Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
básicos para
el análisis del
mercado de
trabajo
Definiciones, indicadores y fuentes de
información
Elisabeth Motellón
Sandra Nieto
PID_00227027
© FUOC • PID_00227027 Indicadores básicos para el análisis del mercado de trabajo
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada,
reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea éste eléctrico,
químico, mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita
de los titulares del copyright.
© FUOC • PID_00227027 Indicadores básicos para el análisis del mercado de trabajo
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 7
Bibliografía................................................................................................. 51
© FUOC • PID_00227027 5 Indicadores básicos para el análisis del mercado de trabajo
Introducción
Para ello, en el primer apartado se definen los términos más relevantes vincu-
lados con dos aspectos esenciales en el análisis laboral: la cantidad del trabajo,
sin obviar su calidad, y su precio. Es decir, aquellos conceptos que permiten
describir la estructura de la fuerza de trabajo y el precio que pagan los emplea-
dores por disponer del factor trabajo, que no es otra cosa que la remuneración
que obtienen los individuos por la prestación de sus servicios, su salario. Adi-
cionalmente, se introduce el concepto de costes laborales, tanto por su impor-
tancia económica como para establecer su diferencia respecto a los salarios.
Una vez se ha concretado a qué nos referimos con cada uno de los conceptos
que comúnmente se emplean para describir la realidad laboral, nos centrare-
mos en aquellos indicadores que permiten medir esta realidad. Así, el segundo
apartado presenta los principales indicadores específicos para la cuantificación
del mercado de trabajo, tales como tasas de actividad, ocupación, desempleo,
temporalidad, etc. Dentro de este apartado, y debido a su extensa utilización
en el análisis económico y social, también se analizarán aquellas medidas que
habitualmente se emplean para cuantificar la desigualdad, como son la curva
de Lorenz y el índice de Gini.
relación con el mercado de trabajo, así como otras variables de interés, como
aquellas que describen los puestos de trabajo o la situación de desempleo de
los parados.
© FUOC • PID_00227027 7 Indicadores básicos para el análisis del mercado de trabajo
Objetivos
Así, nos encontramos que los conceptos relacionados con la actividad, el em-
pleo y el desempleo que utiliza la Encuesta de población activa (EPA)1 para cla-
sificar a la población española en edad de trabajar en función de su situación
respecto al mercado de trabajo, y está basada en las recomendaciones aproba-
das por la OIT en la XIII y XVI Conferencia Internacional de Estadísticos de
Trabajo (Ginebra, 1982 y 1998, respectivamente).
(1)
La Encuesta de población activa (EPA) es la encargada de obtener datos de la fuerza
de trabajo, sus categorías, así como de la población ajena al mercado de trabajo para la
economía española. Esta encuesta proporciona información para la Encuesta de fuerza de
trabajo europea (LabourForceSurvey) y será analizada con mayor detalle en el apartado
3.5 de este módulo.
Edad mínima
La edad mínima para trabajar varía entre países. Así, por ejemplo, el grupo de edad es-
tándar para la Unión Europea son individuos de más de 15 años. Las excepciones son: 16
y más años en España, Suecia (hasta 2001) y Reino Unido; de 15 a 74 años en Dinamarca,
Estonia, Hungría, Letonia, Finlandia, Suecia (desde 2001 en adelante) y Noruega (desde
2006 en adelante), y 16-74 años en Islandia y Noruega (hasta 2005). Es necesario tener
presente este aspecto al realizar comparaciones internacionales.
Son las personas en edad de trabajar (16 años o más) que durante el periodo de
referencia –una semana para la EPA– han realizado algún trabajo, aunque sea
por una hora a la semana, por un salario, beneficio o ganancia familiar. O que
no estaban trabajando pero tenían un empleo o un negocio del que estaban
temporalmente ausente por causas como enfermedad, vacaciones, conflicto
laboral o por recibir educación o formación.
• Con empleo y trabajando como mínimo una hora a la semana para la con-
secución de retribución salarial, beneficio empresarial o ganancia familiar,
ya sea en metálico o en especie.
