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Biografía

El poeta Orlando Escalona nació un 26 de abril de 1971 en


la localidad de Mijaguas, parroquia Ciudad Bolivia del Municipio
Pedraza, Estado Barinas, Venezuela.
Dio sus primeros pasos como escritor y poeta un 10 de enero
del año 2010, cuando escribió su primera prosa de contenido poético
M
que le sirvió como base para incursionar en el maravilloso mundo de
las letras y la poesía; desde entonces ha dedicado su vida al I
maravilloso y revelador arte de escribir.
Del extraordinario connubio de la pluma del poeta con su N
amante, la poesía, ha surgido el sentimiento que le ha dado vida a las E
siguientes obras:
R
 Qué es poesía en los cantos de un poeta.
V
 Bajo el umbral de la noche una misteriosa voz.
 Rebeldía indómita. A
 El Instante.
 Frases y respuestas del maestro.
 Una lágrima.
 Pléyades de amor.
DEDICADO

A la reina que la maldad del hombre ha destronado;

a esa que yo mismo he maltratado

y a la que pido perdón noche y día arrodillado;

al ave de vuelo herido y trino amordazado;

a la flor de aromas invisible y hechizos embriagantes;

a la mártir de la ignorancia y víctima de la sociedad;

a la que con cada lágrima clama libertad;

a la amordazada por un sistema que la veja y oprime;

Correo electrónico: a la mujer de aquí, de allá o de cualquier parte.


Orlandoge12@gmail
.com
keduin@gmail.com
Contactos:
0416-0639118
0424-5634125
Agradecimientos: Proemio

A Dios, Minerva es un relato en prosa poética con tendencia novelesca,


donde el autor plasma sus más íntimas inquietudes en relación al
a la vida, eje de la sociedad: la mujer, con una óptica y una pasión que
penetra en el más hondo sentir de las que son, una veces
y al noble sentimiento humilladas, otras, oprimidas y maltratadas, presentes en
algunos casos desde su actuar cotidiano como hija, como esposa,
que me ha inspirado la mujer,
en la sociedad o en la más antigua de las profesiones como
así como al dilecto esfuerzo sarcásticamente afirman algunos: la prostitución.
Minerva es un espejo en el que se refleja la mujer que entrega su
de los poetas Saúl Escalante, vida al hombre y que solo consigue en los latigazos de su
indiferencia la crueldad de un amante que la usa y la frialdad
Keduin Albarrán, Gisela Alarcón de un esposo que solo exige le cumpla en las tareas cotidianas de
atención y también como “mujer”, sin importar si está enferma,
y a la eterna defensora
triste, colmada de preocupaciones, o si solo ese día no tiene el
más mínimo deseo o apetencia sexual; le importa, sí, que cumpla
de los derechos de la mujer María León,
con las normas impuestas por un sistema que las veja,
por su incondicional apoyo lanzándolas como corderos al matadero a expensas de una
sociedad consumista que degrada la dignidad de la mujer
en la publicación de esta obra. prostituyéndola en cada publicidad impresa en los medios,
exhibiéndola cual prenda de buen uso por sus exuberantes
atributos y adecuado perfil de acuerdo al gusto del comensal,
por lo general hombres que les queda grande llamarlos por ese
universal calificativo que recibió en la creación cuando Dios
dándole el soplo de vida, dijo: “Hagamos al hombre”.
Minerva es un grito de libertad en lo más profundo de la
mujer, donde cada cicatriz viene de una honda herida familiar,

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enmarcada por un destino que no le permite levantarse, bien sea
porque no conoce otra forma de vida, o porque la ignorancia no
le permite defender su mayor virtud: la de ser MUJER.
En la mayoría de los casos las prostitutas son inocentes que
erraron sus pasos sobre un camino equivocado, en esa milenaria
carrera de una aparente vida fácil, ignorando la amarga
realidad de un ser egoísta y vil, marcado por el pecado desde su
nacimiento. Minerva es un grito desgarrador en la garganta de
miles de mujeres que a diario son abusadas, como bien lo dice el
poeta: “por cobardes que se burlan torpemente del vientre que les
dio la vida”.
En esta obra, su autor, a medida que avanza en la reflexión ,
nos asoma una serie de interrogantes, como: ¿cuándo el destino
de una mujer será distinto al de una nación?. o ¿podrá ser fácil
recibir y dar caricias no sentidas a cambio de dinero?, entre
otras que erizan la piel, realizando de esta manera, una
extraordinaria correlación de hechos donde descubrimos que
Minerva, no solo es una mujer, sino que representa a un pueblo,
a un país, al mundo y a su falsa sociedad.
Minerva, está enmarcada en un contenido profundo que nos
pasea por todos los escenarios que ilustran la cruda realidad de
ser mujer, revestida de una simplicidad y elegancia propias de
su autor, “el caballero del verso” quien en sus obras presenta
una marcada tendencia filosófica, controversial y reflexiva como
un valioso aporte que despierte en el hombre y la mujer una
nueva actitud frente a la vida.
Minerva nos permite visualizar una realidad latente en
una nación, aplicable a cualquier lugar y época.

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En Minerva, la prostitución no solo se atribuye a la mujer, sino
también al hombre, a las naciones, a sus leyes y a sus ideales,
así como también a las empresas del “arte publicitario” , al
internet y su creciente proliferación de pornografía infantil, uno
de los descuidos más criminales contra el futuro de la
humanidad: la niñez.
En Minerva su autor nos lleva directo a la reflexión cuando,
dice: “si no existieran hombres frecuentando los prostíbulos no
habrían mujeres dedicadas al oficio de la prostitución”. Así,
igualmente afirma: “la mujer paga las migajas de cariño que
recibe de su esposo con servidumbre y buen sexo”, denunciando de
esta manera el maltrato del hombre y en ocasiones, el de las
leyes, exhortándonos a pensar y actuar con patrones que nos
permitan cambiar esta realidad desde el punto y círculo en el que
nos encontremos, vale decir, desde el hogar o de cualquier
Minerva
espacio propio de la cotidianidad. Un Canto a la Mujer
Minerva trae a mi memoria un fragmento del poema Redondillas
de la gran poetiza Sor Juana Inés de la Cruz, con los cuales
quiero terminar:
“Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.
Si con ansias sin igual
solicitáis su desdén
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?”.
Gisela Alarcón.

