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Hoy más que en el pasado, el orden de la in-migración y, con él, su I La cuestión suscitada por la simple
>n, corolario, el orden de la emigración, están fundamentalmente liga- yuxtaposición de estos tres términos,
iai . dos al orden nacional (o a los órdenes nacionales). Y si esto es ver-
Estado, nación e inmigración, invita
its a amplios desarrollos que aquí no po-
dad hoy más que en el pasado, es debido a la generalización, incluso
ele . . demos realizar, si es que tenemos la
!llt a la universalización, del hecho nacional y correlativamente de la capacidad de hacerlo; nos conforma-
in © emigración y la inmigración como hechos nacionales: una vez con- remos con sugerir los puntos que pa-
recen más fundamentales en la rela-
.nd cluida la de~colonización (al menos estatal, i.e. nacional), actualmen-
ción entre la inmigración y los otros
,ed te, al contrario de lo que había ocurrido en los imperios coloniales y dos términos (Estado y nación).
of
en la época del imperialismo colonial, no existe una emigración que
ion * Traducción: Victoria País Demarco.
no provenga, excepto algunas raras excepciones, de un Estado (o de Edición: Gabriel Vomrnaro. Traducido
the
the un orden nacional) independiente; asl.~ ~~s, la única manera _Q.AQª de: Sayad, A. (1984) État, nation et
hoy a UJ)._a comunidad para que exista auténticamente, es decir bajo immigration: l'ordre national a
.nd
l'épreuve de l'immigration. Peuples
l of una forma reconocida -y reconocida porque ella se impone, como
méditerranéens. 27-28, 187-205.
der un reconocimiento que se impone por sí mismo-, es. de _exist.~~
ion ** C.N.R.S., E.H.E.S.S. (C.S.E.C.).
nacio11~lmente (bajo una forma estatal y políticament e, i.e.
nacionaI.IA~.nte garantizada). Con retraso en relación a la inmigra-
ción, el mismo retraso que las sociedades actuales de emigración han
tenido para alcanzar el orden nacional (por largo tiempo monopolio
o cuasi-monopolio de las sociedades de inmigración), la emigración
1 Tal vez sea necesario decir que nos ce-
ha terminado por devenir, en casi todos los países de fuerte emigra-
ñimos intencionalmente a la forma
ción hacia los países industrializados de Europa, un problema nacio- actual de migraciones, las migraciones
nal (por lo tanto, un problema eminentemente político) y no sola- contemporáneas de la economía mo-
mente un problema local de los grupos locales de pertenencia (gru- derna (mediados del siglo XIX y XX,
para Francia), con la exclusión de to-
pos familiares, aldeanos, regionales, etcétera).'
dos los demás desplazamientos de po-
blaciones: los del pasado, anteriores a
Teniendo en cuenta esto último es posible, en relación al tema que
los sistemas políticos actuales (siste-
aquí nos concierne -el orden nacional-, dar "idealmente" a la inmi- mas "nacionalistas"), que pertenecen
gración y los inmigrantes y, correlativamente, a la emigración y los hoy a la historia demográfica de todas
emigrantes, esta doble definición:la inmigración es la presencia en los pueblos o de todas las naciones; y
los del presente, en los casos en los que
el seno del orden nacional (í.e. en la nación, en lo "nacional") de los
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no parecen estar directamente coman- "no-nacionales" (i.e. extranjeros, "nacionales" de otra -nación y de
dados por las necesidades de la econo-
otra nacionalidad, de otro orden nacional) -por simetría, la emigra-
mía, la economía dominante altamen-
te beneficiaría de la inmigración y de
ción es la ausencia fuera del orden nacional (i.e. fuera de la nación,
los inmigrantes que atrae y la econo- primero, y segundo, tarde o temprano, fuera de la nacionalidad) de
mía dominada, forzada a producir la los "nacionales", lo que implica que ella es la presencia de los "nacio-
emigración y a suministrar emigran-
nales" en· otro orden nacional (en una nación y en el seno de una
tes; el fenómeno migratorio tal como
se establece hoy sólo es la resultante
nacionalidad extranjeras)-; el inmigrante es el "no-nacional" (el ex-
de la dominación de la primera sobre tranjero, por lo tanto el "nacional" de otro orden nacional, de una
la segunda. nación y, hasta nuevo aviso, de una nacionalidad extranjeras) pre-
sente en el orden nacional (i.e. en la nación, en lo "nacional") -y,
simétricamente, el emigrante es el "nacional" ausente del orden na-
cional (i.e. de la nación, de lo "nacional") lo que implica que está pre-
sente en otro orden nacional (en una nación y en el seno de una na-
cionalidad extranjeras). Así, los dos órdenes, el orden nacional y el
orden de la· inmigración (y de la emigración) están consubstancial-
mente ligados el uno con el otro. No se puede hablar de uno sin ha-
blar del otro o sin ser reenviado al otro: hablar de uno es necesaria-
mente hablar, al mismo tiempo, del otro. No se trata de un juego fácil
de la dialéctica de la identidad y de la alteridad, en el que lo "nacio-
nal" solo existiría en presencia -presencia efectiva o solamente posi-
ble, presencia probada o solamente pensada- de su contrario, o por
oposición a su contrario, lo "no-nacional"; la inmigración es la oca-
sión de realizar prácticamente, en el modo de la experiencia, la con-
frontación entre "nacional" y "no nacional".