• Con empleo pero sin trabajar aunque manteniendo un fuerte vínculo con
su puesto de trabajo. Así, para que un individuo ausente de su trabajo du-
rante el periodo de referencia sea considerado como ocupado, este ha de
poder reincorporarse a la empresa y ha de percibir algún tipo de retribu-
ción. Las situaciones más comunes son: vacaciones, enfermedad, permisos
de maternidad, suspensión por expediente de regulación de empleo, si los
individuos creen en su reincorporación, estudiantes y aprendices que tra-
bajan por una remuneración, etc.
Según esta definición la percepción de retribución y tener un vínculo fuerte con el traba-
jo en el periodo de referencia son requisitos imprescindibles para ser considerado como
ocupado. Es por ello que son excluidos de este grupo aquellos individuos que realicen
alguna actividad por la que no obtienen un lucro. Por ejemplo, personas que cuidan de
su hogar o de familiares, prestan servicios sociales o realizan actividades benéficas, siem-
pre que no perciban remuneración por ello. Tampoco serán clasificados como ocupados
los trabajadores estacionales, ocasionales o discontinuos en aquellos periodos de menor
actividad que no hayan trabajado la semana de referencia.
Periodo de referencia
riodo de referencia de una semana, dado que este es el empleado por la EPA –“semana
anterior a entrevista”. Es importante considerar este periodo tanto para la interpretación
de la información, como para la realización de comparaciones con datos provenientes
de distintas fuentes.
(2)
a)�Trabajadores�por�cuenta�propia. Estos incluyen a empleadores, empresa- Trabajan sin un salario reglamen-
2 tado en la empresa de un familiar
rios sin asalariados y trabajadores independientes, ayudas familiares y miem- con el que conviven.
bros de cooperativas3.
(3)
Individuos que trabajan en las
cooperativas de las cuales son so-
b)�Trabajadores�por�cuenta�ajena�(asalariados). Estos pueden, a su vez, sub- cios, incluyendo las sociedades
dividirse en diferentes categorías. Las más relevantes son: anónimas laborales.
• En función del control del sector, encontramos asalariados del sector pú-
blico4 y asalariados del sector privado.
(4)
Son considerados asalariados del sector público tanto los funcionarios como el perso-
nal laboral. Este punto es especialmente relevante cuando se consideran determinados
datos. Por ejemplo, si estamos interesados en analizar los afiliados a la Seguridad Social,
como aproximación de la fuerza de trabajo ocupada en una economía, es importante
considerar que es posible que muchos individuos no estén recogidos en sus datos admi-
nistrativos o encuestas dado que algunos funcionarios no cotizan en el Régimen General
de la Seguridad Social.
Condición de parado
2)� En� busca� de� trabajo. Supone la adopción de medidas concretas para la
búsqueda de un trabajo por cuenta ajena o que hayan realizado gestiones para
establecerse por su cuenta en el periodo de referencia –este periodo en la EPA
son las cuatro semanas precedentes a la entrevista–. Por tanto, que hayan rea-
lizado lo que se denomina búsqueda activa o efectiva de empleo.
• Estar en contacto con una oficina pública, o privada, de empleo con el objetivo de
encontrar trabajo.
• Buscar terrenos, locales o material, así como realizar gestiones para obtener permisos,
licencias o recursos financieros para trabajar por cuenta propia.
Este reglamento, si bien no cambió la definición formal de parado, ocasionó que las cifras
del desempleo se redujeran sustancialmente en España, ya que muchos parados pasaron
a ser considerados como inactivos en la EPA a pesar de no haberse modificado su situa-
ción laboral. La modificación más significativa que provocó esta “desaparición” de para-
dos fue la obligatoriedad de que la inscripción en las oficinas públicas de empleo fuera
con el objetivo de encontrar un trabajo y, por tanto, la mera inscripción en estas como
demandante de empleo, válida por tres meses, dejó de ser considerada como medida de
búsqueda activa de empleo en 2002.
El siguiente gráfico muestra el número de parados, por tramos de edad, con la definición
de búsqueda activa de empleo vigente hasta 2002 (datos publicados) y con la definición
aportada por el Reglamento (CE) n.º 1987/2000 (Datos EPA 2002). En cifras absolutas, si la
EPA anual para 2001 hubiese calculado los desempleados aplicando los nuevos requisitos
de búsqueda efectiva de empleo, en ese año se hubieran contabilizado algo menos de
medio millón de parados (480.000, aproximadamente).
