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Las empresas
Vaca Muerta
Entre los años 1919 y 1926, el geólogo y paleontólogo Charles Edwin Weaver fue
contratado por Standard Oil de California (lo que luego sería Chevron) para hacer
ciertas tareas de exploración de yacimientos petroleros a lo largo de
Latinoamérica. Weaver quería aplicar los conocimientos científicos en los
problemas concretos económicos y recorrió diversos países latinos desde Panamá
hasta la Argentina, en dónde realizó trabajos más profundos en la zona del
mesozoico andino.
Se le puso ese nombre porque hay una sierra a uno de sus lados, cerca de
Zapala, que tiene el mismo nombre y desde allí se tomó la denominación. Para
saber qué significa habría que preguntarle a nuestros ancestros. Pero sobre la
formación de los yacimientos, algunos dicen que viéndola desde un mapa
proyecta la silueta de una vaca acostada.
¿Está bien llamarle “yacimiento”? La denominación correcta no es “yacimiento”
Vaca Muerta, sino que hay que llamarle “formación”. Porque los yacimientos son
cada una de las trampas estratigráficas sean combinadas o estructurales que
terminarán llevando el nombre y la sigla del pozo. También se suele emplear la
palabra “esquisto” para referirse a la formación de la roca aunque ese término es
un poco inexacto o se presta a la discusión pero no viene al caso ahora.
Vaca Muerta exportará a chile
Entre las proyecciones de mediano plazo del Gobierno para Vaca Muerta
figura duplicar en cinco años la producción de gas y de petróleo.
En el primer caso llegaría a 260 millones de metros cúbicos por día, lo que
permitiría exportar 100 millones diarios. En el caso del petróleo, la producción
diaria sería de un millón de barriles y se exportaría la mitad, según los datos que
maneja Javier Iguacel, ministro de Energía.
Desde esa cartera indican que si las tasas de crecimiento se mantienen, 500.000
personas podrían emplearse en actividades asociadas a Vaca Muerta. En el
primer trimestre de este año 75 personas por día encontraron trabajo en la cuenca
neuquina. Así, al cabo de cinco años, las exportaciones del sector energético
aportarían US$15.000 millones a la balanza comercial argentina, según el diario
Clarín.
Semanas antes había anticipado que el precio estímulo que el Gobierno ideó para
el sector ya entró en tiempo de descuento.Se refería a la resolución 46 que
establece un valor de US$7,50 por cada millón de BTU para este año y que irá
bajando hasta llegar a US$6 en el 2021, su último año de vigencia. Detrás de esta
decisión está la necesidad del fisco de bajar el gasto público y la convicción de
que el negocio ya es tan prometedor que aun sin esta zanahoria, las petroleras
seguirán invirtiendo.
“La tendencia está dando sus frutos a un ritmo que este año sorprendió. A marzo
de 2018, la producción de gas no convencional representó el 30% de la
producción nacional y el 52% de la producción de la cuenca neuquina. Si
actualizamos los datos a junio de 2018, ya representa el 60% de la producción
neuquina”, sostiene el ingeniero Roberto Carnicer, director del Área de Energía y
Oil&Gas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Austral.
La luz amarilla en la región es el financiamiento, especialmente para las empresas
pequeñas y medianas —alrededor de 2.000— que prestan servicios en la zona.
Con las tasas actuales en torno al 45%, incluso para quienes apuestan a la
energía no convencional es difícil conseguir buenas condiciones financieras.
Hay más de 30 operadores en Vaca Muerta, entre ellos Pampa Energía, Tecpetrol,
Pan American Energy, Shell, Wintershall, Pluspetrol, Exxon, Total y Schlumberger.
Junto con sus socios, YPF lleva invertidos US$8.400 millones. Estos son otros
proyectos en desarrollo: