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A SAN MIGUEL ARCÁNGEL

PARA PEDIR LA PROTECCIÓN DEL CIELO

Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos


celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor,
terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales. Humildemente te
rogamos, te digne librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza;
que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu
incomparable protección adelantemos cada vez más en el servicio del
Señor; que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida,
especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder
del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este
mundo seamos presentados por tí, libres de toda culpa, ante la Divina
Majestad.

Amén.

ORACIÓN A SAN MIGUEL


Entonces se entabló una batalla en el cielo:
Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón.
También el Dragón y sus Ángeles combatieron,
pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos.
Apocalipsis 12, 7-8

Arcángel san Miguel: Tu eres el soldado de Dios. Tu eres el que declara la


guerra al dragón y el que lo vence. El dragón es el que extravía seduciendo
al mundo entero, el que engaña y confunde.
Desde el primer día de la creación el enemigo de Dios ha intentado
convencer al hombre de que no es necesario, de que no es bueno escuchar
su voz. Quien la desoye y no la sigue, no sólo no muere, sino que llega a
ser como Él, poderoso conocedor del bien y del mal. Lo propio del enemigo
de Dios es seducir, engañar, extraviar y confundir.
Arcángel san Miguel: Tu eres el vencedor porque enseñas que nadie como
Dios muestra y da al hombre el camino de la vida y la Vida misma, la luz de
la verdad y la Verdad misma. Oyendo y siguiendo a Dios se alcanza la
verdad, y la vida y la alegría. El acusador de nuestros hermanos ha sido
vencido con la sangre del Cordero y con la palabra del testimonio que
dieron.
Arcángel san Miguel: Vivimos en una sociedad y una cultura que ha
alcanzado niveles muy importantes y muy positivos de desarrollo en
muchos órdenes. En nuestra cultura se han puesto de relieve valores y
orientaciones que realmente defienden al hombre y por ello construyen un
mundo nuevo y mejor. Pero también hemos perdido las referencias básicas
en muchos temas, una pérdida que nos impide o nos hace difícil reconocer
que hay un mal, del que necesitamos ser salvados; que no todos los
caminos posibles llegan a buen puerto, que hay realmente caminos errados,
que no deberíamos iniciar, y que podemos y debemos reconducir.
En nuestra sociedad dominada por el relativismo no hay demasiado sitio
para la justicia y la paz y en definitiva para el bien del hombre. Tu eres
soldado de Dios. Tu llevas a Dios a los hombres, abres el cielo y así abres la
tierra. Precisamente porque estás en la presencia de Dios, puedes estar
también muy cerca del hombre. Como ángel de Dios hablas al hombre de lo
que constituye su verdadero ser, de lo que en su vida con mucha frecuencia
está encubierto y sepultado. Tu invitas al hombre a volver a entrar en sí
mismo, tocándolo de parte de Dios.
Arcángel san Miguel: Concédenos a nosotros, los seres humanos,
convertirnos continuamente en ángeles los unos para los otros, ángeles que
nos apartemos de los caminos equivocados y nos orientemos siempre de
nuevo hacia Dios.
Arcángel san Miguel: Tu que eres un orante, intercede por los hombres ante
Dios. Que nos convirtamos para nuestros hermanos en un ángel,
un mensajero de Dios, que nos ayude a encontrar nuestra verdadera
naturaleza, a encontrarnos a nosotros mismos, y a vivir la idea que Dios
tiene y desea de nosotros. Tu defiendes la causa de la unicidad de Dios
contra la presunción del dragón, de la serpiente antigua. Esta serpiente
intenta continuamente hacernos creer a los hombres que Dios debe
desaparecer de nuestra historia para que puedamos llegar a ser grandes;
que Dios obstaculiza nuestra libertad y que por eso debemos
desembarazarnos de Él. Pero el dragón no sólo acusa a Dios. Quien intenta
apartanos de Dios, no hace grande al hombre, sino que nos quita nuestra
dignidad. Entonces el hombre se transforma en un producto defectuoso de
la evolución. Quien acusa a Dios, acusa también al hombre. La fe en Dios
defiende al hombre en todas sus debilidades e insuficiencias: El esplendor
de Dios brilla en cada persona.
Arcángel san Miguel: Tu eres el protector del pueblo de Dios. Ayúdanos a
ser cada día ángeles custodios de nuestros prójimos. Que nuestra vida
ayude a nuestros hermanos de peregrinación a encontrar la alegría en la fe,
a acoger el bien y rechazar el mal, a seguir siendo y a ser cada vez más, en
virtud de la esperanza de la fe, personas que aman en comunión con el Dios-
Amor. Amén.
NOVENA EN HONOR A SAN MIGUEL ARCÁNGEL

ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

Yo pecador…

San Miguel, Primado entre los Príncipes del Cielo, os ofrezco mis alabanzas
y devoción, porque Dios os ha creado tan excelente y tan perfecto y os ha
dotado de un celo tan grande por su gloria y de una sumisión tan admirable
a sus divinos decretos.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la
perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su
poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial,
con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los
demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las
almas. Amén.

Celestial y purísimo Mensajero de Dios, dignaos alcanzarme de los


Sagrados Corazones de Jesús y María un verdadero amor por Ellos, la
sumisión a la divina Voluntad y la gracia de… (hágase aquí la petición que
se desea obtener con la novena).

Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y Gloria.

Sagrado Corazón de Jesús, venga a nosotros Tu reino.


Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, la Inmaculada
Concepción de la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra.

Terminar con el rezo de la oración del día correspondiente:


DÍA PRIMERO
María Inmaculada, Madre y dulce Medianera, Reina de los Cielos,
humildemente os suplicamos intercedáis por nosotros. Ruega a Dios que
envíe a San Miguel y a sus ángeles para apartar los obstáculos que se
oponen al reinado del Sagrado Corazón en el mundo.

DÍA SEGUNDO
San Miguel, Ángel de los Santos combates, os ofrezco mis alabanzas y
devoción por la inefable complacencia con que Dios os mira como defensor
de su gloria.

DÍA TERCERO
San Miguel, Ángel de la Victoria, con devoción os alabo por la alegría con
que Nuestro Señor Jesucristo os ve como celoso defensor de su divinidad y
las victorias que conseguís sobre los enemigos de nuestras almas.

DÍA CUARTO
San Miguel, Ministro del Altísimo, con devoción os alabo por la ternura con
que os mira la Santísima Virgen viendo los combates que habéis librado y
libráis sin cesar para establecer el reinado de su amado Hijo, Dios y
Redentor nuestro, en el mundo.

DÍA QUINTO
San Miguel, Guardián del Cielo, os alabo con devoción por la veneración, el
amor y el honor que os rinden las jerarquías celestiales de las cuales sois
augusto Príncipe.

DÍA SEXTO
San Miguel, Ángel del Santo Sacrificio, os alabo con devoción por el honor
que os ha hecho nuestro Señor Jesucristo confiándoos la custodia de la
Iglesia, su querida esposa y os ofrezco el reconocimiento y amor que la
Santa Iglesia os profesa.

DÍA SÉPTIMO
San Miguel, Portador del estandarte de salvación, os ofrezco mis alabanzas
con devoción por la importante misión que Dios os ha dado al confiaros las
almas de todos los predestinados, defendiéndolas en la hora de la muerte
de los asaltos del infierno, presentándolas ante Dios enteramente puras.

DÍA OCTAVO
San Miguel, Ángel de la Paz, os alabo con devoción por toda la fuerza, la
dulzura y suavidad encerradas en vuestro santo nombre, delicia de vuestros
verdaderos devotos.

DÍA NOVENO
San Miguel, Ángel del Perdón, os alabo con devoción por los inmensos
beneficios que habéis derramado sobre nuestra Patria, siempre que ésta ha
sido fiel a Dios, así como por la abnegación, reconocimiento y amor que os
rinden vuestros servidores. Dignaos, os suplicamos, obtener de los
Corazones de Jesús y de María aumenten vuestros devotos para obtener la
salvación.
ORACIÓN A SAN GABRIEL

Dios Señor nuestro, imploramos tu clemencia para que habiendo conocido


tu Encarnación por el anuncio del arcángel San Gabriel, con el auxilio suyo
consigamos también sus beneficios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

ORACIÓN A SAN GABRIEL


Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel
a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David;
el nombre de la virgen era María.
Y entrando,le dijo:
"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo."
Lucas 1, 26-28