© FUOC • PID_00227027 16 Indicadores básicos para el análisis del mercado de trabajo
En el caso de que un individuo esté hospitalizado y sin posibilidad de ser dado de alta en
las próximas dos semanas, la EPA lo computará como inactivo y no como desempleado,
aunque cumpla las condiciones de estar sin trabajo y en búsqueda de empleo.
Los inactivos son aquellas personas que no han sido clasificadas ni co-
mo ocupadas ni como paradas.
Una de las cuestiones interesantes que se derivan de esta definición es que la presencia de
enfermedad no es condición suficiente para clasificar dentro de este colectivo, sino que
además se debe demostrar que la limitación que implica la patología afecta a la capacidad
de trabajar del individuo. Así, el mayor o menor grado de exigencia en el reconocimiento
de esta afectación puede modificar las cifras de inactividad y actividad en una economía.
d)�Perceptores�de�pensión�distinta�a�la�de�jubilación�o�prejubilación. Se
incluirían, por ejemplo, las personas que perciben una pensión por invalidez.
© FUOC • PID_00227027 18 Indicadores básicos para el análisis del mercado de trabajo
El reparto desigual de las tareas domésticas y de las cargas familiares entre hombres y
mujeres provoca que haya un mayor porcentaje de mujeres en esta categoría. Es por ello
que la inactividad es una cuestión de estudio de mayor interés para el colectivo feme-
nino, por lo que se ha convertido en uno de los tópicos más analizados desde diferentes
disciplinas y, sobre todo, desde la economía laboral. Los resultados de los modelos empí-
ricos señalan que los determinantes para explicar la participación laboral de las mujeres
son, fundamentalmente, el estado civil, las cargas familiares y el nivel de estudio. Así,
en líneas generales, la existencia de niños menores tiene un efecto negativo sobre la pro-
babilidad de participación de las mujeres en el mercado de trabajo, como el hecho de
tener en el hogar adultos dependientes que requieren de cuidados. Las mujeres casadas
y viudas presentan mayor propensión a la inactividad que las solteras o divorciadas. Por
otro lado, la educación favorece la participación, de modo que a medida que se aumenta
el nivel de estudios de la mujer menor es su probabilidad de estar en la inactividad. Es
por ello que cuando se realizan medidas para incentivar la participación de este colectivo
se hace hincapié en la necesidad de invertir en, por ejemplo, guarderías, centros de día
para adultos dependientes o educación.
(5)
f)�Personas�que�realizan�actividades�de�tipo�benéfico�sin�percibir�ningún Los trabajadores familiares no re-
munerados (ayudas familiares) son
tipo�de�remuneración. Por ejemplo, participan en trabajos sociales, grupos de
considerados ocupados dentro de
voluntarios o tareas similares, siempre que no sean consideradas como ayudas la categoría de trabajadores por
cuenta propia.
familiares5.
Por ejemplo, tenemos una persona que percibe una pensión de jubilación y, simultánea-
mente, estudia un máster. En este caso, ¿cómo la clasificamos?, ¿como inactiva por ju-
bilación?, ¿como estudiante?, ¿la contabilizados dos veces? Para evitar este tipo de cues-
tiones las encuestas determinan alguna regla de clasificación que permita ubicar a cada
individuo, de manera inequívoca, en un único tipo de inactividad. Por ejemplo, la EPA
establece un orden de preferencias en función de la edad de la persona. Si tiene 40 o
más años el orden de las categorías es el mismo en el que se han presentado en este
módulo (a>b>c>d>e>f>g). Pero para los menores de 40 años el orden de preferencia es
b>c>d>e>f>g>a. Siguiendo estas reglas, la persona de nuestro ejemplo sería clasificada
como estudiante si es menor de 40 años y como jubilado si su edad es igual o superior
a 40 años.
viii. Están a la espera del resultado de gestiones para encontrar empleo que
realizaron en el pasado.
El salario es el precio que se paga por el recurso trabajo, que es ofertado por
los individuos y demandado por las empresas. Sin embargo, podemos calificar
al salario como un precio “especial”, ya que tiene una dimensión�social de
la que carece el precio de cualquier otra mercancía. Básicamente, porque el
salario determina la posición social de la mayoría de los trabajadores y de sus
familias. Y aunque no se puede obviar que los salarios representan un coste
para la empresa, supone la principal fuente de renta de cualquier economía.
el Índice de precios al consumo (IPC). Por este motivo, la variación del salario
real en un periodo (por ejemplo, en un año) solo recoge el cambio en su poder
adquisitivo.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta anual de estructura salarial (INE) y del Índice de precios al
consumo (INE).
