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Bitcoin: el origen de una revolución en el Sistema Financiero Mundial

Por Douglas Garcia Torres

Caracas, 21 de junio de 2014

Imaginemos un mundo sin bancos, un mundo donde los bancos son redundantes,
porque cada persona es su propio banco.

Imaginemos un mundo donde todas las compras se hacen electrónicamente y


ninguna es pagada con moneda respaldada por algún gobierno.

Un mundo donde el dinero es distribuido de punto a punto, directamente desde el


pagador hasta el pagado sin necesidad de algún intermediario. Donde puedes
enviar cualquier cantidad de tu dinero a cualquier persona en cualquier país y en
cualquier momento de forma instantánea.

En este mundo la moneda está respaldada por el simple hecho de que todos la
utilizan. Tu dinero no se verá diluido por la inflación, congelado por alguna
autoridad, embargado o deshabilitado de alguna manera. Tu dinero estará
completamente fuera del alcance de los bancos y del gobierno. Nunca se verá
amenazado de perder su valor cuando el gobierno en bancarrota decida imprimir
más billetes.
Cambios en el sistema monetario internacional.
Desde la aparición de los tipos de cambio y del patrón oro, ni los gobiernos ni los
organismos financieros han encontrado una salida al surgimiento de las crisis.

Es sabido que en 1944, cuando se creó el Fondo Monetario Internacional en el


tratado Bretton Woods1 , hubo propuestas para crear una moneda universal 2 .
Tales propuestas fueron inmediatamente desestimadas en favor de la utilización
del dólar. Incluso en 1987, The Economist planteo que para el año 2017 debería
haber una moneda mundial.

Al día de hoy, grandes potencias económicas como China e India y


prácticamente el resto del mundo, están presionando por una reforma al sistema
monetario internacional. Todo el mundo excepto la “tierra de la libertad”. Cada
año que pasa se nota un aumento en las presiones y las posibilidades de que
estas reformas ocurran, incluso si los Estados Unidos se oponen.

Es bien sabido que los Estados Unidos gozan de una posición estratégica
privilegiada frente al mundo por el hecho de que su moneda es el principal
instrumento de reserva internacional. Esto le permite tener grandes déficits
comerciales con impacto económico limitado mientras los tenedores de dólares
en el extranjero continúen acumulándolos.

Aun así, una de las principales lecciones que podemos tomar de la historia es
que el sistema monetario global suele cambiar y la moneda de reserva
predominante entre los gobiernos del mundo no siempre ha sido el dólar
estadounidense.

1
El tratado de Bretton Woods engloba las resoluciones acordadas en la conferencia monetaria y financiera de
las Naciones Unidas, realizada en el complejo hotelero de Bretton Woods, (Nueva Hampshire, Estados Unidos),
entre el 1 y el 22 de julio de 1944. Allí se establecieron reglas para las relaciones comerciales y financieras
entre los países más industrializados del mundo. Se decidió la creación del Banco Mundial y del Fondo
Monetario Internacional, usando el dólar como moneda de referencia internacional.

2 Entre las negociaciones que establecieron los acuerdos de Bretton Woods, John Maynard Keynes –entonces
líder de la delegación británica– propuso una unidad monetaria internacional: el Bancor.
Crisis en el sistema financiero.
Un hecho poco conocido y divulgado es que la mayor parte del dinero circulante
es creado por los bancos privados.

Contrariamente a lo que la mayoría de la gente piensa, un banco no realiza un


préstamo simplemente tomando el dinero a partir de los depósitos de sus
clientes. La realidad es que el banco crea el dinero a partir de la nada y coloca el
monto solicitado en la cuenta quien solicite el préstamo.

Es así como quizás la mayoría de la gente tiene un concepto un tanto


equivocado acerca de lo que hacen los bancos, que aparte de servir como
intermediarios financieros entre el depositante y el prestatario –recibiendo
grandes utilidades por ello-, están en el negocio de crear dinero.

Tras cada crisis financiera, aumentan los debates sobre cómo hacer que el
sistema financiero sea más seguro, y la idea de prohibir a los bancos crear
dinero de la nada, es más vieja de lo que se piensa.

Consecuencias de la última crisis financiera.

La última gran crisis financiera –la crisis de las hipotecas sub-prime– tuvo su
auge en el año 2008 y estuvo acompañada de numerosas consecuencias y
efectos colaterales. En términos muy generales podemos englobar estas
consecuencias en:

 La flexibilización cuantitativa de la Reserva Federal de los Estados Unidos.


 Una recesión económica global.
 La crisis de deuda soberana en los países de la zona Euro.

Pero por sobre todas las cosas, tanto en el sentimiento popular como en la
dirigencia política y económica de todos los países, se empezó a cuestionar
fuertemente la confianza en las monedas emitidas por los gobiernos. Se dice que
fue la tormenta perfecta para la aparición de las monedas virtuales.

La revolución de Satoshi.