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Minerva era de alma blanca y corazón puro.
Era como muchas mujeres
y como muchas naciones,
de dignidad herida
y pechos exprimidos y manoseados
por quienes han hecho de la mujer
una nación oprimida.
¡Minerva!, ¡mi dulce Minerva! Acaso te asomes a la ventana
a ver a los transeúntes y al observar, veas,
en nada era diferente
a tu mano derecha, a una monja que pasa,
a una nación vejada, y a tu izquierda, a una prostituta
mas ella no lo sabía. y en tu ingenuidad, digas:
Ella, a quien la vida le había reservado ¡Cuán noble es una, y cuan innoble la otra.
un trozo de esperanza en su corazón, Pero deberías cerrar los ojos, y seguramente
vagaba por la vida llena de temores escucharías una voz susurrando en el éter:
buscando lo que esta sociedad “Una de ellas me busca en la oración,
la otra, en el dolor
ha llamado el pan de cada día.
y en el espíritu de cada una,
Hay quienes ganan el sustento hay reverencia para mi espíritu.”
bebiendo el sudor que los deja agotados
y quienes, desde cómodos sillones,
multiplican sus ganancias.
Khalil Gibran.
Minerva, como muchas,
había elegido un modo diferente,
un modo odiado por muchos
y amado por otros;

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un modo que la sociedad condena en público como una nación que después de la guerra,
y fomenta en privado. en vano intenta levantarse
Minerva era prostituta. sobre cadáveres mutilados.
Era también un pensamiento abrumado,
Minerva vino a mí una tarde de abril como un pajarillo herido
mientras la primavera abría las flores lejos de su nido;
y el viento esparcía sus fragancias. un camino solitario,
Vino diluida en un haz de luz, como un suspiro en medio de la nada
casi perfecta: anhelando el eco de sus voz.
ojos azules e inmensos como el océano; Esto y más,
cabellos negros como una noche sin luna; era Minerva,
nariz perfilada, la de corazón puro
casi justa en su medida; y ojos tristes preñados de esperanzas.
sus labios eran finos y delicados
y su sonrisa, Una mujer
¡ah!, su sonrisa… no es lo que aparentemente vemos;
era como una fuente es más íntima,
en la que el sol se veía reflejado. más secreta.
Su piel era blanca, Es un alma con cuerpo de carne y hueso.
como el vuelo del cisne sobre un lago; dotada de la belleza
de mediana estatura; que refleja y amalgama
de manos dulces a las caricias los principios del amor
y débiles al deber. y los valores del espíritu.
La mujer es el alma del Creador.
Su cuerpo, Pero Minerva,

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la de los ojos azules exquisitamente torneado,
y corazón puro con alma de niña, como si el Hacedor
nada de esto sabia, sin embargo, se hubiera detenido en él
había una esperanza en su corazón para moldear su figura
y un deseo de vivir y excitante belleza.
que ella misma ignoraba. Esto y más, hacían de Minerva
Minerva fue una mujer una diosa hecha mujer.
a la que la vida le reservó un destino amargo,
pleno de oscuridad y desolación, Pero,
de ambiciones y peligros. Minerva no solo era eso,
era también un corazón débil
El sendero de la vida como la esperanza de una nación
jamás puede hollarse por el camino que en vano aspira levantarse de sus ruinas;
de la displicencia y el deshonor; era una niña asustada,
y aunque la virtud y la honradez como una gacela sin salida
impliquen sacrificios, en la mira de un cazador.
son sin duda, Era también un suspiro oprimido,
la senda hacia un futuro provisor, como el llanto que se contiene
fruto y semilla de un mundo mejor. y se endulza con una sonrisa
El sendero que había elegido Minerva, cuando lo que se desea es llorar;
era sin duda un camino de muerte, era un alma abandonada,
sin embargo, como una flor marchita y deshojada
Minerva, por los rigores del viento
mi dulce Minerva, y la inclemencia de una tempestad;
no lo sabía. era un pecho abatido,

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La belleza, convirtiéndonos con tal acto
esa que nos rinde a los pies de una mujer en la mayor expresión de odio
es fugaz y pasajera; hacia la mujer.
el tiempo sin prisa y sin pausa, Lo antes dicho hace del hombre
a pesar de que nos esforcemos, la más criminal de las criaturas
la va reduciendo a escombros sobre la piel. y, a la mujer,
La belleza física su más indefensa víctima.
es una virtud que nos da la vida, Pero Minerva,
y en la mujer, la de los ojos azules y corazón puro,
una cualidad que a Minerva le sobraba nada de esto sabía,
y que, lógicamente, y en su ignorancia,
muy bien sabia explotar, presurosa, aguardaba la noche
ignorando que la real belleza para en medio de la oscuridad
nada tiene que ver con ojos azules, renunciar a su esperanza.
piel tersa y delicada Era Minerva
y manos de seda una nación oprimida
brillantes como un rubí. por manos displicentes
que invisibles,
La mujer es y ha sido considerada la vejaban.
un instrumento de placer,
y como todo instrumento pulsado, Mas Minerva,
libre de cuidados y decoros, no solo era eso;
tiende a deteriorarse, era también la madre de dos hijos
va perdiendo su brillo, abandonados y olvidados
sus cuerdas se van debilitando, quién sabe en qué rincón de la vida

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Minerva, sus notas,
como muchas, antes dulces y alegres,
había sido abandonada por un hombre ya no agradan a nadie
que representa a todos los hombres y, al final,
que a todas las mujeres si corre con suerte,
maltratan y abandonan le espera el viejo rincón
y, que en un bar de algún cuartucho olvidado.
le ofrecen algunas monedas
con migajas de cariño Tal es la suerte de todas las mujeres
a cambio de vino y placer. explotadas y exprimidas
por el vicio de la prostitución.
Cuando se inventó el dinero Mas en realidad,
como medio para intercambiar valores, no es el vicio quien las explota,
le pusimos precio al cuerpo exprime
y a las caricias de una mujer. y degenera;
Sin embargo, la verdad es que somos los hombres
Minerva, en busca de placer,
que vendía su cuerpo, quienes las llevamos al cadalso
sus caricias por un camino de miseria,
y sus besos hambre y desolación .
por algunas monedas, La mujer no se prostituyó a si misma;
insisto, fue prostituida por y para el hombre,
nada de esto sabia. en aras del vicio,
el placer
y la degeneración sexual,

