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Las Fiestas en Los Andes, Ceremonias, Ritos, y Memoria

Lic. Luis Fernando Morales Morales

Las fiestas en los pueblos andinos tuvieron grandes significancias, funcionaron como reguladores
sociales, recomponiendo lazos y generando nuevos acuerdos y compromisos, no fueron
meramente un espacio festivo, sino que dimensionaron otro tipo de implicancias que
trascendieron a la vida social y simbólica de las comunidades andinas.

El Noroeste argentino formó parte de una larga tradición cultural reconocida y denominada por
arqueólogos, antropólogos, etnólogos e historiadores como la región andina, región que
actualmente incluye a seis países de América: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina
donde no solo es considerada como un espacio geográfico sino como un espacio sociocultural en
la que se gestaron racionalidades, conceptos e ideas que identifican la construcción de un mundo
totalmente diferente a las lógicas euro-occidentales.

Según algunos autores, las fiestas y celebraciones son formas de catarsis social y están asociados a
periodos de liminaridad es decir cuando el hombre deja de hacer lo rutinario para festejar,
celebrar, rememorar, conmemorar, recordar, añorar, renovar, agasajar, olvidar o modificar hechos
situaciones o momentos trascendentales de la vida que generan estados de angustia que son
necesarios de afrontar, tratar o asumirlo de manera especial, dando “licencia liminar a la rutina
desarrollando el “talento creativo, festivo y fantástico.”
La vida social, política y cultural siempre estuvo regida por grandes acontecimientos, fiestas, y
reuniones, donde se establecían lazos y compromisos antes que las presiones o principios
beligerantes, intercambiando regalos, huacas y dioses como así también mujeres que sellaban las
alianzas entre los diferentes grupos sociales o Ayllus que habitaban un territorio.

Pero esta forma de racionalidad se sustenta en los principios básicos de la concepción andina
tanto a nivel microcosmico como macrocósmico, donde todo tiene un momento y un tiempo,
donde las pertenencias, los orígenes, el trabajo, están cargadas de simbolismos y regocijos. Donde
la música, el baile y la bebida (Chicha o Aka) son los que conducen y transportar a los diferentes
planos de la realidad conceptuados en el Hanan Pacha o mundo de arriba, Akay pacha el mundo
del aquí y Uko pacha el mundo de abajo o del subsuelo.

Pero también estas festividades remontan hechos históricos lejanos, donde se representan y se
reviven dichos acontecimientos trayéndolos hacia el hoy como si fuesen que estuvieran pasando o
aconteciendo en el mismo momento en el cual se lo representa. Esto hace suceder que el pasado
se vuelva el presente y a su vez este se vuelva futuro y ese futuro pasado. Pasando por los
puentes cósmicos denominados Chacanas.

Todas estas fiestas están estructuradas por calendarios donde se estructura el tiempo, generando
espacios, y organizando el trabajo, donde el tiempo de la cosecha, del sembradío de arar o
“voltear la tierra” de marcar las recuas de llamas o señalarlas siempre son acompañadas de
grandes fiestas donde se agradecen a los seres que cuidan, protegen y aseguran la reproducción
de los mismos, pero estas actividades tan cotidianas transcurren en un tiempo cósmico donde la
oportunidad brinda poder acercarse a estas deidades, que son las dueños de los recursos o
paisajes donde el hombre campesino o pastor interactúa.

Los principios más importantes de esta racionalidad están enmarcados:

El principio de reciprocidad
Son actos de correspondencia y de complementariedad donde se expresan a un nivel pragmático y
ético. A cada acto le corresponde otro acto, es decir una contribución complementaria o un acto
reciproco. Este principio no solo rige en las interpretaciones humanas entre personas o grupos,
sino que también existe en cada tipo de interacción ya sea infrahumana, entre el ser humano y la
naturaleza, o sea entre el ser humano y lo divino.
El principio de reciprocidad es universalmente válido y revela un rasgo muy importante de la
filosofía andina: la ética no es un asunto limitado al ser humano y su actuar sino que tiene
dimensiones cósmicas. Con mucha razón se puede hablar de una ética cósmica, que para la
racionalidad occidental sería un absurdo debido a la implicación mutua de eticidad y libertad. La
reciprocidad andina no presupone necesariamente una relación de interacción libre y voluntaria;
más bien se trata de un deber cósmico que refleja un orden universal del que el ser humano forma
parte.
El principio de reciprocidad dice que diferentes actos se condicionan mutuamente (interacción) de
tal manera que el esfuerzo o la inversión en una acción por un actor serán recompensados por un
esfuerzo o una inversión de la misma magnitud por el receptor. En el fondo, se trata de una
justicia (metaética) del intercambio de bienes, sentimientos, personas y hasta de valores
religiosos. Este es un principio básico de lo que se conoce como el pensamiento andino ola
racionalidad andina (GOLTEN J. 1987)
Este principio rige no solo entre seres humanos sino también entre deidades estableciendo un
ordenamiento, de equilibrio y de comportamiento cósmico.
KAPACUCHA es una muestra material de este principio (SCHROEDL, 2008)

