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S e encuentra oro nativo principalmente en las

faldas del Ulimani. E n las mismas condiciones


lie visto en los alrededores de Potosí. Se p o d r í a
creer, desde luego, que estas pizarras esquistosas,
en contacto con las rocas graníticas de la cadena,
lian sido destruidas en algunos puntos, por anti-
guas dislocaciones de estos terrenos, puesto que
las pepitas se encuentran generalmente desgas-
tadas en sus bordes, lo que revela que han sido
arrastradas largo tiempo j u n t o con los guijarros
q u e las acompañan y que los mineros españoles
llaman cascajos.

ill
De La Paz á la cima de la Cordillera oriental
Para no interrumpir m i descripción del
corte de las cordilleras, v o y á seguir m i itinera-

del señor M a n u e l V , Ballivián, e n c o n t r a m o s lo siguien-


t e respecto al oro d e T i p u a n i :
" E l oro de Tipuani se encuentra fino, granulado,
en f o r m a de lentejuelas de distintas figuras y p e s o : los
g r a n o s m á s grandes tienen c u a n d o más un a d a r m e ó
dos, siendo su figura r e d o n d a ú o v a l a d a a p l a s t a d a ;
algunas v e c e s se hallan gSanos c o m o perdigones d e
distintos t a m a ñ o s y que parecen mal c h o r r e a d o s de la
p e r d i g o n e r a , circunstancia que hace ver que el oro ha
s i d o reducido á las f o r m a s dichas, por m e d i o de una
erupción volcánica. L a ley general es de 22 quilates
y fundido sube hasta 2 3 . En las labores sobre el plan
río hasta la cima de la cadena oriental, y e n d o ¿i
Y u n g a s , l o que terminará mi corté transversal
de los altiplanos.
Si desde L a Paz se sigue con la vista el c u r -
so tortuoso de la quebrada, se le vé ahondarse
siempre más y más en medio de los aluviones,
perderse en los innumerables rodeos d e las colinas
de una misma naturaleza, encima de las cuales
se destaca, como gigante, la masa imponente del.
I l l i m a n i , que completa el cuadro al E., ofrecien-
do el más hermoso panorama que imaginarse
puede.
D e La P a z , pisando siempre los mismos
aluviones, pasé la quebrada de P o t o p o t o {3Iira-
jlores), donde v i , en medio del río, numerosos
bloques errantes de rocas graníticas. U n poco
más lejos, en una, segunda quebrada, á tres le--
guas de la ciudad, abandoné el lecho del río p a -
ra ascender sobre la cordillera. Pasé por la v i -

del río se encuentra a c o m p a ñ a d o de una arenilla negra


ó materia ferruginosa que se adhiere con facilidad á la
atracción del imán. H a y otro material que es el vin-
c h o ó sea una piedra m u y fina que varía de c o l o r e s ,
unas v e c e s azul, otras v e r d u z c o y otras m o r a d o : los
tres colores son p r o f u n d a m e n t e o s c u r o s ; su tersura y
Iajfuerza de su c o m p o s i c i ó n , les dá el a s p e c t o de una
porción de aceitunas, cuando se agrupa -una cantidad
d e ellas. T a m b i é n se encuentran en los m i s m o s tra-
b a j o s d e banquería ó plan del río algunas piedras en
figura o v a l a d a ú o b l o n g a , aplastadas, del g r o s o r de
una p u l g a d a , y el t a m a ñ o c o m o la p a l m a de la m a n o .
E s t a s piedras .tienen en su superficie una especie d e
lia de Calacoto, caminé hacia la villa de Opaña,
y de aquí á la cima de una elevada cuesta, ente-
ramente compuesta de aluviones idénticos. To-
da» las colinas y quebradas vecinas ofrecen el
aspecto más singular; las lluvias las surcan p r o -
fundamente en todos sentidos, dejando aquí y
allá pirámides cónicas, agudas puntas, c u y o c o n -
j u n t o , en su severidad, ofrece á la vista algo m u y
pintoresco y grandioso. L o s guijarros de are-
nisca devoniana se hacen en este lugar más f r e -
cuentes, y percibía y a á lo lejos estas rocas for-
mando en los contrafuertes de la Cordillera. No
obstante, descendí pisando sobre guijarros r o d a -
dos hasta el fondo de otro barranco, era el de
las Animas. E l sendero sigue el mismo lecho
del torrente donde, por espacio de una legua, se
me ofreció el más curioso aspecto geológico. El
barranco ó quebrada se ha ahondado en la a r e -
na rojiza y las capas horizontales de guijarros
disgregados, que j u z g o siempre pertenecen á esta
gran masa aluvial, una hendidura angosta cuyas
paredes, de más de 100 metros, son casi p e r p e n -
diculares y se elevan c o m o altas murallas de as-

barniz, parecido á la lava volcánica, sobre el cual se


hallan adheridas, en más ó m e n o s cantidad, las lente-
juelas de oro, que para separarlas de la superficie, hay
necesidad de usar de un c i n c e l ; estas piedras se lla-
m a n querquctas, que traduciendo esta palabra del a y -
mara, significa en castellano requemadas ó escoriadas.
•— 18 —

