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LITERATURA PERUANA

Manuel González Prada


(Lima, 1848 - id., 1918) Escritor y político peruano.
Perteneciente a una familia aristrocrática de
origen colonial, se definió desde su juventud
como un político de ideología próxima al
anarquismo y, en un intento de luchar contra la
corrupción del sistema, acabó por fundar la Unión
Nacional y publicar diversos ensayos y artículos
en los que ponía de manifiesto su radicalismo
político, anticlerical e indigenista (Páginas libres,
1894; Horas de lucha, 1908). La influencia de su avanzado ideario llegaría hasta
pensadores y políticos como José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la
Torre.

Durante la guerra entre Perú y Chile (1879) luchó en las filas peruanas, y con la
posterior ocupación chilena de su país se recluyó por tres años en su casa como
señal de protesta. En 1912 reemplazó a Ricardo Palma como director de la
Biblioteca Nacional de Lima, fundó el Círculo Literario y se erigió en el guía
político y literario de un sector de la juventud peruana.

Su formación literaria, autodidacta, se centra en los clásicos españoles, los


simbolistas franceses (Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, Mallarmé), y algunos
autores alemanes (como Goethe, Schiller y Heine) que él mismo tradujo. Sobre
esta base, llevó a cabo una renovación métrica y rítmica de la lírica en castellano,
que expuso en el tratado titulado Ortometría. Apuntes para una rítmica (publicado
en 1877), e introdujo estrofas métricas provenientes de la lírica medieval
francesa e italiana, y composiciones persas que conoció en su adaptación
inglesa.
La poesía de Manuel González Prada es fruto de un minucioso trabajo, y aunque
se halla temáticamente vinculada a un romanticismo rebelde, que deja traslucir
sus preocupaciones políticas y sociales, su expresión es siempre contenida y
exacta, deudora del simbolismo. En vida sólo llegó a publicar tres libros de
poemas (Minúsculas, 1901; Presbiterianas, 1909; y Exóticas, 1911);
póstumamente aparecieron Trozos de vida (1933), Baladas peruanas (1935),
Grafitos (1937) y Adoración (1946), un canto de amor a su esposa, Adriana
Verneuil, que se incluye dentro de la temática erótica de la poesía pradiana.

DISCURSO EN EL POLITEAMA

I
Señores:
Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoi para dar una lección a los
que se acercan a las puertas del sepulcro. La fiesta que presenciamos tiene
mucho de patriotismo i algo de ironía: el niño quiere rescatar con el oro lo que el
hombre no supo defender con el hierro.
Los viejos deben temblar ante los niños, porque la generación que se levanta
es siempre acusadora i juez de la jeneración que desciende. De aquí, de estos
grupos alegres i bulliciosos, saldrá el pensador austero i taciturno; de aquí, el
poeta que fulmine las estrofas de acero retemplado; de aquí, el historiador que
marque la frente del culpable con un sello de indeleble ignominia.
Niños, sed hombres, madrugad a la vida, porque ninguna jeneración recibió
herencia más triste, porque ninguna tuvo deberes más sagrados que cumplir,
errores más graves que remediar ni venganzas más justas que satisfacer.
En la orjía de la época independiente, vuestros antepasados bebieron el vino
jeneroso i dejaron las heces. Siendo superiores a vuestros padres, tendréis
derecho para escribir el bochornoso epitafio de una jeneración que se va,
manchada con la guerra civil de medio siglo, con la quiebra fraudulenta i con la
mutilación del territorio nacional.
Si en estos momentos fuera oportuno recordar vergüenzas i renovar dolores,
no acusaríamos a unos ni disculparíamos a otros. ¿Quién puede arrojar la
primera piedra?
La mano brutal de Chile despedazó nuestra carne i machacó nuestros
huesos; pero los verdaderos vencedores, las armas del enemigo, fueron nuestra
ignorancia i nuestro espíritu de servidumbre.
EL NATURALISMO, Y LA LITERATURA DE LA EPOCA
El naturalismo es un movimiento literario que
tuvo lugar aproximadamente entre finales del
siglo XIX (a partir de 1880) y mediados del siglo
XX (fundamentalmente hasta 1940). No
obstante las raíces el movimiento son
anteriores, pues los escritores naturalistas
tomaron sus ideas y las desarrollaron a partir
del movimiento literario dominante durante el
siglo XIX, el realismo.