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Ella, Minerva se bifurcaba entre el placer y el dolor,
en nada era diferente a un país como un arrollo al que la mano del hombre
cuyos miembros lo explotan jamás le permitirá el mar.
hasta convertirlo en ruinas El plaxcer que sacia los sentidos
para luego, deja al alma vacía
arrojarlo en manos de la pobreza y al espiritu,
como una naranja exprimida perplejo y abatido por la adversidad.
en boca del hambre y la miseria. El placer trae consido dolor,
y este,
Minerva, las consabidas consecuencias
la de ojos azules bañados de esperanzas, que nos frustran la existencia.
en nada era diferente al resto de mujeres Cuan distinta es la felicidad,
que en los hogares y, aun mas distinto,
y bajo la anuencia del matrimonio, tener conciencia de ella.
son unas veces violadas, El desconocimiento de estos aspectos
otras, llevó a Minerva a refugiarse en el placer,
maltratadas, sin darse cuenta que éste,
ultrajadas era quien la precipitaba,
y prostituidas cada vez más,
por sus maridos. en los profundos abismos del dolor.
Podría calificarse de atrevida A Minerva,
o descortés mi afirmación, como a muchas,
más en vano seria ocultarnos de la verdad le era más facil optar por el placer
sin saber que éste,
era, en su elección,

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quien la acechaba. que desde el fondo de la conciencia nos señala.
Los días de Minerva De todas estas cosas
transcurrían tristes y silenciosos se escondía Minerva,
en bacanales propios de su oficio, mas su corazón la delataba.
entre el vicio que deforma los sentidos
y aniquila toda posibilidad Minerva se complacía en el vicio
que conduzca a la superación. de la prostitución,
Aquí es, donde, ¡Minerva!, no obstante,
¡mi dulce Minerva!, al final de cada jornada,
se parecía más a una nación. se sentía exhausta y vacía
Los pueblos son condenados a la pobreza, con una herida en el pecho
al hambre y a la miseria que noche a noche,
a través de su ignorancia. día a día,
silenciosa,
Minerva, la desangraba.
deshojaba sus días en una guerra Y no podía ser de otra forma;
que sin saber, Minerva,
sin cuartel, libraba. a pesar de su oficio
¿Y no era semejante Minerva era un corazón puro
a una nación que se levanta en armas con una herida en el alma,
y va a la guerra?. mas ella,
Y al final, qué, ¿qué queda?, como muchas,
sino pueblos vacíos de esperanzas esto y más,
entre cadáveres revestidos de honor y gloria. ignoraba.
Entonces,

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cuándo el destino de una mujer Minerva,
será distinto al de una nación?. la de los ojos azules y sonrisa silvestre
La mujer es, y ha sido, buscaba la vida en un mundo de muerte,
una nación oprimida y manoseada un mundo que reduce a sombras
por cobardes que se burlan torpemente todo lo que en él entra.
del vientre que les dio la vida. Minerva,
¿Y no hacen lo propio era ya un habitante de las sombras,
los hijos de una nación mas ella no lo sabía
cuando talan los bosques y mientras jugaba
para fabricar desiertos, a cobrar y a ser vendida
o cuándo queman la tierra para crear se hundía cada vez más
densas nubes de contaminación en un borrascoso océano de perdición.
que convierten los ríos en sequías, Pero esta suerte
labrando caminos de muerte, no solo era exclusiva de Minerva,
hambre y destrucción?. ni la de todas las que como ella,
han elegido el mismo camino.
Estéril como una nación sin hijos ¡No!;
es la mujer a la que la displicencia es la misma suerte,
y el deshonor ha pisoteado. y peor aún,
Así era Minerva; la de todos los hombres
así transcurrían sus días que le hemos puesto precio al cuerpo
plenos de incertidumbre, y a las caricias de una mujer.
tristeza
y desamor. La mujer es un sentimiento;
es la fragancia de un alma noble;

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un suspiro de la vida Minerva,
viendo caer la tarde. en nada era diferente a una nación
¿Cómo es qué entonces que con amor pare a sus hijos
le ponemos precio para que éstos,
y nos creemos dueños en vez de amarla,
de su cuerpo, la desangren.
de sus caricias y sus besos?.
Sin embargo, Mas ésta,
Minerva, no solo era la suerte de una mujer,
que ignoraba todo esto, sino la de muchas,
cobraba por sus servicios. que, como Minerva
Pero, han elegido similar camino,
¿qué hay de la mujer en este caso,
que para no ser ultrajada, el de la prostitución.
maltratada y humillada por su marido
tiene que hacer de sirvienta en la casa?. Ciertamente,
Ésta, el destino de cualquier nación,
aunque parezca ridículo bajo cualquier circunstancia,
y por demás, es incierto,
exagerado, sin embargo,
paga las migajas de cariño esto no justifica
que recibe de su esposo que nos quedemos mirando
con servidumbre y buen sexo, como nos hundimos.
como si este fuera el único valor
que la hace y le otorga derechos.

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Minerva noche tras noche
ignoraba todo esto, el cuerpo que Dios le ha dado
por eso rodaba herida con un sin fin de píldoras anticonceptivas
como un ave, que, que a la larga degeneran en cáncer de útero
estrellada contra los acantilados, o de mamas?.
en vano intenta levantarse. Esto demuestra a las claras,
¡Sí!, que no hay bestia
Minerva era un ave herida, más criminal que el hombre,
mas ella no lo sabía ni ser más vejado y ultrajado
y aunque en sus ojos brillantes que la mujer.
se reflejaba el fulgor de cada noche Minerva,
y en su juventud, la de ojos azules
se hacía cada vez más bella, y mirada compasiva
con cada noche de placer era víctima de todo esto,
se iba deteriorando, mas ella, como siempre,
sumergiéndose, no lo sabía.
cada vez más, Minerva,
en un abismo sin salida. con cada píldora,
bebía una copa de muerte
Pero, y con cada caricia
¿cuál es la diferencia entre Minerva que el dinero le prodigaba,
y una nación cuya ignorancia ganaba un día menos de vida.
la lleva a prostituir la religión,
a corromper sus leyes Pero,
no era Minerva la única

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que corría con tal suerte. y con ellas,
¿Qué hay de las mujeres su dignidad y su honor?.
que evitan ser madres usando Una mujer
diferentes métodos anticonceptivos?, es una nación que con dolor
y, ¿qué de los hombres pare sus hijos
que le dicen a sus esposas: para que estos se hagan hombres,
“¡amor, te amo!”, no unos cobardes
y en la intimidad que suspiran más por el vicio
muy quedo, que por su honor.
le susurran al oído:
“¡no olvides la pastillita!”. Minerva,
No puede amar la de ojos azules,
quien para beneficio propio cabellos azabache,
perjudique al ser que dice amar. y sonrisa silvestre,
El amor se demuestra con hechos, aparentemente había elegido un modo fácil
no con palabras. de “ganarse la vida”.
Mas, pregunto:
La mujer es el arquitecto del hombre, ¿podrá ser fácil
mejor dicho, recibir y dar caricias no sentidas
su divino hacedor. a cambio de dinero?.
Ella es un infinito de ternura, ¿Podrá ser fácil para una mujer
de amor y belleza simular que es complacida
que a medida que descubrimos, solo para justificar su precio?.
en esa misma medida ¿Podrá ser fácil
nos irá dando lo que de otra manera contaminar día tras día,

