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(Mateo 8:23-27)
Introducción:
- Esa es la estructura de este bloque conformada por los capítulos ocho, nueve y diez.
- Esta segunda sección que empezaremos a estudiar hoy tiene dos características principales.
- Es interesante notar que conforme transcurren los eventos las expresiones de odio contra Jesús
también aumentan por parte de los líderes religiosos
Está llevando a sus lectores, judíos principalmente, a que crean en Jesús, y para eso suma milagro
tras milagro con un propósito definido.
Si recordamos los milagros de las tres sanidades de la primera sección,
Mateo termina con una cita de Isaías que identifica a Jesús con el Siervo sufriente,
Aquel que llevaba la enfermedad de su pueblo, que, según el contexto de Isaías y el del Nuevo
Testamento, especialmente la primera carta de Pedro, Jesús es el que sana a su pueblo esa llaga
incurable que es su pecado, su rebelión.
- Por lo tanto, Mateo no solo muestra su poder para sanar, sino que lo hace con un propósito en
mente:
- Y en esta segunda sección, especialmente en este primer milagro, “el de calmar la tempestad”
Mateo nos muestra cómo su poder señala quién es Jesús y además nos enseña en medio de esta
narración aspectos importantes de su Persona.
Comentaba que los judíos no vinculaban dentro de su teología, dentro de su explicación del texto
Sagrado, no vinculaban al Mesías con el Siervo Sufriente
Y lo que hace Mateo allí es mostrar precisamente que el Mesías, el Rey de Israel, es también Aquel
que sufre por su pueblo.
- No podemos perder de vista que cuando Mateo escribe su evangelio, aproximadamente entre los
años 63 y 66
Pues obviamente ya ha trascurrido todo este tiempo desde los acontecimientos narrados y los
acontecimientos en el Calvario.
Por lo tanto, aquellos que tenían el evangelio entre sus manos, y esta era la intención de Mateo,
leían el evangelio, y leían la vida de Jesús desde una perspectiva redentora siempre con el sustento
escritural del Antiguo Testamento.
+ O Simplemente podían no creer y concluir que Jesús fue un impostor que quiso usurpar el papel del Mesías.
+ En este caso no solo no se verían obligados a seguirle sino incluso a menospreciarle por mentiro.
+ Esto último fue lo que hicieron la mayoría de judíos, principalmente los fariseos y demás líderes religiosos;
+ Ellos endurecieron su corazón ante todas las luces que apuntaban a Jesús como el Rey prometido.
- Mateo entonces escribe su evangelio, inspirado por Dios, y acomoda los hechos y los narra de
una manera tal que aquel que los lea se dé cuenta quién es Jesús y le siga hasta el fin de sus
días.
Fundamento Bíblico:
Mateo 8:23-27 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. (24) Y he aquí que se
levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. (25)
Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! (26)
Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los
vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. (27) Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué
hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
(1) La situación
(2) El clamor
(3) La reprensión
(4) La conclusión.
1. LA SITUACIÓN.
Mateo 8:23-24 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. (24) Y he aquí que se
levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.
- El texto arranca diciéndonos que Jesús, entrando en la barca, sus discípulos le siguieron.
Ya Jesús ha llevado a cabo los primeros tres milagros de toda esta sección
Y ahora da una orden, e inmediatamente la Escritura nos habla de dos hombres que quieren seguirlo.
Una vez dada la primera enseñanza sobre lo que cuesta seguir a Cristo,
- Mateo retoma aquí en el V.23 y nos dice que ante el mandamiento de pasar al otro lado Él sube a
la barca.
Y la manera en la que sabemos que algo agrada o no agrada a Dios es en lo que dice su Palabra,
Especialmente en los mandamientos que nos ha dado para que los obedezcamos
Porque somos su pueblo.
Los mandamientos de Dios no son una lista para tachar.
Los mandamientos de Dios están estrechamente relacionados con el seguirle a Él.
Cuando obedecemos sus mandamientos lo que estamos haciendo es seguirlo por el camino
Y por ese camino Él mismo nos dirige.
Su pecado, su propia maldad, ese pecado que les desfigura por dentro, que los hace
personas desagradables y repugnantes delante de Dios, y que vean a Jesús como el único
que les puede sanar, limpiar de su maldad y dejarlos aptos para Dios.
A estas alturas los lectores originales ya debían comprender que su única esperanza era el que
hacía 63 años aproximadamente habían crucificado en el Calvario con la siguiente sentencia:
Sus ojos ya tenían que haber sido iluminados y comprendido que ellos eran esos que necesitaban
ser sanados
Y que solo Jesús tenía el poder para hacerlo,
Porque Él era el Siervo Sufriente que según Isaías era herido y molido por nuestras enfermedades
que según el texto bíblico esa enfermedad es nuestro pecado.
