Vous êtes sur la page 1sur 4

Niños, adolescentes y jóvenes en situación de calle

Autores/as: Mlakowski, Sara; Flores Julia; Saucedo Vázquez Iván Alejandro.


Título completo: Niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situaciones de calle.
Elementos para repensar las formas de intervención
Editorial: Lenguaraz
País: México
Año: ND
Nº de páginas: 65
Disponible en:
http://revistarayuela.ednica.org.mx/sites/default/files/Investigaci%C3%B3n%20Qu
%C3%B3rum.PDF

Palabras clave: población juvenil, programas de atención, callejerización, maltrato


menores

Objetivo

Brindar un panorama de la problemática que produce niños/as, jóvenes y adolescentes


en situación de calle así como de la forma en que sus derechos son violados de manera
cotidiana debido a su condición de vulnerabilidad. Derivado de dicho análisis propone
algunas estrategias de solución al problema.

Resumen del contenido

Todos los días niños, adolescentes y jóvenes de nuestra gran ciudad sufren por sus
condiciones de pobreza, viven o trabajan en las calles en situaciones de gran riesgo,
son explotados o mueren. En estas circunstancias, se violan sus derechos a la
protección, al juego, a tener una educación, cuidados de la salud y vida familiar. No
obstante, obtener información de este fenómeno es muy complicado porque se trata
de una población de difícil acceso y con poca información del universo del que se
pretende obtener muestras para realizar entrevistas.

Esta investigación responde a la necesidad de las instituciones agrupadas en la


alianza operativa Quórum1, de comprender a un nivel más profundo el proceso de
callejerización de los niños, niñas y jóvenes en la etapa de arraigo a la vida en la calle.
De esta manera, se pretende entender las formas que propician la permanencia en los
espacios callejeros, las actividades de sobrevivencia, los procesos de generación de
identidad, adicciones, conformación de redes sociales y núcleos familiares, para
determinar las condiciones que permiten el arraigo de los niños a la calle.

En la Ciudad de México se han realizado dos censos de niñas y niños en situación


de calle, considerando dos categorías: los que sólo trabajan en la calle, así como
aquellos que ya viven en ella. Con estos dos censos, pese a que se ha observado una
percepción del crecimiento del fenómeno, algunos funcionarios lo niegan o minimizan.
Lo que es un hecho inobjetable, es que aún y cuando no aumentara la población
callejera, los que permanecen en la vía pública ya procrearon hijos, por lo que el
fenómeno social y los riesgos que conlleva, no se detiene.

El abandono del hogar, y por lo tanto el callejerismo, es propiciado por factores


tales como la violencia familiar, el maltrato y abuso a los niños y adolescentes, sobre
todo en contextos de pobreza y marginación social. El frágil o inexistente vínculo
familiar así como la muy breve y deficiente preparación escolar, les obliga a
implementar estrategias de urgencia para obtener algún recurso económico: lavar o
cuidar autos, venta ambulante, pedir limosna, robar o incluso son correos para
transportar dosis de drogas. Dichas actividades, las realizan de manera intermitente
y/o alternada, y no en todos los casos la retribución es monetaria. Esta diversificación
de actividades de sobrevivencia, pudiera ser positiva si se tratara de actividades lícitas,
pues tener mayores ingresos podría reflejarse en una mejor condición de vida. Pero
además de que la mayoría de esas actividades pueden constituir delitos, se convierte
en un factor en su contra porque los “invisibiliza” ante las organizaciones de ayuda,
muchas de las cuales en ocasiones los detectan sólo “por casualidad”.

Por ello, y aunque no todas las modalidades de violencia son imputables a la


familia de manera directa o al cien por ciento, como el homicidio y la explotación
sexual, dado que en principio, no son los progenitores los que asesinan o explotan a
sus propios hijos, no se puede soslayar la corresponsabilidad que tienen ellos en esa
comisión de delitos, ya sea por omisión, ausencia o negligencia. No sería adecuado
restarle importancia al ámbito familiar como contexto de expulsión de muchachos a la
calle porque es desviar la atención del sitio en donde se origina el problema.

Asimismo, los niños que viven en la calle constituyen una población difícil de
involucrar en programas que los beneficien ya que el problema no es tanto desde el
punto de vista asistencial sino a la hora de requerirse participación, ya que se necesita
más que buena voluntad. Para trabajar con ellos, se requiere preparación y
experiencia para trabajar en cualquier intervención con ellos para poder acercarse a
ellos. Se recomienda no forzarlos, sino prepararlos mediante un proceso para que
voluntariamente quieran y tomen iniciativas para dejar la calle. Por lo tanto entablar
un acercamiento con niños de la calle requiere tiempo, ya sea que tengan problemas o
no con la justicia.

