugar lo hegeliano, sino de una constatación
histórico con lo situacional y al que se empírica del poder afectivo de la socia-
le adjudica la ambigua calificación de lización primaria mediada por la cul-
neo-marxista, es el propuesto por J. y tura. De esta perspectiva no están
J Comaroff (1992:50), quienes com- ausentes aquellos que han entendido a
paran a la etnicicidad con el totemis- la identidad étnica como una extensión
mo, en la medida en que constituiría de las relaciones de parentesco, en la
básicamente un sistema clasificatorio medida en que un grupo étnico tiende
(op.cit:53) y la ven como resultante de a asumir una ascendencia común y
fuerzas históricas, por lo cual sería propone o cree compartir lazos de san-
tanto estructural como cultural; si bien gre, tal como de manera temprana lo
se originaría "por la incorporación asi- destacara M. Weber (1979 [1922]),
métrica de grupos estructuralmente seguido por muchos autores más
diferenciado en el marco de un mismo recientes (v. g. Ch. Keyes, 1982:6). Se
sistema económico" (op.cit.:54). De suele reconocer que E. Shils (1957) fue
similar manera, T. Eriksen (1996) el primero en sugerir la noción de pri-
concluye su análisis del concepto, mordialismo, para fundamentar su
proponiendo que la etnicidad puede propuesta de la importancia de los gru-
ser vista -o entendida- tanto como un pos primarios en la configuración de
fenómeno universal como un cons- las sociedades complejas: grupos que
tructo cultural de la modernidad. hacen a los seres humanos orientar su
Veamos ahora algunas precisiones conducta a partir de los fuertes víncu-
sobre el tema. De manera quizás un lo de solidaridad que generan. Sin
tanto esquemática se puede proponer embargo, es frecuente atribuir a C.
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Geertz la sistematización de esta pers- los componentes ideológicos de las


pectiva en su análisis de la constitución membresías étnicas que podían dar
de los nuevos Estados, proceso en el fundamento a la acción comunitaria
que se confrontaban los grupos étni- (1979:315-327). Quizás la mayor críti-
cos con la construcción estatal; es ca al primordialismo es no enfatizar lo
decir, un nuevo orden civil que era per- suficiente el contexto relacional en el
cibido como una amenaza para las que las identidades se manifiestan, la
identidades étnicas histórica y cultu- competencia entre grupos, las presio-
ralmente determinadas. En un ensayo, nes del Estado que endurecen o hacen
en el que recupera a Shils, Geertz des- permeables las fronteras étnicas y, en
tacó que los "...pueblos sienten que su modo síntesis, el papel fundamental de la
de ser está íntimamente ligado a la sangre, la interacción material y simbólica con
raza, la lengua, la religión o a la tradición..." los "otros" en la construcción de un
(1987:221) calificándolos como "sen- "nosotros".
timientos primordiales". Se trata Por otro lado tendríamos a los cons-
entonces de un énfasis puesto en los tructivistas es decir aquellos que hacen
aspectos culturales de la construcción hincapié en el carácter construido de
de los individuos, que se sienten vin- las identidades de los grupos étnicos,
culadas entre sí por lazos vividos como en cuya constitución se evidencian
"naturales" e irreemplazables. Este tanto componentes históricos, lin-
autor fue criticado por no dar cuenta güístico o culturales como imaginarios.
del papel del contexto económico y A. Epstein (1978) sería uno de los ini-
político en el cual las identidades se ciadores de esta propuesta, orientada
manifiestan, ni de advertir que los lazos más hacia las dimensiones identitarias
primordiales no son suficientes para de la etnicidad que a sus consecuencias
evitar los conflictos intraétnicos (J.Pou- políticas, a la vez que la considera
tignat y J. Streiff-Fernart,1997:91), aun- como un fenómeno ligado a la moder-
que estos autores no reparan en el nidad en un mundo de rápidos cam-
hecho de que la conflictividad no es bios. Se trata, en realidad, de una varia-
contradictoria con la pertenencia ción del énfasis, ya que más que
común. Por ello, en otro ensayo preocuparse de la organización o
Geertz (1993) afirmó que él había pre- movilización de la identidad, se orien-
tendido señalar cómo las ideas de ta a entender su construcción social en
comunidad de sangre, de habla, de cos- la línea de análisis que propusieran ini-
tumbres, de historia, de fenotipo, etc., cialmente P. Berger y T. Luckmann
se percibían desde el punto de vista de los (1973). Constituye un enfoque parti-
actores sociales involucrados; y que sus cularmente útil para el estudio de los
críticos formaban parte de aquellos procesos de etnogénesis, tanto histó-
que no aceptaban que la conducta ricos como contemporáneos, seguido
humana pudiera tener otra motivación por muchos influyentes autores tales
que la preferencia individual, el cálcu- como E. Roosens (1989). Esta pers-
lo racional y el utilitarismo. Sin embar- pectiva se suele alimentar de las for-
go, Geertz no hizo sino exponer en mulaciones teóricas referidas a las
otras palabras lo que M. Weber había naciones, tales como la "invención de
destacado en 1922, cuando hablaba de la tradición" de E. Hobsbawm y T.
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Ranger (1983) o las "comunidades tico o ateo. De hecho, al minusvalorar


imaginadas" de B. Anderson (1993). el papel no voluntario y comunitario de
Pero los constructivistas a ultranza las representaciones colectivas en la
tienden a ignorar el hecho de que configuración a las identidades étnicas,
etnias y naciones no son unidades los autores que abusan del "construc-
equivalentes, aunque constituyan tivismo" pueden llegar a desenvolver-
comunidades etnoculturales que pue- se dentro de una gran ambigüedad
dan ser similares por poseer identida- conceptual que no refleja la realidad; ya
des exclusivas. La mayor diferencia que de acuerdo a sus perspectivas la
radica en que la nación es una colecti- etnicidad se podría construir para cual-
vidad de identificación construida por quier propósito y, al parecer, de mane-
un Estado y sus aparatos hegemónicos, ra independiente al sustento que le
en tanto que las etnias carecen, por lo otorguen sus específico referentes
general, de las posibilidades de una culturales. Al enfatizar los enfoques
intercomunicación generalizada que contextuales y sincrónicos, olvidan la
favorezca compartir tradiciones inven- historicidad de los protagonismos
tadas, o imaginar una existencia comu- étnicos y sus cambiantes patrimonios
nitaria que en realidad que se da cara a culturales, limitándose a caracterizarlos
cara, aunque puedan afirmar una ima- como procesos de corto alcance, guia-
ginaria ancestralidad compartida. dos por intereses incidentales cuya legi-
Los seguidores del constructivismo timidad o "racionalidad" puede inclu-
intentan destacar el carácter procesual so llegar a ser cuestionada.
del desarrollo de las ideologías étnicas, Otra perspectiva teórica ligada al
que tienden a asumir referentes emble- constructivismo sería la instrumentalista,
máticos, tanto materiales como sim- tendencia en cierto modo predomi-
bólicos, para legitimarse ante los gru- nante a partir de las propuestas de N.
pos con los cuales se confrontan, por Glazer y D. Moyniham (1975) y de A.
lo que se trataría de identidades que Cohen (1974,1982). Para los instru-
pueden llegar a ser independientes de mentalistas, la identidad étnica es bási-
la realidad, y que en ocasiones res- camente un recurso para la moviliza-
ponden más al mito o a la fantasía (H. ción política, dentro de la cual es
Vermeulen y C.Govers,1997). Sin manipulada para obtener determina-
embargo este análisis no repara en que dos fines. Así Glazer y Moyniham, fue-
lo imaginario es parte constitutiva de ron unos de los primeros en señalar
toda sociedad y que lo "no existente" que un grupo étnico funciona precisa-
desde una óptica positivista, puede lle- mente como un grupo de interés
gar a determinar las orientaciones (1975:4). Un autor clave del instru-
sociales con más fuerza que muchos mentalismo es A. Cohen, quien define
datos fácticos. No creo que ningún taxativamente al grupo étnico como
antropólogo contemporáneo que haya una colectividad con intereses en
estudiado la religión de una cultura común y que manipulan sus formas
alterna, se permita hablar de "dioses culturales (parentescos, mitos, ritos,
inexistentes" o de "falsas creencias", etc.) para competir o defender dichos
viendo como influyen en las conduc- intereses (1982:308). Se trataría bási-
tas, aunque él pueda declararse agnós- camente de grupos en interacción con
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otros que no poseen un sistema polí- étnicos con grupos de interés Tal es el
tico compartido, pero que se distin- caso de M. Hechter (1996), quien vin-
guen por el hecho de ser culturalmen- cula la etnicidad a la teoría de la elección
te diferenciados y manejar sus propios racional (cálculo de costos y beneficios)
sistemas simbólicos (op.cit.:318). Los de manera un tanto mecánica, desta-
estudios monográficos de Cohen cando que la acción social colectiva
demostraron que las identidades étni- sólo se produce cuando los individuos
cas pueden manipularse, pero no esperan obtener un beneficio de sus
dicen mucho sobre el hecho de que conductas dentro del sistema corpo-
son previas y posteriores a su mani- rado, atribuyendo a la elección racional
pulación. En realidad, tal como lo la capacidad de ser la única capaz de
apunta T. Eriksen (1996), Cohen recu- explicar cambios en los comporta-
rre a una perspectiva estructural-fun- mientos colectivos. La perspectiva
cionalista dentro de la cual la etnicidad instrumentalista es llevada a nivel
aparece como un fenómeno histórico exponencial por el utilitarismo indivi-
contingente y no como un dato en sí dualista de M. Banton (1983), el que
misma. Sin embargo, algunos encon- sostiene que los grupos étnicos no serí-
traron en el instrumentalismo una an sino asociaciones de individuos
explicación posible para los compor- construidas para competir por bienes
tamientos étnicos en ámbitos migra- en disputa, en una situación de mer-
torios urbanos y lo consideraron gene- cado en la cual las personas pretenden
ralizable a todos los contextos. Así, por obtener ventajas de acuerdo a una eva-
ejemplo, para A. Pizzorno (1983) la luación de los costos y los beneficios.
identidad colectiva (etnicidad) es una Así como la lógica constitutiva de los
condición a la que se recurre para eva- estados nacionales ha sido utilizada
luar los costos y beneficios de la acción como argumento de definición por
social, y que, en tanto orientación hacia oposición para conceptualizar a los
un "mercado" político, supone la grupos étnicos, la proyección etno-
competencia entre grupos con distin- céntrica del utilitarismo pretende que
tas posiciones de poder2. Esta pers- la lógica individualista del capitalismo
pectiva, que se basa en la teoría parso- occidental acceda al rango de una lógi-
niana de la acción social, es más ca universal. Estas propuestas, origi-
aplicable al desarrollo de grupos de nadas en los estudios de la competen-
interés que a las colectividades étnicas, cia entre grupos étnicos en ámbitos
aunque éstas también puedan compe- urbanos, tienden a minusvalorar las
tir por recursos. distintas axiologías contrapuestas y sus
Los anteriores no son los únicos sistemas de valores involucrados, así
autores que confunden a los grupos como la presencia de diferentes lógicas

2 Muchos son los ejemplos etnográficos de la poca credibilidad de esta perspectiva reduccionista, pero qui-
siera citar uno proveniente de la tradición europea y que refiere a los inmigrantes vascos en distintos países y
que arriba a la siguiente conclusión "...Los resultados de los datos demuestran que los vascos no escogen man-
tener su 'etnicidad' por beneficios económicos, ni están haciendo demandas políticas para un reconocimien-
to o trato especial en ninguna de las comunidades en donde están congregados en distintos países. El mante-
nimiento de la identidad étnica en las comunidades vascas de la diáspora sigue argumentos sociológicos y
psicológicos de pertenencia a un grupo..." (G. Tototicagëna, 2003:39).
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culturales que no pueden ser exclusi- rasgo fundamental de lo étnico, ya que


