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GÉNERO, INTERCULTURALIDAD

Y SOSTENIBILIDAD EN LA AGENDA
DE DESARROLLO DE LOS PUEBLOS
ORIGINARIOS DE ECUADOR

La situación de las mujeres de Cayambe y Colta


en torno a la gestión comunitaria del agua
GÉNERO, INTERCULTURALIDAD
Y SOSTENIBILIDAD EN LA AGENDA
DE DESARROLLO DE LOS PUEBLOS
ORIGINARIOS DE ECUADOR
La situación de las mujeres de Cayambe y Colta
en torno a la gestión comunitaria del agua

Elaborado por: Ana García Romero / Sandra Astete Muñoz

Proyecto: “Fortalecida la gestión comunitaria que garantiza el acceso al agua de familias campesinas
de las comunidades de los cantones Cayambe y Colta (Ecuador) ”

1
Departamento de Cooperación al Desarrollo. IEPALA
Coordinación Publicación:
Cristina Fuertes López
Diseño e idea gráfca:
Ileana Angulo Ascanio.
Fotografías:
Beatriz Gil Sánchez.

IEPALA 2012
C/ Hermanos García Noblejas, 41-8º; 28037-MADRID. Teléfono: 34 91 4084212

El contenido de esta publicación es responsabilidad exclusiva de IEPALA.


"Esta publicación forma parte de un proyecto fnanciado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el
Desarrollo (AECID). El contenido de dicha publicación es responsabilidad exclusiva de IEPALA y no refeja necesariamente
la opinión de la AECID."

2
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

BREVE RESEÑA EN TORNO AL PROYECTO Y EL PROCESO DE ESTUDIO

CAPÍTULO 1. DEBATE EN CONSTRUCCIÓN: LA INTERSECCIONALIDAD


DE LAS PERSPECTIVAS DE GÉNERO E INTERCULTURALIDAD EN LA AGENDA DE
DESARROLLO
1. IDEAS CLAVE, UN PRIMER ACERCAMIENTO AL MARCO CONCEPTUAL DE GÉNERO
1.1 Vinculaciones entre la perspectiva de género y de interculturalidad
1.2. Sobre el patriarcado
1.3. Sobre el género
1.4. Género y poder
1.5. Sobre los objetivos estratégicos de los feminismos y la perspectiva de género
1.6 Para entender mejor la teoría de género: elementos y dimensiones de género
2. PRIMEROS ACERCAMIENTOS A LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DE
INTERCULTURALIDAD
3. LA NECESARIA INTERSECCIONALIDAD DE LOS ENFOQUES DE GÉNERO
E INTERCULTURALIDAD
4. RECONOCIENDO LOS SABERES DE LAS MUJERES INDÍGENASCOMO
CONOCIMIENTO Y BASE DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
5. ALGUNOS TEMAS DE LA AGENDA DE LAS MUJERES RURALES DIVERSAS
Y EL DESARROLLO
5.1. Defensa y acceso al territorio y mujeres rurales
5.2. Migraciones, derechos laborales y economía del cuidado (cadena global del
cuidado)

CAPÍTULO 2. LA SITUACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA EN ECUADOR DESDE UNA PERSPECTIVA


DE GÉNERO Y DDHH
1. ESFERAS DE ESPECIAL ATENCIÓN DESDE UNA DIMENSIÓN GLOBAL

3
1.1. La participación política de las mujeres en Ecuador: mejoras y asignaturas
pendientes
1.2. La situación de las mujeres en el ámbito educativo
1.3. Las violencias estructurales que afectan a las mujeres
2. EN TORNO A LA SITUACIÓN DE LAS MUJERES RURALES EN ECUADOR
2.1. Las mujeres rurales y la sostenibilidad de la vida y el medio ambiente
2.2. Las mujeres rurales y la cadena global de cuidados
2.3 La agenda política y social de las organizaciones de mujeres rurales diversas

CAPÍTULO 3
LOS AVANCES POLÍTICO – NORMATIVOS DE ECUADOR: DERECHOS HUMANOS, EQUIDAD
DE GÉNERO Y GESTIÓN COMUNITARIA DEL AGUA

1. LOS COMPROMISOS DE CARÁCTER INTERNACIONAL DEL ESTADO ECUATORIANO


2. LAS LEYES NACIONALES EN ECUADOR Y LOS DERECHOS DE LAS MUJERES
2.1. La Constitución de 2008
2.2. El Plan Nacional del Buen Vivir
2.3. La Ley contra la Violencia de Género (1995) y el Plan Nacional para su
erradicación (2007)
3. LA DEFENSA DEL DERECHO HUMANO AL AGUA
3.1. La normativa ecuatoriana en materia de defensa y gestión del agua
3.2. El conficto con el agua y su gestión.

CAPÍTULO 4
LA PROMOCIÓN DE LA IGUALDAD DE GÉNERO Y LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS
MUJERES Y NIÑAS EN LOS PROCESOS DE DESARROLLO DE ÁMBITO RURAL: DEFENSA Y
PROTECCIÓN DE LOS DDHH, ESPACIOS TERRITORIOS ANCESTRALES Y LA LIBRE
DETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS.
1. LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LOS PROCESOS DE COOPERACIÓN AL
DESARROLLO
1.1. Desarrollo, DDHH e Igualdad entre hombres y mujeres.
1.2. El enfoque de género en proyectos de agua y saneamiento.
2. IDEAS, REFLEXIONES Y PROPUESTAS EN RELACIÓN A LAS SUPUESTAS
CONTRADICCIONES Y DICOTOMIA DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y LA AGENDA DE

4
DESARROLLO DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
2.1. Discursos y planteamientos de los actores, organizaciones y redes sociales y
gubernamentales entrevistado.
2.2.- La igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos en el marco de los
Pueblos originarios, como una imposición occidental.
2.3. Algunos aportes del feminismo comunitario o feminismo diverso.
2.4. Algunas consideraciones metodológicas para analizar las relaciones de género
en los pueblos originarios.
3. FRENTE A LAS RESISTENCIAS COMO PROMOVEMOS EL EMPODERAMIENTO
POLÍTICO, ECONÓMICO Y PERSONAL DE LAS MUJERES RURALES DIVERSAS.
4. CONCLUSIONES, VOCES, DEMANDAS Y APORTES DE LAS MUJERES RURALES
DIVERSAS DE CAYAMBE Y AMBATO EN TORNO A LA IGUALDAD, LA DIVERSIDAD Y EL
DESARROLLO
4.1 Algunas primeras conclusiones

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA CONSULTADA


ANEXOS
Anexo 1
Declaración de la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas

Anexo 2
Declaración del IV Encuentro Continental de mujeres indígenas de las Américas

Anexo 3
Declaración de las mujeres Afrodescendientes ante el Foro de las Américas por la Diversidad
y la Pluralidad

Anexo 4
XI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe

5
6
INTRODUCCIÓN

IEPALA desde sus inicios se plantea impulsar procesos que nazcan y se produzcan desde
abajo y desde dentro de los pueblos, garantizando así el ejercicio político de mujeres y
hombres a participar y decidir en el Desarrollo de su comunidad y, de esta forma, en el
destino de sus vidas. Por tanto el análisis, la crítica y la de-construcción continúa del
pensamiento es parte esencial del trabajo desarrollado en la organización, guiados por un
interés común de romper con la homogeneidad del pensamiento único, el
monoculturalismo, la colonialidad del pensamiento, el patriarcado y todo discurso o
práctica donde se solape la injusticia, la desigualdad, la discriminación y la exclusión social.

Apostamos por trabajar desde la articulación de la perspectiva de género y las propuestas


feministas con la perspectiva de la interculturalidad en el marco de la descolonización del
pensamiento, con la fnalidad estratégica de analizar las relaciones de género en un
determinado contexto social. Pretendemos “revisar el carácter estructural de las
tradiciones culturales, analizar los impactos desag regados por sexo (roles, funciones,
tareas, recursos y benefcios), así como asumir el carácter heterogéneo, contradictorio y
versátil de las identidades sociales (género, etnia, clase...), el carácter relacional de la
cultural y de los géneros y la variable de géneros en función de culturas y contextos” 1.
Partimos del reconocimiento de que ambos enfoques -el género y la interculturalidad
como herramientas de análisis político- comparten una misma concepción social del
mundo y unos mismos objetivos: ambas son incompatibles con la lógica de dominación
como modelo de relación entre pueblos y personas. Ambas miradas se posicionan de
modo similar contra la exclusión social, denunciando públicamente estas lógicas y
promoviendo espacios y mecanismos para la transformación2.

1 REBOLLO, Mª Ángeles. “Perspectiva de Genero e Interculturalidad en la Educación para el Desarrollo” En: Abriendo
la Mirada a la Interculturalidad, Pueblos Indígenas, Soberanía alimentaria y Educación para el Desarrollo. Madrid,
2010, 11. pág.21.
2 REBOLLO, Mª Ángeles. Op. Cit., p.21.

7
Ahora bien, el presente estudio forma parte de las acciones convergentes impulsadas por
lEPALA en cumplimiento y realización de su compromiso político por la transversalización
de la perspectiva de género en sus procesos, en sus proyectos de cooperación y educación
para el desarrollo, así como en los de incidencia social y política desde las dimensiones de
lo global-local y las relaciones Sur-Norte3.

El estudio es fruto de un proceso participativo de educación, investigación y


fortalecimiento de las mujeres rurales de Cayambe y Colta impulsado por IEPALA en el
marco del proyecto “Fortalecida la gestión comunitaria que garantiza el acceso al agua de
familias campesinas de las comunidades de los cantones Cayambe y Colta (Ecuador)”,
subvencionado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
(AECID)4 y ejecutado junto al Instituto de Ecología y Desarrollo de las Comunidades
Andinas (IEDECA).

Nos interesa conocer las dimensiones y categorías que confguran la realidad de las
mujeres rurales participantes en el proyecto desde el análisis de las relaciones de género en
el marco del desarrollo sostenible de sus comunidades y, de manera específca, en relación
al acceso y gestión comunitaria del agua. Perseguimos que el estudio realizado en el
marco del proyecto, sirva -si es posible- para diseñar futuros procesos educativos y de
desarrollo que tomen en cuenta las prioridades y conocimientos de las mujeres rurales de
Ecuador, así como sus demandas en torno a la gestión comunitaria del agua,
promoviendo la refexión de la comunidad y de las organizaciones locales sobre la
igualdad de género como elemento clave del desarrollo.

3 IEPALA asume el compromiso de institucionalizar la perspectiva de Género en sus políticas internas y sus
programas de desarrollo, y de manera específica de garantizar la inclusión de estos principios básicos en los
programas y proyectos de cooperación para el desarrollo, contribuyendo a que las “comunidades y los pueblos
conquisten el derecho a su propio desarrollo integral humano, sostenible y con Enfoque de Género”. (Estrategia
IEPALA 2006-2015).
4 Ver “Breve reseña en torno al proyecto y el proceso de estudio".

8
Mujeres benefciarias del proyecto en Cayambe y Colta

9
Dicho proceso de educación e investigación ha integrado elementos conceptuales y
metodológicos, materializados en:

• La sistematización de los testimonios y conclusiones de los Talleres de Género5.


• El análisis de los discursos extraídos de las reuniones y entrevistas con los actores
sociales claves en el marco del proyecto (gobierno local, socio local, organizaciones
y redes sociales, así como organismos internacionales, entre otros).
• El análisis de las relaciones de género y la situación de las mujeres rurales en
Ecuador desde las diferentes fuentes elaboradas por actores sociales,
gubernamentales y organismos internacionales (informes, agendas locales y
regionales, estudios temáticos, líneas de base, políticas públicas y legislación, etc.).

En este contexto, los esfuerzos y avances de los movimientos indígenas de la región por
visibilizar y reivindicar sus derechos y autonomía político económica ha estado siempre
acompañado por el esfuerzo de las propias mujeres indígenas y sus movimientos sociales
por evidenciar sus experiencias y demandas específcas en la agenda política del
desarrollo. Ellas exigen sus derechos como parte de los pueblos originarios (territorio,
tierra, agua, semillas, agrobiodiversidad, etc.) y como mujeres rurales diversas 6 desde la
lucha feminista, la perspectiva de género y la interculturalidad.

Asimismo, se evidencia una muy tímida inclusión de la variable étnica y de género en las
políticas públicas nacionales de Ecuador y en los estados de la región de América Latina.

5 Talleres de Género llevados a cabo los días 27, 28 y 29 de septiembre y 01 de octubre de 2011 en Ambato y Colta
(Ecuador).
6 A pesar que podremos analizar en mayor profundidad las demandas y propuestas por las mujeres rurales en los
últimos años y su reconocimiento como Mujeres Rurales Diversas a lo largo del documento, nos parece pertinente
señalar que este reconocimiento apela por diversidad y pluralidad de las mujeres, así como por su inclusión en
espacios y movimientos sociales. De acuerdo a lo expresado por ellas: “somos todas las que, cualquiera que sea
nuestra cultura, etnia, color de piel, lengua u otra condición, vivimos y desarrollamos actividades productivas en
espacios rurales, sean éstas remuneradas o no remuneradas, (...). Nuestra diversidad como mujeres indígenas,
afrodescendientes, montubias, mestizas y campesinas se refleja la realidad de un Ecuador plural y asumimos la
responsabilidad de ejercer nuestra ciudadanía...”. Encuentro Político de las Mujeres Rurales, Diversas por el Buen
Vivir y la Soberanía Alimentaría. Propuesta de las mujeres rurales para la formulación de leyes y políticas, Ecuador,
agosto 2011, p. 2 y 3.

10
Aunque de manera aún incipiente, las propuestas y demandas de las mujeres rurales se
empiezan a incorporar y visibilizar en las políticas públicas y las legislaciones nacionales,
especialmente en torno al desarrollo rural. También se están incluyendo las variables de
etnia y género en el trabajo político-técnico de las organizaciones indígenas y de mujeres,
generando propuestas e impulsando procesos participativos.

Hay una demanda muy fuerte de parte de las organizaciones y movimientos sociales de
mujeres rurales de Ecuador en torno al reconocimiento de la diversidad cultural y a su
necesaria participación en la elaboración de las políticas públicas, leyes y proyectos de
desarrollo, partiendo del reconocimiento de sus conocimientos, saberes, lenguas, culturas,
etc. Ellas proponen: “participación, control, ejecución y seguimiento de los proyectos de
cooperación internacional desde la cosmovisión cultural y de género de las mujeres
indígenas, generación de políticas públicas específcas para mujeres indígenas, que
comprometan a los estados a la inversión, crédito, investigación, levantamiento de
información estadística, etc.,. Inclusión de los derechos de las mujeres indígenas, de las
productoras rurales y trabajadoras indígenas a todos los niveles del área rural y urbano, es
decir, en el plano institucional, en la comunidad, en la familia, en la ciudadanía y medios
de comunicación"7. Esto nos permite afrmar que los avances políticos e institucionales en
Ecuador, así como el fortalecimiento de la agenda de las mujeres rurales y diversas
representan dos elementos que nos demuestran que existe una coyuntura propicia para
trabajar por el logro de la igualdad y los derechos de los hombres y mujeres rurales desde
la diversidad de Ecuador.

7 AGUINAGA, Margarita. “Experiencias de empoderamiento económico de Mujeres indígenas. Diagnóstico regional”.


Ecuador, noviembre 2008-junio 2009, p. 46.

11
Las propuestas y demandas de las mujeres rurales se comienzan a visibilizar en las políticas públicas.

12
El presente estudio se inserta en el contexto global de crisis en la que nos encontramos.
Por este motivo, apostamos por analizar propuestas y alternativas como el “Buen Vivir” 8
desde una perspectiva feminista. Es necesario también estudiar cómo, en contraste, la
gran mayoría de gobiernos del Norte han adoptado medidas que fortalecen el modelo
socio-económico patriarcal vigente, poniendo en marcha políticas de ajuste y recortes
sociales que representan aún mayores desafíos para la lucha por los derechos humanos de
las mujeres.

Dichas medidas afectan especialmente a las mujeres, debido a la estructuración y


asignación diferenciada de poderes específcos (acceso a recursos y benefcios, espacios,
tareas, roles, modelos de relación hombres-mujeres y hasta expectativas y deseos)
aumentando, de esta manera, la desigualdad entre mujeres y hombres. Los derechos
laborales, los derechos sexuales y reproductivos, las necesidades particulares de las mujeres
y sus luchas históricas por el acceso y defensa del territorio, soberanía alimentaria y su
autonomía económica y política, se ven profundamente afectados por los recortes sociales,
al excluirlas de los espacios y mecanismos de decisión y propuesta.

En este marco asumimos el compromiso de no perder de vista los desafíos en torno a la


exigibilidad de los derechos humanos de las mujeres -civiles, políticos, económicos,
sociales, culturales, medio ambientales y colectivos-, ya que en el fondo se trata de una
crisis estructural del modelo de desarrollo vigente patriarcal y capitalista.

El presente proceso de investigación se plantea desde los espacios de diálogo y discusión


con diferentes actores sociales y políticos, con el fn de buscar la convergencia y
construcción de procesos de incidencia social y política en torno a lucha por los DDHH de
las mujeres, así como a la transformación de las relaciones de género. No puede, por ello,
escapar de la coyuntura actual (local-global) de retrocesos en materia de igualdad y

8 Dice Alberto Acosta: “El ‘buen vivir’ nace de la experiencia de vida colectiva de los pueblos y nacionalidades
indígenas. Busca la relación armoniosa entre los seres humanos y de estos con la Naturaleza… Es un elemento
fundamental para pensar una sociedad diferente, una sociedad que rescate los saberes y la tecnologías populares,
la forma solidaria de organizarse, de dar respuesta propia…”. Citado en León, Magdalena. “El Buen Vivir: objetivo y
camino para otro modelo” en “Sumak Kawsay / Buen Vivir y cambios civilizatorios” pág. 108.

13
derechos humanos de las mujeres, los cuales parecían consolidados, tanto en el Sur como
en el Norte. Es por esto que resulta fundamental profundizar y generar análisis y
estrategias que nos permitan fortalecer las vinculaciones Norte-Sur en el marco del análisis
de las políticas públicas de desarrollo.

Finalmente, consideramos relevante en el marco del estudio, denunciar el sistema


capitalista patriarcal vigente y el propio concepto de desarrollo dominante en la práctica,
basado en un modelo de opresión y exclusión, que no pone énfasis en la defensa de la
sostenibilidad de la vida y las personas, sino también en los mercados, benefciando a las
élites económicas del Norte y del Sur global.

Agradecemos su participación a todas las personas, organizaciones y actores


gubernamentales que a lo largo del proceso de estudio aportaron sus conocimientos,
visiones y propuestas críticas en torno a las relaciones de género en el mundo rural y, de
manera específca, en el marco de la gestión comunitaria del agua y de los recursos
naturales en Ecuador:

• IEDECA – Instituto de Ecología y Desarrollo de las Comunidades Andinas (Socio


local)
• Organizaciones de la comunidad y sus líderes (Junta del Agua, Asambleas
comunitarias)
• Wilma Til - Promotora de IEDECA
• María Andrade responsable de la línea de trabajo de “Mujeres Indígenas” de ONU
Mujeres Región Andina
• Dirección de Recursos Hídricos y Medio Ambiente del Consejo Provincial de
Tungurahua, Ambato (Ecuador)
• Pueblo Kayambi
• Fundación Atahualpa
• CONAIE (Confederación Nacionalidades Indígenas del Ecuador)
• Línea de trabajo de “Mujeres Indígenas” de ONU Mujeres Región Andina
• y otros...

14
BREVE RESEÑA EN TORNO AL PROYECTO
Y EL PROCESO DE ESTUDIO

Ficha Proyecto
Información básica del proyecto y condiciones previas

Proyecto: “Fortalecida la gestión comunitaria que garantiza el


acceso al agua de familias campesinas de las comunidades de
los cantones Cayambe y Colta (Ecuador)”.

Participantes/destinatarios: Familias rurales de 13 Comunidades de:


• Parroquias de Juan Montalvo y Cangahua, en el cantón Cayambe,
provincia de Pichincha;
• Parroquia de Colta, en el cantón Colta, provincia de Chimborazo /Ambato.

El proyecto parte de la voluntad conjunta con las comunidades de trabajar a partir


de la visión social de la gestión del agua, basado en los principios de equidad y
solidaridad, desde la visión indígena andina. De esta manera, se diseñan y se
llevan a cabo, entre otras actividades, acciones integradas destinadas a impulsar
que mujeres jefas de hogar y comuneras mayores accedan a los beneficios del
agua para otros usos, como el riego y las actividades del ámbito reproductor y de
los cuidados. Siguiendo este principio en el proyecto se incluye a todos/as los/as
miembros de la comunidad, sin distinción alguna, beneficiándose, por lo tanto, de la
posibilidad de disponer de agua permanente para las actividades productivas y
reproductivas.

15
Durante más de 20 años IEDEC A HA trabajado la en las áreas de riego campesino
en la sierra ecuatoriana. Cayambe (Provincia de Pichincha)

En el marco de esta iniciativa de desarrollo en torno al acceso y gestión


comunitaria del agua con enfoque de género se establecen, entre otras varias
actividades, integradas en las siguientes acciones:

• La elaboración de un estudio de la realidad y situación de las mujeres


campesinas de las comunidades de Cayambe y Colta. Mediante el estudio
se analizará y visibilizará la implicación de las mujeres campesinas
-participantes en el proyecto- en el trabajo y gestión comunitaria del agua y
su influencia en el acceso, gestión y conservación del agua. Representa un
primer paso para sentar una base de conocimientos integrados acerca de
la situación de las mujeres de Cayambe y Colta, en torno al acceso y
gestión del agua que podrá servir para futuras intervenciones e iniciativas
de desarrollo.

16
• Diseño y presentación de un conjunto de talleres de capacitación en
género con la finalidad de promover mejoras en torno a la condición de las
mujeres campesinas de las comunidades de Cayambe y Colta (mejoras
formativas, espacio de diálogo y reflexión, etc.).

Junto con IEPALA, el Instituto de Ecología y Desarrollo de las Comunidades


Andinas (IEDECA) ha ejecutado en terreno el presente proyecto, el cual ha estado
financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
(AECID).

Otras entidades participantes y espacios comunales de participación:


• Pueblo Kayambi: las comunidades participantes pertenecen a
organizaciones de segundo grado o intercomunales, quienes a su vez
participan en las confederaciones del pueblo Kayambi que son las
organizaciones regionales indígenas que reivindican sus derechos
culturales, territoriales y políticos.
• Fundación Atahualpa.
• Juntas de Usuarios de Agua constituidas.
• Asambleas comunales.

El proceso de educación, investigación y fortalecimiento de las mujeres rurales de


Cayambe y Colta ha sido diseñado y llevado a la práctica teniendo como objetivo
estratégico impulsar un proceso educativo de corta duración (pero con impacto) con el fin
de promover el ejercicio y desarrollo de sus capacidades en torno a conceptos básicos de
género y desarrollo en el marco del acceso y gestión comunitaria del agua y lo que esto
representa en sus vidas.

Toda la información, expectativas y conocimientos que se recogieron a lo largo del


espacio de los talleres han representado importantes insumos para la elaboración del
estudio, recogiendo, así de primera mano, las visiones, demandas y conocimiento de las
mujeres de Cayambe y Colta con respecto a las implicaciones de género y su influencia
en el acceso, gestión y conservación del agua en sus comunidades y familias.

17
En el marco de los talleres se impulsó la elaboración de un auto-diagnóstico por parte de
las mujeres participantes que ha servido como un insumo clave para la elaboración del
estudio. El auto-diagnóstico nos ha permitido identificar y sistematizar información y
conocimientos sobre su vida y situación, prestando especial atención a las esferas de la
política y la participación, social y cultural, recursos naturales, ámbito productivo, salud y
población. De este modo, pudimos conocer desde sus propios saberes y experiencias los
obstáculos, avances y demandas en torno al acceso y gestión del agua, teniendo en
cuenta algunas herramientas conceptuales de género (el estudio de la división sexual del
trabajo, la condición y posición, el acceso y control de los recursos y los beneficios).

El proceso educativo parte del reconocimiento de los saberes y experiencias de las


mujeres rurales campesinas, utilizando una metodología que propicie la participación y la
confianza, que ayude a que puedan identificar los avances y dificultades que enfrentan
como comunidad y como mujeres. Hemos buscado que este espacio participativo y
educativo, lo fuera también de fortalecimiento de las mujeres, en el que puedan visibilizar
e intercambiar sus percepciones, expectativas y demandas.

18
CAPÍTULO 1

DEBATE EN CONSTRUCCIÓN:
LA INTERSECCIONALIDAD DE LAS PERSPECTIVAS
DE GÉNERO E INTERCULTURALIDAD EN LA AGENDA
DE DESARROLLO

A lo largo de este capítulo conoceremos de manera breve las propuestas y los


cuestionamientos que se están elaborando desde distintos actores sociales
-investigadores/as, activistas, organizaciones y redes sociales, académicos/as,
técnicos/as...-, en torno a enfoques, herramientas y categorías de género, interculturalidad
y diversidad, que tienen una injerencia directa en la construcción -y deconstrucción- de
políticas públicas y procesos de desarrollo emancipadores y descolonizadores.

Estas propuestas parten de la importancia de diseñar y aplicar políticas y programas


integrales de desarrollo que incorporen las perspectivas transversales de género,
interculturalidad y de derechos humanos. Solo haciendo hincapié en esta
interseccionalidad de enfoques podremos avanzar en el logro de sociedades más justas y
democráticas.

Ahora bien, en los siguientes párrafos intentaremos visibilizar, de manera muy general, la
relevancia de conocer, analizar e implementar los enfoques de interculturalidad y género
desde su carácter político y emancipador. Ambos enfoques, constituyen categorías de
análisis imprescindibles para generar propuestas políticas y de desarrollo inclusivas y
transformadoras de la realidad, tanto en los países del Norte como del Sur, siendo
coherentes con una ciudadanía global crítica.

19
Tanto el género como la interculturalidad tienen una base común: el análisis de las teorías
y sistemas que tratan de someter a un grupo humano a los designios de otro. En el caso
del enfoque intercultural se estudian las frecuentes relaciones de desigualdad de las
minorías respecto a las culturas mayoritarias o hegemónicas. El enfoque de género se
ocupa de las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres. Puesto que ambos
fenómenos se interrelacionan para hacer un correcto análisis de la realidad, es necesario
que que se utilicen ambos enfoques. Estas relaciones desiguales de poder, ya sean
originadas por el género o por la etnia, se enmarcan además en un contexto socio-cultural
específico que hará que las brechas y desigualdades sean más o menos evidentes.

El género se construye desde la realidad particular de cada sociedad

20
Las relaciones de género no se producen de forma aislada, sino que forman parte de
otros sistemas sociales y culturales, y reciben la influencia de la cultura, la economía, la
política, la clase, etnia, idioma, nacionalidad, religión y edad de las personas que
conforman el grupo humano. Por ello, se dice que el género no es un concepto universal,
sino que depende y se construye en la realidad particular de cada sociedad9.

Finalmente, no podemos hablar de “la mujer” ni “del hombre” como seres universales y
homogéneos. Las relaciones de género varían de una sociedad a otra e incluso pueden
coexistir dentro de una misma sociedad diferentes sistemas de género según la
diversidad cultural que exista. Esto significa que las mujeres no son seres aislados, sino
parte integral de la sociedad: no hay un mundo de las mujeres separado del de los
hombres y viceversa10. Tanto los hombres como las mujeres son grupos diversos.

9 RODRÍGUEZ, Marcela. “Violencia contra las mujeres y políticas públicas. Tendiendo un puente entre la teoría y la
práctica”. UNIFEM, 2001, p. 35-36.
10 Ver trabajos de RUIZ BRAVO, Patricia. “Una aproximación al concepto de género”, págs. 133-134; y SCOTT, Joan
W. “El género: una categoría útil para el análisis histórico”. Cit. en VILLANUEVA FLORES, Rocío. “Derecho a la
salud, perspectiva de género y multiculturalismo”. Ed. Palestra. Lima, 2009.

21
1. IDEAS CLAVE, UN PRIMER ACERCAMIENTO
AL MARCO CONCEPTUAL DE GÉNERO

1.1. Vinculaciones entre la perspectiva de género


y de Interculturalidad

Cuando nos aproximamos a las vinculaciones existentes entre las perspectivas de género
y de interculturalidad en la agenda de las políticas públicas y la cooperación al desarrollo,
nos encontramos con que las teorías políticas de la interculturalidad y el género
comparten una misma concepción social del mundo y unos mismos objetivos:

• Ambas son incompatibles con la lógica de dominación como modelo de


relación entre pueblos y personas.

• Ambas miradas se posicionan de modo similar en las dinámicas de inclusión y


exclusión social, denunciando públicamente estas lógicas y promoviendo
espacios y mecanismos para la transformación social 11.

