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El presente trabajo tiene por objeto presentar en forma descriptiva, evolutiva y reflexiva, la
introducción de las técnicas de oralidad, y específicamente las del interrogatorio, en el juicio oral
salvadoreño.
Se trata de indagar, a partir de la experiencia salvadoreña, si la legislación y la práctica se ordenan
a los fines pretendidos con la reforma del proceso penal, o si, por el contrario, persisten resabios del
anterior sistema inquisitivo. Nuestra hipótesis de trabajo será esta última, es decir, la que sustenta
que la cultura inquisitiva[1] sigue pesando en el actuar diario de nuestros tribunales de justicia,
situación a la que coadyuva la persistencia en el nuevo Código Procesal Penal de algunos principios
del sistema anterior, como es el caso, por ejemplo, del art. 352, sobre la posibilidad del tribunal de
sentencia de acordar prueba de oficio para mejor proveer.
La metodología empleada será en principio, una reflexión sobre los fines de la reforma procesal
penal, a partir de la configuración constitucional del proceso, y la asunción de los nuevos roles que
deberían asumir los intervinientes; y de ahí analizar el contenido, alcances y límites a la reforma del
art. 348 CPP salvadoreño[2], que retoma las técnicas propias del sistema adversativo.
La estructura del trabajo consta de cuatro apartados, el primero de ellos que analiza la transición de
la escrituración a la oralidad en los procedimientos, con especial referencia al juicio oral; el segundo,
dedicado a los fundamentos doctrinarios, constitucionales y del ordenamiento jurídico internacional
de los derechos humanos, sobre la oralidad, y específicamente las técnicas de interrogatorio en el
proceso penal; el tercero, en el que se reflexiona sobre los nuevos roles que deben asumir los
intervinientes: Entiéndase juez y partes. El cuarto, que trata sobre las técnicas de oralidad el
proceso, con especial énfasis en las técnicas de interrogatorio adoptadas en el art. 348 CPP; y
finalmente, una reflexión final sobre el tema tratado.
Vaya encaminado este esfuerzo con la intención de contribuir con la experiencia salvadoreña, en la
adopción de un verdadero sistema adversativo en el juicio oral, que proscriba los vicios del sistema
y cultura inquisitiva.
ANTECEDENTES: TRANSICIÓN DE LA ESCRITURA A LA ORALIDAD
La transición del proceso penal salvadoreño ha sido semejante a la de la experiencia costarricense
y de otros países de la región centroamericana y en general, de Iberoamérica, con sus propias
particularidades, virtudes, defectos y problemas.
El hecho que nuestros países hayan nacido a la vida independiente como Estados, dentro del
ordenamiento jurídico penal español propio del sistema inquisitivo, seguido de la influencia del “Code
d’Instruction Criminelle”, de origen Napoleónico de 1808, y posteriormente, la influencia del Código
ROCCO Italiano adoptado especialmente en Sudamérica, ha determinado enormemente muchas
de las prácticas viciadas que se manifiestan en la actualidad, aún después de la reforma que
procuraba la adopción de un sistema con mayores características del sistema acusatorio. En el caso
salvadoreño, con la superación del modelo adoptado con el Código Procesal Penal de 1974.
Con la entrada en vigencia del actual Código Procesal Penal, que tuvo como base al Código
Procesal Modelo para Iberoamérica, se produjo un importante y significativo cambio que repercutió
no sólo en la estructura del proceso penal, sino en los nuevos roles que debían asumir los
intervinientes del proceso, y sobre todo, con la introducción de nuevas formas de procedimiento
respecto de los actos procesales
Una de las novedosas formas introducidas en el proceso penal en El Salvador, fue la introducción
de la oralidad[3], y más específicamente el de las técnicas de interrogatorio propias del modelo
anglosajón, fundamentalmente las del modelo norteamericano (al igual que muchas de sus
novedosas instituciones[4]), en la que se tuvo como base las técnicas de oralidad y del interrogatorio
seguidas en Puerto Rico, con la ventaja de presentar dichas técnicas en castellano.
Se dice novedosas, porque a pesar de que el Código Procesal Penal de 1974 introdujo ya una forma
de oralidad en algunos procedimientos (faltas, tránsito y Tribunal de Jurado), en la práctica, la
influencia de la escrituración[5], el secreto, la delegación y otros vicios propios del sistema
inquisitivo, dieron lugar a la desaplicación de lo previsto por el legislador de 1974. En concreto, en
los juicios de faltas y tránsito, el juicio ‘in voce’ fue prácticamente inexistente; mientras que la Vista
oral del Jurado estaba diseñada para que la prueba en general se introdujera mediante lectura de
la minuta y actas, y aún las deposiciones de peritos y testigos eran incorporadas por su lectura. La
audiencia oral se limitaba a los alegatos de las partes luego de la lectura de la minuta y prueba.
Tales vicios, como muchos otros, repercutieron en una enorme mora judicial, el abuso de la
detención provisional y sus consecuentes reos sin sentencia, el enorme costo del proceso, la
ineficacia de la persecución y sanción de la criminalidad y su contrapartida, el excesivo número de
casos de delitos bagatelarios, que generó entre otras cosas, la desconfianza y desprestigio de la
Administración de Justicia, necesidad que motivó la adopción del nuevo Código Procesal Penal, que
implicó la ruptura de muchos paradigmas en lo que a Administración de la Justicia Penal se refiere,
con la introducción de nuevas instituciones y la redefinición de nuevos roles para los intervinientes
en el proceso.
Una de las instituciones importantes, como se ha señalado, es la introducción de las técnicas de
oralidad, y dentro de éstas, el de las técnicas de interrogatorio.
FUNDAMENTOS SOBRE LA INTRODUCCIÓN DE LAS TÉCNICAS DE INTERROGATORIO
Las razones por las cuales el legislador salvadoreño decidió adoptar las técnicas de interrogatorio
en el proceso penal, partieron principalmente del rol y característica que la Constitución les asigna
y configura, reflejo del proceso penal liberal, a los distintos intervinientes del proceso penal; pero,
además, en adecuación de la legislación secundaria a la normativa internacional de Derechos
Humanos, apoyándose en la doctrina y legislación comparada. Un primer punto importante, es de
los fundamentos de la relación procesal, tal y como los ha manejado la doctrina.
2.1. Fundamentos de la relación procesal penal
Pese a encontrarse devaluadas por las nuevas instituciones del nuevo Código Procesal Penal, se
ha señalado en la doctrina[6] que los Principios fundamentales de la relación procesal penal, están
divididos en tres grandes bloques, los que se refieren al Principio de Oficialidad o de contenido
material de la relación procesal penal[7], el Principio de verdad real o de finalidad inmediata[8] y el
Principio de inviolabilidad de la defensa o de actividad defensiva[9].
De ellos, los que nos interesan para efectos de fundamentar la adopción de las técnicas de oralidad
en el proceso penal, son los que se refieren a la verdad real y a la inviolabilidad de la defensa, y sus
subprincipios.
De igual forma, la doctrina[10] distingue entre garantías primarias y secundarias, siendo las
garantías primarias las que se refieren a la formulación de la imputación, a la carga de la prueba y
al derecho de defensa; y las garantías secundarias o de segundo nivel, las que se refieren a la
publicidad, la oralidad, la legalidad y a la motivación de la decisión.
a) Verdad Real
El principio de verdad real se configura como principio limitativo del ius puniendi, siendo ésta un
producto, no del simple decisionismo voluntarista y arbitrario del Juez, sino de una actividad
dinámica propia de las disciplinas cognoscitivas. Importante, pues como fundamento de la
legitimidad democrática de la función judicial, se afirma que “las sentencias penales son los únicos
actos jurídicos cuya validez depende de su verdad”[11], y sobre todo porque se afirma: el juicio[12].
