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MARCO NORMATIVO
Si bien uno de los principios del juzgamiento oral es la presencia obligatoria del
imputado, el nuevo Código Procesal Penal permite afirmar que si el imputado ha
prestado su declaración en esta etapa procesal o ha decidido acogerse al derecho al
silencio (como parte de su derecho de defensa material) y deja de asistir a la
audiencia, esta podrá continuar sin su presencia, siendo representado por su abogado
defensor.
Por otro lado y sin ser contradictorio con lo anterior, se establece que si su presencia
resultare necesaria para practicar algún acto procesal –como, por ejemplo, para
realizar un careo, una inspección o una reconstrucción–, será conducido
compulsivamente. Así, también, se le deberá hacer comparecer cuando se produjera la
ampliación de la acusación5. Se añade que el imputado-acusado no podrá alejarse de
la audiencia sin el permiso del juez, por lo que, existiendo este, se podrá alejar de la
audiencia.
Se entiende que, cerrado el debate, los jueces deberán pasar a deliberar en sesión
secreta por un tiempo no mayor de dos días. En tanto que si el proceso ha sido
declarado complejo el plazo podrá duplicarse. En el caso de que exista enfermedad del
juez, el plazo no podrá superar los tres días, y si el caso fue declarado complejo, el
plazo también se duplicará. Luego de ello, el juez penal, unipersonal o colegiado, se
deberá constituir nuevamente a la sala de audiencias, tras convocar verbalmente a las
partes, para que la sentencia sea leída ante quienes comparezcan.
Debe tenerse presente que la sentencia deberá entenderse notificada con su lectura
integral en audiencia pública. Sin perjuicio de lo señalado, debe tenerse presente que
el nuevo Código Procesal Penal se pone en el supuesto de que en el acto procesal de
la lectura de la sentencia no se encuentre físicamente condenado el imputado por lo
que se establece que para los imputados no concurrentes a la audiencia, el plazo para
poder interponer el recurso de apelación empieza a correr desde el día siguiente de la
notificación en su domicilio procesal.
No obstante, si bien en el artículo 424.1 del nuevo Código Procesal Penal se establece
que en la audiencia de apelación de la sentencia se observarán, en cuanto sean
aplicables, las normas relativas al juzgamiento realizado en sede de primera instancia,
esta no es más que una afirmación literal que, conforme lo demostraremos, no es tan
cierta.
De acuerdo a los principios procesales que rigen todo juzgamiento, el nuevo Código
Procesal Penal afirma que el juicio es la etapa principal del proceso, donde rigen
principalmente los principios de oralidad, publicidad, contradicción e inmediación en la
actuación probatoria, agregándose los principios de continuidad del juzgamiento, de
concentración de los actos del juicio, de la identidad física del juzgador, así como de
presencia obligatoria del imputado y de su defensor.
A pesar de lo afirmado, el nuevo Código permite, por medio de su artículo 423.4, que el
juzgamiento o la audiencia de apelación de la sentencia absolutoria se pueda llevar a
cabo sin la presencia física del imputado absuelto recurrido, afectándose con ello no
solo el principio que obliga a que en todo juzgamiento se encuentre físicamente el
imputado, sino también los principios de oralidad, contradicción e inmediación, ya que
se permitiría la actuación o la producción probatoria justamente sin que el imputado se
halle presente en forma física.
Además, se debe apreciar que, conforme al artículo 425.4 del nuevo Código Procesal
Penal, se permite que la sentencia de segunda instancia pueda ser pronunciada en
presencia de las partes que decidan asistir.
Si conforme lo autoriza el nuevo Código Procesal Penal, se permite llevar a cabo una
audiencia o juzgamiento en segunda instancia sin la presencia física del imputado
absuelto recurrido, más allá del cuestionamiento que pueda existir a la actuación
probatoria,
Este último articulado demuestra que en el proceso penal especial de faltas también se
requiere la obligatoria presencia del imputado para que se lleve a cabo el plenario o
juzgamiento, debiéndose resaltar que el artículo 484.1 del nuevo Código Procesal
Penal hace hincapié en que la audiencia se deberá instalar con la presencia del
imputado.
Esta nueva incoherencia advertida entre el proceso penal común y el proceso penal
por faltas requerirá ser materia de reflexión por nuestros jueces supremos al expedir
un futuro acuerdo plenario o una sentencia casatoria, o en todo caso deberá ser
materia de una reforma legislativa, a fin de poder contrarrestar dichas discordancias.