------- --·--- --
~:::,i .
culan indefectiblemente a la condición del inmigrante y del emigran-
te: presencia extranjera, provisoria, por razones de trabajo (o su-
bordinadas al trabajo); tres características, sinónimos y fundamen-
talmente ligadas entre sí, de la presencia "inmigrante" y, correlativa-
mente, de la ausencia en el extranjero (o por razones de presencia en
el extranjero), ausencia provisoria y ausencia por razones (o coarta-
das) de trabajo -tres características de la presencia "inmigrante" y
de la ausencia "emigrante", formando dos series simétricas y que, en
los dos casos, son sinónimos una de la otra y se encuentran funda-
mentalmente ligadas una a la otra. Todas estas características (en su
doble serie) del inmigrante y del emigrante tienen como principio y
encuentran su justificación última en otra característica que resume
las primeras y que es la exclusión de lo político: el inmigrante, como
no-nacional, es excluido de derecho de lo político; el emigrante, como
ausente de lo nacional (o de la nación) es excluido de hecho de lo {~·
-·----- - -- -- -- -
ca y las oposiciones entre los grupos
inmigrante termina, como termina también el hombre deportado, por
que tienen acceso a la política y aque-
llos que son excluidos. "Entre los es- no ser nada, nada más que pura singularidad, una individualidad
clavos del tipo ateniense, esclavos- corporal, un cuerpo biológico (y técnico y, en este sentido, un "cuer-
mercantiles importados del extranje- po-labor"). En tanto se encuentra fuera del orden jurídico y político
ro y comprados sobre el mercado, y los
nacional, constituye por ese hecho -en tanto que es, sobre todo aho-
grupos de tipo ilota hay una diferenc;ia
fundamental. Son dos tipos ele sujeción
ra que la paradoja de su presencia no podría reducirse, ni disimular-
bien diferentes, que tienen un orig_en se-, una amenaza para ese mismo orden; una amenaza aún más gran-
,' ,
y una historia distintos y representan de (i.e. más subversiva) cuanto el peligro proviene del exterior (de la
dos estadi<?S d_e una evolución [ ... ]" alteridad, de la extranjeridad, de la hqlogeneidad, de la exterio~-
(Michel' Austin y P. Vidal-Naquet, ·· · , •
Ecdonomies et so·ciétés en Gr-éce · dad,· t_od_a_s_c_o_s_a.._s qu_d _as. c_ategorías constitutivas del orden nacional
a n c í ~ s , A. Colin, 1973, 416 p,), · __no pueden integrar e interpretar_segfü.1 la lógica propia o el__genio de
L o s ~ o n comprados jn4ivi- lo "nacional")ª y no, como es "polí~icaine_nte" (i.e. "nacionalmente",
dualmente, son de ?rig7n diverso (des-
y hasta "demócráticament~") adn1itido, del interior (de la identidad,
pués de Solón, en Atenas no hubo más
esclavos de origen ateniense), no pue- de la homogeneidad, de.la iiidigenidad, de la interioridad, etc.), es
den nombrarse colectivamente y no decir de_ algún conflictS> interno .a los nacionales (a la nación), que
tienen ninguna identidad de la que son los únicos autorizados a entrar en conflicto entre unos y otros y,
reclamarse (sin persona juridica, son
por eso mismo, a entrar en competencia política, en última instancia,
la cosa de su amo); a esta no-existen-
cia se agrega una sujeción corporal, por el poder político; este antagonismo regulado es el que podríamos
sexual, total: cf. Mases I. Finley, llamar "antagonismo de clase" o reductible a un antagonismo de cla-
Esc/avage antique et idéologie se -lo que no significa que los conflictos eventuales de los que los
moderne, París, Ed. de Minuit, 1981,
inmigrantes serían partícipes (ya sea que tengan la iniciativa o que
212 p., ver p. 1,27): solo puedí!n espe-
rar una liberación individual que ja- participen por propia voluntad) no sean "conflictos de clase", sino
más podrá hacerlos ciudadanos; al que esos conflictos son para ellos otra cosa y más que eso, o que son
contrario, os ifota ~en Esparta, repu- eso solo secundariamente, como por agregación o por procuración.
tados por ha er sido conquistados
(pueden ser griegos o de no-griegos) y El inmigrante pone en "peligro" el orden nacional forzando a pensar
no comprados, gozan de una homoge-
~quello que es impensable, lo que no ha de ser o lo que no debe ser
neidad más grande, hablan la misma
lengua y son designados con un nom- pensado para poder ser; fuerza a develar su carácter arbitrario (en el
bre colectivo, tienen una identidad sentido en que la lingüística entiende la palabra: no necesario), a de-
genealógica (la población se reprodu- senmascarar los presupuestos; fuerza a revelar la verdad de su insti- =
c e ) ~ rial (son de un lugar), his-
@''
tución y a actualizar las reglas de su funcionamiento. Por eso el inmi-
tórica, etc., y una libertad de acción que
les sirve para ser liberados por el Esta- grante (y con él el emigrante) es un escándalo para todo el orden
do y devenir neodamodes (n ~os político -el orden político _que lo hace un "inmigrante" tanto como el
miembros del demos), nuevos ciuda- que habla de él como su emigrante-; es, como dice Hannah Arendt,
danos de Esparta sm estar por eso en
"ese gran peligro que engendra la existencia de individuos forzados a
pandad con los Pares. Esos dos grados
diferentes de sujeción explican las re- vivir fuera del mundo común" 9, y ªC!!-IÍ el "murn;lo común" es el "mun-
laciones diferentes mantenidas con el do" nacional, que es el único mundo político porque está hecho como
Estado: "En Atenas, es raro reclutar es- tal, porque es políticamente político. Si, a pesar de todas las infrac-
clavos para el servicio militar; los ca-
ciones, de todas las violaciones y de todas las degeneraciones que
sos son poco frecuentes y correspon-
den siempre a situaciones de urgencia. hace que las democracias se vuelvan culpables respecto de sí mis-
mas'º, la pasión democrática es, en el fondo, la pasión de la igualdad
::-1.