FERRAJOLI[13] ha señalado la imposibilidad de llegarse a la verdad real como enunciando
epistemológico, pues no puede confirmarse con absoluta certeza ni aún en las ciencias exactas ni
en las ciencias del ser, pues tienen un conocimiento relativo que se destruye a partir de cambio de
paradigma científico. Ya no se diga la “verdad forense” o “verdad procesal”[14], cuya posibilidad de
error judicial es muchísimo mayor en la reconstrucción de un hecho histórico pasado, por lo que no
puede llegarse de manera absoluta a la verdad real, afirmando que la verdad del proceso, lejos de
ser una ‘verdad real‘, es una ‘verdad aproximativa‘ y ‘probabilística‘, máxime que se trata de una
‘verdad normativa‘, es decir, una verdad limitada por una serie de normas jurídicas que condicionan
la validez de esa verdad (como las prohibiciones probatoria: tortura, allanamientos ilegales,
intervenciones telefónicas ilegales, etc.) y que por lo tanto, limitan el conocimiento de esa verdad.
Por lo tanto, una verdad judicial que sea “cierta”, “objetiva” o “absoluta”, “representa siempre la
expresión de un ideal inalcanzable”[15].
Así configurado el proceso penal, el que se llegue a la ‘verdad real’, con las limitaciones antes
señaladas por FERRAJOLI, se garantiza en primer lugar con la inmediación de la prueba, es decir,
ese contacto físico con el Juez con el órgano, medio y elemento de prueba[16] y que tienen como
características la oralidad, la continuidad del acto de prueba y del debate, la identidad y presencia
física del juzgador, así como otras características tales como la publicidad del debate, la libertad y
comunidad de prueba y la libre valoración y convicción.
Por ello, dentro del esquema garantista, es necesario que el proceso sea un proceso de verificación
como parte de la epistemología acusatoria o falsacionista, sujeta a prueba (modus ponens) y a
refutación (modus tollens), es decir, al contradictorio. Para ello es necesario que se respete la
defensa material y técnica del imputado[17].
Y es que en el sistema adversativo[18], por lo general, las partes tienen versiones antagónicas de
los hechos pasados; o tienen diferente interpretación de esos mismos hechos, por lo que pretenden
convencer y persuadir al juez con ‘su verdad’. Convencerle en cuanto a la razón, el intelecto,
respecto del hecho histórico; persuadirle en cuanto a su sentimiento, emoción, pasiones humanas,
despertándole la simpatía por la persona en su caso.
Y no sólo el hecho que no siempre se puede probar ‘lo que realmente sucedió’, por la dificultad e
imposibilidad de hacerlo, sino que una limitante importante es que las recreaciones verbales
provienen de seres humanos cuyos poderes falibles de observación y memoria han sido bien
documentados[19], sino que las descripciones verbales exactas intrínsecamente deforman la
realidad, especialmente cuando no se puede decir todo lo que sucedió, sino que debe limitar su
narración a la información que sea importante desde el punto de vista sustantivo. Incluso las pruebas
del tipo de los documentos y las fotografías no son más que fragmentos de la realidad, y su valor
probatorio, a menudo, depende de las descripciones verbales.[20]
Por la razón, algunos autores sugieren que las técnicas adversativas oscurecen todavía más de la
realidad, pues puede afirmarse que cuando los abogados escogen los hechos a demostrar y
preparan a los testigos, y desarrollan un interrogatorio en determinado sentido, se “engaña al juez”
acerca de lo que realmente sucedió[21].
Pero como la realidad objetiva es indemostrable, la mejor forma de ayudar al juez a comprender lo
que sucedió realmente es el uso de dichas técnicas del sistema adversativo[22], como es que el
abogado de la parte contraria cuestione, controvierta, impugne, polemice, contradiga y refute tanto
al testigo como a su testimonio, a través del contrainterogatorio[23].
Por ello, la "verdad real" en el proceso penal, en términos de FERRAJOLI, es una verdad limitada,
aproximativa, probabilística y normativa[24]
b) Inviolabilidad de la defensa material y técnica
Con el inicio d la persecución penal[25], el ius puniendi ejercido con todo su aparato investigador
(Policía y la Fiscalía) se vuelca sobre la persona humana individualizada, a fin de hacer valer la
pretensión punitiva ante la jurisdicción. Tales aparatos de persecución penal, está investidos de
Poder coercitivo[26] con el fin de obtener y asegurar las fuentes de prueba a través de la
investigación, y que se convertirán durante el proceso en medios de prueba, e incluso, pueden
ejercer atribuciones que lesionan o restringen derechos fundamentales de la persona humana.
Tal ejercicio del poder implica un desequilibrio frente al ciudadano investigado, imputado y acusado,
por lo que el ordenamiento jurídico ha investigado a la persona humana d ciertas garantía que le
aseguren el goce de sus derechos fundamentales[27].
En el proceso penal, s afirma, tal desequilibrio y desigualdad inicial se logran compensar a través
de la inviolabilidad de la defensa, constituyendo una forma de equiparar y de poner en condición de
igualdad al imputado frente al Estado.
Dado que la Constitución configura al proceso e un modelo triádico[28], donde el juez tiene un
calidad d tercero supra partes, las partes deben estar en condición de igualdad, con la finalidad de
discutir sus pretensiones ante el juez. Tal igualdad, como se afirmó, se garantiza a través de la
inviolabilidad de la defensa, que para unos autores, no significa que ponga en condición de igualdad
al imputado frente al Estado., Si no más bien, en una situación de equivalencia frente a la acusación
pública[29], para compensar esa desigualdad inicial que surge desde el inicio d la investigación.
Dentro de las manifestaciones al ejercicio de la defensa, se encuentran el derecho a la intervención
en el proceso y en especial, en la Vista Pública; la contradicción de alegatos y de prueba, el conocer
la imputación del hecho, es decir, el saber qué hecho se le atribuye y por qué se le hace dicha
imputación; a la intimación que debe ser concreta, clara, precisa, circunstanciada, integral y
oportuna; el que se formule oportunamente la ampliación de la acusación respecto a nuevos hechos
o nuevas circunstancias relacionadas con el hecho y la participación; a la correlación entre
acusación y sentencia o principio de congruencia; a conocer y confrontar los alegatos y pruebas
respecto de la reparación civil del daño; así como a la motivación razonada y razonable de la
sentencia.
La inviolabilidad de la defensa tiene una doble repercusión: La defensa material y la defensa
técnica[30]. La primera, con la que se garantiza la presencia física del imputado y la segunda, la de
su abogado defensor. Ello, con todas las manifestaciones ante mencionadas.
Sin embargo, como se ha dicho antes, se afirma que tales principios de la relación procesal penal
se encuentra devaluados, sobre todo con la entrada en vigencia del Código Procesal Penal de 1998;
pese a ello, tales principios no dejan de tener valor, aunque sean ahora relativos. Así, se han
adoptado una serie de instituciones que no sólo constituyen excepciones a tales principios, sino que
constituyen incluso reglas generales que los contrarían completamente.
En el caso del Principio de Oficialidad y subprincipios de Estatalidad, oficiosidad, etc., existe mayor
protagonismo de la víctima a través su participación directa o a través del querellante, la conciliación,
o lo que se ha dado en llamar la "tercera vía" del derecho penal, como lo es la reparación del daño;
el Ministerio Público puede prescindir de la persecución penal mediante los criterios de oportunidad,
entre otros.
Tratándose del principio de Verdad Real, con el procedimiento abreviado, la "verdad" ya no depende
de una reconstrucción mediante la prueba, sino que tal verdad queda al consentimiento de las partes
(Fiscalía, Imputado y Defensa) semejante al plea beargining norteamericano[31].
a) Presunción de inocencia
Consagrado en el art. 9 de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano[40], la
presunción de inocencia se ha mantenido y adoptado en la generalidad de ordenamientos jurídicos
tanto en el ámbito jurídico interno[41] como en el internacional[42].
Constituye en principio, una praesumptio iuris tantum, es decir, una presunción que si bien es cierto
está plasmada en la ley, admite prueba en contrato[43].
Para VÉLEZ MARICONDE[44], la presunción de inocencia, tiene al menos, tres consecuencias
importantes:
1. Que una persona se considera y debe ser tratada como inocente mientras no sea declarada
culpable por sentencia firme (Estado de inocencia);
3. En caso de duda se resolverá lo favorable al reo (‘in dubio pro reo’, derivado del principio
‘favor rei’).
