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LA EMPRESA INDIVIDUAL DE RESPONSABILIDAD LIMITADA

Felipe Cousiño Covarrubias

I. INTRODUCCIÓN

La tensión fundamental que traza la actividad mercantil ha sido siempre aquella que media
entre las posibilidades de triunfar y enriquecerse, o fracasar y empobrecerse. Es la actitud ante esa
tensión la que lleva a unas personas a tomar en sus manos el riesgo que implica la empresa, y a
otras a abstenerse de él. Sin embargo, aun el más audaz de los empresarios aceptaría de buen
grado la seguridad de no perder, ante el fracaso, más que aquello que invirtió.

Nuestro ordenamiento jurídico ha ofrecido esa posibilidad durante mucho tiempo, pero
siempre limitada a las sociedades, es decir, a aquellas empresas en las que participa más de una
persona. El pequeño empresario, que muchas veces no cuenta con un socio ni con la capacidad de
procurarse uno, quedaba excluido de esta garantía. Esta situación dio origen a una práctica tan
irregular como difundida: la creación de sociedades “fantasma”, cuyo único objeto era la limitación
de la responsabilidad de un empresario individual.

En el afán de dar a esta realidad una protección formal, y en el contexto de una fuerte
tendencia nacional de fomento a la iniciativa individual creadora, se estableció en 2003 la figura de
la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada. Ella permite, justamente, restringir la
responsabilidad de este tipo de empresario, mediante la ficticia separación en dos del patrimonio.
Este breve trabajo tiene por objeto la exposición de los caracteres esenciales de esta particular
institución jurídica.

II. CONCEPTO

El artículo 2 de la ley 19.857, que crea la EIRL, la define de la siguiente manera: “persona
jurídica con patrimonio propio distinto al del titular, es siempre comercial y está sometida al
Código de Comercio cualquiera que sea su objeto; podrá realizar toda clase de operaciones civiles
y comerciales, excepto las reservadas por la ley a las sociedades anónimas”. A continuación,
profundizaremos en los distintos elementos que componen esta definición.

III. EL CONSTITUYENTE

a. Persona natural
El artículo 1 de la ley “autoriza a toda persona natural el establecimiento de empresas
individuales de responsabilidad limitada”. En la legislación y doctrina comparada, se ha permitido a
personas jurídicas formar EIRL; en el caso de Chile, sin embargo, el legislador fue bastante claro en
su propósito de incorporar a la vida económica a las personas naturales, y es a ellas a quienes esta
ley está dirigida: como vimos, busca solucionar sobre todo los problemas derivados de la
individualidad. El artículo es, además, muy claro en su tenor literal; donde hay una autorización se
debe entender que sólo autoriza a aquello que expresamente menciona, pues toda autorización es
por esencia una excepción, y debe por tanto interpretarse restrictivamente.

b. Capacidad

El constituyente debe tener capacidad de ejercicio para realizar todos aquellos actos que
constituirán el objeto de la sociedad. Como vimos en el artículo 2, la EIRL puede tener por objeto
toda clase de operaciones civiles y comerciales. La única restricción en esta materia son aquellas
operaciones reservadas por ley a las sociedades anónimas.

IV. PERSONALIDAD JURÍDICA Y PATRIMONIO

La persona jurídica sólo tiene algún sentido como sujeto capaz de adquirir derechos y
contraer obligaciones; sin esta capacidad la persona jurídica es la nada misma. De ello se
desprende necesariamente que toda persona jurídica debe tener un patrimonio, pues éste no es
sino el conjunto de derechos y obligaciones que le corresponden a un determinado sujeto.

Por otro lado, el patrimonio propio es el fundamento de que la EIRL pueda responder
separadamente de su titular: no se puede responder más que de obligaciones (sea que tengan su
origen en contratos, cuasicontratos, delitos, cuasidelitos o cualquier otro hecho al que la ley
otorgue efectos jurídicos), y no pueden radicarse obligaciones si no es en un patrimonio. Si ese
patrimonio no fuera propio, sería indistinguible la obligación de la EIRL de la de su titular, por lo
que sería siempre exigible de ambos a la vez.

