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Existen varias maneras en el arte se relaciona con la libertad

(Enlistarlas)

En gran medida dichas maneras se dibujan con nociones modernas previamente inexistentes
(Tatarkiewicz)

La mayoría de esas nociones estéticas están vinculadas directa o indirectamente al proyecto ilustrado.

Kant hace de embudo y vincula ideas de Rousseau y otros humanistas ilustrados con ideas estéticas
de Hume, Leibniz, Baumgarten y Burke (inmediatos estetas predecesores)

Por esta razón Isaiah Berlin propone que es el espíritu de Rousseau el que atraviesa a Kant y
directamente al romanticismo, lo dice principalmente en sentido político y ético, y en gran medida
reduce el romanticismo a una interpretación estética (quizá ni siquiera estética) de las ideas de
libertad en Rousseau y Kant

Aunque Kant reconoce abiertamente la influencia de Rousseau y podemos seguir a Isaiah Berlin en su
argumento de que el imperativo categórico (la obligación, el deber moral) tiene un tono muy similar al
moralismo de Rousseau, no obstante Berlin omite las enormes diferencias declaradas entre Kant y sus
directos seguidores, los subsiguientes estetas y filósofos de romanticismo, Schiller, Fichte, Schelling e
incluso podríamos contar a los poetas Novalis, Holderlin y los hermanos Schlegel, quienes violaron
prácticamente todas las tentativas dogmáticas de Kant, y que lo hicieron en abierta y pública
discusión con el autor de las críticas, ya no digamos que haya quedado algo de Rousseau en dichas
discusiones.

Por si esto fuera poco, todos los siguientes herederos de algunos postulados románticos también
desafían a Kant y sobretodo lo hacen directamente ante el impoerativo categórico, que consideran
aberrante, desde Schopenhauer hasta Kierkegaard y Nietzsche. A estas alturas queda muy poco de
Rousseau en las propuestas del siglo XIX y muy poco parecido entre Nietzsche y Marx (asumiendo la
tesis de Isaiah Berlin de que el marxismo en plenamente rousseauniano), como prueba todo el
Antiedipo.
Como Isaiah Berlin está más preocupado por la influencia de Rousseau y sus vicios y falacias político-
morales y sus imposiciones absolutistas ocultas en buena parte de las izquierdas que aún existen,
olvida por completo indagar en las verdaderas posturas estéticas y artísticas de los románticos.

La tesis más contundente es la que proponen varios estudiosos estetas (y no sólo estetas), como Segio
Givone, que los románticos interpretaron a Kant a placer transformando el paradigma en una lectura
poética del mundo de uno solo de los asuntos kantianos, el de “hacer sensible lo suprasensible” y se
obsesionaron con la idea de que la naturaleza es arte inconsciente. Pero que la naturaleza es arte
inconsciente no es una afirmación racional metafísica ni tampoco epistemológica, sino simplemente
un statement retórico, una postura estética ante la vida, una afirmación poética, una metáfora pura.
Mucho menos una postura política de corte rousseauniano. Isaiah Berlin no analiza esta afirmación
porque no analiza el romanticismo en sentido estético ni artístico, reduce el movimiento a una
consecuencia colateral del proyecto ilustrado y le agrega, impostadamente, “rousseauniano”.

La tesis de Givone es también aceptada por Bayer, Cassirer, Karl Lowitt, Martin Seel, Heidegger,
Gadamer, y una enorme lista de analistas que logran separar temas políticos de los estéticos. Dicha
tesis se orienta a que las obsesiones de los románticos derivan inevitablemente en la filosofía
existencialista y el desencanto del mundo, incluso el nihilismo y el absurdismo, el sentido central que
une esas filosofías no es un moralismo rousseauniano, sino una contemplación de una serie de
impasses epistemológicos que veremos descritos en un ensayo de George Steiner.

La mirada del moralismo rousseauniano ante el arte sería muy similar a la de Platón ante los poetas,
es decir, resultan “peligrosos” pues su libertad se parece a la que exigen los cínicos con quien debatía
el mismo Platón, un individualismo exacerbado que parece un hedonismo en potencia. De la misma
manera, Maiakovski se volvió peligroso para el estado emergente de su amada revolución.

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