Tal principio constituye más bien una norma constitucional vinculante para todos los poderes
públicos, que incluye a los jueces al momento del juicio oral y público, en especial, respecto de la
carga de la prueba y al deber de imparcialidad del juez.
b) Carga de la prueba
Se ha dicho que la carga de la prueba corresponde al actor (Onus probandi incumbit actori), como
consecuencia no sólo de la presunción de inocencia, sino del modelo acusatorio adoptado por la
Constitución respecto del proceso penal.
Ello tiene consecuencias para los intervinientes del proceso, pero sobre todo al material probatorio
que se produce en el proceso, o que la doctrina conoce como mínima actividad probatoria de cargo,
a fin de que pueda ser destruida dichas presunción de rango constitucional[45].
En las técnicas de interrogatorio, la carga de la prueba se traduce en que a quien le corresponde
probar o acreditar las afirmaciones de la acusación, es a la Fiscalía, al querellante, al actor civil o la
víctima, pero especialmente a la Fiscalía, quien es el titular de la pretensión punitiva, conforme al
ordenamiento jurídico salvadoreño[46].
Ello a partir de la estructura triádica del proceso[47], que exige del juzgador el deber de imparcialidad
que constituye una garantía para el ciudadano.
c) Imparcialidad del juez
La función jurisdiccional, conforme al art. 172 de la Constitución de la República de El Salvador,
señala que: “(...) Corresponde exclusivamente a este Órgano la potestad de juzgar y hacer ejecutar
lo juzgado (...)”, con lo cual queda claramente delimitada en qué consiste la principal actividad de
este Órgano del Estado[48].
De igual forma, la misma Constitución no sólo ha reconocido el deber de imparcialidad de los jueces,
sino que además, la Constitución le ordena al legislador la especial protección a tal
imparcialidad[49], la que tuvo concreción legislativa en le art. 3 CCP[50].
Reconocida como una garantía orgánica del proceso penal[51], junto a la independencia y
naturalidad del juez, la imparcialidad del juez, que FERRAJOLI denomina ‘terzieta’, está motivada a
la “ajenidad del juez a los intereses de las partes en la causa”[52], supone a nivel institucional, la
separación entre le juez de la acusación[53]. Ello debido a que el juez no es titular de la pretensión
alguna, por lo tanto debe asumir el deber de imparcialidad, aún frente a la tentación de la ‘búsqueda
de la verdad real' por sus propios medios, a través de la ‘investigación judicial autónoma’, como será
en el juicio oral, que el juez asuma un rol protagónico interrogando al testigo o perito, provocando
en consecuencia la producción de prueba sobre extremos de pretensiones que le son ajenas.
MAIER critica dicha potestad, pues no solo ‘decolora’ la labor que cumple los intervinientes en el
proceso, entiéndase las partes y sus representantes, “sini en general, el sistema del debate entre
intereses contrapuestos como camino de búsqueda de la verdad procesal”.
Además señala que ello “ha contribuido a borrar ciertas características de la tarea del tribunal
judicial, imprescindibles para sostener la imparcialidad (falta de interés en la decisión del caso) y su
arribo a la decisión con la menor cantidad de perjuicios; (...) (y) se vincula con el desprecio absoluto
por el valor material de la voluntad de los protagonistas del caso”[54].
Además de la separación entre le juez y la acusación, FERRAJOLI señala como otras
manifestaciones de dicha imparcialidad, que el juez no tenga ningún interés privado en la causa, ni
interés público o institucional, así como otras garantías como son las relativas a la conducción de la
instrucción, a la publicidad del juicio, a las modalidades de interrogatorio (Aunque no señala cuales
ni cómo son dichas técnicas, las que se proponen en este trabajo), y más en general, a las técnicas
de formación y refutación de pruebas. Así como la separación de los órganos de investigación de
un orden distinto del judicial y la posición de igualdad de las partes.
Sin embargo, la adopción de las técnicas de oralidad, en especial las del interrogatorio, tienen un
fundamento en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, como se verá más adelante.
1. La explotación de detalles: Dado que se parte de un testigo sincero y sagaz, debe tratar de
explotar los detalles con la esperanza que la historia es inverosímil por dos razones: O bien
el testigo no puede suministrar detalles suficientes o el testigo pretende suministrar tantos
detalles que la historia llega a ser irreal, al exagerar en ellos, y que el juzgador llegue a
inferir que la versión es verosímil depende en parte de la fuerza de los detalles[110].
2. Saltar, brincar y correr: Se refiere a movimientos de ida y vuelta que el interrogador hace
sobre los hechos aportados por el testigo, a efecto de explorarlos internacionalmente, en
forma no secuencial o cronológica para verificar su veracidad como para confundir al testigo.
Tal confusión puede provocar conflictos en el testigo y en su declaración, aunque también
las puede provocar en el juzgador, aunque el juez puede considerar que los rápidos cambios
temáticos tienen carácter polémico[111].
3. “Si lo que Usted dice es cierto...”: Con ésta técnica, el interrogador también puede pescar
mientras esquiva un ataque frontal, examinado el relato del testigo en concordancia con la
experiencia común. Con ello, uno puede identificar una serie de hechos que sobre la base
de la experiencia cotidiana, la coherencia lógica o el sentido común, concordarían con los
hechos descritos por un testigo. Si en las repreguntas un testigo no pueden declarar en vista
de estos hechos adicionales, el juzgador puede inferir que tal vez los hechos no sucedieron
tal como los describió el testigo[112].
Existe una serie de técnicas a efecto de tratar con los testigos hostiles lo mismo que para proteger
a los testigos propios de los ataques del contrainterrogatorio de la otra parte, que examina con
detenimiento BERGMAN[113].
Una vez destruida o cuestionada la credibilidad del testimonio o del testigo, la parte que la ofreció
puede rehabilitarlo mediante un nuevo interrogatorio que se conoce como interrogatorio redirecto.
iii) El Interrogatorio Redirecto
El inciso primero del art. 348 CPP, regula este tipo de interrogatorio al plasmar “(...) La parte lo que
sometió al primer interrogatorio, podrá interrogatorio, podrá interrogarlo nuevamente, después del
contrainterrogatorio;(...)”.
El objeto del interrogatorio redirecto es contrarestar el efecto jurídico y fáctico de la impugnación del
testigo lograda a través del contrainterrogatorio, siendo una oportunidad que provee el sistema
adversativo, de aportar prueba de apoyo para rescatar o fortalecer la credibilidad del testigo. En el
interrogatorio redirecto se busca pues, rehabilitar el dicho del testigo y su credibilidad, buscando
prueba orientada a restarle eficacia a aquellos aspectos impugnatorios que surgieron en el examen
del contrainterrogatorio. La respuesta en el redirecto puede tomar la forma de explicación o
calificación de los hechos, o aspectos sustantivos solicitados en el contrainterrogatorio.
Se recuerda que este interrogatorio redirecto, como señala la parte final de art. 348 CPP, debe
limitarse a preguntar sobre materias nuevas procedentes del interrogatorio inmediatamente anterior.
Como medios de rehabilitación tanto del testimonio como del testigo, tenemos:
1. Corroborar el testimonio impugnado mediante prueba independiente, tal como otro testigo
presencial que haya sido ofrecido con anterioridad;
2. Refrescar la memoria del testigo mediante una nota o escrito; así, el inciso cuarto del citado
art. 348 CPP, señala “El presidente del tribunal podrá autorizar al perito o testigo que
consulte documentos, notas escritas o publicaciones, cuando por la naturaleza de la
pregunta tal fuere necesaria, sin que por este solo hecho, tales documentos puedan
incorporarse como prueba a la vista pública.”; Obviamente, tal consulta operará por
ofrecimiento de tal documento al testigo o perito, y como se señala, debe ser autorizada por
el tribunal.
3. Refutar la prueba impugnatoria de la parte contraria, es decir, que los hechos y
circunstancias establecidos en el contrainterrogatorio pueden también ser cuestionados,
con lo que tal refutación descansa en la sana discreción judicial.
