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Cefalea en racimos
El cerebro
Hipotálamo
El hipotálamo es una estructura muy compleja del cerebro que regula muchas reacciones químicas
importantes del cerebro. El mal funcionamiento de esta área del cerebro puede dar inicio a una cefalea en
racimos.
La dilatación de los vasos sanguíneos en el área del ojo puede ocasionar cefaleas en racimos. La inflamación
de los nervios cercanos puede dar origen a distintas punzadas o pulsaciones de dolor que por lo general se
sienten en un solo ojo. Los nervios trigéminos, que salen del tronco del encéfalo detrás de los ojos, envían
impulsos a través del cráneo y la cara
Cefalea en racimo
Entre los síntomas de la cefalea en racimos están los dolores punzantes detrás y sobre un ojo o en la sien.
También se puede presentar lagrimeo del ojo, congestión asociada con la fosa nasal, cambios en la pupila y
goteo ocular.
Es un padecimiento que afecta un lado de la cabeza (unilateral) y puede estar asociada con lagrimeo ocular y
congestión nasal. Se presenta en racimos, de manera repetida, cada día a la misma hora durante varias
semanas y luego disminuye.
Las cefaleas en racimo son una forma bastante común de dolor de cabeza recurrente y crónico. A diferencia
de las migrañas, las cefaleas en racimo afectan a los hombres con más frecuencia que a las mujeres y, aunque
pueden presentarse en personas de cualquier edad, son más frecuentes entre la adolescencia y la edad madura.
No parece existir un patrón familiar en el desarrollo de las cefaleas en racimo.
Las cefaleas en racimo se presentan como un dolor de cabeza repentino y severo. No se ha encontrado una
causa específica de este trastorno, aunque parece estar relacionado con una liberación súbita de histamina o de
serotonina por los tejidos corporales.
El inicio es repentino y se presentan con más frecuencia durante la fase de sueños (REM) cuando la persona
duerme. Las cefaleas en racimos pueden ocurrir a diario durante meses, alternando con períodos sin cefaleas
(episódicas) o pueden ocurrir durante un año o más sin interrupciones (crónicas). Una persona puede
experimentar fases alternantes entre episódicas y crónicas.
Algunas de las personas que experimentan cefaleas en racimos son grandes fumadores; el consumo de alcohol
puede desencadenar los ataques, así como el resplandor, el estrés o ciertos alimentos.
• Antihistamínicos
• Indometacina
• Carbonato de litio
• Bloqueadores de los canales de calcio
• Propranolol
• Amitriptilina
• Verapamilo
• Metisergida
• Ciproheptadina
Todos los medicamentos preventivos se deben disminuir lentamente durante los períodos de remisión (sin
cefalea).
Los medicamentos corticosteroides, como la prednisona, puede dar alivio a corto plazo a algunas personas
con cefaleas en racimos, pero no se aconseja su uso prolongado debido a los efectos secundarios.
En raras ocasiones, se puede recomendar cirugía en ciertas células nerviosas cerca del cerebro, si los
medicamentos no resultan efectivos.
Expectativas (pronóstico) Volver al comienzo
Las cefaleas en racimo no ponen en peligro la vida del paciente y no suelen causar cambios estructurales
permanentes. Sin embargo, son crónicas y puede ser tan dolorosas que debilitan a la persona a medida que se
presentan, lo que puede interferir con su trabajo o su estilo de vida. En ocasiones, el dolor puede ser tan
severo que lleva a algunos individuos al intento de suicidio. Los efectos secundarios de los medicamentos o
de la cirugía pueden ser graves.
Complicaciones Volver al comienzo
Introducción
Durante muchos años se ha considerado que poco se podía hacer para tratar o prevenir la migraña. Al
tratarse de un proceso determinado genéticamente, es muy frecuente que los pacientes con migraña
nazcan y se desarrollen en el contexto de familias con migraña. Esta situación hace que se transmita
la idea de que la migraña ni tiene curación y que por tanto hay que sufrirla toda la vida. Los pacientes
se acostumbran al manejo de una serie de analgésicos que les ayuden a mitigar el dolor y rara vez
solicitan ayuda médica. Es frecuente que en diversas etapas de la vida realicen cambios de fármacos
analgésicos a medida que éstos van perdiendo eficacia en el alivio del dolor.
Por otro lado, el paciente con migraña comienza a tener conciencia del problema personal que padece
y la sociedad comienza a reconocer el problema social que genera la migraña y el sufrimiento del
paciente migrañoso. Se han realizado estudios a nivel internacional que evalúan la discapacidad que
condiciona la migraña y la alteración que provoca en la calidad de vida del paciente. Además se ha
evaluado el gran coste social y laboral que condiciona la migraña. Baste reconocer que la migraña
afecta al 16% de mujeres y 7% de varones con edades comprendidas entre los 14 y 55 años. Se
trata, sin lugar a dudas, de uno de los mayores problemas de salud que afectan a la población adulta
joven.
En esta pequeña monografía se pretende exponer de una forma clara y concisa los principales
aspectos de la migraña. Se describirán las formas clínicas que ayuden a su identificación, se
analizarán las principales medidas farmacológicas y no farmacológicas para tratar y prevenir la
migraña y se expondrán los errores más comunes en el manejo de estos pacientes. Uno de los puntos
de más interés es el tema de la automedicación y del abuso de medicación analgésica y ergotamínica
que acabarán condicionando en la mayoría de los casos una transformación o cronificación de la
migraña, así como la aparición de cefalea relacionada con el consumo de estos fármacos. En esta
situación clínica, denominada cefalea crónica diaria, se produce una merma en la calidad de vida del
paciente difícilmente observada en otras enfermedades.