. ··-· -· ------- - - - - - - - - - - - - - --
(igualdad de condiciones y, condición y resultado de esta igualdad, Por otro lado, cuando se llama a
igualdad de derechos) -porque en una democracia y para una demo- esclavos para la guerra, se comier
por liberarlos. En Esparta, es norn
cracia no debería haber (salvo excepciones que es necesario reincor- servirse de los ilotas para la guerra
porar) desigualdades frente a la ley-, ¿sería posible decir que este aquí, si ellos son en ocasiones libe:
,i1CQ idéal igualitario podrá y terminará teniendo respecto del "ilotismo" dos es después de sus períodos de s,
10- moderno que es la inmigración? ¿Esta pasión llegará, para el buen vicio [ ... ) Los ilotas podían pretenc
ser parte &!EstaCfo lacedemon
funcionamiento del orden social, hasta la inclusión total, hasta la in- mientras que era inconcebible que 1
\ll- ·, tegración en lo nacional (i.e. hasta la naturalización) de todo aquello esclavos atenienses revindicaran
1la que no lo es naturalmente (de "naturalidad")? O, para decirlo de otra derecho de ciudad en Atenas, ni ni
ri- gún derecho de la ciudad en ningu1
manera, la negación política de los unos (aquellos que no pe1tenecen
parte (en la ciudad antigua, es lapos
1al al orden nacional, los inmigrantes en este caso), condición y ·efecto s;;;:;:-Je la tierra, el servicio militar y
de del monopolio político destinado a los otros (los "nacionales"), ¿pue- religión lo que hace al ciudadano:
e" ) de convertirse en la posibilidad (aun teórica) ofrecida a todos de par- Esas diferencias explican -lo que ti
1d, ticipar del "conflicto regulado", aquel mismo que instituye el orden ne su importancia en el tema que nt
interesa- por qué no hubo en la At·
es político? Los antagonismos correlativos a la oposición entre aquel nas de la época clásica revueltas de e
ue que es "nacional" y aquel no lo es, entre aquel que es "político" y aquel clavos (que eran sin embargo muy m
:y, que no lo es, ¿terminarán por constituirse en una verdadera división merosos: cuatro veces más numerosc
ia, G política en el seno del mismo orden nacional, en lugar de dejarse re- que los hombres libres), mientras qr
la situación era totalmente diferente e
tOS ' ducir -lo que es una manera de neutralización- por la distinción ar-
Esparta donde las r ~ta.s de ilot~
la- bitraria y decisoria (distinción tan radical que es decisoria y conven- era una constante:~tenas, u
.os ~ional) que se opera entre "nacional" y "no nacional"? Excluir detor- complot que agrupara a los metecos
ue los esclavos contra los ciudadanos er
den político (i.e. del orden nacional), expulsar al inmigrante, en tan-
simplemente inconcebible... , porqu
no to es "na~iop.almente" un extranjero, fuei:~ del campo político, confi- ellos estaban totalmente excluidos dE
on nar al inmigrante a lo extranjero a la política por ser políticamente Estado mientras que en Esparta tod,
n. extranjero a lo político, es para el orden democrático una manera de el mundo, de pares a ilotas pasando po
todas las categorías intermediarias
estar en regla con su ideal igualitario: basta delimitar el campo polí-
participaban del Estado en una ciert:
tico -delimitarlo territorialmente" o por la nacionalidad-y, correla- medida y en grados diferentes, y l.
tivamente, constituir el código de inclusiones en lo nacional y exclu- homogeneidad étnica hacía posiblt
siones de lo nacional, es decir los criterios pertinentes que discrimi- una conciencia y una acción comune~
(M. Austin y P. Vidal-Naquet, op. cit)
nan entre aquellos que participan de derecho y aquellos que (de de-
8
recho) no participan en lo político (el Código de la nacionalidad, por La inmigración es, por esencia, del or-
·den de la exterioridad: el inmigrantE
ejemplo), para que el orden y la moral estén a salvo. La posibilidad
en proviene del exterior y, con la inmigra·
de definir el territorio político (o.nacional) subsiste -y es sabido en ción. es la exterioridad que adviene a
el~
cuánto la definición y la impósición de fronteras constituye siempre (o en) la interioridad -de la misma
:lt, manera, el emigrante va al exterior y,
un objeto de luchas políticas-, y permite conciliar el derecho (i.e. la
con la emigración, es la interioridad
;' "pasión democrática" de la igualdad) y el hecho, es decir la discrimi-
n- i que se dirige a alguna exterioridad-;
. :
1
nación y la segregación que se encuentran, por este mismo movimien- la oposición (inmigración/ernigmi;ión)
no
/ J¡ to, fundadas, reguladas, legititñadas. Al menos que la inmigración y o j nrnigrante/ernigrante recorta toda
1c- \ u~a serie de oposiciones homólogas
la población que ella engloba no constituyan hoy - en momentos en
ue estructuralmente ligadas, corno las
que la más amplia integración en el conjunto nacional es teó1icamente
lS- oposiciones presencia/ausencia, inte-
posible y, sin duda, en razón precisamente de esta posibilidad teórica rjgr (o internqllexterior Ca erterna),
ad
,;~J.
\ /~- ,9'-,-
/,-"..J et l.
