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del solicitante, circunstancia ésta que fue cumplida en los términos detallados en
el párrafo precedente.
Entonces, es lisa y llanamente inconcebible la decisión de
remitir copias al país del cual proviene quien pretende el refugio pues soslaya los
principios aludidos y dispara los riesgos que justamente el instituto internacional
pretende neutralizar.
Ergo, no puede sino revocarse el punto II del resolutorio
cuestionado.
III.-
La presente causa se inició a raíz de la denuncia formulada
por el pretenso querellante, quien manifestó que a raíz de su militancia política y
su participación como dirigente de movimientos estudiantiles en el ámbito
universitario de su país, recibió intimidaciones por parte de fuerzas oficiales y
paramilitares, como así también amenazas de muerte que lo llevaron a trasladarse
a la Argentina y solicitar refugio político. En ese contexto destacó a un grupo en
particular denominado “Águilas Negras” quienes, una vez instalado en este país,
le habrían dirigido una nueva amenaza.
El a quo sostuvo que nuestro régimen penal adopta el principio
de territorialidad de la ley penal con la consecuente aplicación del poder punitivo
estatal sólo en los casos en que la conducta ilícita ocurra en el ámbito del territorio
donde el Estado es soberano, sin perjuicio de la nacionalidad de los sujetos
intervinientes en el hecho en cuestión (art. 1 del código de fondo).
Agregó el Magistrado que excepcionalmente puede dejarse de
lado este principio cuando la naturaleza de los bienes dañados o los intereses
jurídicos afectados lo justifiquen, circunstancias éstas que a su criterio no
comprendían el caso de marras.
Además, entendió que toda medida probatoria tendiente al
esclarecimiento de los hechos debía realizarse en territorio colombiano por ser el
lugar donde operaría el grupo “Águilas Negras”.
Tras un análisis de las constancias agregadas al presente
sumario, no comparto el razonamiento efectuado por el juez de grado.
Al respecto cabe señalar que efectivamente el código
sustantivo recepciona como criterio rector de aplicación de la ley penal en el
espacio el principio de territorialidad, mas –y no a manera de excepción- sostiene
también la aplicación de los principios real o de defensa o de protección de los
intereses (art. 1 incisos 1 y 2 del Código Penal de la Nación), además de
completarse el panorama con los principios de jurisdicción universal y el
novedoso, para el derecho penal, principio del domicilio del actor que incorpora el
artículo 3°, inciso “c” de la ley 26.200.
Esto sin dejar de considerar que en la cúspide normativa se
regula el principio de jurisdicción universal en el artículo 118 de la Constitución
Nacional (v. C.S.J.N. M. 2333. XLII. “Mazzeo, Julio Lilo y otros s/ rec. de
casación e inconstitucionalidad”, consid. 35).
Ahora bien, respecto de la aplicación del principio de
territorialidad, un conflicto a resolver es cuál debe entenderse por el lugar de
“comisión” del delito. Al respecto se han ensayado diversos criterios: el de la
voluntad, el del resultado y por último el receptado por nuestra dogmática y
jurisprudencia, el de la ubicuidad.
En relación con el último de los criterios el Ministerio Público
Fiscal ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, afirmó que “…en los
llamados ‘delitos a distancia’, es decir, en todos aquellos hechos en que los
diferentes pasos del iter criminis no se producen en el mismo lugar, la adopción
del criterio de ubicuidad para establecer el lugar de comisión de los hechos
supone como consecuencia…que el delito deba reputarse cometido tanto en el
lugar donde comenzó la ejecución como en el lugar donde se hubiera consumado
(Fallos:313:823 y 321:1226)…” (Competencia n° 1497.XL, “Moraleja, Christian
Néstor s/tentativa de extorsión”).
Paralelamente, entendió que el criterio de la ubicuidad “… es
el más adecuado a las finalidades perseguidas por el art. 102 [actual 118] de la
Constitución Nacional y los arts. 3°, inc. 3°, de la ley 48 y 23, inc. 3° y 36 del
Poder Judicial de la Nación