La educación del paciente migrañoso, así como un cambio de actitud en la asistencia médica a estos
pacientes es fundamental para lograr un buen control de la migraña. El correcto diagnóstico y
tratamiento de estos pacientes, con la adecuada combinación de tratamientos sintomáticos y
preventivos, logra un buen control de las crisis migrañosas en el 80-90% de los casos, mejorando la
calidad de vida de estos pacientes y retornando de forma rápida y eficaz al paciente a su actividad
social y laboral.
Fisiopatología de la migraña
Cuando un paciente sufre una crisis de migraña por lo general presenta tres fases distinguibles:
pródromos (estado previo a la aparición del dolor), aura (sintomatología neurológica focal transitoria)
y cefalea (dolor de cabeza). Es obvio que no todos los pacientes tienen en todas las crisis las tres
fases, por ejemplo sólo un 15% de los pacientes tienen aura. No es raro, sin embargo, que un mismo
paciente migrañoso combine episodios en los que tiene las tres fases perfectamente reconocibles,
otros en los que sólo tiene la fase de cefalea o, incluso, episodios en los que la única sintomatología se
reduce a un aura migrañosa. Teniendo en mente la clínica camaleónica de la migraña, parece claro
que cualquier esquema que intente explicar la fisiopatología de la migraña ha de ser capaz de explicar
las tres fases potenciales del ataque de migraña.
PRÓDROMOS
Al menos un tercio de los pacientes experimentan síntomas premonitorios el día o las horas previos al
dolor. La avidez por los dulces, sobre todo por el chocolate, el bostezo, los cambios de humor o la
retención excesiva de líquidos, son algunos ejemplos de estos síntomas prodrómicos. La naturaleza de
estos síntomas sugiere que su origen es hipotalámico. El hipotálamo es un conjunto de núcleos del
encéfalo que ejercen el control de las actividades viscerales (por ejemplo, ritmos intestinales, ciclos de
vigilia, control del hambre y la saciedad), equilibrio hídrico (mecanismos de la sed) y la temperatura
corporal. Se ha propuesto al núcleo supraquiasmático del hipotálamo como principal responsable de
los pródromos.
AURA
Clásicamente se ha intentado explicar esta sintomatología neurológica focal como secundaria a una
disminución del riego sanguíneo (isquemia) transitoria del área cerebral correspondiente. Hoy en día
sabemos que el aura no es un fenómeno primariamente vascular, sino que es secundaria a un
fenómeno de origen neuronal conocido con el nombre de depresión propagada. Durante el aura
migrañosa aparece en el polo occipital del hemisferio cerebral responsable de los síntomas clínicos una
auténtica onda de disminución de la actividad neuronal que se mueve hacia delante a un ritmo de 2-3
mm/min y se mantiene durante una media de 2 horas una vez que la sintomatología del aura ha
desaparecido.
En síntesis, inicialmente se produce una activación local, tanto de neuronas como de otras células del
sistema nervioso (denominadas células gliales). Esta activación hace que pasen al interior de las
neuronas iones sodio, calcio y cloro y salgan al exterior de las células iones hidrógeno y potasio. La
concurrencia de una salida de potasio al exterior de las células, la presencia de neurotransmisores
excitatorios (aspartato y glutamato) y unos valores bajos de magnesio en el cerebro hacen que esta
activación local se propague a las zonas adyacentes y dejen tras de sí una zona parcialmente inactiva
durante un tiempo intervienen de forma decisiva en el mecanismo mediante el cual se propaga la
onda de despolarización. En esta línea, se ha demostrado que el glutamato es capaz de inducir el
fenómeno de la depresión propagada o cómo antagonistas del glutamato (y su receptor denominado
NMDA) son capaces de bloquear este fenómeno. Esto abre posibilidades a futuros tratamientos
farmacológicos de la migraña.
CEFALEA
La cefalea es el síntoma principal de la inmensa mayoría de las crisis de migraña. La cefalea pulsátil
de la migraña es secundaria a la activación del denominado sistema trigémino-vascular, compuesto en
su porción aferente por el nervio trigémino y en su porción eferente por la parte parasimpático del
nervio facial. El nervio trigémino (de la palabra latina para denominar trillizos) se compone de tres
ramas nerviosas que recogen casi toda la sensibilidad de la cabeza y de las meninges (membranas
que recubren el encéfalo y lo separan del hueso de la cabeza). El nervio facial controla los
movimientos faciales y también se encarga de regular glándulas como las lacrimales y la reactividad
de los vasos sanguíneos de las meninges.
SÍNTESIS E INTERROGANTES
Acabamos de revisar en cierto detalle la fisiopatología general de las crisis de migraña, con el
marcapasos hipotalámico como responsable de los pródromos, el fenómeno de depresión propagada
como responsable del aura y la activación del sistema trigémino-vascular como responsable de la fase
de dolor migrañoso.
Existen, sin embargo, algunos puntos oscuros en el esquema fisiopatológico global de las crisis de
migraña. El más importante de ellos sin duda es cuál es la estructura generadora de las crisis de
migraña. A partir de los estudios del grupo alemán de Chris Diener, es posible que dos estructuras del
tronco del encéfalo (la zona más baja del encéfalo), el locus ceruleus (que contiene la reserva cerebral
de los neurotransmisores noradrenalina y adrenalina) y los núcleos del rafe (que contiene la reserva
cerebral del neurotransmisor serotonina), pudieran ser los auténticos generadores de las crisis de
migraña. Otros datos, procedentes del grupo de Boston de Michael Moskowitz, sugieren que el
fenómeno de la depresión propagada per sé podría también producir la activación del sistema
trigémino-vascular y sería la depresión propagada un fenómeno cíclico de la corteza cerebral que en
los pacientes migrañosos no podría ser contrarrestado y que desencadenaría la disminunción de la
función (traducida clínicamente por el aura) y la dilatación de los vasos de las meninges.