pecio salvaje. E n este estrecho precipicio, dónelo


el sol solo llega á medio elía, se observan los m i s -
mos accidentes que las aguas produc-en en los c e -
rros vecinos, pero con formas más extrañas. F l e -
chas ó torreones de gran altura, ordinariamente
formados por una piedra enorme que se halla
encima amenazando á cada instante caer s ó b r e l a
cabeza del viajero. A l salir de este lugar, en la
confluencia del arroyo de las A n i m a s con el río
de Palca, que baja de la Cordillera, subí, al E s -
te, una pequeña colina compuesta aun de aluvio-
nes. P o r lo demás este era el fin de los terre-
nos,'los cerros ele los alrededores de Palca h a -
bíanme presentado por todas partes roelas estra-
tificadas, llefleccionanelo sobre esta enorme ma-
sa de aluviones no pude darme esplicación sino
aplicando una idea de M r . D ' O m a l i u s d'Halloy,
que v i o en estas extensas superficies de ruinas,
mezclas de fragmentos de rocas levantadas y
porciones de las mismas mezcladas en el m o m e n -
to en que el todo tomó su relieve y separadas de
cada lado ele la cadena.
A juzgar por la temperatura y vegetación

E l granate es un a c o m p a ñ a n t e natural que se encuen-


tra con el oro en más ó m e n o s abundancia, tanto en
las playas de banquería, cuanto en los trabajos ó ve-
neros de f a l d e o s " . s

E n el A p é n d i c e d a r e m o s algunos datos sobré los


y a c i m i e n t o s auríferos no sólo del Tipuani sino de otras
regiones de B o l i v i a . - — ( N . del T . )
(lo la aldea de Palca .situada á tres leguas de la
cima de los A n d e s , está tan elevada c o m o V i a -
clia; luego su elevación será de 4,200 mefros s o -
bre el nivel del Océano. Está constituida en el
fondo de un valle profundo dominada en este
punto á cada lado, por cerros de arenisca gris
cuarzosa, análogas á las de San A n d r é s y de las
colinas de V i a c h a . F o r m a capas gruesas c u y o
r u m b o general es hacia el O . Esta arenisca q u e
por su posición m e hace considerarlo entre los
terrenos devónicos, tiene aquí grandísima i m p o r -
tancia, pero no m e presentaron ningún fósil.
Descansan en capas que m e parecieron dis-
cordantes sobre pizarras esquistoideas negruzcas,
m u y friables, que constituyen los cerros, á dos l e -
guas de Palca, subiendo hacia la c u m b r e de los
A n d e s , pero que se observan bajo la arenisca en
el fondo del valle m u c h o más cerca de la aldea.
Estas pizarras esquistosas, cuyas capas retorcidas
esfán igualmente inclinadas al N O . , pasan á otra
pizarra micácea dura, sobresaliente que descansa
inmediatamente sobre rocas graníticas f o r m a n d o ,
en este sitio, la c u m b r e de los A n d e s . Y o c o n s i -
dero estas pizarras de la época Diluviana.
Este punto de la cresta de los A n d e s , en el
camino de L a P a z á Chulumani ( Y u n g a s ) , es c o -
n o c i d o con el n o m b r e de La Cruz ( 1 6 ) , está c a -

(16) I g n o r o si éste sea el paso d e s i g n a d o por M r .


Pentland, con el n o m b r e - d e Pagnaiii, y que él dice
— 20 —

si al nivel de las nieves eternas á poca distancia


al norte del Illimani,compuesto de rocas graníti-
cas, c o m o granito tal coso imperfectamente esquis-
toso, de greisca con turmalina que se extienden
sobre la vertiente oriental á algunas leguas de
distancia, estando c o m o al oeste, cubiertas de p i -
zarras esquistosas. Estas rocas graníticas pare-
ciéronme, tanto cuanto pude apreciarlas, formar
todos los picos que se elevan sobre la cadena
oriental y constituir toda la c u m b r e de la cadena
misma. E l gran número de sus bloques, disper-
sados en los aluviones del valle de L a P a z , tra-
j é r o n m e la certidumbre que ellos se extienden
basta el norte del valle, é luciéronme creer que
constituyen también los picos más elevados c o m o
el Illimani (17) y el Sorata. D e este modo en

encontrarse á 4 , 6 4 1 metros s o b r e . e l nivel del mar. L o


que es cierto es que m e pareció muy p r ó x i m o al nivel
de las nieves perpetuas, y que bien podría encontrarse
á 4 , 8 0 0 m e t r o s de elevación.
(17) M r . Pentland [ N o u v e l l e s A n n a l e s des v o -
y a g e s , 2" serie, t, x i v . p. 1 6 . 2 2 ] dice que el Illimani
está c o m p u e s t o e n t e r a m e n t e de esquistos y de g r a u w a -
cke. Quiere sin duda, hablar de los estratos. E s t a es
la verdad para la b a s e ; pero lo cierto es que rocas gra-
níticas son las que forman los picos.
E l señor F o r b e s en su G e o l o g í a , por su parte cree
que el Illimani está constituido por estratos silúricos,
fosilíferos.
N a u m a n n en su obra L e h r b u c h der G e o g n o s i e " 2 ^
edición 1 8 5 8 I. pág. 9 7 , dice que el Illimani, está for-
m a d o de pizarra de grauwacke.
Superficialmente puede ser que el Illimani presen-
— 21 —

este punto tle la cadena oriental las rocas g r a n í -


ticas habrían levantado considerablemente las ca-
lcas de pizarras esquistosas, que considero de los
terrenos silurianos y la arenisca cuarzosa que
j u z g o , pertenece á los terrenos devonianos; esto
es lo que llego á deducir, según la respectiva p o -
sición de todas las pizarras y d e todas las arenis-
cas cuarzosas duras, donde en otros puntos he
recogido fósiles enteramente característicos. Re-
soltaría del examen de este primer punto de la
cadena oriental, que ella deferiría completamen-
te de toda la meseta occidental y por lo tanto
pertenecería á una época m u y diferente.

