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Precio de adquisición: Daremos de alta nuestro inmovilizado por el valor del precio de adquisición. Algo a tener
en cuenta es que el precio de adquisición será siempre por el valor de la `Base Imponible´ de nuestra factura,
pero no incluyendo el IVA. Si hiciéramos esto último, alteraríamos su valor.
Vida útil: Tiempo que va a estar nuestro bien trabajando día a día a pleno rendimiento. Este elemento es
importante porque entrará dentro del cálculo de la amortización. Para saber la vida útil que debes aplicar a tus
inmovilizados, puedes consultar las tablas de amortización oficiales. Estas tablas están publicadas en la página
de agencia tributaria.
Amortización contable: Existen muchas formas de calcular la amortización (constante, números dígitos, por
porcentajes, etc.) pero la más común y sencilla suele ser el cálculo lineal. Básicamente, para obtener esta
amortización, tendríamos que hacer el siguiente cálculo:
Amortización = Precio de adquisición / Vida útil (años o meses)
Es esta cantidad la que iremos registrando como gasto.
Amortización acumulada: Aquí se irá acumulando, cada periodo, la cantidad que hemos decidido amortizar.
Este resultado es el que refleja, contablemente, la amortización total que llevamos realizada de un inmovilizado
hasta el momento. Esta información irá reflejada en una cuenta de balance.
Valor contable: es el valor que, en un determinado momento, tiene tu inmovilizado. Si por ejemplo, quiero
vender mi portátil y necesito saber a qué precio debería venderlo para no tener pérdidas, calcularé su valor
contable. ¿Cómo?
Precio de adquisición – Amortización Acumulada = Valor contable del bien
La depreciación es el mecanismo mediante el cual se reconoce el desgaste y pérdida de valor que sufre un bien o un
activo por el uso que se haga de el con el paso del tiempo.
Cuando un activo es utilizado para generar ingresos, este sufre un desgaste normal durante su vida útil que el final lo
lleva a ser inutilizable.
Al ingreso generado por el activo usado, se le debe incorporar el gasto correspondiente desgaste que ese activo a
sufrido para poder generar el ingreso, puesto que como según señala un elemental principio económico, no puede
haber ingreso sin haber incurrido en un gasto, y el desgaste de un activo por su uso, es uno de los gastos que al final
permiten generar un determinado ingreso.
Al utilizar un activo, este con el tiempo se hace necesario reemplazarlo, y reemplazarlo genera una erogación, la que no
puede ser cargada a los ingresos del periodo en que se reemplace el activo, puesto que ese activo generó ingresos y
significó un gasto en más de un periodo, por lo que mediante la depreciación se distribuye en varios periodos el gasto
inherente al uso del activo; de esta forma sólo se imputan a los ingresos los gastos en que efectivamente se incurrieron
para generarlo en sus respectivos periodos.
Otra connotación que tiene la depreciación vista desde el punto de vista financiero y económico, consiste en que al
reconocer el desgaste del activo por su uso, se va creando una especie de provisión o de reserva que al final permite ser
reemplazado sin afectar la liquidez y el capital de trabajo de la empresa. Supongamos que una empresa genera ingresos
de $1.000 y unos costos y gastos que sin incluir la depreciación son de $700, lo que significa que la utilidad será de $300,
valor que se distribuye a los socios.
Supongamos también, que dentro de esos $300 que se distribuyen a los socios, están incluidos $100 por concepto de
depreciación, que al no incluirla permiten ser distribuidos como utilidad; ¿qué pasaría en 5 años cuando el activo que
genera los $1.000 de ingresos se debe reemplazar? sucede que no habrá recursos para adquirir otro, puesto que estos
recursos con que se debía reemplazar fueron distribuidos. De ahí la importancia de la depreciación, que al reconocer
dentro del resultado del ejercicio el gasto por el uso de los activos, permite, además de mostrar una información
contable y financiera objetiva y real, mantener la capacidad operativa de la empresa al no afectarse su capital de
trabajo por distribución de utilidades indebidas.
La depreciación, como ya se mencionó, reconoce el desgaste de los activos por su esfuerzo en la generación del ingreso,
de modo pues que su reconocimiento es proporcional al tiempo en que el activo puede generar ingresos. Esto es lo que
se llama vida útil de un bien o un activo. Es el tiempo en que el activo se mantiene en condiciones de ser utilizado y de
generar ingresos.
