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PASADO, PRESENTE Y FUTURO EN LA EVALUACIÓN DE

NECESIDADES FORMATIVAS: EL USO DE LAS NUEVAS


TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA
1 22
COMUNICACIÓN . FORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN

Salvador Chacón Moscoso3 (Universidad de Sevilla)


José Miguel López García (Universidad de Sevilla)
Susana Sanduvete Chaves (Universidad de Sevilla)

Introducción.

La evaluación de necesidades puede ser definida como un procedimiento sistemático de


identificación de necesidades, priorización y toma de decisiones de cara a la
planificación de un programa para la superación de las mismas (Witkin & Altschuld,
2000). Existen diversas aproximaciones a la definición de “necesidades”; por ejemplo,
Bradshaw (1972) propuso una taxonomía con cuatro tipos de necesidades (normativas,
percibidas, expresadas y comparativas), mientras que McKillip (1987) determinó que
necesidad era aquello que un grupo percibía como un problema y que podía ser resuelto.
En general, una necesidad es considerada como una discrepancia entre el estado actual y
situación de un grupo y su estado deseado (Kaufman, 1988). La detección de
necesidades consiste en un análisis de las discrepancias y una posterior priorización para
acciones futuras.

En ocasiones, es difícil distinguir entre la evaluación de necesidades y la planificación


del programa. En general, la evaluación de necesidades se realiza con anterioridad a la
planificación del programa y determina los objetivos a alcanzar; lo obtenido en la
evaluación de necesidades puede servir como base para determinar los objetivos del
programa (Anguera y Chacón, en preparación).

En este contexto, el primer gran obstáculo que encontramos es el poder definir las
necesidades de forma operativa. Los problemas sociales han de ser traducidos a
necesidades, que son de competencia tanto cuantitativa como cualitativa. Determinar el
aspecto cualitativo de un problema social implica etiquetar la situación a través de
constructos teóricos; para determinar el aspecto cuantitativo, se deben identificar
similitudes entre individuos y grupos que experimentan los mismos problemas de modo
que se categoricen y se determinen posibles planes de intervención para solventar estos
problemas (Kettner, Moroney y Martín, 1990). Una buena detección de necesidades
supondría identificar y estudiar a la población realmente afectada (si no es posible
trabajar con la comunidad al completo, al menos, habría que intentar que la muestra
utilizada fuera lo más representativa posible y que hubiera representación de los
distintos grupos de implicados); y no necesariamente identificar “lo que quieren” con

1
El presente trabajo forma parte de los resultados obtenidos en los proyectos de investigación BSO2000-1462,
subvencionado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología; y contrato de investigación 68,83 LOU entre
Diputación de Sevilla y Universidad de Sevilla
2
Las transparencias presentadas en el congreso están disponibles en http://innoevalua.us.es
3
Dirección postal: Dpto de Psicología Experimental, Facultad de Psicología. C/ Camilo José Cela s/n.
Sevilla CP: 41018. e-mail: schacon@us.es

1
“lo que necesitan”: sus peticiones pueden ser diferentes a los estándar de necesidad que
hemos determinado.

Las fases de una detección de necesidades.

La evaluación de necesidades puede ser considerada como una investigación social


aplicada. Supone un proceso sistemático para la conceptualización del diseño de
investigación y recogida y análisis de los datos de acuerdo con los estándares aceptados
por las ciencias sociales, y sus resultados son usados para informes dirigidos a políticos
y para la implantación de programas. Siguiendo esta lógica, Witkin y Altschuld (2000)
presentan un proceso comprehensivo de evaluación de necesidades que considera tres
fases secuenciales, cada una de las cuales está enlazada con una devolución de
información dada por escrito:

1) Pre-evaluación o fase de exploración: tiene carácter exploratorio y su


función consiste en determinar y organizar la información de la cual ya se
dispone en el sistema, identificar áreas de mayor incidencia de la necesidad,
fijar límites y establecer fuentes de recogida de más información. En
definitiva, la fase 2 ya se empieza a diseñar durante la fase 1 y, además, se
determinan los criterios para evaluar la detección de necesidades.

2) Evaluación principal: recogida de datos a través de las tres fuentes


principales de obtención de información: datos de archivo, procesos de
comunicación y procesos analíticos.

