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Universidad de San Carlos de Guatemala

Ejemplo/modelo ensayo exploratorio Historia de América II


Néstor Véliz Catalán

“La formación del mestizo y su participación como clase fundamental para la


formación de la República mexicana 1810-1872”

Introducción

Este ensayo está estructurado a partir de ciertas inquietudes con respecto a la participación
de los mestizos en el crecimiento y formación de la República Mexicana. Es un hecho
comprobado de que se asume la identidad mexicana como formada por la herencia
española y el pasado indígena, eso así lo consignan los ideólogos de la Revolución
Mexicana.

Es importante plantear una salida a ese equivoco, pues así se esta excluyendo a
muchos actores más, como lo pueden ser los negros africanos, los chinos y japoneses, que
aportan nuevos orígenes a la masa de gente mestiza que subsiste tanto en los campos
como en la ciudad.

Aunque el aspecto ideológico es lo más importante en este debate, es interesante


ver como existe convergencia de intereses entre mestizos y criollos en la independencia, y
como después de ella, los liberales y conservadores canalizan la fuerza de los sectores
medios en su favor, tanto de su proyecto como de sus intereses. Es así como los mexicanos
se van formando y como adquieren una identidad definida, marcada en gran parte por los
conflictos internos y las guerras contra Estados Unidos.

1. La esclavitud africana

Ya anteriormente, en Europa, los portugueses habían iniciado con éxito la llamada "trata"
de negros, que no fué más que la comercialización de esclavos con diversos fines. Lisboa,
la capital, es desde aproximadamente los tiempos del Rey Enrique el Navegante, un gran
centro esclavista debido a que los lusitanos, en sus viajes a África lograron, por primera
vez, entablar relaciones con los reyezuelos y caciques de muchos jefes tribales
enemistados con pueblos del interior. Al intervenir los europeos, muchos de los derrotados
fueron canalizados como mano de obra esclava para diversos destinos, los cuales aún no
se hallaban lo suficientemente desarrollados, pero que representaban potencialmente
destinos laborales.
Los antecedentes de la esclavitud negra americana se encuentran en la penetración
musulmana, árabe y turca principalmente, del continente africano. Aunque antiguamente,
quienes habían logrado una comercialización de los negros esclavos a una escala mercantil
fueron los fenicios, cartagineses, romanos y griegos, pueblos mediterráneos que
estructuraron su sociedad en base al sistema esclavista. Sin embargo, aquí la finalidad no
era precisamente de comerciarlos ni que produjeran mercancías, eran una especie de
mercadería rara que solamente era codiciada para presumirse y o hacerse parte de los
espectáculos circenses del circo de las peleas de gladiadores.

Posteriormente, conforme el mercantilismo europeo fue ensanchándose, África fue


percibiendo una mayor penetración imperialista a partir de las unidades de producción
portuguesas que desde enclaves definidos como "factorías" comerciaban especias, piedras
preciosas y los infaltables esclavos negros. Posteriormente a los portugueses, fueron los
holandeses, ingleses y judíos fueron los encargados de hacer fluir el mercado de negros
africanos para ser utilizados como esclavos en América. En Europa no fueron tan
populares, una dificultad, respecto a ello la planteó el clima de los inviernos y otoños, lo que
hace sumamente difícil la aclimatación de los negros.

Otra cuestión fué que en Europa, dadas las diferencias climáticas con África, la
producción agrícola y manufacturera se centraba en productos que estaban muy alejados
de los rubros productivos típicos de las tierras africanas, de clima tropical. Es interesante
plantear el hecho de qué harían los esclavos africanos cultivando trigo, cebada o uvas,
vegetales de clima templado en Europa cuando ellos son los más apropiados para la caña
de azúcar, algodón y otros productos, tal como se confirmó después en América del Norte
y del Sur, concretamente en Brasil y las trece Colonias de Nueva Inglaterra que serian
después el inicio de los Estados Unidos.1