vamente reducidas a la lógica de la la misma existencia del grupo depen-
ganancia. Las minorías étnicas porta- de de la persistencia de sus límites. Las
doras de religiones perseguidas, la identidades que se construyen en
reproducción de tradiciones étnicas estos grupos son identidades relacio-
sancionadas por los estados, la dispo- nales, ya que necesitan de otras para
sición de individuos o grupos a morir contrastarse. En la última década, la
por sus valores culturales, contradicen propuesta de Barth ha sido criticada
la lógica de la ganancia. Incluso, en su desde distintas perspectivas, incluyen-
expresión extrema, el instrumentalis- do el marxismo que destaca la ausen-
mo se utiliza con frecuencia para des- cia de referencias a las contradicciones
calificar la presencia de actores étnicos económicas al interior o con el exterior
en los escenarios políticos, traducien- de las etnias organizacionales. También
do sus demandas, y su misma existen- se podría señalar su escasa atención a
cia, a la disputa por intereses coyuntu- los sistemas simbólicos involucrados
rales. en las relaciones interétnicas, y en espe-
Finalmente, dentro de un listado cial a aquellos que aluden a las situa-
necesariamente breve e incompleto, ya ciones del poder. Incluso se ha seña-
que no es posible dar cuenta de la gran lado que presta demasiada atención a
cantidad de matices diferenciales exis- la perspectiva del actor racional deri-
tentes en autores que son aquí esque- vado de la teoría de la acción social de
máticamente tratados, tendríamos el Parsons, que supone una cierta libertad
enfoque generativo3 o interaccionista acu- en las elecciones posibles, aunque
ñado por Fredrik Barth (1976 [1969]) pueda tomar en cuenta voluntades,
y ampliamente difundido por su carác- objetivos y necesidades del conjunto
ter dinámico e interactivo. Barth diso- de actores (D. Villar, 2004). Por otra
cia al grupo étnico de la tradicional parte, Barth otorga escasa relevancia al
relación con una cultura específica, y lo Estado dentro del cual habitan los gru-
propone como una forma de organi- pos étnicos, aunque estos no pueden
zación orientada a regular la interac- ser comprendidos sin relación al ámbi-
ción social a través de la presencia de to político dentro del cual se inscriben;
fronteras a la interacción, a la vez que incluso así lo reconoce el mismo autor
genera categorías de autoadscripción y en una obra muy posterior (1994:19).
de adscripción por otros. Se trata En este sentido J. Pujadas (1990:13) ha
entonces de un tipo organizacional, propuesto que en los sistemas interét-
cuyos referentes culturales son alta- nicos el Estado es tanto una unidad de
mente variables, por lo que las identi- análisis como el contexto dentro del que
ficaciones étnicas resultantes no se vin- se da la interacción. Sin embargo, los
culan necesariamente con un mayores cuestionamientos provienen
patrimonio cultural exclusivo. La cate- de su minusvaloración de los aspectos
goría "frontera" aparece así como un culturales, ya que si nos atenemos
3 Si bien la obra de Barth ha sido frecuentemente conceptualizada como interaccionista, el mismo autor en
su famoso texto introductorio destaca que "...todos los ensayos aplican un punto de vista generativo al análi-
sis... nos proponemos explorar los diferentes procesos que al parecer participan en la generación y conserva-
ción de los grupos étnicos..." (1976:11).
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estrictamente a lo organizacional cual- específico en las configuraciones iden-


quier grupo corporado podría ser con- titarias tanto a los referentes culturales
siderado en términos étnicos (M. Bar- derivados de la socialización como a
tolomé, 1997). Este es el caso de las las relaciones contrastivas, las que en
comunidades aldeanas mesoamerica- conjunto influyen en el tipo de defini-
nas y andinas, puesto que cada una de ción del "nosotros étnico". Lo organi-
ellas es capaz de proporcionar a sus zacional no puede entonces desvincu-
miembros datos organizacionales larse de lo cultural que le otorga una
similares a los que caracterizarían a un significación específica, aunque ese
grupo étnico. Incluso E. Roosens patrimonio sea históricamente cam-
(1989) apunta que la noción de fron- biante y se encuentre desigualmente
tera, punto focal en el análisis de Barth, repartido entre los miembros del
supone que este tipo de límites a la grupo, como nos lo recuerda el ensa-
interacción puede generar identidades, yo más reciente sobre el tema del
pero no necesariamente identidades étni- mismo F. Barth (1994:14). Mis ante-
cas. riores observaciones coinciden con la
El riesgo entonces consiste en no más reciente propuesta de G. Giménez
poder distinguir las identidades étnicas (2000:52) quien observa que la identi-
de otro tipo de identidades sociales, dad se construye" mediante la apro-
como en el caso de las identificaciones piación e interiorización, al menos par-
comunitarias o la de grupos minori- cial, del complejo simbólico-cultural
tarios. Es por ello que H. Vemeulen y que funge como emblema de la colec-
C. Groves (1994:3) sugieren que la tividad en cuestión".G, Giménez pro-
etnicidad remite precisamente a la con- pone una definición global de la iden-
ciencia de la cultura étnica, siendo a la tidad étnica en términos de
vez una expresión y una parte de esa "....el conjunto de repertorios cultu-
misma cultura. Creo entonces necesa- rales interiorizados (representacio-
rio distinguir entre identidad y conciencia nes, valores, símbolos...) a través de
étnicas. Ya en otras oportunidades (M. los cuales los actores sociales (indi-
Bartolomé y A. Barabas,1977; M. Bar- viduales o colectivos) demarcan
tolomé, 1979; M. Bartolomé, 1997) he simbólicamente sus fronteras y se
propuesto la validez instrumental del distinguen de los demás actores en
concepto de conciencia étnica4, enten- una situación determinada, todo ello
diéndolo como la manifestación ideológi- en contextos históricamente específi-
ca del conjunto de las representaciones colec- cos y socialmente estructurados..."
tivas derivadas del sistema de relaciones (2000:28).
interiores de un grupo étnico, las que se
encuentran mediadas por la cultura compar- Quizás a esta definición, un tanto
tida. Se trata de otorgarle un papel restrictiva como todas, podríamos

4 A los fines de este ensayo recurro a una noción de conciencia distinta de sus usos psicológicos o de los filo-
sóficos propios del idealismo. Prefiero su sentido "vulgar" en tanto refiere al conocimiento que la persona tiene
de sus percepciones, estados, sentimientos, ideas, voluntades, capacidades,.etc. En todo caso, puedo quizás vin-
cularla con la perspectiva kantiana que distingue entre una conciencia discursiva, representada por el "yo" que
reflexiona, y una conciencia intuitiva que sería la experiencia empírica interiorizada; ambas constituirían el con-
junto de la conciencia como totalidad.
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incorporar el hecho que los repertorios te ciudadanos de un Estado. Por ello es


