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Sexto: Que, asimismo es de observar que dicho diagnóstico resulta acorde con el
comportamiento mostrado por el mencionado acusado durante la investigación
preliminar y judicial así como en el juicio oral, donde conforme consta en las
actas de audiencia, se desenvolvió con naturalidad, respondiendo a las
interrogantes formuladas por el Fiscal y Vocales Superiores, quienes por su parte,
tampoco han advertido ninguna anormalidad que haga inferir que dicho acusado
padeciera de enajenación mental; por tales consideraciones, este supremo
Tribunal estima que la sentencia impugnada se ajusta a Derecho.
Lea también: Prueba debe cumplir estos cinco criterios para sustentar
condena [R.N. 1789-2017, Lima]
CONSIDERANDO:
Tercero: Que, por tales hechos, el citado imputado fue instruido y acusado por
delito de violación sexual de menor de edad, en agravio de la mencionada menor,
habiendo quedado acreditada su responsabilidad penal conforme el caudal
probatorio acopiado en autos; entre ellos, la propia admisión por parte del
acusado de los cargos en su contra, indicando de manera detallada y
pormenorizada la forma y circunstancias en que mantuvo relaciones sexuales con
la menor agraviada, quien viene a ser su hija –véase fojas ocho y sesenta y dos–;
versión que se encuentra corroborada con: a) la manifestación policial de la
menor agraviada, quien en presencia de la Fiscal de Familia, sindica al acusado
como el autor del ultraje sexual en su agravio –véase fojas dos–; b) la partida de
nacimiento de la menor agraviada, de la que se infiere que a la fecha en que se
produjo el último ultraje sexual –uno de setiembre de dos mil seis– dicha menor
contaba con doce años y diez meses de edad –véase fojas noventa y seis–; ante lo
cual, se emitió sentencia condenatoria, imponiéndole treinta años de pena
privativa de libertad.
Cuarto: Que, respecto a los agravios manifestados por la defensa del acusado en
su recurso impugnatorio, es de precisar que de la revisión y análisis de los
actuados no se aprecia que el encausado o su defensa hubiesen solicitado la
actuación de una pericia psiquiátrica para determinar la salud mental del
implicado, advirtiéndose en cambio que la supuesta enajenación mental aducida
por el impugnante, fue mencionada recién al momento de formular su alegato
final.
Quinto: Que, por otra parte, es de observar que en autos no existe documento
médico alguno que haga inferir que el procesado tuviera deteriorada su salud
mental; por el contrario, en autos existe un Protocolo de Pericia Psicológica
practicada al acusado, el mismo que concluye que “no se aprecian indicadores
psicopatológicos que interfieran en la percepción de su realidad” –véase fojas
ochenta y nueve–.
Interviene el señor Vocal Supremo Zecenarro Mateus por licencia del señor
Vocal Supremo Rodríguez Tineo.
S.S.
VILLA STEIN
SANTOS PEÑA
ROJAS MARAVÍ
CALDERÓN CASTILLO
ZECENARRO MATEUS