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por finalidad individualizar determinados bienes y conservarlos, para que sirvan de garantía a una eventual
ejecución forzada. De esta forma, se consigue aislar del patrimonio del deudor ciertos bienes, los cuales —
desde ese momento— quedan sometidos a un régimen jurídico especial. Al respecto, cabe destacar la sujeción o
afectación judicial del bien con independencia de los actos que realice sobre el mismo su titular, en particular
los actos de disposición, que no podrán ser opuestos a quien solicitó la medida. Pero, ello no significa que —en
la práctica— los bienes sujetos a embargo no puedan ser enajenados. Pero, el propietario del bien embargado
debe actuar de buena fe, es decir, declarando el embargo al comprador.
El embargo preventivo, puede ser solicitado en cualquier etapa procesal, ya que el art. 195 del CPCCN
así lo faculta. Los arts. 209, 210, 211 y 212 del CPCCN, enumeran los distintos supuestos que habilitan a
solicitar el embargo preventivo, entre los cuales destacamos —con relación al tema de los alimentos— lo
dispuesto en los incs. 2) y 5) del art. 209, y en el inc. 3) del art. 212.
No obstante, cabe señalar que la procedencia del embargo preventivo no se agota en los supuestos enumerados
en las normas legales precitadas, sino que resultará admisible en todos aquellos casos en que concurran los
requisitos comunes a todas las cautelares.
Mientras no se dispusiere el secuestro o la administración judicial de lo embargado, el deudor podrá continuar
en el uso normal de la cosa.
Por eso, se resolvió que, si bien el embargo tiene por objeto la sujeción de los bienes a un régimen jurídico
especial que tiende a cumplir una función de garantía, no importa la atribución al acreedor alimentario de un
poder sobre la cosa embargada.
Quien solicite esta medida en materia de alimentos, deberá fijar su monto, así como los bienes sobre los cuales
recaerá.
En tal sentido, se ordenó que corresponde denegar el embargo pretendido si no sólo se omitió precisar el monto
de dicha medida precautoria requerida, sino incluso, los bienes sobre los cuales habría de recaer.
Asimismo, se rechazó un embargo preventivo —que era solicitado en el juicio de alimentos—, al considerar que
un embargo sin monto sujeto a las contingencias de dicho juicio no puede ser admitido.
Con el mismo criterio, se determinó que no existe ninguna disposición legal que le permita al acreedor en un
juicio de alimentos trabar un embargo sin monto.
No obstante, alguna jurisprudencia entendió que, en un juicio por alimentos, es procedente un embargo
preventivo sin monto determinado.
En otro orden, cabe señalar que el embargo preventivo decretado para asegurar la prestación de alimentos,
puede recaer sobre sueldos, remuneraciones, jubilaciones y pensiones del alimentante, porque las obligaciones
alimentarias se encuentran exceptuadas de las limitaciones establecidas por el art. 1° de la ley 14.443, el
decreto-ley 6754 (ratificado por ley 13.894), y la Ley de Contrato de Trabajo (y su decreto reglamentario
484/87).
En cuanto a los bienes susceptibles de ser embargados, debemos recordar que el art. 219 del CPCCN establece
que son inembargables: el lecho cotidiano del deudor, su mujer e hijos, las ropas y los muebles de su
indispensable uso, los instrumentos necesarios para la profesión, arte u oficio que ejerza aquel, los sepulcros
(con algunas excepciones), y los demás bienes exceptuados del embargo por la ley.
Esta prohibición de embargo sobre determinados bienes, tiene por finalidad garantizar un mínimo de aquellos
que quedan al margen de la prenda de los acreedores, respetándose así en su plenitud el derecho a la vida y al
trabajo.
Sin embargo, tratándose de una obligación alimentaria, pueden embargarse los bienes que el art. 219 del
CPCCN establece que son inembargables, pues se trata de atender a una necesidad impostergable y ante la cual
debe ceder toda otra consideración.
Embargo preventivo por cuotas devengadas y no abonadas al momento de dictarse la sentencia (cuotas
alimentarias atrasadas)
Al respecto, cabe recordar que una vez fijada la cuota “definitiva” en la sentencia, el art. 644 del CPCCN
(modificado por la ley 26.589) determina que aquella se retrotrae al inicio de la mediación.
En consecuencia, se deberán las cuotas acumuladas en el lapso que transcurre entre el inicio de la mediación y
la sentencia (que el Código de rito nacional denomina “suplementarias”).
Asimismo, al momento de emitirse la sentencia, se deberá la cuota alimentaria correspondiente a ese mes en
curso, pues el art. 644 del Código precitado determina que estas cuotas se pagarán por mes anticipado.
Para estos alimentos devengados al momento de dictarse la sentencia, es aplicable lo normado en el inc. 3º del
art. 212 y, por ende, se podrá decretar un embargo preventivo.