Dejando aparte las discusiones anatómicas, los últimos años se han dado pasos cruciales en la
clarificación de la base fisiopatológica íntima de la migraña. En efecto, los recientes y espectaculares
hallazgos genéticos sugieren que la migraña pudiera ser una "canalopatía". Las canalopatías
comprenden un grupo de enfermedades cuyo sustrato es una alteración genética en un canal iónico.
Los canales iónicos son compuertas que se encuentran en la membrana de las células, sobre todo de
las neuronas, y que permiten el paso de determinados aniones (cloro, bicarbonato) y cationes (sodio,
potasio, calcio) a su través. Esto altera las cargas eléctricas de las neuronas y su funcionamiento.
Estas canalopatías comparten unas características clínicas que también tiene la migraña, tales como
su inicio en la infancia/adolescencia y su mejoría en edades avanzadas, su carácter episódico o su
propensión para ser desencadenadas por precipitantes. Parece lógico, por tanto, suponer que diversas
mutaciones más o menos complejas en estas estructuras de la membrana celular condicionen una
hiperexcitabilidad de grupos neuronales capaces de poner en marcha ante determinados estímulos
una crisis de migraña. El tipo de mutación condicionaría la expresión clínica de la migraña (migraña
con o sin aura). Sin duda, los próximos años nos traerán importantes descubrimientos en el terreno
de la genética que no sólo nos clarificarán la fisiopatología íntima de la crisis migrañosa, sino que nos
permitirán disponer de nuevos y más específicos tratamientos para esta entidad tan invalidante.
En este capítulo abordaremos cuándo debemos plantearnos iniciar el tratamiento preventivo. Como
verá a continuación se van a dar múltiples y muy diferentes circunstancias que hacen que debamos
evitar o disminuir la aparición del dolor. Lo más importante es que este tratamiento se debe
individualizar para cada paciente:
1. Ataques de migraña frecuentes. No existe una regla fija en cuanto al número de ataques al mes
o a la semana que son necesarios para iniciar el tratamiento preventivo, pero es la práctica habitual
que en los casos en los que las migrañas se presentan al menos tres veces al mes, nos planteemos
iniciar el tratamiento preventivo con el fin de evitar la aparición de un nuevo ataque. Se tendrá por
tanto en cuenta las circunstancias personales de cada paciente, es decir, si usted es partidario de
tomar medicación a diario y cómo es de tolerante con determinados efectos secundarios que pudiesen
aparecer. También tendremos en cuenta los supuestos que se enumeran a continuación.
• Porque usted tenga otros problemas de salud que no permitan la utilización de analgésicos
que son eficaces para eliminar el dolor de cabeza.
• Porque los analgésicos eficaces sean incompatible con otros fármacos que esté tomando.
• Por falta de eficacia de analgésicos, es decir, que dados en las dosis adecuadas no eliminen el
dolor.
4. En los casos que exista abuso de analgésicos. Aquí es importante que recuerde que el
tratamiento analgésico está diseñado para tomarlo sólo cuando hay dolor, de forma puntual, con el fin
de eliminar el dolor, pero no va a evitar que aparezca un nuevo ataque de migraña. De tal forma que
el uso diario ó más de tres días por semana de cualquier analgésico es una mala utilización del
fármaco. Se suele llegar a esta situación con frecuencia como consecuencia de la automedicación y
porque en nuestra lógica "si nos duele tomamos un calmante", de lo que no somos conscientes es que
el uso indiscriminado del analgésico nos llevará a tener dolor a diario y por tanto a cronificar el
problema, pero también a dificultar que los fármacos actúen con eficacia. Es decir, el propio
analgésico va a hacer que el dolor responda peor a los propios analgésicos y que el tratamiento
preventivo no funcione adecuadamente. Esta situación de abuso de analgésicos lo debe de interpretar
como una señal de alarma de que algo "no marcha bien en su organismo" y deberá acudir al médico
con el fin de iniciar un plan de tratamiento adecuado para usted. En muchos casos la sola eliminación
paulatina y controlada del uso frecuente de los analgésicos va a disminuir la frecuencia del dolor.
5. En situaciones especiales:
• Migraña hemipléjica. Son ataques de migraña que cursan con parálisis de una parte del
cuerpo. Dada la severidad de los episodios no es posible ni práctico la utilización de fármacos
analgésicos. Es fundamental en estos casos la utilización de fármacos que eviten que
aparezca un nuevo ataque.
• Migraña basilar. Ataques de migraña que pueden cursar con visión doble, mareo importante
o vértigo, incoordinación, dificultad para hablar o desmayos. Nuevamente dichos ataques van
a interferir de forma importante con el funcionamiento de la persona que lo padece y para un
tratamiento adecuado es fundamental iniciar el tratamiento preventivo.
• Ataques de migraña con aura donde los síntomas del aura duren más de una hora.
En estos casos especiales no es recomendable la utilización de cualquier tipo de analgésico,
debiendo evitarse los ergóticos y los triptanes.
