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APRENDIZAJE.
ALUMNOS:
BLANCO JULIETA
CARDOZO GASTON
BLANCO VICTORIA
FRETES AZUCENA
Antes del S. XIII o XIV los sentimientos no existían ni patrones culturales. Los
niños no eran queridos, ni adorados, sino que eran inevitables. Compartían
actividades lúdicas, educativas y productivas. No se los diferenciaban de los
adultos.
Adulto miniatura; se reconoce como cierta especificidad del niño que se hace
evidente en algunas actitudes femeninas (madres- nurses) en el S. XVII se
expresa la dependencia personal del niño al adulto y la necesidad de la
protección por parte de este. Se complementa con una concepción del niño
como ser heterónomo y el surgimiento de un sentimiento maternal.
A partir del S. XVII se observa un “creciente control del ambiente de los niños
por parte de los adultos” solo en parte por adultos especializados, los
profesionales dedicados a la labor de educar en instituciones igualmente
especializadas. Surge así, el escolar, pero también el pedagogo, una función
cada vez más especifica de la modernidad que va a masificarse.
Vivimos en una época donde los padres deben trabajar para mantener su
hogar y los niños realizan las tareas y roles de sus padres, más que nada las
niñas , encargadas de cuidar hermanos pequeños, cocinar, limpiar, lavar, etc.
Esto se naturaliza y se vuelve cotidiano pero también en una forma son
exigidos y así cumplir los objetivos en la escuela ya sea por cansancio o
agotamiento o distracción. Esto se ve mucho en zonas rurales donde valoran
más la educación laboral que la que pueden aprender en una escuela.
Hay casos más severos y marcados como las ventas ambulantes, cuidado de
autos, limpieza de vidrios en los semáforos o recolección de cartones donde
forman parte de un paisaje cotidiano. Ante la mirada indiferente, el trabajo
infantil, lesiona los derechos de los niños a la educación, salud, recreación y
juego.
Conclusión:
Bibliografía: