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La sociedad estamental
Según esta sociedad estamental, la sociedad se dividía en tres órdenes o estamentos: el clero
la nobleza y el tercer estado compuesto principalmente por campesinos. Esta división social
tiene su origen en la Edad Media y tiene relación con la ideología que predominó en esta
época histórica por la cual cada uno de estos estamentos tenía asociada una función.
Solamente el cumplimiento de su respectiva función por cada estamento garantizaba el
correcto funcionamiento de la sociedad.
Las funciones eran las siguientes: el clero se encargaba del cuidado espiritual de la
sociedad, del alma de la población; la nobleza era la encargada de proteger militarmente a la
población; el tercer estado, compuesto mayoritariamente por el campesinado, se encargaba
de los trabajos mundanos, de proveer de alimentación y servicios a la sociedad. Estas
funciones eran básicas y un estamento no debía ocuparse de la función de otro estamento.
Por encima de todos ellos estaba el rey, soberano de todos sus súbditos. Era una ideología
que tenía paralelismos con la ideología cristiana por la cual Jesucristo era la cabeza de la
Iglesia.
Era una sociedad, por tanto, corporativa. Los grupos dominantes, que formaban en su gran
mayoría en los dos estamentos privilegiados, tenían un mayor beneficio respecto el resto de
población. Se encargarían de mantener esos privilegios fomentando esta idea corporativa a
través de las mentalidades o incluso a través de la fuerza, callando voces que pudieran hacer
pensar que existía otro tipo de sociedad. De este modo se mantenía una sociedad
beneficiosa para ellos.
Para saber más sobre esta sociedad estamental puedes consultar la entrada La sociedad
estamental.
La sociedad española del siglo XVI
La sociedad española era una sociedad estamental. Seguían vigentes los principios
estamentales de la sociedad de la Edad Media. No obstante, era también una sociedad que
estaba en un proceso de transformación paralelo a los cambios políticos y económicos que
surgirán conforme avance el siglo XVI. Estos cambios no eran inherentes a la propia
España, sino que se estaban dando en toda la Europa de inicios de la Edad Moderna. Eran
cambios lentos, pero constantes y que desembocarían a finales del siglo XVIII en sendas
revoluciones liberales.
La sociedad española del siglo XVI era rígida, aunque no inamovible. Cada persona
ocupaba su lugar según su origen. Si nacías noble seguías perteneciendo a la nobleza. Si
nacías campesino, formabas parte del Estado llano. Era una situación aceptada y que tenía
su componente religioso ya que dicha aceptación te daba felicidad terrenal y eterna. Era una
desigualdad socialmente aceptada. Empero, se podía pasar de un estamento a otro. Era
habitual que los segundones de la nobleza pasaran al estamento eclesiástico. También
ocurría en ocasiones que ricos burgueses o hacendados consiguieran privilegios del rey para
obtener el estatus de noble.
Figura 1. El entierro del señor de Orgaz, donde se observa la preeminencia de los dos
estamentos privilegiados: la nobleza y el clero. Autor: el Greco. Fuente: Wikimedia
Commons
Además de esta característica fundamental, dentro de cada grupo habían divisiones. En cada
artículo profundizaré más sobre ellas, pero en resumen dentro de la nobleza te podías
encontrar desde un Grande de España hasta un hidalgo que rozaba la pobreza. De igual
modo, en el Estado llano estaba el rico comerciante burgués o el jornalero que apenas tenía
para subsistir.
Los estamentos privilegiados: la nobleza y el clero
Los estamentos privilegiados eran la nobleza y el clero. Según la concepción de la
sociedad predominante, eran los que tenían las funciones más virtuosas, por lo que debían
gozar de u nos privilegios que la mayoría de la población no disfrutaba.
Estos privilegios eran de distinta índole:
– Privilegios fiscales, por lo que estaban excluidos del pago de impuestos. Sin embargo, no
siempre era así, ya que existían impuestos indirectos que les afectaba directa o
indirectamente a ellos. A causa de estos privilegios fiscales los poderosos hacendados y
ricos burgueses del tercer estado intentarían formar parte de estos estamentos privilegiados.
– Privilegios jurídicos. Disfrutaban de un estatus diferente al del estado llano. El derecho y
las penas impuestas no eran las mismas para los miembros de la nobleza que para un
campesino común. Asimismo, el clero gozaba de un derecho propio, distinto del civil.
– Privilegios honoríficos. Gozaban de un estatus que no podían alcanzar los miembros del
tercer estado. Recibían honores en sus señoríos o a nivel estatal, teniendo privilegios que
pueden parecer menos importantes que los dos anteriores, pero que tenían mucha carga de
significado social.
Para conocer más sobre estos estamentos privilegiados de la sociedad española del siglo
XVI puedes leer las siguiente entrada: La nobleza de España del siglo XVI y el clero de
España del siglo XVI.
Figura 2. San Diego de Alcalá dando de comer a los pobres. Autor: Murillo. Fuente:
Wikimedia Commons
Los pobres provenían por norma general del Tercer Estado, aunque hay casos en los que
hay miembros de la nobleza o el clero que vivían en la pobreza. No eran del todo
marginados, pero formaban parte de aquellos que apenas tenían para subsistir.
El estudio de la pobreza tiene sus raíces en la historiografía marxista, aunque será a partir
de la escuela de Annales, en busca de su historia total, cuando habrá una relativa mayor
proliferación de estudios al respecto. Siempre han sido un poco olvidados en los libros y en
la enseñanza y por eso creo que se merecen un artículo al respecto, que espero que leas y
disfrutes.