Algunos criticos han tratado de etiquetar el naturalismo como una especie de


"realismo radical", pero este movimiento tiene suficiente personalidad y
profundidad como para ser apartado del realismo y considerado diferente.

En resumen, allí donde el realismo era básicamente descriptivo, meramente


literario y únicamente atento hacia la capa social burguesa -principal promotora
y consumidora del mismo-, el naturalismo resultó un movimiento con influencias
más profundas -entre las que destacan sobre todo la teoría de la evolución de
Darwin y la filosofía determinista- y metas mas altas -no sólo mostrar la vida de
su época “tal como era” sino terminar “por qué era como era”, y hacerlo sin omitir
sus aspectos más hermosos ni tampoco los más desagradables-. Las obras
naturalistas solían incluir, de hecho, la pobreza, el racismo, el sexo, los
prejuicios, la enfermedad, la prostitución, la suciedad y la muerte tratadas de una
forma exenta de dramatismo, lo que las hizo algo difíciles para el público en
general y consiguió que fueran criticadas por ser demasiado directas y francas.
Frente al optimismo y al progresismo liberal del que solían hacer gala los
escritores realistas, el naturalismo se mostraba fuertemente pesimista; y en
contra de la “apología de la libertad” propia de los realistas, los naturalistas
negaban la libre voluntad y se refugiaban en su pesimismo determinista,
afirmando que las condiciones sociales y naturales de los personajes les impiden
vivir de acuerdo con su voluntad.
En este sentido, los naturalistas se mostraron muy interesados en abordar sus
obras desde un punto de vista “científico”, intentando identificar las fuerzas
ocultas que influencia las acciones de los personajes. Esas fuerzas serían
principalmente el ambiente en el que esos personajes crecen y operan, así como
la herencia que reciben o, en otras palabras, la posición social y económica que
ocupan.
El máximo representante, principal impulsor y primer teórico del naturalismo fue
el escritor francés Émile Zola, quien dejó canonizado el género en el prólogo de
su novela Thérèse Raquin. Desde Francia el naturalismo se extendió a Alemania,
Italia -donde se denominó verismo-, a Rusia -donde influyó en autores como
Gogol y Dostoiveski-, a España y también a Latinoamérica y a los Estados
Unidos.

