Alma, vida, y corazón, Es el íntimo deseo Que hoy me anima, buen Señor. Heme aquí, Señor, A tus plantas hoy, Pues a Ti consagrar quiero Todo lo que soy. Al contrito has prometido Que de Ti no arrojarás, Hoy propicio eres conmigo Y tu Espíritu me das. Confesando mis pecados, Que sin número han de ser, Y arrojando todo a un lado, A servirte aprenderé. Mi canción constante sea, Y mi sola inspiración, Proclamar la dicha eterna Del que vive para Dios. ¡Oh qué gozo llena mi alma Al pensar que suyo soy, Y que pronto en las moradas Estaré de mi Señor!