4. Ofrecer evidencia sobre el carácter veraz del testigo impugnado, cuando se haya
impugnado la veracidad del testigo, entendida tal impugnación de veracidad, por
inconsistencia del testimonio o por omisión de algún hecho o circunstancia no interrogado.
iv) El Recontrainterrogatorio
Finalmente, el recontrainterrogatorio, también comprendido en el inciso primero del art. 348 CPP,
cuando regula: “(...) la parte contraria podrá someterlo a nuevo contrainterrogatorio, a continuación
del precedente. (...)”, se limita únicamente a preguntar y examinar materias nuevas procedentes del
interrogatorio inmediatamente anterior, es decir, que queda limitado únicamente a impugnar o
refutar la prueba de rehabilitación producida en el interrogatorio redirecto, con el objeto de destruir
la veracidad o credibilidad de tal prueba de rehabilitación, e insistir en al refutación de la credibilidad
del testimonio o de la persona del testigo o perito.
c) La objeción[114]:
La objeción y su trámite están también reguladas en el art. 348 CPP, al prescribir en su inciso quinto:
“Las partes podrán interponer revocatoria de las decisiones del presidente del tribunal que limiten
sus interrogatorios u objetar las preguntas que se formulen en los mismos”.
i) Noción Conceptual
La objeción es el “medio por el cual se plantean y resuelven disputas evidenciarias” o “el mecanismo
para discutir incidentes dentro de las Audiencias”.
La objeción y tienen por objetivo: (1) Prevenir que se admita o se considere información inadmisible;
y (2) Preservar en el récord, ya sea grabación o acta, para fines de impugnar la decisión, que
comprenda la protesta de recurrir en casación, cuando tal protesta se hace necesaria para la
admisibilidad del recurso; ello implica, que se haya solicitado el sanamiento de tal vicio invocado en
su oportunidad, y se haya dejado constancia de tal protesta.
Al interponer una objeción a la prueba, se puede concluir que la prueba en cuanto a su ofrecimiento
y oposición es función de los adversarios; y la adjudicación o resolución en cuanto a la admisibilidad
sobre ésta, le corresponde al tribunal.
ii) Características
Como características de la objeción tenemos que es un medio de defensa para impedir la admisión
de cierto elemento de prueba que sea lesivo a las garantías del imputado o que pretenda ingresar
en forma viciada. Es un motivo de controversia, y es una técnica propia del juicio oral en el sistema
adversativo.
iii) Requisitos
La objeción tiene dos requisitos fundamentales para efectos que sea admitida para su resolución:
1. Oportuna: Es decir, que debe objetarse una pregunta tan pronto se ha formulado ésta por
el examinador y antes de la respuesta del testigo, pues en tal caso no tendría sentido por
ser extemporánea, al suministrarse la información que se pretendía no se suministrara con
la objeción. Pero puede plantearse la objeción después de la respuesta del testigo, cuando
el testigo se niegue a responder, evada la respuesta o no responda lo que se le pregunta,
en cuyo caso la contraparte puede solicitar que el testigo se limite a suministrar la
información que se le está solicitando por el interrogador en ese momento.
2. Pertinente, es decir que la objeción se debe relacionar directamente sobre la pregunta que
se formula o sobre el elemento de prueba que se pretende introducir con la respuesta del
testigo.
3. Fundamentada, es decir que la objeción debe basarse correctamente, señalándose con
precisión el vicio o causa de la inadmisibilidad de la pregunta; sólo así se coloca
debidamente al juzgador, en posición de poder resolver o adjudicar en forma justa el
señalamiento
v) Clasificación
Las causas o motivos de la objeción son de dos tipos: Las que se refieren a aspectos de forma y las
que se refieren a aspectos sustantivos o de fondo[118].
1) Objeción por motivos de FORMA.
Las objeciones por vicios de forma, se refieren al modo o manera de elaborar y formular la pregunta
al testigo o perito; estas son:
1. Preguntas sugestivas en el interrogatorio directo, que como se indicó antes, son las que
incluyen la respuesta en la propia pregunta o sugieren la respuesta dentro de la misma
pregunta;
2. Preguntas argumentativas, que son las que el examinador no hace una prgunta sino que
argumenta o formula una tesis determinada;
3. Preguntas compuestas, que contienen dos o más materias a ser contestadas por el testigo;
4. Preguntas repetitivas, que comprenden preguntas sobre hechos que ya se acreditaron;
5. Preguntas que asumen hechos no probados, que implican una especie de capciosidad,
pues parten de hechos que aún no se han probado, a fin de que el testigo, con su respuesta,
dé por sentada la existencia de ese hecho que aún no se ha acreditado;
6. Pregunta especulativa, que invitan al testigo a que presuma, imagine, especule, suponga
o emita su creencia acerca de hechos que no le constan y sobre los cuáles no puede
declarar con certeza;
7. Pregunta capciosas, que son de doble sentido, tratan de confundir al testigo o inducirle a
una respuesta que no interesa a los fines del proceso;
8. Interrogatorio no responsivo, que se refieren más bien a las respuestas que proporciona el
testigo o perito interrogado ( órgano de prueba), que no le han sido solicitadas o cuando
relata el hecho fuera del interrogatorio a que está siendo sometido o que es permitido por la
ley. E igual forma, cuando el testigo no responde, ya sea que se niegue a responder o evada
la pregunta con otra respuesta. En tal caso, la parte puede pedir al juez que le prevenga al
testigo de la obligación que tiene de decir la verdad sobre lo que le fuere preguntado.
5. REFLEXIÓN FINAL
1. La introducción de la oralidad supuso una ruptura al paradigma de la escritura en el proceso
penal salvadoreño, a partir de la adopción de un modelo con mayores características del
sistema acusatorio.. Sin embargo, la práctica y la redacción de algunas de sus
disposiciones, acentuaron muchos vicios propios del sistema inquisitivo entre los que se
destacaba la enorme actividad del juez en la búsqueda de la verdad real, manifestada en el
interrogatorio formulado por el juez durante el juicio, a los testigos y peritos.
2. Ello motivó un estudio y reflexión sobre la configuración constitucional del proceso y los
nuevos roles que debían asumir los intervinientes, entre los que destacaban la enorme
actividad de las partes y la pasividad del juez, durante el proceso, pero en especial durante
la audiencia oral.
3. Tal estudio y reflexión motivó la reforma legislativa al art. 348 CPP, que retomó las técnicas
de oralidad como parte del sistema adversativo, en la producción de prueba durante el
interrogatorio de testigos y peritos.
4. Tales técnicas de interrogatorio conllevan una dinámica propia del sistema adversativo,
donde la ‘verdad real' surge del debate y la contradicción al testigo por la partes, limitándose
el juez a ser un ‘árbitro' en dicho debate, al restringir su actividad a la resolución de los
incidentes planteados por las partes, con lo que se garantiza la imparcialidad que como
tercero supra partes debe tener, respecto a las pretensiones en disputa.
5. El sistema adversativo propio del modelo acusatorio, exige un nuevo rol a los intervinientes
en el proceso penal, que se caracteriza por la actividad de las partes y por la pasividad del
juez.
6. La acreditación del testigo por parte del Juez, el uso del ‘relato' por parte del testigo o perito,
el interrogatorio por parte del juez sobre los ‘hechos', la prohibición del uso del interrogatorio
sugestivo en el contrainterrogatorio, son parte de las distorsiones al sistema adversativo
que aún perviven en la legislación y prácticas procesales, que deben ser desechadas con
la adopción de las técnicas de oralidad y de interrogatorio, propias del sistema adversativo
y acusatorio.
7. Que el interrogatorio directo, el contrainterrogatorio, el interrogatorio redirecto y el
recontrainterrogatorio, así como las objeciones tanto por motivos de forma y fondo, si bien
le corresponden realizarlos a las partes dada su enorme actividad en el sistema adversativo,
el juez debe conocerlas, manejarlas y dominarlas a la perfección, pues es él quien dirige y
debe resolver tales objeciones, impidiendo que elementos de prueba ingresen al juicio en
infracción a tales reglas, que ahora han sido plasmadas en ela ley salvadoreña.
8. De igual forma, se hace necesario destacar la importancia de las reglas de comportamiento
forense, como son la reverencia al juez, el control del lenguaje no verbalizado (demeanor)
y la conversación trinagular por las partes, pues ello legitima y se le da credibilidad tanto a
la función judicial como al sistema Administración de Justicia.
