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ARTIMAÑAS DEL DIABLO

Satanás tiene ciertas estrategias que se repiten a lo largo de la Biblia y que todo cristiano debe reconocer. (2
Corintios 11:3), algunas de ellas son:

El engaño (Ap. 12:9). A través del engaño, Satanás puede hacernos creer una mentira que entonces se
convierte en una fortaleza dañina para nuestras vida. Debemos estar a la defensiva con la Palabra de Dios
buscando la verdad y eliminando lo que sea mentira en nuestros pensamientos.

Las tentaciones (Santiago 1:12) Satanás ha notado nuestras debilidades y deseos pecaminosos, y sabe cómo
presentar la tentación en una forma atractiva y que el pecado parezca agradable y que pensemos que
podemos disfrutarlo por un tiempo y sin consecuencias. La verdad de la Palabra es que Dios es omnipresente
y omnisciente, y aun la oscuridad es como luz para Él (Salmos 139:12).

Las acusaciones (Zac. 3:1-2). Luego que Satanás logra hacer caer en tentación a un hijo de Dios, o aun cuando
el hijo de Dios esté firme en el Señor (como Job), él procede a acusarnos: a inculpar nuestras conciencias y a
hacernos dudar de nuestro lugar delante de Dios. Ante estas acusaciones, podemos decir gozosamente que
somos nuevas criaturas en Cristo (2 Co, 5:17). No solamente nuestros pecados han sido perdonados, sino
olvidados (He. 10:17). (Ap. 12:10 Rom. 8:1)

La duda
El diablo tratará de hacerle dudar de todo lo relacionado a Dios, desde su existencia, su salvación, su palabra y
su poder de cambiar vidas. Usted Puede dudar en algún momento, pero no debe dejar que esto le controle
hasta llevarlo a la incredulidad.

Cuando usted lee su biblia, el diablo pondrá en su mente cuestionamiento como “¿Está seguro que Cristo
Jesús existió? ¿Sucedieron realmente esos milagros? ¿Cómo puede alguien resucitar de los muertos? ¿Qué
hay de todas las otras religiones? ¿No es un poco arrogante pensar que Jesús es el único camino a Dios?” Y la
lista sigue, y sigue…. Satanás le va a sugerir estos pensamientos. Él siempre está tratando de torcer la Palabra
de Dios. Lo intentó con Eva en el jardín: “¿Con que Dios ha dicho…?” (Génesis 3:1). Lo intentó con Jesús en el
desierto: “¿Si eres el hijo de Dios…?” (Lucas 4:3). Puede estar seguro que lo intentará con usted también. Si el
diablo logra hacernos dudar aún de la más pequeña verdad, podrá entonces desviarnos de nuestro curso. Y si
logra hacernos dudar de las verdades más grandes, terminaremos entonces naufragando.

El Temor (2 Timoteo 1:7)


El diablo usa tácticas de miedo, amenazando con consecuencias malas a quienes confíen en Dios. (Rom. 8:31)
Cuando el predicador del siglo XVIII George Whitefield le pidió a su amigo John Wesley que se encargara de su
ministerio de predicación al aire libre, Wesley fue atacado de repente con la impresión de que si lo hacía,
moriría. Después de buscar la guía divina abriendo su Biblia cuatro veces al azar en diferentes lugares, las
Escrituras parecían confirmar su muerte inminente. Esos temores probaron sin embargo, ser nada menos que
la obra del diablo, buscando impedir que Wesley hiciera la obra que Dios le había llamado a hacer.

Pero fue a través de aceptar esa invitación que John Wesley entró a su carrera de evangelista; la cual duró
más de cincuenta años, resultando en la conversión de decenas de miles, y la formación de la Iglesia
Metodista. No permita que el enemigo lo tenga fuera de la voluntad de Dios por medio del miedo.

Los malos pensamientos e imaginaciones (Filipenses 4:8)


¿Ha estado alguna vez en oración, cuando de repente su mente es bombardeada por pensamientos
blasfemos? ¿Ha estado alguna vez en la adoración, cuando de repente imágenes pornográficas atraviesan su
mente? ¿Ha pasado alguna vez por un período de tiempo en que su mente estuvo consumida con
pensamientos tristes que lo enfermaron y oprimieron, pensamientos de inmoralidad sexual, asesinato, o
suicidio? Si es así, no está solo.

El diablo es astuto; él planta un pensamiento en su mente, y quiere hacerle pensar que es suyo. Pero no lo
haga suyo; rechácelo, y sepa quién está detrás de ello. Usted hasta puede usar las armas del enemigo en
contra de él, usando esas ocasiones como oportunidades para oración y adoración. Usted puede ser como
Benaía, quien arrebató la lanza de la mano del enemigo; y lo mató con su propia lanza (2 Samuel 23:21).

La depresión
Es la más devastadora de las “artimañas del diablo” ya que el diablo reúne todas las cosas que hemos
discutido (engaño, tentaciones, acusaciones, duda, temor, malos pensamientos e imaginaciones); las envuelve
en desesperación, y nos hace sentir una angustiosa falta de esperanza. A través de los siglos, muchos del
pueblo de Dios han conocido de cerca lo que es estar deprimido. (Salmos 77:2-4, 2 Corintios 1:8).

Todos sufren depresión de vez en cuando, algunos más frecuentemente y más severamente que otros. No
crea la mentira del diablo de que no hay esperanza para su situación; que es mejor que todo se acabe de una
vez. ¡Busque al Señor! ¡Invoque Su Nombre! ¡Manténgase firme en Su Palabra! Ore y pídales a otros que oren
por usted. (1 Corintios 10:13)

Todos los humanos tenemos un enemigo cuyo objetivo es usar el dolor y el placer para hacernos ciegos,
tontos, y miserables… para siempre. La Biblia lo llama “el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero… el
acusador”, “el príncipe de este mundo” (Juan 12:31); y “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4).

Él es nuestro “adversario [que] anda al acecho como león rugiente, buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8).
Sin embargo, en la esclavitud más cruel e inconsciente, todo el mundo voluntariamente “sigue el príncipe de
la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2). En su mayor
éxito, sus súbditos sin darse cuenta marchan a la destrucción, y él se lleva a tantos como pueda.

La “buena batalla” (1 Timoteo 1:18) incluye la resistencia diaria ante este enemigo (1 Pedro 5:9; Santiago 4:7),
la negación diaria de darle cualquier oportunidad (Efesios 4:27), y la lucha diaria en contra de sus
maquinaciones (Efesios 6:11).

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