Tratamiento preventivo
El tratamiento preventivo de la migraña es una modalidad de terapia que se administra con objeto de
disminuir la frecuencia y/ o la intensidad de las crisis. Usted como paciente puede empezar a realizar
tratamiento preventivo de sus crisis conociendo bien su migraña y los factores que le desencadenan
las crisis; de hecho, si es capaz de eliminar todos los factores que provocan sus crisis (alteraciones del
sueño, estrés, alimentos...) puede reducir significativamente el número de las mismas.
Desafortunadamente, algunos factores desencadenantes (Ej.: menstruación) no se pueden eliminar y
también hay muchas ocasiones en que las crisis se producen sin que existan factores
desencadenantes que podamos identificar, por lo que no nos queda otra alternativa que tratarlas y/o a
prevenirlas. Existen algunas terapias no farmacológicas que nos pueden ayudar a prevenir las crisis;
es muy importante que sepan que sólo aquellas técnicas en las que el paciente se implica y participa
son útiles a medio-largo plazo. En esta línea son útiles tratamientos como la relajación o el
biofeedback, mientras que tienen un efecto pasajero otras como la acupuntura o la hipnosis. El
tratamiento farmacológico es la base del tratamiento preventivo, existiendo diversas alternativas que
se han ido introduciendo sucesivamente en la prevención de la migraña. Cuando tenemos que elegir
un fármaco profiláctico lo hacemos en función del paciente (tipo de migraña, asociación con otras
enfermedades...) y de la tolerabilidad (posibles efectos adversos) del medicamento a emplear.
A lo largo de la historia se han utilizado diferentes estrategias para tratar de mitigar las consecuencias
de la migraña, que incluyen incluso la trepanación (realizar perforaciones en la cabeza), pero nos
centraremos sólo en aquellos grupos de fármacos que más se utilizan en la actualidad. Los fármacos
más utilizados para el tratamiento preventivo de la migraña han sido los beta-bloqueantes y calcio-
antagonistas junto con antidepresivos como la amitriptilina; la introducción de estos fármacos en la
prevención ha sido en muchas ocasiones fruto de un hallazgo casual. El conocimiento más íntimo de
los mecanismos que producen la migraña ha llevado a la introducción de otro grupo de fármacos que
utilizamos en la epilepsia y que quizás habría que dejar de llamar antiepilépticos, ya que en realidad
son moduladores de muchas de las funciones del cerebro.
Anticomiciales. Su utilización ha venido dada por el conocimiento de que los pacientes migrañosos
tienen algunas zonas del cerebro que son fáciles de activar y su administración disminuiría esta
hiperexcitabilidad haciendo que sea más difícil que se produzcan crisis de migraña. Son superiores a
los otros grupos en los pacientes que sufren migraña con aura y han mostrado también eficacia
incluso en pacientes con cefaleas crónicas muy frecuentes. Hasta ahora se ha utilizado el valproato
sódico, fármaco efectivo también en epilepsia y manía. Efectos secundarios como la pérdida de
cabello, el aumento de peso y las alteraciones gastrointestinales limitan su utilización; es necesario
realizar controles de función hepática y está contraindicado en pacientes con patología hepática. El
fármaco con el que se han realizado estudios más amplios en la prevención de la migraña ha sido el
topiramato. En nuestro país ha recibido recientemente la indicación. También está registrado para la
epilepsia. Los efectos secundarios más frecuentes son son las parastesias (sensación de hormigueo en
las extremidades), que revierten fácilmente aumentando la ingesta de líquidos. Ocasionalmente puede
aparecer, en algunos pacientes, dificultad de concentración, la cual suele remitir bajando la dosis del
fármaco. Otro efecto secundario es la pérdida de peso; por ello puede considerarse como fármaco de
elección, en pacientes que además de migraña tienen obesidad o sobrepeso.
El tratamiento preventivo se toma todos los días en una dosis única o en varias dependiendo del
fármaco que utilicemos. Cuando su médico le prescriba un tratamiento preventivo habitualmente
indicará al inicio una dosis baja y la irá aumentando en función de cómo respondan sus crisis;
habitualmente intentamos buscar la dosis más baja que es útil en cada paciente y esta dosis es la que
establecemos como dosis de mantenimiento. Es importante que conozca que estos tratamientos no
son como los que se utilizan en el manejo de la crisis, cuyo efecto es inmediato. Habitualmente
requieren un cierto tiempo hasta que empiezan a mostrar su eficacia; el tiempo mínimo de
tratamiento que utilizamos para decidir si un tratamiento preventivo funciona o no en un determinado
paciente es un mes. Por tanto, es muy importante que cuando le recomienden un tratamiento
preventivo lo mantenga por lo menos un mes; si en este período le aparecen efectos secundarios que
le son molestos debe consultar al médico que se lo prescribió antes de suspenderlo; un pequeño
ajuste de dosis puede en algunos casos resolver el problema. El período mínimo en que solemos
mantener el tratamiento preventivo es de tres meses, aunque esto varía mucho con cada paciente; en
general lo solemos indicar por un período de 6 meses. Tras este período realizamos una reducción
progresiva del tratamiento; si durante esta reducción se produce de nuevo un aumento del número de
crisis recomendamos volver a la dosis de mantenimiento y lo mantenemos por un período de otros
seis meses. En unos pocos pacientes mantenemos el tratamiento preventivo durante años. Estos
ciclos de tratamiento preventivo los podemos repetir varias veces en la vida en los períodos en que se
agrava la migraña.
Habitualmente utilizamos un solo fármaco preventivo y en caso de que no funcione cambiamos a otro
y en algunos casos excepcionales recurrimos a combinar dos.
Es importante saber que durante el embarazo están contraindicados los fármacos preventivos, con la
excepción de algunos betabloqueantes. Afortunadamente en esta situación suele mejora
sustancialmente la migraña por los cambios hormonales que suceden durante la misma.
