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Autoridad para arrancar

Jeremías 1: 7- 10 Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a


todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. 8 No temas
delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. 9 Y
extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he
puesto mis palabras en tu boca. 10 Mira que te he puesto en este día
sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar
y para derribar, para edificar y para plantar.

Introducción
La palabra “arrancar”, puede entenderse también como: rasgar, separar,
derribar, desarraigar. (Jeremías 1: 9-10). En Génesis 1 Dios nos muestra
que fue por medio del poder de su Palabra, que Dios creó la luz, la luna,
el sol, las estrellas, los cielos, la tierra, los mares, la vegetación y todos
los animales que existen. No se pregunta usted, ¿cómo su palabra tiene
tanto poder? ¡La respuesta es sencilla! Está en Juan 1: 1 En el principio
era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. En el principio
era la Palabra y la Palabra era con Dios Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue
hecho. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos
su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de
verdad. Juan 1:1-5,14 En el principio era el mismo Cristo el que estuvo
obrando en esa Palabra, por eso, su Palabra contiene todo el poder
creador.
I. La autoridad en el creyente

Cuando Dios sana, salva y limpia a un creyente, lo arma con Palabra en


su boca y le da autoridad. La palabra autoridad se usa para expresar la
máxima autoridad de Dios, por ejemplo, cuando Jesús dice: “Toda
autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.” Mateo 28:18, es
autoridad de dominio, control, poder. Recordemos que nuestro Dios es
Rey de Reyes y Señor de Señores, su autoridad es sobre toda autoridad,
su dominio sobre todo dominio, su nombre sobre todo nombre, su
sacrificio sobre todo sacrificio y su sangre sobre toda sangre. El nombre
del Señor Jesucristo en la boca de un creyente es más que suficiente para
arrancar las obras del diablo de las vidas de las personas. El sentido de la
palabra arrancar es rasgar para separar, y precisamente eso es lo que
sucede con la autoridad en Cristo Jesús, que cuando un hijo de Dios, bajo
la unción del Espíritu, separa lo santo de del mundo. La palabra que
pronuncia en Cristo produce efectos destructivos en las filas de Satanás.
La iglesia del principio utilizó ese poder y las obras del diablo fueron
destruidas. Los demonios eran echados fuera, los enfermos sanaban, los
muertos resucitaban.

El valor de la palabra de un hombre depende del conocimiento que de él


tenga quien lo escuche. Hay una gran diferencia cuando un hombre dice
que dará la mitad de lo que tiene, si es un pobre que sólo posee unas
cuantas monedas en su bolsillo o si es un millonario quién lo dice.
La Biblia dice que por el poder de la Palabra de Dios fueron creados los
cielos. En la palabra obra la omnipotencia de Dios; su palabra tiene poder
creador y hace que surja a la existencia aquello de lo que habla. No solo
hace surgir a la vida, sino que también hace vivir lo que está muerto. El
poder avivador de la Palabra de Dios hace levantar a los muertos y darles
vida eterna a las almas muertas. La voz del Señor es poder me hace ver
que los tesoros y las bendiciones de la gracia de Dios están a mi alcance.
La palabra tiene poder para iluminar mi oscuridad y llevar a mi corazón
la luz de Dios. A través de la palabra, el Espíritu me llevará a toda
verdad, hará que sea cierto en mi todo lo que hay en la palabra y, de ese
modo, preparará mi corazón para que sea la morada del Espíritu de Dios.
Isaías 55: 10 – 11 "Porque como desciende de los cielos la lluvia y la
nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra y la hace germinar y
producir, y da semilla al que siembra y pan al que come, así será mi
palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que
yo quiero y será prosperada en aquello para lo cual la envié"

Conclusión
La palabra de Dios tiene el poder para arrancar las obras del diablo. Jesús
dijo en Lucas 10: 19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y
escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Por esa
Palabra Josué detuvo el sistema solar e Israel gano la batalla al alargarse
el día. Por esa Palabra Pedro y Juan le dijeron al cojo que estaba en la
puerta del templo la hermosa. Por esa palabra Pablo reprendió al mago
Barjesús y quedo ciego (Hechos 13: 4-11). En Mateo 8: 16 se relata la
historia como Jesús hecho fuera los demonios por la
Palabra “Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y
con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos”.
Mateo 16: 19 Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que
atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la
tierra será desatado en los cielos.

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