Arcángel san Gabriel: Tu eres el cartero de Dios para con los hombres,
fuiste el portador de la "buena noticia", de la "gran buena noticia",
de la "mejor noticia" de la historia de la humanidad: Llamaste a la puerta de
una Virgen llamada Maria y, a través de ti, Dios mismo le pidió su "sí"
a la propuesta de convertirse en la Madre del Salvador: de dar su carne
humana al Verbo eterno de Dios, al Hijo de Dios.
Tu "gran noticia" fue que Dios, fiel a su misericordia y a su amor quiso
enviar a su propio Hijo, como un hombre cualquiera, a compartir los gozos y
esperanzas, alegrías y tristezas de los hombres. Tu fuiste el mensajero de la
encarnación de Dios.
Arcángel san Gabriel: Tu estás delante de Dios y traes la esperanza a
Zacarías y a todos los hombres. Tu saludas a María con el grito de alegría
que quita los temores; tu anuncias al Emmanuel, --al "Dios-con-nosotros"--
la cercana presencia de nuestro Dios. Te pedimos que nuestras vidas estén
marcadas por esta alegría y esta confiada esperanza que tu transmites para
que nuestras vidas sean espejo límpido del Evangelio que se nos encarga
anunciar. La razón de nuestra vida cristiana es que tenemos mucho que
decir, y muy importante, lo más importante para la vida y la felicidad de los
hombres, y en especial de los pobres, que sólo en Dios ponen su confianza.
La razón de nuestra vida es decir y entregar el Evangelio con lo que
hacemos, con lo que vivimos, y con lo que decimos; con las palabras de
nuestra boca, con los criterios de nuestra mente, con los sentimientos y
deseos de nuestro corazón y con las obras de nuestras manos.
Queremos arcángel san Gabriel que tu seas el ángel de nuestra esperanza.
Queremos que tu seas el ángel de este siglo desesperado. Nuestro mundo
ha perdido la esperanza, y por eso, domina una lógica de muerte, frente a
una cultura de la vida; que esa falta de esperanza que no contagie nuestras
vidas, que tengamos nostalgia por la contemplación cara a cara de nuestro
Dios. En repetidas ocasiones el Señor llama a las puertas del corazón
humano. Si alguno oye su voz y le abre su puerta, entrará en su casa y
cenará con él y nosotros con Él. El Señor está en nuestra puerta, en la
puerta del mundo y a la puerta de cada corazón.
Llama para que le permitamos entrar: La encarnación de Dios con nosotros,
su hacerse carne, debe continuar hasta el final de los tiempos.
Cristo sigue llamando. Que tu, arcángel san Gabriel introduzcas la "buena
noticia" de Cristo a nuestros corazones y entrando nosotros mismos en
unión con Cristo, podamos también asumir tu función: llevar la llamada de
Cristo a los hombres. Amén

ORACIÓN A SAN RAFAEL


Arcángel San Rafael, que dijiste: «Bendecid a Dios todos los días y
proclamad sus beneficios. Practicad el bien y no tropezaréis en el mal.
Buena es la oración con ayuno, y hacer limosna mejor que atesorar oro», te
suplico me acompañes en todos mis caminos y me alcances gracias para
seguir tus consejos. Amén.

ORACIÓN A SAN RAFAEL


"Yo soy Rafael,
uno de los siete ángeles que están siempre presentes
y tienen entrada a la Gloria del Señor"
Tobías 12, 15

