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En el perdón, el pecador tiene una deuda eterna con Dios pero recibe el gran
beneficio del pago y olvido de la deuda Efesios 1:7 “en quien tenemos
redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su
gracia”. Bien en Cristo ya hemos sido justificados, redimidos y perdonados
Ahora veamos:
- Las condiciones en las que el hombre se encuentra sin Cristo
Colosenses 1:21 “Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y
enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha
reconciliado”.
¿Quién? CRISTO
Partimos del hecho que sin Cristo éramos extraños, ajenos a Él, distantes de
sus dominios, no participantes de su reino. El apóstol Pablo lo resalta en la
carta a los Efesios 2:12-13 “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de
la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y
sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro
tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo”.
Esto quiere decir que fuera de los méritos de Cristo el hombre no tiene
ningún tipo de relación amistosa con Dios, más bien el tipo de relación que
existe es la de un juez con un pecador 100% activo, por lo que sin Cristo no
tenemos ningún derecho de apropiarnos de las grandiosas promesas que Dios
ha dejado en su palabra para consolar a los que son suyos.
Ahora, puede que algunas personas que caminen sin Cristo digan: yo estoy
muy cerca de Dios, el punto es que ellos están cerca del dios que han creado
en su mente para que se amolde a sus necesidades, un Dios que no los juzga
por sus pecado, que más les alientas llevar una vida de libertinaje y
libertades que lo llevaran a todas partes menos con Cristo, sin embargo
estamos consientes que el Dios que nos reflejan las santas escrituras, el
único Dios verdadero, es un Dios celoso que no admite que caminemos en dos
mundos tan distintos y en el que definitivamente en uno de ellos nunca
encontraremos al único mediador que existe entre Dios y la humanidad.
JESUCRISTO.
Y seguimos
Romanos 5:10 “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por
la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvo por
su vida”
Creo que para aquellos que han leído aunque sea un poco la escritura y con
más ganas los que la han leído muchas veces, nos queda claro, que cuando
caminamos sin Cristo nos volvemos enemigos de Dios, por lo consiguiente no
merecedores a sus promesas ni bendiciones.
¿Por qué? Porque estamos siendo insensatos a los ojos de nuestro Creador y
Dios, por que teniendo la provisión al alcance decidimos rechazarla o
ignorarla.
Y leemos
Salmos 5:5 “Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos
los que hacen iniquidad”.
-o-o-o-o-o-o-o-
Le dije hace un momento, cualquier esfuerzo humano que se haga para
reconciliarse con Dios definitivamente esta destinada al fracaso total y
absoluto, dice el profeta Isaías que aun las buenas obras de los hombres son
como trapo de inmundicia para Dios.
Y le digo algo más, esta era nuestra condición, pero en Cristo hemos
encontrado la redención, tristemente esta es la condición de muchos todavía
y que andan sin Cristo que son hacedores de maldad haciendo todo aquello
que desagrada a Dios.
Jesús tuvo que morir en la cruz del calvario como el medio para lograr esa
reconciliación con el padre celestial, el precio era y fue demasiado alto,
pero de igual manera había mucho que comprar y reconciliar, ya que para el
hombre Dios había pasado a un segundo término.
Así que somos salvos por Su muerte, por Su sangre, por Su resurrección, por
Su ascensión y regreso; gracias a nuestro Glorioso salvador.
Amén.
Rosamaría Segura
Pastor
Conclusión
Estamos llamados a perseverar en el evangelio, a construir nuestras vidas
sobre el fundamento del evangelio, a no movernos ni a la izquierda ni a la
derecha, a caminar fielmente con Cristo, a pesar de nuestras caídas a
levantarnos todas las veces que sea necesario y seguir a delante, y me
preguntaran como puede ser esto y les responderé: Filipenses 1:6 “estando
persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Si Dios está comprometido a
preservarnos y perfeccionarnos nosotros tenemos que perseverar.