-,._.:f y ..A
~ r:r"'"s-~rf'
/v' ~~~v
p¡ivado (domésticnllpúblico, etc. l!!.:_ ("recrear el pueblo", según la expresión de los revolucionarios de
. .,'
n ~ i r n l interiorC<le)exrecior)
o en lo interno (de )o externo), es estar
1794 12 ) - , para el orden democrático del Rstado-nación, aquello que ·:.
presente aquí. etc.; emigrar es ir de)
le permite pensarse como "transparente", -es d ecir como arbitraria- 'I
jnterior (o de lo jpterna) aJ e x t ~ mente unificado, homogéneo a través o gracias a la identificación que
a Jo externo), de la intimidad, de lo le es así permitida. 1 3
)rivado" (de lo doméstico) hacia Jo
público, es estar ausente de a ~a Así, a condición de no <::ontentarse con una comprensión inmediata,
estar presente allL etc. -el emigrante restrictiva e ingenua (o falsamente ingenua) del fenómeno migrato-
es también JJnruoda en ácobe elf}haJ/J!b,
rio en su totalidad (emigración e inmigración), o a condición de no
Jiteralmente, el ausente
quedarse con la definición dóxica -confo1iable para todos, para nues-
• Estos individuos son "peligrosos" para
el orden político porque "están, en el
tro entendimiento en todas sus regiones, económica, social, demo-
corazón mismo de la civilización, con- gráfica, moral, étnica, estética, cultural, en resumen, política, i.e. na-
finados a los dones naturales, a su es- cional- que damos habitualmente de la inmigración y de los
tricta diferenciación, están privados de
inmigrantes, a condición de no conformarse con la representación
ese gigantesco igualador de diferencias
que es patrimonio de aquellos que son
común, tomada de la oposición entre "nacional" y "no-nacional" (i.e.
ciudadanos de una comunidad públi- inmigrante), que se encuentra en el fundamento del orden nacional,
ca [ ...] La paradoja que implica la pér- o a condición de no sacrificar la percepción de la in,migración (y de la
dida de los derechos humanos es que
emigración) corno si fuera, tal como la designa la conciencia común,
esta pérdida )lega en el momento en
que una persona deviene un ser huma- "naturalmente" a-política, y, más que todo esto, a condición también
no en general -sin profesión, sin ciu- (no es posible una cosa sin la otra) de interrogarse lucidamente sobre
dadanía, sin opinión, sin actos por los la génesis sqcial e histórica de estas percepciones, representación,
cuales identificarse y particularizarse-
definición y comprensión que se combinan para ocultar y negar la
y aparece como diferencia en general, J
sin representar nada más que su pro- significa9ión fundamentalmente política de la inmigración en virtud
pia y absolutamente única individua- de una especie de neutralización (étnica) o de "naturalización" 1• -es
lidad que, en ausencia de un mundo decir, a condición de interrogarse sobre las condiciones sociales de
común donde pueda e,cpresarse a so-
producción, de funcionamiento y de perpetuación o de difusión de
bre el cual pueda intervenir. pierde
toda significación" (Hannah Are~t. estas mismas representaciones y.definiciones o, lo que es lo mismo,
L'Im~rialisme op cit , p 29?.) . sobre las condiciones sociales de génesis y de reproducción del fenó-
l
º Si hiciera falta hacer la histor ia, es
1 meno mismo de la emigración y de la inmigración~, llegamos a ac-
y
decir la génesis y la jerarquía, de todas h1alizar y a reconocer desde la evidencia la relación estrecha que existe
l
las form as de sujeción, pasadas y pre- entre el hecho de la inmigración (y, correlativamente, la emigración) @r
sentes, aparecería con claridad que en -... :. ,
y el hecho nacional o estatal. Dela misma manera que las demás si- t¡7-· !
su principio común está la distinción q
hecha por todas partes entre aqqellos mulaciones o disimulaciones sobre las cuales reposé;). el fenó1:11eno ~;:·./ i c
/t1 1
,),¡~.. 1
que detienen la facultad o la persona- migratorio (y su d~ble aspecto: aquí, de inmigración y, allí, de emi-
~-·i s
lidad política (o civil), aún si son todas gración), la puesta en suspenso de la dimensión intrínsecamente po- ;<. ~ t(
teóricas, y aquellos que están privados
lítica de la inmigración es indispensable para el advenimiento, la per-
de ellas; distinción constante, en la que tJ
solo varían los criterios, los rasgos dis- petuación y la "buena" regulación de esta; y si todo el mundo acuerda :_ t e:
tintivos o pertinentes sobre los cuales en la "a-politización" de la inmigración es i!)Orque todo el mundo (y
12
se funda esta diac1·isis. Esto es válido cada parte a su manera) tiene interés en esta última disimulación (o :. ·' \ C(
hoy, en las repúblicas y las democra- !
ilusión). Es por el efecto de su común "a-politización" que la emigra-
cias modernas y también en los Esta- n
dos-nación (sobre todo cuando se tra- ción y la inmigración pueden ignorar lo que son y lo que operan obje-
te
ta de potencias coloniales o de funda- tivamente, pueden ignorar su verdad, es decir su naturaleza esen-
I ,. otro, es, en·última instancia, bajo la apariencia del traslado de mano públicas antiguas, las ciudades de Ate-
nas y de Esparta principalmente, para
/ de obra (y de mano de obra solamente), del traslado de ciudadanos o
retomar solo los ejemplos constituidos
de miembros de una nación, por lo tanto de sujetos políticos. Si el en m·o delos de referencia -si es que es
fenómeno migratorio, es decir la razón o la necesidad económica, posible fiarse de todas estas referen-
autoriza a cada una de las partes a comprometerse§ de manera cias modernas, las de fa iglesia, en pri-
-1 1,
confesa, uno (el país de emigración) en la "exportación" (provisoria)
mer lugar (cf. Moses l. Finley,
Esclavage antique et idéologie
de sus miembros, el otro (el país de inmigración) en la "impo1tación" modeme, París, Ed. de Minuit, 1981,
'.)