Las minorías étnico-religiosas en la España Moderna
Además de la división de la sociedad en estamentos, es interesante conocer otros
parámetros de diferenciación social. Considero que es importante hablar de las minorías
étnico-religiosas de la sociedad española del siglo XVI, ya que tendrán una gran
importancia en la política y la economía de la Edad Moderna en España.
Entre estas minorías destacan sobre todo dos grupos: los conversos y los moriscos.
Losconversos eran las personas de origen judío que se habían convertido al cristianismo
durante la Baja Edad Media o cuando se planteó la expulsión de los judíos de España en
1492 por parte de los Reyes Católicos. Los moriscos eran los musulmanes que seguían
viviendo en la España cristiana tras la Reconquista.
Por un lado, los conversos eran mal vistos por la sociedad. Los cristianos viejos presumían
de serlo y mantenían un odio hacia aquel que tenía un origen judío. Los Estatutos de
Limpieza de Sangre, habituales en la Edad Moderna española, darán muestra de esta
situación.
Por otro lado, los moriscos eran un grupo que se mantenía aislado de la sociedad cristiana.
Mantenían su religión y su cultura, siendo numerosos en el antiguo Reino de Granada y en
el levante mediterráneo. La creciente animadversión y presión hacia ellos acabaría con su
expulsión de España en 1609.
Finalmente podemos nombrar también a otras minorías como los gitanos, que en la Edad
Moderna suponían un problema a las autoridades ya que no se integraban en la sociedad
española del siglo XVI.
Este es un tema muy interesante y complejo. Por este motivo dedicaré un número especial
al respecto al que podrás acceder en el siguiente enlace: Las minorías étnico-religiosas en
España en la Edad Moderna.
Figura 3. Expulsión de los judíos de España. Autor: Emili Sala Francés. Fuente: Wikimedia
Commons
Conclusión
Conocer la sociedad española del siglo XVI es importante para conocer mejor la España del
siglo XVI. En números anteriores hemos visto la historia política de España durante el
reinado de Carlos I de España. Aunque no dejaba de ser una historia narrativa, que cuenta
solo una parte de la historia. Ya la escuela de Annales quiso en el siglo XX ir más allá de
esa historia narrativa introduciendo temas de carácter económico y social. Muchos
historiadores incorporan en sus libros apartados sobre historia social, económica, cultura, de
género, etc. Por ello, incorporando una historia de la sociedad española en época del
emperador Carlos V intento aportar un poco para que conozcas esa “historia total” que
pretendieron conseguir algunos historiadores del siglo XX.
El dominio sobre las colonias americanas sirvió para el desarrollo económico de la corona
española; el continente recién descubierto era un nuevo lugar para abastecer y una fuente de
la que se obtenían fundamentalmente metales preciosos como el oro y la plata. La corona
estableció un régimen de monopolio para el comercio americano que era la Casa de
contratación, en Sevilla, donde se almacenaban las mercancías que después se exportaban a
América, allí también llegaban cargados con productos coloniales a los puertos de Cádiz y
Sevilla. La importancia de productos coloniales aprovisionaba las arcas reales en forma de
impuesto, el almojarifazgo, que se obtiene a partir de un porcentaje sobre el valor de toda la
mercancía que entraba.
En cuanto a la actividad industrial textil era la más prospera en esos tiempos, la producción
estaba controlada por los gremios que supervisaban la fabricación del producto. El incremento
de la población y la necesidad de abastecer nuevos mercados provoca un aumento en la
demanda de tejidos, pero la escasez de mano de obra hizo imposible afrontarla, lo que provoca
una bajada en la calidad de los productos y un aumento en los precios.
El problema se atribuyó a la excesiva demanda exterior por lo que la corona permite la entrada
de paños extranjeros y prohibió exportar los nacionales. El resultado fue que los paños
extranjeros más baratos y de mejor calidad acapararon el mercado peninsular.
Con respecto a la sociedad su estructura se caracterizaba por fuertes desigualdades entre sus
clases: había una distinción muy clara entre los estamentos privilegiados como la nobleza y el
clero, y el resto de la población también dividida según sus riquezas.
La nobleza gozaba de la posición mas privilegiada en la sociedad española, eran propietarios
de grandes extensiones de terreno, por los que reciben cuantiosas rentas del trabajo de los
campesinos que las cultivaban. Dentro de la nobleza se distinguen diferentes categorías: en lo
más alto estaban los grandes títulos (duques como los duques de Alba, condes como el conde
de Elda, marqueses como los marqueses de Aguilar de Campo), en segundo lugar los
caballeros, y en lo mas bajo los hidalgos, cuyo único privilegio era estar libres de impuestos. El
clero era otro estamento privilegiado con grandes desigualdades entre el alto y bajo clero. La
gran mayoría de la población pertenecía a los “pecheros” que estaban obligados a pagar
impuestos. Dentro de este colectivo las diferencias se basaban en la riqueza: desde ricos
comerciantes, burgueses, pasando por artesanos, hasta campesinos propietarios de pequeñas
parcelas de tierra o arrendatarios que trabajaban en las tierras de otros. En cuanto a la
sociedad en las colonias los conquistadores que llegaban a América solían pertenecer a las
categorías sociales de hidalgo y villano, aunque en el territorio colonial estas distinciones
tendían a desaparecer. Su mentalidad era la de cualquier hombre de su época: tenían sed de
dinero y de gloria, y en esto eran gente de su tiempo, pero les movía también un ideal medieval
de cruzada.