- Inmediatamente les trae la cita de Isaías, acto seguido les dice en el V.18 el mandamiento de
Jesús de pasar al otro lado.
- Este mandato a pasar al otro lado, aunque nosotros lo veamos como una simple expresión sin
mucho significado, tiene una fuerza y un propósito enorme en este bloque.
Tanto así, que es el mandamiento que une los tres milagros de las sanidades con la primera
enseñanza de lo que cuesta seguir a Cristo.
Es este mandamiento del V.18 lo que nos ayuda a retomar y ademas une ambas secciones de
milagros.
Hermanos, sería tan diferente, si al enfrentar cada día y las tentaciones diarias que se nos presentan, y ante los
embates y apetitos de nuestra carne, frente a lo que Dios demanda y exige de nosotros, vemos sus mandamientos
como su misma voz que nos dice:
“Ven, sígueme, camina conmigo, no huyas tras el mundo, el diablo y tu carne, sígueme a mí”.
Mateo 16:24-25 Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. (25) Porque
todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
Jesús da un mandato, pero es honesto en enseñar que no ofrecerá comodidades a aquellos que le
obedecen yendo en pos de Él.
Y esta es la situación que nos describe Mateo: Sus discípulos le siguieron, y en este seguimiento,
en esta obediencia a su mandamiento, se encontraron al borde de morir ahogados.
- Los discípulos experimentaron que al seguir a Jesús, de un momento a otro, quizá cuando menos
lo esperaban, se encontraron en medio de una tempestad tan grande que pensaron que iban a
morir.
Los lectores originales al leer esto se percataban de que seguir a Jesús podía incluir el encontrarse
en una situación angustiante.
Lo mismo podemos esperar nosotros como cristianos.
Nuestro Señor fue honesto,
Él no prometió comodidad.
La tempestad puede desatarse de un momento a otro.
El comentarista bíblico William Barclay cita a otro autor que cuenta lo siguiente:
“Un grupo de visitantes se encontraba en la orilla del mar, en Tiberias, y, viendo la tranquilidad vidriosa de las
aguas y las reducidas dimensiones del lago, algunos expresaron dudas respecto a la fidelidad del relato
evangélico. Casi inmediatamente, el viento comenzó a soplar. En veinte minutos el mar se veía blanco por la
espuma de las olas. Grandes masas de agua rompían contra los muros de la ciudad”.
- Y esto es así por las características que rodean el mar de Galilea. Este mismo autor comenta:
“El mar de Galilea es pequeño. Mide solamente unos veintiún kilómetros de norte a sur, y trece de este a oeste en
su parte más ancha. El valle del Jordán sigue la línea de una profunda falla en la corteza terrestre, y el mar de
Galilea es parte de esa depresión. Está a unos 210 metros por debajo del nivel del mar. Esto hace que su clima sea
cálido y agradable, pero también que tenga sus peligros. Al oeste hay montañas con quebradas y valles. Cuando
soplan los vientos fríos del oeste, estos valles actúan como gigantescos ventiladores. En ellos el viento se
comprime, por así decirlo, y baja sobre el lago con una violencia inusitada, salvaje, haciéndolo, además,
repentinamente. En un instante, la calma puede convertirse en pavorosa tempestad. Las tormentas del mar de
Galilea combinan, como en ningún otro lugar, tanto la violencia como el carácter repentino”.
Me gustan estas palabras: “En un instante, la calma puede convertirse en pavorosa tempestad”.
Esta era la situación.
Mateo 8:23-24 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. (24) Y he aquí que se
levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.
En medio de una tempestad tan grande, que hacía que las olas cubrieran la barca, el Hijo de Dios
duerme.
El mar está inquieto, encrespado, Jesús esta sereno, duerme.
Todo alrededor está en conmoción, pero Él duerme.
Jesús confiaba plenamente en su Padre Eterno sin titubear.
- Hay varias cosas que decir al respecto de Jesús durmiendo pero voy a dejarlo para el final, en la
conclusión.
2. EL CLAMOR.
Mateo 8:25 RV60 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que
perecemos!
- Estos discípulos eran unos pescadores experimentados, pero ahora la angustia y el temor les
consumía; el que dormía tranquilo era un carpintero.
En el seguimiento a Cristo no es nuestra experiencia en los campos de esta vida lo que nos hace
aptos y valientes para seguirlo.
Se necesita la capacitación divina.
Nosotros no tenemos ningún control sobre nuestras circunstancias.
Todos estamos a merced de la providencia de Dios
Y Él es el único en quien podemos refugiarnos y encontrar un lugar seguro.
- Sin lugar a dudas ellos veían en Jesús a más que un carpintero, por eso acuden a Él en busca
de salvación, pero parece ser que nunca esperaron de Él lo que estaban a punto de presenciar.
Pero miren esto, si bien la tormenta no pudo despertar a Jesús, sus discípulos, sus ovejas, sí lograron
despertarlo.