Arcángel san Rafael: Tu eres el médico o la medicina de Dios, la salud de los


enfermos y el que el Señor ha puesto en nuestro caminar para contemplar
en nuestra vida a aquellas personas que debemos encontrar.
Arcángel san Rafael: Tu eres el caminante que hace experimentar la siempre
presente cercanía de Dios, y aportas la sanación y el consuelo al piadoso
creyente. Dios te ha puesto a nuestro lado como medicina para sanar
nuestros corazones desgarrados, para curar nuestras enfermedades,
y aliviar nuestros dolores y sufrimientos que brotan precisamente de las
distancias, de las traiciones, y del daño que nos hacemos unos a otros.
Tu eres aquel que Dios ha puesto en nuestro camino para acercarnos y
revelarnos las personas con las cuales uno puede darle gracias por la vida,
por el camino de la vida y por la misericordia del Señor, hecha rostro y
humanidad en esas personas. La trama y el tejido del que está hecha la
historia y la convivencia humana, es un tejido de encuentros y de
desencuentros. De los encuentros brota la amistad, el reconocimiento y el
respeto mutuo, en definitiva, el afecto de unos por otros; igualmente brota
un deseo de que ese bien que se experimenta en el encuentro y en la
amistad, cuando son verdaderos, se multiplique, crezca y se extienda.
En los desencuentros se siembran las semillas de todo aquello que divide a
los hombres: La envidia, la lucha de unos contra otros, el egoísmo y la
ambición; el odio, y muchas veces en la historia, por desgracia, la muerte.
Condúcenos arcángel san Rafael, tu que sirves en la gloria del Señor,
hacia las personas que Él quiere que encontremos en nuestra vida. Que
amemos la verdad de la persona humana y el deseo de su bien. Que
amemos la verdad de lo que somos y la verdad de lo que la otros son.
Que la mentira, en nombre de lo que sea, no anide en nuestros corazones;
ella es siempre la corrupción más terrible, la más sutil, la que siembra en
primer lugar la distancia, la extrañeza y la diferencia y el no reconocimiento
de unos por otros en todas sus formas. Cada persona es siempre una
imagen viva de Dios, y una persona humana, ocupe el puesto que ocupe, y
tenga las cualidades que tenga, es siempre alguien digno de un respeto
absoluto y de un afecto que es lo único que puede curar en las personas las
deficiencias que hay en la vida de todos nosotros. Nuestra historia humana,
está hoy llena de desencuentros. que han costado la vida a millones de
personas. Concédenos dar gracias a Dios por todos los encuentros que a lo
largo de nuestra vida han existido, por las personas que nos has puesto
cerca, que son siempre un regalo de Dios, y que en las cuales podemos
confiar; con las cuales sencillamente podemos dar gracias
por el bien que esa amistad produce y que ese afecto genera en nuestra
vida. Te pedimos arcángel san Rafael que hagas de nuestra sociedad una
sociedad de encuentros en la que todos los hombres nos tratemos
realmente como hermanos por el hecho de ser hombres. Que el Señor por tu
intercesión, nos ayude a deshacer esos desencuentros que se han
sembrado en nuestra historia que uno percibe en nuestra sociedad y que
generan divisiones, envidias y odios. En los caminos de los hombres hoy
hay extravío, soledad y heridas. Y no faltan tampoco entre los mismos
creyentes. Hay quien como Zaqueo se pone al borde del camino al paso de
los cristianos, llevado quizás más por la curiosidad que por el deseo de
cambiar; hay quien como la Samaritana no siente que sea un problema la
suma de los maridos; hay quien como el etíope eunuco no consigue en sus
lecturas encontrar el hilo que les de sentido y le aporte significado a su
propia vida; y hay tantos „quienes‟ necesitados de que alguien, como en el
viaje de Tobías, o como en el camino de Emaús, acompase sus pasos a los
suyos y acompañe y explique y haga encontrar la puerta abierta, y el sentido
del camino y la fuente de la esperanza. Que seamos arcángel san Rafael con
nuestros prójimos el buen samaritano, al recoger y curar a la persona herida
que yace a la vereda del camino, y nos convirtamos sin palabras en unos
testigos del amor de Dios. Este hombre prójimo nuestro herido, necesitado
de curación, somos todos nosotros. Anunciar el Evangelio significa ya de
por sí curar, porque el hombre necesita sobre todo la verdad y el amor. Que
llevemos a nuestros prójimos, el consuelo del acompañamiento cercano y
sanador como tu, arcángel san Rafael.
Amén.

CORONA ANGÉLICA DEL


ARCÁNGEL SAN MIGUEL
De acuerdo con una piadosa tradición el arcángel san Miguel declaró a una
persona devota que le sería grato se pusieran en uso las siguientes
oraciones en honor suyo. La propagación y difusión de esta devoción se
debe a una religiosa carmelita del monasterio de Vetralla, diócesis de
Viterbo (Italia), muerta con fama de santidad en 1751. El 8 de agosto de 1851
Pío IX concedió indulgencias a la práctica de este piadoso ejercicio. A ser
posible, delante de una imagen del santo Arcángel, hacer un acto de
verdadera contrición y rezar a continuación devotamente las siguientes
salutaciones:

V. Oh Dios, ven en mi ayuda.


R. Apresúrate, Señor a socorrerme. Gloria al Padre...

SALUTACIÓN I. Un Padrenuestro y tres Avemarías al primer coro angélico.


Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del celeste coro de
Serafines, suplicamos al Señor nos haga dignos de una llama de perfecta
caridad. Amén.

SALUTACIÓN II. Un Padrenuestro y tres Avemarías al segundo coro


angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de
Querubines, quiera el Señor concedernos la gracia de abandonar el camino
del pecado, y de correr por el de la perfección cristiana. Amén.

SALUTACIÓN III. Un Padrenuestro y tres Avemarías al tercer coro angélico.


Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del sagrado coro de los
Tronos, infunda el Señor en nuestros corazones un espíritu de verdadera y
sincera humildad. Amén.

SALUTACIÓN IV. Un Padrenuestro y tres Avemarías al cuarto coro angélico.


Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de las
Dominaciones, quiera el Señor concedernos la gracia de poder dominar
nuestros sentidos y corregir las pasiones depravadas. Amén.

SALUTACIÓN V. Un Padrenuestro y tres Avemarías al quinto coro angélico.


Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del celeste coro de las
Potestades, dígnese el Señor librar nuestras almas de las asechanzas y
tentaciones del demonio. Amén.

SALUTACIÓN VI. Un Padrenuestro y tres Avemarías al sexto coro angélico.


Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro de las
admirables Virtudes celestiales, no permita el Señor que caigamos en las
tentaciones, sino que nos libre de todo mal. Amén.

SALUTACIÓN VII. Un Padrenuestro y tres Avemarías al séptimo coro


angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de los
Principados, dígnese Dios llenar nuestras almas del espíritu de verdadera y
sincera obediencia. Amén.

SALUTACIÓN VIII. Un Padrenuestro y tres Avemarías al octavo coro


angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de los
Arcángeles, quiera el Señor concedernos el don de la perseverancia en la fe
y en las obras buenas, para que podamos conseguir la gloria del paraíso.
Amén.

SALUTACIÓN IX. Un Padrenuestro y tres Avemarías al noveno coro


angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de todos
los Ángeles, dígnese el Señor concedernos que nos guarden en la presente
vida mortal, y después nos conduzcan a la gloria eterna de los cielos. Amén.

A continuación se rezan cuatro Padrenuestros: el primero a San Miguel, el


segundo a san Gabriel, el tercero a san Rafael, y el cuarto a nuestro Ángel
Custodio.

Se concluye este ejercicio con la siguiente antífona y oración final:

Antífona. Gloriosísimo príncipe san Miguel arcángel, cabeza y jefe de los


ejércitos celestiales, depositario de las almas, vencedor de los espíritus
rebeldes, doméstico en la real morada de Dios, nuestra guía admirable
después de Jesucristo, y de excelencia y virtud sobrehumanas, dignaos
librar de todo mal a todos los que acudimos a Vos con confianza, y haced
por medio de vuestra protección incomparable que adelantemos cada día en
servir fielmente a nuestro Dios.

V. Rogad por nosotros, oh gloriosísimo San Miguel arcángel, príncipe de la


Iglesia de Jesucristo.
R. Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.

Oración. Omnipotente y sempiterno Dios, que con un prodigio de bondad y


misericordia para la salvación de todos los hombres elegisteis por príncipe
de vuestra Iglesia al gloriosísimo san Miguel arcángel; os suplicamos nos
hagáis dignos de que con su benéfica protección nos libre de todos
nuestros enemigos, para que ninguno de ellos nos moleste en la hora de
nuestra muerte, sino que seamos conducidos por él a la presencia de
vuestra divina Majestad. Por los méritos de Nuestros Señor Jesucristo.
Amén.

LETANÍA DE LOS SANTOS ÁNGELES


-Señor, ten piedad de nosotros. Se repite
-Cristo, ten piedad de nosotros. Se repite
-Señor, ten piedad de nosotros. Se repite
-Cristo, óyenos. Se repite
-Cristo, escúchanos. Se repite

-Dios Padre, Creador de los Angeles, Ten piedad de nosotros.


