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Claro, nuestros logros sí pueden decir algo de nosotros pero no son totalmente
representativos de quienes somos ni cuanto valemos. Las posesiones tales
como casa, coches, ropa de marca etc., son otro aspecto que también influye
en la auto valorización de una persona.
Éstas y muchas mentiras mas son el mensaje de nuestra sociedad: Solo eres
una persona respetable y de valor si vives en una gran casa, tienes éxito
profesional y financiero, tienes un coche fino último modelo, ropa de marca
etc. y lo más triste de este mensaje es cuando las mujeres lo creen y aceptan
que solo valen si son bellas, si usan productos de las mejores marcas, si han
tenido éxito en lo que hacen o han sido prósperas financieramente.
Sin embargo, ya sea a consecuencia de palabras de rechazo o condenación que
hayan influido en nuestra propia valorización, o sea por el mensaje y los
parámetros que nos ha impuesto la sociedad para ser una persona de valor, es
importante saber que en ningún momento esta es una base firme para edificar
nuestra autoestima.
El único fundamento valedero para levantar nuestra autoestima y que define
nuestra identidad procede de nuestro hacedor y no de lo que hacemos: Dios
mismo.
Lo que más debe importarnos es como nos ve Dios, lo que El piensa de
nosotras y lo inmenso de su amor y misericordia. Con sus propias manos nos
ha creado y formado. Salmo 139:13 “Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 14 Te alabaré; porque
formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma
lo sabe muy bien.” Además, todos hemos sido formados con un propósito
divino: Salmo 139:16 “Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban
escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar
una de ellas.” Y tenemos tanto valor para El que fuimos comprados por la
sangre de su hijo. Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna.” El nos ha dado una identidad como hijos
suyos: Salmo 100:3 “Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no
nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su
prado.”
Además pagó por ti el precio que nadie en todo el universo podría superar, tú
tienes el valor de la preciosa sangre de Jesús. Tampoco necesitas demostrarle
cuan competente eres, porque él te hizo competente. 2Corintios3:5 “no que
seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de
nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”. Y
con la confianza de saber que todo lo puedes en Cristo que es tu fortaleza.
Dios te ama y te acepta como eres ahora, pero él desea que el potencial que
ha depositado en ti, florezca y llegues a ser la mujer que tu deseas
ser. Filipenses 1:6 “estando persuadido de esto, que el que comenzó en
vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”
Eres su hija y perteneces a su familia: Juan 1:12 “Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios;13 los cuales no son engendrados de sangre, ni
de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
No reconocer nuestro valor es desvalorizar al Dios que mora en nosotros su
obra y es menospreciar el sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario. Cuando
nos aceptamos a nosotros mismos como una obra de Dios, cuidamos nuestro
cuerpo porque es morada del Espíritu Santo y reconocemos el valor que
tenemos. En ese momento será posible valorar y hacer sentir especiales a las
personas que nos rodean.
Necesitamos conocer a Dios a través de la Biblia y no solo estar informados
sino creer y vivir lo que él dice, piensa y espera de nosotros. Todas las bases
de nuestra identidad deben ser puestas sobre la roca inamovible que es Cristo
Jesús, pues su amor y fidelidad son para siempre.