2. La esclavitud africana en México colonial

En México fue realmente precoz la implantación de la esclavitud en las personas de


africanos. De hecho, se sabe que se dio de forma paralela a la Conquista española. Con
Hernán Cortés vinieron desde Cuba los primeros grupos de negros, aunque no fueron
numerosos ni demandados, en ese principio de guerra de conquista después de sentar la
alianza con la nación tlaxcalteca, los negros traídos de Cuba se emplearon en el
cargamento de la artillería utilizada por los infantes españoles. Se les trató virtualmente

1
Gunder Frank, André: Lumpen burguesía lumpen desarrollo: dependencia clase y política en
Latinoamérica, Santiago de Chile, Ediciones Prensa Latinoamericana 1971, págs. 40-68.
como bestias de carga, ya que la importación de caballos y demás animales apropiados
como caballos, yeguas o mulas.

El status de estos negros era peyorativamente conocido como "bozales" y se trataba


de recién esclavizados en África y transportados hacia los mercados caribeños por la vía
de las islas africanas de Cabo Verde. Uno de los primeros lugares de arribo de estas
personas era la Isla de Cuba, la más grande de todas las Antillas. Cuba era un bastión
español que, sin embargo, se encontraba siempre a merced de los ataques piráticos y de
bucaneros y demás ladrones de mar, que auspiciados por Inglaterra, principalmente,
Francia y Holanda, hostilizaban a las tropas españolas y a los navíos comerciales de la
llamada "flota del Caribe".2

En México se dio la estructuración de las diversas identidades regionales a partir del


desarrollo de los principales rubros productivos. En inmediaciones de la meseta central del
Anáhuac, tuvo su emergencia una importante actividad minera que dio lugar a la formación
de poblaciones más o menos densas y populosas. El traslado de colonos españoles se dio
de forma progresiva, estimulado por los hallazgos de minerales como oro y, en mayor
cantidad, plata.
La implantación de la administración colonial fue lenta y progresiva, conforme se
iban aniquilando los focos de resistencia de los grupos originarios remisos a la reducción
en pueblos. Grandes porciones de lo que después terminó siendo el noroeste, mucho antes
de que la pujanza de Estados Unidos cercenara la mayor parte de las tierras que formaron
el virreinato de la Nueva España, donde subsistirían islotes de resistencia.
En las ciudades mineras, los negros tuvieron una difícil incorporación, puesto que la
mano de obra era indígena y paulatinamente mestiza, con el cruce incidental o intencionado
de las distintas modalidades de mezcla subsistente en la Colonia. Así es como nacen las
castas, sectores diferenciados tanto de los españoles porque no tenían las prerrogativas de
criollos y mucho menos de peninsulares, ni de los indígenas, que tenían hasta cierto punto
un status definido en cuanto a la posesión de la tierra enmarcados en las comunidades y
los mismos esclavos negros, propiedad de sus patronos.
No obstante, existe en los negros esclavos un más amplio destino: el de la economía
de exportación representado por los renglones productivos añilero, cañero y ganadero,
incentivados por los colonos en los territorios con potencialidades de ese tipo. Además, los
puertos y las ciudades costeras son espacios naturales donde los negros sobrevivieron casi
en condiciones naturales, cercanas a las del Caribe o de las tierras africanas por existir un
clima tropical benéfico y familiar para su complexión.
Un centro sumamente asociado a la presencia negra en México lo constituye el
puerto de la Veracruz, uno de los primeros lugares desde donde arribó el contingente