culturales interiorizados como habitus preferible pensar a la identidad étnica
(P. Bourdieu,1990), es decir estructuras en términos analógicos, que refieran a los
estructuradas predispuestas a actuar distintos niveles de similitud y dife-
como estructuras estructurantes, no rencia o de inclusión o exclusión que
sólo sirven para distinguir un nosotros puedan ser identificables en las inte-
de los otros, sino que también sirven racciones, aunque dicha flexibilidad no
para organizar la vida del nosotros, ya suponga necesariamente que una iden-
que ese es el papel central de todo sis- tidad pueda fundirse en la otra. Los
tema cultural: la cultura sirve para hacer procesos de absorción o de integración
(vivir), aunque también se use para ser cultural e identitaria requieren siempre
(distinguirse) de ese tipo de coerción material y sim-
Sin embargo, lo organizacional no bólica que ha sido designado como
pierde su valor heurístico y contrasti- etnocidio; es decir un crimen en el que
vo en la delimitación de las fronteras la víctima se identifica con su verdugo
étnicas como espacios de identifica- y trata de fusionarse con él.
ción y de conductas compartidas. Por No trato de ser ecuánime ni ecléc-
otra parte conviene enfatizar el hecho tico, pero el lector advertirá que, en dis-
de que las fronteras étnicas pueden ser tintos niveles, estas cuatro perspecti-
eventualmente tan porosas como las vas, sucintamente esbozadas, no se
fronteras estatales, lo que posibilita una excluyen necesariamente sino que
circulación de rasgos culturales mate- incluso pueden llegar a ser comple-
riales y simbólicos entre los subsiste- mentarias. Sin rechazarlos, se puede
mas de un sistema interétnico. En partir de la base de que los sentimientos
estos casos la diferencias de poder con- primordiales existen, ya que la socializa-
dicionaran la direccionalidad de dicha ción comunitaria involucra al conjun-
circulación, y no es ninguna novedad to de la personalidad, en tanto que las
destacar que el mayor poder econó- asociaciones -sean o no voluntarias-
mico y político está siempre acompa- atañen a sólo algunos aspectos del indi-
ñado por un mayor poder simbólico. viduo o del grupo. Pero dichos senti-
De todas manera, las identidades deli- mientos son dinámicos e históricos,
mitadas por las fronteras interactivas así, por ejemplo, "lo maya" de ahora
no son necesariamente excluyentes, ya no es idéntico a "lo maya" del preclá-
que el continuo diálogo entre ellas, por sico. Lo "maya", como toda identidad
asimétrico que sea, determina una cier- étnica, se construye, en cada momen-
ta posibilidad de negociación. Es así to histórico. A esto podemos añadir
que T. Eriksen (1993: 157-158) llega a que a la definición contextual de lo
proponer, haciendo una analogía maya, vivida por los sujetos sociales
cibernética, que las identidades étnicas como un dato natural y afectivo, sub-
no son de naturaleza digital, en el sen- yace la historia de la relación entre los
tido de que todos debemos ser sólo mayas y los no-mayas, que influye en la
miembros o de X o de A, como resul- "aprehensión del self en situación",
tado de la influencia de la ideología del pero que también remite a una tradi-
nacionalismo, de acuerdo a la cual no ción cultural milenaria cuyas manifes-
podemos ser y no ser simultáneamen- taciones actuales otorgan contenido a
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la identificación social, aunque no teoría general de la identidad étnica, en


remitan necesariamente al pasado de la la medida en que expresan algunos de
cultura (M. Bartolomé, 1988). Por otra sus aspectos o posibilidades. Definir la
parte, se puede coincidir en que todas identidad étnica en sí es una empresa
las identidades se construyen a lo largo de riesgosa y cuyo nivel de generalización
un proceso social de identificación, puede ser desaconsejable, sin embargo
pero ello no significa que existan iden- nada más evidente que sus manifesta-
tidades originales o esenciales, o ver- ciones concretas a través de los conflic-
daderas y falsas, que tienden a ser tos étnicos, las migraciones, los procesos
reemplazadas por otras mas o menos de etnogénesis o las movilizaciones
legítimas o espurias, sino que cada una etnopolíticas. Pareciera que pudiéramos
de las manifestaciones identitarias aproximarnos más a las manifestaciones
corresponden a un específico momen- de la identidad, que a sus aspectos
to histórico y su mayor o menor legi- constitutivos, aunque nuestra voluntad
timidad no puede ser objeto de un aná- analítica pretenda circunscribirla y
lisis valorativo por parte del investigador, generalizarla. Es por ello que todas las
ya que es vivida como una totalidad por perspectivas, como lo reclama un
sus protagonistas. Finalmente, estoy de sano eclecticismos, deberían ser toma-
acuerdo en que toda identidad (inclu- das en cuenta. Y debo insistir una vez
yendo el género o la edad) puede ser más, a riesgo de ser reiterativo, que la
movilizada a nivel instrumental para falta de reconocimiento de los logros
obtener algún recurso en disputa: la intelectuales de las llamadas "antro-
identidad en acción, la etnicidad, pologías periféricas", hace ignorar que
supone siempre una orientación a ya hace más de tres décadas el brasile-
fines, incluso la prosecución de dichos ño Roberto Cardoso de Oliveira
fines pueden modificar las caracterís- acuñó y desarrolló una coherente teo-
ticas del grupo en cuestión, a través de ría de la identidad (1964, 1976, 1992),
faccionalismos o alianzas. Pero no creo basándose en una amplia experiencia
que un comportamiento coyuntural etnológica y en un adecuado manejo
baste para definir las características de analítico, que lo llevó a destacar el
lo étnico y de las identidades que cons- carácter procesal de la identidad que
truye. Remitiéndonos a una metáfora cambia con el tiempo y las circunstan-
corporal diríamos que lo que define a cias, se manipula instrumentalmente y
una persona, por tautológico que que recurre a distintos signos diacríti-
parezca, es precisamente ser una per- cos (elementos culturales) para defi-
sona y no el hecho que tenga hambre, nirse. Pero también enfatizó el hecho
lo que sería sólo la expresión de una de de que las identidades son las formas
las posibilidades de la acción de la per- ideológicas que asumen las representa-
sona que es procurarse alimentos y ciones colectivas de un grupo étnico.
comer. Estas conceptualizaciones han sido
Ubicándonos entonces en una pro- aceptadas y utilizadas por parte de la
puesta de transacción, podemos con- producción antropológica en América
cluir en que estas perspectivas, apa- Latina, sin embargo parece que en el
rentemente excluyentes, son en presente no es concebible que las teo-
realidad distintas aproximaciones a una rías sociales no tengan algún fundador
38 avá Nº 9 /Agosto 2006