La vida útil es diferente en cada activo depende de la naturaleza del mismo. Pero por simplicidad y estandarización, la
legislación Colombiana, ha establecido la vida útil a los diferentes activos clasificándolos de la siguiente manera:
Aunque la vida útil de los activos ha sido fijada por norma, esta no es inflexible, puesto que en la realidad económica,
algunos activos ya sea por su naturaleza o por el uso que se les de, puede tener una vida útil diferente a la establecida
por decreto, razón por la cual el legislador consecuente con esta realidad, en el artículo 138 del Estatuto
Tributario, establece la posibilidad de fijar una vida útil diferente, previa autorización del director general de impuestos
nacionales.
Respecto a la contabilización (forma de llevarse a la Contabilidad) de la depreciación, esta es un crédito en la cuenta del
activo respectivo (1592) disminuyéndolo, y un débito en la cuenta de gastos (5160 o 5260). La depreciación que se lleva
a la cuenta del activo se denomina depreciación acumulada, puesto que esta año a año se va acumulando la alícuota
correspondiente hasta depreciar completamente el activo, lo que conlleva a que al final de la vida útil del activo el valor
de la depreciación acumulada sea igual al valor del activo, lo que lo deja con un saldo cero.
Es de aclarar que todos los activos fijos son objeto de depreciación, a excepción de los terrenos, puesto que se supone
que estos no se desgasta por el uso, por lo que en el caso de las construcciones y edificaciones, antes de proceder a
depreciarlos, se debe primero excluir el valor del terreno sobre el que esta la construcción.
Para el cálculo de la depreciación se pueden utilizar diferentes métodos como la línea recta, la reducción de saldos, la
suma de los dígitos y método de unidades de producción entre otros.
Para efectos fiscales no todos los métodos de depreciación son aceptados, pero es un tema del que no nos ocuparemos
en esta nota.
El método de la línea recta es el método mas sencillo y más utilizado por las empresas, y consiste en dividir el valor del
activo entre la vida útil del mismo. [Valor del activo/Vida útil]
Para utilizar este método primero determinemos la vida útil de los diferentes activos.
Según el decreto 3019 de 1989, los inmuebles tienen una vida útil de 20 años, los bienes muebles, maquinaria y equipo,
trenes aviones y barcos, tienen una vida útil de 10 años, y los vehículos y computadores tienen una vida útil de 5 años.
Además de la vida útil se maneja otro concepto conocido como valor de salvamento o valor residual, y es aquel valor por
el que la empresa calcula que se podrá vender el activo una vez finalizada la vida útil del mismo. El valor de salvamento
no es obligatorio.
Una vez determinada la vida útil y el valor de salvamento de cada activo, se procede a realizar el cálculo de la
depreciación.
Así como se determina la depreciación anual, también se puede calcular de forma mensual, para lo cual se divide en los
60 meses que tienen los 5 años
Este es un método de depreciación acelerada que busca determinar una mayor alícuota de depreciación en los primeros
años de vida útil del activo.
Suma de los dígitos es igual a (V(V+1))/2 donde V es la vida útil del activo.
(5(5+1)/2
(5*6)/2 = 15
Luego,
5/15 = 0,3333
Es decir que para el primer año, la depreciación será igual al 33.333% del valor del activo. (30.000.000 * 33,3333% =
10.000.000)
4/15 = 0,2666
Luego, para el segundo año la depreciación corresponde al 26.666% del valor del activo (30.000.000 * 26,666% =
8.000.000)
3/15 = 0,2
Quiere decir entonces que la depreciación para el tercer año corresponderá al 20 del valor del activo. (30.000.000 * 20%
= 6.000.000)
Y así sucesivamente. Todo lo que hay que hacer es dividir la vida útil restante entre el factor inicialmente calculado.