3) Post-evaluación o uso de los datos: constituye el puente que conecta los


datos recogidos y los planes de acción que se determinan. Implica el
establecimiento de prioridades y criterios para adoptar soluciones, ponderar
las distintas vías alternativas posibles teniendo en cuenta los aspectos
positivos y negativos de cada una, así como los recursos necesarios y
disponibles (en la actualidad y a corto o medio plazo) y formulando planes
de acción.

Métodos para llevar a cabo la evaluación de necesidades.

Habiendo considerado la evaluación de necesidades como una investigación social


aplicada, podemos ver que los tipos de métodos usados en evaluación de necesidades
son potencialmente los mismos que los utilizados en el resto del proceso de
intervención. No existe un método estándar para llevar a cabo la detección de
necesidades; de hecho, mejoraremos los resultados usando dos o más métodos de
recogida de datos para cada necesidad. En este punto, es importante resaltar que los
métodos de recogida de datos por sí mismos no son la evaluación de necesidades en sí.
La evaluación de necesidades es un proceso global de toma de decisiones en el que la
recogida de datos es un componente más. La evaluación de necesidades no es un
proceso “de arriba a abajo” en los que unas pocas personas deciden las necesidades que
se tienen. Por el contrario, implica un compromiso democrático de distintos escalafones
sociales. Además, el compromiso activo de los diferentes escalafones sociales no sólo
asegura la recogida de información vista desde distintas perspectivas, sino que también

2
incrementa la probabilidad de que los resultados de la evaluación de necesidades sean
usados de forma apropiada.

Con el objetivo de determinar las herramientas más frecuentes para la recogida de datos
en una evaluación de necesidades, se llevó a cabo una revisión de la literatura usando el
software WebSPIRS. Se obtuvieron 2075 artículos donde aparecían el término
“evaluación de necesidades” en el título y/ o el resumen. Se consultaron las siguientes
bases de datos, desde 1997 hasta el presente: Current Contents, Sociological Abstracts,
Humanities Index, ERIC y PsycINFO. Se determinó el porcentaje de artículos revisados
en el que aparecían cada uno de los tipos de métodos de recogida de datos. Estos fueron
los resultados:

Instrumentos Porcentaje de uso en los diversos


documentos
Cuestionarios 42%
Entrevistas 21%
Grupos focales 10.5%
Revisión de literatura 6.5%
Análisis de datos, archivos 6.5%
Informantes clave 4%
Otros 9.2%

Cuestionarios.

Las encuestas, especialmente en forma de cuestionarios escritos, son las herramientas


más usadas para la recogida de datos en evaluación de necesidades, ya sea en exclusiva
o en conjunción con otros métodos (42%). La principal ventaja de los cuestionarios es
que son relativamente fáciles de administrar. Pueden ser administrados a grandes o
pequeños grupos, las respuestas pueden ser anónimas y no tiene que estar presente el
evaluador. Además, el uso de los cuestionarios puede ser menos costoso que otros
métodos de recogida de datos. Los cuestionarios estandarizados y estructurados aportan
información cuantitativa. Sin embargo, los no estructurados o semiestructurados y no
estandarizados pueden aportar también información cualitativa.

Entrevistas.

Encontramos que las entrevistas son la alternativa o el complemento más frecuente a las
encuestas por escrito (21%). Su principal característica es que el entrevistador formula
las preguntas y recoge las respuestas. Las entrevistas estructuradas o semiestructuradas
son las más frecuentes. Su principal ventaja es que se recibe feedback inmediato y que
es una herramienta flexible (por su estructura, contenido, protocolo y porque todos estos
aspectos se pueden ir modificando durante el proceso). Las entrevistas aportan
principalmente información cualitativa.

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Grupos de discusión.

Después de las encuestas y las entrevistas, los grupos de discusión son el método más
usado para la recogida de opiniones y datos en la detección de necesidades (10.5%). Los
grupos de discusión son importantes porque constituyen un procedimiento óptimo para
recoger la visión de diferentes grupos de implicados que se han de tener en
consideración. El foro de grupo comunitario, la técnica del grupo nominal y la
entrevista en grupo focal han llegado a ser los procesos grupales básicos más frecuentes
en la detección de necesidades.

Generalmente, el proceso de un grupo de discusión se divide en tres etapas:

- Planificación: establecimiento de los propósitos que tiene el encuentro


(decisiones a tomar), muestra, lugar de encuentro, estructura, proceso, liderazgo
e invitación de los participantes.