9. Todo ello exige pues, un mayor estudio y reflexión sobre el tema y puntos aquí expuestos,
a efecto de que el proceso y el procedimiento se adecuan a la forma en que fue configurado
por el constituyente.
10. Finalmente, vaya encaminado este esfuerzo con la sana intención de contribuir con la
experiencia salvadoreña, en la adopción de un verdadero sistema adversativo en el juicio
oral, que prescriba los vicios del inquisitivo que a juicio del autor, y con mucho respeto, aún
perviven en la mayoría de las legislaciones y prácticas en Latinoamérica.
BIBLIOGRAFÍA
Legislación
Jurisprudencia
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de la República de El Salvador:
* Trabajo presentado en el Seminario de Derecho Procesal Penal, impartido por el Doctor Gilbert ARMIJO SANCHO, en el
Posgrado de Administración de Justicia de la Universidad Nacional de Costa Rica, Heredia, noviembre de 2000, corregido
en su versión original.
[1] BINDER, Alberto M., Límites y posibilidades de la simplificación del proceso, en Derechos fundamentales y Justicia penal,
Juricentro, San José, 1992, p. 175. De igual forma: BINDER, Alberto M., Perspectivas de la reforma procesal penal en
América Latina, en Justicia Penal y Estado de Derecho, Ad-Hoc s.r.l., Buenos Aires, 1993, p. 204.
[3] “En su sentido más puro, significa que sólo lo que haya sido expuestos y presentado oralmente en el debate puede ser
admitido como fundamento de la sentencia. Originalmente se pretendió con este postulado: 1) evitar que la parte que no
supiera leer ni escribir resultara perjudicada, 2) conceder a las partes la oportunidad de discutir y rebatir verbalmente todo
aquello que se relacione con el litigio ante el tribunal competente, 3) acelerar el curso del proceso y 4) otorgar a la opinión
pública la oportunidad de controlar la actividad de los tribunales de justicia (en este sentido es el principio de publicidad
hermano de la oralidad)”, RIVERO SÁNCHEZ, Juan Marco, en Proceso democracia y humanización, en Nuevo proceso penal
y constitución, IJSA, 1ª Edición, San José, 1998, p. 78.
[4] Como son los criterios de oportunidad, el procedimiento abreviado -plea beargining y guilty plea- y específicamente en el
caso salvadoreño, existen añejas instituciones de raigambre norteamericana como son el tribunal de Jurado (art. 189 Cn.) Y
la inaplicabilidad de leyes por parte de los jueces por ser contrarias a la Constitución, forma de control difuso de
constitucionalidad (art. 185 y 149 Cn.).
[5] Se afirma que “la palabra escrita ha sido la tradición en los procesos legales y es difícil abandonar las tradiciones; lo
innovador generalmente causa incertidumbre, y consecuentemente rechazo hasta que se comprueba que produce frutos
(...)”, en QUESADA PACHECO, Jorge Arturo, Análisis del discurso oral en el proceso penal, EUNED, San José, 1998, p. 4.
[6] Ver: VÉLEZ MARICONDE, Alfredo, Derecho Procesal Penal, Tomo II, Lerner, Córdova, 3ª Edición, 1ª Reimpresión, 1981,
p. 173-243.
[7] Que comprende los subprincipios de estatalidad, oficiosidad, legalidad, indeclinabilidad de la acción, improrrogabilidad de
la jurisdicción y la indisponibilidad de la pretensión.
[8] Que comprende los subprincipios de inmediación de la prueba -oralidad, continuidad, identidad física del juzgador-
publicidad del debate, impacto e investigación judicial autónoma, libertad de prueba, comunidad de prueba y libre convicción.
[9] Que comprende los subprincipios de intervención, contradicción, imputación, intimación originaria, ampliación de la
acusación, intimación complementaria, correlación entre acusación y sentencia o congruencia, reparación del daño y
motivación de la sentencia.
[10] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y razón, Teoría del garantismo penal, Trotta, 2ª Edición, Madrid, 1997, p. 606.
[14] Sobre las distintas posiciones acerca de la importancia y posibilidad de encontrar la ‘verdad real’ en el proceso penal,
IGARTÚA SLAVERRÍA distingue tres grandes tendencias o posturas: La primera, que sostiene que la verdad es indiferente
e irrelevante para los fines del proceso, dentro de las que se destacan las concepciones retóricas, que hacen énfasis en la
persuasión y que atiende a criterios de conveniencia y eficacia; y las concepciones narrativas, que centran su atención a
criterios semióticos o del lenguaje. La segunda, se postula contrario a la búsqueda de la verdad, que afirma que no se puede
o no se debe encontrar la verdad en el proceso, ya sea por su imposibilidad teórica, como lo sostienen las opciones
gnoseológicas, o la de los que afirman que la verdad surge por intuición y surge como reacción individual o estimación
subjetiva; y la de los perfeccionistas desilusionados, extremistas del todo o nada, que sostienen que si la verdad absoluta no
está a nuestro alcance, queda excluido cualquier conocimiento racional; así como también los que sostienen la imposibilidad
práctica de llegar a la verdad, sea por la falta de instrumentos cognoscitivos adecuados o debido a cuestiones de tiempo,
pues para la búsqueda de la verdad en el proceso, se está sujeto a plazos determinados o limitados o porque no existe
libertad para investigar, pues existen limitaciones legales tanto para el uso de medios de prueba como las que restringen la
formación de prueba. Y la tercera, que se muestra favorable a la obtención de la verdad, tanto por su posibilidad teórica,
como lo muestran las orientaciones modernas a favor de la verdad jurídica, como lo sostienen el realismo crítico, el empirismo
interno y el relativismo epistemológico; como por su posibilidad práctica, pues se afirma que frente a las objeciones a los
límites de las reglas legales, se sostiene que hay que ponderar en su justa dimensión la incidencia de las normas legales en
la actividad probatoria, pues son esencialmente residuales y porque se disminuye su impacto con la libertad de prueba y su
libre valoración; así como la que afirma que estamos en presencia de una verdad relativa, pues hay una limitación de
instrumentos cognoscitivos, y porque además es una verdad relativa a su contexto, que dependerá de los medios
cognoscitivos disponibles, así como de la estructura de referencia, como son las presuposiciones, los conceptos, las nociones
y las reglas que se tengan respecto de la realidad que se pretende indagar. Por otra parte, quienes se postulan a favor de la
posibilidad de encontrar la verdad real, sostienen su conveniencia ideológica, pues ello garantizarían decisiones justas,
parten de que el hecho es necesario para la aplicación de la consecuencia jurídica consagrada en la norma (constatación
fáctica del supuesto hipotético previamente), así como porque es una garantía para la aplicación de la norma penal.
Finalmente, en cuanto a la valoración de la prueba, se parte de un sistema de inferencias probabilísticas para la declaración
de la verdad, en la que ya no se habla simplemente de deducción o inducción, sino de abducción del hecho respecto de la
norma y de la decisión de la constatación de la realidad y la aplicación de la norma al caso concreto. IGARTÚA SALAVERRÍA,
Juan, Valoración de la prueba, motivación y control en el proceso penal, Tirant lo blanch, Valencia, 1995, p. 19-29.
[16] Siguiendo las distintas nociones del término ‘prueba’ que propone CAFFERATA. Ver CAFFERATA NORES, José I., “La
prueba en el proceso penal”, Depalma, Buenos Aires, 1988, p. 14 y ss.
[18] BERGMAN, Paul, La defensa en juicio. La defensa penal y la oralidad, 2ª Edición, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1989,
p. 17.
