Vous êtes sur la page 1sur 5

¿DE QUÉ MANERA LA FILOGENIA DEL CEREBRO HUMANO SE RELACIONA

CON LA RETARDACIÓN Y LA NEOTENIA?

Isabella Noguera Gómez

2018

Universidad del Valle Sede Buga

Valle del Cauca

Fundamentos Biológicos para la Psicología


¿DE QUÉ MANERA LA FILOGENIA DEL CEREBRO HUMANO SE RELACIONA

CON LA RETARDACIÓN Y LA NEOTENIA?

Nuestro cerebro se ha convertido en nuestra herramienta más valiosa para sobrevivir y

evolucionar a lo que somos hoy en día, la especie más poderosa de la tierra. Gracias a este

complejo órgano de nuestro cuerpo hemos podido construir rascacielos, sumergirnos en las

profundidades del misterioso océano y aventurarnos a la luna y más allá. Todos nuestros

avances se los debemos a esta gran máquina que nos mantiene en funcionamiento día a día y

que influye en nuestro ser de manera muy particular en cada uno de nosotros. A lo largo de

los años, muchos científicos se han maravillado e interrogado acerca de los enigmas que lo

rodean. Entre ellos se encuentran el ¿Cómo evolucionó? y ¿Qué ha impulsado el considerable

crecimiento del cerebro humano?

El cerebro de nuestros antepasados homínidos era muy pequeño en comparación a nuestro

cerebro actual. El hecho de volvernos bípedos, de evolucionar hasta poseer pulgares

oponibles, para así poder manipular y fabricar herramientas, de consumir carne animal –la

cual aporta proteínas de suma importancia- y desarrollar un lenguaje simbólico, contribuyo

en nuestro proceso de evolución y en la filogenia del cerebro humano.

En la actualidad, al poseer un cerebro más grande requerimos de más energía para el óptimo

funcionamiento del sistema nervioso, para poner en marcha la red de interconexiones

neuronales, disparando impulsos eléctricos y activando de esta manera diversas funciones

valiosas como por ejemplo la memoria, la percepción, las emociones, el lenguaje y hasta

aptitudes más básicas como lo son el movimiento.

Somos un ente que se ha desarrollado de manera integral entre lo biológico y lo social. El

cerebelo –gracias al cual aprendemos tareas nuevas y el cual las ejecuta como un piloto

automático- en la mayoría de mamíferos es igual de desarrollado que el nuestro pero es el


resto del cerebro el que marca la gran diferencia. Y es que diversos científicos han

comprobado que entre más social es la especie y más compleja es la sociedad en que se

desenvuelve, más grande es su cerebro. Y ¿qué sociedad es más compleja que la humana a la

cual tenemos que hacer frente diariamente?

Una de las características más destacable de nuestro cerebro es la conciencia, razón por la

cual reconocemos nuestro pensar y sentir y poseemos una personalidad que nos hace únicos.

Debido a esta conciencia, también desarrollamos a lo largo de nuestra vida capacidades para

sociabilizar como lo son los modales, la empatía, el buscar entender y comprender el

comportamiento del otro –y hasta el de uno mismo-, sus intenciones, aprehender habilidades

para hacer amistades y por defecto enemigos, el arte de seducir, convencer, halagar y hasta

engañar. La constante presión de ser el número uno y el mejor en el ámbito laboral,

académico y hasta romántico requieren de todas estas capacidades y hasta más, las cuales son

vitales para sobrevivir y adaptarse en nuestro mundo social.

Nuestro cerebro es inmaduro al nacer pero gracias a ello nos desarrollamos más logrando

grandes capacidades de aprendizaje, lenguaje, variedad de comportamientos, pensamiento

abstracto y gestión social, lo cual influye como anteriormente se ha expuesto en el tamaño y

desarrollo del cerebro. Nuestras características neotenicas que retenemos a lo largo de nuestra

vida nos influyen de forma considerable, el primer apego con lo madre luego lo mantenemos

con la pareja, y a la vez nuestra necesidad de jugar, de sentirnos amados y protegidos como

una forma de socializar y relacionarnos.

Como otro factor evolutivo se encuentra la cooperación y la vida social en la cual todas las

partes involucradas dejan de competir entre sí y se ayudan mutuamente para salir todos

beneficiados. Este sentido de lealtad hacia el grupo nace primero con el cariño parental y

filial para después abarcar conocidos o incluso extraños y es aquí donde se adquiere, luego de

un elevado desarrollo de altas facultades intelectuales- la consciencia.


La cognición del individuo se puede ir modificando a través de la experiencia. Al poseer

un cerebro inmaduro al nacer dependemos completamente de nuestra madre, con la cual nos

enlazamos afectivamente y esto constituye nuestra base para sentirnos protegidos, crecer y

desarrollar de forma adecuada nuestras capacidades y habilidades de aprendizaje, desarrollo y

comportamiento en nuestra adultez introyectando ciertas normas sociales. De de esta forma

compensamos nuestro carácter de inmadurez y de especialidades anatómicas como por

ejemplo la falta de pelaje para mantener el calor, de dientes al nacer o la falta de garras y

dientes afilados para cazar, por lo cual tenemos que ser ingeniosos y valernos de

herramientas.

Existe un íntimo vínculo entre la cognición y la emoción, esto se evidencia en que antes de

desarrollar las funciones más complejas como las ejecutivas del cerebro adquirimos

inicialmente la capacidad para interpretar emociones, prever diversas situaciones y el

aprendizaje y memoria procedimental. Por lo tanto, es probable que la autorregulación, la

planificación, toma de decisiones y la solución de problemas estén influenciados por el

desarrollo de la cognición social en el sujeto (Calle, 2012).

Por lo que debemos tener en cuenta, de todas maneras, que aunque el cerebro se desarrolle

a través de órdenes naturales establecidos, somos animales políticos y es gracias a la sociedad

en la que se desenvuelve el ser humano que adquiere su carácter individual. Uno no nace

siendo persona, esto es algo que se desarrolla y construye a través de la cultura por la cual

adquiere conceptos y significados simbólicos para ordenar y dirigir su realidad particular, los

cuales influyen en su comportamiento y en su vida adulta. La individualidad es algo que se

construye en un momento determinado, “cuanto más individuos nos sentimos más sociales

somos” (Carmona, 2018).

Por último, claramente se puede evidenciar como la filogenia del cerebro humano se

relaciona con la neotenia y por ende con la retardación. Los avances del desarrollo del
cerebro, de la anatomía humana y del entorno social se han impulsado recíprocamente entre

si y han dado origen a los individuos que somos hoy en día. Por lo que a la hora de estudiar a

este complejo ser vivo se requiere tener una visión holística de todos los elementos que lo han

construido y formado como lo que es: el ser vivo más complejo y evolucionado en la tierra.

Bibliografía

Geertz, C., (1973), La interpretación de las culturas, Nueva York, Estados Unidos: Gedisa.

Nortbert, E., (1990), La sociedad de los individuos, Barcelona, España: Península.

Lopera, R.F. (2003). Evolución y cognición. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y

Neurociencias, Vol. 6, p.27-34.

Bourdieu, P., (1994), Razones prácticas sobre la teoría de la acción, Barcelona, España:

Anagrama.

El cuerpo humano: El universo del cerebro. BBC

Waal, F. (), Primates y Filósofos: La evolución de la moral del simio al hombre.

Vous aimerez peut-être aussi