1.2. Sobre el patriarcado

El patriarcado designa un orden social que establece el sexo como elemento referencial
para asignar a cada persona actividades, funciones, relaciones y poderes específicos.
Esta red estructurada de poderes, jerarquías y valores propone unos modelos de
masculinidad y feminidad supuestamente universales, dicotómicos y opuestos entre sí.
También se sostiene que el patriarcado no es sólo un sistema de organización social que
otorga mayor poder y privilegios a los hombres sino una ideología o conjunto de creencias

11 REBOLLO, Mª Ángeles. “Perspectiva de Genero e Interculturalidad en la Educación para el Desarrollo” En:


“Abriendo la Mirada a la Interculturalidad, Pueblos Indígenas, Soberanía alimentaria y Educación para el Desarrollo”.
Madrid, 2010, p.13.

22
que legitima y mantiene esta situación de poder12.

1.3. Sobre el género

• Es un factor de estructuración social transcultural e intracultural. Ser mujer u


hombre, implica tener posiciones y roles diferenciados en el espacio cultural que
comparten.
• Es hablar del sistema de significados que organiza las interacciones y gobierna el
acceso y control del poder y los recursos. Esta perspectiva nos lleva a fijarnos, más
que en las personas, en las acciones que dan sentido y sustentan la organización
social13.
• Es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias
que distiguen los sexos y el género como una forma primaria de relaciones
significantes de poder14.
• Facilita un modo de decodificar el significado que las culturas otorgan a la
diferencia de sexos y una manera de comprender las complejas conexiones entre
varias formas de interacción humana15.

1.4. Género y poder

El género es el campo primario dentro del cual o por medio del cual se articula el poder.
En este sentido, es necesario rechazar la calidad fija y permanente de la oposición
binaria, lograr una desconstrucción genuinas de los términos de la diferencia sexual16.

Una de las más claras y contundentes manifestaciones de esto es la división sexual del
trabajo, que representa una clara "di-visión del mundo", basada en referencias y

12 Ib., pág.16.
13 REBOLLO, Ma Ángeles. Op. Cit., pp. 15 y 25.
14 Ver SCOT, Joan. "Gender: a Useful Category of Historical Analysis", en American Historical Review, núm. 91, 1986.
También ver Scot, Joan en LAMAS, Marta. “Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género”, p.3.
http://www.udg.mx/laventana/libr1/lamas.html
15 LAMAS, Marta. Ib., p.3. http://www.udg.mx/laventana/libr1/lamas.html
16 Ib, p.4 http://www.udg.mx/laventana/libr1/lamas.html

23
diferencias biológicas, representadas a su vez en la división del trabajo en productivo y
reproductivo. Esto actúa como la "mejor fundada de las ilusiones colectivas". Establecidos
como conjunto objetivo de referencias, las dimensiones del concepto de género
estructuran la percepción y la organización concreta y simbólica de toda la vida social 17.
Ya que estas referencias establecen un control diferencial sobre los recursos materiales y
simbólicos, el género se implica en la concepción y construcción del poder.

1.5. Sobre los objetivos estratégicos de los feminismos


y la perspectiva de género

Tanto los feminismos como la perspectiva de género son herramientas políticas de


análisis de la realidad que representa una nueva forma de mirar, comprender y
posicionarse en el mundo, e implica una acción y una voluntad.

Ambas herramientas se proponen incidir sobre:


• Los factores y agentes que condicionan el mantenimiento del sistema patriarcal
como modelo de organización social basado en la dominación-subordinación.

• Los modelos hetero-normativos de lo que es -o debe ser- el hombre “masculino” y


la mujer “femenina”18, que actúan como marcos de referencia socialmente
compartidos y se aprenden durante el proceso de socialización. Desmontar estas
creencias que actúan como mandatos sociales sobre el hombre y la mujer es uno
de los objetivos prioritarios de los feminismos.

17 Ver BOURDIEU, Pierre, en “Le Sens Pratique”, Paris, 1980; y SCOT, Joan en LAMAS, Marta. “Usos, dificultades y
posibilidades de la categoría género”, p.3 y 4. http://www.udg.mx/laventana/libr1/lamas.html
18 Ver SCOT, Joan. "Gender: a Useful Category of Historical Analysis", en American Historical Review, nÚm. 91, 1986.
También ver SCOT, Joan en LAMAS, Marta. “Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género”, p.3 y 4.
http://www.udg.mx/laventana/libr1/lamas.html

24
1.6 Para entender mejor la teoría de género: elementos y
dimensiones de género

Siguiendo la propuesta de Scott se distinguen 4 elementos principales que configuran el


género19:

• Los símbolos y los mitos culturalmente disponibles que evocan representaciones


múltiples.

• Los conceptos normativos que manifiestan las interpretaciones de los significados


de los símbolos. Estos conceptos se expresan en doctrinas religiosas, educativas,
científicas, legales y políticas que afirman categórica y unívocamente el significado
de varón y mujer, masculino y femenino.

• Las instituciones y organizaciones sociales de las relaciones de género: el sistema


de parentesco, la familia, el mercado de trabajo segregado por sexos, las
instituciones educativas y la política.

• La identidad en relación a los factores y elementos determinantes en la


construcción de las identidades genéricas a nivel individual y colectivo.

Siguiendo el sistema socio-cultural de género propuesto por Crawford20:

➔ En el plano sociocultural, el género es un sistema de organización social que


otorga mayor poder y privilegios a los hombres y que se apoya en un conjunto de
creencias que legitima y mantiene esta estructura social. Este modelo estructura el
acceso a los recursos y al poder. Los valores, costumbres, tradiciones y
estereotipos, junto con las leyes de un país, rigen el modelo de organización social.

19 Ib. p.3 y 4. http://www.udg.mx/laventana/libr1/lamas.html


20 Ver CRAWFORD, M. “Transformations. Women, Gender and Psychology”, 2006, Boston. También CRAWFORD, en
REBOLLO, Mª Ángeles. “Perspectiva de Genero e Interculturalidad en la Educación para el Desarrollo” En “Abriendo
la Mirada a la Interculturalidad, Pueblos Indígenas, Soberanía alimentaria y Educación para el Desarrollo”. Madrid,
2010, p.15.

25
➔ En un plano relacional, el género es un proceso dinámico de representación de lo
que significa ser “mujer” u “hombre” en situaciones de la vida diaria, lo que se
manifiesta en las diferencias en que hombres y mujeres se comportan y son
tratados en las interacciones cotidianas. Por ello, género también son las
relaciones que establecen las personas a partir de ideologías de género. Tiene
valor conocer y comprender cómo se originan, se legitiman socialmente y se
construyen simbólicamente estas relaciones. Los discursos, prácticas y roles de
género sustentan los procesos de socialización y se convierten en recursos sobre
los que construimos modelos y relaciones de género.

➔ En un plano individual, el género es un aspecto de la identidad y de las actitudes


personales. El género también representa el conjunto de expectativas, intereses,
fantasías y creencias que están asociadas a modelos más o menos aceptables de
lo que significa ser un hombre masculino o una mujer femenina en una cultura
concreta. Esta representación subjetiva del género (autoconcepto y autoestima) no
suele ser una decisión deliberada de la que somos conscientes, sino que en la
práctica suele ser una respuesta más o menos automática a presiones sociales.

Como señala Crawford, un aspecto importante del sistema de género que atraviesa todos
estos niveles es el poder como valor que define el modelo social y el sistema de
relaciones.

26
2. PRIMEROS ACERCAMIENTOS A LA PERSPECTIVA
DE GÉNERO Y DE INTERCULTURALIDAD

La interculturalidad apuesta por el dinamismo y el mestizaje cultural de las sociedades,


debido a las continuas interacciones entre diferentes grupos humanos y a que las
sociedades modernas son fruto de siglos de mestizaje. Esta perspectiva introduce el
análisis del etnocentrismo, “como mecanismo de exclusión social y como un modelo de
relación entre culturas basado en la superioridad y la dominación” 21. Por otro lado, la
perspectiva de género aboga por la visión dinámica de la cultura e integra, junto con el
análisis etnocentrista, el androcentrista, cuestionando la función normativa y epistémica
del hombre como medida y centro de todas las cosas.

La articulación de ambas perspectivas en el análisis de la situación de las mujeres y las


relaciones de género nos permite “revisar el carácter inmutable y estructurante de las
tradiciones culturales y analizar los impactos desagregados por sexo (roles, funciones,
tareas, beneficios, etc.). (…) implica asumir el carácter heterogéneo, contradictorio y
versátil de las identidades culturales (género, raza, clase, etc.), el carácter relacional de la
cultura y de los géneros y la variable de géneros en función de culturas y contextos”22.

Es necesario mencionar algunos elementos claves en el análisis y comprensión de la


convergencia de las categorías de género, etnia y cultura:

• La cultura, en este contexto, hace referencia a la identidad de las personas, sus


aspiraciones, la forma como establecen sus intercambios simbólicos y estructuran
sus relaciones y prácticas, dentro de las cuales se encuentran los significados
compartidos, las normas sociales, las creencias y las identidades. Se refiere a un

21 REBOLLO, Mª Ángeles. oP. CIT., p.21.


22 Ib., p.21.

27
conjunto de atributos en permanente cambio, que influyen y son influenciados por
los comportamientos económicos y sociales de la interacción humana.

• La identidad cultural, es la totalidad cultural (creencias y bienes materiales e


inmateriales), la que hace posible la identidad como pueblo y su reconocimiento
por otros. La identidad es el resultado de un proceso de construcción de elementos
en nuestra pertenencia a un género y a un grupo. Se manifiesta siempre en una
doble dirección: por un lado, en la pertenencia, encuentro y reconocimiento de
uno/a en sí mismo (mi cuerpo, mi edad...) y por otro lado, en la pertenencia,
encuentro y reconocimiento de uno/a con los/as demás23.

• La interculturalidad apela por el diálogo transcultural y de ese diálogo se deben


extraer formas complejas, pero no segregacionistas de convivencia social,
apostando por una relación respetuosa entre culturas y subrayando el carácter
dinámico y evolutivo de las mismas. Este planteamiento incorpora, además, dos
enfoques o elementos importantes. Por un lado, las culturas deben respetar los
derechos humanos y promover la igualdad. Mientras que por otro lado, no se
deben sacralizar las comunidades culturales. La cultura no es un todo uniforme u
homogéneo, sino que está construida sobre estructuras sociales en las que el
género, los recursos y el origen, entre otros, son variables de diferenciación y
desigualdad24.

En el ámbito de los pueblos originarios y la perspectiva de género se plantean muchas


preguntas sobre la forma en que la cultura interactúa con los factores de índole socio-
económica, produciéndose desigualdades étnicas y de género. La identidad cultural no
debe ser considerada un elemento negativo en el marco de la lucha por la equidad de
género, sino que debe incidir de manera positiva en la consecución de avances en torno a
las demandas de igualdad entre hombres y mujeres.

23 GONZÁLEZ, Jesús y VIADERO, María. “Equidad de género y pueblos indígenas desde la perspectiva de la
Educación para el Desarrollo” En: Abriendo la Mirada a la Interculturalidad, Pueblos Indígenas, Soberanía
alimentaria y Educación para el Desarrollo. Madrid, 2010, p. 40-41.
24 REBOLLO, Ma Ángeles, Op.Cit. p. 11-12.

28
3. LA NECESARIA INTERSECCIONALIDAD DE LOS
ENFOQUES DE GÉNERO E INTERCULTURALIDAD

El análisis del sistema de género está en estrecha relación con los sistemas socio-
económicos y políticos y con las matrices culturales vigentes en las sociedades. De
hecho, comprender los cambios en las identidades y relaciones de género implica analizar
detenidamente los sistemas en los cuales estas identidades son producidas y
reproducidas. Esto supone prestar atención a las resistencias (activas y pasivas), así
como a los espacios de agencia y autonomía (no siempre visibles) que se van
generando25.

Las reivindicaciones de género se abren paso en distintos escenarios, pero el contenido


de las demandas varía según la pertenencia étnica y social. Entender la diversidad y
abrirnos a un diálogo respetuoso de las diferencias es el reto que tenemos por delante. En
este contexto, es necesario resaltar por su valor y legitimidad la existencia de los
movimientos de mujeres indígenas26, que toman la escena pública y discuten al feminismo
de clase media su hegemonía y su representación, generando aportes y críticas27.
25 Ver RUIZ BRAVO, Patricia. “Etnicidad, migración y trabajo. Nuevos temas en la investigación sobre género y
desarrollo en América Latina”. Con la colaboración de Cynthia del Castillo.
http://departamento.pucp.edu.pe/ciencias-sociales/images/documentos/etnicidadPRB.pdf
26 Ver PALOMO, Nelly (2006), “Las mujeres indígenas: surgimiento de una identidad colectiva insurgente”. En: “De lo
privado a lo público. 30 años de lucha ciudadana de las mujeres en América Latina”, México, Siglo XXI. UNIFEM:
LASA. Estudio sobre mujeres indígenas de México, Guatemala, Nicaragua y El Salvador que concluye señalando la
existencia de una identidad colectiva insurgente.
27 En la región de América Latina: los Encuentros Continentales de Mujeres Indígenas, las Conferencias Mundiales de
la Mujer, la Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas, el Foro Internacional de Mujeres Indígenas, así como el
Foro Social Mundial son algunos de los espacios donde las mujeres indígenas tejen visibilidad y hacen esfuerzos por
construir puentes de diálogo con occidente. A pesar de las especificidades de sus agendas, los Encuentros
Continentales de Mujeres Indígenas, realizados en Ecuador (Quito, 1994), México (DF, 1997), Panamá (2000) y Perú
(2003) son una muestra de la vitalidad de estos movimientos y de las reivindicaciones étnicas y de género frente a
las que se han levantado plataformas de acción en las que demandan nuevos enfoques en los que ellas definan los
marcos interpretativos y de acción de sus luchas. Además, ver las declaraciones de la dirigenta boliviana Domitila
de Chungara, que fue una de las primeras mujeres indígenas de América Latina que planteó el problema de la
relación que existe entre la discriminación de género y las otras formas de exclusión como son la clase y la etnia.
Declaraciones realizadas en la Conferencia del Año Internacional de la Mujer en México en 1975, invitada por las
Naciones Unidas.

29
Además de la categoría de género como un elemento que puede potenciar la
discriminación, existen otros factores como la etnia, la casta, la edad, la orientación
sexual, la religión, el estatus como migrante, entre otros, que se combinan y potencian
para determinar la posición social de una persona. La interseccionalidad es una
“herramienta analítica para estudiar, entender y responder a las maneras en que el género
se cruza con otras identidades y cómo estos cruces contribuyen a experiencias únicas de
opresión y privilegio”28. Se trata, por tanto, de una metodología indispensable para el
trabajo en los campos del desarrollo y los derechos humanos.

La interseccionalidad parte del reconocimiento de que las personas tienen identidades


múltiples -en ocasiones de opresión-, que se derivan de las relaciones sociales, la historia
y las estructuras de poder en los distintos contextos sociales. Uno de sus objetivos es
revelar que no debemos entender la combinación de identidades como una suma que
incrementa la propia carga, sino como una que produce experiencias diferentes y
establecer el impacto de dicha convergencia en relación a las oportunidades y acceso a
los derechos. Las categorías únicas no siempre reflejan las complejas realidades, ya que
todos/as tenemos identidades múltiples y, por ende, podemos enfrentar formas de
discriminación entrecruzadas.

De la revisión bibliográfica realizada, se puede concluir que la emergente y creciente


presencia pública de los movimientos indígenas de mujeres que enarbolan demandas de
igualdad de género en el marco de sus exigencias sociales y étnicas (territorio, diversidad
cultural, recursos naturales). Sus reclamos incluyen sus derechos como mujeres
indígenas29, la demanda de una ciudadanía efectiva, la denuncia de la desvalorización del
28 AWID, “Interseccionalidad: una herramienta para la justicia de género y la justicia económica. Derechos de las
mujeres y cambio económico” Nº 9, agosto 2004.
29 A pesar de que el documento se centre en la agenda política y social de los movimientos de mujeres indígenas de la
región de América Latina y, de manera específica de Ecuador, introducimos el término “mujeres de color” al
considerar que amplia y aglutina a las mujeres que son afectadas por opresiones múltiples. Este término fue
incorporado por el movimiento de mujeres negras de Estados Unidos (década de los 70s en adelante) como un
concepto que busca enfrentar las opresiones múltiples: mujeres no blancas, víctimas de la colonialidad del poder y
que vienen impulsando aportes y críticas importantes a la teoría feminista, buscando incorporar la necesaria
intersección de las categorías etnia, clase y género en los programas y políticas de desarrollo y de DDHH. En este
sentido, María Lugones hace referencia a la “... indiferencia de aquellos hombres que continúan siendo víctimas de
la dominación racial, de la colonialidad del poder, inferiorizados por el capitalismo global (…) hacia las violencias que
el Estado, el patriarcado blanco y que ellos mismos perpetúan contra las mujeres de nuestras comunidades, en todo
el mundo.”. Ver LUGONES, María (2010). “Descolonizar la modernidad, descolonizar Europa”, Madrid, p. 57 y 58.

30
cuerpo de las mujeres indígenas y la violencia sexual justificada y aceptada como parte
de las normas morales.

En este contexto, el movimiento de mujeres indígenas ha conseguido organizarse,


definirse, teorizar y visibilizar su propia agenda política, no sólo a nivel internacional, sino
en el interior del movimiento feminista y en sus propias organizaciones indígenas. A lo
largo de las dos últimas décadas, a través de foros, encuentros, cumbres y redes
regionales30 han logrado poner en la agenda política internacional y regional la
problemática en torno a las desigualdades de género en la escena del estado-nación, así
como al interior de sus organizaciones y pueblos indígenas, abordando esta problemática
desde la triple discriminación: mujer, pobre e indígena. Además, existe un dialogo
continuo y un compromiso ético- político de impulsar la convergencia de agendas y
propuestas comunes entre el movimiento feminista y el movimiento de mujeres indígenas.

Como ejemplo del movimiento de mujeres indígenas rescatamos las palabras de la


comandante Ramona en el Primer Encuentro Nacional de Mujeres Indígenas (Oaxaca,
1997): “(...) hemos llegado hasta aquí venciendo también la resistencia de algunos de
nuestros compañeros que no entienden la importancia de que las mujeres estemos
participando de la misma manera que los hombres. A todos ellos y a nosotras queremos
preguntar: ¿sería posible que el zapatismo fuera lo que es sin sus mujeres? ¿La sociedad
civil, indígena y no indígena, que tanto nos ha apoyado, sería lo mismo sin sus mujeres?
¿Se puede pensar en el México rebelde y nuevo que queremos construir, sin sus mujeres
rebeldes y nuevas?

En los últimos quince años los movimientos feministas -visualizamos la pluralidad de los
feminismos como una importante fortaleza- han desarrollado un discurso de articulación
con los movimientos de mujeres indígenas. No obstante el diálogo entre los diferentes
actores y el compromiso por incorporar el análisis integrado de género, clase y etnia
todavía siguen en construcción.

Estos debates tienen una importancia crucial en las concepciones que sustentan las
políticas públicas y programas de desarrollo en el marco de las relaciones Norte-Sur. Las

30 I Conferencia de Mujeres Indígenas Africanas (FAIWC) (Agadir – Marruecos, 1998); I Cumbre de las Mujeres
Indígenas de Américas (Oaxaca, 2002); I cumbre Continental de Mujeres Indígenas de Abya Yala (Puno, 2009),
entre otros espacios.

31
organizaciones de mujeres indígenas reclaman la incorporación –en el discurso y en la
práctica- de la dimensión étnico-cultural de manera integrada a la de género en las
propuestas de desarrollo. Ello implica trabajar conjuntamente en diálogos interculturales
respetuosos de la diversidad, así como el reconocimiento de situaciones, necesidades e
intereses no sólo diferentes sino en ocasiones contrapuestos a los defendidos por
“nosotras/os u otras/os”.

Los programas y políticas de desarrollo deberán recoger las especificidades socio-


económicas y culturales de las poblaciones con las que se trabaja de cara a contar con
información válida sobre el sistema de género vigente y las maneras en que éste actúa y
se relaciona con el sistema hegemónico. La lucha es también contra la homogenización y
la imposición de un canon universal. No obstante, es preciso evitar la dicotomía entre
universalismo y relativismo cultural, ya que precisamente lo que estos movimientos
(mujeres indígenas organizadas) han permitido cuestionar es la imagen idílica de las
culturas indígenas y la dicotomía tradición/modernidad como eje del análisis central.

Es necesario insistir en la necesidad de establecer mecanismos de diálogo entre


académicos, investigadores, trabajadores de ONGs, funcionarios públicos, movimientos
feministas y organizaciones de mujeres indígenas. Estos diálogos deberían tener como
punto de partida el reconocimiento de la necesidad de incluir el género, la etnia y la clase
social en el análisis y en la elaboración de propuestas de desarrollo. Se trata de una tarea
pendiente a la que no se le ha dado efectiva atención a pesar de los discursos. Y es que,
en la práctica, es difícil e implica un cambio de actitud y de posicionamiento. Las
jerarquías de género, clase y etnia están en muchos casos interiorizadas e invisibilizadas
en nosotras/os mismas/os.

32
4. RECONOCIENDO LOS SABERES DE LAS MUJERES
INDÍGENAS COMO CONOCIMIENTO Y COMO BASE
DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

Resulta fundamental que cuando reflexionamos sobre interculturalidad e igualdad de


género no dejemos de reconocer a las mujeres indígenas como actoras y agentes,
integrando sus conocimientos y saberes teóricos y prácticos en los debates y propuestas.

Diversos estudios al respecto han llamado la atención sobre la importancia de (re)conocer


la validez y pertinencia de los saberes indígenas, y de manera específica de las mujeres
indígenas (campesinas, quechua-hablantes), hasta hoy considerados como incompletos o
falsos, cuando no irracionales, y reconocerlas como interlocutoras válidas, impulsando su
participación activa y deliberante.

En este marco, los aportes y críticas de una corriente de autores 31 al saber occidental
hegemónico como el único universalmente válido resultan fundamentales. Así, se
relativiza el conocimiento racional como centro y modelo frente al cual se evalúan los
demás conocimientos y la necesidad de romper con las formas colonizadas de saber con
las cuales nos vemos a nosotros mismos y que impiden reconocer positivamente las
diferencias.

En diversas partes de América Latina los movimientos de mujeres indígenas ponen en la


agenda sus demandas no sólo como parte de pueblos y culturas originarias, sino también
como mujeres. Es necesario conocer más y mejor las reivindicaciones de las mujeres
indígenas y sus propuestas de cambio. En este mismo sentido, requerimos más
información y análisis de las relaciones que se dan entre estos movimientos y los
feminismos en cada país y región.
31 Ver al respecto: CHAKRAVARTY, Dipesh (2001), “Provincializing Europe”. Oxford University Press; QUIJANO,
Anibal (2001), “Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en América Latina”. En “Perú contemporáneo 2”, Lima,
Red para el desarrollo de las Ciencias Sociales; y CAIRO, Heriberto (2010), “Descolonizar la modernidad,
descolonizar Europa: un dialogo Europa-America Latina”, Editorial IEPALA.

33
El desarrollo óptimo de cualquier estado necesita de la presencia y los saberes de las mujeres

Es importante que los actores de la cooperación (ONGDs, Estado, organizaciones y redes


sociales) trabajen en programas de empoderamiento y apoyo a las mujeres campesinas e
indígenas desde un enfoque intercultural que sea consciente de las diferencias y valore
otras formas de conocer, ser y hacer. Ello no niega los aportes que puedan generar en
términos de capacitación y gestión de proyectos, ya que no se trata de “idealizar” a las
otras culturas negando las relaciones de poder y conflicto que en su interior existen. Por el
contrario, se trata de impulsar nuevas formas de encuentro y diálogo que permitan
identificar agendas comunes, así como formas de resistencia y construcción de nuevas
formas de sociabilidad.

Conocer e incorporar la perspectiva subjetiva de las mujeres indígenas y


afrodescendientes en los programas y proyectos de desarrollo, resulta especialmente
relevante para asegurar su compromiso y lograr su participación consciente desde el
inicio y durante todo el ciclo de los proyectos y acciones. Sólo así, se lograrán asegurar
acciones de desarrollo que impulsen transformaciones emancipadoras y sean sostenibles
en el tiempo.

34
5. ALGUNOS TEMAS DE LA AGENDA DE LAS MUJERES
RURALES DIVERSAS Y EL DESARROLLO

“Nuestra diversidad como mujeres indígenas, afrodescendientes, montubias,


mestizas y campesinas refleja la realidad de un Ecuador plural y asumimos la
responsabilidad de ejercer nuestra ciudadanía al plantear estas propuestas, a la vez que
exigimos el respeto de nuestro derecho al Buen Vivir Rural”.32

En la última década se han producido importantes avances en relación al trabajo


coordinado de mujeres y organizaciones diversas -indígenas, afro-descendientes,
mestizas, amazónicas...33- en América Latina con la finalidad de construir su propia
agenda política demandando derechos desde su condición de miembros de pueblos
originarios y desde su reconocimiento como mujeres diversas. Nos parece relevante
visibilizar las principales demandas y propuestas que llevan a cabo tanto a los Estados,
como a las ONGD, organismos internacionales y a los actores de la cooperación
internacional:

• Implementar los convenios y compromisos internacionales de derechos humanos


de las mujeres, de los pueblos indígenas, lo/as trabajadores migrantes, la
32 Encuentro Político de las Mujeres Rurales, Diversas por el Buen Vivir y la Soberanía Alimentaria. Propuesta de las
mujeres rurales para la formulación de leyes y políticas, Ecuador, agosto 2011, pp.2 y 3. El proceso participativo de
formulación de estas propuestas se inició en el mes de diciembre del 2010 con las mujeres rurales de Cotopaxi y
Manabí. Se fortaleció en el encuentro con el mecanismo participativo liderado por COPISA, en el que se presentaron
las propuestas iniciales que concluyeron en los cuatro encuentros regionales en los que participaron más de 500
mujeres rurales, entre junio y julio de 2011 (Puyo 14 y 15 de julio, con las mujeres amazónicas; Esmeraldas 19 de
julio, con las mujeres de la costa norte; Machala 21 de julio, con las mujeres del sur del país, costa y sierra; y
Cotacachi 22 de julio, con las mujeres de la región sierra norte y central). Colaboración en la facilitación del proceso
de reflexión y en la sistematización de las propuestas por parte del Proyecto FAO TCP/ECU/3202, “Construcción e
implementación de la Política Nacional y Prioritaria para las Mujeres Rurales de Ecuador”.
33 Hacemos mención de las Declaraciones de la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas, el 4 de
diciembre de 2002 Oaxaca México; el IV Encuentro Continental de mujeres indígenas de las Américas del 4 al 6 de
abril del 2004, en Lima – Perú; la Declaración de las mujeres Afrodescendientes ante el Foro de las Américas por la
Diversidad y la Pluralidad, Quito, Ecuador 13 al 16 de marzo de 2001; la XI Conferencia Regional sobre la Mujer de
América Latina y el Caribe - Consenso de Brasilia, entre otros.

35
biodiversidad biológica34.

• Promover el empoderamiento y participación de las mujeres indígenas y el


fortalecimiento y liderazgo, a través de la formulación y aplicaciones de políticas y
programas adecuados culturalmente, accesibles con enfoque de género y de
interculturalidad.

• Realizar acciones contra la pobreza, contaminación ambiental y uso de


transgénicos con la participación de las mujeres indígenas; propiciando el acceso
y control de las mujeres a los recursos, e incluir en sus presupuestos el enfoque de
género y étnico.

• Terminar con todas las formas de discriminación, racismo y violencia. Garantizar el


derecho de las mujeres indígenas al acceso a servicios de salud de calidad, que
respeten los conocimientos médicos tradicionales y eliminar los programas de
esterilización forzada. Demandas a los Estados de las participantes de la Primera
Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas, el 4 de diciembre de 2002
Oaxaca México.

• Promover procesos de intercambio de experiencias y el fortalecimiento de las


organizaciones y el liderazgo de las mujeres indígenas. Demandas a los
Organismos Internacionales, de las participantes de la Primera Cumbre de Mujeres
Indígenas de las Américas, el 4 de diciembre de 2002 Oaxaca México.

• Promover espacios de diálogo, reflexión y debate entre hombres y mujeres para


construir una propuesta de equidad entre hombres y mujeres. Demandas a las
Organizaciones Indígenas, de las participantes de la Primera Cumbre de Mujeres
Indígenas de las Américas, el 4 de diciembre de 2002 Oaxaca México.

• Rechazan la implementación de megaproyectos que saqueen sus territorios,

34 CEDAW: Convención sobre los Derechos del Niño (y sus Protocolos Facultativos), Convención para Prevenir,
Sancionar y Eliminar la Violencia contra la Mujer de Belem do Pará; Convenio de la Organización Internacional del
Trabajo 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países independientes; Convención Internacional para la
protección de los derechos de todos los/as trabajadores/as migrantes y sus familiares; Estatuto de Roma de
Creación de la Corte Penal Internacional; Convenio de Biodiversidad Biológica.

36
conocimientos, saberes y recursos naturales y fomentan la militarización de sus
territorios. Además, desconocen la firma de Tratados Internacionales para
implementar acuerdos comerciales que afectan los derechos e intereses de los
pueblos indígenas. Frente a lo cual exigen que los Estados Nación incluyan la
participación de los pueblos indígenas en las decisiones políticas sobre
implementación de megaproyectos, a parte de la información, con la consulta y el
respeto de la misma. Declaración del IV Encuentro Continental de mujeres
indígenas de las Américas del 4 al 6 de abril del 2004, en Lima – Perú.

• Promover que las políticas de combate al racismo incorporen de manera seria la


perspectiva de género, junto con acciones y estrategias específicas que aborden la
problemática particular de las mujeres afroamericanas y afro-caribeñas.

• Reconocer la existencia de un fenómeno “radicalización y etnización de la


pobreza”, sumado a la feminización de la pobreza, los cuales deben frenarse con la
incorporación de la perspectiva etnoracial en todas las políticas dirigidas al
combate de la pobreza de las mujeres.

• Adoptar medidas para garantizar el derecho a la salud de las mujeres


afrodescendientes, sin connotaciones racistas.

• Potenciar las capacidades de las mujeres afrodescendientes, con educación y


formación técnica en igualdad de condiciones que los hombres.

• Incorporar en las políticas públicas acciones afirmativas a favor de las mujeres


afrodescendientes, para disminuir la brecha existente entre mujeres y hombres.

• Incorporar las demandas de los Pueblos Afrodescendentes en la agenda de los


actores de la Cooperación Internacional como prioridad. Declaración de las
mujeres Afrodescendientes ante el Foro de las Américas por la Diversidad y la
Pluralidad, Quito, Ecuador 13 al 16 de marzo de 2001.

37
5.1. Defensa y acceso al territorio y mujeres rurales

En casi la mitad de la población mundial, el acceso a la tierra y la soberanía de los


recursos naturales es clave para la autonomía económica, social y política de las mujeres.
El acceso a la tierra y la participación en los espacios de toma de decisiones, favorece el
disfrute de una vida digna no sólo desde una perspectiva economicista. En este sentido,
la lucha de las mujeres ubicadas en zonas rurales (campesinas, indígenas, afro-
descendientes, etc.) para proteger y consolidar sus derechos económicos es de suma
importancia en un contexto en el que en muchos países destaca la prevalencia de un
modelo que prioriza los intereses de la industria agroalimentaria y los megaproyectos del
sector extractivo, los cuales violan los Derechos Humanos de la población, en muchos
casos con total impunidad.

Estos proyectos vulneran e inciden negativamente en el cumplimiento de derechos, como


el acceso a la tierra, el acceso a un trabajo digno, el derecho a un medioambiente
saludable y la soberanía de los recursos. Además perpetúan ciclos insostenibles de
producción con graves consecuencias medioambientales.

Es importante tener en cuenta que la tenencia de derechos sobre la tierra es un problema


fundamental para las mujeres y las poblaciones a las que pertenecen, no sólo desde una
perspectiva de propiedad, sino también de defensa del territorio. Es necesario visibilizar
los fenómenos que obstaculizan el ejercicio de la libertad y autonomía de las mujeres en
los países del Sur, y las tendencias que también se pueden observar en Norte 35. La
titularidad tanto individual como colectiva es imprescindible para que las mujeres y sus
comunidades puedan desarrollar sus modelos económicos y sociales en plena autonomía.
Según datos de Naciones Unidas, en los países en desarrollo sólo entre el 10 y el 20 %
de los propietarios de la tierra son mujeres. Así, la desigualdad de género es causa y
efecto del hambre y la pobreza, especialmente en el mundo rural. Se estima que el 60 %
de las personas que padecen hambre crónica son mujeres y niñas.

35 En el Estado español el 70% de las explotaciones agrarias siguen estando bajo titularidad de varones y las mujeres
figuraban antes de la ley de Titularidad compartida de explotaciones agrarias de 2011 como apoyo familiar,
invisibilizando su trabajo y anulando sus derechos. También han habido otros avances como el Estatuto de la mujer
agricultora en la nueva ley de política agraria y alimentaria de Euskadi, así como la aparición de iniciativas
transformadoras para la relación entre territorio y sostenibilidad, incorporando un enfoque feminista.

38
Existen miles de mujeres que se articulan para hacer frente a los intereses económicos de
los mercados. Especialmente relevante es el punto de vista de las mujeres indígenas que
sostienen que el primer territorio a defender es el “propio cuerpo – tierra” 36, como principio
feminista para defender, no sólo los Derechos Sexuales y Reproductivos de las mujeres
sino también la lucha por el territorio del conjunto de los pueblos originario.

5.2. Migraciones, derechos laborales y economía del cuidado


(cadena global del cuidado)

La desigualdad en los derechos laborales entre mujeres y hombres tiene su raíz en la


organización social del trabajo, basada en la división sexual del mismo. Esta división
influye en las condiciones y obstáculos a los que las mujeres nos enfrentamos tanto en el
ámbito público como en el privado. La ausencia de corresponsabilidad social condena a
las mujeres a peores condiciones, ya que se ven obligadas a compatibilizar cargas
familiares con jornadas parciales, peor pagadas y en general más precarias. Ese modelo
de división sexual de los trabajos ha entrado en crisis.

36 Asociación de Mujeres Indígenas de Santa María de Xalapán – AMISMAXAJ. Declaración Políticas de las Mujeres
Xinkas Feministas Comunitarias ¡No hay descolonización sin despatriarcalización!, 12 de octubre de 2011.

39
Es necesario reconocer las dimensiones y valores del trabajo no remunerado y,
muy especialmente, el trabajo de cuidados

La crisis de los cuidados es global y se manifiesta claramente en los movimientos


transnacionales de millones de mujeres que salen de sus países a realizar trabajos que
cubren los graves déficits de cuidados existentes. Las mujeres migrantes han acudido a
desarrollar trabajos de cuidados en aquellos países donde los cambios en la organización
social se han dado en ausencia de políticas de conciliación, responsabilidad de los
estados en el ámbito del cuidado.

En esta coyuntura resulta importante reconocer las dimensiones y valores del trabajo no
remunerado y, muy especialmente, el trabajo de cuidados, para reflexionar en torno a la
nueva dirección del desarrollo global, visibilizando las relaciones de desigualdad en las
que se sostiene.

40
En el marco del trabajo remunerado, las mujeres siguen teniendo salarios inferiores, y en
general, siguen accediendo a trabajos peor remunerados y menos valorados socialmente.
Además, su presencia en la economía informal es más alta, con la ausencia de derechos
que esto conlleva. Los ajustes en el mercado laboral, inciden en la desigualdad por
ejemplo, con el impulso a los “microtrabajos”, así como el aumento de la precariedad, de
las dobles jornadas y de nuevos techos de cristal para las mujeres. En este sentido, es
necesario que los estados traduzcan mediante medidas efectivas su responsabilidad y
compromisos adquiridos a nivel internacional en la erradicación de la violencia contra las
mujeres en el ámbito laboral.

41
CAPÍTULO 2

LA SITUACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA EN ECUADOR DESDE


UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y DDHH

Desde 2008, año en que se aprobó la nueva Constitución 37, Ecuador ha vivido
importantes cambios económicos, políticos y sociales, que gracias al impulso de los
movimientos sociales de mujeres y organizaciones que trabajan desde las perspectivas
de Género y de Derechos Humanos, ha supuesto un enorme avance en el plano jurídico e
institucional en materia de garantía y realización de la igualdad de género y los DDHH de
las mujeres. Las propuestas de estado plurinacional que articula la Constitución de 2008,
así como otras formas de desarrollo económico y social materializado en la teoría del
Buen Vivir (Sumak Kawsay, herencia de las culturas indígenas), han supuesto una notable
mejora en lo que a visibilización de las mujeres y su agenda política se refiere, y de
manera específica, respecto al compromiso político de erradicar la discriminación y las
violencias estructurales que les afectan.

Los DDHH específicos de las mujeres han sido la bandera de muchas de las personas
que participaron en los procesos que dieron lugar a la redacción de la nueva constitución
y otros textos legislativos, así como a muchas de las asociaciones que los critican por
dejarse algunas asignaturas pendientes. Al grito de “¡Sumak Kawsay, sin mujeres no
hay!”, muchas organizaciones de mujeres reclaman también algunos de los derechos que
el proceso constitucional dejó al margen.

37 Constitución del Ecuador, redactada por la Asamblea Constituyente en entre el 30 de noviembre de 2007 y 24 de
julio de 2008, fue aprobada por referéndum popular el 28 de septiembre de 2008 y entra en vigor desde el 20 de
octubre de 2008.

42
El contexto actual de crisis sistémica también representa una oportunidad única para
plantear enfoques y prácticas alternativas desde los movimientos sociales de mujeres, así
como desde su diversidad en Ecuador y sus vínculos con la agenda global de los
movimientos sociales de mujeres del Sur y del Norte. Para eso no debemos perder de
vista las dimensiones de la realidad global-local actual y su conexión con las otras crisis
estructurales: medioambiental, alimentaria, de creación de medios de vida sostenibles, de
los cuidados, paradigmas..., ya que en el fondo se trata de una crisis estructural del
modelo de desarrollo vigente.

43
1. ESFERAS DE ESPECIAL ATENCIÓN DESDE UNA
DIMENSIÓN GLOBAL

Exponemos algunos datos que nos permiten acercarnos a la realidad de los hombres y
las mujeres de Ecuador:

• La población de Ecuador ronda los 14 millones y medio de personas, 50,5% son


mujeres.

Según el censo del 2010 “en el Ecuador habitan 14’483.499 personas. El 50,4% son
mujeres. El 63.5% de la población se concentran en el área urbana” 38. Comparando la
tasa de crecimiento de la población rural entre el 2003 y el 2010, existe una mayor
presencia femenina en el sector rural.

• Los estudios sobre etnicidad e identidades culturales en la zona resultan poco


esclarecedores: aún teniendo en cuenta los procesos de recuperación de las
culturas históricamente sometidas y silenciadas por el colonialismo, así como los
procesos de empoderamiento de los pueblos indígenas, la mayoría de las personas
tiende a reconocerse como mestiza. Sin embargo, se calcula que la población
indígena y afro-descendiente asciende a casi el 50% de la población ecuatoriana.

La población de los Pueblos originarios en Ecuador representan el 40%, principalmente


en la zona Andina y Amazónica 39 Los pueblos y nacionalidades que conforman la
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) 40: Shuar, Achuar,
Siona, Secoya, Cofàn, Waorani, Zapara, Shiwiar, Andoa y Kichuas en la región
Amazónica. Tsachila, Epera, Chachi, Awa, Manta y Wankavilka en la Costa. Pueblos de

38 Comisión Transicional Consejo Nacional de la Igualdad de Género. Diagnóstico de las Mujeres y Brechas de Desigualdad, mayo,
2009, p. 3 y 4.
39 CROCKCROFT, James D. "Los pueblos indígenas se alzan en Bolivia y Ecuador”, 2008
40 Ver CONAIE, organización Nacional que aglutina en su seno a las Nacionalidades, Pueblos, comunidades, Centros y
Asociaciones indígenas del Ecuador. http://www.conaie.org/sobre-nosotros/que-es-la-conaie

44
la nacionalidad Kichua: Palta, Sarakuru, Kañari, Puruwà, Chibuleo, Tomabela,
Salasaca, Kisapincha, Waranka, Kitukara, Kayampi, Otavalo, Karanki, Natabuela y
Pasto en la sierra interandina Ecuatoriana. Estos pueblos se reconstituyen mediante su
auto-definición, su autonomía organizativa, cultural y su política propia.

• La incidencia de la pobreza es ligeramente superior en las mujeres que en los


hombres, y esta diferencia aumenta en el ámbito rural. El 60% de las mujeres
ecuatorianas están desocupadas, mientras que el 35% de las mujeres ocupadas
están sumergidas en el subempleo. Las diferencias entre la zona urbana y la rural
son notables, lo que tiene un fuerte impacto en las mujeres. Hay que añadir, que la
mayoría de las mujeres de las zonas rurales son indígenas, por lo que existe una
doble discriminación por su posición de mujeres y de indígenas.

Las cifras oficiales muestran que en 2010, dos millones quinientos cuarenta y seis mil
personas (2´546.000) vivían con menos de dos dólares diarios en el sector rural, lo que
representa el 53% de la población del campo viviendo en la pobreza” 41. “La pobreza es
mayor en las áreas rurales que en las urbanas del Ecuador (Lanjouw, 2000), donde
encontramos que un 50.2% de la población se encuentra bajo la línea de pobreza y
25.6% en condiciones de indigencia (CEPAL, 2009) y que la pobreza rural
mayoritariamente es sinónimo de trabajador eventual, mujer, indígena y afro-
ecuatoriano42”. Este nivel de pobreza se ha medido de acuerdo a la pobreza por
consumo.

Antes de profundizar en el análisis de la situación de las mujeres rurales indígenas, afro-


descendientes, mestizas... desde distintos enfoques y buscando la interseccionalidad de
identidades y categorías que configuran sus realidades, nos parece pertinente tener una
idea general sobre la situación de las mujeres en Ecuador, teniendo en cuenta 4 esferas
de especial atención desde una dimensión global de análisis: i) participación política de
las mujeres en Ecuador, ii) situación de las mujeres en el ámbito educativo, iii) violencias

41 CARRIÓN ORDÓÑEZ, Diego. “La palabra en nuestra orilla. Estructura agraria y Modelo de acumulación rural en el
Ecuador: información para el debate político”, 2011
42 CHIRIBOGA, Manuel y WALLIS, Brian, “Diagnóstico de la pobreza rural en Ecuador y respuestas de política
pública”, noviembre de 2010.
http://www.rimisp.org/FCKeditor/UserFiles/File/documentos/docs/sitiopobrezarural/documentos/Diagnostico-Ecuador.pdf

45
estructurales que afectan a las mujeres y iv) salud y derechos sexuales y reproductivos.

1.1. La participación política de las mujeres en Ecuador:


mejoras y asignaturas pendientes

La participación política de las mujeres ecuatorianas ha mejorado sensiblemente desde la


implantación de la nueva Constitución de 2008 y de la Ley Electoral de 2011, que exige
una forma de representación en igualdad de género. La Constitución de Ecuador, en su
artículo 65, garantiza la participación de las mujeres, y asegura que “en las candidaturas
a las elecciones pluripersonales se respetará su participación alternada y secuencial. El
Estado adoptará medidas de acción afirmativa para garantizar la participación de los
sectores discriminados”. La Constitución, por tanto, evidencia la necesidad de “listas
cremallera” en la que hombres y mujeres se alternen en el orden de la lista de
representación, con el fin de que lleguen a los cargos políticos aproximadamente el
mismo número de mujeres que de hombres.

Sin embargo, la ley sólo establece medidas que garanticen una mínima presencia de
mujeres en las candidaturas, sin exigir que un mínimo de los puestos de representación
estén ocupados por ellas. En la mayoría de los casos, las listas electorales no respetan el
orden alternado y secuencial que exige la constitución, y están encabezadas por
hombres, siendo ellos los que acaban ocupando los cargos políticos. Lo que está
pendiente y es una de las demandas de los movimientos sociales de mujeres y feministas
de la región es una crítica real a los contenidos, prácticas y discursos del poder y de los
espacios políticos desde una perspectiva de DDHH, feminista e intercultural, que permita
despatriarcalizar y de-construir las formas de entender y hacer política.

No obstante, es necesario identificar las mejoras de nivel institucional que se están


impulsando desde el estado de Ecuador relacionados con la representación de las
mujeres en los cargos políticos, que lejos de ser perfecta, va avanzando. Según datos de
abril de 201043, la participación efectiva de las mujeres (por designación o elección) en los
órganos principales de las funciones del Estado es la siguiente:

43 Datos de REMMA (Red de Mecanismos de la Mujer Andina). El recurso puede encontrarse en internet:
http://www.socialwatch.org/sites/default/files/2010-IEG-Participacion_politica_mujeres_Ecuador.pdf

46
REPRESENTACIÓN
INSTITUCIÓN
FEMENINA

Gobierno Nacional (Ejecutivo) 42.1%

Asamblea Nacional (Legislativo) 32.3%

Corte Suprema de Justicia (Judicial) 4.8%

Consejo Nacional Electoral (Electoral) 40,00%

Consejo de Participación Ciudadana y


Control Social (Transparencia y Control 57.1%
Social)

1.2. La situación de las mujeres en el ámbito educativo

La Constitución de Ecuador reconoce la educación como un “mecanismo y garantía de la


igualdad y la inclusión social”, que debe garantizar el respeto a los derechos humanos, al
medio ambiente y a la democracia. Siendo participativa, incluyente y diversa, impulsará la
equidad de género, la solidaridad y la paz. El texto reconoce como un deber del Estado
“segurar que las entidades educativas impartan una educación en ciudadanía, sexualidad
y medio ambiente, con enfoque de derechos; erradicar todas las formas de violencia en el
sistema educativo y velar por la integridad física, psicológica y sexual de las y los
estudiantes”.44

44 Artículos 26, 28, 347.4 y 347.6 de la Constitución de Ecuador.

47
Existe un nivel de deserción escolar más alto en las niñas que en los niños

La tasa de matriculación femenina en las escuelas no ha aumentado significativamente en


las áreas urbanas, pero sí lo ha hecho en las rurales, donde la implementación de la
educación biligüe como política educativa nacional ha permitido el incremento de la
asistencia de niños y niñas rurales indígenas a los espacios de educación formal. Sin
embargo, ellas enfrentan mayores dificultades: a las niñas se les asigna con mayor

48
asiduidad las tareas del cuidado del hogar, donde según una encuesta de la CONAMU 45,
ellas y las mujeres dedican unas quince horas más de su tiempo a trabajar (de forma
remunerada o no) que sus compañeros. Otros estudios también revelan que, si bien no
parece haber discriminación de género en las tasas de matriculación, sí hay un nivel de
deserción escolar más alto en las niñas que en los niños, porque ellas cumplen una serie
de funciones adscritas culturalmente a su sexo, como el cuidado del hogar o de hermanas
y hermanos pequeños. También tienen problemas escolares motivados por embarazos
adolescentes, que se dan en un 16% de las jóvenes ecuatorianas, siendo esta cifra mayor
en las zonas rurales46.

La tasa de analfabetismo, por otro lado, se ha reducido considerablemente. En el 2006 el


10,8% de las mujeres mayores de 15 años eran analfabetas y el 18% analfabetas
funcionales, frente al 7,4% y 14,6% de los hombres respectivamente.

1.3. Las violencias estructurales que afectan a las mujeres

A pesar de la notable lucha de las organizaciones de mujeres que en Ecuador denuncian


la discriminación de género y las distintas formas de violencia a las que son sometidas, la
violencia de género sigue siendo una de las mayores lacras. Antes de la nueva
Constitución, en 2004, el 28% de las mujeres en edad fértil (de 15 a 49 años) afirmaron
haber sufrido maltrato físico antes de cumplir los 15 años y el 25% reportó haber sufrido
maltrato psicológico. Existe, además, un alto nivel de violencia contra las mujeres
indígenas, aunque a la vez existen menos estadísticas. 31% de las mujeres casadas
reconocen sufrir violencia física, el 40% afirman sufrir psicológica y el 11% confiesan
haber padecido violencia sexual. En 2007, 231 mujeres murieron a manos de su pareja o
ex-pareja, y hubo más de 53000 denuncias47.

Desde 2002 existen Comisarías de la Mujer y la Familia, dependientes anteriormente de


la DINAGE (Dirección Nacional de Género), cuyo objetivo es “contar con instancias
especializadas para la administración de justicia, en materia de violencia intrafamiliar,

45 Consejo Nacional de las Mujeres de Ecuador.


46 Datos del Plan de Acción de Género en Desarrollo de la AECID, 2011 - 2014
47 Ib.

49
brindando a las mujeres orientación, apoyo legal, psicológico y social”.48 La lucha contra
la violencia de género se regula a través de la Ley contra la Violencia de Género de 1995,
reforzada más tarde por el Plan Nacional de erradicación de la violencia de género hacia
niños, niñas y adolescentes, elaborado en 2007.

LUCHA CONTRA LA
VIOLENCIA DE GÉNERO

Comisarías de la Mujer
y la familia

Ley contra la Plan Nacional de erradicación


de la violencia de género hacia
Violecia de Género niños, niñas y adolescentes
(1995) (2007)

Según datos de 201049, 8 de cada 10 mujeres han sufrido violencia en la familia, el 21%
de niños y niñas han sido víctimas de abusos sexuales, el 64% de las muertes publicadas
en los periódicos fueron por violencia machista. La violencia es aún mayor contra las
mujeres de la frontera norte, especialmente si son refugiadas, debido al conflicto armado
que existe en Colombia. También se dan casos de violencia con motivo de la opción
sexual de las mujeres o de su identidad sexual. Recientemente se ha destapado un caso
en Ecuador relativo a la existencia de clínicas “para curar la homosexualidad”, que a día
de hoy están siendo identificadas y cerradas50.

48 Reglamento de las Comisarías de la Mujer y de la Familia, 4 de diciembre de 2004.


49 Datos del 2010, extraídos del Plan Nacional de erradicación de la violencia de género hacia niños, niñas y
adolescentes
50 Véase comunicado de CLADEM Ecuador: http://www.cladem.org/index.php?

50
1.4. Salud y derechos sexuales y reproductivos de las mujeres

La Constitución de 2008 determina que la salud deberá ser “gratuita, y se regirá por los
principios de equidad, universalidad, solidaridad, interculturalidad, calidad, eficiencia y
eficacia, precaución y bio-ética, con enfoque de género y generacional”.

El texto otorga, además, la garantía de acceso a hombres y mujeres a la salud sexual y


reproductiva. El Sistema Nacional de Salud será el encargado del desarrollo, protección y
recuperación de las capacidades y potencialidades para una vida saludable e integral,
teniendo siempre en cuenta el enfoque de género. El Estado también será responsable de
asegurar la existencia de programas y servicios destinados a la salud sexual y
reproductiva, y garantizar la salud integral y la vida de las mujeres durante el embarazo, el
parto y el pos-parto51.

En defensa de la interculturalidad, la constitución también garantiza la existencia de


entidades sanitarias de carácter comunitario, y el respeto a “las medicinas ancestrales,
alternativas y complementarias”.

El artículo 35 también incluye a mujeres y niñas dentro de los grupos de atención


prioritaria, en especial las que estén en situación de embarazo o sean víctimas de
violencia doméstica o sexual.

Con respecto a la interrupción voluntaria del embarazo, el texto constitucional resulta


relativamente ambiguo. La constitución anterior afirmaba que el Estado “asegurará y
garantizará el derecho a la vida desde su concepción”. Mientras que en el nuevo texto
constitucional la frase fue cambiada por “El Estado les reconocerá y garantizará la vida,
incluido el cuidado y protección desde la concepción 52”, que según algunos análisis,
puede interpretarse como una puerta abierta al aborto, ya que no asegura la protección de
la vida desde la concepción, sino sólo el cuidado y la protección.

option=com_rokdownloads&view=file&id=1461:ecuador-clinicas-de-deshomosexualizacion&Itemid=89
51 Artículos 32, 358, 362 y 363.6 de la Constitución de Ecuador de 2008
52 Artículo 45 de la Constitución de Ecuador, 2008

51
En cualquier caso, la interrupción voluntaria del embarazo está prohibida actualmente en
Ecuador por el Código Penal, salvo en dos supuestos: que el aborto se practique para
evitar un peligro para la vida o la salud de la madre, o que el embarazo sea consecuencia
de una violación “cometida en una mujer idiota o demente”53.

Las organizaciones de mujeres han denunciado esta situación en numerosas ocasiones,


argumentando los derechos de las mujeres a elegir sobre su maternidad, así como los
peligros a los que se enfrentan quienes abortan clandestinamente en el país. Según la
Asamblea de Mujeres de Quito54, los problemas en abortos clandestinos son la segunda
causa de muerte en mujeres embarazadas, y por cada cien mil partos exitosos, mueren
una media de 147 mujeres. En Ecuador es un tema de actualidad y debate, del que a
veces la técnica del graffitti se hace eco: es fácil encontrar pintadas en las paredes en las
reza “Aborto seguro” acompañado de un número de teléfono, rodeada en ocasiones por
otras frases con insultos y amenazas.

Grafti en una pared de Quit

53 Artículo 447 del Código Penal de Ecuador


54 Véase http://asambleamujeresquito.blogspot.com.es/ , “Derechos sexuales y reproductivos”.

52
2. EN TORNO A LA SITUACIÓN DE LAS MUJERES
RURALES EN ECUADOR

“Las mujeres rurales somos todas las que, cualquiera sea nuestra cultura, etnia, color de
piel, lengua u otra condición, vivimos y desarrollamos actividades productivas en espacios
rurales, sean éstas remuneradas o no remuneradas, que están dirigidas a generar
recursos para el hogar y el cuidado de la familia, y que tienen un impacto en la economía
familiar, local y nacional; somos las protectoras de la naturaleza aplicando nuestra
sabiduría en el manejo de la tierra, las semillas y las aguas de ríos, lagunas y mares.”55

A continuación, algunas datos que nos permiten identificar y conocer la realidad de las
mujeres rurales de Ecuador56:

• Las mujeres rurales en mayor condición de pobreza están en Orellana y Manabí


con el 95% de pobreza, y en extrema pobreza en Chimborazo con el 70.1% y
Manabí con el 69.8%.

• En Ecuador, casi las tres cuartas partes (74%) de las personas productoras y
dueñas de las unidades de producción son hombres (III Censo Agropecuario
Nacional, 2000. INEC), aunque las mujeres constituyen el 42% de la población
activa agrícola.

55 Encuentro Político de las Mujeres Rurales, Diversas por el Buen Vivir y la Soberanía Alimentaría. Propuesta de las
mujeres rurales para la formulación de leyes y políticas, Ecuador, agosto 2011, pp.2 y 3. El proceso participativo de
formulación de estas propuestas se inició en el mes de diciembre del 2010 con las mujeres rurales de Cotopaxi y
Manabí. Se fortaleció en el encuentro con el mecanismo participativo liderado por COPISA, en el que se presentaron
las propuestas iniciales que concluyeron en los cuatro encuentros regionales en los que participaron más de 500
mujeres rurales, entre junio y julio de 2011 (Puyo 14 y 15 de julio, con las mujeres amazónicas; Esmeraldas 19 de
julio, con las mujeres de la costa norte; Machala 21 de julio, con las mujeres del sur del país, costa y sierra; y
Cotacachi 22 de julio, con las mujeres de la región sierra norte y central). Colaboración en la facilitación del proceso
de reflexión y en la sistematización de las propuestas por parte del Proyecto FAO TCP/ECU/3202, “Construcción e
implementación de la Política Nacional y Prioritaria para las Mujeres Rurales de Ecuador”.
56 Información de la Web oficial de la Organización Mundial de la Alimentación: www.fao.org /mujeres indígenas,
Ecuador.

53
• El 18.6% de los hogares rurales está bajo responsabilidad económica exclusiva de
mujeres. Las mujeres del campo tienden a unir sus tareas productivas en las fincas
o negocios familiares con el cuidado de sus familias, y su contribución, además de
no ser remunerada, es poco visible.

• 78.3% de las mujeres rurales no pose tierra. El 63% de las UPAs a cargo de una
mujer son explotaciones familiares de subsistencia, proporción que en el caso de
los hombres alcanza al 49%. En el caso de las mujeres productoras de la Sierra, el
67.5% de sus unidades productivas corresponde a unidades familiares de
subsistencia.

• En el campo, las mujeres contribuyen al ingreso del hogar, a través de la huerta


familiar, de la producción doméstica y del trabajo asalariado. Ellas constituyen la
tercera parte (30,9%) de la fuerza de trabajo rural dedicada a la producción
agropecuaria. Trabajan desde tempranas horas de la madrugada hasta la noche,
participando en las labores agrícolas de la huerta y hortalizas, granos básicos,
cuidado de frutales, y el acarreo de agua y leña.