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y bajo otra circunstancias el primero en la intimidad de una mujer
jamás nos daría. atribuirse dones que solo le son dados al Creador.
Estoy hablando de la mujer La mujer es,
más allá de las formas, desde el mismo momento en que es concebida
de esa que en muy raras ocasiones, aunque la naturaleza aún no la haya dotado
libre de limitaciones, de las posibilidades que le permiten procrear.
el hombre es capaz de intuir,
y en muy raras ocasiones “Nadie como yo te amará jamás”.
de contemplar con el corazón. Cómo puede el hombre ser tan egoísta y banal
¡Ay! ¡Minerva!, al pensar que es quien más y mejor ama.
si la estrella de tu entendimiento El amor,
te hubiese alumbrado otro camino es un atributo o cualidad exclusivo en la mujer.
cuan distinta hubiera sido tu suerte; Sé que sonará duro y hasta exagerado
pero no, tu estrella te dejó atrás pero del amor lo único que sabe el hombre
para que una vez que te levantes es profanarlo.
reconozcas al virtuoso y al impío.
“Tú sin mí no vales nada”.
Minerva, Cómo podemos dar valor a la mujer
inocente de la vida, si somos quienes las desvirtuamos,
buscó el amor en un hombre como claramente nos lo refleja Minerva.
y encontró dos hijos
y el camino a la perdición. Minerva,
En nada era diferente Minerva era sólo una más
a otras que han corrido con la misma suerte. de las muchas que han desfilado
derrotadas y abatidas

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por nuestra enquistada maldad. Muchas,
Pero, son las que han sido acorraladas
Minerva, por los que nos hacemos
mi dulce Minerva, llamar hombres.
repito, No pueden ser hombres
esto y más quienes conducimos a las mujeres
ignoraba. como ovejas en rebaños
hacia un despeñadero.
Las mujeres que, como Minerva,
han ofrecido el alba de su juventud La arrogancia del hombre,
al asficciante vicio de la prostitución aunada al desprecio
son similares a una jugosa que, desde edades muy remotas,
y apetitosa naranja ha sntidoe por la mujer
a la que, lo ha llevado a justificar con sutil astucia
una vez exprimido el jugo y sobrada falacia
y dgustado su delicioso néctar, frases totalmente descabelladas,
como si fueran bagasos de la vida, como estas:
son desechadas por la sociedad “Yo fui quien te hizo mujer”.
y por los mismo que, “Nadie como yo te amará jamás”
como dije anteriormente, “Tú sin mí no veles nada”.
procuraban sus servicios. y un sinfín de argumentos que lo único que hacen
Lo antes dicho me obliga a concluir es reafirmar nuestra ya consabida ignorancia.
que la maldad del hombre no tiene limite “Yo fui quien te hizo mujer”.
y que a la mujer, Como puede el hombre
como a una débil rosa que doblega el vie por el natural hecho de ser

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no le ha quedado mas que el precio de su paga.
someterse a sus caprihos. Era para Minerva,
inevitable sentirse alagada
La razón por la que el hombre, y dueña de los hombres
a fuerza de imponerse, que como lobos hambrientos
ha doblegado a la mujer se ceñían sobre su cuerpo
ha sido y sigue siendo cada vez que la deseaban.
la superioridad de ésta. ¡Qué ironías tiene la vida!,
La mujer aventaja al hombre en belleza, cuando la preferencia es la peor condena
inteligencia, y el desprecio la mejor paga.
poder de convicción y seducción, Minerva,
en entrega y sacrificio, era preferida,
valor y heroismo mientras que las demás,
y un sinfín de cualidades despreciadas.
que ni remotamente sospochamos. Minerva,
Sé que mis afirmaciones serán puestas en duda dada su belleza y preferencia
y no por ello señalaré o criticaré a quienes lo hagan. se creía el centro del universo
Ha sido largo el letargo, custodiado por mil galaxias.
tan largo, que cuando sobreviene el despertar,
entre el sueño y la vigilia, Todos adoraban a Minerva
la mujer no nota ninguna diferencia. con simulada reverencia
y vacíos gestos de veneración
El hombre en su obstinada arrogancia ¡”Minerva”!
no quiere deberle favores a nadie — ¡volcán de amor!”, gritaban unos.
y menos, a una mujer. — “¡Minerva!,

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— diosa al amar”, le susurraban. Él bien sabe
— “!Ven!, pagaré lo que pidas”, que ella es su fortaleza y su débilidad,
le decía un rico; por eso la odia
y Minerva, con un odio solapado y distraido
sin titubear, pero efectivo y letal como la sicuta.
lo acompañaba. Es sin duda, la débilidad del hombre
frente a la fortaleza de la mujer,
Minerva, lo que lo ha hecho creerse superior a ella.
se sentía grande y poderosa
tendida sobre la cama. Minerva,
Y todo gracias al aroma de su juventud se arrodillaba ante el vicio
_repito_ que como un lirio en mitad de la noche, para que éste, sin piedad,
perfumaba las ganas de cuantos la deseaban. la hiciera alimento de los buitres
que al amparo de la noche la acechaban.
Y, Todos codiciaban a Minerva,
¿ cómo puede sentirse menos una mujer esto gracias al fulgor de su juventud
si pone a sus pies que como un lirio abierto en medio de la noche
a los hombres que van a la guerra perfumaba las ganas de cuantos la deseaban.
y regresan héroes
de una y mil batallas?. Minerva,
Héroes, como el sol que apaga la luz de las estrellas
vencidos por una mujer; opacaba a las demás,
mujeres, con su esplendor y exquisita belleza.
derrotadas por la maldad de los hombres. Todos querían estar con ella,
!Que ironías tiene la vida!. multiplicando por mil

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¿Dónde está pues Una nación
el arrojo del que presumimos?. no puede tener hombres que la defiendan
si son vencidos por una mujer.
Por siglos la mujer ha sido Una mujer
y es calificada no puede encontrar protección y abrigo
como el sexo débil. en un hombre que se levante
Dime ahora, querido lector, vencido y derrotado por la tentación.
¿dónde está su debilidad
y dónde, nuestra fortaleza?. Una mujer es una nación
y, ¿de qué poder nos ufanamos porque es ella quien la hace grande,
cuando la debilidad pujante,
nos rinde a los pies de la tentación?. gloriosa.
Detrás de una gran mujer
hay un hombre buscando su destino.
Es la mujer Es la mujer quien labra caminos
quien nos corona reyes del universo y despeja horizontes
ostentando en nuestra diestra para que el hombre holle la senda
el báculo de poder que inexorable ha de conducirlo al amor.
si la vencemos en la gran prueba, La mujer es guía y sendero.
o el bastón del mendigo, Es ella
si somos derrotados por ella. quien realmente conoce el camino;
ella, es el camino,
Minerva, la puerta angosta por la que solo entran
en cruel batalla los selectos o escogidos,
devastaba a unos y a otros vencedores de la gran prueba.