Como se puede ver, lo primero que se debe hacer es determinar la tasa de depreciación, para luego aplicar esa tasa al
valor no depreciado del activo o saldo sin de preciar
Continuando con el ejemplo del vehículo (suponiendo un valor de salvamento del 10% del valor del vehículo)
tendremos:
1- ( 3.000.000/30.000.000)1/5 = 0,36904
Una vez determinada la tasa de depreciación se aplica al valor el activo sin depreciar, que para el primer periodo es de
30.000.000
Para el segundo periodo, el valor sin depreciar es de (30.000.000-11.071.279,67) = 18.928.720,33, por lo que la
depreciación para este segundo periodo será de:
Este método es muy similar al de la línea recta en cuanto se distribuye la depreciación de forma equitativa en cada uno
de los periodos.
Para determinar la depreciación por este método, se divide en primer lugar el valor del activo por el número de
unidades que puede producir durante toda su vida útil. Luego, en cada periodo se multiplica el número de unidades
producidas en el periodo por el costo de depreciación correspondiente a cada unidad.
Ejemplo: Se tiene una máquina valuada en $10.000.000 que puede producir en toda su vida útil 20.000 unidades.
Entonces, 10.000.000/20.000 = 500. Quiere decir que a cada unidad que se produzca se le carga un costo por
depreciación de $500
Si en el primer periodo, las unidades producidas por la maquina fue de 2.000 unidades, tenemos que la depreciación por
el primer periodo es de: 2.000 * 500 = 1.000.000, y así con cada periodo.
Comencemos de depreciación
Iniciemos por definir el concepto depreciación, según el boletín C-6 de las NIF:
ES UN PROCEDIMIENTO DE CONTABILIDAD QUE TIENE COMO FIN DISTRIBUIR DE MANERA SISTEMÁTICA Y RAZONABLE
EL COSTO DE LOS ACTIVOS FIJOS TANGIBLES, MENOS SU VALOR DE DESECHO (SI LO TIENEN), ENTRE LA VIDA ÚTIL
ESTIMADA DE LA UNIDAD. POR LO TANTO, LA DEPRECIACIÓN CONTABLE ES UN PROCESO DE DISTRIBUCIÓN Y NO DE
VALUACIÓN.
Procedamos ahora a enumerar los métodos que existen para depreciar y como es que estos se aplican.
Método de máximos autorizados por ley
Este método es el que más se utiliza, ya que es la forma en que nosotros podemos deducir las compras de activos fijos
ante la autoridad, en esencia es parecido al método de línea recta, la diferencia es que la cantidad a depreciar en cada
ejercicio dependerá de lo que nos indique la ley del impuesto sobre la renta. ¿Complicado? No lo es tanto. Veamos un
ejemplo.
Ejemplo:
Compramos un automóvil y el MOI es de 100,000 pesos, la tasa máxima según la ley es de 25%, entonces.
Esto quiere decir que durante 4 años deberemos de restar al valor del bien $25,000 pesos hasta agotarlo, sin embargo,
la misma ley nos indica que, cuando un activo llega al fin de la depreciación, deberemos mantenerlo con el valor de 1
peso en nuestros libros, hasta que lo demos de baja ya sea por desecho, donación, enajenación, regalo, etc.
En este método, la depreciación es considerada en función del tiempo y no del uso de los activos. Es uno de los
métodos más sencillos y consiste en aplicar cada año la misma cantidad de depreciación hasta agotar el valor del bien
siguiendo la fórmula:
Por ejemplo:
Una computadora de$ 10,000 que se planea tenga una vida útil de 3 años, y un valor de desecho de 1000 pesos.
Esto significa que cada año restaremos 3000 pesos al valor de la computadora.
En este método se divide el valor del activo por el número de unidades que puede producir durante toda su vida útil. En
cada periodo se multiplica el número de unidades producidas en el periodo por el costo de depreciación
correspondiente a cada unidad.
Ejemplo:
Se tiene una máquina valuada en $10.000.000 que puede producir en toda su vida útil 50.000 unidades.
Entonces, 10.000.000/50.000 = 200. Quiere decir que a cada unidad que se produzca se le carga un costo por
depreciación de $200
Si en el primer periodo, las unidades producidas por la maquina fue de 2.000 unidades, tenemos que la depreciación por
el primer periodo es de: 2.000 * 200 = 400,000, y así con cada periodo.
Para este método, cada ejercicio se rebaja el costo de desecho, el resultado no será equitativo a lo largo del tiempo o
de las unidades producidas, sino que irá disminuyendo progresivamente. ¿Cómo es esto?