Características del naturalismo


 El argumento: Carece de singularidad, pretende representar lo normal y
cotidiano. Sólo se refleja un tramo de la vida de los personajes. Con la llegada
del naturalismo, el argumento deja de ser un entretenimiento para convertirse
en estudio social.
 Los temas: La novela introduce temas palpitantes de la sociedad en que se
escribe y lee la obra, tales como las tensiones ideológicas, o los episodios
contemporaneos. Irrumpe con fuerza el mundo del trabajo y el dinero como
móvil imperante de la sociedad. Bajo la influencia del naturalismo aparecen
nuevos temas tratados con una óptica distinta y con mayor crudeza de tono.
Del amor irrumpen los aspectos carnales y de la pasión interesa el impulso
carnal. Conforme la novela se aproxima al final del siglo, sus contenidos se
tornan más simbólicos e intelectuales
 Los personajes: Son vulgares y grises, sin rasgo ni distintivo especial, destaca
la gran importancia prestada al personaje femenino. En la primera etapa del
Realismo los personajes son encarnación de ideas. Progresivamente los
personajes se aproximan a los seres de carne y hueso. Contrasta la forma de
ser presentados. El naturalismo contempla al personaje como animal sujeto a
leyes de la naturaleza y a las de la sociedad.
 El tiempo: El conflicto se desarrolla a lo largo de unos años que resultan
centrales en la vida del personaje. La obra comienza en el punto en que va a
iniciarse el conflicto dominante de la novela. A continuación se retrocede en
el tiempo para relatar o resumir hechos del pasado que interesa conocer. Una
vez que se ha relatado el pasado y se alcanza el punto inicial, la narración
continúa hacia delante. Esta estructura narrativa se denomina in medias res,
osea, comenzar desde la mitad de la historia.
 El espacio: Los espacios son verosímiles y se dibujan con gran acumulación
de detalles. Muchas veces son reales. Aparecen con gran profusión los
espacios urbanos y las zonas alejadas de las ciudades. También los espacios
interiores. El conjunto de la novela es la interacción del personaje con el
mundo exterior.
 Las técnicas narrativas: La pretensión de representar la realidad exige un
narrador que conozca íntegramente la historia y el mundo interior de los
personajes, por tanto se necesita un narrador omnisciente. El naturalismo
exige además del narrador que no haga ninguna intervención directa ni
valoración alguna. Las descripciones son abundantes en esta época. El
diálogo es una forma de lograr impasibilidad narrativa, ya que en él sólo se
escucha la voz pura del personaje. No es de extrañar, pues, que se empleen
abundantes diálogos. El estilo indirecto libre es una novedad introducida por
los realistas para ofrecer íntegramente las palabras o el pensamiento del
personaje sin que sea anunciado por el presentador. También adquiere gran
importancia en algunos pasajes de Galdós y Clarín el monólogo como forma
de autoanálisis del personaje.
 El lenguaje: El lenguaje de los realistas gana en sencillez respecto a la etapa
literaria anterior, esforzándose en depurar la retórica vacía, enfática y
ornamental. La sintaxis oracional no es muy complicada. Los periodos
oracionales son a veces extensos a causa de las enumeraciones motivadas
por la minuciosidad descriptiva. En el léxico destaca la introducción de
términos científicos, ya que los escritores siempre estuvieron muy atentos a
la documentación para conseguir realismo hasta en los últimos detalles.
Finalmente, uno de los logros del Naturalismo es la viveza y frescura con que
se reproduce el habla coloquial.
BIOGRAFIA DE ABELARDO GAMARRA RONDÓ
"El Tunante"

Nació en Sarin, Provincia de Huamachuco región de


la libertad, el 31 de agosto de 1852.Sus padres
fueron Don Manuel Guillermo Gamarra y Jacoba
Rondo Quezada (sobrina materna de José Faustino
Sánchez Carrión).

Estudio su primaria en el colegio “San Nicolás” de


Huamachuco. Sus estudios secundarios los realizo
en el colegio “Nuestra Señora de Guadalupe”, en la
ciudad de lima, en donde se inicia como periodista.

En 1870 ingreso al Convictorio de San Carlos para estudiar medicina, pero


ganado por la afición literaria, abandona las letras académicas y se entrega de
lleno a sus actividades de escritor, destacando como autor teatral, crítico literario,
periodista, compositor y político.

El 21 de septiembre de 1876, año en que publica su primera obra “EL TUNANTE


EN CAMISA DE ONCEVARAS “, recibe el santo sacramento del bautismo
literario”, en la velada literaria de la casa de Juana Manuela Gorriti, en donde la
ensayista Mercedes Cabello fungía de madrina y de poeta Manuel Adolfo García
de padrino; Ricardo Palma oficio de párroco.

Participa en la batalla de San Juan y de Miraflores contra el ejército chileno. Se


incorpora al movimiento de resistencia que desde Trujillo dirigía el contralmirante
Lizardo Montero; funda en HUAMACHUCO el periódico “La Bandera del Norte”
para alentar el sentimiento patriótico de la resistencia.

En 1884 por su campaña periodística contra el gobierno de iglesias fue


deportado al Ecuador, fugándose en Salavery y plegándose al movimiento de
resistencia de Andrés Avelino Cáceres mantuvo en el norte. En Huamachuco se
caso con doña Antonia Cisneros Zorrilla, naciendo de este matrimonio su hijo
Armando.