IV
Excursión al Norte de La Paz
A b a n d o n o momentáneamente mi itinerario
por la vertiente oriental de los A n d e s para p r o -
te estratos de terreno silúrico, pero en su interior su

formación debe ser granítica c o m o lo considera D ' O r -

bigñy.
El sabio D r . D . A g u s t í n A s p i a z u , en una c o n f e -
rencia dada en L a Paz el año 1 8 9 6 , opinaba también
c o m o D ' O r b i g n y y refiriéndose á la constitución g e o -
lógica de las faldas del Ilimani entre las cuales puede
decirse hállase L a Paz, d e c í a : " N o s o t r o s , habitantes
de las faldas de A ñ i l e s , c r e e m o s que el suelo que pisa-
m o s descansa sobre bases inconmovibles de g r a n i t o " .
(N. del T . )

&
22

seguir mi estudio de la gran meseta boliviana.


V o y á dar cuenta de una excursión hecha de L a
P a z , hacia el norte, á las orillas del lago Titicaca.
P e L a P a z me dirigí al O. 8. O. (18) al través de
la llanura á continuación de aquella de Viacha,
hasta la villa de L a j a , distante 5 leguas mas ó
menos, pisando siempre fragmentos de arenisca
devónica, poco ó nada de acarreo. Un poco más
lejos atravesé, en el río Colorado, algunas coli-
nas de arenisca roja, siguiendo la dirección del
N O . y S E . y que j u z g u é pertenecientes á los te-
rrenos carboníferos, que, más lejos, sobre las o r i -
llas del lago, ocupan inmensas superficies.
M á s allá de las colinas del río Colorado' la."
partes planas principian nuevamente hasta otra
colina m u c h o más elevada, que no es más que
continuación de la de V i a e h a de la que y a h e
hablado. Se c o m p o n e d e c a p a s inclinadas al N E .
de arenisca blanquecina, cuarzosa,devoniana. R e -
corrí esta colina, m u c h o más alta que en V i a c h a ,
y seguí la vertiente S . O . hasta la aldea de L l o c o -
Hoco, y de allí á Tíahuanacu, es decir hasta c e r -
ca de dos leguas de las orillas del L a g o Titicaca.
E n Tiahuanacu tan célebre por sus m o n u m e n t o s
antiguos, tenía al O . la cadena de la A p a c h e t a
de L a Paz, á algunas leguas de distancia y al E .
la cadena de V i a c h a que había j a s a d o cerca de

(i8) liste es el r u m b o m a r e a d o por la brújula.


Lloeolloco: aquí continúa hasta la orilla del T i t i -
caca donde forma un punto avanzado, cerca d e
la villa, de Taraco.la atravesé nuevamente cerca de
Tiahuauacu, encontrándola m u c h o más elevada
q u e las otras dos puntas por donde la había fran-
queado. E s m u y escarpada por el lado de T i a -
buanacu y presenta el borde de todas las capas
sobre una altura que calculé ser no menor de 100
metros. D e la cima se desciende sobre las capas
más superiores continuando la pendiente al N E .
hasta la villa de L a c a y a .
En. seguida atravesé en una extensión de 2
leguas y media un llano bastante ancho cubierto
de arcilla ó l i m o rojizo, hasta la villa de A y g a -
chi, situada al pié de una colina con r u m b o E . y
O. cuya prolongación al oeste, viene á formar en
el lago mismo, un g r u p o de islas m u y notables
hacia el que m e dirigí. A l l í se entra p o r tierra
firme y de una á otra, sea por istmos naturales,
sea p o r estrechos. V i s i t é sucesivamente Y a i s , las
islas de A m a s a , de Tirasa y de Quebaya, á esta
última se puede entrar sin necesidad de e m b a r -
carse; las otras Suriqui, T a q u i r i , etc., hállanse
mas al centro del lago. T o d a s estas islas están
compuestas de terrenos carboníferos, cuyas capas,
m u y dislocadas é inclinadas en todo sentido pero
generalmente al S O . están compuestas de arenis-
ca rojiza en las partes superiores, y en las i n f e -
riores de un calcáreo de cerro gris azulado c o m -
— i m -
pacto ( 1 9 ) , parecido por su grano y color á aquel
de V i s ú , cerca de L i e j a , que, colocado al lado s e -
ría imposible distinguirlos. L a edad geológica
fíleme confirmada por fósiles bien caracterizados
que recogí al norte de la isla de Amasa, cerca del
lugarejo de Pata patán i, y al oeste de la isla d e
Quebaya. Estos fósiles, difíciles de separar de la
roca y en pequeño número en la masa calcárea
m e ofrecieron las siguientes especies:
Solarium anliquuin.
Producías boliriensis.
Producían eora.
Spirifcr candor.
Spirifcr Pentta-ndi.
E n las islas de Quebaya las capas calcáreas
m u y compactas,'descansan sobre una roca de un
hermoso verde, que se creería estratificado y que-
M r . Cordier, dijo ser un petrosilex talcoso á b a -
se de sauslrita. E l levantamiento de las rocas
presenta en algunos puntos cerca de 2 0 0 metros;:
pero l o más á m e n u d o la parte aguda de los p u n t o s
culminantes no me parece ser de más de 5 0 m e -
tros. N o d u d o que, si se pudiese consagrar a l g u -
nos días para recorrer todas las islas, se podría
adquirir y reunir gran n ú m e r o de fósiles, pero
y o n o habiendo pasado más que dos días no p u -
de obtener sino los objetos que se presentaban