El artículo 4 letra c) expresa el requisito de indicar en la escritura de constitución,


específicamente, en qué consisten y, en su caso, qué valor tienen los aportes de capital. De ello se
desprende que deberá levantarse inventario de los aportes en especie. Además, dado que la
principal función de la EIRL es la limitación de responsabilidad, deberá anotarse en los registros
correspondientes todo traspaso de inmuebles o cualquier otra transferencia que importe algún
cambio registral de titular. Esta regla es de toda lógica, pues se seguiría de lo contrario la
irresponsabilidad casi absoluta del titular frente a sus acreedores, máxime en un sistema jurídico
que descansa tan resueltamente sobre registros que hacen fe pública.

V. DENOMINACIÓN

En esta materia nos limitamos a transcribir la letra b) del artículo 4; su redacción es del
todo clara, y cualquier abundamiento sobre ella sería superfluo: la escritura de constitución deberá
expresar “el nombre de la empresa, que contendrá, al menos, el nombre y apellido del
constituyente, pudiendo tener también un nombre de fantasía, sumado al de las actividades
económicas que constituirán el objeto o el giro de la empresa y deberá concluir con las palabras
‘empresa individual de responsabilidad limitada’ o la abreviatura ‘E.I.R.L’”.

VI. FORMALIDADES DE CONSTITUCIÓN E INSCRIPCIÓN

La constitución debe ser hecha mediante el otorgamiento de una escritura pública, que
deberá contener al menos todo lo exigido por el artículo 4. Un extracto de ella deberá luego
inscribirse el registro de comercio del domicilio de la empresa. Es importante recalcar, en este
punto, que dicho domicilio puede perfectamente ser distinto de aquel del titular. Además, el
extracto deberá publicarse por una vez en el Diario Oficial, dentro de los sesenta días siguientes a
la fecha de la escritura.

VII. LIMITACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD

Este es el elemento medular de la EIRL, como ya hemos adelantado. Quien ve su


responsabilidad limitada no es la empresa misma, sino su titular, hasta la concurrencia de su
participación en el capital. Es decir, lo único que puede perder el empresario es aquello que de
cierto modo ya perdió cuando lo afectó a este patrimonio separado del suyo que constituye la
Empresa Individual, y, como veremos, sólo podrá ser perseguido por las deudas de la Empresa en
cuanto concurran los requisitos del artículo 12.

La Empresa, como es lógico, responderá ilimitadamente de todas sus obligaciones.


VIII. EL TITULAR

a. Persona natural

El titular es la persona que ostenta los derechos sobre el capital de la Empresa, y


constituye a su vez el órgano sobre el cual recaen todas las funciones de administración. La
titularidad sobre la EIRL, como veremos, puede cederse; por lo tanto, podrá perfectamente el
constituyente ser una persona distinta del titular. Sin embargo, su titular debe reunir las mismas
condiciones de capacidad que requeriría el constituyente, y debe también ser persona natural.

b. Derechos sobre el capital

El capital es un todo indivisible, que no puede corresponder a más de una persona (sea
que ésta lo haya adquirido a título de constitución o adquisición). La relación del empresario con el
capital debe entenderse de manera similar a los que tienen los accionistas en el caso de las
sociedades anónimas, con las necesarias diferencias derivadas de la individualidad.

La administración de la Empresa no podrá separarse de su titular en ningún caso.

c. Responsabilidad personal del titular

Como expresa el artículo 12, hay casos en los que el titular responderá ilimitadamente por
las obligaciones de la EIRL. Son los siguientes:

1. Actos y contratos efectuados fuera del objeto de la empresa, para pagar las obligaciones
que emanen de esos actos y contratos.

2. Actos y contratos que se ejecutaren sin el nombre o representación de la empresa, para


cumplir las obligaciones que emanen de tales actos y contratos.

3. Si la empresa celebrare actos y contratos simulados, ocultare sus bienes o reconociere


deudas supuestas, aunque de ello no se siga perjuicio inmediato.

4. Si el titular percibiere rentas de la empresa que no guarden relación con la importancia de


su giro, o efectuare retiros que no correspondieren a utilidades líquidas y realizables que
pueda percibir.
5. Si el titular, los administradores o representantes legales hubieren sido condenados por los
delitos concursales regulados en el Párrafo 7 del Título IX del Libro II del Código Penal

IX. TRANSFERIBILIDAD Y TRANSMISIBILIDAD

Los derechos sobre la EIRL pueden ser cedidos normalmente por acto entre vivos, y son
transmisibles a los sucesores del titular.

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