2
Gunder Frank, André: Lumpen burguesía lumpen desarrollo: dependencia clase y política en
Latinoamérica, Santiago de Chile, Ediciones Prensa Latinoamericana 1971, págs. 40-68.
español a tierras adentro. Los esclavos eran de diversa proveniencia y origen, teniendo
solamente en común el hecho de que eran comercializados en las Antillas por los
holandeses, franceses e ingleses.
En este clima de dominación, exclusión y explotación perduró durante mucho
tiempo, el que la hegemonía colonial española se sostuvo en el continente americano, del
cual México junto a Perú fueron las colonias mas importantes, dada su abundancia en
metales preciosos, tan apetecidos por España y los colonos españoles, al punto de que se
tiene como uno de los principales motivos para la conquista bélica de los señoríos indígenas
que existieron en los sectores del desarrollo de las “altas culturas”.3
La vida en las plantaciones estuvo supeditada y dominada por la producción
dominante a que la dedicaban los dueños o patrones. Para el caso mexicano, existió y hubo
obrajes de añil, plantaciones de azúcar y hatos ganaderos, que proporcionaron la base
económica para la existencia de otras unidades, como lo pueden haber sido las haciendas
dedicadas a la producción cerealera, el maíz, el trigo y otros granos, así como las minas y
otras actividades productivas.
Por su parte, la estancia o hato de ganado fue el destino de abundantes africanos
que fueron enganchados ahí como fuerza de trabajo, tras ser adquiridos en el mercado de
esclavos. Tras su aclimatación fueron excelentes vaqueros, pastores y capataces, es en
este ambiente donde se da su aporte al mestizaje, por medio de los cruces genéticos con
los españoles pobres venidos de la península después de los conquistadores y los
indígenas, cuyos núcleos hacia las costas fueron más débiles y permeables a la mezcla
racial, por el contrario a los grupos de la sierra y mesetas, que conservaron su carácter puro
relativamente por mucho tiempo.
Es decir que, étnicamente, los grandes grupos tlaxcaltecas, náhuatl otomí y demás
permanecieron puros por sobre los pobladores de otras regiones con mayor apertura a los
intercambios con otras regiones. Eso sucedió en la costa, donde las actividades eran más
abiertas y la comunicación más fluida con el exterior. Además, la economía agraria de
autosubsistencia fue la que se prestó como condición determinante de la independencia de
los calpulli o comunidades, que continuaron realizando sus siembras de maíz y vegetales,
más precisamente hortalizas, como antes de la venida de los invasores europeos.
Hubo un aspecto que es problemático al hablar de la esclavitud negra, es la
existencia durante algunos momentos puntuales de grandes rebeliones de esclavos
fugados de las haciendas que derivaron en la formación de pandillas y cuadrillas dedicadas
al hurto, el robo, el asesinato y la violación y rapto de mujeres indígenas. De hecho, los
negros liberados de la esclavitud o “cimarrones”, una vez fuera de los contextos que los
reprimían y ataban al trabajo forzado, protagonizaron acciones de venganza cuya
motivación es sumamente compleja.
Por un lado, es altamente comprensible que hayan decidido liberarse por medio de
la evasión de condiciones de vida que atentaban siempre contra su dignidad de seres

