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RESEÑA

Historia social argentina. Elites y sectores populares entre la colonia y la República. El


Río de la Plata entre 1750 y 1830.

NICOLAS GABRIEL DE ROSA


UNIVERSIDAD VIRTUAL DE QUILMES - UNQ
Reseña: Las elites rioplatenses desde la colonia hasta la postrevolución

Por Nicolás De Rosa

El concepto de “clase” en la historia americana siempre ha generado discusiones


difíciles de resolver sobre todo por las particularidades que presenta una región como la
nuestra. Eso no significa que no se puedan distinguir sectores con características propias
en diferentes periodos. Es por esto, que hace algunas décadas apareció el concepto de
elite dentro del campo de la ciencia política y, si bien tiene su aparición a fines del siglo
XIX, se ha implementado su uso en disciplinas como la sociología, la geografía y la
historia. La idea de “elite” pone atención en aquellos que controlan el poder político,
manejan los hilos económicos o se destacan en la intelectualidad, separándose del resto
de los sujetos que intervienen en la sociedad, comúnmente encasillándolos en la
categoría de “sectores populares”. En este sentido, en las siguientes líneas se realizará
un análisis bibliográfico sobre la evolución de los sectores encumbrados de nuestro
territorio (el rioplatense) hasta la postrevolución de comienzos de siglo XIX,
entendiendo que existen por lo menos tres periodos marcados por tres hechos
fundamentales: la conquista y colonización, las reformas borbónicas y la revolución en
el Rio de la Plata y sus consecuencias.

En cuanto al primer periodo, la colonia temprana, debemos tener en cuenta la


afirmación de Losada (2009) “el estudio de las elites coloniales debe iniciarse con los
primeros tiempos (…) sobre todo porque varias familias que se encontraron entre los
grupos de conquistadores y de primeros pobladores extendieron su poder y su influencia
más allá de estos momentos iniciales”. Sin embargo, la realidad de los territorios que
hoy son la Argentina tenía realidades particularidades que la diferenciaban de la
conquista y la colonización en tierras como las de México o Perú. Por empezar, aquí no
existían sociedades indígenas de opulencia y desarrollo como las de aquellos territorios
por lo que las elites iniciales serían exclusivamente españoles. Esa elite inmigrante
estaba compuesta principalmente por nobles españoles, aunque eran los menos, y en
general por relegados que debieron dedicarse a la milicia y pretendían, a partir de la
conquista, revertir su realidad obteniendo prestigio y riquezas producto de la campaña.

1
Podemos distinguir dos regiones con diferentes composiciones en su elite temprana. Por
un lado el Interior y por el otro, Buenos Aires y sectores del Litoral. En el territorio más
cercano al Potosí, los sectores poderosos se conjugaban por su carácter de
encomenderos y propietarios de tierras. En el Noroeste además “el impacto del
comercio en las bases materiales de las elites y en su misma estructura y composición
fue más retardado”1 que en Buenos Aires. En estos lugares las campañas contra los
indígenas continuaron durante todo el siglo XVI. A partir del siglo XVII, se generaría
un proceso de integración económica entre Centro y Noroeste, producto del desarrollo
agrario para el consumo local, la reorientación de la ganadería para el comercio y el
flujo de mercaderías que género el tráfico entre el Potosí y Buenos Aires. El comercio, a
diferencia de otros lugares, empezó a ser interés de encomenderos y propietarios que
mantuvieron su posicionamiento de privilegio en la sociedad adaptándose a los cambios
e imposibilitando que nuevos grupos sociales accedan a la condición de “vecino”2.

En Buenos Aires, en cambio, la elite temprana tenía una composición diferente debido a
que las relaciones con el nativo eran diferentes. Allí, la elite no era encomendera. Su
actividad principal era la “que la caracterizaría durante gran parte del período colonial:
el comercio ilegal”3. Esto generó que los sectores encumbrados de Buenos Aires no
estén conformados principalmente por españoles ligados a la nobleza sino más bien de
comerciantes no españoles. Muchos de origen portugués, otros de origen americano, lo
central es que el tráfico comenzó a ser el eje de un nuevo control de la economía que los
grupos fundacionales no pudieron contrarrestar. Este grupo de nuevos comerciantes
ocupó también los lugares administrativos como el Cabildo, conformándose como un
grupo de dominación que se mantendría en el tiempo.

