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educación inclusiva
Curso 2017-18
CÓDIGO DEONTOLÓGICO:
EDUCADOR ESPECIAL
Los principales destinatarios de nuestro trabajo son los sujetos con necesidades
educativas especiales, es decir, personas con diversidad funcional, deficiencias
sensoriales, dificultades de conducta, emocionales o de aprendizaje y con altas
capacidades.
Responde también ante las evaluaciones externas que se les realizan a las
instituciones educativas, como las Europeas, que miden el nivel de logro de la
integración y atención a la diversidad que realiza el país. Un ejemplo de ello es la
Agencia Europea para el Desarrollo de la Educación del Alumnado con Necesidades
Educativas Especiales. El profesorado de educación especial, por tanto, también
responde ante ellos.
DEBERES
Nuestra labor docente produce una gran gratificación personal, pero también
implica una serie de deberes que tenemos que garantizar. Estos deberes responden ante:
El alumnado:
El profesor de educación especial tiene que ser la figura clave educativa del
alumnado con necesidades educativas especiales, tiene que eliminar las barreras
de aprendizaje que a estos sujetos se le presentan, enseñando los contenidos de
una manera diferente, que aproveche al máximo las potencialidades y reduzca
las limitaciones del alumno.
Debe garantizar un espacio y entorno óptimo para eliminar dichas barreras,
como podría ser la poca luminosidad ante dificultades visuales, o el excesivo
ruido en el aula para sujetos con sordera.
También tenemos el deber de tener y poder aplicar de manera adecuada los
materiales necesarios para optimizar el aprendizaje.
Tenemos el deber de evaluar el proceso, siendo éticos y justos, y desterrando así
la evaluación final o de producto, ya que ésta se basa en la consecución de un
objetivo y, con este alumnado, el progreso es lo más ponderable.
Otro deber será el crearles una conciencia de superación y optimismo hacia la
consecución de los objetivos. Muchas veces la sociedad y la propia escuela
margina y etiqueta a este alumnado creando una conciencia negativa que influye
negativamente en su progreso. Es por ello que nuestra labor es convencerles de
su valor y que se puede lograr, creando un compromiso e implicación que les
ayuden en sus objetivos.
Es nuestro, deber por tanto, realizar las adaptaciones curriculares que sean
necesarias a partir de un informe psicopedagógico para que estos alumnos
puedan promocionar e integrarse en el aula ordinaria, ajustando así el desfase
que presenten.
Labor de este profesional será, por último, la evaluación y promoción de dicho
alumnado.
Las familias:
Demás educadores:
Será muy importante crear una conciencia social que cambie la mirada de los
compañeros y de todos los agentes educativos hacia dicho alumnado. Para ello
es necesario aportar metodologías integradoras y aprendizajes cooperativos que
involucren e incluyan a dicho alumnado en la educación ordinaria, creando así
un cambio de perspectiva hacia ellos.
Es necesario una buena coordinación entre los profesionales del centro. Las
formas de actuación recién mencionadas son fundamentales y como profesores
especialistas se debe asesorar a los diferentes profesionales de aula para que esto
pueda cumplirse de la forma más eficaz. Además, a la hora de diagnosticar esta
coordinación es fundamental, por lo que también nos otorga beneficios en
nuestra labor docente.
Las instituciones:
Concienciar a las instituciones educativas de la importancia de asegurar una
educación equitativa e individualizada, adaptada a las necesidades de cada sujeto
en función de sus necesidades específicas de apoyo educativo.
Orientar y asesorar a tutores, profesores y demás profesionales del centro que
estén en contacto directo con el alumnado con necesidades específicas de apoyo
educativa, proporcionando de esta forma pautas de actuación individualizadas
para cada caso.
Elaborar informes con todos los datos sobre la intervención con el fin de dar a
conocer a las distintas audiencias educativas el progreso y los resultados
obtenidos.
La sociedad:
Ser respetados por todos los agentes del sistema y entorno educativo.
Orientar y modificar el programa educativo.
Tomar decisiones disciplinarias y/o académicas, autónomas.
Aportar información en los programas de actualización académica.
Tener información sobre las actualizaciones.
Recibir una formación de calidad que nos permita actuar correctamente ante
cualquier situación que se nos presente tanto dentro como fuera del aula.
Formarnos de forma permanente a lo largo de toda la vida.
Actuar, orientar y participar en la mejora del sistema educativo
para, así, favorecer el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumnado.
Aportar información en los programas de actualización académica.
Exigir la mejor respuesta de cada uno de los profesionales con los
que trabajamos.
CARACTERÍSTICAS