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Problema estructural
Castro dio dos explicaciones para la delincuencia en el Perú. La primera, según dijo, es
estructural, ya que los niveles de violencia social que se viven en la ciudad son muy altos
y “hay poblaciones amplias que no acceden a servicios básicos, a educación básica y
consecuentemente, tampoco a empleo adecuado”.
“Viven en la marginalidad, lo que hace que se inicien en una carrera delictiva”, explicó. “La
perspectiva de algunos chicos de salir adelante en la vida tiene que ver con hacerse una
carrera en el mundo marginal. Ese es un gravísimo problema, son semilleros de
delincuencia”. El otro motivo, señaló Castro, es el “estrés urbano”
“Podemos incurrir en días de furia, normalmente por problemas como el tráfico, por el
grado de violencia que hay en las relaciones interpersonales en la calle”, explicó. Un
detalle que contribuye a esto, según el antropólogo, es que Lima es una ciudad con alto
número de vigilante privados, algo poco común. “La presencia de los llamados
‘guachimanes’ es en muy alta, lo que suele tender a relaciones un poco arbitrarias porque
no son fuerzas del orden profesionales”.
En el caso de los jóvenes, Castro explicó, desde la perspectiva de las ciencias sociales,
que la adolescencia en una etapa en “la que se considera que la muerte está lejos”, lo que
lleva a tomar conductas impulsivas. “El adolescente empieza a pensar que es
omnipotente, con mucha fuerza y potencias”.
Según una encuesta de Datum publicada esta semana, el 23% de los peruanos considera
que la seguridad es el tema que debe priorizar el Gobierno de Martín Vizcarra.
| Fuente:Andina
Desde las ciencias sociales, existe esta edad en la que se considera que la muerte está
lejos. El adolescente empieza a pensar que es omnipotente, con mucha fuerza y
potencias. Además está en una etapa de aprendizaje y se inicia en muchas cosas. En ese
escenario, es muy impetuoso en términos d socialización, se busca que sea una persona
con actos de heroísmo, con cierta omnipotencia. Hay un componente, desde el punto de
vista social y cultural, que propicia estas actitudes.
Según explicó el especialista, se puede hablar hasta tres tipos de cerebro: el cerebro
reptiliano, vinculado a los impulsos; el cerebro mamífero, vinculado a los afectos; y el
cerebro racional, el más desarrollado de los tres.
Ante esta vulnerabilidad, agregó Pomalima, el entorno del adolescente es una “cuestión
básica y fundamental”. “Puede haber una predisposición, pero lo fundamental es el
entorno. Si tengo una semilla de maíz y la pongo sobre un escritorio, tiene el potencial
genético de germinar pero no va a hacerlo en este entorno. Sin embargo, si la pongo en la
tierra y abono, sí lo hará”
“Dentro del entorno, hay que tener presentes las tendencias de las relaciones
interpersonales, que están desde antes del nacimiento del niño. Es lo que llamamos
realciones vinculares, los apegos seguro”. Un entorno o apego seguro, explicó, lo protege,
permite el desarrollo cerebral del niño, el control de sus impulsos y el desarrollo de sus
habilidades innatas. “Sin embargo, con las tendencias de los apegos inseguros o
desorganizados, en familias destructaradas, que no ponen límites, vamos a tener
problemas”, advirtió.
Sepa más:
uando se trata de combatir los focos de delincuencia, las ideas e iniciativas no sólo tienen que estar dirigidas
a detener jóvenes y hacer redadas para marginarlos socialmente por su supuesta peligrosidad. Se necesitan
también propuestas que los ayude a insertarlos en la sociedad como ciudadanos normales.
También podemos buscar ideas que les impida fomentar o hacer nidos de delincuencia. Uno de estas tareas
apuntan a terminar con los sitios eriazos o edificios abandonados que son el lugar ideal para que los
delincuentes planifiquen, se oculten o los utilicen de guarida.
De esta manera vamos limpiando la ciudad, y sacando lugares que se convierten en un gran peligro para
los transeúntes.