V. PRONUNCIAMIENTOS JURISPRUDENCIALES
1.Análisis de la Sentencia de Casación N° 183-2011-Huaura, del 5 de setiembre de
2012
Debe tenerse presente que para la audiencia del juzgamiento en sede de segunda
instancia (audiencia del recurso de apelación de sentencia), deberán ser convocadas
tanto las partes recurrentes como las no recurrentes. Es obligatoria la asistencia de las
partes recurrentes y de los imputados no recurrentes si la impugnación fuera
interpuesta por el fiscal, estableciéndose que la no asistencia del impu-tado absuelto
recurrido no impedirá la realización de la audiencia, tanto más si concurre su defensa
técnica, por lo que la mencionada audiencia no podrá ser suspendida o reservada
hasta que el referido sujeto procesal sea ubicado y capturado.
Por lo expuesto, nuestra Corte Suprema autoriza que se realice la audiencia del
recurso de apelación de sentencia con la inasistencia del imputado absuelto recurrido,
debiendo ser convalidada con la presencia de la respectiva defensa técnica, a fin de
garantizar sus derechos y garantías procesales. Por tanto, la obligatoriedad en la
asistencia del imputado recurrido tiene una aplicación relativa.
Por otro lado, debe hacerse hincapié en que ante el hecho de que el imputado
absuelto recurrido no asista a la audiencia del recurso de apelación de sentencia, la
Sala Penal Superior o Sala Penal de Apelaciones no siempre deberá declarar su
contumacia con la consecuente conducción coactiva, ya que tal proceder deberá ser
merituado caso por caso, y no ser aplicado en forma absoluta, definitiva,
indiscriminada o general. Por ello, se asume que la no imposición de la conducción
coactiva, no significa en sí mismo la afectación del debido proceso.
Por ello se debe entender que si el imputado ha asistido a todas las sesiones que
conforman la audiencia única del juzgamiento en compañía de su defensa técnica, la
sesión final en la que se tenga que dar lectura tanto a las cuestiones de hecho como a
la sentencia, representa simplemente un acto formal de notificación o de comunicación
de la decisión adoptada, la que se podrá realizar con o sin la presencia física del
imputado, lo que no afecta su derecho fundamental a la defensa, ya que en forma
previa precluyó la actuación probatoria. Por tanto, este proceder jurisdiccional no
significaría afectar el principio constitucional de la prohibición de la condena en
ausencia.
164. Se aduce también que el ordinal ‘c’ del artículo 12.9 del Decreto Legislativo N°
922viola el artículo 139.12 de la Ley Fundamental, ya que posibilita que la Sala Penal
pueda leer una sentencia condenatoria en ausencia del acusado, en circunstancias
excepcionales como las allí contempladas. El artículo 139.12 de la Constitución
reconoce, como principio y derecho de la función jurisdiccional, ‘El principio de no ser
condenado en ausencia’.
165. La prohibición de que se pueda condenar in absentia es una garantía típica del
derecho al debido proceso penal. Es el corolario de una serie de garantías vinculadas
con el derecho de defensa que tiene todo acusado en un proceso penal. Como ha
expresado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, si un acusado tiene el derecho
a defenderse por sí mismo, a interrogar o hacer interrogar a testigos, a hacerse asistir
gratuitamente por un intérprete si no comprende o no habla la lengua empleada en la
audiencia, el ejercicio de esos derechos ‘(...) no se concibe apenas sin su presencia”
[Sentencia del 12 de febrero de 1985, caso Colozza c/. Italia, párrafo 27; Sentencia del
1 de marzo de 2006, caso Sejdovic c/.Italia, párrafo 81].
168. El Tribunal observa, sin embargo, que la ausencia de una persona en el desarrollo
del proceso y, en forma particular, durante el juicio, no solo puede tener por causa el
desconocimiento que tenga de aquel, sino también la rebeldía o renuncia expresa a la
comparecencia. En el ámbito del proceso penal, el desconocimiento que el acusado
tenga de la existencia de un proceso genera un supuesto de ‘ausencia’; mientras que
la resistencia a concurrir al proceso, teniendo conocimiento de él, se denomina
‘contumacia’.
169. En el caso, el ordinal ‘c’ del artículo 12.9 del Decreto Legislativo N° 922 faculta a
la Sala Penal, entre otras cosas, que pueda dictar una sentencia condenatoria sin
contar con la presencia del acusado, cuando en el acto procesal de lectura de
sentencia este incurra en una falta de carácter grave. El Tribunal aprecia que, en el
contexto en que dicha facultad puede ejercitarse, no se está frente a un supuesto de
condena en ausencia o de contumacia. El acusado no ha sido ajeno a la existencia del
proceso. Tampoco ha sido rebelde a participar en él, conociendo de la existencia del
proceso. En la hipótesis abstracta a la que se refiere la disposición impugnada, el
acusado ha estado presente en el desarrollo del proceso y aun en el acto procesal de
lectura de sentencia, en la que incluso ha podido expresar los argumentos que mejor
han convenido para su defensa. Su desalojo, que presupone su participación en la
audiencia de lectura de sentencia, por el contrario, se origina en una falta grave por él
cometida, que perturba la culminación eficaz del proceso.