Básicamente consiste en sumar el número de años para obtener un común divisor, y posteriormente dividir el número
de años entre el común divisor, el resultado nos dará un factor que será multiplicado por el monto a depreciar y así
obtener la depreciación del año correspondiente. Fácil, ¿no crees? Checa el ejemplo
Supongamos que tenemos una máquina que tiene una vida útil de 5 años, con un valor de $30,000 y un valor de
desecho de $ 3,000.
La suma de los años, que son 5 = Año 1+ año 2+ año 3+ año 4+ año 5= 15
El método que usted elija deberá revisarse al menos anualmente según las NIF y mantenerse al menos durante la vida
útil del bien.
Hay que recordar que la depreciación es una cuenta de balance, y que por tanto es histórica y acumulativa.
Un empréstito
surge cuando una sociedad tiene una necesidad de financiación muy elevada y, por tanto, le resulta difícil obtener un
préstamo de un solo prestamista. En estos casos la deuda que se necesita se divide en empréstitos, que serían pequeños
préstamos, y, los cuales, son suscritos por un número elevado de prestamistas (obligacionistas o bonistas).
Los empréstitos pueden ser de varias clases, basados en la duración de los mismos. Así, según su plazo de vencimiento,
suelen clasificarse en:
Prestatario: es el emisor del empréstito, la sociedad o empresa que pide el préstamo con la emisión de las
distintas obligaciones. Podríamos decir que el prestatario vende obligaciones a los ahorradores.
Prestamista: persona física o jurídica que presta el dinero, es decir, que compra la obligación o el bono. También
se les llama `Obligacionistas´ o `Bonistas´.
Intermediario financiero: entidad que encuentra y coordina los intereses y deseos de la empresa que emite el
empréstito y los ahorradores que buscan una inversión de sus ahorros.
Obligaciones con pago periódico de intereses u obligaciones americanas. Se caracteriza porque cada título que
se emite es un préstamo americano del cual el obligacionista recibe de forma periódica el cupón y al final de la
operación se realiza la amortización del título.
Cupón vencido, cuando se abonan con carácter pospagable, el es cupón más frecuente.
Obligaciones con intereses acumulados o cupón cero. Valorados con una ley de capitalización y los intereses se
reciben acumulados cuando se amortizan los títulos.
Obligaciones con intereses anticipados. Valorados con una ley de capitalización con réditos anticipados.
Empréstitos de obligaciones de igual duración o reembolso global. Caracterizados porque todos los títulos se
amortizan a la vez, por lo que no hay programa de cancelación escalonada.
Empréstitos normales o puros. Son aquellos en los que la prestación nominal entregada por los obligacionistas y
la contraprestación entregada por el emisor responde únicamente a las características financieras de la
operación y no están afectados por características comerciales.
Empréstitos comerciales o con características comerciales. Llevan incorporados ciertas características de tipo
comercial, como pueden ser primar, lotes, etc, que modifican la prestación y la contraprestación alterando la
equivalencia financiera inicial.
Atendiendo a la rentabilidad.
Con tipo de interés fijo. La rentabilidad permanece constante a lo largo de la vida del empréstito, ya que desde
el momento de su emisión se establece el tipo de interés que van a producir los títulos.
Con tipo de interés variado. El tipo de interés permanece fijo mientras dura cada periodo de amortización, pero
varía de un periodo a otro. Normalmente la variación del tipo de interés viene determinada por la variación de
un índice que se toma como referencia, son las denominadas obligaciones indiciadas.
Con prima de reembolsos. Cuando se amortizan sobre la par, es decir las obligaciones son reembolsadas por
una cantidad superior al nominal. La prima de reembolso puede ser fija o variable.
Con prima de emisión y de reembolso. Cuando se emiten bajo la par y se amortizan sobre la par.
Con premio o lote. Cuando algunas obligaciones son reembolsadas por su valor nominal incrementando el
premio o lote. Este premio se concede aleatoriamente en cada sorteo de amortización.
Empréstitos sin compromiso de amortización (deuda perpetua). Cuando sólo hay compromiso de pagar los
intereses, el Estado suele reservarse la posibilidad de amortización si lo considera oportuno.