El principio de la Relacionalidad
El rasgo más fundamental y determinante del pensamiento andino es la relacionalidad del todo. La
categoría básica no es el “ente en cuanto ente” (ens in quantun ens) de la metafísica occidental,
sino la relación. La filosofía occidental tiene como fundamento ontológico la sustancialidad de
todo lo que existe, sea en sentido realista como ser-en-si-mismo, o sea en sentido trascendental
como autonomía del sujeto. La existencia separada y monádica es lo primero; la relación entre los
entes particulares lo segundo. Para el runa – hombre andino, la situación es la inversa: el universo
es ante todo un sistema de entes interrelacionados, dependientes uno de otro, anárquicos,
heterónomos, no sustanciales. La relación que occidente es un accidente real o una forma a priori
de la razón, es la primera categoría ontológica, es –para decirlo así- la verdadera sustancia no
sustancial. Para el pensamiento andino, un ente particular siempre está en relación con otros
(trascendencia), no es suficiente, no puede ser principio en sí mismo (es anárquico), es regido por
una normativa exterior (heteronomía) y no existe en sí mismo (relacionalidad).
En ese orden, en el ordenamiento de los diferentes planos de la concepción andina están
interrelacionados no se pueden entender o identificar disasociadamente el Hanan Pacha, o
mundo de arriba, el Kay Pacha el mundo inmediato y Urin Pacha o Uku Pacha o mundo
subyacente. La articulación de estos tres niveles constituye el mundo, allí el microcosmos y el
macro cosmos se hallan en intima correspondencia, e inclusive se ve materializada en la
organización de los espacios a través de la arquitectura (ACUTO, 1999). En esa articulación el Kay
Pacha juega un rol comunicante de puente de transición o Chauwpi, mediación y control del
equilibrio, en cual el hombre contribuye con su acción de crianza, ritual y celebratoria.

El principio de la Correspondencia
El principio básico de la correspondencia se manifiesta a nivel cósmico como correspondencia
entre micro y el macrocosmos entre lo grande y lo pequeño. El orden cósmico de los cuerpos
celestiales las estaciones, la circulación de el agua los fenómenos climáticos y hasta lo divino tiene
su correspondencia, es decir que cada cosa encuentra una respuesta correlativa el ser humano y
sus relaciones económicas, sociales y culturales. El principio de la correspondencia cuestiona la
validez universal de la causalidad física; el nexo entre micro y macrocosmos no es casual en
sentido mecánico, sino simbólico-representativo, por lo tanto los fenómenos de transición, que
están representados por la CHAKANA o cruz que son puentes cósmicos, como lo son los cerros, las
nubes, el arco iris, los manantiales, los solsticios y los cambios de luna tienen un carácter
numinoso y sagrado. El ser humano representa mediante actos simbólicos lo que pasa en lo
grande. Asegurándose de esta manera de la continuidad del universo y de la perduración del
orden cósmico.

El principio de Complementariedad
Cada ente y cada acontecimiento tienen su contraparte, un complemento como condición
necesaria para ser capaces de existir y actuar. Un ente individual aislado es considerado como
incompleto y deficiente si no se relaciona con su complemento opuesto. La oposición no paraliza
la relación como sucede en la lógica occidental, que se rige por el principio de la no contradicción.
La Oposición más bien dinamiza la realidad, como lo afirma la lógica dialéctica y el pensamiento
oriental en general. Cielo y tierra, sol y luna, varón y mujer, izquierda y derecha, claridad y
oscuridad, día y noche, bondad y maldad coexisten para el pensamiento andino de manera
inseparable. El verdadero ente, es decir, la relación es una unión de oposiciones un equilibrio
dialectico o dialógico.
La complementariedad a nivel cósmico se da como un ordenamiento polar entre un lado izquierdo
y un lado derecho, lo que a su vez se concibe en términos de sexuación: el lado izquierdo
femenino y el lado derecho masculino. Se trata de categorías cosmológicas y no antropológicas o
biológicas; para el hombre andino todo esta sexuado y por ende sujeto al principio de
complementariedad.

El Principio de Ciclicidad
Debido a la experiencia agrícola el hombre andino concibe tiempo y espacio (Pacha) como algo
repetitivo , la infinidad no es entendida como una línea sin fin, sino como un movimiento circular o
espiral interminable cada circulo describe un ciclo una estación del año la sucesión de
generaciones ( REGALADO DE HURTADO,1996) las diferentes eras históricas. Las secuencias de
ciclos es dialéctica discontinua, cada ciclo termina con un Pachakuti (FLORES GALINDO, 1988) o
cataclismo que da vuelta a otra era nueva en otro nivel, aquí se basa la explicación del Inkarri o el
nuevo renacer.
El tiempo es como una respiración el latido del corazón, el ir y el venir de las mareas, el cambio
del día a la noche el tiempo es relacionalidad cósmica copresente con en el espacio o simplemente
otra manifestación de la pacha. Las categorías temporales más importantes no son avanzados o
retrasados, ni pasado ni futuro, sino antes ( ñawpaq) y después (quepa) . El tiempo tiene un orden
cualitativo, según la densidad, el peso y la importancia de un acontecimiento por eso existen
tiempos densos y flacos .el tiempo es no es cuantitativo el cualitativo cada época, momento,
lapso tiene su propósito especifico. Por eso existe un tiempo para la siembra, otro para el
almacenamiento, cosecha, hay tiempos rituales para hacer los despachos y los pagos a la
Pachamama. Los rituales y las ceremonias no son neutrales respecto al tiempo si no es el tiempo
apropiado, el ritual no tiene el efecto deseado. No se puede presionar el tiempo, por eso las
supuestas ganancias para el andino a largo plazo serán perdidas.

Principios de Racionalidad Andina

Ciclicidad
Relacionalidad Reciprocidad Correspondencia Complementariedad

Calendario Festivo de los Andes


La organización festiva en los Andes ha sido recuperada por los especialistas del último eslabón de
la historia andina antes de la llegada de los europeos, nos referimos al periodo Inka, donde
algunos cronistas pudieron describir e escribir las festividades andinas, que es muy posible que
todos estas manifestaciones tengan mucha mayor profundidad temporal y que no solo sean
inkaikas, ya que era muy de costumbre de los Inkas seguir manteniendo las más importantes
festividades de las otras comunidades u organizaciones sociopolíticas que los antecedieron o que
fueron integrados al gran aparato estatal del Tawantinsuyo, por eso la candelarización de estas
fiestas solo están enmarcadas el faz temporal inka y altamente asociadas a la agricultura.
Bibliografía.-

ACUTO, F (1999) Paisaje y Dominación la Constitución del Espacio Social en el Imperio Inka. Teoría
Social en la Arqueología Latinoamericana Contemporáneo. Sed Non Satiata, editado por Andrés
Zarankin y Félix A. Acuto

DE PAZ, Z.(2002) Horizontes del Sentido en la Cultura Andina. El mito y los límites del discurso
racional. Comunidad Nª 5 Centro de Investigación y Promoción Cultural. Piura, Perú.

FLORES GALINDO A. (1988) Buscando un Inca. Editorial Horizonte. Lima Perú.


GOLTEN, J.(1987) La racionalidad de la Organización Andina. Instituto de Estudios Peruanos, Lima,
Perú.

REGALADO HURTADO, L. (1996) La Sucesión Incaica. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Fondo Editorial.

SCHROEDL, A. (2008) Las Capacocha como ritual político. Negociaciones en torno entre el Cuzco y
los curacas. Boletín del Instituto Francés y Estudios Andinos.pp. 19-27.

STERMAN, J.(2006) Filosofía Andina. Sabiduría Indígena para un mundo nuevo. Instituto Superior
Ecuménico Andino. La Paz, Bolivia.

VARCARCEL.E.LUIS (1984) Religión Incaica. Historia del Perú Antiguo. Tomo III pp 75- 202. Editorial
Juan Mejía Baca, Lima, Perú

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