3
Gunder Frank, André: Lumpen burguesía lumpen desarrollo: dependencia clase y política en
Latinoamérica, Santiago de Chile, Ediciones Prensa Latinoamericana 1971, págs.20-23.
humanos. Aquí se debe poner de manifiesto lo que se conoce como imaginación sociológica
para vivenciar un tanto que sería la vida de un esclavo o esclava, atado al mando de
patrones y capataces desde antes del amanecer para iniciar una jornada que concluía al
anochecer.
Ser esclavo conllevaba, no solamente ser víctima de explotación laboral, como se
comprenderá, reducción a la mínima capacidad de resistencia, sino también abuso sexual,
pues se sabe de casos en que los negros fornidos fueron objeto sexual apetecido de las
señoras hacendadas, algo que es lógico se halla dado por la explotación de las mujeres
incluso en los mismos barcos negreros a manos de los marineros. Podría decirse entonces
que los cimarrones efectuaban justicia, pero eso en el marco jurídico de la Colonia no podría
tolerarse.
El final de las rebeliones de esclavos siempre fue de anulación y de represión, en la
cual participaban, paradójicamente, personas de color enroladas a las milicias coloniales.
Esa era una de las principales contradicciones de la sociedad colonial, donde la dominación
no se dio solamente de una forma vertical sino utilizando a los mismos explotados bajo una
forma de manipulación para que estos busquen ascenso social, o en el caso de los
miembros de las castas, aceptación.
3. Mestizaje y las castas coloniales
A su vez, los españoles favorecieron la segmentación de estos sectores en las
castas porque eso les permitía establecer criterios de diferenciación para clasificar y excluir
a los mestizos. Al igual que en los otros virreinatos y capitanías generales, se desarrolló
toda una taxonomía para tipificar a los mestizos según las percepciones de cuáles eran las
sangres que los constituyeron.
Los cruces básicos fueron solamente el inicio de todo un proceso de diversificación
de las sangres constituyentes de la gran masa poblacional que conformó la clase más
populosa de las ciudades y centros poblacionales de carácter urbano. De hecho, en esas
tipificaciones se ve claramente el tinte despectivo, por ejemplo, “mulato”, el hijo de negra y
blanco o viceversa, está derivado de mula, el híbrido de dos especies equinas diferentes,
el caballo y el asno.
Entonces, los mestizos entre blancos y negros, seres humanos eran homologados,
en el lenguaje a los resultados de cruzar burro y caballo. Es despectivo además de imprimir
conciencia de la “mancha” que implica la peor bajeza hecha por alguien con sangre
europea, que es mixtarse con negros africanos, para estos momentos seres excluidos de
la dignidad humana por el color de la piel y sus rasgos físicos. No le iba diferente al resto
de mestizos, que dado su coloración quebrada, ni blanca (europeo), roja (indígena) o negra
(africanos), eran denominados como “pardos”, sin ceremonia y haciendo referencia a una
coloración que es frecuente encontrar en animales de corral.
El prejuicio social y de clase era tal que se volvió, como en otras colonias, una
constante el aspirar a la limpieza de sangre debido a que se manejó la creencia de que los
cruces con blanco harían purificar y “mejorarla”. Esto fue incentivado por los europeos, que
reprocharon siempre a los descendientes de indígena la impureza de practicar ritos
animistas y fetichistas a la vez que superficialmente se mostraban conversos a la fe católica
incentivada por los frailes, y a los negros, además de tenerlos como receptores del pecado
original cometido por Eva y Adán en el Génesis, se les estigmatizaba por la ocasional
práctica, a su vez, de rituales africanos, variantes locales de la santería, macumba,
umbanda, palo mayombe, etc. desarrollados en las Antillas y América del sur de forma
sincrética.
Pero, para el prejuicio colonial no había facilidad de contribuir con el “blanqueo”
biológico, pues los blancos eran muchas veces minoría y los seres humanos de otras
sangres les superaron siempre en número. Si bien esto no sucedió con los negros, si
sucedió con el cruce de ellos con los pueblos indígenas, que hicieron posible la existencia
de multitud de zambos, pardos, moriscos y otras castas, muchas veces igualmente
despreciados como si fuesen negros. Más tarde el odio iba a caer por sobre los orientales,
chinos y japoneses, que iban a arribar a las costas occidentales huyendo de hambrunas y
guerras.
Y dado que las minorías tienen o desarrollan genes recesivos, hay una seria
desventaja de ellas en respecto a los otros. Quizá no resulte agradable el hecho de que
los mestizos deben su existencia no al cruce premeditado, selectivo, ni a una política de
conciliación de las distintas razas impuesto por el rol patriarcal de la Iglesia, sino a una
generalizada promiscuidad y comercio sexual sin vinculaciones afectivas ni mucho menos
regulación o autorización del poder eclesiástico.
Este es un aspecto que quizá podría justificar la exclusión de los mestizos por
impureza sexual. Al no poder tener el control de la actividad de los padres promiscuos, se