Si empleamos las ganancias nominales, obtenemos que los salarios medios se han incre-
mentado poco más de un 3,7% entre 2008 y 2013. Sin embargo, si realizamos el mismo
cálculo utilizando las ganancias reales, se obtiene que la evolución real de los salarios
indica un descenso medio de, prácticamente, un 4,7%. Esta diferencia se debe a que el
análisis de la variación nominal no tiene en cuenta la evolución de la inflación. Así, y
aunque los salarios medios entre 2008 y 2013 se hayan incrementado un 3,7% de media,
los precios han aumentado en, aproximadamente, un 8,4%, ocasionando que el aumen-
to del poder adquisitivo de los trabajadores (variación de su salario real) se haya visto
mermado un 4,7%.
2)� Salario� neto� (SN): son las ganancias de las que dispondrá el trabajador
tras haber sido descontadas las cotizaciones a la Seguridad Social a cargo del
trabajador y el impuesto personal.
SN = SBr – SS – IRPF
Por ejemplo, imaginemos que cuando analizamos los salarios netos entre hombres y mu-
jeres con idénticas características laborales y productivas –igual ocupación, sector, tipo
de contrato, nivel de estudios, etc.– nos encontramos con la existencia de una brecha
salarial favorable a los hombres. Como hemos empleado para nuestro análisis el salario
neto, no podemos garantizar que esta brecha esté vinculada con discriminación salarial
contra el colectivo femenino. Así, es posible que en este caso hombres y mujeres perci-
ban idéntico salario por su trabajo, pero que se den entre los colectivos unas diferencias
personales que motiven que las mujeres tengan, por ejemplo, mayores retenciones de
IRPF o un menor número de hijos a su cargo.
El salario mínimo profesional (SMI) lo fija cada año el Gobierno mediante real decreto.
Este salario representa la retribución mínima que debe recibir un trabajador por jornada
completa con independencia de sus características personales o laborales. Por tanto, es el
mismo con independencia de la edad, sexo o nacionalidad del trabajador, y para todos
los tipos de contrato, ocupación o sector de actividad.
(6)
Empleamos la denominación coste laboral total (CLT) cuando hacemos referencia al
coste del toda la plantilla de trabajadores, y coste laboral (CL) cuando hacemos referencia
a un único trabajador. Por tanto, el coste laboral es el cociente entre el coste laboral total
soportado por una empresa y el número total de empleados en dicha empresa.
• Prestaciones sociales directas que incluyen los pagos que el empleador rea-
liza directamente al trabajador, o antiguo trabajador, o a su familia para
asistirle ante determinadas circunstancias como, por ejemplo, incapacidad
temporal, muerte y supervivencia, invalidez, etc.
CL = SBr + SSE + OC
Sin embargo, hay que tener presente que los empresarios pueden beneficiarse
de todo un conjunto de ayudas y subvenciones públicas (SUB). Por tanto, pa-
ra obtener el coste laboral total neto, debemos deducir a los componentes de
coste las diferentes subvenciones recibidas por las administraciones públicas.
Estas subvenciones son un conjunto de reembolsos que recibe el empleador
procedente de los organismos públicos y, como son de signo negativo, redu-
cen el coste laboral total bruto. Las más relevantes son las subvenciones a la
contratación, subvenciones en las cotizaciones a la seguridad social, subven-
ciones a la formación profesional y las deducciones fiscales.
Hasta ahora nos hemos referido a los costes laborales en su valor nominal, pero
¿es este realmente el coste real que le supone a un empresario la utilización
del factor trabajo? La respuesta es no, ya que no hemos tenido en cuenta la
productividad de los trabajadores. Ante un mismo coste laboral total, el coste
efectivo o real que soporta un empresario por el empleo del factor trabajo
se reduce a medida que se incrementa la productividad del citado factor. Por
tanto, podemos afirmar que existe una relación inversa entre el coste laboral
real de un trabajador y su productividad. El indicador que mide este coste real
es el denominado coste laboral unitario (CLU).
tervienen las propias características de este factor trabajo –como su nivel de capital hu-
mano, por ejemplo, su educación, experiencia, antigüedad, etc.– pero también otros fac-
tores como el capital y la tecnología. Esta productividad del factor trabajo puede medirse
desde diferentes perspectivas, aunque lo más habitual es emplear la productividad por
ocupado y la productividad por hora trabajada, calculadas a partir del cociente entre el
valor añadido y las citadas variables (empleo y horas trabajadas), respectivamente.