(19) Calcáreo c o m p a c t o con ríñones de sílice,


según Cordier.
por los senderos (pie seguía ( 2 0 ) . De todas m a -
neras, recomiendo este g r u p o á los futuros e x p l o -
radores de estos lugares. Ellos encontrarán un
vasto campo de estudios sobre todo si, más felices
que y o , pueden seguir en el plano al este la c o n -
tinuación de la cadena conocida con el nombre
de cuesta de Pucarani.
D e esta cuesta siguiendo por las orillas del
lago Titicaca al norte, se recorre un plano de
unas seis leguas más ó menos cubierto á lo lejos
del limo rojo, y cerca del lago aluviones lacus-
tres modernos y de tierra vegetal, hasta la villa
de H u a r i n a , dominada por una colina de arenis-
ca rojiza, que considero del terreno carbonífero,
p o r la única razón que ella tiene relación al este

(20) L o s fósiles encontrados por F o r b e s y clasi-


ficados por Salter s o n :
Productus semoreliculatus.
Id Longispina.
Spirifer C ó n d o r .
Id Boliviensis.
A l h y r i s subtilita.
Orthis resupinata.
Id Andii.
R h y n c o n e l l a (nueva especie).
E n o m p l a l a s (Phanerotinus?).
Bellerophon.
A d e m á s encontró f r a g m e n t o s de coral y crinodas
p e r o en e s t a d o i m p e r f e c t o que hicieron difícil su r e c o -
nocimiento.
Pentland en 1838 encontró un Phacops, en A y g a -
chi, el que, según Salter era un tipo del d e v ó n i c o su-
p e r i o r . — ( N . del T . )
4
con los de Peñas y que parece continuarse en el
cerrillo de Y a r b i c h a m b i , de donde recogí muchos
fósiles característicos de esta formación. L a s c a -
pas del cerro de H u a r i n a me parecieron inclinar-
se al N E . , se extienden hasta cerca, de Haehaca-
ehe, es decir tres ó cuatro leguas hacia el N O .
P o r su parte, los alrededores de Hacliacache
ofrecen, en medio de una pampa cubierta de g u i -
j a r r o s , al oeste un maciso enorme de arenisca gris
amenudo m u y duro, que j u z g u é perteneciente á
los terrenos devonianos, sin que la presencia de
fósiles me diera la prueba positiva, listas arenis-
cas forman un cerro bastante elevado (pie vá á
m o r i r por los dos lados s ó b r e l a s riberas d*d lago,
dominando la villa de Santiago de Huata. Al
S E . de Haehacaehe hay otro cerro pequeño de la
misma arenisca, donde encontré el Orthis pecti-
natus, lo q u e m e confirmó su edad geológica.
A l este de Haehacaehe, á poca distancia de
las casas del pueblo, existe una colina, de d i r e c -
ción N O . al S E . formando cerros redondos de
una roca no estratificada, traquítica que Mr.
•Cordier, considera c o m o un pórfido arcilloso d e
la edad de los conglomerados traquíticos (21), e s -
te cerro tiene más ó menos cuatro leguas de ex-
tensión.

(21) E s t a es también, la opinión de M r . d'Oma-


lius d ' H a l l o y .
Motivos ágenos á mi voluntad obligáronme
regresar á L a P a z en momentos que iba á visitar
los alrededores del lago ( 2 2 ) ; esta circunstancia
i m p i d i ó m e reconocer personalmente la c o m p o s i -
ción geológica de ese macizo de montañas que,
casi paralelamente á la cordillera, costea las o r i -

(22) D e r e i m s en su G e o l o g í a hablando de los al-


rededores del lago d i c e : E l terreno carbonífero está
superpuesto al D e v o n i a n o y f o r m a d o de asperón y es-
quistos, con un banco calcáreo negro en la b a s e , l o q u e
es un indicio tanto más precioso, por ser á m e n u d o ri-
co en fósiles, c o m o en M o c o m o c o , T i q u i n a y C o p a c a -
bana.
" A las 4 leguas al N E . de M o c o m o c o , cerca de
O c o y a , existe una capa carbonífera de 0 . 8 0 m t s . de
e s p e s o r ; las muestras que en 1903 r e c o g i ó D e r e i m s le
hicieron creer, que las heladas eran mas bien unos e s -
quistos i m p r e g n a d o s de materia carbonífera que verda-
dera hulla.
E n la península de C ó p a c a b a n a , cerca de Y a m p u -
pata, continúa D e r e i m s , en m e d i o de los esquistos de
la base carbonífera, se encuentran algunas capas de
carbón e x p l o t a d a s en otra época. E l carbón, que apa-
rece en la superficie se separa difícilmente de los es-
quistos que lo a b r a z a n ; es a d e m á s bastante rico en súl-
furos.
L o s esquistos hulleros de Y a m p u p a t a se e n c u e n -
tran también en la isla T i t i c a c a y forman una faja c o n *
tinua E S E — O N O . que atraviesa toda la isla. L a capa
de carbón es delgada, de 0*30 c e n t í m e t r o s , término
medio. E s t á inclinada al N E . en ángulo de 4 5 más óo