señalizaba al hijo o hija, haciéndole blanco de una actitud de desprecio, no solamente por
no ser blanco sino también por reunir entre sí algo no deseado, el legado del indio y del
negro, algo que en la lógica exclusionista del blanqueamiento estaba condenado a
extinguirse y desaparecer.
Económicamente el blanqueo, aunque no suponía el acceso inmediato al status de
propietario o noble indiano, esperado y ambicionado por muchos, daba lugar a llegar a
educarse y formarse intelectualmente. Las aulas estaban abiertas para quien, en posesión
del certificado de blancura o pureza de sangre, demostrara no poseer sangre, no solamente
de negro o indígena, sino también de moro (árabe) o judío, dos sectores excluidos en
España y perseguidos con intensidad bajo el control de la inquisición so pretexto de
contaminar a la cristiandad triunfante tras el movimiento de Reconquista.
Si se ha de proseguir el método que propone el materialismo histórico, hay que decir
que el germen de la existencia de los mestizos está en esas relaciones de dominación y
explotación consentidas y autorizadas por la corona española, no en otro lado, no se trata
del encuentro de sangres, sino muchas veces de la persistencia del amancebamiento, el
concubinato y la violación como formas de reproducción.
Casi no existían matrimonios en regla, porque los sectores poseedores lo que
querían era proseguir acumulando y dotar a sus proles de mayores y mejores recursos
económicos, en lo sucesivo, podrían acceder a la riqueza, a la propiedad de la tierra y de
las prerrogativas de la clase dominante. Ese deseo de llegar a ser de otra clase, de
trascender las limitaciones que imponía la pobreza y la subordinación hizo que en las capas
mestizas existiera una gran disposición a abrazar como propio el ideario liberal, el que se
suponía iba a brindarles igualdad al hacerlos ciudadanos una vez alcanzada la
emancipación política de la metrópoli colonial.
4. Mestizaje y la lucha por la independencia
El grito de Dolores, en el marco de las movilizaciones independentistas realizadas
después de la gran crisis del dominio español en América Hispana, tuvo una convocatoria
ampliada más allá de los sectores criollos tradicionalmente asumidos como los principales
responsables y organizadores de los mismos. Si bien el cura Miguel Hidalgo, el que lo
había lanzado en el pueblo guanajuatense de Dolores, era criollo, descendiente de
peninsulares, y españoles fueron algunos de sus seguidores, el grueso de sus seguidores
fueron indios y mestizos.4
Si bien las Cortes de Cádiz habían ya dado inclusión a los criollos en los asuntos
del Imperio hispánico, los mestizos y las castas, cada vez más numerosos que los blancos,
indígenas, mestizos, las castas y los negros quedaban fuera de la representación
legislativa. Además, en el sentido de los nuevos tiempos, la ciudadanía seguía siendo un
privilegio exclusivo de los blancos, varones y alfabetos, con el agregado de que debían ser
también primogénitos por la vigencia del llamado “derecho de mayorazgo”, disposición
jurídica de raigambre feudal sostenida durante la colonia que colocaba en los hijos primeros
la herencia de los propietarios.
Uno de sus más brillantes lugartenientes fue un joven indio tarasco, José María
Morelos y Pavón, estratega y arriesgado guerrillero que enfrentó sucesivamente a las tropas
imperialistas hasta caer en sus manos en 1816, de quien Napoleón Bonaparte dijo una vez,
que teniendo tres como el conquistaría el mundo. Para los mestizos y castas, la
“Revolución” por la Independencia supuso la apertura a la igualdad con los otros sectores
involucrados en la dinámica colonial.
Otro jefe de importancia fue el pardo mestizo de ascendencia negra Vicente
Guerrero, quien surgió como guerrillero a la luz del ejemplo de José María Morelos. Más
tarde Guerrero será presidente y caerá derrotado en las frecuentes confrontaciones entre
liberales y conservadores que caracterizaron el primer tiempo de la vida independiente.
Ambos revolucionarios han sido considerados como colaboradores para la existencia del
México moderno, por eso sus apellidos le dan el nombre a varios estados de la Unión en la
actualidad y desde muchísimo tiempo atrás, más allá de la Revolución iniciada en 1910.5
La independencia mexicana entonces aglutinó y cohesionó a actores provenientes
de distintos contextos. Aunque los indios participaron, fueron los mestizos y las castas los
protagonistas al delinear por primera vez lo mexicano, que desde entonces se perfila como
mestizo, asumiéndose así una identidad excluyente y homogenizadora.
Al igual que sucedió en América del sur, los mestizos fueron junto con los negros
una de las principales bases sociales del ejército en campaña. Bolívar y sus lugartenientes,
como José Antonio Páez, Antonio José de Sucre y otros contaron entre sus soldados con
negros, mulatos y mestizos, y fue donde dieron un espectáculo sumamente singular
poniendo en el campo de batalla a los esclavos y trabajadores forzados combatiendo a los