A lo largo de proceso de investigación, especialmente en lo relativo a la situación de las


mujeres y hombres rurales diverso/as en Ecuador se hizo patente que en los últimos años
se ha incrementado el estudio político de su agenda, fortaleciendo sus procesos
asociativos y visibilizando sus demandas. No obstante, la atención a las demandas y
agenda política inclusiva de las mujeres rurales de Ecuador ha sido distinta. En general
existe poca investigación e información sistematizada de sus experiencias, propuestas y
procesos de construcción de sus agendas políticas. Ahora bien, desde los últimos 5 años
se ha incrementado su visibilidad y se ha fortalecido como movimiento.

Es entre 2005 y 2008 cuando las instituciones estatales, organismos internacionales y


movimientos indígenas y sociales empiezan a visibilizar las experiencias y demandas de
las mujeres rurales diversas como agentes políticas y económicas. Así se puso de
manifiesto la persistente situación de desigualdad en el que se encuentran, debido a una
serie de categorías interconectadas que establecen las identidades múltiples de opresión
que les afectan: “sexual, racial, étnica hacia las mujeres indígenas, y una desvalorización
de su papel de productoras y reproductoras indispensables de la vida, aún y con todos los

54
esfuerzos realizados por visibilizar el papel de las mujeres indígenas”57.

2.1. Las mujeres rurales y la sostenibilidad de la vida


y el medio ambiente

A pesar de que las mujeres campesinas son las principales responsables del proceso
agro-productivo (aspecto fundamental del sostenimiento de la vida, invisibilizado histórica
y socialmente58), existen claras brechas de desigualdad entre hombres y mujeres en el
ámbito rural que impiden a las mujeres acceder y gestionar de forma equitativa los
recursos y servicios productivos y agro-ecológicos, como son la tierra, el agua, las
semillas... Las mujeres son responsables del cultivo de gran parte de los alimentos, aún
sin tener un acceso real a los recursos productivos, ni participación en las decisiones que
afectan sus vidas y a la de sus familias. Como ellas mismas manifiestan desde su
posicionamiento como mujeres rurales diversas las “brechas de desigualdad de
oportunidades que enfrentamos las mujeres rurales requieren ser tomadas en cuenta de
manera diferenciada para superarlas, pues somos actoras de la convivencia nacional y
damos un significativo aporte al desarrollo sustentable, superando los modelos
tradicionales de desarrollo que mantienen la discriminación del área rural, que se agudiza
en el caso de las mujeres rurales”59.

Ellas ofrecen un significativo aporte al desarrollo sustentable, entre otros motivos, porque
son ellas las principales depositarias de los saberes, conocimientos y prácticas
ancestrales y tradicionales sobre el manejo, cuidado y uso de la agrobiodiversidad y la
semilla campesina60. Así también, juegan un rol especial en garantizar que los ingresos de
los hogares se gasten en alimentos, lo que las convierte en actoras claves para promover
una mejor nutrición y seguridad alimentaria en las familias pobres. Para las mujeres
57 AGUINAGA, Margarita. Op. Cit., p. 67.
58 Conferencia Plurinacional e Intercultural de Soberanía Alimentaria (COPISA). Versión final aprobado por el Pleno
COPISA el 24 de enero de 2012. Propuesta de Ley de Agrobiodiversidad, Semillas y Fomento Agroecológico
“destaca el rol que la naturaleza y el ser humano han jugado en la recombinación del germoplasma para llegar a
obtener la gran diversidad de genotipos actuales, ya que la transformación del material genómico es el resultado de
la domesticación que las y los agricultores de distintos pueblos han realizado durante miles años, aspecto
fundamental invisibilizado histórica y socialmente, en especial respecto del aporte de la mujer campesina, quien es
la mayor responsable del proceso agro-productivo”, p. 4.
59 Encuentro Político de las Mujeres Rurales, Diversas por el Buen Vivir y la Soberanía Alimentaría. p.2.
60 Op. cit. Conferencia Plurinacional e Intercultural de Soberanía Alimentaria (COPISA), p. 27, 32 y 36.

55
rurales, la tierra es el espacio en que desarrollan las actividades familiares, culturales,
económicas y comunitarias61.

Es imprescindible asegurar que las mujeres tengan el mismo acceso y control que sus
compañeros a los recursos. Al garantizar la igualdad en el acceso y gestión de los
recursos y beneficios por parte de ellas, no sólo se mejorará la seguridad y soberanía
alimentaria, la salud y nutrición de las personas, sino también se contribuirá a construir
comunidades y sociedades más equitativas en términos de género y de autonomía de las
mujeres desde la diversidad y la pluralidad.

Existen elementos comunes que configuran la realidad general de las mujeres rurales de
Ecuador:

• Una de ellas es la vinculación entre situación de pobreza y las restricciones


formales y simbólicas de acceso de las mujeres al desarrollo. Es necesario
asegurar el acceso y control de los recursos y beneficios del desarrollo y el Buen
Vivir para las mujeres rurales.

• Asimismo, es imprescindible reconocer y combatir la doble y triple jornada de las


mujeres rurales en el marco de la división sexual del trabajo, que trae como
consecuencia una gran carga de trabajo para ellas. Para ello, es necesario
distribuir el trabajo de los cuidados y mejorar las oportunidades de ingreso de las
mujeres en el mercado laboral62 ¿Qué representa está carga global de trabajo y la
división de los espacios, tareas, roles, responsabilidades, recursos y beneficios en
la vida de las mujeres rurales de Ecuador?

61 Op. cit. Conferencia Plurinacional e Intercultural de Soberanía Alimentaria (COPISA), p. 9.


62 AGUINAGA, Margarita y CARRIÓN, Diego. Análisis de las transformaciones históricas, la situación actual de las
mujeres ecuatorianas rurales y propuesta para el fortalecimiento de su agenda política. Instituto de Estudios
Ecuatorianos y la Fundación Rosa Luxemburg, p. 3.

56
2.2. Las mujeres rurales y la cadena global de cuidados

En el marco del diagnóstico de la situación de las relaciones de género en el mundo rural


desde las tareas, responsabilidades y roles asignados a mujeres y hombres realizado por
Aguinaga y Carrión63, hacemos mención de las siguientes particularidades:

En los últimos años las mujeres y hombres rurales, además del trabajo agrícola, han
desempeñado otros trabajos complementarios vinculados al procesamiento productivo y
generación de emprendimientos, como los huertos familiares, los procesos de
comercialización de productos en el mercado local, y el acceso a las fnanzas y formas de
ahorro para ampliar el ingreso mejorando la nutrición y la soberanía alimentaria, entre
otras actividades.

Un elemento relevante en el análisis y comprensión de la situación de las mujeres rurales es


Trabajo su incorporación al trabajo asalariado del agro-negocio, especialmente en las forícolas. Así,
productivo resulta relevante la incorporación de las mujeres rurales al mercado laboral de actividades
consideradas manuales y de menor importancia. Un claro ejemplo es el crecimiento del
trabajo doméstico remunerado nacional e internacional, por medio de la migración y la
emigración. En general las condiciones laborales son precarias, fexibilizadas (por horas) y
en algunas circunstancias irregulares. Los trabajos domésticos y los que se realizan en las
forícolas son perfectos ejemplos de los trabajos a los que se empuja a las mujeres en el
sistema capitalista – patriarcal, que entiende esto como “modelo de vida y de desarrollo”.

El trabajo La relación clase / género / etnia, pasa a constituirse sobre “la igualdad formal” entre
de cuidado hombres y mujeres del sector rural, en condiciones de subordinación de las mujeres, en
no todos los ámbitos de la vida rural, no solo a nivel productivo, sino también a nivel de la
remunerado economía del cuidado.

Señalan que en el marco del mercado fnanciero y la agro-industria, en el ámbito


productivo hombres y mujeres se encuentran en condición de “iguales pero
subordinados”. No obstante, las mujeres indígenas, campesinas, mestizas y afro-
ecuatorianas están en condiciones de mayor discriminación económica, de género y de
étnica en relación a sus compañeros. Esta característica pasa a ser parte de la matriz
productiva rural. Pero la situación específca para las mujeres es su intensa pero endeble
articulación a la mercantilización y la sobrecarga de trabajo rural, con esferas mucho más
diferenciadas que antes, sin producirse una separación total de las esferas como ocurre en

63 Op. Cit. AGUINAGA, Margarita y CARRIÓN, Diego. p. 9-12.

57
el sector urbano.

Aguinagarra y Carrión afrman que la carga global de trabajo rural supone una sobre-
explotación con un rostro altamente femenino, basado en la división del conjunto de la
vida y del trabajo y no es una consecuencia de la pobreza.

Comprende el trabajo remunerado y no remunerado rural, así como la reproducción de la


vida misma a partir de esta carga sobre las mujeres.
La carga
global de La carga global de trabajo incluye los trabajos productivos, los de economía de los
trabajo rural cuidados, comunitario y organizativo, de sostenimiento a la madre naturaleza y la
producción cultural en la generación de conocimientos ancestrales, entre otros.

Así, la estructura impone que las mujeres sean la base de la reproducción del desarrollo,
pero las incluye y las excluye de manera arbitraria y en concordancia con los interés
capitalistas-patriarcales.

Para comprender el crecimiento exponencial de la carga global de trabajo de las mujeres


rurales de Ecuador, es necesario tener en cuenta las dinámicas generadas por los
principios y lineamientos noeliberales a finales de los años 90, en las que se produce una
importante recesión económica en el país, se privatizan empresas públicas, crece el
subempleo, se reducen las inversiones y el gasto social y disminuye la presencia del
Estado.

El trabajo de los cuidados es la redistribución de la fuerza de trabajo que sostiene toda la


estructura de acumulación del capital, el medio ambiente y la vida rural. Los vínculos
existentes entre capitalismo y patriarcado cobran un significado más claro al estructurar
las relaciones entre hombres y mujeres de manera específica en espacios, roles,
responsabilidades y poderes específicos de las mujeres, así como en el acceso y control
de los recursos y beneficios. Como afirma Aguinarra es necesario “cambia(r) de manera
de vivir y generar procesos alternativos que reestructuren la relación entre trabajo
remunerado y no remunerado”64

64 Ibidem. p. 12.

58
En general los estudios acerca del trabajo de mujeres rurales indígenas de la región
muestran que las mujeres trabajan mucho más que los hombres indígenas y siguen
sufriendo altísimos niveles de exclusión étnica, sexual, económica y política. Además, los
trabajos realizados por ellas son considerados de menor valor y más peor pagados.

El hecho de que las mujeres rurales realicen proyectos y actividades productivas, por lo
general de autoconsumo, les ha permitido que asuman algún nivel de autonomía, pero no
eliminan las limitaciones porque son ingresos muy pequeños, sobre carga de trabajo,
carencia de seguridad social y derechos laborales. Las mujeres rurales que realizan el
trabajo informal no tienen derechos laborales reconocidos por el Estado. Cuando el
trabajo que desarrollan es asalariado, o semi-asalariado, no implican seguridad social, ni
derecho a la sindicalización o a la protección laboral por riesgos.

Las mujeres rurales jefas del hogar no son reconocidas como propietarias de la tierra ni
existen políticas públicas favorables a las mujeres rurales más pobres, para que accedan
a la tierra de forma individual, sea por medio de herencia, venta o redistribución del
Estado. Se precisa visibilizar la participación de las mujeres rurales en las tierras de
propiedad comunitarias e incluir el enfoque de género en la propiedad comunal.

A pesar de que en la Constitución del 2008 se afirma que el trabajo remunerado y no


remunerado deben ser reconocidos y que el Estado tiene obligación de generar políticas
para atacar sus desigualdades a nivel nacional, la carga global de trabajo es mayor para
las mujeres que para los hombres. Son las mujeres rurales las que trabajan más horas
semanales porque combinan las tareas domésticas, el trabajo remunerado y el no
remunerado-agrícola, como en los casos citados anteriormente: ama de casa, productora
agrícola, cría de animales menores y comerciante65.

Lamentablemente cuando el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Ecuador -


INEC66 deja de considerar el trabajo reproductivo como una actividad económica y no la
contabiliza como parte de la Población Económicamente Activa (PEA), es como si dejara
fuera del cálculo casi a un cuarto de las personas que hoy se consideran
económicamente activas. Es decir el 21% a nivel nacional, el 14% en la sierra, el 33% en
la costa y el 16% en la Amazonía. Si hacemos el ejercicio de construir un nuevo indicador
65 Op. Cit. AGUINAGA, Margarita y CARRIÓN, Diego. p. 17.
66 http://www.inec.gov.ec/home/

59
de la PEA que considere el trabajo reproductivo, podemos ver que representa el 18% a
nivel nacional, el 12% en la sierra, el 27% en la costa y el 14% en el oriente. Esto, sin
tomar en cuenta que el propio índice incluido en la Población Económicamente Inactiva,
con el nombre de "amas de casa", que evidentemente subestima las labores de las
mujeres. Aparte de tener trabajos formalmente reconocidos como actividades
económicas, realizan una doble jornada laboral al ocuparse también del trabajo
reproductivo en sus hogares.

En el área rural las mujeres trabajan más de 20 horas semanales en relación al trabajo de
los hombres (80:58 horas las mujeres y 60:11 los hombres). Las cargas de trabajo, su
calidad de remunerado o no remunerado, los espacios en los que se realizan estas
tareas, las responsabilidades asignadas y el acceso a los recursos para realizar estás
tareas diferenciadas por sexo nos permiten apreciar la magnitud de las asimetrías de las
relaciones entre hombres y mujeres.

DATOS DE LA CARGA GLOBAL DE TRABAJO67


G R Á F I C O 43: C A R G A G L O B A L D E T R A B A JO
(p ro m e d io d e h o ra s s e m a n a le s )

Muje r 77: 03 : 00 75: 05: 00 82: 58: 00

Nacio nal
Urbana
Rural

Ho mbre 61 : 56: 00 62: 54: 00 60: 1 1 : 00

0: 00: 00 48: 00: 00 96: 00: 00 1 44: 00: 00 1 92: 00: 00 240: 00: 00 288: 00: 00

Fuente: Encuesta de uso del tiempo INEC, CONAMU, UNIFEM, 2007. Elaboración: Alba Pérez A.

67 Encuesta de uso del tiempo INEC, CONAMU, UNIFEM, 2007

60
A nivel nacional el 48% de las actividades que hacen las mujeres no son remuneradas.
Pero las más afectadas son las mujeres rurales, cuyas actividades no remuneradas
ascienden a cerca del 60%. En contraste los hombres a nivel nacional ven remuneradas
el 78,6% de sus actividades a nivel nacional y el 72,4% a nivel rural.

PORCENTAJE DE TRABAJO REMUNERADO


Y NO REMUNERADO POR SEXO68

G R Á F I C O 45: D I ST R I B U C I Ó N P O R C EN T U A L D EL T R A B A JO R EM U N ER A D O Y N O R EM U N ER A D O P O R
SEX O
1 20

1 00
1 8,8 42,5 27,6 57,9
80
81 ,8
60 72,4
57,5 T. No re mune rado
40
42,1 T. Re mune rado
20

0
Ho mbre Muje r Ho mbre Muje r

Urbano Rural

Fuente: Encuesta de uso del tiempo INEC, CONAMU, UNIFEM, 2007. Elaboración: Alba Pérez

El desempleo en las mujeres es mucho más alto que en los hombres. El desempleo rural
es de 7.4 para las mujeres y 2.6 para los hombres.

68 Ibidem

61
DESEMPLEO RURAL

G R Á F I C O 38: D ESEM P LEO R U R A L


45.000
40.000
35.000
30.000
25.000
Ho mbre s
20.000
1 5.000 Muje re s
1 0.000
5.000
0
2007 2008 2009 201 0

Fuente: INEC-ENEMDU 2007, 2008, 2009 y 2010.

DESIGUAL INGRESO PROMEDIO DEL TRABAJO

DESIGUAL INGRESO PROMEDIO DEL TRABAJO

INGRESO BRECHA INGRESO BRECHA


PROMEDIO PROMEDIO
2003 2010
NACIONAL 78% 22% 80% 20%
AREA URBANA 75% 25% 76% 24%
AREA RURAL 69% 31% 72% 28%

Fuente: INEC - Sistema Integrado de Encuesta de Hogares, Módulo Empleo. Junio 2011

62
En general las mujeres reciben un ingreso mensual promedio menor que el de los
hombres. Las mujeres de la zona andina son las más afectadas a pesar de ser las que
más horas trabajan a nivel nacional. En promedio reciben 69 dólares menos que los
hombres mensualmente, mientras que en la Costa reciben 44 dólares menos, mientras
que en en la Amazonía corresponde a 55 dólares menos. Este indicador mira los ingresos
por el trabajo remunerado. Las mujeres indígenas, que en su mayoría viven en la sierra y
trabajan para abastecer al mercado interno, son las que menos reconocimiento tienen de
su trabajo: el 55,8% de sus actividades no son remuneradas. A las mujeres mestizas no
se les remunera el 46,7% de sus labores y a las mujeres afroecuatorianas el 45,3%.

Del total de mujeres familiares residentes en las UPAS, 742 000 se desempeñan como
trabajadoras no remuneradas. Ellas contribuyen especialmente a la producción de
alimentos y por lo tanto a la seguridad alimentaria. Por otra parte, hay que hacer notar que
las mujeres se concentran en mayor proporción que los hombres en las unidades
productivas de subsistencia: el 66,4% frente a un 58,8 % en el caso de los hombres”69

69 FLORES, Judith. "Mujeres y Tierra, un problema económico y sexual". SIPAE, noviembre 2011.

63
TENENCIA DE LA TIERRA

MUJERES HOMBRES % CON


TENENCIA RELACION
Número % Número % A HOMBRES
Propia con título 938583 72.4 7942922 71.8 11.82

Ocupada sin título 86288 6.7 906267 8.2 9.5

Arrendada 5874 0.5 87317 0.8 6.73


Aparcería o al partir 7621 0.6 70336 0.6 10.84

Comunero o cooperado 44138 3.4 558725 5.1 7.90

Otra forma de tenencia 69369 5.4 440420 4.0 15.75

Tenencia mixta 144312 11.1 1053680 9.5 13.70

TOTAL 1296166 100 11059655 100 11.72

Tomado del Informe FAO – Ecuador.

2.3 La agenda política y social de las organizaciones de mujeres


rurales diversas

Es cada vez más visible el reconocimiento del papel que las mujeres rurales desempeñan
en las luchas de resistencia impulsadas conjuntamente con sus compañeros, en la
defensa de los pueblos, de los territorios y de los derechos colectivos. Aunque las mujeres
indígenas han tenido un protagonismo indiscutible, el campo de agentes y protagonistas
se ha ensanchado, sea por acción de los movimientos indígenas y campesinos locales y
nacionales, o porque no les es ajeno participar desde los movimientos mixtos, como
desde las organizaciones de mujeres.

64
Existen autores que al referirse a las mujeres indígenas reconocen este doble papel que
han ido desempeñando en su acción: “Las mujeres indígenas comparten con el
movimiento mixto la lucha por el reconocimiento de las culturas, de los pueblos como
sujetos colectivos de derecho, y de sus derechos colectivos autonómicos sobre sus
territorios. Mujeres que a la vez aportan reflexiones y proyectos de cambio socio cultural y
político, que se desmarcan del proyecto mixto o que radicalizan sus conceptos
manifestando su inconformidad por la asignación sexual de los espacios, de los poderes,
las libertades y los recursos. La disidencia femenina con frecuencia discurre tras
bambalinas, aunque cada vez con mayor frecuencia, irrumpe en la escena principal de la
lucha indígena por sus territorios, mostrando en ambos casos la pluralidad de identidades
y lógicas territoriales que se tensan en un mismo espacio”70.

Se afirma que las mujeres diversas (indígenas, negras, montubias y mestizas), deben ser
reconocidas como sujetas productoras-reproductoras de la soberanía alimentaria y
nutrición, valorando el trabajo remunerado y no remunerado que llevan a cabo 71. Estas
caracterizaciones colocan a las mujeres rurales como actoras sociales y políticas
emergentes, con una fuerza y presencia en espiral de las mujeres indígenas y
campesinas, hacia otras y otros, con la mirada sobre sus propios conflictos. Es la
capacidad de las mujeres frente al poder establecido en el campo y en la ciudad lo que les
ha posicionado como generadoras de un proceso, reconocidas de a poco, no sólo a nivel
nacional y local, sino también internacional.

70 Espinoza Damian, Gisela. Mujeres y Territorio, septiembre 2010, p.27.


71 Colectivo Agrario, 2009, (páginas 41-42)

65
Gran parte de las organizaciones de mujeres rurales, vinculadas a las mujeres indígenas,
campesinas y diversas, cuestionan el modelo de desarrollo y crecimiento implementado
por el gobierno actual en Ecuador. Entre las principales demandas y posicionamiento
frente al modelo de desarrollo del Presidente Correa mencionamos:

• Demandan la redistribución de Tierras y real acceso a la justicia y al sistema de


operadores de justicia.

• Cuestionan las políticas extractivistas que explotan y destruyen los recursos


naturales de los y las ecuatoriano/as72.

• Afirman que el “desarrollo es parte del proceso que hay que cambiar pero que el
Sumak Kawsay implica un cambio de matriz productiva y una tranformación de las
relaciones raciales, clasistas y de opresión patriarcal a nivel rural y social. La ley
como la forma de asociatividad de las mujeres rurales, es vista en la perspectiva
de transformación y no sólo desde los problemas de las mujeres rurales”73.

• Demandan que las políticas públicas sean construidas y evaluadas con sus
participación, exigiendo que las decisiones que incidan en el uso de los recursos
naturales y promuevan sus derechos reconocidos en la Constitución, estando a su
vez sujetos al control de la ciudadanía. Las leyes procurarán una justa distribución
de la riqueza y las políticas promoverán una planificación estratégica, democrática
y participativa en cuanto a la tenencia de la tierra, al desarrollo de la actividad
agraria, a la protección de la biodiversidad, y a la vigencia efectiva de los derechos
de la naturaleza y la seguridad alimentaria para las futuras generaciones.

• Que si bien es cierto se han incrementado los estudios y políticas que visibilizan a
las mujeres rurales diversas como actoras claves de la vida del campo y de las
luchas, identificando a las mujeres como las más afectadas por el impacto del
modelo neoliberal. No obstante, se mantiene de forma predominante la visión de
las mujeres rurales dentro de las problemáticas generales de lo agrario y de la

72 Encuentro Mujeres Voces y Semillas, ONU Mujeres y FAO, Ecuador, noviembre 2011
73 Op. Cit. AGUINAGA, Margarita y CARRIÓN, Diego. p. 15.

66
concentración de la tierra, sin hacer distinción de problemáticas de una perspectiva
de género y de derechos humanos.

• Demandan como mujeres productoras jefas de familia 74 iguales oportunidades de


acceso a la propiedad y al uso de los recursos naturales, con financiamiento
preferencial. Para ello, será necesario garantizar los medios de producción
adecuados con acceso a la propiedad de la tierra, el uso del agua y el acceso a
créditos agroproductivos en un marco de respeto a la naturaleza. Así también,
aspiran a que en el proceso de compras públicas se favorezca la adquisición de lo
que producen las mujeres rurales organizadas, valorando el trabajo en la
conservación de la biodiversidad y la explotación sustentable de los Manglares75.

74 Encuentro Político de las Mujeres Rurales, Diversas por el Buen Vivir y la Soberanía Alimentaría. p. 4. En relación a
la identidad de jefas de familia afirman “Somos jefas de familia todas quienes tenemos bajo nuestro cuidado a
nuestros ascendientes o descendientes, y no solo las mujeres que tenemos hijos e hijas. La jefatura femenina
exclusiva debe entenderse cuando la responsabilidad del sustento económico recae en la mujer,
independientemente de su estado civil o relación de pareja”.
75 Encuentro Político de las Mujeres Rurales, Diversas por el Buen Vivir y la Soberanía Alimentaría. p. 4.

67
CAPÍTULO 3

LOS AVANCES POLÍTICO – NORMATIVOS DE ECUADOR:


DERECHOS HUMANOS, EQUIDAD DE GÉNERO Y
GESTIÓN COMUNITARIA DEL AGUA

Las reformas que están teniendo lugar en Ecuador son parte de lo que se ha dado en
llamar neoconstitucionalismo andino. El concepto sirve para definir una serie de nuevas
propuestas de carácter político-jurídico que se están dando en la región, mejorando
notablemente la herencia jurídica que se impuso desde Europa a través del colonialismo.
Algunas de las propuestas lanzadas desde Ecuador, como la plurinacionalidad, la idea del
Buen Vivir, la protección de los recursos naturales de la privatización, la posibilidad de que
sean gestionados de forma comunitaria, la exigencia de declarar Ecuador como un Estado
de paz y prohibir cualquier establecimiento de bases militares extranjeras, el
reconocimiento de la diversidad de sus pueblos, o la protección especial del agua,
suponen una ruptura con la tradición jurídica hasta ahora había sido dominante. Por este
modo, se ofrecen una alternativa de la que hay mucho que aprender.

En los ámbitos concretos de la mejora de la situación de las mujeres y la gestión


comunitaria del agua, los avances de Ecuador han sido notables, aunque también lo han
sido las críticas que muchas organizaciones sociales hacen a la gestión del nuevo
gobierno. El abandono del extractivismo, en especial de la explotación minera y petrolera
(para la que se requiere grandes cantidades de agua, así como un gran sacrificio
ecológico) es una de las más fuertes exigencias de la sociedad civil organizada, quien
critica duramente al gobierno su incapacidad para crear un marco económico en el que el
país deje de depender económicamente de estas actividades. Lograr superar esta forma
de producción, que impuso el colonialismo y mantiene bajo duras presiones el actual
mercado internacional, es uno de los grandes retos del estado ecuatoriano.

68
1. LOS COMPROMISOS DE CARÁCTER INTERNACIONAL
DEL ESTADO ECUATORIANO

El Estado de Ecuador ha firmado y ratificado muchos de los convenios internacionales


que se han consensuado en diferentes espacios, relacionados con los derechos de las
mujeres y la defensa del agua como un derecho humano.

ALGUNOS COMPROMISOS INTERNACIONALES


FIRMADOS Y RATIFICADOS POR EL ESTADO DE ECUADOR
En relación al empoderamiento de los pueblos
En relación a los derechos humanos de las mujeres
indígenas y la recuperación de su cultura

Convención para la eliminación de todas las formas Convenio 169 de la OIT sobre derechos de los
de violencia contra las mujeres (CEDAW, 1981) Pueblos Indígenas y Tribales (1989)

Convenio Constitutivo del Fondo para el Desarrollo


Programa de Acción de El Cairo (1993) y El Cairo +
de los Pueblos Indígenas de América Latina y El
5 (1998)
Caribe (1993)

Convención Interamericana para prevenir, sancionar


Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos
y erradicar la violencia contra la mujer (Convención
de los pueblos indígenas (2007)
Belém do Pará, 1995)

Plataforma de Beijing (1995), Beijing + 5 (2000) y Pacto Internacional de Derechos Económicos,


Beijing + 10 (2010) Sociales y Culturales (1976)

Consensos de la CEPAL de México (2004) y Quito


(2007)

Estatuto de la Corte Penal Internacional (1998)

Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000)

69
Los convenios, cumbres e instrumentos de promoción y defensa de los derechos
humanos y de la igualdad de género representan, entre otros, obligaciones vinculantes
para los estados que las ratifican. Para supervisar y monitorear el cumplimiento e
implementación de los derechos y directrices estipulados en los instrumentos por parte de
los Estados es importante visibilizar el importante rol que juegan los órganos de
supervisión de los tratados y los mecanismos temáticos existentes. Estos órganos y
mecanismos tienen como fin último el supervisar que los Estados cumplan no sólo a nivel
político – normativo en la implementación de estos derechos, sino medir el grado de
realización de estos en la vida de los hombres y mujeres de Ecuador.

Finalmente, hacemos notar la importancia de promover la incidencia de la sociedad civil


en su interlocución con el Estado de Ecuador, mediante el uso del derecho para la
defensa y exigibilidad de los derechos humanos de las mujeres. Ponemos énfasis en las
esferas de cumplimiento de los mismos, que de acuerdo a los estudios y monitoreos,
requieren mayor realización: la erradicación de la violencia contra las mujeres, mayores
garantías para los derechos sexuales y reproductivos, los derechos económicos, sociales
y culturales, así como el acceso a la justicia. Igualmente es importante el reconocimiento
de las intersecciones con categorías étnico raciales para ver aún más las maneras en que
se manifiesta la exclusión y la discriminación76.