m e n o s , y c o m p r e n d i d a entre d o s hiladas de esquistos


un p o c o carboníferos, de los que se separa difícilmen-
te. E s t o s esquistos, g u a r d a - v e t a s , contienen azufre
que se distingue á simple vista, lo que podría p r o b a r
que este carbón d e b e ser sulfuroso c o m o el de Y a m p u -
p a t a . — [ N . del T . ]
Has del lago desde Hachacaclie hasta el grado 15.
Interrogado sobre este punto un minero del país,
que habíale recorrido repetidas veces, me asegu-
ró que era enteramente porfírico. E n consecuen-
cia h e creído que estos cerros deben ser de la
misma edad de los de Hachaeache, que pudieran
estar en relación.
D e Hachacache regresé á Huarina por el
mismo camino; y de esta villa, atravesando en se-
guida el cerro de H u a r i n a por planos arcillosos,
costeando al norte el Cerro de Peñas, compuesto
de gris rojizo carbonífero, doblé la extremidad
oriental y me dirigí en medio de planos c u b i e r -
tos en partes de guijarros, hacia dos cerritos
aislados que divisé cerca de la hacienda de Y a r -
bichambi: u n o de ellos, el más meridional, eleva-
do á más de 4 0 metros, me presentó una serie de
capas inclinadas al S O . compuestas de asperón r o -
j i z o bastante friable, y bacia el centro bancos de
medio metro de espesor compuestos de asperón
calizo, compacto, amarillo ó rosado, masas de f ó -
siles de la época carbonífera ó antiguo calcáreo
de cerro. E n la parte superior de esta capa, e n -
tre las partes descompuestas p o r la acción de los
agentes atmosféricos, recogí en la superficie del
suelo (23) un gran mimerò de fósiles bien c o n -

(23) Para formar esta colección sólo necesité de


algunas horas, durante las que me d o m i n a b a la fiebre
de la e m o c i ó n . Creo que se puede reunir m a y o r m i m e -
— 29 —

servados entre los que se encontraban las siguien-


tes especies:
Solarium anliquum d' O r b , pl I I I .
Pleurotonaria angulosa d' O r b , pl III,
Solarium perversum, d' O r b , pl I I I .
JYatlca buccinoides, d' O r b , pl ITT.
Naticaf pl I I I .
Pacten paredezii, d' O r b , pl I I I .
Trigonia antiqua, d' O r b , pl I I I .
Terebralula Andii, d' O r b , pl I I I .
T. Gandrii, d' O r b , pl I I I .
T. Cruzii, d' O r b , p l I I I .
T. Cora, d' O r b , pl I I I .
Prodtcctus Inca, d' O r b , pl IV.
P. Peruvianas, d' O r b , pl IV.
P. Boliviensis, d' O r b , pl IV.
P. Gandrg, d' O r b , pl IV.
P. Variolala, d' O r b , pl IV.
P. Viliersi, d' O v b , pl IV.
P. Andii, d' O r b , pl V.
P. Ilvmboldtii, d' O r b , pl V.
P. Cora, d' O r b , pl V.
Spirifcr Cóndor, d' O r b , pl V.
# Penllandi, d' O r b , pl V.
Turviniola striata, d' O r b , pl ' V I .
Retepora Flexnosa, d' O r b , pl VI.
Ceriopora ramosa, d' O r b , pl VI.

ro de fósiles. B a j o este aspecto, éste es el punto mas


notable de Bolivia.
E n algunos instantes había reunido veinti-
cinco especies de fósiles en Y a r b i c h a m b i . E n t o -
do diferentes, específicamente, de los fósiles d e
la misma época en E u r o p a , se semejan sin em-
b a r g o en todas sus partes á. las especies de los t e -
rrenos carboníferos de Boulonais de V i s é ( B é l -
g i c a ) , etc., q u e á primera vista p o d r í a creérseles
de las mismas especies; no obstante las dos f a u -
nas son específicamente m u y diferentes, á pesar
de parecerse m u c h o en sus formas. Para m í este
n ú m e r o de fósiles no tenía solamente un gran
interés paleontológico; con ellos llegaba á deter-
m i n a r con certidumbre que su reunión, en capas
concordantes con los asperones rojos friables, q u e
esos asperones pertenecen á la misma época c a r -
bonífera de que derivan. L a observación de este
p u n t o es la que me hace considerar todos los as-
perones rojos, superiores, y en estratificaciones
discordantes con los asperones grises de la época,
carbonífera, mientras que esos mismos interme-
diarios entre esta formación y las capas de p i z a -
rra, que pertenecen á la formación siluriana, p o r
los fósiles los considero c o m o de la época d e v ó n i -
ca.

] ) e Yarbichambi, dirigíme directamente :í


L a Paz, atravesando sin interrupción, llanuras
inclinadas que descienden de la Cordillera; c u -
biertas de trozos y a angulosos, y a redondeados
de arenisca devoniana que se presentan al ras de
la tierra, sobre los flancos de los c e r r o s á algunas
leguas al norte d e L a P a z , y que deben en-
contrarse en todo el trayecto c o m p r e n d i d o entre
este punto y Palca, donde les he vuelto á e n c o n -
trar en la misma posición. La cadena oriental
•que costeaba constantemente por este c a m i n o , m e
trajo, por la forma d e sus picos m u y accidenta-
d o s , la convicción que debía pertenecer á las r o -
cas graníticas que había encontrado en la cum-
bre de la cadena, en Palca. Esta, tiene entera-
mente el aspecto, del M o n t e - B l a n c o en los Al-
pes.