Las Reformas Borbónicas fueron un punto de inflexión para esta temprana elite colonial
que veía como una reestructuración regional transformaría el conjunto de relaciones
socio-económicas tanto en el Interior como en el Litoral. La estructura económica
basada en las tierras altas del Interior orientada principalmente hacia el norte donde

1 L Losada, Leandro. Historia de las elites en la argentina. Desde la Conquista hasta el surgimiento el
peronismo. Buenos Aires, Sudamericana, 2009 p.23
2 La idea de “vecino” era una autorepresentación de los sectores privilegiados para diferenciarse de los
otros actores sociales. No existían papeles ni requisitos legales, simplemente era una situación de
reconocimiento por parte de otros vecinos. En el Interior, los comerciantes tenían un paso más bien
itinerante y, como dijimos, fueron los propietarios y encomenderos los que realizaron un vuelto hacia el
comercio lo que provoco una reproducción de las mismas familias que se consideraban vecinas.
3 Losada, Leandro. Historia de las elites en la argentina. Desde la Conquista hasta el surgimiento el
peronismo. Buenos Aires, Sudamericana, 2009. p. 18

2
estaba el centro político de la organización colonial. Buenos Aires, por su parte, tenía el
puerto, en principio clandestino, que dirigía la plata potosina hacia Europa. Sin
embargo, a finales del siglo XVIII las reformas y el cambio en la coyuntura europea
generarían un impacto en la estructura y sus sectores encumbrados. En este proceso el
Litoral y Buenos Aires se convertirían en el centro económico del nuevo virreinato y el
Interior no tendría las mismas posibilidades de adaptarse a los nuevos climas
económicos.

En este nuevo contexto, Halperín Donghi (2014) reconoce tres ejes geográficos de
análisis. El Interior, que sufriría las consecuencias de las nuevas transformaciones, el
Litoral, que tendría un enorme crecimiento, y Buenos Aires, donde su lugar privilegiado
por el puerto crearía las condiciones necesarias para convertirse en el nuevo centro del
poder por mucho tiempo más.

En el Interior, podemos distinguir aquello lugares donde los propietarios de tierras se


hicieron fuertes durante un prolongado periodo (Salta) y aquellos donde los nuevos
cambios en favor de los comerciantes modificaron la composición de la elite (el mejor
ejemplo, Tucumán). En Salta gobernaba “una aristocracia orgullosa y rica (…) dueña de
la tierra, repartida en grandes estancias, dedicadas en las zonas bajas a la agricultura del
trigo y de la vid y en altas al pastoreo.”4. A su vez, esa aristocracia dominaría también el
nuevo comercio salteño. Concentraría entonces un poder económico sin igual. Su
hegemonía económica genera prestigio, y durante muchísimo tiempo parece inmutable.
Los nuevos comerciantes no afectaron la estructura salteña.

Tucumán, con un lugar particularmente clave por ser lugar de tránsito entre Buenos
Aires y el Perú, tiene una realidad diferente. Los nuevos mercaderes alcanzarían un gran
prestigio importante en la región, allí donde no se había formado una clase propietaria
unificada. Por otro lado, también estaban las provincias que debido a su actividad
productiva y su desarrollo eran muy pobres, como es el caso de Santiago del Estero o
San Juan. Córdoba se encontraba con un proceso de expansión ganadera que no
quebraría con el dominio de la misma oligarquía, la cual empezaba a acomodarse en el
nuevo proceso de reestructuración comercial. Sin embargo, a pesar de su dominio total
(en tierras y comercio – sierras y ciudad) no lograba obtener las riquezas de sus
competidores en el Litoral. Además el librecomercio que generaría una reorientación del

4 Halperín Donghi, Tulio. Revolución y guerra. Formación de una élite dirigente en la Argentina criolla,
Buenos Aires, Siglo XXI, 2014, p.27

3
comercio hacia la exportación no permitió que el circuito Perú – puerto bonaerense siga
generando las riquezas que permitía en las provincias interiores por el paso de
mercancías. Los sectores andinos pasaban penurias producto de que los productos
llegados al puerto abastecían el mercado interno y sus economías regionales quedaban
recluidas al autoabastecimiento o redes comerciales muy pequeñas. Allí hay casos
varios, La Rioja con una elite terrateniente que concentraba el poder económico pero no
tenía el crecimiento salteño, un San Luis que no lograba sustentar a su población (que
rápidamente huía hacia el Litoral en búsqueda de trabajo), una San Juan y Mendoza
ligadas a la agricultura pero donde solo una, la segunda, podría quedar bien parada ante
el nuevo clima económico, pero no sin transformar la composición de un grupo
dominante compuesto por comerciantes y transportistas.