En 1886 forma parte de la cámara de diputados como representante de la


provincia de Huamachuco su tierra natal, como diputado suplente, pero es
separado en 1889 como integrante de la mayoría opositora al gobierno de
Cáceres.

“EL TUNANTE” alza su protesta radical para imprecar contra la resistencia nativa
como lo hizo cuando se opuso a la firma del CONTRATO GRACE.

En el ambiente musical es recordado, pues el quien bautizo con el nombre de


“MARINERA” a ese baile que antes de la guerra de pacifico era llamado en el
Perú “ZAMACUECA”, que fue a chile y volvió con el nombre de “CHILENA” o
simplemente “LA CUECA”.
Abelardo Gamarra, “EL Tunante”, falleció en la ciudad de LIMA en el año de
1924.

OBRAS LITERARIAS:
NOVELA:
- Detrás De La Cruz, El Diablo (1877).

ENSAYO:
- El Tunante en camisa de once varas (1887).
- Novenario del tunante (1885).
- Costumbres del interior.
- Rasgos de pluma.
- Algo del Perú y mucho de pelagatos.
- Artículos de costumbres (1910).
- Educación a la memoria de mi madre.
- Cien años de vida perdularia (1921).
TEATRO:
- Escenas del carnaval de lima (1879).
- Ña codeo.
- El cuarto numero tantos.
- Escenas en la campiña.
- Ir por lana y salir trasquilado.
- Una corrida de gala.

LITERATURA VANGUARDISTA: ORIGEN, CARACTERÍSTICAS Y AUTORES


La literatura vanguardista fue el nombre que recibió el
compendio de obras literarias producidas a principios del
siglo XX, entre 1906 y 1940. Estas publicaciones
manifestaban marcadas tendencias estéticas,
deslastrándose de los sistemas convencionales de rimas y
estructuras estróficas.
La literatura vanguardista estuvo influenciada por una serie
de movimientos artísticos conocidos como “vanguardias”.
Éstas corrientes de expresión proseguían fines comunes de introspección y
ruptura de convencionalismos y órdenes preestablecidos.

Suele ser común al estudiar la historia, notar que durante los momentos de
mucha convulsión social emergen tendencias de expresión que han permitido al
hombre drenar las tensiones, mostrar su insatisfacción. No escapa de esta
realidad humana la literatura vanguardista, hija de las fiebres de un mundo
estremecido.

Orígenes de la literatura vanguardista


El término vanguardia es un galicismo, es decir: un vocablo de origen francés.
Está compuesto por dos palabras: avant (“delante de”) y garde (“guardia”,
“proteger”). La palabra vanguardia toma auge durante el desarrollo de la Primera
Guerra Mundial, entre 1914 y 1917.
El comienzo del siglo XX estuvo marcado por la violencia. Cuando las
sociedades europeas parecían estar en una calma que les auguraba crecimiento
y progreso, es asesinado el archiduque Francisco Fernando de Austria y su
muerte es la bandera que da paso al desastre bélico. Bajo esa estrella nace el
vanguardismo.
Con este ruin escenario el hombre entra tambaleante a los 1900. Las artes
empiezan a ser el medio de escape a las realidades colectivas y las ideas que
surgen se cobijan bajo este vocablo francés, “vanguardias”. “Adelante, a
guarecer el alma”, se escucha en cada poema nacido, en cada estructura que
se quiebra.

La literatura vanguardista no fue propia de un lugar, era un hecho mundial, un


sentir globalizado. La conciencia de espacio de todos desató un frenesí creativo-
reactivo en los autores. Las obras denotan un desarraigo de las ideas y culturas,
el ser se presenta a sí mismo como un todo, como nación del pensamiento.

Características
Todo es cuestionado
Los escritores vanguardistas presentan su obra con una clara idea combativa,
de abolición. La negación a las reglas pasadas es una bandera enarbolada de
manera desafiante.
La literatura aquí producida responde al individuo y la necesidad inconsciente de
quebrar paradigmas, de no pensar como imponen las estructuras previas sino
como se quiere.