V
De La Paz á Oruro

H e atravesado longitudinalmente toda la


g r a n meseta boliviana de Potosí á L a P a z , es
d e c i r d e los 16°hasta más allá de los 1 9 ° d e latitud
S. V o y ahora á describir este trayecto saliendo
de L a Paz. De la columna colocada sobre la
c u m b r e de los aluviones de L a P a z , atravesé la
.llanura cubierta d e guijarros de asperón devo-
níano,hasta la V e n ti Ha (24) (0 ó 7 leguas), d o n d e
v o l v í á encontrar otros asperones idénticos, q u e
m e parecieron estar inclinados al N E . Estos se
me presentaron en toda la cadena de elevados
cerros, que al este limitan la llanura; solo cerca
de Calamarea, en el p u n t o más elevado, la. c a d e -
na parece interrumpida, en un corto espacio p o r

(24) D ' O r b i g n y al pasar por la Ventilla no b a j ó


á las quebradas de Sapahaqui, Caracato y Luribay, en-
d o n d e se encuentran los importantes cerros de A r a c a ,
Q u i m s a - C r u z , Y a c o , e t c . , por este m o t i v o nos p e r m i t i -
r e m o s llenar este vacío, estractando a l g o de la d e s c r i p -
ción que de estos lugares hace D e r e i m s y a g r e g a n d o
a l g u n o s datos r e c o g i d o s durante un viaje de estudio-
que h e m o s hecho por la Provincia d e L o a y z a , í la que
pertenecen los lugares indicados más arriba.
E l trayecto de la V e n t i l l a , á Pasto G r a n d e y M o -
l i n o - q u e m a d o , para entrar á la quebrada de Sapahaqui,.
está f o r m a d o entre colinas redondeadas, c o m p u e s t a s
de esquistos fósiles por lo general, areniscas á v e c e s ,
alternando con asperones. L a dirección general d é l o s
estratos es S E . — Ñ O ; por los fósiles que se encuentran
revelan que t o d a s las hiladas pertenecen al Devoniano,
c o m o lo enseñan los Trüobitcs y Braquiópodos.
Siguiendo la quebraba d e s d e M o l i n o - q u e m a d o s e
pasa Cucuta, Jarandilla, N i n a c h o y se llega á Sapaha
qui. D e s d e este punto hasta Caracato y valle de L u -
ribay, el camino se hace por el fondo de la quebrada
abierta en los esquistos d e v o n i a n o s ; á v e c e s estrecha
c o m o en el A n g o s t o del Cebollar, en el c a m i n o á L u r i -
bay, que en partes no tiene más de seis m e t r o s de a n -
c h o el c a m i n o que es, al m i s m o t i e m p o , lecho del río C a -
racato. L a s partes anchas están rellenas de aluviones
en las que se presenta una hermosa v e g e t a c i ó n , culti-
vándose hermosas frutas y viñas. L a altura d e estas.
rocas traquíticas, que forman aquí algunas e m i -
nencias.
P o r lo demás la llanura está sembrada, en t o -
das partes de trozos de arenisca, devoniana, cuyas
capas vienen á formal' también al oeste, la c o n -
tinuación de uno de los cerros atravesados al e s -
te de la apacheta de L a P a z , que se termina cer-
ca de la villa de A y o a y o á más de 2 0 leguas al

regiones es más ó m e n o s de 2 . 8 0 0 metros. T o d o el


trayecto que describimos es e m i n e n t e m e n t e esquis-
t o s o , observándose erosiones importantes por todas
partes.
L a s quebradas que d e s e m b o c a n en el valle de L u -
ribay están abiertas en esquistos g r e d o s o s y areniscos.
L o s estratos presentan la misma dirección N E — S O .
L o s terrenos son también de la m i s m a época devónica,
pero pobres en minas. K s t o s se encuentran al E . en
Araca y Quimsa-Cruz (Tres cruces). L a altura d e la
m o n t a ñ a de Q u i m s a - C r u z , es de 5 , 5 4 6 m e t r o s .

E l camino del valle de Luribay á la Cordillera, e s -


tá abierto entré pequeñas quebradas con aluviones,
abiertas en esquistos negruzcos y asperón r o j o , S E . —
N O . con r u m b o N E .
L o s esquistos demuestran la m i s m a constitución,
variando su dirección de N E . S O . á N S ; en A r a c a los
esquistos son d e v ó n i c o s . E s t o s están con frecuencia
c o r t a d o s por filones de cuarzo, m u y numerosos en
A s i e n t o y R o s a r i o ; estos filones en ocasiones son más
p o d e r o s o s que los esquistos que atraviesan. E s t e cuar-
zo es aurífero pero de p o c a ley.
L a riqueza m i s m a de toda esta región la c o n s t i t u -
y e el E s t a ñ o . L a s vetas de este m e t a l , si bien no son
m u y numerosas al N . y S. hacia A r a c a é I c h o c a res-