-Dios Hijo, Señor de los Angeles, Ten piedad de nosotros.
-Dios Espíritu Santo, Vida de los Ángeles, Ten piedad de nosotros.
-Santísima Trinidad, delicia de todos los Ángeles, Ten piedad de nosotros.

-Santa María, Ruega por nosotros.


-Reina de todos los Ángeles, Ruega por nosotros.

-Santos Querubines, Ángeles de la Palabra, Rueguen por nosotros.


-Santos Tronos, Angeles de la Vida, Rueguen por nosotros.
-Santos Ángeles de la Adoración, Rueguen por nosotros.
-Santas Dominaciones, Rueguen por nosotros.
-Santas Potestades, Rueguen por nosotros.
-Santos Principados del Cielo, Rueguen por nosotros.
-Santas Virtudes, Rueguen por nosotros.

-San Miguel Arcángel, Ruega por nosotros.


-Vencedor de Lucifer, Ruega por nosotros.
-Ángel de la fe y de la humildad, Ruega por nosotros.
-Preservador de la santa unción, Ruega por nosotros.
-Patrono de los moribundos, Ruega por nosotros.
-Príncipe de los ejércitos celestes, Ruega por nosotros.
-Compañero de las almas de los difuntos, Ruega por nosotros.

-San Gabriel Arcángel, Ruega por nosotros.


-Santo Ángel de la Encarnación, Ruega por nosotros.
-Fiel mensajero de Dios, Ruega por nosotros.
-Ángel de la esperanza y de la paz, Ruega por nosotros.
-Protector de todos los siervos y siervas de Dios, Ruega por nosotros.
-Guardián del santo Bautismo, Ruega por nosotros.
-Patrono de los Sacerdotes, Ruega por nosotros.

-San Rafael, Arcángel, Ruega por nosotros.


-Ángel del Amor divino, Ruega por nosotros.
-Vencedor del enemigo malo, Ruega por nosotros.
-Auxiliador en la gran necesidad, Ruega por nosotros.
-Ángel del dolor y de la curación, Ruega por nosotros.
-Patrono de los médicos, de los caminantes y de los viajeros, Ruega por
nosotros.

-Grandes Arcángeles Santos, Rueguen por nosotros.


-Ángeles del servicio ante el trono de Dios, Rueguen por nosotros.
-Angeles del servicio para los hombres, Rueguen por nosotros.
-Santos Angeles Custodios, Rueguen por nosotros.
-Auxiliadores en nuestras necesidades, Rueguen por nosotros.
-Luz en nuestra oscuridad, Rueguen por nosotros.
-Apoyo en todo peligro, Rueguen por nosotros.
-Exhortadores de nuestra conciencia, Rueguen por nosotros.
-Intercesores ante el trono de Dios, Rueguen por nosotros.
-Escudo de defensa contra el enemigo maligno, Rueguen por nosotros.
-Constantes compañeros nuestros, Rueguen por nosotros.
-Segurísimos conductores nuestros, Rueguen por nosotros.
-Fidelísimos amigos nuestros, Rueguen por nosotros.
-Sabios consejeros nuestros, Rueguen por nosotros.
-Ejemplos de nuestra obediencia, Rueguen por nosotros.
-Consoladores en el abandono, Rueguen por nosotros.
-Espejo de humildad y de pureza, Rueguen por nosotros.
-Angeles de nuestras familias, Rueguen por nosotros.
-Ángeles de nuestros Sacerdotes y pastores... Rueguen por nosotros.
-Angeles de nuestros niños, Rueguen por nosotros.
-Ángeles de nuestra tierra y Patria, Rueguen por nosotros.
-Ángeles de la Santa Iglesia, Rueguen por nosotros.
-Todos los Santos Angeles, Rueguen por nosotros.

-Asistidnos en la vida. Se repite.


-Asistidnos en la muerte. Se repite.
-En el Cielo os lo agradeceremos. Se repite.

-Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, Perdónanos, Señor.
-Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, Escúchanos, Señor.
-Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de
nosotros.

V. Dios mandó a sus Ángeles que cuiden de ti.


R. Los cuales te guardarán en todos sus caminos

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