Alfredo Martínez Maranto, “Dios pinta como quiere.

Identidad y cultura en un pueblo” en

Martínez Montiel, Luz María (Coord), Presencia africana en México, México,
CONACULTA, 1997, pp. 525-573.

p. 556

“DE la importancia otorgada de las diferencias raciales –característica de la sociedad

colonial- la sociedad mexicana actual conserva una herencia indiscutible, pese a la
desaparición de las castas y al incremento del mestizaje, procesos que no han logrado una
población ni racial ni culteramente homogénea. No es extraño, entonces, que el énfasis
dado a las variaciones raciales entre los grupos y entre los individuos se preserve aún, no
obstante la negación de la existencia de prejuicios que tiene que ver con la raza y que a
menudo, se combinan con prejuicios culturales y de clase”

p. 558

“[…] ya que considera estéticamente superior el tipo físico del blanco, concepto que tiene
profundas raíces en la imposición de la cultura de los conquistadores hispanos. Porque
éstos, no sólo impusieron su religión y su idioma, sino también su concepción de lo que es
bello y de lo que no es, entre otras cosas. Esta herencia Colonial se ve forzada, en nuestro
caso, por la relación contrastante que se establece entre la gente de El Coyolillo y las
comunidades euromestizas más cercanas. Debido a ello, los coyoleños tratan de intensificar
su mestizaje, pues desean “mejorar” la raza porque si aspiración estética es aproximarse a
la gente fina, el tipo físico del blanco. […]”