CLUM = CL / pr
Esta equivalencia entre el coste laboral unitario monetario con el coste por
unidad de producción se establece por una sencilla regla de tres. Si el coste de
contratar a un trabajador que produce pr unidades de un bien es CL, el coste
de producir una unidad de ese bien es CL/pr.
El coste laboral unitario real (CLUR) se obtiene como el cociente del coste la-
boral unitario monetario (CLUM) y un índice de precios (p). Este índice de
precios debe estar relacionado con el precio de la producción, ya que ahora
estamos interesados en el coste que le representa al empresario el factor traba-
jo. Por ello, en lugar de emplear el IPC, como hacíamos cuando analizábamos
los salarios, ahora empleamos los precios de venta del empresario individual
o, si queremos analizar el conjunto de la economía, el deflactor del PIB.
CLUR=CLUM/p
La CNE, elaborada por el INE, tiene como principal objetivo facilitar una descripción
coherente del conjunto de la actividad económica de España y, por tanto, la obtención
del producto interior bruto (PIB) de la economía. Entre sus principales resultados no
está únicamente las estimaciones del PIB, sino también las estimaciones de la población
ocupada (asalariada y no asalariada), así como la remuneración de los asalariados. Por
tanto, esta fuente de información permite actualmente calcular el coste laboral unitario
para cada uno de los grandes sectores de actividad (agricultura, industria, construcción y
servicios). Para ello se emplea el concepto de ocupado empleado por la CNE que recoge
la ocupación equivalente a tiempo completo.
Así, el coste laboral unitario monetario (CLUM) es el cociente entre la remuneración por
asalariado (RA) y la productividad por persona ocupada (pr), CLUM = RA/pr. Por su parte
la remuneración por asalariado (RA) es igual a la remuneración total por asalariado (RTA)
dividida por la población ocupada asalariada (OA), RA = RTA/OA. Finalmente, la produc-
tividad por trabajador es el resultado de dividir el PIB real entre la población ocupada
total, Pr = PIB/OT.
Una vez se han definido los conceptos básicos relacionados con el mercado
laboral, en el apartado anterior, resulta necesario e interesante establecer qué
indicadores podemos emplear para medir y cuantificar estos conceptos. En
definitiva, se presentarán los indicadores relacionados con la cantidad y la ca-
lidad del trabajo, que nos permitirán realizar una descripción objetiva de la
situación del mercado de trabajo de una sociedad. Mediante estos indicadores,
podremos comprender la dimensión de diferentes variables de interés, así co-
mo realizar comparaciones.
Por ejemplo, que la economía española superase por primera vez, en la serie histórica
de la EPA, los seis millones de parados en el primer trimestre de 2013, podría parecer
poco relevante si los comparamos con los más de 12 millones de parados que, en el
mismo periodo, se contabilizaban en la economía de EE. UU. Sin embargo, hay que tener
en cuenta que la población activa de uno y otro estado difieren considerablemente. La
tasa de paro nos permite tener una imagen clara del problema del desempleo en ambas
economías. Así, se observa que la tasa de paro española alcanzaba el 27,16% para este
trimestre, muy por encima de la tasa estadounidense que se situaba en torno al 7,7%.
Es por ello que, si bien divergen en esencia a las tasas que miden la cantidad
y la calidad de trabajo, la profusión de su uso en economía justifica hacer una
breve introducción a su metodología e interpretación.
Según los datos de la EPA, la tasa de actividad entre 2006, antes de la crisis, y 2014, en
plena recesión económica, se ha mantenido relativamente estable. Así, la tasa de activi-
dad en 2014 era del el 59,6%, solo un punto porcentual superior a la existente en 2006,
que se situaba en el 58,6%. Sin embargo, esta aparente estabilidad esconde diferencias
interesantes en función del género.
2006 2014
Por ejemplo, y tomando el mismo rango para la edad de cada colectivo, pode-
mos construir esta tasa como:
Indicadores�de�ocupación�globales
Empleo�informal�o�sumergido
Sin embargo, aun teniendo directrices para la definición del empleo sumergi-
do, su cuantificación puede ser poco precisa debido a la opacidad de la infor-
mación necesaria. Definiremos, pues, el siguiente indicador.