La intervención hacia éstos, se hace aún más difícil si se atiende a la desconfianza


que tienen hacia las personas que no son de su entorno cotidiano y su altísima
adicción a los inhalantes. A pesar de ello, se detecta, que una vez que han pasado
cierto tiempo en la calle, se benefician de algunas acciones de asistencia social que
llega a formar parte de su modus vivendi y puede constituir una razón para no querer
dejar el espacio público al encontrar apoyo de instituciones gubernamentales y
organizaciones civiles. Además, la disposición de dinero, junto con la ampliación del
mercado de drogas, así como la baja en sus precios, ha posibilitado el aumento y la
variedad en el consumo, pues además de inhalantes, ahora consumen marihuana,
crack y hasta cocaína. Ante este escenario, los riesgos a los que están expuestos los
muchachos en situación de calle son exponenciales, agravándose ya que los efectos de
las drogas son más nocivos, debido al estado de desnutrición que presentan.

Los estudios actuales sobre esta población, indican que 90 por ciento de los
niños y jóvenes de la calle consumen enervantes en forma constante. Además, al
disponer de dinero se convierten en fácil blanco de la extorsión, si a eso se agrega que
debido a la violencia de que son objeto, los grupos se han dispersado y ahora andan
solos, eso deriva en una mayor vulnerabilidad ante policías y narcomenudistas.

Además de la desconfianza, otra limitación en las intervenciones con esta


población es la sobre oferta de servicios asistenciales en un espacio territorial
estrecho, así como la falta de coordinación entre las organizaciones, agregando la
ayuda “bien intencionada” de la ciudadanía que les resuelven sin esfuerzo sus
necesidades de dinero, ropa y alimentación.

Es por esto que algunos especialistas han identificado una etapa que denominan
“profesionalización”, en el que los muchachos viven de la asistencia, lo cual, lejos de
terminar con el fenómeno, lo reproduce. De ahí la importancia de la especialización y
la experiencia en el trabajo con estos grupos pues no es fácil encontrar el punto de
equilibrio entre proporcionar ayuda para sobrellevar la vida en la calle y al mismo
tiempo, preparar para dejarla.

Ya existen, sin embargo, una serie de programas de atención como es el caso del
ámbito federal donde el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia es una
institución responsable de atender a la población infanto-juvenil en situación de calle.
Su modalidad tiene diferencias en cada entidad federativa, pero está orientada
principalmente a reincorporar a los menores a la escuela y a su familia. Asimismo
ocurre con la Secretaría de Seguridad Pública a través de la Dirección General de
Derechos Humanos, la cual tiene una intervención que se ha transformado en atención
individualizada.
En la misma línea, algunas de las acciones que se realizan son:

 La CASA DAYA IAP (Institución de Asistencia Privada), donde se pretende fomentar el


desarrollo individual y valores de la familia en niñas y adolescentes, madres y sus
hijos, que han vivido en calle o en extrema marginación y violencia familiar,
 CIDES IAP (Centro Interdisciplinario para el Desarrollo Social ), donde se brinda
atención inicial a través de Círculos Infantiles a los niños y niñas con objeto de brindar
herramientas formativas para la asimilación de normas de convivencia, límites y
hábitos esenciales de salud, con actividades creativas y recreativas,
 EDNICA IAP (Educación con Niños y Niñas, adolescentes y jóvenes en situación de
Calle), que pretende proporcionar al niño callejero las satisfacciones necesarias para
su adecuado desarrollo,
 FUNDACIÓN RENACIMIENTO IAP, pretendiendo coadyuvar a la reinserción social de
niñas, niños y jóvenes en situación de riesgo de calle para alcanzar una vida digna,
 EL CARACOL AC (Asociación Civil), siendo una organización social mexicana fundada
en 1994 por profesionales que contribuye a la visibilidad e inclusión social de las
poblaciones callejeras y en riesgo social,
 GOBIERNO DEL DISTRITO FEDERAL, diseñado para que niños, adolescentes y jóvenes
habituados a vivir en el calle dejen la vía pública,
 DIF (Desarrollo integral de la Familia) , que interviene con acciones a través de los
Centros de Día con el objetivo de prevenir el riesgo de que los niños y jóvenes
abandonen sus hogares por problemas familiares y se vayan a vivir a la calle,
 y, por último, CONADIC, cuyo objetivo es reformar la Ley General de Salud para
tipificar como delito y sancionar la venta de inhalantes a menores de edad. Hasta la
redacción de este documento, tan sólo está a nivel de propuesta.

Vous aimerez peut-être aussi