(también provisoria) de sus trabajadores o de una cierta categoría de 212 p., ver sobre todo pp. 13-21), las del
sus trabajadores, la razón nacional y la necesidad política (o la razón siglo de las Luces y de la Revolución,
en segundo lugar (Montesquieu,
demográfica) prohíben en ese dominio proceder de manera análoga
Robespierre, Saint-Just, etc., así como
y de manera tan confesa al traslado definitivo (tal cómo se encuentra todos los revolucionarios de la Repú-
s
consagrado, por ejemplo, en la naturaliiació"n, operación de blica igualitaria del Año II para quie-
n nes Esparta fue un modelo de referen-
"transubstancialización" por la cual el ciudadano o el nacional de una
cia y la Antigüedad una "reserva de re-
nación y de una nacionalidad deviene ciudadano o nacional de otra
l, ferencias", como dice P. Vidal-Naqµet),
nación y de otra nacionalidad), para uno de los dos países (el país de aquellas de la época liberal, por fin (la
a
"exportación" o de emigración) de una parte de su población actual, Atenas "burguesa" inventada por la
1, época liberal burguesa postrevolucio-
sus emigrantes - población que es efectivamente suya o que conside-
1 @
.
ra como solamente suya porque ella es por derecho, y solamente por
naria como réplica de la Esparta de la
e Revolución del Año II; cf. Moses L
derecho, suya-, y, para el otro país (el país de "importación" o de Finley, op. cit., y Pierre Vidal-Naquet,
t,
inmigración o aún de naturalización) de una parte de su población "Tradition de la démocratie grecque",
a prefacio a Moses I. Finley, Démocratie
futura, sus inmigrantes. Con toda lógica (nacional y nacionalista),
i ancienne et démocratie moderne, Pa-
ningún orden nacional puede comprometerse [contracter], con co-
s rís, Payot, 1976, 182 p.; N. Loreaux y
nocimiento de causa, a!~ sesión o la adquisición -la ses~ón más aún P. Vidal-Naquet, "La formation de
e
que la adquisición- de__una fracción de su población, es decir de él l'Athenes bourgeoise, essaie d'historio-
e gra phie, 1750-1850", in Classical
mismo, de su identida? y de su integridad nacionales. Aún cuando
,, Influences on Western -Thougt, ed. R.
que la agregaciónpofü-ica (y, en consecuencia, a título definitivo), en
R. Bolgar, Cambridge, 1978, p. 169-
un caso, a la población nacional, de personas extranjeras a la nación 222), que tienen en común pecar de eso
y a la nacionalidad y, en otro caso, de nacionales a una población (a que M. I. Finley llama "el error teleo-
e lógico" (op. cit. p. 21), o aun en las re-
. i una nación y a una nacionalidad) a la que son extranjer_os (nacional-
públicas medievales, como las ciuda-
mente), está objetivamente inscrita en la convención de mano de obra
des italianas (ciudades feudales, ciu-
que los dos países han suscrito, esta no puede reconocerse ni ser re- dades-Estados) del siglo XII, XIII, XIV
)
conocida como tal; no puede ni siquiera concebirse como objeto po- (cf. M. Bragadin, Histoire des
sible de negociación. Es necesario que las dos partes en cuestión es- républíques maritimes italiennes:
Venise, Ama/li, Pise, Génes, París,
tén, más allá de todas las divergencias y más allá de los intereses con-
1955, y en especial, D. Waley, Les
trapuestos que puedan oponerlos, muy fuertemente unidas por una
3. tl especie de complicidad objetiva (i.e. complicidad independiente de
républiques médiévales italiennes,
París, Hachette, 1969, 255 p., y tam-
y bién P. Anderson, Les passages de
:: 1
,· ,,
la voluntad de cada uno, complicidad que no tiene necesidad de ser
)
; ~
l'Antiquité au féodalisme, París, F.
1
concertada como un complot~, para que no aparezca a la luz del día la
Maspéro, 1977, 331 p.) -en esas
relación de similitud, incluso de causa y efecto, que hay en el contra- "talasocracias" de Véneto, de Liguria,
to de mano de obra entre, por un lado, el traslado actual (y por defi- de Toscana, y en las "ciudades feuda-
del primer renacimiento, allí donde la de nacionalidad, etc.): emigración e inmigración se negarían a sí mis-
ciudad feudal ejercía su :;oberanía so- mas como tales si su dimensión propiamente política no estuviera
bre el castra y las ciudades y más aún enmascarada. La "complicidad" (o acuerdo tácito) indispensable para
sobre el campo de alrededor (el conta-
ello está-aquí ligada al terreno político, es decir a la definición que
do), parece que la dístiricíón entre el
ciudadano (el "citadino" en la medida uno y otro país se dan de lo "nacional" (i.e. de lo político) - y, a con-
en que pertenece a un arte y ejerce su trario, de lo "no-nacional" (i.e. al excluido de lo político). Eljuridismo,
parte de soberanía a través de ese arte, es decir la consideración prioritaria tan sólo d~l estatus jurídico (o
di! aquí pro".1en~ la importancia poli- tan -sólo de la pertenencia nacional, i.e. a una nación y a una naciona-
_tic;Lde.fas b.1~b;is por l:¡ definición_de : . :d_d · . .. ·_ ... : - ---~- -..:_· .. . -· i-·d d b . .. · l ·
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entre la ciudad por una parte 1'repú- .. · . ·. · · - .... .. - . • · - · " ·· .··. . •,. • • , .. . . . .