El Litoral, como dijimos, tendría otro destino. Dentro de su heterogénea conformación


encontramos a los jesuitas en el noroeste, quienes poseían una producción de algodón,
yerba mate y ganado que abastecían al interior. Entre Ríos, por su parte, progresa
rápidamente, la posibilidad de abrirse aceleradamente por tierras aun no explotadas y
libres de nativos americanos crea un momento de consolidación para los sectores
encumbrados. Corrientes, la cual nunca pudo dominar su territorio, aparece, según
Halperín Donghi, como uno de los centros económicos más pobres y rústicos, repleto de
bandoleros y esclavos alzados. La ciudad de Corrientes se abocaría en el nuevo contexto
sobre todo al comercio y a la navegación. Santa Fe era otro centro económico con
descendencia jesuítica que encontraría un auge económico donde se abandonaría por
completo el artesanado, se ruraliza casi por completo y mantiene relaciones constantes
con el Interior. En Buenos Aires encontramos varias realidades, el norte que
complementaba agricultura con ganadería, el oeste que era de producción agrícola en su
mayoría con propiedades de tamaño reducido y el sur con un predominio de la
ganadería (lo cual se entiende por la nueva colonización de tierras, cuestión que en el
norte no era posible). La agricultura atravesaba un periodo complejo, con dificultades
varias: como la propiedad. Los propietarios dependían se su relación con el Estado y
aquellos que no poseían una expansión cuantiosa atravesaban “la carecía de la tierra y la
carestía de trabajo (…); aún más grave es la carestía de dinero”5. Los grandes
propietarios ganaderos atravesaban el problema del crecimiento entrerriano y oriental.

5 Halperín Donghi, Tulio. Revolución y guerra. Formación de una élite dirigente en la Argentina criolla,
Buenos Aires, Siglo XXI, 2014, p.12

4
Sin embargo, la ganadería, junto a su núcleo productivo: la estancia, complementada
con la agricultura, seguiría siendo el centro de la vida económica en Buenos Aires.

El proceso revolucionario en el siglo XIX significaría un nuevo evento histórico con


gran impacto. La vida después de la revolución no era igual para las elites de la colonia.
En Buenos Aires el sector terrateniente desarrollaría una fuerza económica de una
magnitud superior a la de cualquier otro grupo en el territorio rioplatense e incluso
superando a la de sectores mundialmente poderosos; la agricultura quedaría relegada a
un segundo plano. El campesinado podría encontrarse solo en el Interior, aunque en
Salta y Jujuy aun podremos encontrar grande propietarios. La revolución solo marcaria
las enormes diferencias con el Litoral que se perfilaban desde la colonia. Por su parte,
Entre Ríos y la Banda Oriental, en crecimiento en el virreinato, encontrarían diferentes
obstáculos producto de los conflictos político-militares. A todo esto, uno de los grandes
favorecidos, Inglaterra, arrebataba el dominio de viejas elites rioplatenses.

En todo lo dicho, vemos como en el transcurso de los sucesos en el actual espacio


argentino nos encontramos con diferentes transformaciones que afectan de manera
desigual. Mientras en algunos lugares, como Salta, hay una conservación de las viejas
elites, en otros, como Buenos Aires, la revolución “vino a consolidar un nuevo grupo
dirigente político-militar, reclutado de las filas de la elite criolla” 6. En este contexto el
Estado argentino se comienza a consolidar con una base económica que se renovaba en
la época de dominación peninsular y que se reforzaría luego del estallido
revolucionario, sobre todo a partir de 1820. Veremos en otros trabajos que parte de esta
estructura se mantendría incluso en décadas siguientes, por lo que analizar los inicios de
la elite argentina requiere buscarlo en el periodo que estamos analizando. Aún queda
hilo en el carretel de las elites del periodo, pero se ha intentado hacer un recorrido
básico sobre este complejo momento de la historia a partir de bibliografía clásica.

Bibliografía

 Chiaramonte, José Carlos. Mercaderes del Litoral. Economía y sociedad en la


provincia de Corrientes, primera mitad del siglo XIX, Buenos Aires, 1991.

6 Halperín Donghi, Tulio, "Clase terrateniente y poder político en Buenos Aires (1820- 1930)", Cuadernos
de Historia Regional 15, Universidad Nacional de Luján, 1995. P. 17

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 Halperín Donghi, Tulio, "Clase terrateniente y poder político en Buenos Aires
(1820- 1930)", Cuadernos de Historia Regional 15, Universidad Nacional de
Luján, 1995.
 Halperín Donghi, Tulio. Revolución y guerra. Formación de una élite dirigente
en la Argentina criolla, Buenos Aires, Siglo XXI, 2014.
 Losada, Leandro. Historia de las elites en la argentina. Desde la Conquista hasta
el surgimiento el peronismo. Buenos Aires, Sudamericana, 2009

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