Lo nuevo era lo importante


El ahínco en contra de la obra humana pasada era tal, que lo ocurrido con
anterioridad al vanguardismo se consideraba intrascendente. Lo reciente era lo
que agradaba, se apostaba por aquello que estuviera empapado por la novedad
y la sorpresa.

La metáfora como puerta de la creación


La metáfora era el recurso ideal para decir cosas innovadoras. Con ella se
buscaba sumergir a los lectores en mundos surrealistas que le hicieran dudar y
cuestionar, en muchos de los casos, la existencia misma como la conocemos.

Quebrar la razón y la lógica


El vanguardismo da cabida a recursos poéticos poco convencionales, como el
uso de frases sin culminar, por ejemplo
Según los que implementaban esta estrategia, la usaban para que el lector
pensara y se hiciera parte de las letras, asumiendo los posibles finales que
debían tener los poemas y demás manifestaciones literarias.
Era común saltarse las fórmulas lineales tradicionales, aboliendo incluso el uso
de signos de puntuación en el hecho literario en gran variedad de obras, sobre
todo en la poesía.

Espontaneidad
Defendía la elaboración inmediata partida de las emociones, sin tanta
profundidad en el discurso, sin tanta densidad en el pensar, pero con una
audacia impactante.
Este rasgo particular le hace inclusiva, rompiendo con la influencia burguesa
reinante, a la que por supuesto se resistían y oponían rotundamente los
vanguardistas.
Las letras eran de todos y no de un grupo, y aquel que era capaz de crear sin
tener raíz ajena, sino sentido propio, ese era el que realmente valía.

Una marcada influencia Freudiana


Las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud tuvieron un claro ascendiente en
la creación vanguardista. Sus teorías sobre el subconsciente establecieron las
bases del surrealismo y la exploración de onírico en la manifestación literaria.
Dalí, quien fuera uno de los principales representantes europeos del surrealismo
pictórico y quien motivó a Lorca a escribir poesía surrealista, siguió de cerca la
obra de Freud al igual que Bretón.

Principales vanguardias
Se conocen por vanguardias a las distintas manifestaciones artísticas que
conformaron el vanguardismo desde sus inicios, durante su desarrollo y fin.

A continuación se presentan las más importantes vanguardias, seguidas de una


breve descripción, sus principales representantes y sus obras:
Expresionismo
El expresionismo literario es un movimiento, principalmente pictórico, nacido en
Alemania en 1905. Le rehúye a lo figurativo y busca manifestar lo que siente el
individuo desde su percepción subjetiva.
Llega a tocar grandemente a las letras, y en éstas, como principal representante,
tiene al austrohúngaro Franz Kafka, cuya obra marcó un hito en la historia de la
literatura.

Surrealismo
El surrealismo literario es un movimiento con grandes connotaciones pictóricas.
Nace en Francia por el año 1924. El inconsciente es el protagonista de esta
corriente. Los cantos oníricos se ven manifestados de forma continua. Se llega
aludir que soñamos la vida y vivimos los sueños.
Las imágenes rompen con las estructuras conocidas y el asombro toma de lleno
al lector ante cada creación literaria. Podemos nombrar al español Federico
García Lorca, con su obra Poeta en Nueva York, como uno de sus grandes
representantes.

Dadaísmo
El dadaísmo surge en EE. UU. y en Suiza, simultáneamente, hacia el 1916. En
los años posteriores se expande por toda Europa. Tiene la particularidad de ser
un movimiento vanguardista no rebelde.
Este se centra en refutar los conceptos que conforman y sustentan las
manifestaciones artísticas previas a la Primera Guerra Mundial.
La mejor muestra de la literatura dadaísta la vemos representada en las letras
del poeta alemán Hugo Ball. De él destaca su obra A la crítica de la inteligencia
alemana.