Aunque lo más habitual de tratamiento profiláctico es su uso diario (crónico), se puede administrar de
forma episódica, en el caso de que existan crisis que se producen en clara relación con un
desencadenante conocido, como el ejercicio físico o la actividad sexual. También podría ser subagudo,
ante una situación más prolongada que predispone a la migraña, como la menstruación o en relación
con viajes a zonas altas. En estos casos los fármacos que solemos utilizar son los antiinflamatorios no
esteroideos.
En general, el migrañoso aún siendo psicológicamente normal, tiene un cierto grado de neuroticismo o
depresión, (el temor a que te venga otro dolor terrible por muy transitorio que sea no deja de ser una
"constante preocupación") y en esta su obsesión por no sufrir, el migrañoso genera una parafernalia
de acciones físicas, alimentarias y psicológicas que coartan su vida cotidiana a veces más de lo que el
propio dolor se merece. En ocasiones, su propio miedo a intoxicarse o su naturalismo sostenido (como
si lo artificial siempre fuera malo) le impide tomar la propia medicación que le prescribimos los
médicos, o toman la mitad de lo que se le recomienda en el afán de haber "si me va a hacer daño esto
tan caro y tan fuerte" (todavía acostumbrados a leer prospectos de los de antes y sin efectos
adversos, como si aquellos fármacos estuvieran exentos de provocar alergias o incompatibilidades).
El componente familiar en los matices de cada migraña, que se trasmite boca a boca, en parte es real
(las experiencias de un familiar que padeció lo mismo deben de tenerse en cuenta) y los arraigos
culturales están justificados (ponerse algo frío en la cabeza), pero también hay tabúes: pastillas que
están obsoletas pero que se vienen tomando de generaciones; p.ej., algún doctor le dijo a mi madre
que esto seria lo ultimo que le aliviaría y ya no se inventaría nada nuevo.
No es el alimento en sí sino la rutina que se rompe, como puede ser la relajación tras un duro trabajo
intelectual. Hay ocasionalmente una obsesiva situación por no salir, por no cenar, para evitar el riesgo
de que reaparezca el dichoso dolor (pero con buenos fármacos abortivos y sobre todo preventivos a
veces es mejor disfrutar de una buena cena y tomar algo de alcohol aún a riesgo de que te venga una
migraña al día siguiente, que no hacer ni lo uno ni lo otro).
Cualquier "extra" psico-físico, como son algunos alimentos (potenciadores del sabor como el
glutamato; alcohol, tabaco, chocolate), cambios de tiempo climático, ciertos olores, luces
deslumbrantes, trastornos del sueño, no hacer ejercicio y estresarse, pueden justificar un episodio e
migraña. Pero el principal problema es que tienes un generador de dolor que se dispara
recurrentemente, hagas una vida estoica o disipada. Digamos que puede haber malas rachas, en las
que en ocasiones ni el control de los factores desencadenantes ni los cambios en el estilo de vida
llevan a la mejoría de la frecuencia ni de la intensidad de las migrañas, y el uso de fármacos
preventivos se hace imprescindible.
Los tratamientos no farmacológicos se pueden subdividir en conductuales y físicos. Entre los primeros
está la terapia de relajación, la terapia de bio-retroalimentación, y el entrenamiento congnitivo-
conductual (manejo del estrés). Las terapias físicas incluyen la acupuntura, la manipulación cervical y
la terapia de movilización. Otros tratamientos alternativos son la hipnosis, la homeopatía y otras de
las así llamadas naturoterapias. Sin embargo, ningún tipo de medicina alternativa ha demostrado su
utilidad en la prevención de la migraña de manera científicamente medible, ni tampoco la medicina
conductual, salvo en algunos casos en los que haya un componente psiquiátrico asociado, bien se
utilicen aisladamente o en combinación con medicamentos. También es verdad que todos conocemos
casos de mejorías, dudosamente espectaculares por su transitoriedad.
Descubrir, con la ayuda de un neurólogo, qué hábitos diarios pueden disminuir la intensidad, la
duración y la frecuencia de los ataques. Como recomendaciones generales, el migrañoso debe ser
rutinario: tratar de dormir todos los días las mismas horas (incluso los fines de semana) y ajustar las
actividades diarias a un horario fijo y no excesivo. Mantener una dieta variada, realizar ejercicio físico
con regularidad, evitar fumar, y si puede practicar algún tipo de relajación física y mental. Siendo el
dolor un ventrílocuo de tu estado de sobrecarga mental, plantearse durante un rato distraerse o saber
perder el tiempo, ser menos productivo, también ayuda a controlar la recurrencia de las migrañas, a
reflexionar sobre tus acelerones. Saber perder el tiempo a veces es ganarlo, al menos en salud.
Aspectos generales de migraña y tratamiento preventivo. Y ahora, ¿qué puedo hacer?
No es fácil determinar en qué momento el paciente es consciente de que padece una migraña. En
muchos casos, se trata de una enfermedad que ya tenía un familiar cercano y, por lo tanto, "no hay
otro remedio". Pero tal vez el mensaje más importante de este libro es que "sí hay otro remedio".
En los últimos años se han dado pasos importantes en el conocimiento de los mecanismos
fisiopatológicos de la migraña, aunque existen aún incógnitas pendientes de resolver. También se ha
avanzado mucho en las consideraciones diagnósticas de la migraña, siendo ahora una entidad que, a
pesar de sus peculiaridades, es generalmente fácil de diagnosticar en base a criterios clínicos. En
cualquier caso, hoy se puede afirmar que la combinación adecuada de los tratamientos sintomáticos y
preventivos logra controlar el 80-90% de las crisis de migraña, con todo lo que supone para el
paciente esta potencial ganancia.