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La mujer es la divinidad; y los entregaba vencidos por el placer
es Dios-madre entre los hombres. y derrotados por el vicio de la fornicación
¿Cómo es qué entonces convertidos en algo menos que
nos creemos su dueño?. piltrafas de la vida.
Mientras esto sucedía,
El hombre posee la fuerza; unos y otros exprimían de Minerva
la mujer la inteligencia. los jugosos años de su juventud
La fuerza sin inteligencia embrutece; y sin saber la iban preparando
la inteligencia sin fuerza debilita. para que una vez perdiera sus encantos
El hombre y la mujer se complementan. enfilarla en el desfile de las derrotadas
como simples desechos de la vida.
La ignorancia de la mujer ¡Ay!, si Minerva hubiera sabido esto
que cae en el vicio de la prostitución jamás habría elegido
la hace la más débil en su debilidad el soterrado mundo de la prostitución
y la más fuerte entre todas como medio para “ganarse la vida”.
una vez que abandona
el camino de la prostitución. Pero, ¿quién es Minerva?.
Ésta, ¿No es acaso
gracias a lo bajo que ha caído la representación de todas las mujeres
ha aprendido a conocer que en un lecho de placer
las mil y una artimañas rinden a sus pies a los hombres
que utilizamos los hombres para entregarlos vencidos y agotados,
para hacerlas caer. no por ellas,
sino por sus debilidades?.

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Minerva, las apariencias engañan
con cada hombre que se acostaba y lógicamente,
aprendía cada vez más, Minerva,
mas ella no lo sabía. no podía ser la excepción.

En la virtud del error La vida de una prostituta


está su aprendizaje, es similar a la de todas sus congéneres.
y en la sapiencia del pecado, La vida de una nación
el conocimiento del mismo. cuyos gobernantes la vejan y la oprimen
Así, lo que hoy nos condena, en nada es diferente
mañana puede ser nuestra salvación, a la de una prostituta.
de tal suerte
que mientras una prostituta Minerva,
se arrepiente provista de encanto y singular belleza,
mil doncellas caen en el error. era única, pero igual a todas
las que,
Minerva se había hecho noche por dinero,
en el mediodía de su vida venden su cuerpo.
y desventurada vagaba,
ambiciosa y presumida Nada en la vida es gratis
en busca de quienes pagaran por fácil que parezca;
el precio que le ponía a su cuerpo, todo tiene un precio
precio que, por alto que fuera, que indiscutiblemente hay que pagar,
en nada es comparable por lo que no es necesario adivinar
al legítimo valor de la mujer. cuál sería el precio

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que pagaría Minerva, La mujer es inconmensurable.
y el que han pagado todas Así,
las que como ella, mientras Minerva cobraba
han elegido el mismo camino. cada vez más caros sus servicios,
más se regalaba.
La vida de una prostituta puede parecer Pero Minerva,
un camino sembrado de rosas, la de ojos azules
inclusive, y manos débiles al deber,
para quienes lo recorren, todo esto y más,
sin embargo, ignoraba.
la realidad es otra;
es un camino sembrado de muerte. Una mujer es una nación
Mas Minerva, porque no hay quien,
la de ojos azules con dinero
con una flor de lirio en sus labios pueda comprarla.
y el encanto fulgurando a través de su belleza, Ambas,
nada de esto sabia, tienen un valor único,
y, presurosa esperaba la noche, que ni el dinero
para iniciar su marcha ni la adulación
acompañada de un séquito de esclavos jamás podrán alcanzar.
alrededor de su cama.
La vida de una prostituta
La prostitución es aparentemente fácil,
no es exclusiva en la mujer. pero,
Los hombres somos copartícipes como siempre,

48 46
y responsables directos en ello. Estaba derrotada y abatida,
Si no hubiesen hombres no por el vicio
frecuentando los prostíbulos sino por la soledad que en secreto
no habrían mujeres la agobiaba.
dedicadas a la prostitución. ¿Y cuántas hay, qué,
como Minerva,
Minerva, son víctimas de la misma daga?.
sonreía en público
para que no la vieran llorar Minerva,
y, lloraba en secreto, _repito_ libraba una guerra contra sí misma
cuando la soledad se ceñía y en cruel batalla se devastaba
sobre sus hombros, y devastaba,
abatida y desolada incluso, a quienes ni siquiera
como una débil rosa estaban en su campo de batalla.
estremecida y deshojada
por los rigores del viento. Al clarear el día,
después de cada jornada
Pero, y al verse completamente sola,
no solo esto entristecía a Minerva. Minerva entraba en profundas reflexiones,
El hecho de ser hermosa reflexiones que, lógicamente,
y escogida entre muchas duraban muy poco,
la hacía víctima de los celos y la envidia dado que,
que en secreto carcomía el corazón de las demás. apenas llegaba la noche
De frente le decían: en las propuesta y el alcohol
— ¡Minerva!, ¡eres hermosa!, claudicaban.

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¡Minerva!, mas, a su espalda, la odiaban.
¡te ves triste! Sin embargo,
_le decía un cliente. Minerva,
Luego, pese a todo esto
en tono vacilante, seguía siendo la más deseada.
continuaba:
¡Ven!, Los peligros
tomemos un trago para calentar el ánimo a los que se enfrentan las mujeres,
y disipar las penas. especialmente,
No olvides que el alcohol nos aleja del dolor. las que han elegido
Y Minerva, débil y agotada, el mundo de la prostitución,
ya sin fuerzas para pronunciar un “no” como medio para “ganarse la vida”,
terminaba hundiéndose cada vez más son muchos
en aquel abismo de contradicciones. y, solapados de mil maneras.
Lo grave no está en que los peligros
Sin duda, sean cada vez mayores
todos los hombres que acudían a Minerva sino en el hecho de que,
o a cualquier otra, con o sin razón, quienes viven en semejante marasmo,
dejaban en sus hogares no se dan cuenta de ello.
a una esposa sin calor y preocupada,
y a unos hijos huérfanos, Minerva,
aunque fuese solo por una noche. a pesar de que los días
Estas eran las victima inocentes la hacían cada vez más bella y radiante,
que caían abatidas, internamente,
unas a la derecha, ya no tenía fuerzas ni para pensar.