Pero no debemos conformarnos sólo con arrasar con los sitios abandonados. Se pueden realizar otras
acciones que también apunten a terminar con grupos y pandillas que se dedican a delinquir.
La creación de parques y recintos de distracción como multicanchas también ayudan a que los jóvenes
distraigan su atención en otras acciones más productivas. La realización de talleres, musicales, artísticos y
deportivos, son ideales para que en forma grupal, los jóvenes puedan desarrollar sus habilidades.
El ideal es que siempre tengan distracciones para mantenerse alejados de graves peligros como la droga
y la ejecución de delitos irremediablemente los lleva al mundo delictual.
No podemos descuidar el rol de padres, que es clave para que siempre puedan tener un consejo oportuno,
el apoyo en la crisis y sobre todo cariño, para que no pierdan su condición de hijos y que necesitan ayuda
hasta el fin de sus días.
Tenemos que trabajar en prevención y no por reacción, cuando ya está todo consumado, cuando los
jóvenes forman parte de pandillas o bandas e inmersos en la dependencia de la droga.
Si actuamos a tiempo, podemos cambiar esta tendencia de ver cada vez a más menores de edad
prontuariados, detenidos, citados a la Fiscalía y llenos de problemas.
Nuestra propuesta es combatir la delincuencia juvenil no con policías, sino con oportunidades, con recintos
recreativos, con orientaciones adecuadas, con afecto y con una mayor inversión de tiempo para ellos. Con
un poco de amor podremos rescatar a muchos jóvenes.
causa
El dictamen del Comité Económico y Social Europeo (CESE) sobre la prevención de la
delincuencia juvenil, los modos de tratamiento de la delincuencia juvenil y el papel de la justicia
del menor en la Unión Europea, de 15 de marzo de 2006, incluye una interesante reflexión sobre
las causas que pueden llevar a un menor a delinquir. El CESE reconoce que no hay un
camino único para garantizar la integración social de los jóvenes infractores, como tampoco hay
fórmulas infalibles que garanticen que una persona perfectamente integrada no pueda
protagonizar conductas antisociales; partiendo de esa base, concluye que, aunque no existe
consenso entre los expertos sobre las circunstancias que pueden originar este comportamiento,
sí que puede hablarse de motivaciones basadas en diversos factores económicos y socio-
ambientales, entre los que destacan estas ocho causas:
4) El desempleo: si las mayores tasas de paro se encuentran entre los jóvenes, esta situación
origina una frustración por la falta de esperanza que también se convierte en caldo de cultivo
para las conductas delictivas.
6) El consumo de drogas y sustancias tóxicas que, en muchos casos, da lugar a que el adicto
acabe delinquiendo por el mero hecho de lograr el dinero que le permita sufragar su adicción.
Asimismo, bajo sus efectos se reducen (o eliminan) los frenos inhibitorios habituales. En esta
causa, tampoco debemos olvidar los efectos del consumo de alcohol (aunque sea de forma
esporádica) por su notable incidencia en la comisión de actos vandálicos y en las infracciones
de tráfico y contra la seguridad vial.
8) Por último, la carencia a la hora de transmitir valores cívicos (como el respeto a las normas
y a los demás miembros de la sociedad, la solidaridad, generosidad, tolerancia, autocrítica,
empatía, trabajo bien hecho, etc.) se ve sustituida por otra escala de valores (como el
individualismo, la competitividad o el consumismo desmedido) lo que puede provocar
cierta anomia social (carencia o degradación de las normas) que se enseña a los menores.
Cómo organizar un panel de
discusión?
09 de octubre de 2018 0
Consigue que el papel que estás organizando sea un éxito con estos trucos.
Céntrate en uno o dos temas principales para dirigir el debate de una manera
organizada e identifica cuáles son las preguntas generales que deberán ser
contestadas.
#3 Elige un moderador
Selecciona a alguien que no tenga conflicto de intereses con el tema y
que no esté parcializado. El moderador deberá saber mantener la
conversación en movimiento y lograr que los participantes cumplan con
las normas.
#6 Graba la discusión
#8 Dirige la conversación