Por ser la migraña un proceso crónico y muy heterogéneo, muchos pacientes, durante muchos años
no van a necesitar cuidados específicos, sobre todo si el migrañoso ya conoce y controla sus crisis
adecuadamente. Es precisamente en esas otras situaciones cuando precisa la atención de un
neurólogo (diagnóstico, modificaciones de las crisis, complicaciones de las mismas, ausencia de
respuesta al tratamiento utilizado). Queda claro que el paciente no debe asumir su propio tratamiento
en estas condiciones. Es aquí donde debe intervenir el especialista que asumirá el control del paciente
mientras que la situación quede resuelta. Por su parte, el neurólogo sabe que cada consulta de
migraña precisa una actuación y unos requerimientos específicos, y que las medidas a tomar tienen
que ser necesariamente individualizadas.
Uno de los motivos de consulta más frecuentes es "el incremento del número de crisis de migraña".
Como se ha comentado anteriormente, y ante determinadas condiciones, puede plantearse el
tratamiento preventivo. En líneas generales puede hablarse de que los pacientes que tienen 3 ó más
crisis de migraña al mes podrían precisar tratamiento preventivo. Habría que tener además en cuenta
el grado de repercusión de estas crisis sobre la vida del paciente y, por supuesto, la respuesta al
tratamiento sintomático. Con estas premisas se decide la indicación de tratamiento preventivo que, en
esencia, tiene como objetivo disminuir la frecuencia y la intensidad de las crisis.
En ocasiones, los pacientes con migraña tienen identificados unos factores desencadenantes sobre los
que se puede incidir (alteraciones de sueño, estrés, alimentos, etc.). De este modo, a veces es posible
evitar alguna de estas situaciones, pero con frecuencia no sucede así.
Resta además hacer hincapié en varios aspectos. Tal como se ha comentado, estos tratamientos se
utilizan, siguiendo las indicaciones del médico, en ciclos que duran meses, y es preciso esperar unas
semanas hasta que sea evidente la respuesta. Por lo general las dosis suelen ser bajas, si se
comparan con otras indicaciones de los mismos fármacos. No debemos olvidar que los fármacos
preventivos logran reducir notablemente el número de crisis de migraña, en muchos casos la
intensidad y duración de las mismas e, incluso, disminuir las necesidades de tratamiento sintomático
en las crisis. Sin embargo, no curan esta enfermedad, que probablemente acompañe al enfermo
durante gran parte de su vida.
Por todo ello, será necesario que el paciente conozca los aspectos actuales de la migraña. Son
importantes los avances científicos, las terapias disponibles y los potenciales resultados de las
mismas. Pero, por encima de todo, debe conocer sus propias crisis de migraña. La información será
una clave fundamental para poner remedio a este problema. Hoy las soluciones existen, sólo hace
falta buscarlas.
La relación de la migraña con las hormonas femeninas es más que conocida. Esta
enfermedad afecta a más de dos mujeres por cada hombre. La migraña femenina suele
comenzar con la menarquia, es decir, cuando se producen las primeras reglas. La migraña
mejora durante el embarazo en la mayoría de las mujeres para poder empeorar
transitoriamente después del parto. La menopausia puede suponer el fin de la migraña para
muchas pacientes. Por otro lado, el consumo de anticonceptivos puede suponer el inicio de
la migraña o un factor que empeore una migraña previa. Capítulo aparte supone la relación
de la migraña con la regla. Hasta el 60% de las mujeres con migraña tiene crisis
relacionadas con el ciclo menstrual. En estos casos, las crisis se presentan entre los dos días
previos al comienzo del sangrado y los dos días que siguen al final del periodo. Las crisis
de migraña que se presentan durante la regla tienden a ser más rebeldes al tratamiento que
las que aparecen extramenstrualmente, aunque en general responden bien a los analgésicos.
La mayoría de los factores desencadenantes hormonales, exceptuando el uso de
anticonceptivos, no son modificables.
La ansiedad y el estrés son los factores que con mayor frecuencia desencadenan las crisis
de migraña. Uno de los hechos más característicos de la migraña es que las crisis no suelen
aparecer en el momento álgido del estrés, sino en la fase de relajación que le sigue. Por
ejemplo, es mucho más probable que alguien que tenga un examen muy importante sufra
una crisis en las 24 horas siguientes a haberlo hecho que en los días inmediatamente
previos. Si el paciente consigue no estresarse, por ejemplo mediante psicoterapia o
determinadas técnicas de relajación, es muy probable que las crisis hagan acto de aparición
con menor frecuencia.
Mención especial merece el chocolate, cuya relación con la migraña es clásica y posiblemente errónea.
Existe una leyenda negra sobre el chocolate y la aparición de la crisis de migraña, pero es muy
probable que la relación entre chocolate y migraña sea más coyuntural que de causa y efecto. Algunos
pacientes, varias horas (a veces hasta 24-48 horas) antes del dolor y del aura en caso de haberla
tienen unos síntomas premonitorios llamados pródromos. Parece que estos síntomas previos al dolor
se deben a una disfunción del hipotálamo, una pequeña zona del cerebro que regula, entre otras
cosas, el hambre, la sed y la apetencia por determinados tipos de alimentos. Por lo tanto, en estos
casos, la crisis de migraña no suele producirse por comer chocolate, sino que es la propia crisis la que
produce el deseo de consumir alimentos dulces como el chocolate.