S
S. (le L a P a z . A l e.ste de A y o a y o se ven todavía
algunos de sus c e : ros hacia el oeste, en medio de
la llanura arcillosa hasta algunas leguas más allá
(
de V i s c a c h a ni. (2o)

p e c t i v a m e n t e . no así hacia la región central, en d o n d e


los yacimientos estañíferos son abundantes y ricos.
Según D e r e i m s las vetas de estaño en la región de
Q u i m s a - C r u z están siempre en relación con las rocas
eruptivas cuarciñcacias. con cristales del feldespato,
perteneciente al tipo porfiroide y debiendo ser clasifi-
cadas en la familia sienítica y andesítica. L a s partes
más superficiales de las venas son ricas en casiterita;
otras veces el estaño está m e z c l a d o con sulfuro de hie-
rro .
En resumen, se puede decir, que toda la región
está fuertemente p l e g a d a ; la situación de los valles es
debida á m o v i m i e n t o s de torsión, habiendo dado lugar
á numerosas quebraduras que han facilitado las erosio-
nes y la e s c o m b r a de los ríos. L a s cadenas s u b - a n d i -
nas presentan una serie de sinclinales y anticlinales
paralelos á la Cordillera R e a ! . L o s sinclinales más
importantes se encuentran entre Y a c o y Q u i n i e ; los
esquistos y asperones devonianos están cubiertos de
n u e v o por los terrenos carboníferos. L o s calcáreos de
la base de esta época son bien desarrollados cerca d e
C o j é d o n d e son ricos en Productus, Spir/fer v Fusittí-
ncs.—(N. del T . )
(20) E n este punto hay una vertiente termal cu-
yas aguas alcalinas ricas en cloruro de sodio y potasio,
b i c a r b o n a t o s de litina, de soda, etc , se e m p l e a n c o n
éxito contra las e n f e r m e d a d e s del aparato d i g e s t i v o .
Sundt, hablando de las rocas traquíticas de la par-
te N E . de la altiplanicie boliviana, dice que un p o c o
al S O . de A y o a y o , en los b a ñ o s calientes de V i s c a c h a -
ni, la base del cerro que está i n m e d i a t a m e n t e al d o -
nieiite del llano, se c o m p o n e de areniscas endurecidas
A una legua antes de llegar á la posta de
Chicta, vi, en la c u m b r e de la cadena oriental un
promontorio que mis muleros llamaban volcán
pei'O que me pareció ser simplemente un punto
traquítico c o m o aquel de Calamarca. Además,do-
quiera caminase iba. encontrando restos de grez,
de modo que la cadena oriental desde este punto
hasta más allá de Sicasica, es decir hasta los 1 7 °
8 0 ' d e latitud S.me lia. parecido de lejos(pues no lie
p o d i d o acercarme; compuesta á intervalos de r o -
cas traquítieas, que han dislocado la arenisca d e -
voniana ó han aprovechado de sus dislocaciones
para arrojar algunos rodados sobre los cerros.
A cuatro kilómetros antes de llegar á S i c a -

paleozoicas y la c u m b r e del cerro de un gran dique tra-


quítico, que hacia el S. llega hasta cerca de P a t a c a m a -
yo. El calor d e ' l a s aguas calientes es sin duda d e b i d o
al calor que todavía conserva la traquita en hondura.
L a posición de H a c h a c a c h e , V i a c h a , T o t o r a n i y
V i s c a c h a n i , más ó m e n o s sobre una m i s m a línea pare-
ce indicar, que corresponden á una gran línea ó zona
de fractura de la costra terrestre, por d o n d e han salido
los traquitos. E s m u y posible, que entre las cuatro
erupciones m e n c i o n a d a s se encuentren otras, puesto
que mi c o n o c i m i e n t o del terreno es m u y i n c o m p l e t o ;
así c o m o también es m u y p r o b a b l e , que la línea de
fractura se extiende más al Sur y N o r t e de los puntos
extremos mencionados.
E l paralelísimo entre nuestra línea de fractura y
el b o r d e poniente del llano aluvial, corresponde t a m -
bién, más ó m e n o s , c o n el r u m b o de las estratificaciones
paleozoicas. E x i s t e pues una relación entre los tres
f a c t o r e s : línea de erupción, dirección del llano y el
r u m b o de los estratos, relación que no d e b e ser casual
sica, la llanura hállase interrumpida, al oeste,
p o r un cerro de algunas leguas de largo, elevado
quizás una centena de metros más que
; el llano,
de dirección E.S.E. está compuesta de rocas
p o r f í r c a s , pareciendo levantar la arenisca d e v o -
;

niana cuyos trozos cubren toda la llanura. Se


explotan varias minas de plata m u y ricas, sea en
el cerro de Sicasica, sea en la cadena oriental,
que está un poco más lejos.
D e Sicasica, uno de los puntos más elevados
del altiplano, se desciende pronto, después de h a -
ber pasado pequeños cerros de asperón al S . S . E .
á una basta llanura que al sud se extiende hasta
el Desaguadero. Esta llanura está cubierta por
todas partes de guijarros de asperón devoniano
rodados, que no sólo cubren el suelo, sino tam-
bién en gran número son arrastrados por los ríos
que descienden de la cadena oriental, que está