En 1998, 10 años antes de la última crisis –y poco después de la llamada Crisis


financiera asiática3 o crisis del FMI– un activista informático que se hace llamar
Wei Dai4, publicó una propuesta en la lista de correo electrónico Cypherpunk5
sobre un sistema de intercambio de valor y ejecución de contratos basados en
una moneda irrastreable. A esa moneda la llamó “B-money”.

3
La crisis financiera asiática comenzó en julio de 1997 con la devaluación de la moneda tailandesa. Luego por
efecto dominó, tuvo repercusiones que causaron numerosas devaluaciones en Malasia, Indonesia y Filipinas
afectando también de forma notable a economías como Taiwán, Hong Kong y Corea del Sur.

4 http://www.weidai.com/bmoney.txt

5 Cypherpunk era un foro común de intercambio de ideas con entusiastas y activistas de la computación, la
criptografía, la ciencia ficción y la política. Entre esos entusiastas y ese caldo de ideas se dice que han surgido
una gran cantidad de personajes e iniciativas; como por ejemplo los WikiLeaks de Julian Assange.
Diez años más tarde, esta propuesta fue rescatada e incluida como referencia en
el famoso artículo “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System” 6 publicado
en el año 2008 bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto.

Las monedas virtuales.

Enviar o recibir dinero y efectuar pagos utilizando monedas virtuales es tan fácil
como enviar un e-mail. De su simplicidad y facilidad de uso proviene la creciente
popularidad que han ganado en poco tiempo y es lo que puede hacer que en el
futuro sean ampliamente utilizadas en todo el mundo .

Los detalles técnicos son prácticamente transparentes para los usuarios, pero en
pocas palabras, una moneda electrónica está representada por una cadena de
firmas digitales resultantes de cada transacción realizada. A esta cadena se le
denomina Blockchain.

El proceso de transferir dinero se basa en el envío de mensajes haciendo uso de


criptografía asimétrica, que también es llamada criptografía de dos claves o
criptografía de clave pública.

Si Alice quisiera enviar un pago a Bob cifrándolo y firmándolo con criptografía


asimétrica, ambos deberían tener 2 claves: una clave pública y una clave
privada. Los detalles del proceso se ilustran a continuación:

1. Alice prepara su pago.


2. Alice cifra el pago con su clave privada.
3. Alice envía el pago cifrado a Bob a través de internet.
4. Bob recibe el pago cifrado y lo descifra con la clave pública de Alice.
5. Bob ya podrá hacer lo que quiera con el dinero que le envió Alice.

Decíamos entonces que enviar o recibir dinero en forma de moneda virtual es


tan fácil como enviar un email. De hecho, de la misma manera que existen
direcciones de correo electrónico, también existen direcciones Bitcoin que
permiten enviar o recibir la moneda digital. Cualquier persona puede generar
tantas direcciones como necesite de forma totalmente gratuita.

Cada una de estas direcciones tiene 2 partes: una parte pública y una parte
privada. Las mismas claves pública y privada necesarias para cifrar un mensaje
con criptografía asimétrica.

Una dirección pública luce como se ilustra a continuación:

6 https://bitcoin.org/bitcoin.pdf
1Hg7wA7JMuMtpXbPMLi6XXh1XwrKK4fwUC

Y la dirección privada correspondiente a esa dirección pública sería la siguiente:

5J1D73SKtkgjtBGUKPL6EASDbGCKJ226prTAPmnhkyByvpU5deC

Quien conozca la dirección pública de Bob, puede enviarle un pago. No


necesariamente debe memorizarla, solo le basta con copiarla o incluso pudiera
simplemente escanear el código de barras QR –el código de barras de 2
dimensiones– con su teléfono móvil.

A partir de esas direcciones se transfiere la moneda virtual. El nuevo propietario


puede verificar el origen de los fondos revisando la cadena resultante de la
transacción. Pero ni él ni el resto de la sociedad tienen forma de saber si el
anterior propietario realizó dos pagos con la misma moneda.

Una solución para este problema sería delegar la tarea de verificar que no ocurra
el “gasto doble” a una autoridad central de confianza. El problema con esta
solución es que se estaría delegando el poder de todo el sistema monetario a
esa autoridad, con todas las transacciones pasando a través de ella.
Exactamente el mismo rol que juega un banco.

Bitcoin: un nuevo sistema de dinero electrónico de punto a punto.

Satoshi Nakamoto pensó que lo que necesita una moneda virtual, es un sistema
de pagos electrónicos que no se base en la confianza en una autoridad central,
sino en la verificación criptográfica.

Con el Bitcoin, Nakamoto propone una solución al problema del “gasto doble”
utilizando un servidor distribuido de verificación de pagos que a través de un
marcado de tiempo, genere una prueba computacional sobre el orden
cronológico de las transacciones.

En palabras más simples, propone una forma de enviar y recibir dinero por
internet sin la necesidad de confiar en un intermediario centralizado, con el valor
agregado de tener la certeza de que la misma moneda no será gastada dos
veces por el mismo propietario.
¿Puede la plataforma del Bitcoin convertirse en el Internet del dinero?