Algunos pacientes tienen una sensibilidad exquisita a determinados olores y al poco tiempo de
experimentarlos desarrollan una crisis de migraña. Estos olores suelen ser particularmente intensos,
como sucede con la gasolina, el tabaco fumado, ciertos disolventes como el aguarrás y algunos
perfumes. Al igual que otros desencadenantes modificables de la crisis de migraña, si se evita el
estímulo se evitará la aparición de la crisis.
Criterios Diagnósticos IHS para la Migraña Sin Aura (1.1) (IHS, 2004)
• A. Haber presentado por lo menos 5 episodios que cumplan los criterios B-D.
• B. Ataques de cefalea cuya duración varía entre 4 y 72 horas (sin tratar o tratados sin éxito).
• C. La cefalea ha de tener al menos 2 de las siguientes características:
o a. Localización unilateral
o b. Calidad pulsátil
o c. Intensidad moderada o grave
o d. Se agrava con las actividades físicas de comunes (p. ej.: subir escaleras o
caminar) o el paciente evita dichas actividades.
• D. Durante el ataque de cefalea uno de los siguientes síntomas está presente:
o a. Náuseas y/o vómitos
o b. Fotofobia y fonofobia
Criterios Diagnósticos IHS para la Migraña Con Aura (1.2) (IHS, 2004)
Sufre migraña?
¿Ha presentado alguna vez algún dolor de cabeza que le haya obligado a
guardar cama?
Si No
Sus dolores de cabeza afectan personalmente a un solo lado de la misma y
los describiría como un latido
Si No
Muchas veces cuando tengo el dolor de cabeza me dan ganas de vomitar o
me molesta mucho el ruido
Si No
Enviar
cuadro)
3. Cuantos dias no hizo sus quehaceres domesticos en los ultimos 3 meses
quehaceres)
5. Cuantos dias no pudo participar en actividades familiares, sociales o de
Antes:
Muchos pacientes con migraña saben cuándo van a sufrir una crisis de migraña, bien porque tienen
síntomas premonitorios unas horas antes del dolor (por ejemplo, cansancio, euforia o bostezos) o
porque se acercan determinados días en que tienen las crisis con más probabilidad, como la regla o el
fin de semana. En estos casos, el paciente deberá estar lo mejor preparado posible para tratar la
crisis. En previsión del temido momento, lo más adecuado es llevar la medicación siempre a mano
para tratar la crisis.
Durante:
Una vez ha comenzado la crisis el paciente puede tomar algunas medidas no farmacológicas como
reposar en un lugar tranquilo, a oscuras y sin ruidos, siempre que le sea posible. Es un hecho bien
conocido que el dolor de la migraña se acompaña de una intolerancia al ruido y a la luz en un alto
porcentaje de pacientes. Algunos pacientes, especialmente los niños, se meten en la cama y, si
consiguen dormir un rato, el dolor desaparece sin necesidad de tomar ninguna medicación. Otros
pacientes consiguen un alivio significativo del dolor tomándose simplemente una taza de café. Sin
embargo, la mayoría de los pacientes necesitan un tratamiento farmacológico para resolver sus
síntomas. Los tratamientos actualmente disponibles son los siguientes: analgésicos y AINES (anti-
inflamatorios no esteroideos), ergóticos, triptanes y antieméticos.
• Analgésicos y AINE. Representa una medicación no específica para la migraña, es decir son
útiles para cualquier tipo de dolor. Entran dentro de este grupo, entre otros, la aspirina,
paracetamol, naproxeno, naproxeno sódico, ibuprofeno y diclofenaco. En general, suelen ser
muy beneficiosos para dolores moderados. Es importante que consulte la dosis a tomar y si
esa cantidad no elimina el dolor no es cuestión de tomar más cantidad del mismo fármaco si
no cambiar a un grupo farmacológico diferente (consulte
Después:
Cuando el dolor migrañoso ha desaparecido puede quedar una sensación de cabeza cargada que los
pacientes suelen comparar, con frecuencia, con una resaca. Este síntoma puede tratarse con un
simple AINE o esperar a que se resuelva a lo largo del día. Si el paciente tuvo muchos vómitos y
apenas pudo comer y beber durante la crisis de migraña tendrá que reponer lo perdido mediante una
dieta ligera y abundantes líquidos. Entre el 15%-25% de los pacientes pueden sufrir una reactivación
de la crisis de migraña cuando pensaban que todo había pasado. A este doloroso eco de la crisis se le
conoce como recidiva o recurrencia. Su tratamiento es el mismo que el de la crisis de migraña.
Antes de terminar este apartado es necesario hacer una serie de consideraciones. No todos los
pacientes responden de la misma forma a los diferentes tratamientos. Hay pacientes que no notan
mejoría cuando reciben un triptán y, sin embargo, responden perfectamente a un AINE. Otros
necesitan el doble de la dosis habitual para tratar sus crisis. Algunos no responden en absoluto a las
pautas de tratamiento que se han resumido más arriba y necesitan fármacos por vía intramuscular o
intravenosa que deben de administrarse en los Servicios de Urgencias. Cuando se habla de migraña
existen tantos tratamientos distintos como pacientes la sufren. Esta enfermedad exige cierto grado de
paciencia tanto al médico como al paciente hasta dar con el fármaco o la combinación de fármacos
que resuelvan de la forma más óptima posible sus crisis
TRATAMIENTO DE CEFALEA
La cefalea es uno de los dolores más comunes experimentado por el ser humano. Su
intensidad más frecuente va de leve a moderada, el paciente en algunas oportunidades
coexiste con su dolor, pero en otras es muy severo. Es responsable del 3-5% de los
pacientes en la práctica primaria. Un porcentaje mayoritario las cefaleas son de causa
psicógena, un mínimo porcentaje que es mucho menor al 10%, pueden corresponder a
causa orgánica.
