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TRABAJO DE INVESTIGACION

ALUMNO. Mamani Almirón, Elmer Francisco 6to (C)

TEMA: EXTINCION DEL CARGO DE ALBACEA

I. TEORICA SUSTANTIVA.
1. Análisis de la institución.
a) CONCEPTO.
Un albacea es la persona jurídica o natural designada por el testador
para asegurar el cumplimiento de sus disposiciones de última voluntad.
Es un ejecutor y se les denomina también (mansesor, cabezalero,
fideicomisario)
Echecopar García define Albacea o ejecutor testamentario es la
persona encargada de cumplir, en todo o en parte, la voluntad del
testador.
Para Puig Peña dice que es aquella institución jurídica por cuya virtud
una o más personas, nombradas generalmente por el testador, son
encargadas de vigilar y dar cumplimiento a lo ordenado en el testamento
asegurando así la efectividad de sus disposiciones.
Finalmente, Colin y Capitant afirman que el ejecutor testamentario es
una persona elegida por el difunto en un testamento y encargado del
mandato de asegurar la ejecución de su última voluntad,
particularmente el pago de los legados.

b) NATURALEZA JURIDICA.

Para este punto, no existe uniformidad de criterios entre los diferentes


autores.

1. Mandato

El mandato es sustentado por la doctrina francesa, argentina y


uruguaya, Valverde y Velarde afirma que el albacea testamentario tiene
una misión más parecida al mandatario que a otra institución jurídica.
En esencia, es un encargo que el testador confía a una persona, un
mandatario especial que lo diferencia del mandato común en que este
termina con la muerte del mandante, en cambio el otro inicia con la
muerte del testador, por eso se le califica como un mandato post
mortem. Esta opinión es la más generalizada entre autores calificados
en la doctrina como Planiol, Velez Sarsfield, Gatti y Planck. La
discrepancia radica en determinar si el albacea es mandatario del
albacea o de los herederos.

Por su parte, para Roca Sastre es un mandato especialísimo.

Sin embargo, advertimos que, no obstante existir entre ambas


instituciones notables semejanzas, también hay diferencias que las
separan indiscutiblemente.

 El albaceazgo comienza con la muerte del causante, en cambio,


el mandato concluye con la muerte del mandante (artículo 1801,
inciso, del CC).
 El albaceazgo es un acto mortis causa, mientras que el mandato
es un acto inter vivos.
 El albaceazgo es por esencia revocable, en cambio, el mandato
es revocable (artículos 1808 y 61 del CC). La muerte pone fin a
la persona. Si el albaceazgo comienza a partir de la muerte del
causante, resulta obvia la imposibilidad de la revocación. Sin
embargo, se ha dicho que si bien el testador ya no podría
hacerlo, en cambio los herederos si , lo cual es inexacto, porque
lo único que podrían hacer es solicitar al juez la subrogación del
cargo, su remoción , pero debe fundarse en el dolo o negligencia
de su desempeño y, lo más importante aún , se debe probar. En
cambio, la revocación constituye un acto unilateral que no
requiere fundamentación alguna.
 El cargo de albacea, una vez aceptado, resulta irrenunciable.
Solo cabria la renuncia por causas que determinan su
imposibilidad física o jurídica para continuar desempeñándolo,
razones que deben probarse para que el juez la acepte o
deniegue. En cambio, el mandato es renunciable.
 El cargo de albacea es personal e indelegable, en el mandato,
en cambio, cabe la sustitución verdad que el albacea, en casos
aislados, puede desempeñar algunas funciones mediante
representantes, pero aun en estos casos, siempre será bajo las
órdenes y responsabilidad del albacea.
 La función del albacea se encuentra así íntegramente
determinada por la ley (artículo 787), su naturaleza es
especializada. La del mandatario es formalmente indeterminada,
lo fija el mandante.
 El albaceazgo se constituye unilateralmente y por testamento
(artículos 778 y 779 del CC), El mandato, bilateralmente, porque
es un contrato.
 El mandato puede ser tácito (artículo 1792), el albaceazgo
necesariamente debe hacerse de forma expresa por el testador
(artículo 779).

c) DERECHO COMPARADO:
Cabe señalar finalmente que entre los códigos civiles que lo consideran
un mandato está el de Austria (ARTICULO 816)

d) CARACTERISTICAS DEL ALBACEAZGO.