76 CLADEM Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres. Documento de
posición: “Empoderamiento económico y el derecho de las mujeres al acceso a la justicia en el marco de su
Campaña “Deudas Pendientes de los Estados con los derechos humanos de las mujeres”. Ver:
http://www.cladem.org/index.php?option=com_content&view=article&id=1438:las-deudas-de-los-estados-para-el-
empoderamiento-economico-y-el-derecho-de-las-mujeres-al-acceso-a-la-justicia&catid=49:ultimas-
noticias&Itemid=641

70
2. LAS LEYES NACIONALES EN ECUADOR Y LOS DERECHOS
DE LAS MUJERES

2.1. La Constitución de 2008

La Constitución de Ecuador reconoce la igualdad entre hombres y mujeres, e incorpora el


enfoque de género en el texto constitucional: defiende la progresividad de derechos y
libertades, los derechos sexuales y los derechos reproductivos, el derecho a la vida
(aunque, como señalamos antes, no aclara si este derecho es aplicable desde el
momento de la concepción), y a una vida libre de violencia. Establece, además, la paridad
como un principio que orienta la conformación de diversas instancias y especialmente en
la designación y representación.

La constitución también menciona en su texto el reconocimiento y la incorporación de la


economía del cuidado, y exige al marco legal-nacional para que las mujeres que realizan
trabajo domestico no remunerado tengan acceso a la seguridad social.

En cuanto a los derechos colectivos y la justicia indígena, se reconoce entre otros el


derecho de las comunidades indígenas a impartir su propia justicia, siempre y cuando se
respeten los derechos reconocidos en la constitución, así como la opinión y la
participación de las mujeres de la comunidad 77. Además, la constitución garantiza políticas
para la igualdad entre hombres y mujeres, a través de un mecanismo especializado, y
dispone la incorporación de género en las políticas, planes y programas públicos,
mandato que se vincula a la creación de los Consejos para la Igualdad.

Se reconoce por primera vez el laicismo del Estado 78, con todas las consecuencias que
esto tendrá en la educación, ya que la formación que se fomentaba hasta ahora era una
educación “basada en prejuicios que dificulta el ejercicio de derechos de las niñas y
adolescentes”.

El artículo 11.2 refuerza considerablemente la defensa contra la discriminación, que


protege no sólo de la discriminación sexual, sino también de la que se practica con motivo

77 Artículo 171 de la Constitución de Ecuador de 2008.


78 Artículos 1, 3.4 y 28 de la Constitución de Ecuador de 2008.

71
de la orientación o las identidades sexuales, con frases como “nadie podrá ser
discriminado por razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género,
identidad cultural, estado civil, idioma, religión, ideología, filiación política, pasado judicial,
condición socio económica, condición migratoria, orientación sexual, estado de salud, por
portar VIH, discapacidad, diferencia física, ni por cualquier otra distinción (...)”. Se
consagra el derecho a la igualdad formal y a la igualdad material y se establecen medidas
de acción afirmativa, como mecanismos que promuevan la igualdad real en favor de los
titulares de derechos que se encuentran en situación de desigualdad, incluyendo entre los
colectivos en riesgo de exclusión social o laboral a las mujeres, los niños y las niñas
(entre otros).

El texto exige también una educación y salud para y en la igualdad, atención prioritaria a
niñas y a mujeres (especialmente si se encuentran en situación de embarazo), violencia
de género o maltrato infantil. La Constitución también determina que la ley preste especial
atención a las personas en condición de doble vulnerabilidad.

También se establece una serie de medidas para la protección de las mujeres


embarazadas79 y en período de lactancia, el derecho a no ser discriminadas por su
situación, la gratuidad de los servicios de salud materna y la protección en el ámbito
laboral.

A través de distintos artículos, la Constitución trata de garantizar el derecho a la


participación política y en la vida pública de las mujeres, aunque como señalamos
anteriormente, son artículos con asignaturas pendientes (por ejemplo, garantizar la
representación femenina en los puestos de toma de decisiones, no sólo en la lista de
candidaturas). La expresión “con criterios de equidad de género” recorre la mayoría de los
artículos, desde los que definen los criterios de promoción de la Policía Nacional o las
Fuerzas Armadas hasta los procesos de conformación de la Corte Penal de Justicia o la
Constitucional, pasando por los relacionados con la elaboración de políticas públicas y de
justicia, el acceso a la propiedad, a los medios de producción y al trabajo80.

Se garantiza el derecho a una vida libre de violencia (66.3) y la protección de la familia

79 Artículos 43 y 51.6 de la Constitución de Ecuador de 2008.


80 Artículos 70, 156 (políticas públicas); 77.8 (justicia); 321, 324 (propiedad); 334 (acceso a los medios de producción),
325, 329, 331 (trabajo).

72
“como núcleo fundamental de la sociedad” (artículos 67 y 68), reconociendo además
distintos tipos de familia que rompen las ideas tradicionales, por ejemplo aquéllas
conformadas por padres o madres del mismo sexo, monoparentales o monomarentales,
mientras promueve, a la vez, la maternidad y paternidad responsables, así como la
corresponsabilidad para con los hijos e hijas. Sin embargo, el artículo 67 recibe fuertes
críticas por parte de algunos colectivos, ya que define el matrimonio como “la unión entre
un hombre y una mujer”. La constitución anterior, de 1998, lo definía como “la unión entre
dos personas”, lo que abría la posibilidad de legislar una normativa de matrimonios de
personas del mismo sexo, que con la redacción del nuevo texto constitucional, ha
quedado bloqueada.

El texto, por último, usa lenguaje incluyente, con expresa invocación de los géneros
femenino y masculino.

2.2. El Plan Nacional del Buen Vivir

El Plan Nacional del Buen Vivir (PNBV) es el instrumento que el actual gobierno de
Ecuador ha creado para articular sus políticas públicas, redactado por la SENPLADES
(Secretaría Nacional de Planificación al Desarrollo) para ser aplicado entre los años 2009
y 2013.

Las orientaciones éticas del Plan se expresan en cinco dimensiones: justicia social y
económica, justicia democrática y participativa, justicia intergeneracional e interpersonal,
justicia transnacional y justicia como imparcialidad. Para ello, asegura el Plan, “es
necesario promover la igualdad, la integración y la cohesión social como pauta de
convivencia”.

73
El Plan, a su vez, se fundamenta en doce objetivos nacionales:

OBJETIVOS DEL PLAN NACIONAL DEL BUEN VIVIR 2009-2013


OBJETIVO 1 Auspiciar la igualdad, cohesión e integración social y territorial, en la diversidad.

OBJETIVO 2 Mejorar las capacidades y potencialidades de la ciudadanía.

OBJETIVO 3 Mejorar la calidad de vida de la población.

Garantizar los derechos de la naturaleza y promover un medio ambiente sano y


OBJETIVO 4
sustentable

Garantizar la soberanía y la paz, impulsar la inserción estratégica en el mundo y la


OBJETIVO 5
integración latinoamericana.

OBJETIVO 6 Garantizar el trabajo estable, justo y digno en su diversidad de formas

OBJETIVO 7 Construir y fortalecer espacios públicos interculturales y de encuentro común.

Afrmar y fortalecer la identidad nacional, las identidades diversas, la plurinacionalidad y la


OBJETIVO 8
interculturalidad.

OBJETIVO 9 Garantizar la vigencia de los derechos y la justicia.

OBJETIVO 10 Garantizar el acceso a la participación pública y política.

OBJETIVO 11 Establecer un sistema económico social, solidario y sostenible.

OBJETIVO 12 Construir el Estado democrático para el Buen Vivir.

74
Si bien no se menciona expresamente entre los objetivos la mejora de la situación de las
mujeres81 (ni tampoco de las diferentes etnias de Ecuador), todos ellos se ven
acompañados de expresiones como “se integrarán los enfoques de género, generacional,
territorial e intercultural”. Así se hizo tanto en la redacción de los objetivos, como durante
el proceso de planificación convocando talleres de consulta ciudadana, que se dieron a
través de un diálogo y concertación con actores e instituciones sociales. Se consiguió un
alto grado de participación de las instituciones públicas rectoras de las políticas,
particularmente de los ministerios coordinadores y de instancias que permitieron
consolidar los ejes transversales (género, interculturalidad, enfoque generacional y
territorial).

El Plan también se centra en un tema de importancia capital para las mujeres: los
esfuerzos hacia un trabajo y un ocio liberadores. El Estado ecuatoriano reconoce que
hasta ahora “se ha confundido el reparto de trabajo con el reparto del empleo. En las
actuales sociedades capitalistas, las actividades laborales se dividen básicamente en:
trabajo asalariado, trabajo mercantil autónomo, trabajo no mercantil doméstico y trabajo
comunitario. En este sentido, una agenda igualitaria consiste en repartir toda la carga de
trabajo y no sólo la parte que se realiza como empleo asalariado”. No se mencionan aún
las importantísimas dobles o triples jornadas de trabajo de las mujeres como cabría
esperar, sino de “trabajar menos para que trabajen todos”.

Sin embargo, más adelante se describe el Buen Vivir como los procesos productivos en
articulación con los procesos reproductivos, que deben tender a “un régimen social de
cuidados más justo en el cual las actividades de cuidado sean valoradas, mejor repartidas
socialmente”, erradicando la división sexual del trabajo de modo que se conjugue
equitativamente dar y recibir cuidados. Según datos de investigación del propio PNBV, el
trabajo reproductivo y de cuidado (realizado en su inmensa mayoría por mujeres)
representaría entre el 25% y el 50% del PIB en el Ecuador. “Los regímenes de cuidado

81 Los Objetivos del Plan no mencionan expresamente la mejora de la situación de las mujeres, pero sí lo hacen las
metas para alcanzarlos. Por ejemplo, en el Objetivo 8 (fortalecer las identidades diversas), se entiende el género
como una forma de diversidad; en el Objetivo 9 (justicia) una de las metas es acabar con la violencia de género; y en
el Objetivo 10 (participación política) se marca como meta alcanzar un 30% de participación femenina.

75
vigentes son vectores de injusticia, de desigualdad social y de exclusión”, que según el
texto, debido a la sobrecarga que supone el mal reparto del trabajo de cuidados, anula
toda posibilidad de ocio para las mujeres.

2.3. La Ley contra la Violencia de Género (1995) y el Plan Nacional


para su erradicación (2007)

El Estado ecuatoriano cuenta con dos normativas para combatir la violencia que se da
contra las mujeres dentro de sus fronteras. La más antigua, la Ley contra la violencia
hacia la mujer y la familia, fue aprobada en 1995. La violencia en este caso se denomina
violencia intrafamiliar, y se define “como toda acción u omisión que consista en maltrato
físico, psicológico o sexual, ejecutado por un miembro de la familia en contra de la mujer
o demás integrantes del núcleo familiar”. La Ley, por lo tanto, se compromete a proteger a
todos los miembros de la familia, no sólo a las mujeres. La violencia cometida contra ellas
fuera del ámbito familiar, sin embargo, queda excluida del texto.

La Ley reconoce la violencia física, psicológica y sexual. Faculta a cualquier persona


(natural o jurídica) para denunciar. Existen jueces, comisarios y comisarías de la familia, y
es en los juzgados de la familia donde se juzgan los casos de violencia intrafamiliar.

Llama mucho la atención el hecho de que a lo largo del texto legal se hace constante
alusión a la responsabilidad de las autoridades en el proceso de denuncia: las personas
pertenecientes a la autoridad que conozcan un caso de violencia y no lo denuncien o no
tramiten la denuncia en 48 horas son susceptibles de ser acusadas de encubrimiento. La
Ley insiste mucho en aclarar cada uno de los pasos que debe dar la policía ante la
denuncia de un caso de violencia intrafamiliar. Se deduce de esto que una de las mayores
barreras que se encuentran las mujeres al denunciar es la falta de actuación policial.

La Ley se complementa y se refuerza actualmente, con el Plan para la erradicación de la


violencia de género hacia la niñez, adolescencia y mujeres (2007), que amplía la
definición de violencia de género, permitiendo un análisis más amplo de otras formas de
violencia como las que se dan con motivos étnicos. El Plan analiza los roles de género. Es
decir, el hecho de que la violencia de género sea estructural, permite estudiar qué tipo de
violencia se comete con más asiduidad contra cada género (por ejemplo, son más

76
habituales los castigos físicos contra los niños, de la misma manera hay más violaciones
sexuales a niñas). Por lo tanto, se reconoce nuevamente la violencia física, sexual y
psicológica, pero también se hace un análisis de los distintos lugares en los que se
practica:

• Dentro de la familia, unidad doméstica o relación interpersonal,


• Dentro de la comunidad: violación sexual, trata, tortura, prostitución forzada,
secuestro...
• Perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, donde quiera que ocurra:
ausencia de respuesta por parte del estado y baja justiciabilidad.

Asimismo, analiza las causas estructurales: patrones culturales, desigualdades


económicas y otros factores de riesgo y mayor vulnerabilidad (condición etárea, etnia,
opción sexual), denunciando a la vez los principales problemas en el proceso de
erradicación de la violencia de género: poca atención a los feminicidios, a la violencia
sexual y a la que tiene lugar en marcos institucionales o penitenciarios, financiación
insuficiente y un sistema de administración de justicia “que reproduce estos patrones
socioculturales, ha sido altamente revictimizante, discriminante e ineficaz, tanto en
cobertura (baja tasa de denuncias), como en productividad (duración de las causas
penales, que pueden demorar hasta 785 días), lo que ha generado un alto índice de
impunidad”.

Así, se elaboraron planes y acciones, tanto nacionales como regionales y locales, cuyo
objetivo no era sólo combatir la violencia que ya estaba teniendo lugar, sino evitar que se
genere tratando de eliminar la raíz del problema. Se elaboraron dentro del marco de leyes
para la igualdad de oportunidades y para la protección integral de la niñez, un plan
nacional de lucha contra la trata y la explotación sexual, así como de lucha contra los
delitos sexuales y otros.

Los cuatro ejes fundamentales para la elaboración de nuevas políticas de Estado en este
ámbito son:

• La transformación de los patrones socio culturales.

77
• Un sistema de protección integral.

• La mejora en el acceso a la justicia (“Reducir la impunidad a través de garantizar a


las víctimas de la violencia de género el acceso a la justicia con gratuidad,
celeridad e inmediación. Procesos de investigación no revictimizantes y la sanción
de los delitos, garantizando que la administración de justicia incorpore en su
quehacer la comprensión del derecho a una vida libre de violencia como
fundamental”).

• La elaboración de un sistema de registro que ayude a visibilizar y analizar el


problema para diseñar nuevas estrategias para la erradicación de la violencia.

3. LA DEFENSA DEL DERECHO HUMANO AL AGUA

3.1. La normativa ecuatoriana en materia de defensa y gestión del agua

En el mundo actual el acceso al agua, que siempre fue imprescindible para la vida, no
está garantizado para todas las personas. Este recurso, por su importancia y su
necesidad, se ha convertido en un vergonzoso y a la vez fructífero negocio, un bien que
privatizar y del que lucrarse, pues ninguna familia puede permitirse prescindir de él. Como
elemento necesario para la supervivencia del ser humano, en el cuidado de los cultivos,
de los animales domésticos, y en el caso de Ecuador y otros países es parte intrínseca de
las culturas de los pueblos indígenas. Por este motivo, el cambio constitucional le dedica
mucha atención.

La nueva constitución de Ecuador supuso un notable avance en la defensa del agua como
derecho humano. El acceso a este recurso está garantizado como un deber primordial del
Estado (art. 3). El artículo 12 reconoce que “El derecho humano al agua es fundamental e
irrenunciable. El agua constituye patrimonio nacional estratégico de uso público,
inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para la vida”. En muchas de las

78
propuestas de mejora que se lanzan en el texto constitucional, como el uso de tecnologías
ambientalmente limpias, la mejora en la sanidad pública, el derecho a una vida digna, el
régimen de desarrollo, la recuperación y conservación de la naturaleza, la soberanía
alimentaria o la redistribución de tierras, se menciona la importancia del agua y el derecho
a acceder a ella como una condición fundamental para su cumplimiento. 82 La
Constitución, además, dedica al agua su Sección Sexta, y su disposición Vigesimosexta,
donde condona a las personas en situación de pobreza las deudas contraídas por el
consumo humano de este recurso. El artículo 318 reconoce que la gestión del agua debe
ser o bien estatal, o bien comunitaria.

Con el fin de hacer cumplir todos estos derechos, la Constitución prevee una sola
autoridad dedicada a la gestión, uso y cuidado del agua (art. 318). Fue así como surgió la
Secretaría Nacional del Agua, cuya misión es “dirigir la gestión integral e integrada de los
recursos hídricos en todo territorio nacional a través de políticas, normas, control y
gestión desconcentrada para generar una eficiente administración del uso y
aprovechamiento del agua”. También, existe una Ley Orgánica del Régimen de Soberanía
Alimentaria83

El gobierno elaboró, además, una Ley de Aguas en mayo de 2004, que fue fuertemente
criticada por las organizaciones sociales. La lucha por la gestión comunitaria del agua (en
lugar de estatal) es uno de los mayores conflictos que vive actualmente Ecuador, y
enfrenta a las organizaciones que luchan por el derecho a la alimentación, las ecologistas
y sobre todo a algunos colectivos indígenas con el actual gobierno.

3.2. El conflicto con el agua y su gestión

La organización de defensa del derecho a la Alimentación, FIAN Ecuador, denuncia que a


pesar de las medidas tomadas, la concentración de la tierra y el agua que comenzó desde
los años de la Conquista no ha cesado, y sigue habiendo grandes extensiones
campestres y acuíferos concentrados en pocas manos. Aseguran, de hecho, que la
concentración ha aumentado durante los últimos veinte años, a la sombra de las medidas
neoliberales que asolaron América Latina (y como en otros países, tuvieron un fuerte

82 Artículos 32, 66, 264, 276, 281, 282, 314.


83 La Ley Orgánica del Régimen de la Soberanía Alimentaria (LORSA) fue aprobada en febrero del 2009 y publicada
en el Registro Oficial 583 el 5 de mayo del 2009.

79
impacto en Ecuador), ordenadas por los organismos financieros internacionales. Así es,
sobre todo, en la región de la Costa (Esmeraldas, Manabí y Guayas).

Como denuncian en su informe de 2010 sobre el Derecho a la Alimentación en Ecuador:

“La situación de la concentración del agua para riego es aún peor que el caso de la tierra.
Pese a la abundancia de agua en el Ecuador, la situación que enfrenta la mayoría de los
pequeños y medianos productores es grave, ya que el agua de riego también se
encuentra altamente concentrada. El Estado, a través de 64.300 concesiones, ha
entregado 2.240 m3/s de agua, aunque estas cifras subestiman los volúmenes que de
manera ilegal se han apropiado principalmente las grandes plantaciones de la Costa.
(…) La población campesina con sistemas comunales de riego, representa el 86% de los
usuarios. Sin embargo, este grupo apenas tiene el 22% de la superficie regada y accede
apenas al 13% del caudal. Mientras, los grandes consumidores que no representan el 1%
de unidades productivas, concentran el 67% del caudal”84

En los últimos años, muchas organizaciones y movimientos sociales se han levantado en


protesta por el fenómeno de re-concentración de la tierra y el agua, que favorece a
grandes empresarios agro-exportadores, a las grandes industrias y a la actividad minera,
causando un innegable daño en las pequeñas familias campesinas, de mayoría indígena.
Dichas organizaciones exigen que el gobierno se pliege a lo reconocido y protegido en la
Constitución, en especial al derecho de los pueblos y nacionalidades indígenas a ser
consultadas antes de explotar los recursos naturales ubicados en sus territorios
comunales o ancestrales. Existe, además, una fuerte crítica a la actual Ley de Aguas.
Actualmente, el gobierno está trabajando en una nueva Ley cuyo borrador aún no está
listo.

Según el informe de FIAN, las críticas que se han lanzado contra la Ley de Aguas en vigor
pueden resumirse en tres puntos:

• Servicios Ambientales: En sus inicios, la ley permitía que cualquier tipo de empresa
extranjera podía manejar las fuentes y vender el agua ecuatoriana.
Afortunadamente, este artículo fue eliminado.
84 Informe “El derecho a la alimentación en Ecuador: balance del estado alimentario de la población ecuatoriana desde
una perspectiva de derechos humanos”, FIAN Ecuador, 2010.

80
• Prelación: La Constitución menciona el agua para consumo humano y uso
doméstico y la de producción de alimentos que garantice la soberanía alimentaria y
aquélla perteneciente al caudal ecológico. Sin embargo, FIAN denuncia que no
estaban ordenados como los usos culturales y productivos, agroindustriales
(minería, flores, hidroeléctricas, balnearios, etc.). El movimiento indígena planteó el
ordenamiento de estos usos priorizando el uso para la vida y después para las
actividades contaminantes. Sin embargo, se siguen usando prioritariamente para la
actividad minera.

• El Fondo del Agua: Los sistemas estatales de riego siempre estuvieron atendidos
por instituciones estatales, pero nadie se ocupó de los sistemas comunitarios. Por
ello, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) propuso
la creación de un Fondo del Agua no solo para construcción sino también para
capacitación y protección de fuentes de agua de estos sectores tradicionalmente
desatendidos por 30 años de normativa neoliberal. Sin embargo, esta propuesta
fue rechazada señalando que el Art. 286 prohibía la creación de nuevas partidas
presupuestarias, por lo que la CONAIE propuso que estos recursos vinieran a
través de las instituciones, pero tampoco hubo acuerdo. Las protestas en defensa
de los derechos de la Naturaleza reconocidos en la Constitución, así como al
derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas a disponer de los recursos que
se encuentran en sus territorios y, si llegara el caso, no autorizar su explotación, es
un tema de candente actualidad en Ecuador. El 8 de marzo de 2012 comenzó la
Marcha Plurinacional por la vida, por el agua y por la dignidad de los pueblos 85, en
la que campesinos, campesinas y activistas de Ecuador comenzaron a caminar
como forma de protesta desde varias provincias del país rumbo a la capital, Quito.
La llegada tuvo lugar el 22 de marzo, Día Mundial del Agua.

El gobierno de Ecuador y las protestas sociales, especialmente las relacionadas con la


defensa de los derechos de la Naturaleza y de los Pueblos indígenas han colisionado
fuertemente. Como consecuencia, muchas de las protestas pacíficas que llevaban a cabo
los y las manifestantes han sido criminalizadas, llegando a realizarse acusaciones y
condenas por delitos como terrorismo, sabotaje, asociación ilícita, lesiones, secuestro,
85 Véase la página oficial de la Marcha: http://marchaporlavida.net/ ,
o bien la noticia en Adital: http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=65211

81
asesinato, robo, obstrucción ilegal de vía pública e invasión de propiedad ajena 86. El
informe de Amnistía Internacional "Derechos de los Pueblos Indígenas y Persecución de
Manifestantes”, relata la preocupación de esta organización por la constante
criminalización de las protestas realizadas por la población indígena de Ecuador. El
documento, preparado para ser presentado ante la ONU, se enfoca en especial en las
vulneraciones de derechos cometidas por la ausencia de la consulta previa a los pueblos
ecuatorianos, denunciando además que, si bien los derechos que las y los activistas
reclaman están reconocidos en la Constitución, no existen mecanismos que los articulen y
los hagan efectivos.

Las protestas se centran también en los nuevos acuerdos que el gobierno ecuatoriano
está firmando con multinacionales, por lo general chinas, cuya finalidad es la explotación
mineral a través de proyectos de megaminería87.

86 Véase la noticia en Adital: http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=64080


87 Véase: http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=65304

82
CAPÍTULO 4

IGUALDAD DE GÉNERO Y DERECHOS HUMANOS DE LAS


MUJERES EN LOS PROCESOS DE DESARROLLO DE
ÁMBITO RURAL: DEFENSA Y PROTECCIÓN DE LOS
DDHH, TERRITORIOS ANCESTRALES Y LIBRE
DETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

1. LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LOS PROCESOS


DE COOPERACIÓN AL DESARROLLO

1.1. Desarrollo, DDHH e Igualdad entre hombres y mujeres

Existe un amplio consenso en relación a la multidimensionalidad del desarrollo, como


proceso que cubre aspectos políticos, económicos, sociales y ambientales, pero también
aspectos vinculados a los derechos humanos y la igualdad entre hombres y mujeres. El
desarrollo, la reducción de la pobreza y los derechos humanos están estrechamente
ligados, y cuentan con la reducción de desigualdades de género como elemento integral.
La promoción de la igualdad de género y los derechos de la mujer no es sólo un objetivo
crucial en sí mismo, como los derechos humanos fundamentales y la justicia social, sino
también es un instrumento para lograr todos los objetivos de desarrollo.

Interpretemos la pobreza, no simplemente como la carencia de ingresos o recursos

83
financieros, sino también como la noción de desigualdades en el acceso a los beneficios
materiales y no materiales de cualquier sociedad y grupo humano, así como el control
sobre ellos. Estos recursos materiales y no materiales incluyen los derechos humanos,
voz política, empleo, información, servicios, infraestructura y recursos naturales, entre
otros. La pobreza incluye todas las áreas en las que las personas de cualquier género son
privadas y percibidas como incapacitadas en sus diferentes sociedades y contextos
locales. Dos importantes factores determinantes de la desigualdad en el acceso a los
recursos y beneficios sociales, así como el control sobre ellos son la etnia y el género. Por
tanto, la reparación de las desigualdades de género y de etnia deberán estar
estrechamente vinculadas y ser parte integral de los procesos de desarrollo y demandas
legítimas en torno a la defensa y protección de los DDHH, territorios ancestrales y la libre
determinación de los pueblos y, de manera estratégica, ser implementados por las
organizaciones y comunidades.

La adopción del enfoque de desarrollo basado en los derechos tiene como base la
premisa de que las personas tienen los mismos derechos –no sólo las mismas
necesidades– de participar y beneficiarse del proceso de desarrollo. La eliminación de
todas las formas de discriminación contra los Pueblos indígenas y Afrodescendientes y el
real reconocimiento y respeto de su diversidad como base de la reivindicación de la no
discriminación están reconocidos en instrumentos internacionales y regionales de
protección de DDHH, así como en un gran número de constituciones y normativas
nacional. No obstante, las estructuras de poder político, económico y social impuestas por
la sociedad hegemónica impiden o hacen mucho más lento la efectividad de estos
derechos.

De la misma manera, la igualdad de género y la ausencia de discriminación sexista son


derechos humanos, reconocidos por numerosos instrumentos y declaraciones legales
internacionales y regionales, así como recogidos en la mayoría de las constituciones
nacionales. Sin embargo, a menudo, las leyes nacionales (bien en su contenido o en su
aplicación) y/o las estructuras sociales derivan en un trato diferenciado para hombres y
mujeres o niños y niñas. La mayoría de los instrumentos de los derechos humanos son
neutros en cuanto a género, en el sentido de que garantizan que todos los ciudadanos
recibirán un trato no discriminatorio por parte del Estado. No obstante, esta garantía no es
suficiente para atender las desigualdades que ya existen.

84
La Plataforma de Acción de Beijing, el Programa de Acción de El Cairo y la Convención
sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) van
más allá de las declaraciones que garantizan la igualdad y proponen medidas para
conseguir una igualdad sustancial en todos los campos y en todos los sectores.
Específicamente, la CEDAW y su Protocolo proporcionan un marco universal para un
desarrollo basado en los derechos. Hay que mencionar que a nivel regional, el Sistema
Interamericano de Protección de DDHH cuenta con instrumentos generales de protección
como la Convención Americana sobre Derechos Humanos e instrumentos específicos
como la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer “Convención Belem do Pará” y sus mecanismos (Comisión y Corte
Interamericana).

En este contexto, debemos preguntar si en el proceso de desarrollo y de demandas


legítimas, impulsadas por los Pueblos indígenas y Afrodescendientes, sus asociaciones y
actores claves, en relación a la defensa y cumplimiento de los DDHH, los territorios
ancestrales y la libre determinación han sido incluidas las mujeres indígenas,
afrodescendientes y, en general las mujeres diversas, o por el contrario, han sido
marginadas de este proceso y cuáles han sido las consecuencias. Para no fortalecer la
práctica de victimizar a las mujeres y llegado a este punto, resulta vital visibilizar los
aportes que realizan las mujeres indígenas y afrodescendientes a la resistencia cultural y
política en torno a su condición étnica, sus esfuerzos por transformar las relaciones de
género intra e interculturales y las estrategias puestas en marcha para lograr su
reconocimiento como sujetas de derechos desde lo identitario y plural.

1.2. El enfoque de género en proyectos de agua y saneamiento

Los procesos de desarrollo con enfoque de género deben estar orientados a garantizar
oportunidades de desarrollo, crecimiento y ejercicio de poder equitativos para hombres,
mujeres, niños y niñas, y por lo tanto, asegurar que las bases del desarrollo sean sus
capacidades, potencialidades y el ejercicio de sus derechos.

Así, la promoción de la equidad de género debe ser un componente clave de las


intervenciones de desarrollo que busquen asegurar el acceso sostenible a los servicios
mejorados de agua y saneamiento en las comunidades. Una intervención que incorpora el
enfoque de equidad de género deberá partir de un conocimiento de los comportamientos

85
y las responsabilidades de hombres y mujeres, con el objetivo de promover la igualdad de
oportunidades frente al acceso, control y beneficio de los recursos, buscando no sólo
satisfacer necesidades básicas, sino que las tareas y roles sean compartidas de manera
equitativa entre hombres y mujeres.