[19] Así en la Resolución 2000-735, pronunciada por el Tribunal de Casación Penal de Costa Rica, integrado por los jueces
DAL‘ANESE, LLOBET Y OBANDO, de 25 de setiembre de 2000, en el recurso de Casación interpuesto en el caso Costa
Rica contra Arce Arista, el Tribunal señala: “(...) (ii) El examen del testimonio no puede olvidar su proceso de formación,
comenzando con la recepción de datos objetivos por medio de los sentidos, la percepción o la idea a partir de la información
recibida sensorialmente, y la comunicación de esa idea que tiene su propio proceso. Este desarrollo puede llevar a la persona
a hacer un relato alejado de la verdad objetiva sin incurrir en falso testimonio, pues se basa en una percepción (subjetiva) de
los datos objetivo recibidos por medio de los sentidos, o en obstáculos propios del proceso de comunicación; para ello debe
explicarse someramente. Consciente o inconscientemente, de modo constante los sentidos reciben información objetiva del
entorno: colores, sombras, destellos, silencio, ruido, música, sabores, texturas, temperatura, olores. El dato recibido es
objetivo, no tiene imputación. Pero, inmediatamente , el cerebro hecha mano de los perjuicios (datos procedentes) acerca de
la realidad, interpreta la información y la califica e imputa (...) El otro problema es el de la comunicación, pues tiene su propio
proceso, constante de tres elementos: mensaje, emisor y receptor. El primero de ellos es la idea traducida a una forma de
comunicación (palabra hablada o escrito, mímica, gráficos, dibujos, etc); el emisor es el testigo que transmite su relato y el
receptor es el tribunal y las partes. Si el emisor no tiene dominio del idioma--- aunque aunque la idea de la realidad sea muy
precisa--- no podrá exponerla con precisión; y el receptor no tiene la preparación para interpretar adecuadamente la
comunicación del emisor, tampoco percibirá el mensaje. (iii) Por otra parte, existe la memoria del pasado reciente y la
memoria del pasado remoto. Cuando apenas ha transcurrido un corto período entre el hecho y la declaración, la memoria
podría abarcar lo central como lo periférico; paro si ha corrido mucho tiempo entre ambos eventos, los detalles que no dejan
impronta tienden a olvidarse (...) De manera que la valoración del testimonio es harto complicada, pues la confianza o crédito
en el declarante depende en gran medida del interrogatorio periférico. Y a lo anterior debe sumarse que el centro de interés
de la persona podría tener tal relevancia -ser el objeto de la agresión, la impresión por el acometimiento contra otro, etc.- que
no permite asimilar lo periférico, por lo que tampoco quedará grabado en la memoria del pasado reciente.”
[21] En contra de este sistema adversativo, sobre todo por la forma de llegar a la “verdad”, se postula abiertamente IGARTÚA
SALAVERRÍA, al referirse a los dos modelos de fines del proceso, ya sea que con él se declare la verdad de los hechos, o
que el proceso sea un medio de solución de conflictos. El proceso visto como medio de solución de conflictos, busca una
aceptable compaginación de intereses pretendiendo el equilibrio más satisfactorio a los intereses de las partes o al contexto
social en que ha surgido el conflicto, haciendo énfasis en la eficacia pacificadora del proceso, con un rechazo a la verdad.
Con el sistema que hace énfasis en el proceso como forma de llegar a la verdad de los hechos, pero de una forma
desentendida de la búsqueda de la verdad real, afirma que en este modelo "se colocan en la bóveda axiológica los valores
de la libertad, la autonomía y la iniciativa de las partes, síguese de ahí que éstas /cada una de ellas por su lado) pelean por
la victoria o por el compromiso (en el peor de os casos), pero nunca por la desinteresada investigación de la verdad. A mayor
abundancia, si el juez debe limitarse a escoger entre las versiones que le procuran las partes , queda fuera de su horizonte
buscar por su cuenta una reconstrucción objetiva de los hechos"; IGARTÚA SALAVERRÍA, Juan, Valoración de la prueba…,
pp.22-23. Sin embargo, las técnicas de interrogatorio propios del sistema adversativo y acusatorio adoptado por el legislador
salvadoreño, exigen un rol pasivo al juez y mayor actividad de las partes, renunciando a aquella búsqueda de la verdad real,
a cualquier costo -incluso torturando, o para decirlo en palabras precisas: aplicando tormento-, propia del sistema inquisitivo.
Por el contrario, el juez debe ser ahora, un sujeto imparcial, pues no es titular de pretensión alguna, tal como se desarrollará
más adelante, y la verdad ha de surgir de la confrontación, la contradicción, el debate, propio del sistema democrático y
republicano.
[23] De ahí que el contrainterrogatorio sea el mejor método para cuestiona la credibilidad del dicho el testigo, siendo la
confrontación y el careo (art. 218-220 CCP) un resabio del inquisitivo en el afán de llegar a la verdad real, poniendo a dos
personas que sostienen versiones diametralmente opuestas, a carearse y confrontarse, para que "libremente traten de
ponerse de acuerdo" sobre cómo ocurrieron los hechos, o determinar cuál de ellas dice la verdad y cuál miente. No sólo me
parece que el resultado puede ser engañoso, pues el testigo hábil y mendaz puede hacer creer que dice la verdad, mientras
que el inexperto, falto de carácter pero veraz, podrá parecer que miente. De ahí que resulta inseguro su resultado, inútil su
práctica y anacrónico dicho procedimiento en el modelo adversativo acusatorio adoptado, y que tiene en el
contrainterrogatorio el momento culminante de la verificación de la veracidad o mendacidad d la prueba testimonial o pericial,
sin necesidad de acudir a dicho careo. El testigo declara bajo juramento, y s sometido a presiones en el contrainterrogatorio;
si se sostiene en determinada afirmación, será el juez quien valore la credibilidad de tal dicho, frente al otro testigo que
sostiene todo lo contrario.
[24] FERRAJOLI señala la diferencia de llegar a la verdad real en los sistemas inquisitivo y acusatorio: Mientras que el
inquisitivo, la investigación y búsqueda d prueba era libre (permitiéndose el tormento y cualquier forma que fuese útil para
llegar descubrir la verdad real), su valoración estaba limitada por la ley (prueba tasada). En cambio en el sistema acusatorio,
la investigación y formación de prueba es legal (prohibiciones probatorios, necesidad de orden judicial , método legal de
formación de prueba), pero su valoración es libre para el Juez FERRAJOLI, Luigi, Derecho y Razón…, p. 612.
[25] A partir de la inevitabilidad de la persecución del delito, derivado del subprincipio de oficiosidad, y éste a su vez de la
oficiliadad, como lo enuncia VÉLEZ MARICONDI, Alfredo, Derecho Procesal Penal, obra citada, pp. 173 y ss.
[26] Así, arts. 285, 286, 287, 290, 291 CPP de Costa Rica.
[27] Ver: FERRAJOLI, Luigi, Derechos y garantías. La ley del más débil, Trotta, Madrid, 1999.
[29] Ver: MONTERO AROCA, Juan; ORTELLS RAMÓN, M.; GÓMEZ COLOMER, José Luis; Derecho Jurisdiccional, Bosch
Editor, 3ª Edición, Barcelona, 1993, Tomo I, Parte General, pp. 408-503. En el mismo sentido, MONTERO AROCA, Juan,
Introducción al Derecho Procesal, jurisdicción, acción y proceso, Tecnos, Madrid, 1976, p. 244-256. Y GIMENO SENDRA,
José Vicente, Fundamentos de Derecho Procesal, jurisdicción, acción y proceso, Civitas, Madrid, 1981, pp. 183-187.
[30] LLOBET RODRÍGUEZ, Javier, Proceso penal comentado, Imprenta y Litografía Mundo Gráfico San José, 1998, p. 126-
134.
[31] Institución criticada por FERRAJOLI al tocar el tema de la legitimidad democrática del juez a partir de su función
cognoscitiva y decisora, señalando: “(…) me parecen inaceptables y peligrosas para las garantías del justo proceso y, sobre
todo, del proceso penal, las doctrinas “consecuencias” y “discursivas” de la verdad que –nacidas en el contexto de
disciplinas muy diferentes, como la filosofía de las ciencias naturales (Kuhn) o la filosofía moral o política (Habernas)- algunos
penalistas querían importar ahora en el proceso penal, quizá para justificación de esas instituciones aberrantes que son las
negociaciones sobre las pena. En efecto, ningún consejo -ni el de la mayoría, ni el del imputado- puede valer como cierto
de forma de prueba. Las garantías de los derechos no son derogables ni disponibles. (...)”,en Derechos y garantías. La ley
del más débil, Trotta, Madrid, 1999, p.27.
[32] Ver: GARCIA DE ENTERÍA, Eduardo, La constitución como norma y el Tribunal Constitucional, Civitas, Madrid, 3ra.
Edición, 1991.