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y otras, de prostíbulo en prostíbulo
a la izquierda en busca de más
en la guerra que y mejores oportunidades para su oficio.
Minerva sin cuartel libraba. Un día,
cuando entraba al interior de un bar,
La mayoría de los hombres en el sórdido salón,
argumentan razones vio, sentado junto a la barra
para frecuentar los prostíbulos a un joven apuesto
o cualquier otro sitio quien de inmediato
donde les brinden comodidades la invitó a tomar.
para la prostitución. —¿Quién eres?,
Cuando digo: le preguntó el joven.
“con o sin razón” —Soy Minerva,
me refiero (y no lo justifico), respondió la dama
al caso común del hombre con el brillo de su mirada
que al llegar a casa, encendido en sus ojos.
unas veces cansado, —¿Qué busca una mujer tan hermosa
otras, en un antro de muerte como este?.
con problemas o preocupaciones, Prosiguió el joven.
y en vez de una esposa cariñosa, —¡Busco a quien me haga dueña
tolerante y comprensiva, y reina de su amor!,
plena de atenciones, respondió Minerva,
consigue a una mujer indiferente, solo por vacilar.
asediando con reclamos y exigencias —Aquí no, _repuso el joven.
que las meretrices, —Aquí no lo encontraras.

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Minerva, a la que me han condenado mis hijos”.
lo tomó de la mano Claro está,
y sin más, era el abandono, el lecho de su agonía
penetró en la oscuridad de un cuarto y la razón de su muerte.
donde se despojaba de todo, A los pocos días mi amiga murió
menos de su dignidad, y, en la exequias,
y de su derecho a ser madre, mientras sus hijos “lloraban”,
sin embargo, fui a darle mi último adiós.
ella no lo sabía.
Hay tanto que aprender
Minerva, que ensimismado en ello
doquiera llegaba nos olvidamos de enseñar.
ofrecía su cuerpo Minerva,
como quien ofrece un banquete cada día aprendía más
para celebrar en su honor. de las múltiples lecciones
Unos y otros que le iba dando la vida,
esperaban con ansia la noche sin embargo,
para acudir al festín no lo sabía
que a manos llenas ofrecía Minerva. y altiva,
Ninguno escatimaba esfuerzos seguía hollando
en pagar lo que fuera un camino de muerte y soledad.
por semejante manjar;
manjar, según ellos, Minerva,
solo ofrecido a los dioses. iba de aquí para allá
Todo esto sucedía y de allá para acá,

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mientras aquellos hombres, el potencial que posee y puede liberar la mujer
aunque fuera por un instante, a la hora de amar y ser amada
se sentían dueños de Minerva. sería liberado en casi su totalidad.
Quiero decir con esto que en la intimidad
Mas, es más lo que se reserva para sí la mujer
¿podrá el dinero comprar de lo podríamos imaginar.
lo que no tiene precio?. Lo antes dicho,
Un hombre, prueba y reprueba
puede que posea el cuerpo de una mujer; cuan torpe y presumidos somos en la intimidad.
que guste los besos que le prodiga el dinero; y sin embargo, así, nos creemos diestros y astutos
que sienta sus caricias ardiendo en su piel; a la hora de conquistar el corazón de una mujer
pero, cuan diferente es poseer su corazón, a la que no hemos aprendido a valorar
ya que una mujer, ni siquiera en su aspecto más elemental:
aunque mil hombres la posean, como ser humano.
solo se entrega a quien ama. Es tal nuestra presunción
que llegamos a creer firmemente
Poseer a una mujer que la mujer no sabe,
en lo más íntimo de sus sentimientos cuando, sexualmente,
es un milagro que solo el amor puede obrar. la usamos como instrumento
¿Cómo es que entonces, para saciar nuestras instintos y pasiones
presumidos, disfrazadas de amor.
nos creemos su dueño?, Esto nos ridiculiza y nos pone en desventaja
como si ésta, ante la supuesta debilidad
en sí misma, con la que hemos revestido a la mujer.
fuese una pertenencia En la intimidad los hombres somos tan superficiales

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que solo creemos en lo que sentimos que hubiésemos comprado
y no en lo que la mujer sea capaz de hacernos sentir, en una subasta de mercado.
por lo que a la mujer le queda muy fácil
fingir que es complacida Esta afirmación,
solo para satisfacer la morbosidad del hombre. aunque parezca dura y desafiante
es nada comparable
El amor de una mujer diviniza. con la posición de aceptación,
Bienaventurado el hombre al que el amor de una mujer sumisión,
haga lo que hace la primavera con las flores. o quizás de resignación,
Para un hombre que ha asumido la mujer
el amor de una mujer frente a semejante discriminación,
es su único y verdadero hogar. a tal punto
¡Ay!, si mi hermosa Minerva hubiese presentido esto que ha llegado a aceptar como natural
jamás hubiera deshojado sus días el hecho de obligarse a tener sexo con su marido
ni marchitado su juventud y no considerarlo un atropello
entre vicios y aquelarres. o una violación a sí misma.

Todos los hombres que insaciables El goce sexual es un derecho legítimo


se acostaban con Minerva, del hombre y la mujer,
violaban, pero, si en el terreno de la sexualidad
no solo su cuerpo los hombres no nos mostrásemos
sino su honor tan interesados en ello
y su dignidad; y tras una cortina de atenciones y galanterías
pero Minerva, no escondiésemos nuestros mórbidos deseos
mi dulce Minerva, instinto-pasionales,

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58
víctima del engaño, ¡Cuán atrevida es la ignorancia!.
no lo sabía ¿Cómo puede considerarse menos
y perdida la madre de una nación?.
como un ancla en el fondo del olvido ¿Quién pare a los hombres de la patria?,
vagaba sin rumbo con la esperanza rota. ¿Quién los amamanta y hace grandes?.
¿No es acaso una mujer?.
La mujer, Y, ¿cuántos de ellos
desde edades muy remotas, no serán hijos de una prostituta?.
ha sido y es considerada ¿Acaso,
con un valor muy por debajo una mujer
al que nos damos los “hombres”. por el hecho de ser prostituta
Esto la ha hecho víctima pierde su condición de madre?.
de una cantidad de vicios y atropellos Esta sociedad sin principios,
impuestos, disfrazada de moral y buenas costumbres,
y avalados por la sociedad es cruel y discriminativa muy en el fondo
y en algunos casos, de su misma suciedad.
por la religión.
La sociedad es una mujer
La sociedad es un engaño, que la falsa moral ha prostituido.
un espejo en el que nos vemos reflejados Sin importar las razones;
y en el que difícilmente nos reconocemos, hay delitos contra la mujer
dado que, que la sociedad y, peor aún,
a la hora de buscar culpables, las leyes,
los hombres resultamos inocentes. justifican.
El aborto, por ejemplo,