El rugido del mar no inquietó al Señor, pero en el clamor angustiado de sus discípulos el Salvador
es condescendiente con ellos.
¿Cómo se hubiera expresado una fe normal en el Señor en medio de esta tormenta?
“Si Él está conmigo puedo estar tranquilo, Él tiene el control, puedo dormir sin temor”.
¡Cuántos quisiéramos que fuera así!, pero la verdad es que, como estos discípulos, las
circunstancias nos angustian, y clamamos al Señor, en busca de auxilio.
Fue Él quien mando pasar al otro lado, ¿acaso no tendrá, pues, cuidado de los suyos?
El clamor angustiado de sus ovejas hace que el Señor se despierte.
Como Jesús, ellos debieron seguir durmiendo,
Pero la circunstancia los atemorizó y claman a su Señor:
3. LA REPRENSIÓN.
Mateo 8:26 Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe?
- No es que ellos fueran faltos de fe, sino que su fe se mezclaba con temor.
Gracias a Dios no es lo robusto de nuestra fe lo que hace que Él nos mire con compasión.
Sino su gracia inmerecida.
“Yo sé que están al borde de la muerte, pero yo estoy aquí, y no voy a calmar todavía la
tormenta, les pregunto: ¿por qué temen?”.
- No es que a Dios le guste vernos sufrir, pero en medio de los sufrimientos Él nos enseña.
Los discípulos querían que Jesús calmara la tormenta de inmediato, no esperaban que les enseñara
en medio de ella.
- ¿No es más apropiada la meditación en medio acerca de quién es Dios en medio de un mar
apaciguado, sereno?
Bueno, muchas veces Dios nos lleva a meditar acerca de quién es Él en medio de las tormentas.
Y muchas veces también es en medio de ellas que ejerce su disciplina sobre su pueblo.
- Primero les pregunta: “¿Por qué temen?”, pero ahora les reprende: “Hombres de poca fe”.
- A veces tenemos un concepto tan alto de nosotros mismo y pensamos que somos unos hombres
de fe robusta, pero las adversidades nos ponen en nuestro lugar, las tormentas delatan lo que
hay realmente en nuestro corazón, nuestra poca confianza en el Señor.
Mostrarle a sus lectores originales que Jesús tenía el poder de hacer algo que solo Dios puede hacer,
Calmar la tormenta y darle órdenes a su Creación.
Salmo 89:8-9 Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová, Y tu fidelidad te rodea.
(9) Tú tienes dominio sobre la braveza del mar; Cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas.
- Lo más interesante de este Salmo es que es un salmo mesiánico, que habla del Rey prometido y
de su trono eterno.
Lo más importante de esta narración, y el motivo por el cual se escribió, es generar la pregunta que
concluye esta enseñanza. Punto número cuatro.
Mateo 8:27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos
y el mar le obedecen?
- Aquí quería llegar Mateo, y la única respuesta que podían dar los lectores originales, judíos
principalmente, conocedores de las Escrituras, era el Salmo 89 que acabamos de leer.
Este es el único texto, en toda la Biblia, que nos dice que Jesús dormía.
En el evangelio de Juan se nos cuenta que Jesús estaba cansado de caminar.
La carta a los Hebreos nos cuenta que padeció siendo tentado.
Jesús se cansaba y dormía y fue tentado, porque Él es Dios, no simplemente en una apariencia
de hombre, sino que es hombre completamente, en todo el sentido de la palabra.
- Así mismo, la Palabra de Dios nos enseña que Dios ni se cansa ni puede ser tentado.
Isaías 40:28 “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No
desfallece, ni se fatiga con cansancio”
Santiago 1:13 “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser
tentado por el mal, ni él tienta a nadie”
- Sin lugar a dudas Mateo contrasta la profunda serenidad de Cristo mientras duerme con la
terrible tempestad y con la angustia de sus discípulos porque quiere resaltar la profunda y
absoluta confianza del Hijo de Dios en su Padre eterno independientemente de las circunstancias
y a diferencia de los discípulos.
Pero el lector atento se percatará, y sobre todo los judíos que conocían bien las Escrituras, que esta
referencia a Jesús durmiendo es un testimonio de lo especial de su persona.
Ellos saben por la Escritura que Dios no duerme, pero Jesús duerme.
También saben, por la Escritura, que solo Dios puede calmar la tormenta, y Jesús calmó la tormenta.
- Por la tanto, ya que les ha enseñado, que Jesús es tanto el Rey, como el Siervo sufriente, cosa
que ellos no cuadraban en su cabeza; ahora les enseña otro aspecto que probablemente también
les costará cuadrar en su cerebro:
Hebreos 2:17 Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo
sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.
Filipenses 2:6-8 El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, (7) sino
que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; (8) y estando en la condición
de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.