- Implementación, que será diferente en función de la planificación que se haya


determinado.

- Seguimiento: consiste en el uso de los resultados y la comunicación de éstos en


un breve periodo de tiempo a aquellos que van a tomar las decisiones y a los
distintos grupos de implicados que participaron.

Siguiendo estas fases globales, el primer tipo de grupo de discusión, el foro


comunitario, es principalmente usado para recoger, de los distintos grupos de
implicados, información referida a las distintas áreas de necesidad, opiniones referidas a
la calidad y exploración de los valores presentes en la comunidad. El foro es efectivo
con un grupo de, aproximadamente, unos cincuenta participantes. Con este método es
conveniente tener un grupo amplio.

El segundo tipo, la técnica de grupo nominal, es más usado como técnicas para
pequeños grupos, estando compuesto normalmente por entre seis y diez participantes. El
objetivo principal de la técnica de grupo nominal es recoger una larga lista de ideas
ordenadas por rango de importancia en un periodo de tiempo relativamente corto. Una
de las principales características de esta técnica es que los miembros del grupo no
interactúan entre ellos como en otros tipos de grupos de discusión.

Finalmente, la entrevista del grupo focal es un proceso estructurado para


entrevistar a un pequeño grupo de, normalmente, entre ocho y doce individuos. Su
propósito es obtener una visión en profundidad de los temas a tratar. La finalidad no es
obtener un consenso. Esta técnica, además, proporciona a los participantes la
oportunidad de escuchar los distintos puntos de vista de los demás miembros. Las
interacciones en las entrevistas en grupo focal van en dos sentidos: entre los miembros
del grupo, y entre los participantes y el líder o coordinador del grupo.

4
Datos de archivo.

Cuando hay disponibles datos de archivo cuyo contenido coincide con el foco principal
de la detección de necesidades, éstos son valiosos y pueden ser usados (6.5%). El uso de
datos ya recogidos resulta generalmente más barato y requiere menos tiempo que
recoger datos nuevos. Tales recursos suelen presentar problemas de calidad y precisión.
Podrían ser usado únicamente tras un exhaustivo análisis de su calidad.

Revisión de la literatura.

Este método presenta similares ventajas y desventajas que los datos de archivo y es
usado en el mismo porcentaje de casos (6.5%). El problema principal que se da en este
procedimiento es que muy raramente encontraremos que se proceda a una revisión de la
literatura con el propósito expreso de llevar a cabo una detección de necesidades con lo
que, en consecuencia, este método puede presentar problemas adicionales de
interpretación y validez.

Otros tipos de encuestas especializadas y técnicas de grupo.

Además de las técnicas de grupo ya comentadas, encontramos, con menor frecuencia,


una mezcla de diferentes tipos de procedimientos de recogida de datos en esta revisión
de la literatura, como son indicadores, incidentes críticos, inventarios o asesoría de
consejos. Dependiendo del contexto en el que se desarrolle la detección de necesidades,
podemos combinar las distintas técnicas comentadas anteriormente con diferentes y
novedosos acercamientos. La clave está en determinar con claridad el propósito de la
detección de necesidades en particular con la finalidad de, a partir de ahí, seleccionar el
método de recogida de datos o la combinación de éstos más adecuada.

Análisis de datos y contextos de intervención en la detección de necesidades.

El análisis de los datos en la detección de necesidades está teóricamente orientado a un


análisis causal, examinando las necesidades en términos de causas potenciales,
particularmente tratando de identificar aquellos factores que pueden ser cambiados con
los recursos disponibles. No obstante, en la revisión de la literatura que hemos
efectuado, encontramos que, en la práctica actual, durante los últimos cinco años, más
del 60% de los trabajos revisados sólo usaban estadísticos descriptivos, el 8%
presentaba análisis multivariantes y, el resto de los artículos, mostraba básicos y
clásicos análisis inferenciales como son la regresión, Chi cuadrado, ANOVA o el test
McNemar:

Técnicas de Análisis Porcentaje de uso en los diversos


documentos
Descriptivo 54%
Análisis multivariado 8%
Correlación de Pearson 8%
Factorial 8%
Diferencia de medias 5.5%
Regresión 5.5%