Cubismo
El cubismo literario se origina en Francia, hacia el año 1905. Tiene como premisa
la unión de conceptos que resultan imposibles, así como también descomponer
los objetos, las formas.

Busca darle paso a la alegría y al humor negro en la escritura, restándole peso


a la nostalgia y los comunes motivos líricos.
Esta corriente tiene como uno de los principales representantes en las letras al
italiano Guillaume Apollinaire. De él resaltan sus “calígramas”, interesantes
manifestaciones poetices donde a parte del discurso, las letras forman siluetas
alusivas al tema tratado. Entre sus obras destaca El poeta asesinado.

Futurismo
El futurismo literario nace en Italia, hacia el año 1909. Tiene como su principal
motor impulsador al poeta egipcio Filipo Tommaso Marinett. Una de las
principales inspiraciones del futurismo son la “maquina” y el “movimiento”. Salirse
de las formas convencionales, reinventar al hombre, a las cosas, con las letras.
La literatura futurista realza el canto a lo “no humano”, ve la guerra y las pestes
como lo necesario para depurar a la tierra del hombre.
Dentro de las obras de Filipo destaca su Manifiesto del futurismo, donde muestra
claramente las bases de su corriente.

Ultraísmo
El ultraísmo nació de la mano de Rubén Darío para contraponerse al
romanticismo, el ultraísmo aparece para oponerse de manera directa al
modernismo.
Esta vanguardia es de origen hispano, nace en España hacia el 1919. Su
aparición está directamente influenciada por otras tres vanguardias: el cubismo,
el dadaísmo y el futurismo.
La poesía hace un uso exagerado de la metáfora, desecha por completo la rima
y versa sobre temas cotidianos como el cine y la tecnología.
De sus exponentes destaca Humberto Rivas Panedas, y entre sus obras
importantes nos encontramos con: Hermanos, poetas y ultraístas: José y
Humberto Rivas Panedas.

Creacionismo
El creacionismo literario es una vanguardia de raíces hispanas. Este movimiento
comienza en París en manos de Vicente Huidobro hacia el año 1916 y en poco
tiempo se expandió y se fue incorporando al resto de las vanguardias que tenían
vida en el continente europeo.
Esta corriente vanguardista obvia las descripciones y huye de las anécdotas. El
escritor se hace dios, se compara con Dios, y considera a la poesía como una
herramienta absoluta de la creación.
Dentro de las obras más representativas de Vicente Huidobro destacan sus
Poemas árticos y El espejo de agua.

Conclusiones generales
El vanguardismo literario vino a representar al hombre una catarsis necesaria en
los momentos tan agobiantes que vivió la humanidad a principios del siglo XX.
Vino a acortar las distancias, a enlazar a la especie con los hilos del arte cuando
todo hería.
Quizá si sus representantes no se hubiesen enfrascado tanto en la oposición a
lo anterior, y se hubiesen enfocado en la creación propia, su legado fuese más
amplio.
Si hay algo que nos hizo entender la literatura vanguardista es que cuando nada
está garantizado y la muerte está cerca, el arte suele ser la puerta próxima,
necesaria. Todo cumple un ciclo, todo pasa, lo que hoy es innovador, mañana
es pasado y cuestionado.
La paz, en definitiva, no es sinónimo de calma, la paz en el lenguaje humano no
es más que ese temible silencio que nos puebla entre guerra y guerra. El miedo
hizo lo suyo y las letras no aguardaron para ser la voz del hombre, el reguardo
esperado.

César Vallejo (Niza, 1929)


Más radical es la novedad de su segundo libro: Trilce
(1922), uno de los títulos claves de la poesía de
vanguardia. Vallejo adopta el verso libre y rompe
violentamente con las formas tradicionales, con la
lógica, con la sintaxis; crea incluso palabras nuevas,
como la que da título a la obra. Algunos poemas son
experimentos difícilmente comprensibles, pero en otros
tal extremismo verbal se halla al servicio del choque emotivo. Es el caso de
aquellas composiciones que sirven de vehículo a un recuerdo infantil o a un sentir
amoroso; también hay otra vetas de emoción: la pasión erótica, la angustia de la
cárcel, la opresión del paso del tiempo o la muerte. Juzgada actualmente como
una de las mejores realizaciones del vanguardismo literario, la obra tardaría
algunos años en ser comprendida; en 1930 fue de nuevo publicada en España
con un prólogo entusiasta de José Bergamín.