172. Así, en primer lugar, el desalojo de la sala de audiencia está establecida como
una medida excepcional, de aplicación solo en casos particularmente graves y
extremos. En segundo lugar, se trata siempre de una medida temporal, que no
comporta la exclusión del acusado del proceso, sino solo para la realización del acto
procesal cuya realización se pretendía perturbar. En tercer lugar, siendo una medida
excepcional y temporal, adicionalmente, el legislador ha previsto que la lectura de la
sentencia condenatoria necesariamente deba realizarse con la presencia del abogado
defensor del acusado o del abogado nombrado de oficio, de modo que no se postre al
acusado en un estado de indefensión. Finalmente, se ha previsto la obligación de
notificar la sentencia condenatoria bajo determinadas exigencias de orden formal, a fin
de que el condenado decida si hace uso o no de los medios impugnatorios que la ley
procesal pueda haber previsto. Por estas razones, el Tribunal considera que este
extremo de la pretensión también debe rechazarse”.
________________________________
3HURTADO POMA, Juan Rolando. “Primer caso de ‘presencia virtual’ del acusado en
el juicio oral”. En: http://190.12.76.211/alertainformativa/index.php?
mod=documento&com=documento&id=308. Información obtenida el 8 de setiembre
de 2013.
5Ibídem, p. 191.
7En la misma sentencia se indica: “(…) En el presente caso se advierte (…) que
mediante Resolución N° 27, de fecha 14 de marzo del 2012, se suspendió la ejecución
de la sentencia condenatoria impuesta contra la recurrente, quien tenía la condición de
reo contumaz, para que pueda concurrir a la audiencia de apelación contra la
sentencia (…)” (el resaltado es nuestro).
8El profesor ORÉ GUARDIA, Arsenio. Ob. cit., p. 191, precisa que: “(…) en el
procedimiento de apelación regulado por el Código Procesal Penal de 2004, el
derecho a no ser condenado en ausencia resulta afectado; toda vez que, podrá
llevarse adelante la audiencia incluso con ausencia del imputado recurrido (…)
pudiendo ordenar, en su caso, la conducción coactiva y declararlos reos contumaces.
No siendo suficiente con ello, el legislador ha previsto que el pronunciamiento judicial
puede realizarse únicamente en presencia de las partes que asistan (…)”. Véase
también: ORÉ GUARDIA, Arsenio. Principios del proceso penal. Reforma, Lima, 2011,
p. 134.
10En este sentido, ARBULÚ MARTÍNEZ, Víctor Jimmy. “La querella en el nuevo
proceso penal”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 34, Gaceta Jurídica, Lima,
abril de 2012, p. 248, apunta lo siguiente: “En caso de que el querellado haya sido
debidamente notificado y no asista al juicio oral o se ausente durante su desarrollo,
será declarado reo contumaz y se dispondrá su conducción compulsiva, reservándose
el proceso hasta que sea habido. Para estos efectos, aplicándose la ley de
contumacia, el juez podrá suspender los plazos de la prescripción”. Así también véase:
NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del nuevo proceso penal & de litigación oral.
Idemsa, Lima, 2010, pp. 461-462.
ello no impide para que sea tomado en cuenta al momento de evaluar la arbitrariedad
de la investigación preliminar iniciada contra el demandante, pues su función de
parámetro de razonabilidad es pertinente” (el resaltado es nuestro). Así también, a
través de la STC Exp. N° 02748-2010-PHC/TC, caso Alexander Mosquera Izquierdo,
tomando en cuenta el nuevo Código Procesal Penal como un parámetro de
interpretación que busca dar solución a otros casos en que sean aplicables así no esté
vigente en todo el país, llegó a la siguiente conclusion: “10. Por otro lado, si bien el
nuevo Código Procesal Penal de 2004 aún no está vigente en todo el país, no cabe
duda que este cuerpo legal contiene diversos dispositivos que contribuyen al
perfeccionamiento del Derecho Procesal peruano, que se erige como el programa
procesal penal de la Constitución, y que por tanto, pueden servir de parámetro
interpretativo para la solución de otros casos en que sean aplicables (…)” (el resaltado
es nuestro).