4
Del Arenal Fenochio, Jaime, “La esclavitud en las primeras declaraciones mexicanas de los derechos
humanos”, pág. 4.
5
Actuales Estados de Hidalgo, Morelos y Guerrero.
representantes del poder colonial y a criollos armados para defender ese orden de cosas,
los denominados realistas.
En México también existió movilización realista, pero fue sumamente moderada ya
que España tenía suficiente ocupación con lo sucedido en América del Sur, que demandó
de grandes esfuerzos. La campaña de Pablo Morillo contra los ejércitos bolivarianos fue
sumamente costosa, así como la ofensiva en Chile contra Bernardo O’Higgins y José de
San Martín en Perú.
Por otro lado, hay que reconocer que el triunfo de las armas independentistas no se
dio sin la intervención directa de otros poderes, como lo fueron siempre Inglaterra y Francia,
interesadas en debilitar a España, su rival imperialista. Como estos dos países no podían
anexarse o incluir entre sus colonias a las españolas, esperaban la derrota de la metrópoli
para instaurar en ella el dominio comercial y financiero, tal como termino sucediendo con el
paso de las décadas.
No obstante, los soldados rasos de los ejércitos independentistas ignoraron siempre
el valor estratégico del dinero y las armas que recibían de los oficiales de las milicias. Bajo
la consigna de que la guerra se justificaba como un esfuerzo liberador, se les manipuló e
hizo creer que luchaban también por una igualdad estamental, esto es decir, de que sus
intereses estaban incluidos en la Patria.
Pero como se sabe, la Patria aquí es la de los jefes y sucesores de los españoles,
y muy poco o nada tiene que ver con una en la que todos valgan lo mismo. Se ha hablado
mucho, después y hasta en el presente de la exclusión del indígena y del desprecio hacia
el negro por el blanco, pero hay que pensar que este prejuicio se ha traspasado, por medio
de la creencia en el blanqueo, a los mestizos, que se sienten que valen más que ellos por
acercarse a la sangre europea.
Además, las garantías constitucionales y demás condiciones que el nuevo derecho
proponía estuvieron restringidas. La República independiente nació dominada por los
criollos, quienes habían invertido en armas y en las alianzas con los poderes extranjeros
para sacudirse literalmente de la burocracia gubernamental española que los fiscalizaba y
acosaba. Esa fue una de las razones y motivaciones de fondo en ese espacio de
protagonismo para los sectores castizos, que una vez conseguida, vuelven a ocuparse de
las tareas artesanales, ganaderas y demás, entrando a formar parte de una masa en vías
de proletarización según lo permita la inserción de México al capitalismo.
5. El mestizo, actor fundamental de la República
Una vez derrotada España, los criollos, como se dijo hacen suya la hegemonía del
nuevo Estado a través del Plan de Iguala, donde expresamente se establece que habrá
igualdad entre los mexicanos criollos y los españoles expresada en la continuidad de la
oficialidad de la religión católica romana. Aun más, se ofreció el trono del nuevo estado a
Fernando VII o a un miembro de su familia que la aceptase.
Como vemos, ese plan, a primera instancia no aparecen representados ni los indios
ni los mestizos, verdaderos autores de la emancipación de España, si la hubo, fue en gran
parte a ese esfuerzo desplegado en los campos de batalla, sobrellevando situaciones harto
difíciles, como hambrunas, epidemias y escaseces de alimento.
El mismo Agustín de Iturbide, un criollo de raíces y proveniencia vascongadas, era
un criollo blanco que consiguió la formación de un gobierno conservador como base al
Imperio Mexicano. Pero una vez derrotado Iturbide, se disuelve este primer imperio y se da
paso a la República, que en mucho distara de tener estabilidad.
Varias han sido las causales de esto. Una de ellas, quizá la más común para los
historiadores liberales, lo es la no inclusión de reformas que abolieran los privilegios de la
nobleza criolla y de la Iglesia. Esto es una tónica generalizada en casi todos los países de
habla hispana. Los liberales, mayormente, proceden de estratos no asociados con los
terratenientes ni con los eclesiásticos que con os conservadores tienen preservados sus
intereses y efectúan la dominación por sobre la población.6
Además, los liberales son representantes de las ansias de igualdad cultivadas por
quienes en el México independiente continuaban subordinados y explotados. No por nada,
Vicente Guerrero se adhiere al mismo, como movimiento y filiación política, pues para
personas de su origen, con ancestros esclavos estaba sumamente restringido y distante el
ascenso social. La única forma por la cual podría darse el mismo era a través de la actividad
comercial, lo que supone la necesidad de acumular y manejar dinero.
Si bien todos estos sectores tenían asegurado el disfrute de la ciudadanía, eso no
les aseguraba nada. La construcción del poder republicano incluía a su vez la elaboración
de leyes, códigos e instrumentos legales donde quedan establecidas las nuevas
condiciones de interacción social, en las cuales el poder es nominalmente lo ejercían el
Presidente de la República y la Asamblea Legislativa pero en realidad seguía la
preponderancia de los grandes propietarios.
La iglesia continuaba siendo un sector sumamente importante, al menos con los
conservadores, preservo sus privilegios y propiedades y gozo de gran influencia política en
el gobierno, al punto de lograr, junto a los conservadores laicos, la formación de otro Imperio
Mexicano con la persona de Maximiliano de Habsburgo como emperador en 1862.
Aunque Benito Juárez era indígena, zapoteca de Oaxaca para ser más exacto, un
grueso de intelectuales mestizos abrazó el liberalismo convencido de que con él se
superarían los viejos lastres y se postergaría a la Iglesia y a las oligarquías locales. Este
esfuerzo, tras la derrota de los conservadores dio lugar a la moderna República, que sin
embargo tuvo que pasar por la dictadura liberal de Porfirio Díaz para consolidarse
definitivamente.
6. Conclusiones
En este ensayo se ha procurado seguir analíticamente el desarrollo de los mestizos
como clases sociales y actores de primer orden en el moderno México. Son sectores que