 Es testamentario, por referencia a la fuente de su institución
(artículo 779 del CC), No solo porque el único que puede nombrar
albacea es el propio causante, sino porque debe hacerlo
observando las formalidades propias del testamento.
 Es voluntario, porque depende de la voluntad exclusiva del
causante el derecho de testar y el de designar albacea. El cargo
no es imprescriptible para la transmisión hereditaria, es pues
potestativo para el testador y también para la albacea, quien es
libre de aceptarlo o no. Además, dicha aceptación puede ser
expresa o tácita.
 Implica confianza. El testador, al designar al albacea, lo hace
indudablemente fundado en las calidades personales de este,
que lo llevan a confiarle el cumplimiento de sus disposiciones de
ultima voluntad. Así, es personalísimo, por eso que el encargo es
indelegable e intransmisible.
 Es intransmisible, ya que la muerte del albacea pone fin a sus
funciones. No se transmite por herencia, razón por la cual
también es personalísimo.
 Es irrenunciable. La aceptación del cargo es voluntaria. Pero una
vez aceptado, no procede la renuncia sino por causas legales
debidamente justificadas y con aprobación judicial.
 Es temporal, porque es un nombramiento limitado en el tiempo
transitorio, mientras no se haga la partición de la herencia, se
cumpla la última voluntad del testador o venza el termino legal,
por renuncia por aprobación judicial o por incapacidad legal o
física que impide el desempeño de su función, o por remoción
judicial o muerte, desaparición o declaración judicial de ausencia
(artículo 796, inciso 1 del CC).
 Es irrevocable. El único que podría revocarlo sería la persona del
testador, porque el lo nombro, pero como el testamento recién se
ejecuta a partir de la muerte de su autor, es lógico que ya no
podrá hacerlo después de su muerte.
 Es remunerado. La función del albacea es remunerada, lo que
resulta justo ya implica el ejercicio de un trabajo que implica
responsabilidad y nadie está obligado a prestar un trabajo sin su
libre consentimiento y la debida retribución implica una
contraprestación.
Para conclusión puedo afirmar que el albaceazgo es un cargo de
naturaleza jurídica sui generis, unilateral. no recepticio, con autonomía
propia regulada por normas específicas de sucesión testamentaria,
cuya misión consiste en velar por el cumplimiento de las disposiciones
testamentarias y el respeto a la validez del testamento, así como por
el de las derivadas de las funciones legales propias de la
administración hasta la partición de la herencia.

Guarda mucha similitud con el mandato sin representación regulado


por el artículo 1809 del CC, por que actúa en nombre propio y no
representa al testador por haber muerto, tampoco a los herederos ni a
los legatarios que no lo han nombrado. Actúa en interés del patrimonio
hereditario para beneficio de los recipiendarios.

e) DERECHOS DEL ALBACEA.


Podemos señalar como derechos del albacea, los siguientes:

 Delegabilidad facultativa de algunas funciones del cargo (artículo


789 del CC). Como sabemos, una de las características
esenciales del albaceazgo y que la diferencia de otras
instituciones es su delegabilidad, porque tiene un carácter
personalísimo.
 Reembolso de gastos. Los gastos de administración en que
incurra el albacea son cargas que deben ser cubiertas con la
propia herencia.
 Remuneración. En nuestro código se señala que el cargo del
albacea es oneroso, a no ser que el testador haya dispuesto su
gratuidad. Señala además que la remuneración no será mayor
del 4 por ciento de la masa liquida y, en defecto de la
determinación por el testador, lo hará el juez, quien también
señalará la del albacea dativo.
 Facultad de exigir el cumplimiento del testamento. La facultad de
exigir a. los herederos el cumplimiento de la voluntad del testador
se presenta durante el ejercicio del albaceazgo y después de
concluido, a no ser que hubiere cesado por renuncia o remoción
judicial (artículo 797 del CC).

f) CONTENIDO DEL ALBACEAZGO.