La posibilidad de ejercer una ciudadanía activa por parte de las mujeres, de participar
social y políticamente en defensa de los propios derechos individuales y colectivos, en
este caso en la gestión comunitaria del agua, implica el desarrollo de una conciencia de
estos derechos y capacidades que permitan negociar con los actores locales estatales y
otros sectores de la sociedad civil, así como con sus compañeros miembros de la
comunidad. Las políticas de desarrollo deben pasar por la apropiación democrática de las
y los destinatarios de los proyectos con el fin de:

• Reconocer el estatus de las mujeres como actoras económicas, políticas, sociales


y culturales, identificando los orígenes de la desigualdad.

• Repensar los conceptos de democracia y ciudadanía desde un óptica feminista y


de derechos de las mujeres, garantizando la participación activa de las mujeres
desde su diversidad.

• Incorporar el pensamiento político y económico feminista y las buenas experiencias


que hayan permitido visualizar cambios a favor de la equidad en las relaciones
entre géneros.

• Adoptar una mirada crítica sobre las iniciativas de desarrollo y cooperación


internacional para que se reconozca la dimensión política de lo privado y su
relación con la vida y los derechos de las mujeres.

• Elaborar propuestas y estrategias que recoja la agenda feminista de los Derechos


económicos de las mujeres.

Conscientes de que son las mujeres las que fundamentalmente se han hecho cargo del
abastecimiento (recogida, traslado), uso y conservación del agua, por lo general para el
mantenimiento de la familia, del hogar, de la cosecha y ganadería y en el marco de las

86
relaciones sociales de la comunidad, será necesario:

• Trabajar a partir de un enfoque de derechos humanos para promover desde la


integralidad procesos de mejora de las condiciones de vida para hombres y
mujeres.

• Mejorar el acceso y control de los recursos y beneficios del agua y saneamiento,


tomando en cuenta la posición y condición de hombres y mujeres, generando un
cambio en sus comportamientos y relaciones. Esto último requerirá de un trabajo
sostenido de reflexión y educación, así como compromisos mínimos en el seno de
la comunidad para impulsar un proceso de cambio por la igualdad de género.

• Promover la igualdad de oportunidades, buscando no sólo satisfacer las


necesidades básicas, sino para que los roles y responsabilidades puedan ser
asumidos equitativamente entre hombres y mujeres.

• Facilitar procesos para la toma de decisiones, en donde participen de manera


conjunta, hombres y mujeres, lo que contribuirá a un mayor compromiso al cuidar,
operar y mantener los sistemas de agua.

• Adecuar las actividades del proyecto a las necesidades, percepciones y


expectativas de mujeres y hombres en relación al agua y saneamiento.
• Generar compromisos en hombres y mujeres frente a la responsabilidad del
cuidado de la salud de la familia y la comunidad, a partir de un cambio de
comportamiento en los roles y relaciones de los miembros de la familia,
promoviendo que todos se responsabilicen del cuidado de la salud.

El cumplimiento de estas consideraciones influye directamente en la mejora de la calidad


de vida y bienestar de hombres y mujeres, y permite además que se logren los objetivos
de los proyectos sobre la base de una negociación permanente que permita llegar a
consensos y generar un proceso de cambio. La incorporación de la perspectiva de género
en los proyectos de agua y saneamiento deberán estar sustentados en la participación
activa de la comunidad, la cual debe partir de las personas y sus vivencias, en el marco
del respeto a las diversas identidades culturales.

87
La manera tradicional de incorporar y promover el enfoque y la equidad de género en los
proyectos de agua y saneamiento ha estado relacionado generalmente con una mayor
participación de las mujeres en las distintas actividades del proceso de implementación de
los servicios, sin tomar en cuenta que esto puede aumentar su carga de trabajo y reforzar
roles tradicionales. Asimismo, por lo general no se ha considerado la situación de
desigualdad en la que se encuentran las mujeres por elementos culturales y sociales
(forma de organización de un grupo social), colocándoles en una relación de poder
desventajosa frente a los hombres. Es probable que esta relación desigual de poder entre
hombres y mujeres, en muchos casos, sea funcional para la reproducción de la
comunidad, aunque ello no signifique necesariamente que sea equitativa o justa.

Todos los intentos por lograr un cambio tendrán un impacto limitado, si las intervenciones
no tienen como objetivo buscar que hombres y mujeres tomen decisiones en conjunto,
compartan responsabilidades, tengan iguales oportunidades y disfruten de los mismos
beneficios. Por lo tanto, un proyecto de agua y saneamiento que incorpore el enfoque de
género buscará dar mejor respuesta a las diferentes necesidades y demandas de
hombres y mujeres, dinamizar los procesos para la toma de decisiones y lograr un mayor
compromiso de todos y todas en la implementación, funcionamiento y mantenimiento de
los servicios de agua y saneamiento, así como en el cuidado de la salud de la familia y la
comunidad.

Una mayor equidad en la posición se logrará en la medida en que hombres y mujeres


tengan las mismas oportunidades para participar en la toma de decisiones en espacios
de diálogo en la comunidad sobre medidas que favorezcan un mejor desarrollo local,
como por ejemplo:

• Que las mujeres asuman cargos representativos en los espacios comunitarios de


gestión del agua (Por ejemplo: Junta de Usuarios de Agua, Asambleas comunales,
entre otros espacios sociales) (acceso), tomen decisiones sobre la gestión en
iguales condiciones (control) y sean beneficiadas con una mejora en su autoestima,
a través del reconocimiento social por su labor (beneficio).

88
• Que los hombres participen en la educación a las familias (acceso), asuman
compromisos en el cuidado de la salud e higiene del hogar (control) y disfruten de
un ambiente saludable (beneficio).

De esta manera, el enfoque de equidad de género ayudará al desarrollo de las


capacidades de hombres y mujeres para que sus relaciones sean más igualitarias (en la
toma de decisiones, responsabilidades y oportunidades), buscando influir en un cambio
en la cultura local, con el fin de reducir las desigualdades.

2. IDEAS, REFLEXIONES Y PROPUESTAS EN RELACIÓN


A LAS SUPUESTAS CONTRADICCIONES DE LA
PERSPECTIVA DE GÉNERO EN EL MARCO DE LOS
PUEBLOS ORIGINARIOS

A pesar de las demandas y procesos impulsados por los diversos Pueblos originarios 88 de
América Latina y el incipiente compromiso político mostrado por organizaciones,
organismos internacionales y actores políticos de reconocer, visibilizar y apoyar procesos
para erradicar la discriminación y dar cumplimiento a los derechos humanos de las
mujeres y hombres de los pueblos originarios, sólo existe información general y escasas
investigaciones en las que se incorporen las voces de las propias comunidades indígenas,
y mucho menos las voces de las mujeres rurales diversas. En la mayoría de los estudios
etnográficos disponibles sobre pueblos originarios las mujeres indígenas siguen siendo
invisibles y ausentes. Hace falta seguir investigando y profundizando la situación de las
mujeres diversas -indígenas, afrodescendientes, mestizas, amazónicas...- y las relaciones
de género existentes en las comunidades, dado que no debemos generalizar a partir del
contexto socio-cultural de uno u otro colectivo.
88 Dejamos constancia de que hacemos referencia al término Pueblos originarios como una unidad que aglutina la gran
diversidad de comunidades culturales y pueblos de América Latina por temas fundamentalmente de redacción y
lectura. No obstante, somos conscientes de la gran diversidad existente y del desconocimiento de sus desarrollos y
particularidades.

89
Como hemos señalado, la cultura en este contexto, hace referencia a la identidad de las
personas, sus aspiraciones, la forma como establecen sus intercambios simbólicos y
estructuran sus relaciones y prácticas, dentro de las cuales se encuentran los significados
compartidos, las normas sociales, las creencias y las identidades. Se refiere a un conjunto
de atributos en permanente cambio, que influyen y son influenciados por los
comportamientos económicos y sociales de la interacción humana.

En el terreno de los pueblos originarios y la perspectiva de género se plantean muchas


preguntas sobre la forma en la cual interactúa la cultura con factores de índole socio-
económica y se producen inequidades étnicas y de género. Entre los pueblos indígenas
convergen múltiples rezagos, exclusiones y discriminación que provienen de prácticas
sociales y culturales, donde la exclusión étnico-racial ha jugado un papel preponderante.

Como en muchas sociedades donde la preservación de la cultura ha ido de la mano con


la conservación de comportamientos tradicionales, entre los pueblos originarios también
los roles de género son lineamientos básicos para desempeñar y entender los
comportamientos sociales. Los papeles femeninos, como en casi todas las sociedades,
están íntimamente ligados a la maternidad y operan de manera primordial en la esfera
doméstica/familiar. Las normas que gobiernan los roles de género y los derechos de
hombres y mujeres forman parte del orden moral de una comunidad.

Las relaciones de género en el contexto de los Pueblos Originarios, con su gran


diversidad, deben ser analizadas teniendo en cuenta los procesos y prácticas de
dominación, explotación, exclavitud, así como de la dicotomía establecida entre los
pueblos originarios y los occidentales. No obstante, la gran mayoría de sociedades
hegemónicas – occidentales se han edificado en base a estructuras sociales, económicas,
políticas y culturales patriarcales y de dominación de unos sobre otros. En el caso
específico de las relaciones de género, las sociedades occidentales se han construido
sobre la consideración y desarrollo de la subordinación de las mujeres por los hombres.
Habría que preguntarnos hasta qué punto las prácticas y estructuras sociales de poder
occidentales en relación al género han influido en las dinámicas sociales, políticas y
culturales de los Pueblos originarios.

En este marco nos gustaría estructurar y poner en común las principales resistencias que

90
encontramos en los discursos y prácticas de los distintos actores políticos y sociales de
Ecuador entrevistados en el proceso de estudio. Hacemos la salvedad de que el objetivo
no es cuestionar las opiniones de los actores que accedieron a participar en el proceso, si
no que por el contrario lo que nos parece relevante es identificar algunas resistencias
comunes y visibilizar los debates y aportes al respecto realizados por otros actores
sociales, especialmente desde las organizaciones de mujeres diversas -mujeres
indígenas, afrodescendientes, mestizas, montuvias...- en América Latina durante las
últimas dos décadas.

2.1. Discursos y planteamientos de los actores, organizaciones y


redes sociales y gubernamentales entrevistados89

Algunas ideas, sentires y experiencias de los actores sociales entrevistados en relación a


la incorporación de la perspectiva de género en el trabajo con comunidades rurales –
diversas:

• Existe confusión sobre lo que es, representa y busca la perspectiva de género y el


feminismo:

“Uno de los mayores problemas que ha supuesto la implantación del género en la zona
ha sido que el género no se ha interpretado como debería, sino que iba por el tinte del
feminismo”, ya que “más bien consistía en traer a una compañera que hablaba de las
mujeres maltratadas, que las mujeres, que las mujeres... y a veces a los hombres nos
dejaban jodidos”. (ONGD)

“Hay debate: unas que son feministas, otra corriente machista, y otra que trata de
entender el tema del género”. Se considera que el tema del género fue analizado de
forma distorsionada, centrándose sólo en la mujer, pero que ya no es así. Asimismo
percibe que las actuales diferencias de género no pertenecen a su cultura, en la que
89 Los testimonios son el resultado de las transcripciones y sistematizaciones de las entrevistas realizadas a diferentes
actores locales y de ámbito nacional de Ecuador -del 27 de septiembre al 05 de octubre de 2011-, involucrados en
los procesos de desarrollo y construcción de políticas públicas cuyos principales destinatarios son las comunidades
rurales de Ecuador y, de manera específica de Ambato y Cayambe. Como nuestra intención es poder conocer las
reflexiones y percepciones de los actores sociales en relación a las cuestiones de género, para poder analizarlas y
buscar nuevas propuestas y soluciones ante las posibles resistencias identificadas y, de ninguna manera cuestionar
a los actores, consideramos que no es necesario su identificación.

91
hombres y mujeres son complementarios, y que acabar con ellas es una forma de
descolonización. También se manifiesta sensibilizado y preocupado por la violencia de
género, especialmente en el sector urbano, donde hicieron una investigación sobre la
situación de las mujeres desempleadas. (Movimiento indígena)

• Falta de información – formación en relación al enfoque de género y de derechos...


falta de compromiso quizás:

Admite que no tiene información sobre el enfoque de género, o de derechos humanos. No


se manifiesta dispuesto a participar en un proceso formativo, ya que no cree que haya
tiempo suficiente para aplicar el enfoque, ni cree que sea útil que haya gente
especializada en el tema: “Yo creo que no tendría ningún buen resultado el poner aquí
gente con ese interés”. Señala que “el trabajo social” es responsabilidad de las ONGs.
(Actor gubernamental)

Manifiesta que “no tendría un equipo sólo para género, pero sí para coordinar, para
seguir, para corregir...”. Ante la propuesta de contar con un eje transversal dedicado a
género en marco de su trabajo sectorial en riego, agua, etc., señala que “si no vas con
infraestructura no sirve para nada”. La única intervención que van a aceptar las
comunidades será la relacionada con la construcción y las formas de canalizar el agua. Al
preguntarle por la situación de las mujeres de las comunidades, remarca la eficacia de su
trabajo, sus esfuerzos, su buen hacer. (Actor gubernamental)

El compañero considera importante saber qué es género, ya que “a mí me enseñaron


“género relacionado a mujer”, a mujer y maltrato”. Lamenta que siempre que hablan del
tema, el concepto cambia, es muy confuso. Asegura que también se dice que género es
que “tú como mujer tienes que ganarte tu propio dinero y debes gastártelo en lo que creas
conveniente”. Por último, se queja de que siempre se presta sólo atención a la mujer,
del hombre no se habla nada. (ONGD)

• Las cuestiones de género son percibidas como un tema impuesto desde occidente
y todo lo que representa la visión occidental del mundo. Además, se crítica el
desconocimiento de la cultura por los actores de la cooperación internacional en las
décadas de los 80s y 90s:

92
El entrevistado reconoce que le falta mucho por aprender, pero “ya no desde una
cuestión impuesta, sino desde el propio sentir”. Considera que la cooperación
internacional “vino con una visión occidentalista de considerar el género como central,
todo problema estaba en victimizar a la mujer” sin entender su rol en la familia, sin
comprender la cultura”. Señala que desde su organización “hacen mucho por este
análisis, pero visto desde la perspectiva familiar, no se dirigen a la mujer, sino a la familia.
Los de fuera no saben”. Denuncia que se ve al hombre como “el maldito”, pero no se
repara en otros fenómenos como la migración y sus terribles condiciones laborales, con
las que aportan al núcleo familiar. Sin embargo, considera que también hay que
sensibilizarse con la situación de las mujeres.(ONGD)

“La perspectiva (de género) se tomará en cuenta en la medida en que responda a sus
intereses y su entendimiento” (refiriéndose a las comunidades). (Actor gubernamental)

• Sobre las causas del patriarcado y las desigualdades existentes entre hombres y
mujeres en el mundo rural:

Considera que las relaciones desiguales propias del patriarcado son herencia del
colonialismo español, lo que hace que el cambio ahora sea muy difícil. También lo liga a
la situación socioeconómica, especialmente al fenómeno de la migración, que carga a
mujeres y niños de trabajo. Ahora vienen las organizaciones de desarrollo “con su visión
occidentalista (…) y parece que el hombre es malo y la mujer la víctima”. Pero en el hogar
hay un entendimiento, donde se cumplen roles y funciones (tanto los hombres, que
tienen las suyas, como las mujeres). Se reconoce que hay una gran desigualdad en el
acceso a la educación y a la dirigencia. Asimismo, expresa que acabar con las
desigualdades “es un camino, que al final constituye el desarrollo”.(ONGD)

Se vincula directamente la situación de las mujeres al contexto socio-económico:


puede haber un equilibrio si cada cual cumple su rol, pero si la situación empuja al
hombre a migrar, la mujer queda sobrecargada de trabajo, y el hombre también. Una
mejora de las condiciones de producción evitará estos problemas. Considera que en
las comunidades donde se han mejorado las condiciones, también mejoró la situación de
las mujeres. (ONGD)

El proceso de aculturación es el que ha creado procesos de desigualdad y

93
discriminación, producto de la colonización. Reconoce que esta asimetría existe entre
los indígenas con especial impacto en las mujeres, en lo que se refiere, sobre todo, al
acceso a los recursos naturales y a los servicios. (Movimiento indígena)

Fuerte crítica al sistema “consumista, neoliberal, capitalista” que tanto ha dañado a su


pueblo. (ONGD)

• Reconocimientos y dudas en la implementación.

Los actores sociales entrevistados afirmaron entender y valorar como positivo la teoría de
género, pero no saben cómo llevarla a la práctica. También que, si no se tiene en cuenta
la situación específica de las mujeres, los talleres que van dirigidos a toda la comunidad,
en realidad sólo tienen impacto en los hombres. Consideran que la clave está en la
educación. Además, incidieron que en general las mujeres de las comunidades de
Ambato y Cayambe habían demostrado una gran predisposición para aprender, para
esforzarse, para estudiar, ya que, las mujeres han demostrado ser extraordinarias en los
estudios y otros retos que se han marcado. (ONGD)

• Ante el cuestionamiento de la teoría de género: la complementariedad entre


hombre y mujeres y la familia en el entorno comunitario.

En su cultura y civilización hay normas diferentes de la nuestra. En ella, la


complementariedad entre hombres y mujeres son la base de la realidad comunitaria, y
“dentro de lo comunitario son importantes tanto los hombres como las mujeres, así como
los hijos”. (Movimiento indígena)

Explica que como institución no trabajan el género, pero sí lo hacen “indirectamente”,


“porque nuestra concepción es justamente que se trata de involucrar a hombre y mujer en
equidad, en oportunidades... pero no vamos expresamente, porque a lo mejor ni saben a
lo que vamos”. Defiende que se centran más en las familias, por ser el eje central de las
comunidades. (ONGD)

• Las mujeres rurales diversas y la conservación de la identidad y los elementos


culturales.

94
Considera que las mujeres tienen un papel muy relevante en la conservación de la
identidad, ya que son ellas las transmisoras de cultura a través de la educación en la
familia.

• Sobre la situación de las mujeres rurales en Ecuador.

A partir de sus estudios y a través del Fondo Indígena ha podido investigar sobre la
situación de las mujeres: su falta de incidencia en la toma de decisiones, la idea de que
son “menos que ellos en fuerza, inteligencia y capacidad”, su baja autoestima (que
relaciona a la educación)... Muy pocas están dispuestas a asumir cargos de
responsabilidad, no se les reconoce económicamente su enorme trabajo en la
comunidad, y en muchos casos no las apoya su familia. Cree que lo que más se necesita
es capacitación, “por eso yo concluí que se debería hacer una escuela de mujeres libres
de la confederación del Pueblo Cayambe”. (Investigadora y promotora indígena)

Sin embargo, sí están muy valoradas (las mujeres) en la labor de tesorería, se las
suele elegir porque se cree que son buenas administradoras del dinero. Eso se podía
constatar en los talleres, las pocas mujeres que participaban en la administración de la
comunidad lo hacían en ese área. (Investigadora y promotora indígena)

Señala que el trabajo de las mujeres es muy duro y muy importante en las comunidades,
como el de los hombres, pero no se valora por igual. Cree que su trabajo debe ser
valorado, sin llegar nunca a victimizar a las mujeres. Manifiesta su sorpresa ante las
teorías, con las que no coincide, que defiende que las mujeres usamos nuestros derechos
específicos para “aplastar a los hombres”. Asegura no haber visto nada similar. Lamenta
que, aunque la situación ha mejorado un poco, los hombres siguen considerando que
hacer tareas domésticas y no dominar a sus mujeres “es de maricón”. (ONGD)

Denuncia la violencia intrafamiliar, tanto de género como contra menores. Lamenta que
pocas mujeres conocen sus derechos. (ONGD)

Apuntan que últimamente hay una participación de las mujeres del 60-40% en las
asambleas, y son ellas las predispuestas a hablar. Aunque esto se deba a que sus
maridos han migrado, no dejan de asistir cuando éstos regresan, al menos no todas. Sin
embargo, ante la toma de decisiones importantes, ellas siempre esperan para consultar al

95
esposo. Asegura además que depende mucho de qué tipo de asamblea o taller se trate:
si está entrado en el agua, en riego y gestión, van sobre todo hombres, pero si toca la
parte productiva, los cultivos, son las mujeres las que asisten, “aún con guaguas”.

• Acceso y gestión comunitaria del agua y las relaciones de género.

Considera que las mujeres participan, “pero no se puede decir que toman decisiones en
igualdad de condiciones (…). Hay un nivel de trabajo organizativo de concienciación que
está avanzando para que las mujeres se empoderen”. (Movimiento indígena)

• Propuestas para promover la igualdad de género y mejorar la situación de las


mujeres rurales.

Para mejorar la situación de las mujeres, alude a la lucha que en este momento están
librando los pueblos indígenas para construir un Estado nuevo. No se trata sólo de
mejorar la situación de las mujeres, sino la de las comunidades indígenas. El caso
específico de las mujeres, que considera muy importante, se hará dentro de ese marco,
luchando por la implantación de políticas públicas dirigidas a la mejora de su
situación. Hace especial énfasis en los temas educativos, la participación y los
liderazgos. (Movimiento indígena)

Esos procesos, en cualquier caso, deben ser también en igualdad. Considera que
muchas veces se ha cometido el error de formar sólo a las mujeres. Por otro lado,
también es importante que la formación respete las culturas. “Obviamente, respetando
las partes culturales que cada civilización tiene, pero en nombre de la cultura también
muchos pueblos oprimen, eso no podemos permitirlo”. Recuerda que todo debe hacerse
desde la dimensión comunitaria, en las comunidades “no existe la cultura del
individualismo”, y eso hay que tenerlo en cuenta en las formaciones. (Movimiento
indígena)

Una de las organizaciones indígenas nos informa que desde hace seis meses tienen un
área de género y generacionalidades, a cargo de un varón. Están levantando datos sobre
la situación de las comunidades en las que trabajan, lo que incluye datos específicos
de género. También vienen organizando espacios de diálogo y reflexión, con el fin de
construir una propuesta política, en el que había interés por incluir el tema de género y

96
participación. (Movimiento indígena)

Defiende que no sólo hay que involucrar a las mujeres, hay mucha población
discriminada. También cree que la situación ha mejorado dentro de las familias en los
últimos años. Si se aplica el enfoque de género, debe hacerse también en las
instituciones públicas, no sólo en las ONGs, porque estas organizaciones sólo tocan una
parte de las sociedades. Consideran también que hacen falta estrategias prácticas, no
sólo la formación. (ONGD)

Otro problema es que seguimos tratando de formar “a los mismos”, y esas generaciones
no se pueden cambiar, tendríamos que dedicarnos a los jóvenes. (ONGD)

Frente a todas estas declaraciones, vislumbramos algunos posibles temas de


preocupación:

• En el discurso parece haber una confusión entre feminismos, género y


perspectiva de género.

• No se plantean la división sexual del trabajo, cada cual cumple su rol, parece que
no están igual valorados, ni se pueden elegir.

• Nos preguntamos cómo trabajar en el marco de las comunidades rurales desde la


familia el tema de las relaciones de género y la igualdad... y tenemos miedo de que
la idea de la familia como núcleo central, pueda ser precisamente una forma de
negar la perspectiva de género: si se supone que hay un equilibrio en las
familias, y que la razón por la que existen desigualdades entre hombres y mujeres
en el entorno familiar se debe fundamentalmente a problemas socio-económico
(que sobrecarga de trabajo tanto a ellas como a ellos), no parece que consideren
necesario aplicar herramienta alguna para analizar las relaciones de género y la
situación específica de las mujeres.

En el marco de los nuevos debates y procesos de construcción continua de los


feminismos junto con los aportes de los feminismos comunitarios / diversos y de manera
específica de los movimientos de mujeres diversas se ha identificado como una debilidad
el no haber incorporado de manera conjunta las categorías de género, diversidad y etnia

97
en el marco conceptual y las herramientas de análisis de la perspectiva y teoría de
género.

2.2 La igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos


en el marco de los Pueblos originarios, como una imposición
occidental

Parte de los actores políticos, líderes y organizaciones sociales indígenas entrevistados


manifestaron percibir y entender la teoría y perspectiva de género como una imposición
occidental. La gran mayoría de sociedades occidentales están introduciendo e impulsando
cambios estructurales en relación a sus relaciones de género. Procesos que están
llevándose a cabo con mayor o menor éxito, dependiendo de los compromisos políticos
de las personas y actores políticos que conforman esa sociedad. Por otro lado, la
construcción teórica, las estrategias y el fortalecimiento de los procesos e iniciativas
transformadoras y emancipadoras en relación a la igualdad de género han sido
impulsados, dependiendo de cada etapa y contexto, por mujeres del Norte y del Sur:
académicas, activistas, blancas de clase media, occidentales, indígenas, afro-
descendientes, lesbianas, chicanas, jóvenes, pobres, etc.

Como mencionamos anteriormente utilizamos el término mujeres diversas para referirnos


a las mujeres rurales de Ecuador y de la región, es decir indígenas, afrodescendientes,
mestizas, amazónicas... En esta misma línea hacemos referencia al término “mujeres de
color” -concepto que empezaron a utilizar las investigadoras negras de Estados Unidos a
mediados de la década de los 70s- como una definición que busca enfrentar las
opresiones múltiples: mujeres no blancas, víctimas de la colonialidad del poder y que
vienen impulsando aportes y críticas importantes a la teoría feminista buscando incorporar
la necesaria intersección de las categorías etnia, clase y género en las intervenciones de
desarrollo y demandas de derechos humanos.

En este contexto, Lugones hace referencia a la “... indiferencia de aquellos hombres que
continúan siendo víctimas de la dominación racial, de la colonialidad del poder,
inferiorizados por el capitaliamo global, (…) hacia las violencias que el Estado, el
patriarcado blanco y que ellos mismos perpetúan contra las mujeres de nuestras

98
comunidades, en todo el mundo.”90 Reflexiona acerca de las causas y de la propia
construcción de esa indiferencia hacia la discriminación de las mujeres de color, por parte
de los hombres de sus propias comunidades:

• La indiferencia a la violencia contra las mujeres y su discriminación en


comunidades no hegemónicas como una indiferencia hacia las transformaciones
sociales profundas en las estructuras comunales y, por tanto, totalmente
relevantes, en relación al rechazo de la imposición colonial.

• Cuáles son las justificaciones de la indiferencia frente a la subordinación de las


mujeres diversas, cuándo sostienen estar involucrados -sus compañeros diversos-
e impulsar luchas liberadoras y emancipadoras – como las demandas legítimas en
torno a la defensa y protección de los territorios ancestrales y la libre determinación
de los pueblos originarios.

• Esta indiferencia impone barreras infranqueables para las mujeres diversas


-afrodescendienes, indígenas...-, en sus luchas por su integridad,
autodeterminación y por la liberación de sus propias comunidades y pueblos.

• Esta indiferencia se desarrolla tanto a nivel cotidiano / privado, intra comunitario,


como en los niveles de la teorización de la opresión.

Además de la necesidad de integrar las categorías de análisis etnia, clase y género en las
intervenciones y acciones en el marco del desarrollo y las demandas de DDHH e
igualdad, no debemos de olvidar incluir en las agendas de reflexión los motivos por los
que no se ha logrado, en general, el reconocimiento de la complicidad y colaboración que
brindan al ejercicio de la dominación de las mujeres, en algunos casos, los hombres
diversos -indígenas, afrodescendientes...-, que también, han sido víctimas de la
dominación y explotación violentas. En este sentido, la teorización, así como las
intervenciones de desarrollo tienden hacer identificadas y gestionadas como si no hiciera
falta reconocer ni resistir prácticas de subordinación de las mujeres.

Los diagnósticos y análisis de la situación de las mujeres y hombres rurales de Ecuador,


90 LUGONES, María. “Género y Colonialidad” en "Descolonizar la modernidad, descolonizar Europa", España, 2010,
pp. 57 y 58.

99
así como en general en la región de América Latina establecen que existen brechas de
desigualdad en ámbitos claves del desarrollo de los derechos: educación, salud,
soberanía alimentaria, hábitat, etc. En general, como señala Restrepo la posición,
distribución, acceso y uso de los recursos y beneficios del desarrollo entre hombres y
mujeres en cualquier espacio social público y privado en el mundo rural, confirma que
todavía la igualdad (en la diferencia) sigue siendo una aspiración de las mujeres. El
discurso reinvindicativo del derecho a la diversidad y la diferencia ha sido incoherente y
inconsistente hacia dentro de las etnias, al pretender mantener un estatus que discrimina
a las mujeres y niñas utilizando el fundamento de la diferencia y diversidad cultural91.