Entretanto, Vallejo había iniciado un nuevo libro de poemas que se publicaría


tras su muerte, en 1939: Poemas humanos. Es su obra cumbre, y uno de los
libros más impresionantes jamás escritos sobre el dolor humano. Vallejo
trasciende lo personal para cantar temas generales, colectivos, reuniendo la
intimidad lírica con la conciencia común, en una actitud de unión con el resto de
los hombres y el mundo. El dolor sigue siendo el centro de su poesía, pero ahora,
junto a sus torturadas confesiones, hallamos el testimonio constante de los
sufrimientos de los demás; la conciencia del dolor humano desemboca en un
sentimiento de solidaridad, y la inquietud social inspira la mayor parte de sus
versos.

Pero su vigilante conciencia artística le impide caer en la facilidad. El lenguaje


del libro sigue siendo audaz (aunque menos que en Trilce): perviven las
distorsiones sintácticas, las imágenes insólitas y la combinación incoherente (en
apariencia) de frases heterogéneas. Ello no impide percibir con inusitada
intensidad el sentido global de cada poema. A ello contribuye, por otra parte, el
constante empleo de un registro coloquial, aunque sabiamente elaborado y
magistralmente combinado con las expresiones ilógicas y metafóricas.

Sin entregarse a radicales experimentaciones lingüísticas, Vallejo introduce una


tonalidad nueva y original en su estilo: el ritmo y la organización de los materiales
del poema pasan a un primer plano; sus composiciones se hacen más largas,
más ricas en visualidad, y adoptan en ocasiones una irónica amplitud casi
retórica. Sirva de ejemplo el poema que empieza "Considerando en frío,
imparcialmente": la composición se construye sobre el esquema de una fría
sentencia judicial que pretende examinar la condición humana de manera
objetiva, llegando a afirmar que el hombre "me es, en suma, indiferente". Tales
expresiones no hacen sino poner más de relieve el sentimiento solidario que,
pudorosamente ocultado bajo ese formulismo, se desborda al final.
Durante la guerra civil española, Vallejo compuso España, aparta de mi este
cáliz, que se publicó junto a Poemas humanos. Es un magno poemario en que
Vallejo canta al pueblo en lucha, a las tierras recorridas por la contienda, y en
que da salida a su amor por España y a su esperanza; al absurdo de la guerra y
la deshumanización del mundo moderno opone una vívida fraternidad. Su altura
poética no es menor que la de Poemas humanos. Su visión de la guerra
española, en que la ideología política desaparece tras la inmediatez del sentir,
no carece en ciertos momentos de un profetismo cósmico afín al de Walt
Whitman.

Pero incluso esta grandeza de voz vaticinadora cede a la habitual


preponderancia de la pura experiencia inmediata, como en el poema dedicado a
la muerte del camarada Pedro Rojas, a quien le encontraron "en la chaqueta una
cuchara muerta". En poemas como "Masa" la expresión, al igual que en la mayor
parte del libro, es relativamente sencilla, pero la estructura del poema,
perfectamente meditada, es de máxima eficacia: ante un fallecido en la guerra,
acude un hombre suplicándole que no muera, "Pero el cadáver, ¡ay!, siguió
muriendo." Acuden después "veinte, cien, mil, quinientos mil" y luego "millones
de individuos" con el mismo ruego y con el mismo resultado, expresado en el
estribillo antes citado. La visión final es impresionante: sólo cuando todos los
hombres de la Tierra rodean al cadáver, éste se incorpora, abraza al primer
hombre y se echa a andar.
LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.


Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras


en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,


de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como


cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!

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