Empleo�por�ajuste�educativo
Podemos encontrar tres métodos para medir el desajuste educativo basados en cómo se
determina la educación adecuada para realizar una ocupación concreta. Cada uno de
estos métodos tiene ventajas y desventajas, así que el objeto de estudio y, sobre todo, la
disponibilidad de los datos determinarán cuál se ha de emplear en cada caso. Estos son:
Empleo�por�tipo�de�jornada
Empleo�por�tipo�de�contrato
© FUOC • PID_00227027 33 Indicadores básicos para el análisis del mercado de trabajo
Indicadores�de�subempleo�(por�insuficiencia�de�horas)
Ejemplo
La tasa de paro varía drásticamente en función del nivel educativo de los individuos.
Como se muestra en la siguiente tabla, el porcentaje de paro disminuye a medida que
aumenta el nivel educativo de los individuos.
Analfabetos 53.4
Total 24.44
© FUOC • PID_00227027 35 Indicadores básicos para el análisis del mercado de trabajo
s1 ≤ s2 ≤ s3 ≤ s4 ≤ …≤ sN-1 ≤ sN
s1 = s2 = s3 = s4 = …= sN-1 =0
sN≠ 0
s1 = s2 = s3 = s4 = …= sN-1 =sN
Pasos�previos�para�el�cálculo�de�la�curva�de�Lorenz�y�el�índice�de�Gini
Tanto la representación de la curva de Lorenz como el cálculo del valor del ín-
dice de Gini requieren dos datos fundamentales: cómo se reparte la población
(pi) y cómo se reparte los valores de la variable (qi).
Empresa A Empresa B
si ni si ni
10 10 10 15
12 15 12 10
18 14 18 5
20 7 24 6
30 3 60 9
45 1 80 5
Los pasos para determinar, pi y qi, pueden resumirse en los siguientes puntos:
2) Calcular el total de salario que recibe cada una de las categorías laborales
(ui), a partir de multiplicar la retribución correspondiente a una categoría (si)
por el número de trabajadores que componen dicha categoría (ni). Tal y como
recoge la siguiente expresión:
ui = si· ni
donde i=1, 2, 3, …, k
siendo k el número total de valores que puede tomar la variable –en nuestro
caso, el número de categorías retributivas son 6.
Ui= ui-1 + ui
Para el ejemplo expuesto, estos valores son recogidos en las siguientes tablas:
Empresa�A
si ni Ni ui Ui pi qi
30 3 49 90 762 98 94,4
Total 50 807
Empresa�B
si ni Ni ui Ui pi qi
18 5 30 90 360 60 24,9
Total 50 1444
© FUOC • PID_00227027 39 Indicadores básicos para el análisis del mercado de trabajo
• La curva de máxima concentración está formada por los lados del triángulo
que queda por debajo de la bisectriz (OA y AB).
De estos puntos se desprende que, cuanto más cerca se sitúe la curva de Lorenz
de la bisectriz (OB), más equitativa es la distribución de la variable analizada
y, por tanto, menos concentrada es esta. En otras palabras, la mayor (o menor)
cercanía de la curva de Lorenz respecto a la diagonal representa un mejor (o
peor) reparto en términos de equidad. Si analizamos las curvas de Lorenz de
nuestro ejemplo, podemos comprobar que la distribución salarial en la em-
presa A es más equitativa que la de la empresa B, ya que su curva de Lorenz
está más próxima a la bisectriz.
s1 = s2 = s3 = s4= … = sN-1 = sN
(7)
Si calculamos este estadístico considerando los datos del ejemplo anterior, ob- Para la empresa A el IG es el re-
tenemos que el índice de Gini para la empresa A es 0,14 (13,9%) y de 0,47 sultado de dividir 47,3 entre 338,
mientras que el IG para la empre-
(46,6%) para la empresa B7. Los resultados muestran, igual que lo hacía el aná- sa B se obtiene del cociente entre
140,8 y 302.
lisis de las curvas de Lorenz, la existencia de una mayor concentración salarial
en la empresa B, con un índice de Gini más próximo a 1. Además, el índice
de Gini proporciona información más precisa en este aspecto, mostrando que
la concentración en los salarios en la empresa A representa el 30% de la con-
centración retributiva presente en la empresa B.