Por otro lado, de manera fundamental también están presentes las influencias de otras
instituciones, incluyendo las religiosas y las del Estado nacional, donde el sistema social-
legal y la provisión de bienes y servicios juegan un importante papel en el reforzamiento
de los roles y derechos de hombres y mujeres de los Pueblos originarios. Esto se
entiende cuándo las relaciones de género, la realización de los derechos , así como el
acceso y control de los recursos y beneficios, no apuntan a la igualdad entre hombres y
mujeres en el marco del Estado nación.

En la región existen experiencias positivas de reivindicación de la diversidad cultural y la


igualdad de género desde movimientos sociales de mujeres indígenas (Movimientos
sociales de México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Bolivia, entre otros). Ante la
impasibilidad al reconocimiento de las diferencias, las mujeres indígenas y afro-
descendientes han reivindicado su derecho a la diferencia cultural y a la vez demandan el
derecho a cambiar aquellas tradiciones que las oprimen o excluyan. Las mujeres
indígenas han cuestionado los discursos hegemónicos que siguen planteando la
existencia de una identidad nacional monocultural, pero a la vez frente a sus propias
comunidades y organizaciones han ampliado el concepto de cultura, al cuestionar
visiones estáticas de la tradición, apostando por la reinvención de la misma. También
“están dando la pauta de cómo repensar el multiculturalismo y la autonomía desde una
perspectiva dinámica de la cultura, que a la vez que reivindica el derecho a la
autodeterminación, lo hace(n) a partir de una concepción de la identidad como
construcción histórica que se está formando y reformulando cotidianamente”92.

91 RESTREPO, Olga Luz. “Ciudadanía, género y conflicto pueblos indígenas”, revista Convergencia enero-abril año/vol
12, número 037, Universidad Autónoma de México, 2005, pp. 51.
92 FERNÁNDEZ, Patricia (Coord). “Indicadores con perspectiva de género para los pueblos indígenas”, 2001, p.15.

100
En este sentido, nos preguntamos si en todos los casos, prácticas y concepciones, hacen
mención de la cultura, las tradiciones y autenticidad representa y abogan por la libertad
cultural y, si pueden existir razones validas, libres, respetuosas con los DDHH y no
impuestas por ningún sistema hegemónico que permitan transformar y/o erradicar (si así
lo consideraran necesario los hombres y mujeres de una comunidad) prácticas que
nieguen a los individuos la igualdad de oportunidades y violen sus derechos humanos,
como es el caso de las negación a las mujeres de sus DDHH y su condición sujeta al
desarrollo y vida.

Las mujeres indígenas enfrentan una triple desventaja en su capacidad de decisión, frente
al acceso a los recursos y la capacidad de acción: ellas son indígenas, mujeres y pobre.
Así, por ejemplo, los indígenas tienen menor acceso a la educación que los no indígenas
y las diferencias de género en la escolaridad son mayores entre la población indígena. En
los indicadores que reflejan la relación entre mujeres y hombres, así como el de los
pueblos indígenas, se observan los comportamientos y prácticas sociales en que
confluyen las barreras étnicas y de género, con consecuencias negativas para las
mujeres93.

En este contexto, resulta fundamental identificar e impulsar programas y acciones de


desarrollo que incorporen las dimensiones de género y etnia y se desarrollen estrategias
que conduzcan a un acercamiento integral con las distintas agendas y expresiones de los
movimientos y organizaciones de mujeres indígenas y afrodescendientes, con los líderes
y asociaciones de sus propias comunidades, con los movimientos amplios de mujeres y
feministas y con los gobiernos, generando sinergias y compromisos. Se busca incorporar
sostenidamente la lucha contra todo tipo de discriminación y exclusión social, con énfasis
en la deconstrucción de las relaciones de inequidad de género y de racismo y, con la
finalidad de construir alianzas y pactos políticos comunes que coadyuven a lograr
sociedades más justas, equitativas e igualitarias.

Conocer e incorporar la perspectiva subjetiva de las mujeres rurales diversas en los


programas y proyectos de desarrollo, resulta especialmente relevante para asegurar su
compromiso y lograr su participación consciente desde el inicio y durante todo el ciclo de
http://www.cdi.gob.mx/indica_genero/indicadores_perspectiva_genero_2006.pdf
93 Por ejemplo ver FERNÁNDEZ, Patricia (Coord). Op. Cit., p.15.

101
los proyectos y acciones. Sólo así, se logrará asegurar acciones de desarrollo que
impulsen transformaciones emancipadoras y sean sostenibles en el tiempo.
Introducir y dar prioridad en la agenda política y en las intervenciones de desarrollo las
temáticas por las que las mujeres rurales diversas apuestan94:

• Reconocer que ellas se encuentran entre los sectores más excluidos de la


sociedad y en mayor desventaja para superar la pobreza y lograr disfrutar
plenamente de sus derechos de mujeres, de indígenas y de ciudadanas.

• Partir del reconocimiento de las contribuciones de las mujeres indígenas al proceso


de desarrollo de sus países, y, de la necesidad de ofrecerles apoyo especial para
compensar sus desventajas y promover la reducción de las brechas de género y el
alcance de la igualdad de oportunidades. Es necesario promover la visibilización de
las mujeres indígenas y de sus aportes y promover la superación de su silencio en
el avance hacia la equidad de género y el reconocimiento de su derecho a ser
diferentes. Tal como señala la CEPAL, sin reconocimiento de la diversidad cultural,
del pluralismo de valores, de la equidad y una mayor autonomía de los pueblos y
de las mujeres indígenas como sujetos, los procesos democráticos de América
Latina no podrán avanzar y el continente no podrá salir de la pobreza y del
subdesarrollo95

• Cuando se niega el valor de la identidad étnica y de género a las mujeres


indígenas, se dificulta su constitución como actoras sociales plenas, reconocidas
por el conjunto. Las mujeres indígenas tienen derecho al respeto de la diversidad
cultural y de sus diversas identidades específicas. Así también son sujetas de
derechos económicos, sociales, políticos y culturales, especialmente aquellos
basados en mantener o cambiar su cultura e identidad propia de acuerdo a sus
propias necesidades. Tienen derecho a la educación, a la formación profesional, al
acceso a servicios de buena calidad, a trabajar, a ser pagadas con sueldos justos y
con precios justos para sus productos. Tienen derecho a vivir una vida digna, libre
de violencias y a tener tiempo para desarrollarse como personas y seres humanas
de igual valor.

94 También ver el punto 5 del Cap. 1 “La agenda política y social de las organizaciones de mujeres rurales diversas".
95 Informe CEPAL 2000, p. 313.

102
• Resulta fundamental incorporar las voces, intereses y necesidades de las mujeres
indígenas en los procesos de desarrollo comunal de manera participativa y
culturalmente adecuadas a mujeres indígenas de diferentes culturas. Esta
afirmación nos coloca ante un panorama de gran heterogeneidad: de indígenas
urbanos, rurales, andinos, amazónicos, centroamericanos o sudamericanos, a nivel
local, regional y nacional, de mujeres y hombres de base, de diferentes grupos de
edades, de organizaciones de mujeres y de organizaciones de hombres y mujeres
indígenas, etc. Es necesario tomar en cuenta esta enorme diversidad cultural de
los pueblos indígenas cuando se aborda la temática compleja de la mujer indígena
y de las relaciones de género en los pueblos indígenas.

Es cierto que para avanzar en el desarrollo hacia sociedades más equitativas, capaces y
democráticas en la región, basadas en la igualdad entre hombres y mujeres, es necesario
lograr que los derechos de los pueblos indígenas y de las mujeres indígenas y
afrodescendientes sean reconocidos por todos los actores políticos, económicos y
sociales, así como que los instrumentos internacionales y regionales de protección de
DDHH no sólo se traduzcan en leyes y políticas nacionales, sino también que tengan un
alto grado de efectividad, cumplimiento y realización. Es decir que se concretice en
mejoras y derechos en la vida de las mujeres y hombres.

No obstante, para que estás demandas legítimas se cumplan, también deben ser materia
de tratamiento y reflexión a nivel intra comunitario, donde hombres y mujeres de los
pueblos originarios reflexionen y alcancen compromisos comunes, integrando las
categorías de etnia y género, de manera indivisible en sus demandas y propuestas, tanto
a nivel político como cultural.

Cuándo hacemos referencia a los Pueblos originarios, la diversidad cultural y las


relaciones de género y sus transformaciones, nos preguntamos, entre otras muchas
cuestiones: ¿Qué formas de exclusión sufren los Pueblos originarios y cuál es su relación
con la ciudadanía?, ¿Cómo se diferencia la discriminación de las mujeres originarias y
diversas de la de sus compañeros?, ¿En qué se diferencian los puntos de partida y las
opciones de las mujeres diversas frente a sus compañeros?, etc.

Las relaciones de tensión entre dos formas de sociedad con tradición lingüística,
categorías significativas, sistemas de valores, estructuras y prácticas sociales distintas, de

103
las cuales una está subordinada a la otra, impregna la dinámica de los procesos de
transformación, a los que también contribuyen las mujeres como actoras permanentes.
Los sistemas de valores, los significados y las prácticas sociales de las culturas que han
estado históricamente subordinadas se modifican en la confrontación con los procesos de
revalorización o desvalorización e innovación de los sistemas de valores dominantes. Las
personas son excluidas o recluidas, aceptadas, preferidas o discriminadas y
menospreciadas, de acuerdo con el idioma que hablan, la forma como visten y el lugar de
donde proceden. El reto es cómo recrear permanentemente su propia cultura y, a la vez,
participar con plenos derechos en igualdad de condiciones en la sociedad nacional.

2.3. Algunos aportes del feminismo comunitario


o feminismo diverso.

El año pasado, las mujeres Xinkas feministas comunitarias se pronunciaron 96 en el marco


de la conmemoración del Día de la Resistencia y Dignificación de los Pueblos Indígenas,
para denunciar a los pueblos originarios y occidentales del mundo en relación a que:

• Desde sus territorio cuerpo, siguen sufriendo los efectos del patriarcado ancestral
y occidental los cuales se refuncionalizan y se manifiestan en diferentes formas de
opresión, tanto en sus comunidades, como en sus familias. La expropiación
histórica de sus cuerpos, sigue presente cuando no pueden decidir por sus cuerpos
y sexualidad en libertad y autonomía.

• A las mujeres indígenas se les designa ser cuidadoras y reproductoras de la cultura


con todos sus fundamentalismos étnicos. Se les delega dentro de las
organizaciones indígenas u organizaciones territoriales, cargos que refuncionalizan
el rol doméstico.

• Sus pensamientos, sentires y actuares no son valorados, porque cuestionan el


sistema patriarcal originario y occidental. Además, debido a sus planteamientos

96 Declaración política de las mujeres Xinkas feministas comunitarias ¡!!no hay descolonizacion sin
despatriarcalizacion!!! el 12 de octubre, de 2011

104
políticos como feministas comunitarias, sufren represión en la montaña por parte
de algunos compañeros del movimiento indígena y por parte del actual Gobierno
Indígena.

Entre los diversos aportes desarrollados por las mujeres diversas en la región y, de las
feministas comunitarias o diversas97, en torno a sus demandas por la igualdad de género
nos parece fundamental evidenciar los siguientes cuestionamientos ético/ políticos:

• Afirman y denuncian la existencia de la opresión patriarcal originaria (la de sus


pueblos) y la occidental.

• Luchan contra todas las formas de colonialismo que arremeten contra las mujeres
en lo íntimo, privado y público, por lo cual asumen acciones que desde lo individual
y colectivo, fortalezcan la descolonización de cuerpos y territorios.

• Resisten y luchan permanentemente contra todas las formas de opresión


capitalista patriarcal, que continúan con la amenaza del saqueo y extracción de
recursos naturales98.

Ellas afirman que no es posible ni coherente descolonizar el pensamiento y el territorio-


cuerpo sin despatriarcalizar también. Las teorías, posiciones y propuestas de las
feministas diversas representan un importante cambio con los/as productores/as
hegemónicos del pensamiento y conocimiento. Sus propuestas críticas vinculadas con
las políticas de la identidad, la defensa del territorio y la autodeterminación de los pueblos
originarios resultan finalmente en cambios y nuevas dimensiones epistemológicas en
relación al desarrollo, la colonialidad, el género, la cultura, las desigualdades, el racismo y
las violencias que afectan sus cuerpos.

Como señala Gargallo desde el feminismo comunitario y con la finalidad de analizar el


racismo y las relaciones de poder se cuestionan “qué lugar asignan a las mujeres las
comunidades patriarcales ancestrales que tienen un doble frente dónde justificar su
necesidad de cohesión: el interior de la propia comunidad, para la manutención y
funcionamiento de los bienes que están en propiedad colectiva, y el externo, para
97 Mecionamos a Maya Cú Choc; Ochy Curiel, Gladys Tzul Tzul, Lorena Cabnal.
98 Ib.

105
defenderlos de una expropiación por el estado republicano que está siempre al acecho”99.

Uno de los elementos más valiosos de análisis de las propuestas de los feminismos
comunitarios es la identificación y cuestionamiento al sistema patriarcal existentes en el
marco de las comunidades diversas y pueblos originarios. Y da un paso más. Como
señalan las feministas comunitarias de Bolivia existe un encuentro y fortalecimiento
histórico de los patriarcados originarios y colonial, al que han denominado “entronque de
patriarcados” y consideran que es el sustrato del así llamado “machismo latinoamericano”.

Como señala Paredes es necesario “reconocer que las relaciones injustas entre hombres
y mujeres (…), también se dieron antes de la colonia. Hay también un patriarcado y un
machismo boliviano, indígena y popular. (…). Descolonizar el género significa decir que la
opresión de género no solo vino con los colonizadores españoles, sino que había una
propia versión de la opresión de género en las culturas y sociedades precoloniales” 100. A
esta terrible unión le llaman el entronque patriarcal.

Así, proponen no centrar su accionar emancipador en la búsqueda de la autonomía


personal y llevan a cabo un importante cuestionamiento al género y la colonialidad desde
la crítica al sistema capitalista-patriarcal. Generan propuestas acerca de lo estructural que
es la desigualdad entre mujeres y hombres en sus culturas y comunidades. Pero a la vez
reflexionan sobre el lugar desde dónde se piensa y el valor epistemológico y político de
los valores occidentales hegemónicos que vulneran sus identidades y autonomías como
parte de los pueblos originarios.

Sus análisis y acciones representan importantes propuestas a los feminismos y sus


movimientos políticos, al denunciar que el feminismo cuando se institucionaliza se
transmuta en una nueva forma de mediatizar los deseos y los saberes de las mujeres. El
feminismo comunitario de las mujeres aymaras de Bolivia viene trabajando sobre la
relación existente entre patriarcado y colonialismo interno. Persiguen la lucha contra la
naturalización de toda inferioridad, sumisión o lugar secundario y dependiente de las
mujeres en la cultura republicana y en las culturas ancestrales, como contra la forma que
esta naturalización ha adquirido al insertarse en el patriarcado que se refuerza,

99 GARGALLO, Francesca. "Los feminismos de las mujeres indígenas: acciones autónomas y desafíos epistémico", p.
2.
100 PAREDES, Julieta. "Hilando Fino. Desde el feminismo comunitario. Mujeres creando comunidad", p. 24.

106
incrementa y se coordina con los poderes coloniales. De ahí, ha llegado a la conclusión
que no puede haber descolonización que no se acompañe de una profunda
despatriarcalización101.

Parte del feminismo comunitario se ha valido de la complementariedad implícita en la


dualidad cosmogónica propia de las tradiciones religiosas y vitales de los pueblos
originarios a favor de las mujeres. Afirman que las mujeres y hombres somos
complementarios para la comunidad, no podemos prescindir de los hombres, pero
podemos exigirles la equidad. No obstante, por ejemplo, el Estado Plurinacional de Bolivia
estableció en 2010 una Unidad de Despatriarcalización en el Vice-ministerio de
Descolonización del Ministerio de las Culturas. Paradójicamente, actualmente es más
difícil afirmar la existencia de un “entronque” entre los patriarcados ancestrales y de
origen colonial, porque el estado resalta la “mutua complementariedad” entre hombres y
mujeres, asumiendo que es “originaria”, propia, incambiable102.

Entre las resistencias que existen para trabajar desde la perspectiva de género -junto con
la interculturalidad, diversidad, DDHH, etc.- en los procesos de desarrollo y
autodeterminación de los pueblos originarios, podemos mencionar la afirmación de que el
feminismo es occidental y que no existe necesidad de trabajar desde la teoría de género,
ya que existe la práctica de la complementariedad chacha-warmi. Esta afirmación esta
vinculada a la concepción de que el machismo se introdujo con la colonia.

Las feministas comunitaria de Bolivia denuncian al respecto que “aunque queramos,


forcemos, y tratemos de disimular, el chacha-warmi no es ese punto de partida que
queremos (…) porque el chacha-warmi no reconoce la situación real de las mujeres
indígenas, no incorpora la denuncia del género en la comunidad, naturaliza la
discriminación. Este machismo indigenista dice que es natural que las mujeres tengan
esos roles en las comunidades, no quieren analizar y reconocer que esos roles y
actividades de las mujeres, son consideradas menos, de menor valor, de menor
importancia, que significa mayor explotación de la fuerza de trabajo de las mujeres”103.

Demandan que el Chacha Warmi debe incorporar la denuncia de las desigualdades y

101 Ib., 14-15.


102 GARGALLO, Francesca. Op. Cit., p. 7.
103 PAREDES, Julieta. Op. Cit., p. 28.

107
opresión de género y no utilizar esta institución para naturalizar las discriminaciones de
las mujeres a partir de considerar natural ciertos roles y actividades que son
infravaloradas. Esta denuncia de género además debe ayudarnos a develar las causas de
las condiciones históricas de opresión de las mujeres en los pueblos y sociedades para
transformarlas. Las feministas comunitarias plantean “la reconceptualización del par
complementario, despojarlo de sus machismo, de su racismo y su clasismo, replantearlo
en mujer-hombre, warmi-chacha que recupera el par complenentario horizontal, sin
jerarquías, armónico y recíproco, par de presencia, existencia, representación y
decisión”104.

2.4. Algunas consideraciones metodológicas para analizar


las relaciones de género en los pueblos originarios

Para llegar a captar la realidad compleja y diversa de las relaciones entre hombres y
mujeres de los pueblos originarios y sus procesos de transformación y cambio
permanentes, una mirada desde fuera resulta insuficiente. Se necesita mirar también la
vida al interior de las comunidades y de las familias. No sólo se trata de reconocer las
diferencias entre el grado y las formas de discriminación que sufren las mujeres en
comparación a los hombres indígenas y afrodescendientes por la sociedad nacional
hegemónica, sino de analizar de cerca las desigualdades entre hombres y mujeres al
interior de sus propios pueblos y cómo estas afectan las opciones individuales y el tipo de
relación con la sociedad nacional, de mujeres y hombres diversos en forma diferenciada.

Sobre todo, este segundo paso, de mirar las relaciones de género al interior de los
pueblos resulta una apuesta importante de las organizaciones que trabajan en materia de
desarrollo y DDHH, y que todavía no se asume, dado que enfrenta una serie de
obstáculos políticos, ideológicos y metodológicos. Debido a la historia violenta de los
procesos de colonización e independencia, y la desvalorización de las culturas y los
pueblos originarios, se ha considerado prioritario la defensa de su valor, su derecho a la
diferencia, su autoafirmación y su protección. Desde este punto de partida han surgido,
sobre todo, dos corrientes que se resisten a dar una mirada crítica a algunos aspectos de
las culturas de los pueblos originarios:

104 Ib. p. 30.

108
• Una esta conformada por algunos dirigentes, en su gran mayoría hombres,
quienes, por la urgencia de autoafirmación y revaloración de sus culturas y pueblos
indígenas frente a la cultura dominante, se resisten a reconocer o por lo menos, a
expresar públicamente ante los no indígenas, las desigualdades y formas de
discriminación de la mujer al interior de sus propias culturas.

• La otra corriente la conforman aquellos sectores políticos y académicos que


quieren, sobre todo, proteger a las culturas indígenas de los cambios negativos
impuestos por las culturas dominantes. Tienen la tendencia de idealizar a las
culturas indígenas como igualitarias y complementarias entre hombres y mujeres, y
a negar la existencia de desigualdades de género y de subordinación de las
mujeres al interior de sus propios pueblos, y así justificar la necesidad de conservar
las culturas indígenas.

Ambas corrientes encuentran, además, la aceptación de aquellos que se resisten a tomar


en cuenta la perspectiva de género y, para justificarlo, plantean que no se debe interferir
en las organizaciones y las culturas indígenas y de afrodescendientes desde el exterior .
Curiosamente, el argumento de la no interferencia externa, que dañaría a los pueblos
diversos, sólo aparece en relación a procesos organizativos y sociales. Sin embargo, las
medidas técnicas no son considerados como intromisión externa, como si éstas no
tuvieran también un fuerte impacto social y cultural. Este último hecho tiene un efecto de
círculo vicioso: como no se consideran interferencia externa las acciones de desarrollo
“técnicas”, tampoco miden su impacto social y las relaciones de género de los pueblos
originarios.

La opción sería analizar las relaciones de género en los pueblos indígenas,


afrodescendientes... desde un proceso de reflexión interno, que parta de las propias
comunidades y que, en un proceso de repensar y recrear la cultura, se replanteen desde
su propia cosmovisión y en relación a la sociedad nacional e internacional, los elementos
propios y ajenos que les potenciarían una mayor equidad de género en sus comunidades.

El género es un concepto dinámico. Por medio de la interacción entre hombres y mujeres,


entre mujeres y mujeres o bien entre hombres y hombres, las relaciones de género están
sometidas a procesos de transformación continuos, que siempre pueden ser marcados e
influidos por los mismos sujetos participantes. En las comunidades indígenas,

109
afrodescendientes, etc. de América Latina conviene observar las relaciones de género en
el contexto de otras variables como edad, cultura, estado civil, grado de aculturación,
niveles de urbanización y puntos de partida en relación a oportunidades y límites.

Las relaciones y las identidades de género, así como sus formas de expresión cambian
por diferentes razones. Entre otros motivos porque reciben el impacto del desarrollo como
procesos de diferenciación social. Se ha podido observar, que la transformación histórica
de las relaciones de género no ha contribuido a la reducción de las estructuras de
dominación, sino a su creciente diferenciación. Si bien el grado de desigualdad entre
hombres y mujeres se modifica con los cambios sociales (pudiendo entonces negociarse
de nuevo), el carácter fundamentalmente jerárquico de las relaciones de género se ha
mostrado en extremo resistente frente a los procesos sociales de transformación.

¿Cómo se llega a desarrollar una crisis dentro de un orden de género de una sociedad
específica?. La lógica de la reproducción social de las culturas originarias y el sistema de
relaciones de poder desiguales, puede ser analizado, reconocido, valorado y, si se quiere,
cuestionado y deconstruido con la finalidad de resignificar el poder y generar relaciones
más justas y equitativas entre hombres y mujeres. Los procesos de negociación y
cuestionamiento internos pueden contribuir a transformaciones, que desemboquen en una
crisis de un orden específico. Las tendencias de crisis tienden a aparecer cuando se
resquebraja la coherencia en un sistema de poder determinado. En muchas sociedades
indígenas, por ejemplo, la continuidad de la reproducción social descansa sobre el
mantenimiento del orden ya legitimado, responsabilidad que con frecuencia recae sobre
las mujeres. Como "cuidadoras de la cultura" o "inventoras de la tradición”, se espera que
mantengan vigilancia sobre la moral y el cumplimiento de valores y prácticas, y que
decidan sobre las innovaciones.

Lo que los hombres y mujeres no pueden olvidar es que la construcción de la equidad de


género es una responsabilidad social que debemos asumir entre todas las personas,
mujeres y hombres, con el fin de lograr relaciones de igualdad entre hombres y mujeres,
altos grados de cumplimiento y respeto de los DDHH, la erradicación de las formas de la
violencia contra las mujeres, niños y niñas y, sociedades más justas y felices. En el marco
de los pueblos indígenas, afrodescendientes... se deberá alcanzar compromisos reales
para incorporar las demandas en relación a etnia y género en los procesos de
reinvindicación de derechos y de lucha contra la discriminación y la pobreza.

110
Surge la necesidad de construir “nuevos poderes”, donde el poder que se ejerce para
oprimir y subordinar se transforme en un poder basado en relaciones sociales más
democráticas; un poder utilizado para empoderar y que genere relaciones más
equitativas. Cambiar las relaciones de poder entre las mujeres y hombres es un proceso
complejo que lleva tiempo y, que en el caso de los Pueblos originarios deberá ir vinculado
con las demandas relacionadas a la etnia. No obstante, es la única manera de lograr los
objetivos propuestos en relación a igualdad y DDHH, así como el principio de no
discriminación, respeto a la diversidad y sistemas participativos y pluralistas.

111
3. FRENTE A LAS RESISTENCIAS COMO PROMOVEMOS
EL EMPODERAMIENTO POLÍTICO, ECONÓMICO Y
PERSONAL DE LAS MUJERES RURALES DIVERSAS

En relación al empoderamiento de las mujeres rurales en Ecuador resulta crucial


identificar las contradicciones a las que las mujeres rurales diversas se tienen que
enfrentar, generando resistencias múltiples frente a la situación de “des-empoderamiento
económico estructural , (...) como productos de más de quinientos años de imposición
colonial y poscolonial, (...). Esto ha implicado que el problema del poder para las mujeres
indígenas sea, por un lado, un proceso contradictorio, por un lado, una demanda a
construirse, generando procesos de empoderamientos diversos, mientras que por otro
lado sea un proceso que siempre contrae una serie de limitaciones al momento de
ejercerlo, dando como resultado, un débil empoderamiento económico de las mujeres
indígenas”105.

Además, estos procesos de empoderamiento económico y político están estrechamente


vinculados a varias situaciones: división sexual del trabajo en el campo, altísimo impacto
de la pobreza y la desigualdad social, el aún débil proceso de organización de las mujeres
indígenas de Ecuador, restringido acceso al ingreso, débil capacidad de acceso a los
derechos económicos, incipiente capacidad de intervenir en las decisiones de los modelos
de desarrollo económico -pre-establecidos-, entre otros factores que en gran medida han
sido los responsables de la situación de desempoderamiento económico de las mujeres
indígenas106.

Cuándo nos referimos al proceso de empoderamiento de las mujeres rurales indígenas


nos referimos a las capacidades y estrategias:

105AGUINAGA, Margarita. "Experiencias de empoderamiento económico de Mujeres indígenas. Diagnóstico regional".


Ecuador, noviembre 2008-junio 2009, p. 2.
106Ib, p. 2.

112
• De resistencia generadas por ellas frente al sistema capitalista - patriarcal, con el
apoyo de otros actores.

• De ser sujetas de derechos, participando en los ámbitos político y económico de


sus comunidades y familias, que les posibilite contribuir a impulsar iniciativas y
acciones para la disminución de las desigualdades en sus comunidades,
intervenir en las decisiones de la familia, la comunidad, los gobiernos locales, y la
economía nacional, la posibilidad de intervenir en la generación de las políticas
públicas que las beneficiará y en el plano personal ser autónomas en la
identificación de sus proyectos de vida y bienestar personal.

En estos procesos no podemos negar las contribuciones y acompañamiento de otros


actores claves como son las instituciones del Estado, los actores de la cooperación
internacional, los aportes de los feminismos y los movimientos sociales indígenas. En este
contexto, los esfuerzos y avances de los movimientos indígenas de la región por visibilizar
y reivindicar sus derechos y autonomía política y económica ha sido también correlativo al
esfuerzo de las propias mujeres indígenas y sus movimientos sociales por evidenciar sus
experiencias y demandas específicas en la agenda política del desarrollo, exigiendo sus
derechos como parte de los Pueblos Originarios (territorio, tierra, agua, semillas,
agrobiodiversidad, etc) y por otro lado, sus propuestas y demandas sobre sus derechos
como mujeres rurales indígenas desde la lucha feminista, la perspectiva de género y de
interculturalidad.

En este marco, se observa que existe una muy inicial inclusión de la variable étnica, clase
y género en las políticas públicas nacionales en Ecuador y en los estados de la región,
con una mirada desde las mujeres indígenas, que empieza a visibilizarse en las políticas
públicas y legislación, especialmente, en torno al desarrollo rural. Así también, se están
incluyendo las variables étnica, clase y género, en las organizaciones de mujeres e
indígenas, al generar propuestas e impulsar procesos participativos.