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griega) a la cual solo l<?_s .mierr:bro~ efl:!ct9s políticos de la emigracióp. y de la inmigración para que estas
(miembros de un "arte") pueden pre-
puedan llevarse a cabo sin que el orden nacional -o, más exactamen-
tender concurrir (en el doble sentido
de contribuir a ... y de entrar en com- te, los dos órdenes nacionales fundamentalmente solidarios en este
petencia por... [Ndt: 'en francés,'com- caso- sean atacados.
petir se escribe concurrencer]) el. po-
der, y por otra parte, el campo fuera de Acto aparentemente individual, para no decir "voluntario" -porque
las murallas de la ciudad, cuyos miem- así es como las sociedades de emigración y de inmigración se dan y
bros no pertenecen al cuerpo político,
dan la representación de este acto (una representación que necesi~an
al cuerpo civil, (i.e. de la ciudad) y no
concurren (en el doble sentido del tér- tanto una como la otra): es la "paradoja del montón de arena"-, la
mino) a los conflictos políticos que emigración/inmigración compromete de hecho dos órdenés políti-
conforman la ciudad. Sin duda, los cos, dos naciones y dos nacionalidad~s y no solamente dos pciíses,
"inmigrantes" de entonces eran esos
dos sociedades, dos economías, como es habitual pensar y decir. Y
residentes no-ciudadanos los
habitares, habitualmente emigrantes porque solo hay, en el fondo, dos maneras de existir en el seno de un
del contado, que podían pretent;ier re- conjunto nacional: una manera legitima, la de los nacionales -y, tam-
clamar la ciudadanía, la "naturaliza- bién, al límite, de quienes son "naturalizados" como nacionales-, y
ción" de entonces (cf. ll-'!ichel Austin y
una manera "ilegítima" en sí misma (pero que requiere, por esta ra-
Pierre Vidal-Naquet, Economies et
sociétés en Gi-ece ancienne, Paris, A. zón, una legitimación continua y, por tanto, es objeto de un trabajo
Colin, _12§ p., ver Il,.JS). En las demo- constante de legitimación), la de los inmigrantes, toda presencia de
cracias más verdaderas como en sus inmigrantes no conforme al orden instituido sobre la base de la opo-
desviaciones o perversiones, en sus
sición fundamental entre "nacional" y "no-nacional" debe resolver-
derivas hacia todas las formas de tota-
litaftsmo (el "mundo único", tal.como se, tarde o temprano, inevitablemente, con la naturalización, es decir
'
l o ~ e Hannah Arendt; el nazis- con la fusión en la naturaleza (política)francesa. Es bajo esta única
mo, el fascismo, el apartheid, el colo- condición que la presencia de los inmigrantes -sobre todo cuando
nialismo y otros regímenes
sus comportamientos se alejan de la representación general que se
segregadores) , el principio único de
todas las sujeciones es la oposición, tiene del inmigrante y de lo que debe ser y debe hacer- puede ser
soportada en todos los órdenes: económica, social, cultural, intelec-
tual Oa presencia del inmigrante confinada a la paradoja se vuelve bajo formas múltiples y en grados
'f. de este modo inteligible y deja de ser lo impensable de la sociedad), ferentes, entre, por un lado, el hom
"libre" para el cual la única activic
inclusive estéticamente (el inmigrante es de un "tipo" físico, de un que vale es la politi ca -es el.~
:a tono o color de piel, de una determinada hexis corporal y de una ateniense o romano, el par en la e
O'a.ra manera de comportarse diferentes, por tanto susceptibles de alterar dad de Esparta, el "citadino"
el panorama estético "nacional") y, por sobre todo, políticamente~ Florencia y de otras ciudades italiai
¡ue
en la Edad Media, el ciudadano
m- distinción según el criterio de nacionalidad o de pertenencia nacio- Reich hitleriano, el hombre "blan
no, nal es más vívida porque estamos en período de crisis de empleo, que en el régimen del apartheid, el ciu,
, (o también una crisis de la inmigración y, en la actualidad, una crisis de dano del "primer colegio" o el colo
: la identidad nacionaD zador en el sistema colonial, el ciw
na-
dano del "Estado-nación", etc.- LI
te- otro lado, el hombre "sujetad,
~1 orden de la inmigración y de la emigración e~ tan tributario del
cas "alienado", que es excluido del cue1
orden nacional, es decir de las catego1ias o de los.esquemas de pen-
Jla político y de prerrogativas polític
samiento que han constituido este orden, que conduce a la herejía a que se encuentra sin identidad civil
,ti-
todos los discursos, todas las prácticas que no están conformes o que jure (sin identidad "na'cional", dir
sta mos hoy) - es el esclavo, el meteco,
110 adhieren inmediatamente a la representación espontánea, ordi-
los hilota, el "bárbaro", el "paisano'
naria, casi natural _q ue se tiene de uno o de otro orden. E~ necesaria
tas contadino, así como todos los nac
::~@ una ruptura verdad_~ramente herética con esos dos órdenes para con-
ceb ir y hacer concebible, para prever y hacer prever, para enunciar y
anunciar de otro modo la relación posible entre uno y otro. Cambiar
nales o todos los ciudadanos de segt
da zona, de segunda clase, todos p,
tenecientes (de nacimiento) a la "rn:
raza (los nacio nales del Reí
el mundo social, cambiar el mundo político -y cambiar la relación
hitleriano, privados de derechos pe
iue con la inmigración es cambiar todo eso- cambiando la representa- ticos; cf. Las leyes de Nuremberg),
ny ción de este mundo (aquí, la representación de la inmigración y del "mal color" (los negros), a la "mala c,
inmigrante), supone la conjunción de un discurso (o de una práctica: ta" (los colonizados, por ejemplo);