metropolitano5. o sectores marginales de las distintas


sociedades estatales; todos los cuales
Condiciones e identificaciones pertenecen a variantes, más o menos
definidas, de una misma tradición cul-
A pesar de que las identidades étni- tural. Las identidades étnicas, en el sen-
cas se han convertido en un tema de tido que aquí las trato, refieren a cul-
actualidad, debido a su indudable, y a turas no occidentales cuyas lógicas no
veces convulsiva, presencia en el son reducibles a una supuesta lógica
mundo contemporáneo, no son tantos universal. No es lo mismo una aproxi-
los autores que recogen en sus escritos mación a la identidad de los vascos que
las diversas propuestas de la tradición a la de los bororo, a la de los francófo-
teórica al respecto. A pesar de esta tra- nos quebequenses que a la de los ye'kuo-
dición de estudios todavía hay quienes na; media entre ellas una distancia no
confunden la identidad con una espe- sólo lingüística y política, aunque exis-
cie de "mismidad", tal sería el caso de tan similitudes contextuales (condición
N. García Canclini (2003) quien sos- minoritaria, opresión, existencia de
tiene que la hibridación lleva a relati- fronteras, etc.) sino básicamente cul-
vizar la noción de identidad, ya que no tural. La diferencia cultural otorga una
se pueden establecer identidades loca- específica densidad semántica a la con-
les autocontenidas ni existen identida- frontación de las alteridades prove-
des "puras" o "auténticas", cosa que, nientes de distintas civilizaciones. Esto
como hemos visto, ningún teórico no quiere decir que vascos y quebe-
contemporáneo de la antropología pre- quenses carezcan de una dimensión
tende afirmar. Quizás sea entonces étnica, sino que los referentes cultura-
ilustrativo recordar algunos de los usos les de dicha dimensión son variantes
que considero incorrectos del con- occidentales. Tampoco considero ade-
cepto, para aproximarnos después a cuado equiparar a las identidades
una propuesta unitaria que permita nacionales occidentales con las identi-
construir una definición operacional dades étnicas, no sólo por la presencia
validada por la experiencia etnográfica. constructora del Estado, sino por la ya
Para comenzar, debo afirmar que no señalada pertenencia a una misma tra-
creo que se puede seguir asimilando las dición cultural. Los códigos culturales
identidades étnicas, avaladas por refe- involucrados en la relación entre vene-
rentes culturales provenientes de otras zolanos y brasileños son genérica-
civilizaciones, a las identidades de gru- mente occidentales, aunque exista una
pos contraculturales o minoritarios distancia lingüística; pero la relación
occidentales, tales como las minorías entre mapuches y chilenos se estable-
sexuales, "raciales", la problemática ce entre lógicas diferenciadas, que
femenina, el ecologismo, los migrantes requieren un esfuerzo adicional de los

5 No es esta una afirmación gratuita, proveniente de la tradicional conflictividad que suele vincular a las cien-
cias sociales en América Latina con la producción de los países metropolitanos, de la que no está ausente ni el
resquemor ni el reconocimiento. Se basa en el hecho objetivo que en muy pocas de las obras contemporáneas
sobre identidad étnica producidas por la tradición anglosajona o la francesa y sus seguidores periféricos, se regis-
tran las pioneras propuestas de R. Cardoso de Oliveira, que constituyen una presencia que se puede quizás con-
frontar pero nunca ignorar.
Miguel A. Bartolomé /Los laberintos de... 39

protagonistas para lograr una comu- zado como identidad terminal, enten-
nicación entre distintos campos diéndola como la que integra todos los
semánticos no sólo lingüísticos sino estatus, roles e identificaciones del indi-
también culturales. viduo (1978:100-01). La identidad
Tratando de contribuir positiva- étnica es un tipo específico de identi-
mente al debate sobre el multicultura- dad social, que no excluye otras iden-
lismo, el distinguido economista hindú tificaciones, pero que supone la nece-
Amartya Sen (2001) ha propuesto la sidad de comprenderla en todas las
posibilidad de desarrollar una identidad dimensiones que le otorgan su singu-
plural, ya que podemos identificarnos laridad y la distinguen de otras identi-
con distintos grupos a la vez a partir de dades posibles, sin olvidar que no es
nuestra capacidad de elección y tenien- esencial sino que depende de los con-
do en cuenta que las culturas no cons- textos interactivos; es decir a través de
tituyen conjuntos monolíticos sino la confrontación con otras identidades.
ámbitos internamente diversos que El género puede no ser una identidad
ofrecen diferentes alternativas, como totalizadora en la vida cotidiana, ya que
lo exhibe, por ejemplo, la posibilidad coexiste con otras identidades sociales,
de asumir propuestas conservadoras, pero haciendo el amor se vuelve una
innovadoras o transformadoras de identidad contextualmente definitiva.
nuestra misma realidad cultural. Sin Algo similar ocurre con la identidad
embargo las fronteras étnicas y las dife- étnica, la que en la confrontación con
rencias de poder hacen que las elec- otras expresa la lealtad de sus miem-
ciones identitarias no sean tan libres. bros y su capacidad para modelar las
En América Latina millones de indí- conductas, manifestándose como una
genas han renunciado a su cultura etnicidad, es decir como la identidad
intentando superar el estigma asociado étnica en acción.
y acceder a la identidad nacional que En ocasiones, las llamadas "identi-
les ofrecen los estados, pero muchos dades" son en realidad condiciones, que
de ellos no han logrado su "reden- pueden o no ser asumidas por sus des-
ción", puesto que el racismo sigue esta- tinatarios, utilizadas para designar cier-
bleciendo los límites de la movilidad to tipo de situaciones sociales provi-
étnica. Por otra parte asumir ambas sorias; tal como en el caso de los
identidades se considera contradictorio migrantes que dejan de serlo cuando
puesto que las identidades étnicas y las retornan a sus países; o como los afec-
nacionales son percibidas como exclu- tados por algún proceso social (exilio,
yentes, si bien ya he señalado que miles desplazamientos poblacionales, situa-
de indígenas pueden manejarlas de ciones laborales, convictos, etc.) con-
manera conjunta. A. Sen enfatiza que dición que desaparece cuando cambian
todos tenemos múltiples identidades los contextos. Es decir que se debe
sociales, aunque tiende a confundirlas diferenciar la identidad de una condición,
con los roles, estatus o adhesiones a que puede ser más o menos prolonga-
grupos específicos, tales como padre, da y que incluso puede llegar a influir
hijo, profesional, soldado, vegetariano, en la identidad, pero cuya temporali-
músico, etc. En realidad se trataría de dad es acotada y el contexto reversible.
lo que ya Epstein había conceptuali- En cambio la identidad supone la
40 avá Nº 9 /Agosto 2006

asunción de una lealtad que puede lle- protagonistas.