sino causal, y la causa no puede ser otra que la estruc-


tura interior y la naturaleza física del terreno estra-
tificado, el que naturalmente existía antes que las erup-
ciones y la configuración actual del llano, ó con otras
p a l a b r a s : los estratos « d e m e n o r resistencia» han faci-
litado la abertura de la gran grieta de las erupciones y
también la obra de las fuerzas que han dado sus actua-
les contornos al l l a n o .
L u e g o , según Sundt, la llanura pudo haberse for-
m a d o de algunas de las siguientes m a n e r a s :
i ° — S i m p l e m e n t e por la erosión de las aguas c o -
rrientes, cuya obra destructora con preferencia debe
haber seguido las capas más blandas.
2 " — O el llano ocupa el lugar de un gran sinclinal,
p o c o más ó menos á la misma altura. Creí, des-
d e luego, que estos asperones devonianos debían
formar todo el suelo. D e este m o d o llegué al R e -
ducto, situado en m e d i o de la llanura sobre arci-
llas rojizas cubiertas, en partes, de una arena fi-
na.
S u b í del R e d u c t o al E . S . E . caminando s o -
bre llanos arenosos, después por guijarros a n g u -
losos ó rodados de arenisca devoniana, hasta c e -
rros separados de la cadena oriental pero q u e
forman dos ramales que siguen una línea parale-
la á aquélla. L a s capas de arenisca gris, c o m p a c -
ta, que forman ambos cerros, é n t r e l o s que c a m i -
n é más de 6 leguas, parece experimentan una
notable inclinación al N E . Cerca de tres leguas
antes de lleg¡.r á la aldea de Caracollo, se p r i n -

ó lo que es lo m i s m o el fondo de un gran pliegue de


las capas paleozoicas, así c o m o v e r d a d e r a m e n t e s u c e -
d e en H a e h a c a c h e , según E o r b e s ; i g n o r o ' s i lo m i s m o
s u c e d e en los otros puntos m e n c i o n a d o s ; pero de todas
maneras habría que aludir á la erosión para explicar
la ausencia de las formaciones m e r o z o i c a s , que a n t e -
riormente deben haber e x i s t i d o .
3 " — O el llano d e b e su existencia á uno ó varios
hundimientos, efectuados por grietas ó fracturas para-
lelas á la fractura de las traquitas.
E s t a s son, según la g e o l o g í a m o d e r n a , las princi-
pales maneras de' que se han f o r m a d o las quebradas ó
valles en general. E n el caso p r e s e n t e han sido relle-
nados posteriormente por los e s c o m b r o s de la época
glacial, depositados dentro ó fuera de grandes lagos.
( N . del T . )
cipía á descender hacia una extensa llanura,,
sembrada de guijarros de arenisca, en seguida d e
arcillas rojas. L a cadena-oriental se separa b a s -
tante de la ruta que se sigue mientras que, uno
de los cerros de los que acabo de hablar, y q u e
queda siempre al oeste se separa también d i r i -
giéndose al S.B.E.
L a llanura, de Caracol lo á tres mil o c h o c i e n -
tos setenta metros de elevación, está cubierta, d e
arcilla del m i s m o color del limo pampeano aná-
loga á todas aquellas que tapizan los alrededores
del Desaguadero, y en general todo el suelo d e
la gran meseta boliviana; esta llanura se e x t i e n -
de ampliamente al sud y ocupa una extensa s u -
perficie al este hacia Paria, estando limitada, en
partes, al oeste por montículos de asperón d e v o -
niano hasta la villa de A ti ta, situada al S . S . E .
de Caracollo. E l camino se acerca de nuevo á los
cerros del oeste, que en este punto forman un p e -
queño ramal completamente separado de los d e -
más, y m u c h o más elevado, casi fiO metros más
alto que la llanura. Este cerro de una legua de
largo de r u m b o sud 3 0 ° , al este de la b r ú j u l a m e
interesó m u c h o , pues presentábame capas verti-
cales ó por lo menos muy levantadas é inclina-
das al O . S . O . compuesta, las más inferiores de
pizarras esquistoideas negruzcas, semejantes á
aquellas que había encontrado en las alturas de
Palca, sobre la vertiente occidental d é l o s A n d e s
orientales, y que considero como tal terreno, silu-
riano. A s p e r o n e s devonianos duros de g r a n c o n -
sistencia le están superpuestos.
Más allá de este cerro, siguiendo siempre la
misma dirección (S. 3 0 ° E.) se caminan dos l e -
guas de pampa, cubierta de arcilla roja, m u y i m -
pregnada de eflorescencia salinas, que dan naci-
miento á todas las plantas que generalmente se
encuentran sobre las playas marinas de la costa;
son Salieornias y Sodas. L a sal marina parece
formar en anchas capas una ligera película en la
superficie del suelo. Esta pampa, comunica al O .
con aquellas más extensas que aun ocupan todo
el centro del altiplano.
Después de la pampa principia una serranía
bastante elevada á c u y o lado está la ciudad de
O r u r o . Esta montaña,que parece s e r l a continua-
ción de los cerros situados al oeste de Caracollo
y de aquellos de Atita, puesto que en todo sigue
el mismo r u m b o al S. 3 0 ° E. es sin embargo,
m u c h o más elevada, encontrándose á más de 100
metros más alta que el plano. Representa, p o r
decirlo así, un g r u p o aislado de cerca de dos l e -
guas de longitud. L a gran riqueza de sus minas
determinó á los españoles á elegirle por sitio p a -
ra la ciudad de Oruro, que rivalizó p o r largo
tiempo con Potosí por sus minerales de plata,
explotada por amalgamación; pero, c o m o las v e -
tas que la encerraban eran casi verticales pronto

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