El albacea en general, tiene fundamentalmente tres clases de


atribuciones:

a) Dar cumplimiento a las disposiciones testamentarias, salvo que


sean contrarias al orden publico y las buenas costumbres, las
leyes o los derechos humanos.
b) Las relativas a la administración de la masa hereditaria, hasta su
liquidación.
c) Velar u defender la validez del testamento. Actúa en interés ajeno
(como es el de los sucesores), pero en cumplimiento de la voluntad
del testador. Esto se desprende de los artículos 778, 788 y 797 del
CC.

Así las atribuciones del albacea están determinadas por el testador y,


en su defecto, las dispuestas por la ley de la materia.

Con respecto a la responsabilidad, el titulo sobre albaceazgo no


contiene nada especifico. Serán aplicables las normas genéricas sobre
inejecución de obligaciones (artículos 1314, 1332del CC). El albacea
también responderá por los perjuicios ocasionados por dolo o culpa de
quienes actúan bajo su dependencia (artículo 789 del CC).

g) CAUSALES DE EXTINCIÓN DEL CARGO DE ALBACEA.


1. Por haber transcurrido dos años desde su aceptación, salvo el
mayor plazo que señale el testador, o que conceda el juez con
acuerdo de la mayoría de los herederos.
2. Por haber concluido sus funciones.
3. Por renuncia con aprobación judicial.
4. Por incapacidad legal o física que impida el desempeño de la
función.
5. Por remoción judicial, a petición de parte debidamente
fundamentada.
6. Por muerte, desaparición o declaración de ausencia

Comentario Augusto Perrero Costa: La apertura de la sucesión está


determinada por el fallecimiento del causante; pues, a tenor de lo
prescrito en el artículo 61, la muerte pone fin a la persona. De acuerdo
con lo dispuesto en el artículo 660, la trasmisión hereditaria se produce
desde el momento de la muerte, habiendo enfatizado el actual Código
el concepto, pues el Código de 1936 expresaba únicamente la frase
"desde la muerte':

La consecuencia concomitante del hecho mismo de la apertura es la


trasmisión sucesoria. Como bien acota Loewenwater, la sucesión
por causa de muerte no transfiere, sino que transmite. Con el
fallecimiento se produce, al mismo tiempo, la apertura de la sucesión y
la trasmisión de los bienes de la herencia. El artículo 3282 del Código
argentino señala que la sucesión o el derecho hereditario se abre, tanto
en las sucesiones legítimas como en las testamentarias, desde la
muerte del autor de la sucesión, o por la presunción de muerte en los
casos prescritos por la ley. Dalmacio Vélez Sarsfield, autor de dicho
Código, en su nota al artículo citado señala que la muerte, la apertura y
la trasmisión de la herencia se causan en el mismo instante, no
existiendo entre ellas el menor intervalo de tiempo. En consecuencia,
son indivisibles.
Existen tres formas de adquisición de la herencia: ipso iure, al momento
de la apertura de la sucesión; mediante aceptación; y por declaración
judicial. El Código italiano, en su artículo 459, consagra la segunda
forma, tomada del Derecho Romano. En éste existía la institución de la
herencia yacente, mediante la cual el heredero no adquiría la posesión
por ministerio de la ley sino mediante su aceptación. "Se admitía
por esto, que la herencia yacente continuaba poseyendo para el
heredero los bienes del difunto, evitándose una interrupción de la
posesión", nos dice Meza Barros. Otros códigos, como el chileno
(artículo 1240), consagran esta figura. Modernamente, no tiene razón
de ser, pues la adquisición de la herencia opera ipso iure desde la
muerte del causante, aunque el heredero ignore el hecho. No hay
solución de continuidad entre la tenencia del causante y del heredero.
Se justifica cuando, como en Italia, la herencia se adquiere con la
aceptación y no de acuerdo con la saisine; o sea, desde la delación
hasta la adición de la herencia.

La trasmisión sucesoria debe entenderse con todos los bienes y


obligaciones de las que el causante es titular al momento de su
fallecimiento; vale decir, con todo el activo y con todo el pasivo
sucesoral, tal como lo determina el artículo 660, hasta donde alcancen
los bienes de la herencia, por orden del artículo 661.