Así, este apartado explica las diferentes formas de observar la población que
engloba cada una de las fuentes estadísticas, los tipos de fuentes estadísticas
existentes y sus criterios de valoración. Este bloque se cierra con una síntesis de
las principales fuentes de información estadística relacionadas con el mercado
de trabajo, tanto nacionales como internacionales, así como los organismos
responsables de su publicación.
(8)
Observación� parcial: Observar la totalidad de la población es, en muchos La representatividad de una
muestra depende de su tamaño y
casos, costoso tanto en términos monetarios como temporales, por lo que se
de la extracción aleatoria de sus in-
suele recurrir a la obtención de una muestra, siendo esta un subconjunto de dividuos.
En la página web del INE se puede encontrar el Inventario de operaciones estadísticas que
aglutina todas las bases estadísticas de todos los organismos oficiales del país. Además
también se explican las características principales y metodología de cada una de ellas.
© FUOC • PID_00227027 46 Indicadores básicos para el análisis del mercado de trabajo
vida laboral, constituyendo una información valiosa para estudiar algunos as-
pectos laborales (determinantes del estancamiento en la temporalidad, cam-
bios en la trayectoria laboral, etc.).
Uno de los aspectos que más contribuyen a su importancia es que las defini-
ciones de los conceptos incluidos en la EPA siguen las directrices de la Organi-
zación Internacional del Trabajo (OIT), lo que permite la comparación inter-
nacional, especialmente con los estados miembro de la Unión Europea, dado
que la EPA se elaborad de manera coordinada con estos estados, lo que da lugar
a la ya mencionada Labour Force Survey.
Por ejemplo, las cifras de paro difieren según si se miden por la EPA o por el paro registrado
en el SEPE, siendo la EPA la que generalmente muestra un número mayor de parados. La
principal razón es que el paro registrado cuenta a los parados que están registrados en las
oficinas públicas de empleo, mientras que el paro recogido en la EPA puede considerar
que una persona esté desempleada, independientemente de si esta está registrada o no
en las oficinas públicas de empleo.
Otro ejemplo es el cálculo de ocupados según la EPA, la contabilidad nacional y los datos
de la afiliación en la Seguridad Social. Si una persona tiene dos trabajos de diez horas
semanales, la EPA lo clasifica como ocupado, ya que ha trabajado al menos una hora
a la semana, y lo contabiliza como un ocupado. Sin embargo, la contabilidad nacional
contabiliza ocupados como suma de trabajadores que llegan a la jornada a tiempo com-
pleto, por lo que la persona en el ejemplo propuesto lo contabilizaría como “medio ocu-
pado”, ya que sumaría 20 horas semanales. Según la afiliación de la Seguridad Social,
esta persona contabilizaría como ocupada solo en el caso que estuviera dada de alta en
la Seguridad Social.
© FUOC • PID_00227027 51 Indicadores básicos para el análisis del mercado de trabajo
Bibliografía
Eurostat (2015). Metodología de la European Union Labour Force Survey. http://ec.europa.eu/
eurostat/web/microdata/european-union-labour-force-survey
Pérez Infante, J. I. (2006). (2006). Las estadísticas del mercado de trabajo en España. Madrid:
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (“Informes y Estudios Empleo”).
Pérez Infante, J. I. (2000). La medición del desempleo en España: la EPA y el paro regis-
trado. Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Economía y Sociología (21, 15-57).
Pérez Infante, J. I. (2001). Los problemas de la EPA y la CNE. En Ll. Fina y L. Toharia
(Coord.). El empleo en España: Situación y Perspectivas. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales (“Informes y Estudios”).
Pérez Infante, J. I. (2009, junio). La medición de paro: el paro de la EPA y el paro registrado.
Cuadernos de Mercado de Trabajo (3, 25-28).
Servicio Andaluz de Empleo (2006). Indicadores y fuentes estadísticas para el análisis de los
mercados de Trabajo. 351 págs. ISBN: 84-86783-44-5.
Servicio Público de Empleo Estatal. Ruesga, S. M. (dir.) (2002). Economía del trabajo
y política laboral. Madrid: Ediciones Pirámide.
http://www.sepe.es/contenidos/que_es_el_sepe/estadisticas/datos_estadisticos/
empleo/index.html