La terapia efectiva combina empatía, atención afectuosa, junto a una buena anamnesis y
un examen físico (especial atención al examen neurológico), algunos pacientes suelen
estar asustados y preocupados por la causa que produce este dolor. Las expectativas del
paciente con relación a la efectividad de la terapia y la expectativa de encontrar alivio
definitivo, hay que volverlo a la realidad y explicar con cautela que en la mayoría de los
casos lograremos probablemente un alivio significativo.
4. Dihidroergotamina DHE
Es químicamente similar pero difiere farmacológicamente, tiene menos efecto
vasoconstrictor arterial, lo que la hace más segura que la Ergotamina.
Cuando se usan EV pueden ser dadas juntas, lentamente vía heparinizada para
evitar flebitis.
5. Sumatriptan (Liotrex oral 100 mg., Vectax ampolla de 6 mg. oral 100 mg.) Ha
llegado a ser la droga de elección para la migraña.
- Profilaxis de Migraña
Debe ser considerada en aquellos pacientes que tienen 2-3 ataques en el mes o en
aquellos que tienen 1 ataque pero prolongado. La profilaxis puede ser necesaria 6-9
meses e incluso, en forma definitiva.
Los principales agentes utilizados son los Beta bloqueadores adrenérgicos Propanolol,
Atenolol... (excepto asmáticos, insuficiencia cardíaca, diabetes). En un estudio
controlado se demostró una reducción de migraña en relación con placebo de 76%.
Bloqueadores de los canales del Calcio Nifedipino Diltiazem... Vasodilatadores,
Fluranizina.
Antidepresivos: Entre ellos la Amitriptilina, Fluoxetina. Tienen bastantes efectos
colaterales por lo tanto, es reservada para cuando no podemos usar algunas de las
enunciadas.
Son cefaleas que evolucionan en forma periódica, períodos que pueden durar
semanas, el paciente presenta por lo menos un episodio diario, generalmente de
instalación brusca sin prodromos. Aunque es de tipo vascular predomina en
hombres entre la tercera y sexta década de la vida.
Profilaxis, evitar factores que gatillan el síntoma, entre las terapias empleadas
está el Verapamilo 120-180 mg/día, Litio 300-900 mg., 60 mg. de Prednisona e
ir disminuyendo. La Lidocaína en spray nasal también se ha descrito ser
efectiva.
Dolor de cabeza
Definición:
Nombres alternativos:
Cefalea
Causas comunes:
Las cefaleas por tensión se deben a la contracción y tensión de los músculos en los
hombros, el cuello, el cuero cabelludo y la mandíbula, y a menudo están relacionados con
el estrés, la depresión o la ansiedad. El hecho de trabajar demasiado, no dormir lo
suficiente, omitir comidas y consumir alcohol o alucinógenos puede hacer que las personas
sean más susceptibles a los dolores de cabeza. Igualmente, los dolores de cabeza pueden ser
desencadenados por el chocolate, el queso o el glutamato monosódico (GMS). Las personas
que consumen cafeína pueden presentar dolores de cabeza cuando no obtienen la cantidad
diaria usual.
Otras causas comunes pueden ser:
Las cefaleas por tensión tienden a darse en ambos lados de la cabeza y a menudo
comienzan en la parte posterior de la misma y se propagan hacia delante. El dolor puede ser
sordo u opresivo, incluso como una banda apretada o una prensa alrededor de la cabeza. Es
posible que se sienta dolor y rigidez en los hombros, el cuello y la mandíbula.
Las jaquecas son dolores de cabeza severos y recurrentes que generalmente están
acompañados de otros síntomas, como trastornos visuales o náuseas, y tienden a comenzar
en un lado de la cabeza, aunque el dolor se puede diseminar a ambos lados. Es posible que
la persona experimente un "aura" (síntomas de advertencia que se inician antes del dolor de
cabeza) y generalmente siente un dolor intensamente pulsátil y palpitante. Para obtener
información acerca de la migraña, ver el artículo sobre las jaquecas .
Otros tipos de dolor de cabeza incluyen:
Los dolores de cabeza pueden ocurrir si la persona tiene un resfriado, gripe, fiebre o
síndrome premenstrual.
Si la persona tiene más de 50 años y está experimentando dolores de cabeza por primera
vez, puede que la causa resulte ser una condición llamada arteritis temporal , cuyos
síntomas son, entre otros: trastorno en la visión y dolor que empeora al masticar. Así
mismo, existe el riesgo de quedarse ciego con esta condición; razón por la cual tiene que
ser tratada por el médico de inmediato.
Entre las causas poco comunes de dolor de cabeza están:
Referencias:
Lipton RB, Bigal ME, Steiner TJ, Silberstein SD, Olesen J. Classification of primary
headaches. Neurology . August 10, 2004;63(3):427-35.
American Council for Headache Education. Headache Information page. Available at:
http://www.achenet.org/understanding /. Accessed March 23, 2005.
Snow V. Pharmacologic management of acute attacks of migraine and prevention of
migraine headache. Ann Intern Med . 2002; 137(10): 840-849.
Kaniecki RG. Migraine and tension-type headache: an assessment of challenges in
diagnosis. Neurology . 2002; 58(9 Suppl 6): S15-20.
El cerebro
Dolor de cabeza
Dolor de cabeza