Hay una demanda muy fuerte de las mujeres rurales indígenas de Ecuador sobre el
reconocimiento a la diversidad cultural, de su necesaria participación en la elaboración de
las políticas públicas, leyes y proyectos de desarrollo, partiendo del reconocimiento de sus
conocimientos, saberes, lenguas, culturas, etc. Algunas de las posibles estrategias y
mecanismos de impulso al empoderamiento de las mujeres rurales diversas de Ecuador:

113
• En el marco del desarrollo local y el diseño e implementación de políticas de los
gobiernos locales, incluir las variables étnica y género, desarrollando proyectos de
promoción de la participación y toma de decisiones públicas de las mujeres rurales
indígenas, mestizas...

• La promoción del acceso y titularización de las tierras para las mujeres rurales
indígenas, mestizas... para la mejora e incremento de la producción de las fincas,
la promoción de pequeñas y medianas productoras, el impulso a la trasmisión de
sus saberes y experiencias agroecológicas, biodiversidad, seguridad y soberanía
alimentaria, etc., en el marco de la nueva Reforma Agraria.

• El fortalecimiento de encuentros regionales, latinoamericanos y centroamericanos


de las mujeres rurales diversas -indígenas, afrodescendientes, mestizas,
amazónicas...-, para mejorar las estrategias de empoderamiento político y
económico de las mujeres y enfrentar la pobreza y la exclusión étnica.

Durante los talleres se hizo énfasis en la importancia de visibilizar sus demandas como mujeres diversas.

114
4. CONCLUSIONES, DEMANDAS Y APORTES DE LAS
MUJERES RURALES DIVERSAS DE CAYAMBE Y
AMBATO EN TORNO A LA IGUALDAD, LA
DIVERSIDAD Y EL DESARROLLO107

Algunas voces y conclusiones de las mujeres participantes de los talleres de género y


gestión comunitaria del agua de Ambato y Colta:

• La visión de desarrollo de las mujeres está muy ligada al de la comunidad, y a su


vez, a la idea de crecimiento económico y a la familia.

• Señalaron en repetidas oportunidades que ellas se consideraban iguales a los


hombres porque trabajaban igual cantidad de tierra (15 metros). Así, aportan al
desarrollo (económico) de la comunidad. En cuanto al valor por el trabajo de cada
uno, señalaron que se daba más importancia al trabajo realizado por los hombres,
porque ellos traen dinero (la aportación económica deriva en mayor valor), y el
trabajo que ellas hacen, aunque reconocieron que era por general mayor carga de
trabajo, no tenía la misma valoración porque no se remuneraba y se consideraba
un deber a cambio del trabajo remunerado que hacían sus parejas. “La
economía es parte fundamental”.

• Con respecto a la participación, reconocen que no es igual.

• Comparten algunas experiencias sobre lo duro que es el trabajo de las mujeres,


especialmente cuando los maridos han migrado, y cómo a eso se unen las
dificultades de no saber leer, escribir, no entender español y no haber sido
formadas igual que ellos en el manejo del agua.

• Como aprendizajes y compromisos manifiestan:


107Estas conclusiones son fruto de la sistematización de los resultados, testimonios y trabajos realizados a lo largo de
los Talleres.

115
- La igualdad, el respeto y la consideración contribuyen al bienestar de la
comunidad, de las familias y de las personas. Se relaciona directamente con el
desarrollo personal y comunitario, “en la unión hay más fuerza”.
- Se pretende difundir lo aprendido, “Me llevo esta experiencia para compartirlo
con mis hijos y con mi mujer”. Se tiene muy en cuenta también que el cambio no
viene sólo de un equitativo reparto de tareas, sino un apoyo al empoderamiento
de las mujeres, para superar sus silencios, sus carencias en la educación y su
ausencia en las asambleas, así como valorar su trabajo.

• Por último, manifiestan las ganas de seguir aprendiendo sobre igualdad y


derechos humanos, de compartir los trabajos, de respetar cada una de las ideas,
de promover la participación de las mujeres, y sobre todo, de difundir lo aprendido:

“Una cosa bonita. Hoy por ejemplo, me siento más fortalecida de saber que lo
que he hecho es correcto, y con mayor ahínco, tomaré estas palabras, tanto
para mi hogar como para la comunidad” (Testimonio de una de las líderes de la
comunidad de Ambato).

“No había imaginado el aspecto de la igualdad: lo tenemos entendido pero no lo


podemos hacer. (…) Prometo seguir en lo mismo y adquirir conocimientos. En
una familia hay que seguir con el diálogo y con compartir ideas”. (Testimonio de
una de los líderes de la comunidad de Ambato).

En este estudio, también hemos querido reflejar las voces y demandas del equipo de
dinamizadores y promotores locales 108, quienes nos dieron su opiniṕon en relación a la
valoración de los talleres, así como a las problemáticas de género en las comunidades lo
siguientes:

• Consideraron como muy positivo el hecho de que las mujeres fueron conscientes
de la existencia del género.

• Opinaron que la mejor forma de abordar la igualdad en las comunidades es


108En el marco del trabajo coordinado con el socio local, queremos visibilizar, reconocer y agradecer el trabajo de
análisis, acompañamiento, dinamización, traducción y valoración realizado por la promotora Wilma Til. Su gestión,
así como su análisis y reflexión ha sido fundamental para realizar el estudio y, de manera específica este capítulo.

116
ligarla a los derechos humanos. No existe lo uno sin lo otro, y considera que “es
una de las estrategias más llevaderas para ellas”. También se deben hacer talleres,
si hubiera más tiempo, con hombres, aspirando a hacerlos mixtos, más adelante,
una vez las mujeres se hayan empoderado para hablar en público.

Las participantes del taller que se realizó en Cayambe y Colta


afirmaron que tienen muchas ganas de seguir aprendiendo sobre igualdad y derechos humanos.

117
• Una de las principales aportaciones del equipo fue incorporar el elemento
religioso109 en el análisis de las posibles resistencias existentes en relación a las
cuestiones de género en el desarrollo de las comunidades, lo que acarrea una
serie de problemas para la implantación de la perspectiva de género:

◦ Las mujeres están ligadas a la idea de obediencia y sumisión a sus maridos a


través de un imperativo religioso difícil de combatir y de reflexionar. “Para
ellas, faltar al respeto dentro del hogar y exigir respeto es una falta de respeto
a Dios”.

◦ Se considera moralmente reprochable cuestionarse las actividades que se les


asignan como mujeres, reflexionar si deberían ser mejor valoradas. “La Biblia
dice que tienes que ser una costilla de tu marido. Tiene que ser así, ellos lo
ven así de esa forma”.

◦ Es conveniente tener en cuenta esto en las actividades que se programen


sobre un taller. Las compañeras fueron reticentes a cantar o recitar un poema,
al final cedieron para cantar una frase de la Biblia. “¿Sabe qué? Nosotros no
podemos cantar algo que no sea de Dios. Nosotros somos gente de Dios, si
no es de Dios, no sabemos otra poesía, canción ni nada de eso”.

◦ Señalan que existe una estrecha relación entre la política y la religión, que se
usa como herramienta de acceso al poder.

◦ Todo ello dificulta mucho la posibilidad de cambio social. “Escuchan, pero no lo


asumen, no lo plasman, no lo practican. Ese tipo de cosas, en esas
comunidades... es muy bueno hablar de género, de igualdad... No es que no
pueden, es que no quieren, se dejan”.

109De acuerdo a la información obtenida por diversos actores y por las mujeres participantes en los Talleres los
miembros de las comunidades profesan la religión evangelista.

118
Algunas conclusiones

• Debemos articular de manera adecuada la perspectiva de género y la de


interculturalidad, si queremos comprender desde su integralidad la complejidad de
las desigualdades y violaciones de derechos humanos que afectan de manera
diferenciada a las mujeres más pobres del mundo. En este marco será necesario
aplicar la herramienta analítica de intersectorialidad para conocer y reflexionar
sobre las maneras en las que el género se cruza con otras identidades y categorías
-etnia, clase, entre otras-, para poder analizar sus consecuencias e impactos en la
vida de las mujeres. El género y la etnia son “categorías socioculturales y políticas
en interacción continua y debe ser superada la tendencia a priorizar una lucha
sobre otra...”110.

• Resulta vital el diálogo transcultural y el tratamiento adecuado de la diversidad, en


la que se articule la perspectiva de interculturalidad y de género, al considerar el
género como un factor de estructuración social, en el que ser “mujer” u “hombre”,
deriva en posiciones y roles diferenciados en el espacio que comparten personas
de diferente origen cultural.

• Visibilizar las experiencias positivas de reivindicación de la diversidad cultural y la


igualdad de género desde los movimientos sociales de mujeres indígenas. Ante la
indiferencia al reconocimiento de las diferencias, las mujeres indígenas y
afrodescendientes han reivindicado su derecho a la diferencia cultural y a la vez
demandan el derecho a cambiar aquellas tradiciones que las oprimen o excluyan.
Las mujeres indígenas han cuestionado los discursos hegemónicos que siguen
planteando la existencia de una identidad nacional monocultural, pero a la vez
frente a sus propias comunidades y organizaciones han ampliado el concepto de
cultura, al cuestionar visiones estáticas de la tradición, apostando por la
reinvención de la misma.

• Impulsar -de manera libre y voluntaria sin imposiciones- procesos de análisis,


reflexión y si se considera oportuno de cuestionamiento dentro de las comunidades
originarias en relación a la igualdad de género y la realización de los DDHH de

110GONZÁLEZ, Jesús y VIADERO, María. Op. Cit., p. 47.

119
hombres y mujeres. En este proceso reflexionar sobre si la cultura, la tradición y la
autenticidad representan y abogan por la libertad cultural y, si pueden existir
razones validas, libres, respetuosas con los DDHH y no impuestas por ningún
sistema hegemónico que permitan transformar y/o erradicar (si así lo considerara
necesario los hombres y mujeres de una comunidad) prácticas que nieguen a los
individuos la igualdad de oportunidades y violen sus derechos humanos, como es
el caso de las negación a las mujeres de sus DDHH y su condición de sujetas de
desarrollo y vida.

• Promover procesos que garanticen el acceso y control de recursos y beneficios a


las mujeres rurales diversas, siendo conscientes que se enfrentan a una triple
desventaja en su capacidad de decisión y acceso a los recursos. Asimismo, tratar
de que las prácticas sociales en que confluyen barreras étnicas y de género
negativas para las mujeres puedan ser reflexionadas y puestas en valor en los
espacios de decisión comunitaria.

• Identificar e impulsar programas y acciones de desarrollo que incorporen las


dimensiones de género y etnia y se desarrollen estrategias que conduzcan a un
acercamiento integral con las distintas agendas y expresiones de los movimientos y
organizaciones de mujeres indígenas y afrodescendientes, con los líderes y
asociaciones de sus propias comunidades, con los movimientos amplios de
mujeres y feministas y con los gobiernos. De esta manera, se generarán,
sinergias y compromisos. Se busca incorporar sostenidamente la lucha contra todo
tipo de discriminación y exclusión social, con énfasis en la deconstrucción de las
relaciones de inequidad de género y de racismo y, con la finalidad de construir
alianzas y pactos políticos comunes que coadyuven a lograr sociedades más
justas, equitativas e igualitarias.

• Conocer e incorporar la perspectiva subjetiva de las mujeres rurales diversas en los


programas y proyectos de desarrollo, resulta especialmente relevante para
asegurar su compromiso y lograr su participación consciente desde el inicio y
durante todo el ciclo de los proyectos y acciones. Sólo así, se lograrán asegurar
acciones de desarrollo que impulsen transformaciones emancipadoras y sean
sostenibles en el tiempo.

120
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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ARTÍCULOS

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publicado en www.rebelion.org, 2008.
GARGALLO, Francesca. "Los feminismos de las mujeres indígenas: acciones autónomas
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YON, Carmen. "Salud reproductiva, interculturalidad y ciudadanía. Sistemas explicativos
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web: Construyendo nuestra interculturalidad. Abril 2006.
http://interculturalidad.org/numero03/2_06.htm

INFORMES

• "Los espacios conquistados. Participación política y liderazgo de las mujeres


indígenas en México". Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD-
México), 2008.
• Informe “El derecho a la alimentación en Ecuador: balance del estado alimentario
de la población ecuatoriana desde una perspectiva de derechos humanos”, FIAN
Ecuador, 2010.
• Informe CEPAL 2000.
• AWID, “Interseccionalidad: una herramienta para la justicia de género y la justicia
económica. Derechos de las mujeres y cambio económico” Nº 9, agosto 2004.

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• Informe OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). "La
igualdad de género y la entrega de la Ayuda Oficial al Desarrollo. ¿Qué ha
cambiado en las agencias de cooperación para el desarrollo desde 1999?", 2007.
• Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Nueva York. "Preguntas Frecuentas sobre el Enfoque de Derechos Humanos en la
cooperación para el Desarrollo", 2006.

DOCUMENTOS

• Plan de Acción de Género en Desarrollo de la AECID, 2011 - 2014.


• Reglamento de las Comisarías de la Mujer y de la Familia, 4 de diciembre de 2004.
• Plan Nacional de erradicación de la violencia de género hacia niños, niñas y
adolescentes
• Código Penal de Ecuador.
• La Ley Orgánica del Régimen de la Soberanía Alimentaria (LORSA) fue aprobada
en febrero del 2009 y publicada en el Registro Oficial 583 el 5 de mayo del 2009.
• Constitución del Ecuador redactada por la Asamblea Constituyente entre el 30 de
noviembre de 2007 y el 24 de julio de 2008, aprobada por referéndum popular el 28
de septiembre de 2008, y en vigor desde el 20 de octubre de 2008.

125
DECLARACIONES DE LOS MOVIMIENTOS
DE MUJERES INDÍGENAS

• I Conferencia de Mujeres Indígenas Africanas (FAIWC) (Agadir – Marruecos, 1998).


• Declaración de las mujeres afrodescendientes ante el Foro de las Américas por la
diversidad y la pluralidad: "Mujeres afrodescendientes contra el racismo, la
xenofobia, la intolerancia y la discriminación". Quito, Ecuador, 2001 (Consenso de
Quito).
• Declaración de las mujeres Afrodescendientes ante el Foro de las Américas por la
Diversidad y la Pluralidad, Quito, Ecuador 13 al 16 de marzo de 2001.
• Declaración de la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas, Oaxaca,
México, 2002.
• IV Encuentro Continental de mujeres indígenas de las Américas del 4 al 6 de abril
del 2004, en Lima, Perú.
• I cumbre Continental de Mujeres Indígenas de Abya Yala (Puno, 2009).
• XI Conferencia Regional sobre la mujer de América Latina y el Caribe. Consenso
de Brasilia, julio del 2010. CEPAL.
• Declaración política de las mujeres Xinkas feministas comunitarias: "¡No hay
descolonizacion sin despatriarcalizacion!" el 12 de octubre de 2011.
• Encuentro Político de las Mujeres Rurales, Diversas por el Buen Vivir y la
Soberanía Alimentaría. Propuesta de las mujeres rurales para la formulación de
leyes y políticas, Ecuador, agosto 2011.
• Asociación de Mujeres Indígenas de Santa María de Xalapán – AMISMAXAJ.
Declaración Política de las Mujeres Xinkas Feministas Comunitarias ¡No hay
descolonización sin despatriarcalización!, 12 de octubre de 2011.

126
ALGUNAS PÁGINAS WEB

• CONAIE (Confederación Nacional de Indígenas del Ecuador): www.conaie.org


• Página oficial de la Marcha por la Vida: http://marchaporlavida.net
• REMMA (Red de Mecanismos de la Mujer Andina): www.remmandina.org
• Instituto Nacional de las Mujeres (México): http://www.inmujeres.gob.mx
• Instituto Interamericano de Derechos Humanos: http://www.iidh.ed.cr
• Centro de Culturas Indígenas del Perú (Chirapaq): http://www.chirapaq.org.pe
• Asamblea de Mujeres de Quito: http://asambleamujeresquito.blogspot.com.es/
• Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Derecho
a la Alimentación y mujeres indígenas: www.fao.org /mujeres indígenas

127
Anexo 1.

Declaración de la Primera Cumbre de Mujeres


Indígenas de las Américas

Las participantes de la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas, el 4 de


diciembre de 2002 Oaxaca México, presentaron una declaración, en la que exponen una
serie de recomendaciones generales a los organismos de mujeres, Estados, Organismos
internacionales e Instituciones Cooperantes:

A los Estados:

• Exige la aprobación del Proyecto de Declaración de los Derechos de los Pueblos


Indígenas y a los Estados miembros de la OEA la aprobación del proyecto de
Declaración Americana de los Derechos de los Pueblos Indígenas. Ratificar y
operativizar mediante propuestas de ley e implementar las convenciones
relacionadas a los derechos de la mujer, a los pueblos indígenas, los trabajadores
migrantes, la biodiversidad biológica111.
• Reconocer, respetar y promover la existencia y aplicación milenaria del Derecho
Indígena y adecuar sus políticas y legislaciones internas al Derecho Indígena, así
como del respeto y promoción de políticas publicas de la cosmovisión de los
pueblos indígenas.
• Promover el empoderamiento y participación de las mujeres indígenas y el
111CEDAW ; la Convención sobre los Derechos del Niño; y sus Protocolos Facultativos, la Convención para Prevenir,
Sancionar y Eliminar la Violencia contra la Mujer de Belem do Pará; el Convenio de la Organización Internacional del
Trabajo 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países independientes; la Convención Internacional para la
protección de los derechos de todos los trabajadores migrantes y sus familiares; el Estatuto de Roma de Creación de
la Corte Penal Internacional; el Convenio de Biodiversidad Biológica.

128
fortalecimiento y liderazgo. A través de la formulación y aplicaciones de políticas y
programas adecuados culturalmente, accesibles con enfoque de género y de
interculturalidad.
• En cuanto al desarrollo indígena y la globalización, se pide una revisión de las
políticas neoliberales, establecer un diálogo con las organizaciones indígenas en
la búsqueda de alternativas. Realizar acciones contra la pobreza, contaminación
ambiental, uso de transgénicos con la participación de las mujeres indígenas.
Propiciar el acceso y control de las mujeres a los recursos, e incluir en sus
presupuestos el enfoque de género y étnia.
• Terminar con todas las formas de discriminación, racismo y violencia. Garantizar el
derecho de las mujeres indígenas al acceso a servicios de salud de calidad, que
respete los conocimientos médicos tradicionales y eliminar los programas de
esterilización forzada.
A las agencias de cooperación: revisar sus políticas en relación con las organizaciones
de los pueblos y mujeres indígenas, dirigidas al bienestar de estas.
A los Organismos Internacionales

 Promover procesos de intercambio de experiencias y el fortalecimiento de las


organizaciones y el liderazgo de las mujeres indígenas.

A las Organizaciones Indígenas

 Promover la transmisión de la cosmovisión a las generaciones, difundir acciones


dirigidas a los organismos intergubernamentales, para que se reconozca y respete la
sabiduría y la ciencia indígena. Establecer alianzas para denunciar los efectos negativos
de la globalización en relación a los derechos indígenas. Fomentar espacios de dialogo,
reflexión y debate entre hombres y mujeres para construir una propuesta de equidad entre
hombres y mujeres.

A los medios de comunicación:

 Difundir el rol fundamental e integral de la mujer indígena dentro de las


organizaciones y la sociedad. Señalan el rechazo a programas y proyectos específicos

129
como: Plan Puebla Panamá, ALCA, Plan Colombia, Plan Mesoamérica, NAFTA, Plan coca
Cero, Pacto Andino y Amazónico, Corredor biológico mesoamericano por considerar que
atenta a la dignidad de las mujeres indígenas.

130
Anexo 2

Declaración del IV Encuentro Continental


de mujeres indígenas de las Américas

"Sintiendo, pensando y haciendo el futuro, siguiendo el camino de Mama Waku"

En el marco del decenio internacional de los pueblos indígenas del mundo, mujeres
indígenas de los pueblos originarios de Abya Yala, Pachamama, Welmapu, Ximhai y
Kipatsi, Qechua, Asháninka, Aymara, Shipibo, Konibo, Kakataibo, Machiguenga,
Nomatsiguenga, Kakinte, Yanesha, Yine, Aguaruna, Huambisa, Kokama, Kokamilla,
Chayahuita, Bora, Huitoto, Haramkbut, Huachipaire, Arasaire, Jebusaire, Kashinahua y
otros pueblos indígenas reunidas durante los días del 4 al 6 de abril del 2004, en Lima –
Perú:

Adoptaron las resoluciones de la Cumbre de las Mujeres Indígenas de las Américas y el


Foro de Mujeres Indígenas de Asia. Ratificaron su compromiso por lograr la unidad en la
diversidad, reconocen los avances en materia normativa a favor de los pueblos indígenas,
pero consideran que aun no se siente la voluntad de los Estados. Por lo que rechazan la
ausencia de políticas nacionales sobre generación de empleo, desarrollo socioeconómico
para los pueblos indígenas, la implementación de megaproyectos que saqueen sus
territorios, conocimientos, saberes y recursos naturales y la militarización de sus
territorios. Además, desconocen la firma de Tratados Internacionales para implementar
acuerdos comerciales que afectan los derechos e intereses de los pueblos indígenas.
Además, denuncian la impunidad y corrupción de los gobiernos que no garantizan el
respeto de los derechos de los pueblos indígenas, así como las actitudes racistas y
discriminatorias por parte de los funcionarios de los Estados Nación.

Frente a lo cual exigen que los Estados Nación incluyan la participación de los pueblos
indígenas en las decisiones políticas sobre implementación de megaproyectos, a parte de

131
la información, con la consulta y el respeto de la misma. Reclaman que se dote de
servicios básicos a los pueblos indígenas de las zonas rurales, y en las ciudades, así
como que la educación bilingüe constituya una política de Estado.

Recomienda especialmente a la OIT, la implementación de medidas de vigilancia con


relación al convenio 169, a través de el dialogo entre la OIT y los pueblos indígenas.
Además, demandan la implementación de un sistema de participación directa de los
pueblos indígenas para presentar de manera directa sus demandas.

132
Anexo 3

Declaración de las mujeres Afrodescendientes


ante el Foro de las Américas por la Diversidad
y la Pluralidad

Quito, Ecuador 13 al 16 de marzo de 2001

Mujeres Afrodescendientes contra el racismo, la xenofobia, la intolerancia y la


discriminación.

En esta declaración se reconoce que todas las formas en que se manifiesta el racismo, la
discriminación y xenofobia tienen connotaciones particulares y se agudizan en las mujeres
afrodescendientes de América y el Caribe.Respecto a lo cual el Estado no ha garantizado
el disfrute de los derechos sexuales y reproductivos, negándoles el derecho a la
información y decisión sobre su cuerpo. Tampoco el Estado ha respondido frente a la
problemática del VIH y el SIDA, que ha afectado en especial a las mujeres de sus
comunidades.

En este contexto proponen:

• Que en todas las políticas de combate al racismo se incorpore de manera seria la


perspectiva de género, junto con acciones y estrategias específicas que aborden la
problemática particular de las mujeres afroamericanas y afrocaribeñas.

• Que se reconozca la existencia de un fenómeno de “radicalización y etnización de


la pobreza”, sumado a la feminización de la pobreza, los cuales deben frenarse con
la incorporación de la perspectiva etnoracial en todas las políticas dirigidas al
combate de la pobreza de las mujeres.

133
• Se adopten medidas para garantizar el derecho a la salud de las mujeres
afrodescendientes, sin connotaciones racistas.

• Potenciar las capacidades de las mujeres afrodescendientes, con educación y


capacitación técnica en igualdad de condiciones que los hombres.

• La incorporación de políticas públicas respecto a acciones afirmativas a favor de


las mujeres afrodescendientes, para disminuir la brecha existente entre mujeres y
hombres.

• Así como que la Cooperación Internacional incorpore en sus agendas a los


Pueblos Afrodescendentes como prioridad.

134
Anexo 4

XI Conferencia Regional sobre


la Mujer de América Latina y el Caribe

Consenso de Brasilia

Los gobiernos de los países participantes en la XI Conferencia Regional sobre la Mujer de


América Latina y el Caribe, representados por ministras, delegadas y delegados del más
alto nivel dedicados a la promoción y defensa de los derechos de las mujeres, reunidos en
Brasilia, del 13 al 16 de julio de 2010, para discutir el tema de los logros y desafíos para
alcanzar la igualdad de género con énfasis en la autonomía y el empoderamiento
económico de las mujeres. En la que se ratificaron el consenso de Quito y los consensos
regionales adoptados en las anteriores conferencias sobre la mujer y América Latina.
A fin de enfrentar los desafíos para la promoción de la autonomía de las mujeres y la
igualdad de género se adaptaron los siguientes acuerdos:
1. Conquistar una mayor autonomía económica e igualdad en la esfera laboral, a
través de la adopción de políticas que permitan avanzar en la valorización social y
reconocimiento económico del trabajo, fomentar el desarrollo y fortalecimiento de
políticas y servicios universales de cuidado. Impulsar en el sector público privado
la adopción de sistemas de gestión de igualdad de género que promuevan la no
discriminación de las mujeres en el empleo y la prevención de todas las formas de
erradicación de violencia contra la mujer.
2. Fortalecer la ciudadanía de las mujeres, por medio de políticas que garanticen el
respeto, la protección y cumplimento de los derechos humanos de las mujeres.
Promover y asegurar la transversalización del enfoque de género, raza y etnia en
todas las políticas, así como de elaborar y aplicar políticas y planes de educación a
lo largo de toda la vida con recursos suficientes, con metas medibles,

135
especialmente dirigidos a mujeres jóvenes y adultas, a fin de reforzar el ejercicio
pleno de su ciudadanía.
3. Ampliar la participación en esferas de poder, estimulando acciones que
garanticen el acceso a los espacios de decisión de la mujer, sin discriminación de
raza, etnia, y orientación sexual, sobretodo el fortalecimiento del liderazgo de las
mujeres indígenas. Impulsar la creación y fortalecimiento de la observación
ciudadana sobre los procesos electorales y el establecimiento de mecanismos
institucionales para el cumplimiento de las legislaciones que garantizan la
participación política de las mujeres.
4. Enfrentar todas las formas de violencia contra las mujeres, adoptando medidas
preventivas, punitivas, de protección y atención que contribuyan a la erradicación
de todas las formas de violencia contra las mujeres, la trata y tráfico de mujeres,
jóvenes y niñas para la explotación sexual. Garantizar el acceso efectivo a la
justicia, incorporar en las políticas de seguridad publica medidas especificas para
prevenir investigar y sancionar el feminicidio, y garantizar el acceso a la educación
sexual con perspectiva de género y pertinencia cultural, así como de la
incorporación de valores, saberes y prácticas de la medicina ancestral en donde se
use.
5. Facilitar el acceso a las mujeres a las nuevas tecnologías y promover medios
de comunicación igualitarios, democráticos y no discriminatorios, con la
promoción de acciones que faciliten el acceso de las mujeres de todas las edades
a las comunicaciones y a las nuevas tecnologías de la información, así como a la
educación y la capacitación sobre el uso de tales tecnologías para la creación de
redes.
6. La formulación de políticas orientadas a eliminar contenidos sexistas y
discriminatorios en los medios de comunicación, construir para ello mecanismos de
monitoreo del contenido transmitido de los medios de comunicación.
7. Promover la salud integral y los derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres, garantizando las condiciones y los recursos para la protección y el
ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. El acceso a la
educación sexual con perspectiva de género y pertinencia cultural. Incluyendo en

136
los presupuestos nacionales y subnacionales, recursos suficientes para la
ampliación de la oferta pública de servicios de salud de calidad para las mujeres.
Revisar las leyes que prevén medidas punitivas contra las mujeres que se hayan
sometido a abortos. Fortalecer y ampliar los planes y programas que promuevan la
maternidad saludable y prevengan la mortalidad materna, asegurando el acceso
universal a los servicios de salud.
8. Realizar actividades de capacitación, intercambio y difusión que permitan la
formulación de políticas públicas basadas en los datos del Observatorio de
igualdad de género de América Latina y el Caribe, para ello solicitan a la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe el desarrollo de actividades
de formación y creación de capacidades, de intercambio y difusión de experiencias.
9. Promover la cooperación internacional y regional para la equidad de género,
fortalecer la cooperación Sur-Sur para el logro de la igualdad de género y el avance
de las mujeres. Instar a los donantes a que cumplan sus compromisos en materia
de asistencia oficial.

137
GÉNERO, INTERCULTURALIDAD Y SOSTENIBILIDAD EN LA AGENDA
DE DESARROLLO DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS DE ECUADOR

La situación de las mujeres de Cayambe y Colta


en torno a la gestión comunitaria del agua

Elaborado por: Ana García Romero / Sandra Astete Muñoz

Proyecto: “Fortalecida la gestión comunitaria que garantiza el acceso


al agua de familias campesinas de las comunidades de los cantones
Cayambe y Colta (Ecuador) ”

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