[33] Art. 246 de la Constitución Política de la República del Salvador : “Los principios , derechos y obligaciones establecidos
por esta constitución no pueden ser alterados pos las leyes que regulen su ejercicio. La Constitución prevalecerá sobre todas
las leyes y reglamentos. El interés público tiene primacía sobre el sector privado.”
[34] SMEND, Rudolf, Constitución y Derecho Constitucional, Centro de estudios Constitucionales, Madrid, 1992, p. 63.
[35] HESSE, Konrad, Escritos de Derecho Constitucional, Centro DE Estudios Constitucionales, Madrid, 1992, p. 65.
[37] TINETTI, José Albino, Los fundamentos del valor normativo de la Constitución, Revista de Ciencias Jurídicas No. 2, PRJ,
San Salvador, 1992, pp. 198- 199.
[38] Ver: LÓPEZ GUERRA, Luis; y otros, Derecho Constitucional, Tirant lo blanch, Valencia, 1991,Tomo I, p. 29 y 30.
[39] BINDER, Alberto M., Introducción al dercho procesal penal, Ad-Hoc s.r.l., Buenos Aires, 1993, p. 109-204
[40] “Debiendo todo hombre presumirse inocente mientras no sea declarado culpable, si se juzga indispensable arrestarlo
todo rigor innecesario para apoderarse de su persona debe ser severamente reprimido por la ley”, en LLOBET RODRÍGUEZ,
Javier, Proceso penal comentado..., p. 92.
[41] Así, en El Salvador, lo adoptan tanto la Constitución como el Código Procesal Penal, así: Art. 12 de la Constitución de
la República de El Salvador: “Toda persona a quien se le impute un delito, se presumirá inocente mientras no se pruebe su
culpabilidad conforme a la ley y en juicio público, en el que se le aseguren todas las garantías necesarias para su defensa.”
Art. 4.- Toda persona a quien se le impute un delito, se presumirá inocente, y será tratada como tal en todo momento, mientras
no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley en juicio público, en el que se le aseguren las garantías del debido proceso.
La carga de la prueba corresponde a los acusadores.”
[42] Art. 8.2. CADH: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
establezca legalmente su culpabilidad (...).”
[43] Ver: MONTAÑES PARDO, Miguel Ángel, La presunción de inocencia, Aranzadi, Madrid, 1999, p. 43 y ss.
[44] Citado por LOBET RODRÍGUEZ, Javier, Proceso penal comentado..., p. 91 y ss.
[45] La mínima actividad probatoria, tiene que cumplir, al menos cuatro elementos básicos, como son: a) que la prueba sea
directa o indirecta (indiciaria); b) Inequívoca, es decir, congruente con la pretensión y que resista la confrontación con la
prueba de descargo; c) Unívoca, que se derive de ella una verdad única (no ambigua) que permita una reconstrucción lógica
del pasado; y d) Legítima, es decir, que tanto en su obtención como en su incorporación, no revista el carácter de ilícita. En
relación con la actividad mínima probatoria de cargo: “La mínima actividad probatoria de cargo puede consistir en: a)que
haya pruebas para inculpar al encausado... b) que haya pruebas congruentes suficientes para castigar al reo.” IGARTÚA
SALAVERRÍA, Juan, “Valoración de la prueba, motivación y control en el proceso penal”, Tirant lo blanch, Valencia, 1995,
pp. 39. (Resaltado en negritas mío).
3° Dirigir la investigación del delito con la colaboración de la Política Nacional Civil en la forma en que determine la ley.
[47] “Una relación triangular entre tres sujetos, dos de los cuales son partes de la causa, y el tercero super-partes: El
acusador, el defensor y el juez”, FERRAJOLI, Luigi, Derecho y Razón., p. 581.
[48] FERRAJOLI resalta al menos cuatro poderes que le corresponden al juez: 1) De interpretación de las leyes o verificación
jurídica, 2 ) de valoración de la prueba o verificación fáctica, 3) la connotación equitativa y 4) la disposición discrecional.
FERRAJOLI, Luigi, Derecho y Razón..., p. 574. Además, señala FERRAJOLI que el poder judicial se configura “como un
contra-poder , en el doble sentido que tiene encomendado el control de la legalidad, es decir, la validez de los actos
legislativos tanto como el de los administrativos, y la tutela de los derechos fundamentales de los ciudadanos frente a las
lesiones que pudieron provenir del estado. «Para que no se pueda abusar del poder», escribió Montesquieau, «es preciso
que, por la disposición de las cosas, el poder frente al poder»”, Ibídem, p. 580.
[49] Art. 186 inciso 5° de la Constitución de la República: “La ley deberá asegurar a los jueces protección para que ejerzan
sus funciones con toda libertad, en forma imparcial y sin influencia alguna en los asuntos que conocen; y los medios que les
garanticen una renumeración justa y un nivel de vida adecuado a la responsabilidad de sus cargos.”
Art.3.- Los magistrados y jueces, competentes en materia penal, sólo estarán sometidos a la Constitución de la República, y
a la legislación secundaria, y sus actuaciones serán imparciales e independientes.
(...)
Por ningún motivo los otros Órganos del Estado podrán arrogarse el conocimiento de las causas, ni la reapertura de las
terminadas por decisión firme, ni interferir en el desarrollo del procedimiento.
En caso de interferencia en el ejercicio de su función, el juez informará a la Corte Suprema de Justicia los hechos que afecten
su independencia. Cuando la interferencia provenga de la propia Corte Suprema de Justicia, de alguno de sus magistrados
o de otro tribunal, el informe será presentado, además, a la Fiscalía General de la República y al Consejo Nacional de la
Judicatura.”
[54] MAIER, Julio B.J., Derecho Procesal Penal, Tomo I del Puerto s.r.l., 2º Edición, Buenos Aires, 1996, p. 664, nota 345. A
favor del poder de investigación judicial autónoma: JAUCHEN, Eduardo M,. La prueba en materia penal, Rubinzal-Culzoni
Editores, Santa Fe, Argentina, 1992, p. 26. VÉLEZ MARICONDE, Alfredo, Derecho Procesal Penal..., pp. 173-243.
[55] Ver: DALL'ANESE RUIZ, Francisco, El juicio, en Reflexiones sobre el nuevo proceso penal, Asociación de Ciencias
Penales de Costa Rica y Corte Suprema de Justicia, San José, 1996, p.654.
[57] “Art.144.- Los tratados internacionales celebrados por El Salvador con otros estados o con organismos internacionales,
constituyen leyes de la República al entrar en vigencia, conforme a las disposiciones del mismo tratado y de esta
Constitución.
La ley no podrá modificar o derogar lo acordado en un tratado vigente para El Salvador. En caso de conflicto entre el tratado
y la ley, prevalecerá el tratado”.
[58] Aunque jurídicamente sea posible y permisible que el imputado pueda contrainterrogar a los testigos de cargo en su
contra, técnicamente no es recomendable; pues el dominio de las técnicas de interrogatorio requiere de un conocimiento
especializado que el imputado no tiene; por ello es aconsejable que “haga interrogar” al testigo, por medio de su abogado
defensor, sobre los puntos que él quiere cuestionar en su defensa.
[59] Art.172: "(…) Corresponde exclusivamente a este Órgano la potestad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado (…)".
Art. 14: "Corresponde únicamente al Órgano Judicial la facultad de imponer penas (…)
3° Dirigir la investigación del delito con la colaboración de la Policía Nacional Civil en la forma que determine la ley.
[61] Art.11: "Ninguna persona puede ser privada del derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad y posesión, ni de cualquier
otro de sus derechos sin ser previamente oída y vencida en juicio con arreglo a las leyes; ni puede ser enjuiciada dos veces
por la misma causa (…)."
Art. 12: "Toda persona a quien se le impute un delito, se presumirá inocente mientras no se le pruebe su culpabilidad conforme
a la ley y en juicio público, en el que se le aseguren todas las garantías necesarias para su defensa.
La persona detenida deber ser informada de manera de inmediata y comprensible, de sus derechos y las razones de su
detención, no pudiendo ser obligada a declarar. Se garantiza al detenido la asistencia de defensor en las diligencias de los
órganos auxiliares de la administración de justicia y en los procesos judiciales, en los términos que la ley establezca.