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la relaciones sexuales en estado de preñez, La falsa moral
la aplicación de métodos anticonceptivos no hace más que someter a la mujer
contra natura. entre prejuicios y el qué dirán,
Pudiera seguir enumerando confinándola,
los delitos contra la mujer, como un pájaro herido,
sin embargo, a vivir en el claustro de una solitaria cueva.
los sintetizaré con estas palabras:
la sociedad abraza con esmero Cuando la mujer se prostituye
todo tipo de degeneración sexual la moral y la ética también lo hacen,
y promueve con vehemencia el valor y la dignidad se pierden,
la violencia contra la mujer, y la mujer,
no obstante, pasa a ser un instrumento de placer
disfraza su maldad condenada a la sumisión,
con falsos principios de moralidad, víctima de la sociedad.
ética y religión.
A pesar de los intentos promovidos
Para dar mayor solidez a mis afirmaciones, por algunas organizaciones
pregunto: en su afán de reivindicar
¿no forman parte de la sociedad los derechos y valores de la mujer,
quienes frecuentan los prostíbulos?. ésta, sigue siendo víctima
La sociedad condena enérgicamente de razones y leyes que la condenan
la prostitución en bares, antros, y la sumen en la discriminación
casas de citas, al amparo de la sociedad.
y otros,
pero,

64 62
qué hay de la prostitución en el cine Las modas
y la televisión?, y todo lo que a ellas conlleva
y,¿ qué decir de las empresas buscan secretamente explotar a la mujer,
que para promocionar sus productos consumiéndola en la idea
utilizan la figura de una mujer semidesnuda de que vale más
para hacer más eficaz su publicidad, por su estética y apariencia
y en consecuencia, que por lo que realmente es:
más efectiva la venta?. una diosa entre los hombres.
Y, ¿qué del internet
con su infinito de páginas pornográficas El amor no es un atributo del hombre;
corrompiendo la mente de niños y jóvenes?. es un poder que la mujer le otorga
¿Dónde está la vigilancia de sus padres a quien la encarna,
y del Estado?. la ama
Y como si fuera poco y por ende,
tenemos que agregar a este desastre la respeta.
la creciente proliferación Encarnar a la mujer
de pornografía infantil. equivale a desarrollar
¿Y quién promueve y consume todo esto?; todos los valores femeninos
¿no es acaso la misma sociedad que intrínsecos llevamos.
que condena y aborrece a las prostitutas?. La ternura,
Los medios, la sensibilidad
promocionan y venden a la mujer y la comprensión,
como si fuera un artículo de primera necesidad son virtudes que cada vez más
en los anaqueles de cualquier supermercado. nos acercan a la mujer .
Es irónico que siendo la mujer

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sacada de las costillas del hombre Minerva,
nos hayamos quedado como muchas,
desprovistos de semejantes valores. era repudiada
y condenada por la sociedad,
La mujer es una fuerza y lo que es peor aún,
en cuyo interior convergen por los mismos
el amor, que en secreto sus servicios procuraban.
la ternura
y la belleza; La mujer,
ella es el receptáculo de la vida, sea cual sea su condición
mejor dicho, es odiada
la vida emergiendo del vientre y execrada por la sociedad
que nos dio el ser. y Minerva,
Si Minerva hubiera sabido todo esto por ser prostituta,
jamás hubiera caído. más aún.
La ignorancia hace su nido Las mujeres que,
en las almas desprovistas de sapiencia como Minerva,
para sumergirlas en un abismo han ofrecido los días de su juventud
de fatalidad y dolor. al asfixiante vicio de la prostitución
son semejante a una jugosa
Afortunadamente Minerva, y apetecible naranja
conservaba sus sentimientos puros, a la que, una vez exprimido el jugo
intactos, y saboreado su más delicioso néctar,
como una fuente a la que nadie son desechadas por la sociedad.
ha podido enturbiar.

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La humanidad ha aprendido a ver en brazos de los hombres,
solo el lado oscuro de las mujeres que sin saber,
que se dedican al vicio de la prostitución. le iban labrando el más triste destino.
Pero, Ella,
¿qué hay de sus sentimientos, no solo llevaba sobre sus hombros
de sus tristezas el peso de la maldad de los hombres,
y de sus noches de agonía sino el desprecio de todas
ahogadas en vino y placer?. las que por encima del hombro la miraban
Pareciera, como si los sueños de una doncella
no importarle a nadie. fuesen más dulces
Ahora comprenden, que los de una prostituta.
por qué afirmo que esta sociedad ¿No sueña acaso con más ansia
es cruel y discriminativa, con un príncipe azul
sobre todo, o con su Romeo al pie de la ventana
con la mujer. aquella a quien la crueldad del hombre
ha convertido en prostituta?.
Las prostitutas son hijas Las abandonadas,
de la maldad de los hombres. como dice un gran poeta,
La primera en prostituirse son frutas que después de mordidas
fue la mente del hombre y arrojadas como piedras
y su primera víctima… al fondo del precipicio,
fue una mujer. van llorando sus penas
y arrastrando un niño.
Minerva, Las abandonadas,
era solo una más las consideradas parias de la vida,

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dado el suplicio de las muchas que han caído
por el que han tenido que pasar, víctimas de la degeneración del hombre.
moralmente hablando, Ahora,
han acumulado la experiencia necesaria todo el peso recae sobre las prostitutas.
para que una vez se levanten Ellas son execradas y vejadas,
jamás volver a caer. cuando fue el hombre,
como ya dije,
Minerva, quien las prostituyó.
como todas las mujeres
y como todas las naciones El hombre ha sumido a la mujer
oprimidas y vejadas, en un abismo de perdición
soñaba con mejores días y él,
y con nuevos soles bien,
alumbrando su esperanza. gracias;
con su rostro erguido contemplando al sol,
No importa cuales sean las circunstancias inocente de todo,
de una o mil mujeres, como si nada hubiera pasado.
en una o en mil naciones, ¿Inocente?...
la esperanza es la flor de la vida ¡Inocente era Minerva!,
que jamás muere. ¡mi dulce Minerva!,
Si la esperanza a quien la vida le había reservado
de una mujer se marchitara, un trozo de esperanza en su corazón.
morirían con ella
los sueños de una nación. Minerva,
no tenía tiempo más que para entregarse