5
Análisis bivariado 2.7%
Chi cuadrado 2.7%
McNemar test 2.7%
ANOVA 2.7%

Dado que puede ser implementado en alguna organización o agencia de servicios, la


detección de necesidades presenta una amplia diversidad de áreas de intervención.
Nuestro estudio de más de cien detecciones de necesidades que fueron llevadas a cabo
desde 1997, mostró que la evaluación de necesidades se da más comúnmente en el área
social y de la salud que en educación. Específicamente, algunas de las principales áreas
de aplicación de programas de salud son programas de atención a personas mayores,
programas de entrenamiento para profesionales de la medicina y la enfermería, estudios
sobre el VIH y el SIDA, la neuropsicología, el cáncer, la enfermedad mental, la
sexualidad, problemas coronarios o del corazón y la alimentación saludable (por
ejemplo, Buhler, Oades, Leicester, Bensley y Fox, 2001). Por otro lado, en el contexto
de intervención social, encontramos las siguientes principales áreas de intervención:
intervenciones con familias o personas con enfermedades, pacientes en riesgo,
desempleados, niños de padres divorciados, sexualidad y estudiantes con problemas de
conducta (por ejemplo, Borgen, 1999). En el área de educación, encontramos algunas
aplicaciones en violencia en la escuela, programas de entrenamiento para el
profesorado, colegio de adultos, y formación continua (por ejemplo, Coggeshall y
Kingery, 2001).

Perspectivas de futuro.

En el futuro, la detección de necesidades continuará siendo una parte importante del


proceso de intervención y, probablemente, su importancia irá creciendo; de todos
modos, aquellos que estén dispuestos a llevar a cabo una detección de necesidades han
de prestar especial atención a dos puntos importantes:

Primero, que las nuevas tecnologías facilitarán una rápida recogida y análisis de la
información proveniente de los distintos grupos de implicados. Esto está relacionado
con los nuevos medios de comunicación a través de Internet, las nuevas estrategias de
mapas conceptuales y el análisis de respuestas Delphi (Scrimshaw y Hurtado, 1987).
Hasta ahora, ha habido muy pocas investigaciones empíricas referidas a detección de
necesidades; en los estudios comparativos entre diferentes métodos de análisis de datos,
tendrían que utilizarse otras técnicas mejores y más sofisticadas que el mero análisis
descriptivo.

En segundo lugar, aquellos interesados en llevar a cabo una detección de necesidades


deben conjuntar las necesidades individuales y de grupos concretos con los intereses
regionales o nacionales (Leviton, Finnegan, Zapka, Meiscke, Estabrook, Gillilan,
Linares, Witzman, Raczynski y Stone, 1999). ¿Cómo se puede llevar esto a cabo? Una
detección de necesidades a macro-nivel (normalmente, usando estadísticas nacionales e
indicadores) deben ser combinados con una detección de necesidades a micro-nivel
(basado en técnicas de grupo y rigurosos métodos cualitativos).

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Conclusiones.

La detección de necesidades consiste en determinar, analizar y priorizar necesidades y,


en último término, tomar decisiones concernientes a las estrategias para llevar a cabo
una priorización de necesidades. Después de revisar 2075 trabajos referidos a la
detección de necesidades, publicados desde 1997 a la actualidad, está claro que es
importante incrementar el uso de instrumentos más específicos para la recogida de datos
además de los cuestionarios y usar procesos analíticos más sofisticados como
complementación a los estadísticos descriptivos.

Cuando llevamos a cabo un proceso de detección de necesidades, tenemos que tener en


cuenta cuatro factores principales que son fundamentales para lograr adecuación y éxito
en este proceso:

- Consultar a la población realmente afectada.

- Diferenciar entre lo que la población quiere y lo que realmente necesita.Usar la


detección de necesidades como un proceso participativo, en lugar de cómo un
proceso de arriba a abajo.Entender que pueden ser usados diferentes métodos
para la recogida de información, pero que éstos por sí mismos no son la
detección de necesidades; son únicamente parte de ella.

Un caso práctico: la evaluación de necesidades en Diputación de Sevilla.

La Diputación de Sevilla, consciente de la importancia que la formación personal y


profesional puede jugar de cara a ofrecer un servicio de calidad a los ciudadanos y
ciudadanas, asume ser promotora del Plan Agrupado de Formación Continua, cuya
cobertura está delimitada por sus propios empleados así como por los empleados de los
ayuntamientos de la provincia adheridos al mencionado Plan. En su deseo de dar
respuesta a las necesidades que éstos le plantean, se han ido desarrollando una serie de
detecciones de necesidades en los diversos convenios de colaboración desarrollados.