Las declaraciones que se obtengan sin la voluntad de la persona carecen de valor, quien así las obtuviere y empleare incurrirá
en responsabilidad penal".
2º Dar asistencia legal a las personas de escasos recursos económicos, y representarlas judicialmente en la defensa de su
libertad individual (…)".
[63] La jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, tuvo un enorme protagonismo a fin de
adecuar la anacrónica legislación, a las nuevas exigencias del marco normativo constitucional, en supuestos tales como a la
excepcionalidad de la detención provisional como medida cautelar ( HC 9-V-94 8:50 hrs. 17- nov-94),la prueba prohibida (HC
6-H-95 9:00 hrs. 29-ago-95), la dirección funcional de la fiscalía en la policía de investigaciones (HC 6-B-96 13:30 hrs. 23-
ENE-96). Y otros aspectos procesales y dogmático penales en la Sentencia de Incostitucionalidad de la Ley transitoria de
emergencia contra la delincuencia y el crimen organizado (I 15-96 Ac. 15:00 hrs. 14-feb-97), etc.
Art. 336.- El presidente del tribunal dirigirá la audiencia, ordenará las lecturas necesarias, hará advertencias legales, recibirá
los juramentos y declaraciones y moderará la discusión, impidiendo intervenciones impertinentes o que no conduzca al
esclarecimiento de la verdad, sin coartar por ello el ejercicio de la acusación y la amplitud de la defensa.
El tribunal en pleno resolverá cuando una decisión del Presidente sea impugnada."
[66] "Interrogatorio
Art. 348.- El presidente del tribunal, después de interrogar al perito o testigo sobre su identidad personal y las circunstancias
generales para valorar su testimonio, le concederá la palabra para que informe todo lo que sabe acerca del hecho propuesto
como objeto de la prueba. Al finalizar el relato o si el testigo no puede o no quiere hacerlo o le resulta dificultoso, permitirá el
interrogatorio, comenzando por quien lo propuso y continuando con las otras partes, en el orden que considere conveniente.
Por último, el mismo Presidente del tribunal moderará el interrogatorio y evitará que el testigo conteste a preguntas capciosas,
sugestivas o impertinentes, procurando que el interrogatorio se conduzca sin presiones indebidas y sin ofender la dignidad
del declarante. Las partes podrán interponer la revocatoria de las decisiones del presidente del tribunal que limiten el
interrogatorio u objetar las preguntas que se formulen.
Los peritos y testigos expresarán la razón de sus informaciones y el origen de las noticias, designando con la mayor precisión
posible a los terceros que se les hayan comunicado. El perito tendrá, en todo caso, la facultad de consultar documentos,
notas escritas y publicaciones, las que podrán leerse en la vista o incluirse en el prueba, incluso de oficio.
[67] Ver: GOLDBERG, Steve H., Mi primer juicio oral. ¿Dónde me siento? ¿Y qué diré?, 1º Edición, Heliasta, Buenos Aires,
1994, p.147 y ss. BERGMAN, Paul, La defensa del juicio…, p. 47-55.
[68] MARROQUÍN GALO, José Fernando, ¿Existe conflicto entre las técnicas de interrogatorio directo y de
contrainterrogatorio y el art. 348 del Nuevo Código Procesal Penal?, folleto inédito preparado para las sesiones del curso
Capacitación complementaria a capacitadores sobre técnicas de oralidad, ESCUELA DE CAPACITACIÓN JUDICIAL del
Consejo Nacional de la Judicatura de la República de El Salvador, San Salvador, enero de 1998, p.4.
[69] MIRA Y LÓPEZ, Emilio, Manuel de Psicología Jurídica, Salvat Editores, Madrid, 1932, p. 149.
[70] MARROQUÍN GALO, José Fernando, ¿Existe conflicto…, p.4.
[71] Entre ellas se señala el método cronológico y el de primacía, impacto y novedad, como estrategias del interrogatorio,
como se verán más adelante.
[72] El rol e imparcialidad del Juez en Puerto Rico al interrogar ha tenido un diferente tratamiento jurisprudencial, como puede
verse; RESUMIL DE SANFILIPPO, Olga Elena, Derecho Procesal penal, Práctica jurídica de Puerto Rico, Tomo I, Follows
Equity Law Publishing Company, Orford, New Hampshire, pp.65-67.
[73] Con relación al tema central y al tema periférico, en la Resolución 2000-735, pronunciada por el Tribunal de Casación
Penal de Costa Rica, integrado por los jueces DALL’ANESE, LLOBET Y OBANDO, el 25 de setiembre de 2000, en el recurso
de Casación interpuesto en el caso Costa Rica contra Arce Arista, el Tribunal señala" (i) Todo acontecimiento de la vida tiene
un tema central y un tema periférico, uno es el principal y el otro es el que rodea la situación. (…) En términos generales la
congruencia de los relatos en lo central y en lo periférico, da crédito a los declarantes individualmente considerados y permite
reconstruir la especie bajo investigación judicial; pero en particular la coherencia en le tema central permite establecer el
hecho histórico, en tanto la consistencia en los aspectos periféricos prueba la confiabilidad del testigo. Esto último con alguna
dificultad, porque el tema periférico puede ser común a todos los declarantes, particular de cada uno o combinado. El examen
del testigo supone un interrogatorio central (sobre el tema central) y un interrogatorio periférico (acerca del tema periférico
común o particular), con la finalidad de establecer la credibilidad del declarante y a partir de allí obtener elementos probatorios
para determinar el hecho investigado.
Por ello constituye un vicio de algunos tribunales, impedir a las partes el interrogatorio periférico y limitar sus preguntas al
tema central; con esa forma de actuar se omite el examen sobre la confiabilidad del testigo."
[74] Para salvaguardar la facultad del Jurado a interrogar al testigo, perito o imputado, sobre las dudas que tenga respecto a
los hechos, podría sugerirse que el Jurado redacte por escrito sus preguntas, se las pase al Juez, y antes de formularlas, en
una reunión privada con las partes, el Juez deseche las preguntas inadmisibles , y distribuya las preguntas admisibles a las
partes, a efecto de que éstas las formulen en un nuevo interrogatorio. Con tal procedimiento, se salvaguardaría el trabajo de
las partes con sus interrogatorios, no se ganarían la apatía o antipatía del Jurado al objetar las preguntas inadmisibles, el
Juez ejercería un control sobre dicho interrogatorio, que sería realizado por las partes. Sin embargo, para el que escribe, lo
ideal es que el Jurado no pregunte, se limite a percibir y valorar los elementos de prueba producidos a través del interrogatorio
de las partes, y si tiene dudas respecto de los hechos o circunstancias, aplique el in dubio pro reo.
[75] La ley no detalla la forma de presentación de dichas preguntas al juez, si en forma oral o por escrito, ni el momento de
dicha presentación; pero se entiende que las preguntas del contrainterrogatorio y recontrainterrogatorio, han de presentarse
hasta después de escuchadas las respuestas del menor, luego del directo y redirecto, respectivamente.
[79] RAMOS GONZÁLEZ, Carlos, y VÉLEZ RODRÍGUEZ, Enrique, Teoría y práctica de la litigación en Puerto Rico, Ed.
Michie of Puerto Rico, San Juan, 1996, p. 29.
[80] JAUCHEN, Eduardo M, La prueba en materia penal, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe, Argentina, 1996, p. 128.
[82] RAMOS GONZÁLEZ, Carlos, y VÉLEZ RPDRÍGUEZ, Enrique, Teoría y práctica..., p.56.
[84] “Interrogatorio
Art. 348.- El presidente del tribunal, después d preguntar al testigo cuáles son sus generales, le concederá la palabra a la
parte que lo presentó, para que formule su primer interrogatorio; si la parte contraria manifiesta que desea contrainterrogar
al testigo, le concederá la palabra al efecto. La parte que lo sometió al primer interrogatorio, podrá interrogarlo nuevamente,,
después del interrogatorio; así como también, la parte contraria podrá sometelo a nuevo contrainterrogatorio, a continuación
del precedente.
TÉCNICAS DE INTERROGATORIO.
CONCEPTO.