gar a ser totalizadora. tanto desde el
punto de vista objetivo como subjeti- Discursos de la identidad
vo, en tanto que la "condición" se
manifiesta como una adscripción Dentro de los grupos étnicos de
coyuntural, que puede eventualmente América Latina se pueden determinar
orientar las conductas y la filiación, dos complejos sistemas operantes en la
pero que tiende a desaparecer junto elaboración del discurso de la identidad
con la situación que la ha generado6. colectiva, que provienen de distintos
También cabe destacar que las iden- tipos de códigos reflexivos y que se
tificaciones construidas desde el exterior orientan a diferentes objetivos y con-
de un grupo, sólo son relevantes si lle- textos. Se tratan de dos discursos: uno
gan a ser internalizadas por sus desti- refiere a la naturaleza del "nosotros" y
natarios y pasan a integrar su concien- el otro al nosotros confrontado con los
cia social distintiva, tal como en el caso "otros". En el primer caso tenemos
de los predicados prejuiciosos adjudi- que en muchas de las lenguas nativas,
cados a la condición étnica que pueden los términos originarios para designar
ser asumidos como verídicos por las al grupo de pertenencia, se corres-
comunidades étnicas. Incluso, el cons- ponden con la noción de humanidad
tante cambio en las representaciones que se desprenden de los mitos etio-
individuales y colectivas de la identi- lógicos. Es decir, que el discurso míti-
dad, puede llegar a producir su trans- co no propone un origen genérico de
formación definitiva, es decir generar toda la humanidad, sino de la específi-
un cambio identitario. Por otra parte, ca humanidad de cada grupo. Junto
la categorización de sujetos sociales a con los mitos cosmogónicos, los mitos
quienes se les asignan determinados antropogónicos suelen narrar las con-
atributos, no debe ser asimilada a la ductas ejemplares desempeñados por
identidad de esos sujetos, quienes pue- la o las entidades antecesoras de la
den llegar a desconocer dichas asigna- humanidad, que definen el modelo o
ciones categoriales como, por ejemplo, término de referencia para lo humano.
los supuestos "caracteres esenciales" Así, por lo general, la autodefinición de
que definirían a determinadas colecti- cada grupo étnico, en tanto humanidad
vidades sociales. En suma, que ni las exclusiva, se corresponde con una pro-
identidades sociales ni las étnicas son posición modelante derivada de cada
entendibles si recurrimos a categorías sistema simbólico. De esta manera, por
taxonómicas externas referidas a los suje- ejemplo, los guaraníes del Paraguay son
tos sociales, aunque éstos pueden lle- en realidad los avá, "los hombres"; los
gar a internalizarlas en tanto compo- matacos de Argentina los wichí, "la
nentes del proceso social de gente"; los mayas de México, los winik,
identificación por el que atraviesan sus "las personas"; los ayoreode del Para-

6 En la literatura antropológica contemporánea no es infrecuente la alusión a la identidad de los "sin tierra"


del Brasil, a la identidad de "afectados" por las grandes obras de infraestructura o a la identidad de los practi-
cantes de surf. Sin embargo todas estas supuestas filiaciones identitarias son en realidad condiciones pasaje-
ras, ya que desaparecen al poseer tierras, recibir compensaciones adecuadas o abandonar la práctica del depor-
te.
Miguel A. Bartolomé /Los laberintos de...

guay,"la gente"; los zapotecos de México básico, sin embargo está presente en
los bene o binni, "gente"; los mazatecos muchos de los registros mitográficos
del mismo país, los shota, "gente"; etc. latinoamericanos. La presencia de los
La lista sería interminable, pero da blancos suele tratar de ser explicada en
cuenta con claridad de esta noción de términos del mismo código simbólico,
humanidad restringida al propio grupo dando lugar al desarrollo de nuevos
lingüístico o cultural; nosotros somos episodios que expresan la plasticidad
la "verdadera gente", destinataria de un de los relatos míticos, constituyendo
universo propio7. El discurso sobre el una difundida narrativa a la que en otra
nosotros étnico se basa entonces en la oportunidad he denominado como
propia lógica cultural que explica el "mitología del contacto", en la medida
nacimiento de los antecesores del no- en que se refiere a la configuración de
sotros, que es el que necesita ser cono- los conflictivos sistemas interétnicos
cido y legitimado. (M. Bartolomé, 1976). Así, en sus eta-
Dentro de la lógica del discurso pas iniciales, las construcciones ideo-
propio, la presencia de grupos cultural, lógicas sobre los otros suelen desarro-
social, racial o lingüísticamente dife- llarse a partir de las categorías de
renciados es comprendida a partir de entendimiento propias de cada cultu-
los mismos parámetros simbólicos ra; dichas categorías se encuentran
vigentes en cada específica reflexión contenidas en las nociones cosmoló-
mítica. La presencia de esos "otros" gicas que se proyectan sobre la nueva
que son parecidos a "nosotros", pero realidad, para interpretarla como un
con los cuales no podemos identifi- signo compatible con el tradicional sis-
carnos, suele ser explicada como suce- tema simbólico. Incluso las narraciones
sos que ocurrieron en el transcurso del míticas sobre el origen de los blancos,
illo tempore mítico, el tiempo de los orí- suele estar acompañada por mitos de
genes que otorga sentido y razón de privación, que buscan explicar la
ser en el mundo a todos los entes que pobreza de unos y la riqueza de otros
lo pueblan. En ocasiones esos "otros" (M. Bartolomé, 2005). Este proceso de
son originados en una confusión de las apropiación simbólica se advierte
deidades, en la derrota y transforma- especialmente en las narrativas mito-
ción de sus antepasados, o por otros lógicas que tratan de explicar no sólo
sucesos que remiten a algún tipo de el origen y la presencia de los "blan-
incongruencia, de ambigüedad, que cos", sino también la asimetría de posi-
debió ser resulta por los seres que ciones y la posesión diferencial de los
actuaban el en tiempo originario. El bienes a partir de categorías com-
tema no ha sido muy estudiado, ya que prensibles en términos tradicionales.
los mitemas que suelen narrar esos orí- Así para los ayoreode del Paraguay, los
genes diversos son generalmente blancos son los hijos una figura mítica
secundarios al tema antropogónico perdida durante años, que se apropia-