En el primer convenio suscrito entre la Diputación de Sevilla y la Universidad de


Sevilla, ya se desarrolló una primera detección de necesidades formativas. En esta
ocasión, los protagonistas del citado estudio fueron los municipios con menos de 100
empleados en sus ayuntamientos, siendo los principales instrumentos de recogida de
información un cuestionario de formato semicerrado y una entrevista y grupos de
discusión mantenidos con los responsables de formación municipales participantes.

Al amparo del segundo convenio suscrito, se desarrolló la segunda detección de


necesidades formativas. De nuevo se empleó un cuestionario de formato semicerrado
(aunque más abierto que el anterior y en el que se recogía más información) y los
intervinientes fueron una serie de informantes clave de determinados colectivos:
municipios, áreas de Diputación, etc.

En el desarrollo del tercer convenio, se dio un importante paso para la estandarización


de este proceso utilizando procedimientos telemáticos. El empleo de las nuevas
tecnologías fue bien aceptado entre los participantes y de igual manera fue bien
percibido como una estrategia para superar una de las principales barreras con las que
cuenta el desarrollar un Plan Agrupado: la dispersión geográfica.

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Las ventajas de una detección de necesidades formativas empleando este tipo de
métodos en lugar de los más tradicionales, podría resumirse en la tabla presentada a
continuación (Chacón, Pérez, Lara y Holgado, 2001):

Detección tradicional Detección con nuevas tecnologías


Extenso trabajo de campo: entrega de Simplificación del trabajo de campo,
instrumentos, seguimiento, recogida de principalmente dedicado a consulta de
instrumentos. dudas.
Introducción y codificación de la Introducción y codificación de la
información en una base de datos. información en tiempo real.
Información puntual, delimitada en el Información continua.
tiempo.
Inicio y fin del proceso conocidos. Mantenimiento constante del sistema de
detección de necesidades formativas.
Costes conocidos. Coste inicial que puede ser elevado pero que
supone una inversión a corto y medio plazo.
Tabla 3. Tabla comparativa de una detección de necesidades formativas “tradicional”
frente al empleo de nuevas tecnologías.

Para este último convenio, se ha consolidado y extendido el uso de nuevas tecnologías


en la detección de necesidades, habiendo tenido una buena aceptación por parte de los
participantes. A través de estos medios, se ha conseguido avanzar hacia la solución de
una de las principales barreras con que cuenta un Plan de Formación como el que en la
actualidad se desarrolla: la dispersión geográfica de los municipios. Conviene recordar
que el Plan Agrupado de Formación alcanza alrededor de 100 Municipios de la
provincia de Sevilla y cuenta aproximadamente con 12.000 empleados. En este sentido,
en la fase de evaluación principal, se ha trabajado con la Plataforma de Teleformación
VirtualProfe para que todos los usuarios, (a través de los responsables de formación de
sus áreas y municipios en los que trabajan) pudieran constantemente aportar
información sobre las necesidades de formación existentes en sus puestos de trabajo y
nuevas propuestas de acciones formativas para satisfacerlas.

En un segundo momento de esta misma fase, la plataforma ha posibilitado la


cumplimentación y el envío de los cuestionarios de necesidades formativas por parte de
todos los empleados y empleadas, la participación a través de los foros de debate sobre
posibles necesidades de formación y propuestas de acciones formativas para ser
satisfechas o poder resolver cualquier tipo de sugerencias y dudas relativas a todo el
proceso.

Por otra parte, a través de la Página Web de la Diputación de Sevilla 4 , los responsables
de formación y los representantes sindicales han participado en la complementación de
los resultados preliminares.

A pesar de que se potencia el uso de internet para la recogida de información en relación


a las necesidades formativas, en caso de no tener acceso a internet, también se ha

4
http://www.dipusevilla.es/formacioncontinua

8
remitido a todo el personal el cuestionario en formato papel para poderlo cumplimentar
y remitir vía fax o correo postal.

En relación a la fase de postevaluación, a través de esta misma página Web, se ha


podido completar los resultados preliminares obtenidos con los cuestionarios de
necesidades formativas en la fase de la evaluación principal, concretando aspectos
relacionados con los distintos componentes que forman parte de las propuestas de
acciones formativas.

Otro avance se ha dado en el proceso de análisis de la información recogida.