El artículo 660 repite la mención de bienes y derechos del Código


derogado. Podría pensarse que bastaba referirse a unos o a otros,
pues los derechos son bienes, y éstos a su vez están representados
por aquéllos. Arias Schreiber es de opinión que la norma adolece de un
defecto de orden técnico, ya que se refiere a los bienes y derechos,
siendo así que estos últimos no son sino una especie de los primeros.
Sin embargo, la redacción resulta acertada pues los bienes están más
identificados con lo patrimonial; no así los derechos. En efecto, así
como existen derechos patrimoniales que no se trasmiten como el
usufructo y la renta vitalicia, hay derechos no patrimoniales que son
susceptibles de trasmisión, como es, por ejemplo, el derecho a aceptar
o renunciar a la herencia (artículo 679). Por tanto, no existe tal
redundancia. Además, la pluralidad de conceptos se justifica por ser
más expresiva y frecuentemente empleada en la legislación y la
doctrina. Por otro lado, hay derechos difíciles de definir que se trasmiten
por herencia, como los derechos al patrimonio de la comunidad
conyugal, que en nuestro concepto son reales, aunque obviamente no
se trasmite la condición de miembro de ella. Igual ocurre con los
derechos de autor, que son personales.

Comentando el Código español, cuya referencia a los derechos es igual


que en el nuestro, Albaladejo opina que dicha expresión, aunque
literalmente no se reduce a los patrimoniales, se deduce del contexto
de la norma que solo se refiere a éstos, con lo que se vería la limitación
del precepto a los derechos y obligaciones constitutivos del patrimonio.

Otro derecho no patrimonial que se trasmite es el de decidir algunas


cuestiones como los funerales. Planiol y Ripert expresan que se ha
llegado a preguntar si el derecho de sucesión y los principios que rigen
la vocación hereditaria no debían ser aplicados para resolver también
ciertos conflictos de carácter particular como el mencionado, su carácter
civil y religioso, su forma, inhumación o incineración, lugar donde deban
reposar las cenizas, etc. En efecto, el testador puede haber instituido
un heredero voluntario que excluye a sus herederos legales; los
cuales son apartados a pesar del vínculo de sangre. Los juristas citados
se inclinan por que la intención del difunto regule la situación, citando
jurisprudencia francesa en ese sentido.

El artículo 660 se refiere a aquellos bienes que constituyen la herencia,


que son los trasmisibles. Los intrasmisibles, por ser derechos o atributos
de la personalidad, se extinguen con la muerte del titular, como son el
derecho al nombre, al honor, a la libertad, a la integridad física que son
los bienes denominados innatos, la renta vitalicia, el mandato, los
alimentos, algunas obligaciones tributarias, la habitación y los
derechos políticos. Existen algunos derechos, como el caso de los
títulos nobiliarios, que siendo trasmisibles no forman parte de la
herencia. Incluso, en este caso, se reciben por derecho de sangre y no
por derecho de herencia, "y el sucesor se entiende que lo es del que
primeramente recibió la gracia del título, no del último tenedor", como
señala Albaladejo. Tratándose de copropiedad, existe una de
carácter singular, en la que una persona resulta el titular del continente
y otra del contenido. Se trata de cartas sobre cuyo texto el remitente
conserva los derechos de autor y el destinatario la propiedad del
material escrito, pudiendo éste, como señala De Gásperi, destruirlo en
virtud de su poder de hecho sobre la carta. Obsérvese que entre los
derechos intrasmisibles se encuentran derechos incluso patrimoniales,
y entre los derechos trasmisibles, otros que no son patrimoniales.

Con más propiedad, el actual Código se refiere a los sucesores, en


lugar de a "aquéllos que deben recibirla", como prescribía el Código
anterior. Vale decir, alude a los herederos y legatarios llamados a
recoger la herencia.

Como en el caso de los derechos, las deudas a que se refiere son


únicamente las trasmisibles, pues las personalísimas no son objeto de
trasmisión, tal como lo expresan los artículos 188, 1218 Y 1363.