7 Con alguna frecuencia se registran cambios de etnónimos para expresar al grupo ante el exterior. Así, en el
marco de las movilizaciones etnopolíticas contemporáneas, algunos grupos étnicos mexicanos han adoptado
nuevas denominaciones étnicas, que podían no estar presentes en la experiencia colectiva de la sociedad, para
manifestarse ante el exterior como un tipo "especial de gente". "Gente de la palabra completa", "gente que habla
la verdadera lengua", "gente de la palabra florida", etc.
42 avá Nº 9 /Agosto 2006

ron del codiciado hierro; o para los truido para definirse ante los demás.
wichí del chaco argentino son morado- Es decir que se pasa de un discurso
res del inframundo que aparecen en la cosmológico sobre la identidad, a un
tierra como dueños del dinero en los discurso político sobre la etnicidad, tal
obrajes madereros. En muchas cultu- como fuera documentado en el caso
ras se desarrolla lo que hemos llama- de los yanomami del Brasil (B. Albert,
do una "mitología de privación", que 1995:5). En esta nueva construcción
trata de explicar la actual pobreza de autorreferencial, suelen participar
los nativos en términos de una expro- argumentos proporcionados por el
piación protagonizada por los blancos exterior, ya que se asume que poseen
y ocurrida en el tiempo de los orígenes una cierta validez explicativa, al per-
(M. Bartolomé, 1976; 2005). Con mitir una mejor representación emble-
alguna frecuencia se señala la existen- mática de la propia sociedad ante los
cia de un origen compartido entre indí- otros. Así, por ejemplo, se produce una
genas y blancos, tal como lo plantean apropiación del discurso ecologista,
los o'odam de Sonora, México, para los asumiéndose y representándose como
cuales indígenas y mestizos formaban pueblos que conviven de manera
parte de una categoría indiferenciada armoniosa y no destructiva con la
antes de que ocurrieran sucesos del naturaleza. Incluso, en otra oportuni-
tiempo originario que marcaron la dad, he destacado cómo el mismo dis-
separación. El mito relata que un águi- curso antropológico es utilizado para
la raptaba a la gente y la llevaba a su definirse en términos de "cultura",
cueva amontonándola en una gran pila, "etnia" o "civilización" (M. Bartolomé,
el miedo hizo que los o'odam pidieran a 1997), legitimadas por su profundidad
su Hermano Mayor, el héroe I'itoi, que histórica y avaladas por reales o
los ayudara y éste, transformado en supuestos "conocimientos milena-
mosca, se introdujo en la cueva, recu- rios". De esta manera, en el discurso
peró su forma y derrotó al águila. Des- explícito de las organizaciones indíge-
pués fue sacando a la gente del mon- nas se advierten manifestaciones del
tón y los primeros que salieron fueron proceso de afirmación identitaria por
los o'odam y los apaches y finalmente el que atraviesan, las que permiten dis-
salieron las persona de abajo, que tintas posibilidades de acceso a las
habían quedado blancas y frías, quie- ideologías étnicas que expresan. Estos
nes fueron los antepasados de los chú- procesos no implican una falsificación,
chikas (blancos), pero para compen- sino una apropiación del discurso de
sarlos I'itoi les entregó las plumas de los otros, en un intento que se com-
águila que dieron origen a las lapiceras, prenda mejor el nosotros en base a las
la escritura y el consecuente dominio categorías y axiologías externas. Esta
cultural de los blancos (Aguilar Zeleny, construcción ideológica y discursiva
2005) que pretende expresar la identidad gru-
Con el tiempo, este discurso sobre pal encuentra también su sustento en
los otros, que ayuda a comprender la los propios referentes culturales. La
situación presente del nosotros, tiende a identidad, en tanto construcción ideo-
ser reemplazado o acompañado por lógica, cambia junto con los conteni-
un discurso sobre sí mismos, cons- dos culturales y los contextos sociales
Miguel A. Bartolomé /Los laberintos de... 43

en los que se manifiesta, ya que no hay mir una identificación explícita que la
identidades inmutables sino procesos defina ante los otros. Dicha necesidad
sociales de identificación. Con frecuencia de identificación se origina en el con-
en esta dinamización se utilizan refe- texto de los procesos interétnicos por
rentes identitarios tradicionales a veces los que el grupo étnico haya atravesa-
mitificados, pero básicamente resigni- do a lo largo de su desarrollo históri-
ficados, como signos emblemáticos co. En este sentido, la identificación
para representar sus luchas sociales. La contextual en cada coyuntura tempo-
indumentaria, la culinaria, la lengua o ral, reflejará la sedimentación de las
los rituales colectivos, pasan a tener un representaciones colectivas derivadas
nuevo significado al ser utilizados de las relaciones con otras agrupacio-
como emblemas manifiestos de la nes humanas con las que haya mante-
identidad propia y contrapuesta a la de nido intercambios de cualquier tipo
los otros sectores sociales. Lo que se (comerciales, parentales, bélicos, etc).
exhibe en estos casos no son "ideas" o Indudablemente, las relaciones de
"cosas" sino indicadores, datos que pre- dominación y subordinación cons-
tenden demostrar la presencia de una truidas a partir del colonialismo, cons-
alteridad, proveniente de una tradición tituyen un dato central en la estructura-
cultural difícilmente visualizable o ción ideológica de las representaciones
comprensible en otros términos. No se colectivas, por lo que están presentes en
trata tanto de hacer visible la diferen- la gran mayoría de las expresiones iden-
cia como de patentizar la diferencia- titarias actuales. Una etnia se ve así
ción, es decir, la presencia de un "nos- inducida a manifestarse como una
otros" distinto a ese universo de totalidad inclusiva y exclusiva, dife-
"otros". Algunos rasgos culturales renciada de otras colectividades posi-
tradicionales adquieren así el carácter bles, aunque esa totalidad tienda a
de signos reivindicativos, lo que con- ocultar su posible heterogeneidad
funde a aquellos que los perciben interior8. Esta identificación colectiva,
como la manifestación manipulada de que forma parte de la construcción
un folklorismo relictual e incompren- social de las identidades individuales,
sible en "un mundo moderno. Incluso opera como una dimensión subjetiva
han sido calificados como "símbolos del ser para sí de los actores sociales,
vacíos" (Schneider, en O. Patter- que se expresa tanto a nivel de las con-
son,1997) por antropólogos que ven ductas ante los otros como del discur-
en ellos sólo la manipulación del so autoreferencial. A partir de los datos
pasado y no advierten la dinámica sim- que le proporcionan sus relaciones con
bólica propia de sociedades que buscan el exterior y con su espacio interior, la
un mejor acceso al presente. etnia construye una narrativa de sí
Esta "humanidad exclusiva" de los misma elaborada en términos de una
grupos étnicos, tan etnocéntrica como lógica discursiva que responda al de-
la de toda colectividad social, debe asu- sarrollo histórico y contemporáneo de