Concretamente, la priorización de las distintas acciones formativas se estableció en
función de la prelación en el orden de demanda de las mismas, usando para ello la Ley
del Juicio Categórico de Thurstone y el Método de los Intervalos Sucesivos (Barbero,
1993).

Un último avance respecto a años anteriores ha sido la creación de un cuestionario con


el que se recoge más información y de forma más pormenorizada. Los datos recogidos
hicieron referencia a: área de conocimiento, propuesta de acción formativa, prioridad,
nivel de impartición, modalidad, zona geográfica preferente, destinatarios, contenidos y
utilidad en relación al puesto de trabajo.

Para futuros procesos de detección de necesidades, se pretende llevar a cabo algunas


propuestas de mejora. Podemos reseñar algunas de ellas en relación, principalmente, a
la fase de la evaluación principal:

En esta fase, referente al proceso de recogida de información mediante el cuestionario


de necesidades formativas, es importante incidir en los pesos de las valoraciones de los
distintos implicados. Hacemos referencia al hecho de que no se debe codificar con el
mismo peso la información que aporta un cuestionario cumplimentado por un usuario
que otro cumplimentado por un responsable de formación o representante sindical que
representa a un municipio o a un área de Diputación completa. Asimismo, es necesario
especificar si los cuestionarios deben ser cumplimentados individualmente por parte de
los trabajadores o por parte del responsable de formación del área, municipio o
sindicato. En este último caso, se debe tener en cuenta el número de usuarios a los que
representa. Una u otra propuesta sería válida, pero es importante especificar de
antemano qué procedimiento de recogida de datos es el que se va a poner en marcha.

Otra de las mejoras en la fase de evaluación principal es que sería conveniente contar
con responsables de formación o especialistas en cada una de las áreas de conocimiento
en las que se encuadran las propuestas acciones formativas. Hacemos referencia al
momento en el que, tras analizar las distintas propuestas de acciones formativas, se lleva
a cabo la tarea de sistematizar la información obtenida; es decir, unir unas propuestas de
acciones formativas con otras, separar aquéllas que por su diversidad de contenidos u
objetivos son diferentes, eliminar al s que no forman parte de ninguna acción formativa o
redistribuir las acciones formativas a otras áreas de conocimiento.

A pesar de estas propuestas de mejora, creemos que en el año 2003 se ha tratado de


mejorar y aumentar la calidad del proceso de evaluación de necesidades formativas. Se
cumplen de esta forma varios objetivos marcados por la Sección de Formación

9
Continua de la Diputación de Sevilla en relación a la programación de su Plan de
Formación Anual:

En primer lugar, resaltar la importante información proporcionada a los formadores y


coordinadores encargados de diseñar e implementar las acciones formativas,
facilitándoles datos relevantes para el diseño de las mismas. Por ejemplo, quiénes van a
ser los destinatarios de los acciones formativas, qué contenidos son los que tienen
mayor interés y son necesarios para el desempeño del trabajo, o el nivel y la modalidad
de impartición.

En segundo lugar, se obtienen datos relevantes para iniciar otras fases de evaluación de
la formación continua en la Diputación de Sevilla y en sus municipios adheridos, como
son el análisis de la transferencia de la formación al puesto de trabajo y la evaluación
del impacto de la formación en cada una de las áreas de trabajo.

En tercer y último lugar, nos acercamos a uno de los grandes fines de la evaluación de la
formación continua que no es otro que el de ofrecer una formación de calidad, cercana a
las necesidades de los puestos de trabajo y permitir, de esta forma, el desarrollo personal
y profesional de los usuarios de las acciones formativas. No debemos olvidar que son
los empleados de la Diputación de Sevilla y sus municipios adheridos, los verdaderos
protagonistas de todo el proceso de formación.

Consideramos que, si continuamos aplicando las propuestas de mejora ya iniciadas,


podemos afirmar que están sentadas las bases para implantar un sistema de evaluación
de necesidades formativas continuo y de gestión eficaz. Además, y sin lugar a dudas,
nos estamos refiriendo a todo un hito en la gestión de la formación continua de las
Administraciones Públicas en nuestro país.

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Anguera, M.T, Chacón, S. y Blanco, A. (Ed.). Evaluación de programas sociales y
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Coggeshall, M.B. & Kingery, P.M. (2001). Cross-survey analysis of school violence
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