6
Artículo periodístico titulado “El mexicano en su laberinto: Nuestros mitos y atavismos”
http://www.mestizos.net/article1079.html
muchas veces han sido invisibilizados y puestos en segunda instancia, cuando,
objetivamente, son los actores de un proceso que se aprecia hoy en el presente.
El mestizo muchas veces se desconoce a sí mismo y sus circunstancias de
existencia. Le llevan la ventaja los criollos y los indígenas, que a su manera, cada uno
tienen clara muchas veces su memoria histórica mejor que las mayorías. A decir verdad,
los mestizos si son mayoría, algo que es constatable solamente atendiendo a la cultura y al
legado genético de las proveniencias étnicas.7
Mucho se ha hablado del nacionalismo mexicano y de su forma un tanto exagerada
de percibir y juzgar lo ajeno. Lo mexicano es para ellos siempre lo mejor, pero hay que
entender que ese nacionalismo es mestizo, ya que no es criollo o español ni indígena. La
identidad mexicana es mestiza, porque es el resultado de la fusión de estas dos culturas,
aunque el aporte africano como que se excluye siempre, quizás por el claro racismo que
persiste, que no se dirige hacia lo indígena del todo.
Es importante reconocer que las clases directoras del proceso de formación de la
república han utilizado medios para convocar y dirigir movimientos para establecer una
determinada forma o programa de gobierno. Eso hace que sean los principales actores
históricos relegando a los otros a un puesto secundario.
Bibliografía
Del Arenal Fenochio, Jaime: “La utopía de la libertad, la esclavitud en las primeras
declaraciones mexicanas de los derechos humanos” documento electrónico formato pdf.
Gunder Frank, André: Lumpen burguesía lumpen desarrollo: dependencia clase y política
en Latinoamérica, Santiago de Chile, Ediciones Prensa Latinoamericana 1971
Artículo periodístico titulado “El mexicano en su laberinto: Nuestros mitos y atavismos”
http://www.mestizos.net/article1079.html

7
Artículo periodístico titulado “El mexicano en su laberinto: Nuestros mitos y atavismos”
http://www.mestizos.net/article1079.html

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