tan
también el deportado (por razones 1
, la la manifestación pública) crítico y una crisis objetiva. Este parece s er
talmente oscuras), el zeck (que pert
fü- parcialmente el caso hoy: la crisis, situación paradoja! (en el sentido nece de nacimiento a la "mala clast
;es, fuerte del término), es decir ext:ra-ordinar_ia, contraria al entendimien- y, en cierta medida, el inmigrante t
to (político) o al sentido común, apela a un discurso que sale de lo no-nacional de la nación de la cual
·.Y
miembro de hecho solamente). Pa
un ordinario, contradice y sale al cruce del sentido común. Trabajo de todas estas cuestiones, nos remitimc
1m- enunciación de aquello que, hasta que sea enunciado (y aun después además de a los grandes clásicos de
-, y de que sea enunciado), era y todavía es impensable, de lo que no tie- filosofía política (desde Maquiavel
ne nombre para ser nombrado, en especial en el lenguaje político (es Discurso sobre la primera década ,
ra-
Tito Livio, Montesquieu, Tocquevill
ajo lo indecible, lo inaudito, lo inobsérvado) o, m ej or, trabajo de dram a- hasta Claude Lefort), principalmen
d~ tización (huelgas de hambre o bien manifestaciones, etc.), único me- a Hannah Arendt, L 'impér-ialisme, o
po- dio de transgredir las reglas tácitas, de víolar las censuras más fuer- cit., y más ampliamente, Origines e
tota/itarisme (Nueva York, Harcou
·er- temente interiorizadas como, por ejemplo, proclamar, en violación
Brace, 1951), del cual L'impérialisn
'.Cll' del orden político establecido, que un inmigrante (i.e. un "no nacio- solo constituye una parte, y las de
tICa nal") puede existir, puede darse derecho de existir en el país de inmi- otras son: la primera, Sur /'antisém
ido gración a mismo título y según el mis mo principio o en las mismas tisme, París, Calman-Lévy, 1973, 2s
condiciones que el nacional de ese país; y, más que eso, trabajo de p. y la segunda, consagrada al totalit
:se
rismo, Le systeme totalitaire, París, E
ser reivindicación -lo que hacen ciertos "heréticos", los nacionales du Seuil, 1972; Essai sur la r-évolutio;
ec- "heréticos" del orden nacional y ciertos inmigrantes "heréticos" de la
i
1
ISS N 0329-2142 Nº 13 a p u ntes DE IN V ESTIGACIÓN / tema central: Parti r 111
1
1
París, Gallimard, 1967, Pensée politi- condición de inmigrantes, unos y otros constituidos en heresiarcas
que, París, Gallirnard, 1972, 382 p.,
de un nuevo orden de la inmigración y, en consecuencia, de un nuevo ;I
Condition de l'homme moderne, París, l
,' ~~xcluible" de la política sean una sola y la misma cosa. De esta for- tinguió entre los franceses de estat
civil de derecho común (franceses
1
ma, las manifestaciones contribuyen a producir y se esfuerzan en pro- origen, ciudadanos de primer colegi
/
i ducir un nuevo sentido común (o que devendrá común) de la inmi- y los "franceses de estatus civil de d
,, í
("
gración del inmigrante y, de manera más amplia, del orden nacional; recho personal" (los franceses-must
en ese nuevo sentido entrarán o deberán entrar naturalmente, una manes, los ciudadanos de segundo c
legio), estipuló también que la disti
sra- vez investidas de la legitimidad (a conquistar) que confieren la mani- ción que opera entre dos categorías,
: re- festación pública y el reconocimiento colectivo, las prácticas y las ex- ciudadanos y de nacionales no pod
n la periencias hasta allí clandestinas e ilegales, al menos, "extra-ordina- continuar su curso en la metrópoli
·ati- ... rias" y heterodoxas (por oposición a la definición ordinaria, ortodoxa, ¡ "cuando ellos residen en Francia m,
tropolitana (se trata de lo francese:
clu- de la inmigración y del orden nacional). Además de sus condiciones musulmanes), gozan de todos los d,
~ no sociales de producción, es decir la producción de sus autores, el com- rechos vinculados a la calidad de cit
ico" portamiento y el lenguaje "herétic_os" suponen poder, a pesar de la dadanos franceses y son sometidos
las mismas obligaciones" (artículo :
a la excepción (la heterodoxia) que constituyen, movilizar la autoridad
apartado 2).
tes. del grupo por medio del cual se hacen escuchar y en el nombre del
'
2
Citada por P. Vidal-Naquet, in .M.
cio- cual hablan y actúan. Ese comportamiento y ese lenguaje -por ejem-
Finley, Démocratie antique... , op. d
t de plo, la _huelga de hambre contra la expulsión o la expulsabilidad de p29.
.le~ los expulsables- son actos eminentemente políticos, actos que tie-
'3 Marc Richin habla de "transparenci
, re- ·'b nen una significación política y que pueden tener consecuencias polí- social" para referirse a la idea que 1
.La ticas incalculables porque son resuelta y radicalmente (decididamen- Revolución Francesa se hacía de la so
sra- te) innovadores en materia de definición de la personalidad nacio- ciedad que erigía o que ambicionaba
usando para ello el símbolo de un:
nes, nal, de la identidad nacional y, en el límite, de la nación.~
Esparta (o de una his toria de Esparta
Jro- concebida a ese efecto; cf. El prefaci<
>IDO de J.G. Fichte, Considérations sur le
mal Perturbar el principio de la constitución de los grupos y, en consé- Révolution franr;aise, París, Payot
1974, citado también por P. Vidal-
cuencia, la oposición entre esos grupos (los nacion ales y los Naquet "Tradition de la démocratiE
inmigrantes), disolver los límites entre los grupos y entre las bases grecque", in M. l., Finley Democracia
que
sobre las cuales ellos reposan, entre los criterios pertinentes por los antigua... , op. cit, p.29.