8 Dicha heterogeneidad puede estar originada tanto en las diferencias de género, como en las generacionales
o incluso en las eventuales posiciones de clase. También influye la desigual distribución de los flujos cultura-
les internos, que condicionan distintos niveles de apropiación de la cultura compartida. Sin embargo, la ideo-
logía identitaria tiende a que el grupo se presente hacia el exterior como una totalidad indiferenciada.
44 avá Nº 9 /Agosto 2006

su proceso social de identificación. Sin entiendo entonces a una construcción ideo-


el contraste con otro grupo o grupos, lógica histórica, contingente, relacional, no
el marco simbólico tradicional sería esencial y eventualmente variable, que mani-
suficiente para proporcionar una iden- fiesta un carácter procesual y dinámico, y que
tidad cósmica y social unitaria. En requiere de referentes culturales para consti-
cambio la identidad (o mejor dicho la tuirse como tal y enfatizar su singularidad, así
etnicidad), tal como lo propusiera L. como demarcar los límites que la separan de
Sciolla (1983) requiere cierto nivel de otras identidades posibles. Debo aclarar
reflexividad, es decir la posibilidad del que no estoy proponiendo una defini-
individuo o de la colectividad de pen- ción en el sentido estricto del término,
sarse a sí mismos y construir una ela- sino una aproximación conceptual
boración posible a la definición de su que pretende dar cuenta de una reali-
carácter de grupo diferente. dad, a partir de las características cons-
En el marco de la vida cotidiana, titutivas consideradas más relevantes
los distintos aspectos del sistema cul- para comprenderlo dentro de la
tural son vividos como elementos no estructura argumental de la reflexión
reflexivos de la realidad, pero en las antropológica.
confrontaciones con otros son resig- Por otra parte es importante recor-
nificados y esgrimidos como factores dar que un grupo etnolingüístico9 no
constituyentes del ser colectivo del requiere, para ser entendido como tal,
grupo. Es la relación con otras identi- poseer una sola identidad compartida.
dades posibles la que genera una nece- Las actuales configuraciones etnolin-
sidad de identificación, culturalmente güísticas latinoamericanas manifiestan
argumentada, lo que da cuenta del la presencia en su interior de múltiples
carácter relacional de las identidades identidades sociales, producto de los
colectivas y su dependencia de los diferentes procesos históricos regio-
variables contextos históricos. Por nales o sectoriales de identificación,
ello es frecuente que se confunda iden- que han dado lugar a distintas estruc-
tidad con cultura, ya la que la apelación turaciones identitarias10. Precisamente
a la cultura suele desempeñarse como un aspecto crucial de las movilizacio-
el recurso crucial para afirmar la dis- nes étnicas contemporáneas radica en
tintividad, por lo que se confunde el la actualización, e incluso en la cons-
objetivo del discurso (identidad) con trucción de una identidad común, para
los argumentos (cultura) que se utilizan constituirse como un sujeto colectivo
para enunciarlo. Por identidad étnica numéricamente importante y que por

9 Como ya lo he expuesto en otras ocasiones (1997,1999, 2005) por grupo etnolinguïstico entiendo a una colec-
tividad hablante de lenguas emparentadas y a variantes regionales de las mismas, que constituye más una cate-
goría clasificatoria externa (v.g. los mayas, los guaraníes, los zapotecos, etc.), que la referencia a una colectivi-
dad social organizada e ideológicamente estructurada.
10 Un buen ejemplo lo constituye el grupo etnolingüístico zapoteco del estado de Oaxaca, en México. Una de
sus concreciones fue la ciudad-estado de Monte Albán que los unificó políticamente a partir del siglo V a. C.
Pero desde el siglo VIII (d.C.) se diferenciaron en distintos ámbitos geográficos, dando lugar a configuracio-
nes culturales específicas, cada una de las cuales maneja ahora una distintividad cultural y lingüística respecto
a las otras, como resultado no sólo de su larga separación, sino también por las características locales que adqui-
rió en cada caso el proceso colonial.
Miguel A. Bartolomé /Los laberintos de... 45

lo tanto pueda tener una articulación centralizada resulta más fácil de con-
más favorable con los estados nacio- trolar y manipular que miles de aldeas
nales de los cuales forman parte (M. autónomas. Todo los tipos de sistemas
Bartolomé, 2002). En algunas oportu- organizativos del presente y del futuro
nidades se ha hecho mención al hecho inmediato, tales como las asociaciones,
que las movilizaciones étnicas cons- federaciones o confederaciones de
truyen nuevas identidades colectivas comunidades, tienden a mantener una
(R. Stavenhagen, 1997:13), las que se cierta independencia de sus unidades
manifestarían a través de dichos pro- constitutivas, tanto para evitar las
cesos. Pero creo que los movimientos estrategias de dominio generalizado,
no construyen "nuevas identidades", como para consolidar y desarrollar la
sino nuevas representaciones colectivas de la singularidad política y cultural que las
identidad de cada grupo, dinamizada por caracteriza. He aquí una tarea analítica
el incremento de la confrontación inte- insoslayable para un antropología que
rétnica. renuncie a los reiterados estudios de
Quizás sus movilizaciones políticas comunidad y asuma la existencia de
posibiliten en el futuro la construcción unidades mayores que las incluyen.
de Pueblos entendidos como colecti- Pero para ello hay que trascender los
vidades sociales e identitarias abarcati- prejuicios teóricos y subteóricos refe-
vas, tal como a ocurrido con los ayma- ridos a la necesidad de una identidad
ra de Bolivia (A. García Linera, 2005). generalizada y de una cierta homoge-
Pero, eventualmente, serán Pueblos neidad cultural que debería caracterizar
organizados con base en la diversidad a cada grupo etnolingüístico. Se trata
interna de sus unidades constitutivas y precisamente de abandonar el modelo
no en la uniformidad que generan los de referencia casi inconsciente, pro-
estados. Cabe incluso preguntarse si no porcionado por la propia adscripción
ha sido la misma atomización de las político-cultural a un estado-nación,
comunidades étnicas lo que ha favore- cuando el antropólogo interroga, y se
cido su reproducción durante siglos, ya interroga, sobre la lógica social de los
que una estructura política abarcativa y Pueblos Indios.
46 avá Nº 9 /Agosto 2006

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