72 70
Minerva era un alma abatida, con mis virtudes y defectos,
un ciervo herido en el costado, con mis bondades y flaquezas,
un pájaro lejos de su nido ese día le entregaré mi corazón,
con las alas rotas, mi fe
más Minerva, y la esperanza que hace de una mujer
¡mi dulce Minerva!, un manantial de amor.
no lo sabía. Y yo,
que bien sé
Toda mujer, lo que somos los hombres
sin importar su condición, no pude más que sentir
raza, una honda pena hurgando en mi corazón.
color
o credo Este amor y esta esperanza
abriga la esperanza de ser amada es el sueño de toda mujer
más por sus sentimientos que sabe bien que el hombre
que por su hermosa figura. es su complemento;
Para amar a una mujer pero el hombre,
hay que enamorarse de su alma. su divino complemento,
La belleza perece abatida por los días se degeneró
mientras el cuerpo se inclina arrastrándola hasta el fondo del abismo.
doblegado por los años; La ilusión forja al espíritu que sueña
en tanto el alma, mientras la realidad lo despierta
eternamente joven, para que le sonría a la vida.
permanece erguida.

73 75
En otra ocasión, Minerva,
conocí a una dama cuyo oficio en su corazón ignoraba todo esto,
en nada era diferente al de Minerva, mas su alma,
la de ojos azules lo sabía.
alimentando una esperanza en su sonrisa
y un sol en su corazón. Para ilustrar este aspecto de la esperanza
Le interrogué sobre el mundo que la mujer abriga en su corazón
de la prostitución y sus detalles. voy a contarles la historia,
Con cada respuesta de una hermosa dama que un día conocí:
se sumergía en un abismo de tristeza ella era dulce de alma,
y con cada palabra, de ojos tiernos
se anegaba en llanto y desesperación. y mirada compasiva.
Me habló de lo difícil que es esa vida, —¿Por qué estás tan sola?
de sus muchas penas y más… le pregunté.
Sin embargo, —Eres muy linda,
había en sus labios una sonrisa y sin embargo,
ocultando sus lágrimas. te noto distraída y pensativa.
Asombrado por su aptitud, Guardó un profundo silencio
le dije: y disfrazó su tristeza con una tenue sonrisa.
—me hablas de las penurias de tu oficio Luego,
y de lo difícil que es, suspiró profundo
sin embargo, como si le faltase el aire para expresarse,
no paras de reír. y dijo:
_¿Por qué?. _Insistí. —el día que un hombre se enamore de mí,
Mi amiga guardó silencio, de lo que soy,

76
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intentando ocultar, Aclaro:
una vez más, no estoy en contra de las damas
sus lágrimas: que procuran mejorar su apariencia;
no obstante, solo me pronuncio
respondió: contra los exabruptos,
—¡Sonrío, por no llorar!... peligros y exageraciones
Tales palabras me dejaron a los que llegan con tal de alcanzarla.
con un nudo en la garganta No se justifica que una mujer
y una daga en el corazón pueda sentirse menos
haciéndome pedazos. solo por el hecho de no reunir
las cualidades exigidas
Minerva, por los falsos patrones de belleza
a pesar de su encanto, impuestos por la sociedad.
noche tras noche, Estos no son más que moldes
día tras día que desfiguran la real belleza de la mujer;
intentaba perfeccionar la belleza natural lo que nos indica a las claras
que Dios le había dado. cuan abominable y superficial
Ella delineaba sus ojos, es esta sociedad.
torneaba sus labios Tales patrones son creados
y ruborizaba sus mejillas por mentes degeneradas
con el único propósito que odian brutalmente a la mujer
de agradar cada vez más a los hombres y lógicamente,
y explotar de una mejor forma el resultado no podría ser otro
las bondades de su cuerpo. que,
su discriminación,

77 79
clasificándola según raza, Pero, ¿cuántas hay
color o posición social, que sin ser como Minerva
en determinadas clases prostituyen su belleza natural,
que le garantizan derechos a unas con métodos,
y se los privan a otras. que, además de artificiales,
son sumamente peligrosos,
La esclavitud en la mujer sin saber que la belleza
tiene muchos matices es una cualidad natural en la mujer
y este, es sin duda, que la coloca muy por encima
uno de los tantos que la somete de lo que somos los hombres.
y minimiza.
Cuantas hay qué, La búsqueda del perfeccionamiento
sin ser prostitutas se venden de la belleza en la mujer
como si fueran productos de lujo. tiene un solo objetivo:
Cuantas, conquistar la mirada de los hombres
en busca de belleza ponen en peligro sus vidas y, en algunos casos,
y, otras, las de otras mujeres.
menos afortunadas Esto en sí,
consiguen la muerte. no es un delito,
el detalle está en el precio,
El mercado que en ocasiones,
con toda su infinita gama de productos tienen que pagar,
para hacer a la mujer cada vez más bella, sobre todo,
lo único que ha hecho, cuando se extralimitan en los métodos
es sumergirla, para alcanzar tal belleza.

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cada día más,
en un marasmo de complejos de inferioridad.
Así es como la mujer,
sin saber,
soporta el peso de las cadenas
que le impone la sociedad,
sin sentir sus efectos.

Hay mentiras que al principio son impuestas,


luego, Para que el hombre le permita a la mujer
a base de tanto repetirlas, convivir en igualdad de condiciones,
son aceptadas como una gran verdad, necesario es, que, de sus cenizas,
verdad que se convierte resurja una nueva progenie
en atropellos contra la mujer, donde la mujer florezca con su máximo esplendor
atropellos que al paso del tiempo
son vistos como algo natural.
Así es como la mujer
ya no siente el peso de las cadenas
que la oprimen
ni se preocupa por alcanzar su libertad.

Mientras Minerva,
¡mi dulce Minerva!,
ofrecía su cuerpo
como un manjar

81 83
en medio de lobos hambrientos
a mitad de la noche,
una nación,
mi nación, cualquier otra nación,
dormía su sueño de ignorancia,
ignorando que era prostituida
por quienes en nombre del pueblo,
del amor
y la justicia
juraban fiel cumplimiento
y estricta obediencia a las leyes.
¿Ahora comprenden por qué afirmo
que en nada es diferente
una nación a una prostituta?.
“Los hombres se gozan creando las leyes
pero más se gozan violándolas”.
Ante esta afirmación tiemblan los tiranos
que abrumados ante cualquier grito de libertad
muestran sus ya debilitadas garras
en señal de derrota.

Fin.

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