Los empréstitos se pueden definir como la suma de varios préstamos. Estos préstamos se caracterizan por ser uniformes
y homogéneos, es decir, son préstamos de igual cuantía, que se amortizan con la misma ley financiera y tienen las
mismas contraprestaciones. A su vez cada préstamo está formado por títulos, que se suelen denominar obligaciones.
En otras palabras, un empréstito es un préstamo de gran cuantía, que se encuentra dividido en partes alícuotas que se
denominan títulos u obligaciones, y que son emitidas por una entidad o sociedad, que solicita el dinero al prestamista.
Las empresas que emiten los empréstitos lo hacen para financiarse con recursos ajenos. Primero tienen que evaluar el
volumen total de financiación que necesitan y su distribución entre las diferentes fuentes de financiación. A
continuación efectúan el diseño de la emisión, donde se determina el importe total a emitir, el número de títulos y
nominal de cada uno, así como el momento de la emisión, la duración, la forma de pago de los cupones ( vencidos
acumulados o anticipados), y la modalidad de amortización ( sorteo, reducción de nominal, etc)
Personas que intervienen en un empréstito
El prestatario: es el que emite los títulos que son lanzados al público interesado en invertir sus ahorros a través de
intermediarios financieros.
El prestamista: es el que presta el dinero ante la expectativa de obtener rentabilidad, también se le puede denominar
obligacionista.
El intermediario financiero: es el conjunto de entidades financieras que, mediante el cobro de comisiones, canaliza el
excedente del capital acumulado por los ahorradores y los orienta en su deseo de rentabilizar los ahorros.
Es frecuente recurrir a consorcios ad hoc entre bancos del país o del exterior. También puede recurrirse a un solo banco
de importancia en la plaza.
los bancos logren colocar totalmente el empréstito entre el público. Lo cual tiene un efecto inflacionario en
épocas de plena ocupación. Por el contrario , es restrictivo de la demanda y contribuye a la recesión si se
atraviesa una época de recesión y desocupación.
Que los bancos no consigan colocar enteramente los títulos en el público y la tenencia sea definitiva para las
carteras de las instituciones crediticias, en esta hipótesis la colocación tiene efectos expansivos de los medios de
pago, con las consecuencias y las salvedades indicadas.
Puede ser:
A la par, cuando el precio de suscripción es igual al valor nominal de cada título. Se fija la tasa de interés del
título en el mismo nivel del mercado.
Bajo la par. Cuando los títulos tienen un interés nominal menor de la tasa del mercado, compensándose esa
desventaja con una disminución del precio del suscripción con respecto a su valor nominal. La desventaja de
este tipo de emisión es la exclusión de la posibilidad de convertir más tarde el empréstito en uno nuevo con
menor tasa de interés, si la tasa del mercado ha bajado.
Hay empréstitos que contienen ventajas adicionales para los suscriptores como exención de impuestos, premios en
dinero o en especie por sorteos.
La exención de impuesto se refiere a impuestos existentes y a los que en el futuro se establezcan. Estos impuestos que
se eximen son los impuestos a la rentas personales o reales sobre los intereses periódicos como también a las ganancias
de capital como las que surgen entre el valor a la fecha del reembolso de los títulos y el valor de emisión o adquisición y
los impuestos al patrimonio y a la transmisión gratuita de bienes.
Un empréstito puede ser emitido por la propia entidad emisora, la cuál percibe directamente del prestamista el
importe de la emisión y corre el riesgo de que no sean suscritos todos los títulos.
a través de intermediarios financieros. Estas se encargan de colocar entre sus clientes el conjunto de
obligaciones.
Valor nominal. Es el valor del título sobre el que se pagan los intereses.
Valor efectivo. Es el valor del título en el mercado en un determinado momento.
Valor de emisión. Es el valor del título en el momento de su emisión.
Valor de reembolso. Es el valor por el cual se devolverá el empréstito cuando llegue el momento de su
amortización
Prima de reembolso: diferencia entre el valor de reembolso y el valor nominal de la obligación.
Prima de emisión: diferencia entre el valor nominal y el valor de emisión de la obligación.
Tanto la prima de emisión como la prima de reembolso tienen como fin el aumentar la rentabilidad del empréstito para
el obligacionista y, de esta manera, hacer más atractiva y sencilla la venta de las obligaciones.