2. Base legal.
ARTICULO 796 El cargo de albacea termina:
1. Por haber transcurrido dos años desde su aceptación, salvo el
mayor plazo que señale el testador, o que conceda el juez con acuerdo
de la mayoría de los herederos.
2. Por haber concluido sus funciones.
3. Por renuncia con aprobación judicial.
4. Por incapacidad legal o física que impida el desempeño de la función.
5. Por remoción judicial, a petición de parte debidamente
fundamentada.
6. Por muerte, desaparición o declaración de ausencia.

CONCORDANCIA: C.C. arts. 43, 44, 47, 49, 61, 63, 183, 184, 785, 795,
1210

3. Jurisprudencia vinculada al tema.


 "Desde la muerte de una persona se trasmiten la propiedad y la
posesión de los bienes a aquellos que deben recibir/os" (Exp.
N° 78173Ica, Resolución Suprema del 20/09/73, Zárate del Pino,
Juan, "Curso de Derecho de Sucesiones", p. 21).
 "La trasmisión sucesoria se produce desde la muerte del causante.
Los herederos deben probar su calidad de tales con el título
sucesorio correspondiente, testamento o declaración judicial de
herederos" (Cas. N° 118297Loreto, El Peruano, 18/07/98, p. 1472).
 "La persona que no ha sido reconocida por su presunto causante
no puede ser declarada heredera" (Exp. N° 98395Ancash,
Ramírez Cruz, Eugenio, "Jurisprudencia Civil y Comercial", p.
255).
 "Para el pronunciamiento sobre el fondo del asunto (acción petitoria
de herencia), desde luego, no es óbice la existencia de
dos declaratorias de herederos respecto de un mismo
causahabiente, pues, en todo caso, estando a
las previsiones contenidas en el segundo parágrafo del citado
dispositivo legal (artículo seiscientos sesenticuatro del Código Civil,
referido a la acumulación de la acción petitoria con la de declaración
de heredero en caso de preterición de derechos del accionante), no
hay inconveniente para calificar la vocación hereditaria de
las partes respecto al de cujus..." (Exp. N° 24696 del 22/04/1996
Cuadernos Jurisprudenciales N° 19. Gaceta Jurídica. Lima, Enero
2003. p. 56).
 "Desde el momento de la muerte de una persona, los bienes,
derechos y obligaciones que constituyen la herencia se transmiten
a sus sucesores. No hay necesidad de más documento que el
testamento o la declaratoria judicial de herederos, para que todos
los bienes que eran de titularidad del causante al momento de su
deceso, sean transferidos a favor de sus herederos" (Exp.
N° 177698 de/19/11/1998. Cuadernos Jurisprudenciales N° 19.
Gaceta Jurídica. Lima, Enero 2003. p. 23).
 "El artículo seiscientos sesenta del Código Civil señala que la
condición de heredero se adquiere a la muerte del causante,
consecuentemente la resolución judicial de declaratoria de
herederos solo es declarativa de derechos y obligaciones, mas no
constitutiva de los mismos" (Cas. N° 85096 de/24/06/1997.
Cuadernos Jurisprudenciales N° 19. Gaceta Jurídica. Lima, Enero
2003. p.50).
 "En los casos de transferencias de bienes gravados con el impuesto
predial que ocurran por la muerte de una persona, el
Registrador Público se encuentra obligado a requerir que se
acredite el cumplimiento del pago del referido impuesto" (Res.
N° 0642003SUNARP TRL E/ Peruano 05/06/ 2003, p. 245498).

4. Plenos de la corte suprema y/o Tribunal Constitucional.


(Exp. N° 78173Ica, Resolución Suprema del 20/09/73, Zárate del Pino,
Juan, "Curso de Derecho de Sucesiones", p. 21).

En esta resolución suprema se concluyó “Desde la muerte de una persona


se trasmiten la propiedad y la posesión de los bienes a aquellos que deben
recibirlos".
II. REDACTAR UNA DEMANDA EN FORMA CON ANEXOS.

ALBACEA TESTAMENTARIO CASO: ADMINISTRADOR DE INMUEBLE


DEJADO EN HERENCIA
Las personas naturales pueden disponer de parte o todo su patrimonio en
vida, así como pueden dejar establecido como se van a disponer de sus
bienes luego de su fallecimiento a través del testamento.

Entonces, vía testamento puede encargarse al albacea o albaceas, siendo


éstos personas naturales o jurídicas, el cumplimiento de las disposiciones de
la última voluntad.

El artículo 778º del Código Civil peruano define el concepto de albacea,


señalando que el testador puede encomendar a una o varias personas, a
quienes se denomina albaceas o ejecutores testamentarios, el cumplimiento
de sus disposiciones de última voluntad.

Entonces se debe entender por albacea a aquella persona que se designa


como el administrador de uno o más bienes (que pueden ser inmuebles) en
un procedimiento de sucesión testamentaria, vale decir en un testamento.
Cabe precisar que en nuestro país existen dos formas de heredar: la
sucesión testamentaria (cuando el causante ha dejado un testamento), y la
sucesión intestada (cuando el causante no dejó testamento antes de su
muerte).

¿QUÉ PUEDE HACER EL ALBACEA?

El albacea es la persona designada por el testador para ejecutar las


disposiciones testamentarias bastando su sola intervención en los actos
destinados a dar cumplimiento al testamento, por ejemplo la formalización
del reglamento interno, independización del predio, formalizar la
transferencia de propiedad hecha por el testador en vida, entre otros.
En principio, el encargo del albacea es indelegable; solo en
casos justificados puede encargarse a terceros, lo cual queda librado al libre
arbitrio del albacea, siendo éste responsable por la naturaleza del caso y la
conveniencia de la delegación. Debe indicarse que este acto no corresponde
ser calificado por el Registro.

En caso que no se haya designado albacea, tomando en cuenta el artículo


792º del Código Civil, sus atribuciones serán ejercidas por sus herederos,
pudiendo incluso enajenar bienes.

OBLIGACIONES DEL ALBACEA

El Código Civil en su Art. 787º dispone como obligaciones del albacea


atender a la inhumación del cadáver del testador o a su incineración si éste
lo hubiera dispuesto así.

Inicialmente la inhumación y los temas análogos serán vistos por el cónyuge


del difunto, sus descendientes, ascendientes o hermanos, de manera
excluyente, salvo que se le haya facultado de forma expresa.

Asimismo, puede ejercitar las acciones judiciales y extrajudiciales para la


seguridad de los bienes hereditarios; hacer inventario judicial de los bienes
que constituyen la herencia, con citación de los herederos, legatarios y
acreedores de quienes tenga conocimiento.

De igual forma, administrar los bienes de la herencia que no hayan sido


adjudicados por el testador, hasta que sean entregados a los herederos o
legatarios, salvo disposición diversa del testador; pagar las deudas y cargas
de la herencia, con conocimiento de los herederos; pagar o entregar los
legados; vender los bienes hereditarios con autorización expresa del
testador, o de los herederos, o del juez, en cuanto sea indispensable para
pagar las deudas de la herencia y los legados.
Finalmente, procurar la división y partición de la herencia, cumplir los
encargos especiales del testador; sostener la validez del testamento en el
juicio de impugnación que se promueva, sin perjuicio del apersonamiento
que, en tal caso, corresponde a los herederos.

ACTO INSCRIBIBLE

Actualmente dentro del Reglamento de Inscripciones de los Registros de


Testamentos y de Sucesiones Intestadas, aprobado mediante Resolución N°
156-2012-SUNARP/SN en el artículo 8, literal d) se puede inscribir el
nombramiento del albacea, así como sus facultades.

EXTINCIÓN

Finalmente, el cargo de albacea termina por: haber transcurrido dos años


desde su aceptación (salvo el mayor plazo que señale el testador, o que
conceda el juez con acuerdo de la mayoría de los herederos), por haber
concluido sus funciones, o por renuncia con aprobación judicial.

Así también, por incapacidad legal o física que impida el desempeño de la


función; por remoción judicial, a petición de parte debidamente
fundamentada; por muerte, desaparición o declaración de ausencia.

Debe tenerse en cuenta que en caso de traslado de las inscripciones sobre


remoción de albacea obrantes en el Registro de Testamentos, es
improcedente el traslado al Registro de Predios.

1. Demanda.
III. MEDIDA CAUTELAR MAS IDONDEA AL CASO
1. Medida cautelar.
2. Análisis de idoneidad.

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