Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Otra acepción que da este diccionario es: “Teoría según la cual los únicos conocimientos
válidos son los que se adquieren mediante las ciencias positivas”; y otra acepción que da
es: “Tendencia a dar excesivo valor a las nociones científicas o pretendidamente
científicas.”
Hay que comenzar a distinguir entre cientificismo y ciencia. Esta última se dedica al estudio
de la realidad empírica mediante una metodología consistente en proponer hipótesis
interpretativas y explicativas, cuya verdad o validez deben ser confirmadas o refutadas
mediante la experimentación.
El cientificismo, por su parte, lo que suele hacer es intentar pasar por verdades científicas
afirmaciones filosóficas; asumidas de forma acrítica y enteramente apriorista. El
dogmatismo del que hace gala el cientificismo, y con el que procede sistemáticamente,
supone todo lo contrario de lo que, en teoría, representa la racionalidad científica:
Dicho con otras palabras: «De la afirmación no conocemos nada que se sitúe más allá de
nuestra experiencia sensible, se pasa fácilmente a la siguiente: no existe nada más allá de
los datos de nuestra experiencia sensible».
Kant se pronunció rotundamente contra este tipo de planteamiento y denunció la falsedad
que encerraba ese salto injustificado. Para Kant, la experiencia nunca puede demostrar que
una causa no exista por el mero hecho de que ésta nunca pueda captarla, lo único que la
experiencia enseña es que no podemos percibirla: «¿Quién puede demostrar la no existencia
de una causa por medio de la experiencia —dice Kant en la Fundamentación de la
Metafísica de las Costumbres—, cuando ésta no nos enseña otra cosa sino que no
percibimos la causa?».
El cientificismo fuerte plantea que la única manera en que una teoría es verdadera o racional
es si, y sólo si, es una teoría científica o es una proposición científica. Esto significa, que
dicha teoría contenga proposiciones establecidas bajo el método científico, formuladas,
probadas, y experimentadas de acuerdo a la metodología científica apropiada para el caso.
No existe ninguna verdad fuera de las verdades científicas, y aún si existieran, no existe
ninguna razón para creer en ellas.
La palabra “ciencia” se reserva normalmente para aquellas disciplinas que utilizan como
medio de comprobación de sus tesis, las observaciones empíricas —de los sentidos. Las
observaciones empíricas versan sobre fenómenos físicos. Por tanto, las tesis científicas
versan sobre los fenómenos físicos.
Karl Popper, pensador del siglo XX, señala que las teorías científicas no pueden —al
contrario de los que nos enseñaban en el colegio— ser verificadas, sino sólo falsadas. Esto
lo dice al observar que las teorías científicas no se mantienen rígidas en el tiempo, sino que
van siendo superadas por nuevas teorías científicas.
Para que la conclusión sea verdadera, se necesita conocer, en este caso, a todos los gatos,
para ver si es verdad que todos los gatos son negros. De modo que la observación de estos
tres gatos nos da no una verdad, sino una aproximación. A medida que más gatos
observemos, nos aproximaremos más a la verdad. Se suma otra dificultad: aún si sabemos
que todos los gatos son negros, no sabemos si más adelante nacerá otro gato que no sea
negro —por el motivo que sea— o bien si siempre hubo gatos negros o bien, había otro
tipo de gatos antes, por lo que nuestra teoría está sujeta a verificabilidad cada vez que nazca
otro gato.
HUMANISMO CIENTÍFICO
Es así como la cultura humanista debe impregnar el quehacer científico con una serie de
valores esenciales, de respeto al ser humano, a la naturaleza, de integración y no de
sectarismo, de comunicación y divulgación, y no de elitismo científico. Ya que vivimos en
una sociedad individualista (y paradójicamente “globalizada”), caracterizada no tanto por
el “individualismo personal” como por el “individualismo colectivo”.