que
cuales se distinguen, por ejemplo, el nacional y el no-nacional - a partir •• Necesitada del "orden nacional", la
e lo
del momento en que las antiguas propiedades distintivas son trans- neutralidad política de la inmigración
1al" (que es más y algo diferente que la neu-
formadas en no pertinentes: ¿quién es nacional y quién es no nacio-
del tralidad política de los inmigrantes) ha
nal, dónde, cuándo, cómo, en qué, hasta dónde se es nacional o no- terminado por devenir para todo el
·na-.
nacional?- , es un trabajo de subversión política que sólo es posible mundo - para la sociedad de inmigra-
tsc@) bajo la condición de que sea precedido o que sea acompañado de una ción, para el país de emigración y, tam-
::de bién, para los inmigrantes, los intere-
conversión en la visión del mundo social (la inmigración incluida).
dos sados en primer lugar, en tanto con-
fes- Como una suerte de "momento de la verdad" -más para las socieda- formes a la definición que se daba de
ellos y que ellos daban de sí mismos
•Óli- des de emigración e inmigración que para los inmigrantes en sí mis- _ en respuesta (es decir, hecha la excep-
lifi- mos'6- , la situación de crisis actual, al exacerbar las contradicciones ción de los inmigrantes, numerosos en
e la de la inmigración (y de la emigración), fuerza a cada uno de los tres !a actualidad, que se comportan como
"heréticos" del orden nacional de la in-
zno socios a hacerse la pregunta, sin maquillaje ni máscara, en primer
migración y la emigración)- un dato
natural (sin que se dé cuenta de lapa-lugar, sobre el estatus actual y futuro (estatus, obviamente, económi-
radoja que hay al hablar de "naturale-
co, jurídico, social, cultural, etc., y, en especial, político) de la emi-
za" en plena esfera política, allí donde
gración, en un caso, de la inmigración, en el otro, y de la emigración/
solo hay política y donde todo es polí-
inmigración, para el tercero; y, en segundo lugar, a hacerse la pre-
tico); la "naturalización" ("es-natural-
que...", "va-de-suyo-que ... ", ·•no-es-ne-
gunta, inseparable de la primera, sobre el futuro del inmigrante (o
cesario-decir-que ... ", etc.) es el resul-
del emigrant~), es decir sobre el lugar exacto que puede y que debe ·
tado del trabajo (trabajo de "socializa- ' ¡ ,
ción", i.e, enmascaramiento de lo so-
ocupar en la sociedad de la inmigración y en la sociedad de la emi-
1
gración o, más precisamente, en (y respecto a) cada uno de los con-
cial) por el cual lo "social'" se niega
como tal, es decir como arbitrario. juntos nacionales entre· los cuales se reparte y es compartido: ser
§ NdT: El autor utiliza la
palabra- " miembro, agente y sujeto de una Ú otra sociedad pero no de las dos a
contracter, que 'significa ~ª1:.tº:~~~-:_·- ja, vei -:-la \'1ib.i~l.lida.d" .impQsible O ilusoria tras la cual se obstina el
traer·
_ en el sentido de -dismiqtiir- ena:- - ·.
. · · .'. . · . . ·. : _. · · ·, -mm1grante ·
tiene ·sus 1-; · · l os l'mutes
mutes: · d e l a 1·1us10n;
·, ser cm
· da d_ano
mano como contraer en el sentido de · ·· · · · -. ···
celeb~ar u~ ac~;rd~·. u.n .i:i~t~f~"¿ - · .de una o d~-ótra nación exclusivamente. Si en cada período de lá his-
("contraer.matrimonio"). Eri latiaa~<c~...· to ria la·inmigr:acjón,·h~ tenido su propia manera de lidiar con la ilegi-
ción al castellan9 se pierde esj~ su~jJe- . ·, timidad (poHtica) asoci~da .fµndamentalmente al inmigrante, y cada
za. . : , ·::_.~:·,.; ;~=··;.--~ · período de crisis su·n1án~ra, de revelar esta ilegitimidad (ilegitimidad
'
5
Para Ún análisis más
fii-io-_de·1;~~1~·-·- ..q.e la p.rese~~i-; d~l ¡¡;~ii ;a~te.aún si no lo es,.sobre todo cuando no
ción entre ortodpxia_y heterodoxia en
está desocupado; la ~egitimidad de su empleo y, afortiori, de todos .·!,
la representación y la definición de los
hechos sociales y, también, de la sig-· sus hábitos, de todas sus maneras de ser, de todo aquello por lo cual
nificación de la manifestación COJl!O se distingue como inmigrante)'7 , esta ilegitimidad es traidonada hoy
voluntad y como medio (violento o no) •. con la adquisición de la nacionalidad francesa por parte de los
de hacer acaecer en la existencia actual
inmigrantes, con la naturalización (de'los inmigrantes y de sus hijos)
lo que sólo está aún por ser, lo que está
sólo aún en estado de potencialidad, como resultado lógico (sociológico y político) de una situación nueva
ver P. Bourdieu, "L'identité et la y, en especial, de una experiencia de la ipmigración que no tiene nada
représentation, élements pour une que ver con la antigua relación tradicionalmente constitutiva de la
réflexion critique de l'idée de région",
inmigración y de la condición del inmigrante - relación de los
Actes de la Recherche en Sciences So-
inmigrantes en la sociedad de inmigración y, recíprocamente, rela- ··¡··•
ciales, n° 35, 1980, pp. 63-72. - .·
'
6
Las primeras necesitan más imperati-
ción de aquella con sus inmigrantes (y correlativamente, relación re- .
',SI
vamente creer en la mentira (social) cíproca de los inmigrantes con su sociedad de emigración y de aque" . -=-~ '
,•.;11!
que contribuyeron a suscitar y mante- lla con sus emigrantes). -1 ~