Vous êtes sur la page 1sur 2

ÉTICA Y POLITICA

Profesor: Alejandro Camacho

CARTA MUNDIAL POR EL DERECHO A LA CIUDAD

Daniel Stiven Bermudez Rojas


20141167048

Un conjunto de movimientos populares, organizaciones no gubernamentales,


asociaciones profesionales, foros y redes nacionales e internacionales de la sociedad civil,
comprometidas con las luchas sociales por ciudades justas, democráticas, humanas y
sustentables, construyeron una Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad que busca
recoger los compromisos y medidas que deben ser asumidos por la sociedad civil, los
gobiernos locales y nacionales, parlamentarios y organismos internacionales para que
todas las personas vivan con dignidad en las ciudades.
La carta mundial por el derecho a la ciudad es la suma de derechos individuales y
colectivos ya reconocidos en tratados internacionales, contempla el derecho a la ciudad
como la expresión fundamental de los intereses colectivos, sociales y económicos. Como
contrapunto a la noción de ciudad como mercadería, que discrimina las personas que no
tienen poder, bienes o propiedades, es necesario valorizar la ciudad como espacio social
de usufructo colectivo de sus riquezas, cultura, bienes, y conocimiento por cualquier que
en ella viva. Es indispensable el enfrentamiento de la supremacía del valor económico en
las funciones y usos de la ciudad. La Carta debe tomar en cuenta la diversidad temática
presente en las ciudades, tales como sustentabilidad, diversidad cultural, de razas y de
género, seguridad, justicia y paz, juventud, portadores de deficiencia, etc., a través de
redes y actores sociales urbanos.
Esta carta tiene como objetivo principal ser un instrumento dirigido a fortalecer los
procesos, reivindicaciones y luchas urbanas. Está llamada a constituirse en plataforma
capaz de articular los esfuerzos de todos aquellos actores – públicos, sociales y privados –
interesados en darle plena vigencia y efectividad a este nuevo derecho humano mediante
su promoción, reconocimiento legal, implementación, regulación y puesta en práctica.
Además, busca constituirse en un documento político referencial para las acciones y
luchas de las organizaciones y entidades de la sociedad civil contra la injusticia y
discriminación social y territorial. Busca también la construcción de un proceso
internacional que luche por su transformación en un instrumento político y legal, en la
forma de un tratado internacional de derechos humanos. La forma de tratado permitiría
que gobiernos nacionales y locales, organismos internacionales de protección a los
derechos humanos (ONU y OEA) asumieran compromisos y obligaciones con la
protección del derecho a la ciudad.
la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad basa su propuesta en tres ejes
fundamentales: el primero es el ejercicio pleno de la ciudadanía, es decir el ejercicio de
todos los derechos humanos que aseguran el bienestar colectivo de los habitantes y la
producción y gestión social del hábitat; el segundo eje es la gestión democrática de la
ciudad, a través de la participación de la sociedad de forma directa y participativa, en el
planeamiento y gobierno de las ciudades, fortaleciendo las administraciones públicas a
escala local, así como las organizaciones sociales; y por último, la función social de la
propiedad y de la ciudad, siendo predominante el bien común sobre el derecho individual
de propiedad, lo que implica el uso socialmente justo y ambientalmente sustentable del
espacio urbano.
En cada uno de estos tres ejes se presentan puntos importantes, en el ejercicio pleno de la
ciudadanía vemos que se explica la realización de todos los derechos humanos y
libertades fundamentales, asegurando la dignidad y el bienestar colectivo de los
habitantes de la ciudad lo que Implica crear las condiciones para la convivencia pacífica,
el desarrollo colectivo y el ejercicio de la solidaridad. Busca garantizar el usufructo pleno
de la ciudad respetando la diversidad de ingreso, sexo, edad, raza, etnia u orientación
política y religiosa, y preservando la memoria y la identidad cultural. En la gestión
democrática de la ciudad se expone el control y la participación de la sociedad, a través
de formas directas y representativas, en este se incluye el derecho a la elección libre y
democrática de los representantes locales, la realización de plebiscitos e iniciativas
legislativas populares y el acceso equitativo a los debates y audiencias públicas. Incluye,
también, el derecho a la participación equitativa y deliberativa en la definición de las
políticas y presupuesto municipal, y en canales institucionales, tales como los consejos y
comisiones sectoriales y territoriales. Supone la adopción de los principios de
transparencia y de eficacia en la administración pública. Y en la función social de la
propiedad y de la ciudad se habla sobre la prevalencia, en la formulación e
implementación de las políticas urbanas, del interés común sobre el derecho individual de
propiedad y en el cual se incluye la obligación de los organismos gubernamentales de
regular y controlar el desarrollo urbano a través de políticas territoriales dirigidas a
priorizar la producción social del hábitat privilegiando los intereses colectivos -sociales,
culturales y ambientales- sobre los individuales.
En conclusión, la ética que necesita la ciudad es una ética que viabiliza la vida en
sociedad y la encamina por el rumbo de la responsabilidad, la solidaridad, el respeto y la
integridad. Es la búsqueda del bien común, de soluciones contra los efectos negativos de
la globalización, la privatización, la escasez de los recursos naturales, el aumento de la
pobreza mundial, la fragilidad ambiental y sus consecuencias para la supervivencia de la
humanidad y del planeta. Para esto es primordial poner en práctica principios éticos que
establezcan los parámetros y reglas que describan el comportamiento que una persona
puede o no exhibir en determinado momento

Vous aimerez peut-être aussi