Lo que Bitcoin ofrece es esencialmente una forma de gestionar nuestras finanzas


sin la participación de ningún intermediario. Hoy en día tenemos a los bancos, a
las grandes y poderosas compañías de tarjetas de crédito como Visa, Mastercard
y American Express, incluso pudiéramos utilizar servicios como PayPal. Eso
implica 3 niveles de intermediación financiera y obviamente cada nivel busca
obtener su propia ganancia por los servicios prestados.

La plataforma del Bitcoin ofrece la posibilidad de no tener que confiar nuestro


dinero a la figura de un tercero que trabaje solo en horario bancario, cobre
cargos extra por transferencias y apueste con el dinero de los depositantes
incrementando su potencial de hacer daño a la economía para posteriormente
tener la necesidad de ser rescatado con dinero de los contribuyentes.

Pero más allá del Bitcoin como moneda o plataforma, existe una gran cantidad
de iniciativas e ideas que surgen a partir de la tecnología que la respalda. Los
mayores entusiastas del Bitcoin están seguros de que estas nuevas tecnologías
revolucionarán la forma en que la gente posee y paga por bienes y servicios en
el futuro.

La tecnología del Bitcoin incluso pudiera utilizarse para transferir fácilmente y de


forma óptima la propiedad o titularidad de bonos, acciones o cualquier tipo de
activo financiero. El dinero electrónico hasta pudiera ser programado para
cumplir o actuar bajo ciertas condiciones. Por ejemplo, un pago o transacción
pudiese solo ser liberada si una tercera persona está de acuerdo.

Y si consideramos el protocolo de software que está detrás del Bitcoin, estamos


ante una seria propuesta para mejorar dramáticamente la industria de pagos
electrónicos. Una industria que genera $500 billones al año en cargos adicionales
por proveer un servicio que básicamente mueve bits a través de internet, pero
que en definitiva debería ser mucho menos lucrativa y más efectiva de lo que
actualmente es.
Estas tecnologías prometen amenazar la rentabilidad de varios modelos de
negocio que hoy en día mueven gigantes sumas de dinero. Por esto existe una
idea latente de que la industria financiera está adoptando una posición activa en
contra del uso del Bitcoin y las monedas virtuales. Y aunque también hay otros
servicios que están restando campo de juego a los bancos, como por ejemplo las
e-wallets o el “crowdfunding”, lo que está claro es que los bancos y los
prestadores de servicios financieros se verán obligados a evolucionar o serán
testigos de cómo son reemplazados por las nuevas tecnologías.

Sus detractores: “La deflación matará al Bitcoin”.

Una de las propiedades más relevantes del Bitcoin y muchas monedas virtuales
es que han sido diseñadas para evitar la inflación. Esto lo prevén limitando
matemáticamente la posibilidad de generar cantidades ilimitadas de moneda.

Pero hay quienes aseguran que la deflación será la causa de la prematura


muerte del Bitcoin. Argumentan que la deflación evitará que el Bitcoin se
consolide como una moneda viable y reemplace a las monedas tradicionales.

La deflación produce desempleo por el simple hecho de que usualmente los


ajustes de salario no se hacen a la baja. Pues los empleados no suelen aceptar
un baja en sus salarios.

Esta es la principal razón por la que los bancos centrales promueven la inflación
baja y siempre positiva. La inflación módica engrasa la economía ajustando la
remuneración de los trabajadores cuyos montos salariales no siguen el ritmo de
una subida promedio en los precios de productos y servicios. Cuando el
suministro de dinero crece muy lentamente –o deja de crecer– los precios
empiezan a caer y la fuerza laboral se vuelve más costosa. Como consecuencia,
aumenta el desempleo.

Actualmente el suministro de Bitcoins sigue aumentando y los mineros –las


personas dedicadas a generar moneda virtual– solo están a medio camino de
producir la máxima cantidad posible de Bitcoins. Aunque hay quienes aseguran
que la deflación en la actual economía del Bitcoin es ya una realidad: la
creciente demanda en los últimos años ha sido responsable de impulsar su
precio, por lo tanto, el precio de todo lo demás se ha visto reducido en términos
de Bitcoin. Se ha generado deflación.

Por ejemplo, si entre septiembre de 2012 y febrero de 2013 el precio del Bitcoin
se vio duplicado de $10 a $20 mientras que el precio de un café en Starbucks se
mantuvo en $5, hablando en términos de Bitcoin, este café tuvo una baja de
precio.

1 BTC = $10

1 Café de Starbucks = 0.5 BTC

Si el precio del Bitcoin se duplica:

1 BTC = $20
1 Café de Starbucks = 0.25 BTC
Adicionalmente, el conocimiento de que el suministro de Bitcoin es finito puede
ser también un factor influyente en la deflación, pues promueve al
acaparamiento de moneda.

Hay economistas y analistas que aseguran que el Bitcoin tendría que convivir
con las monedas tradicionales como principal medio de cambio, pues de lo
contrario, esta inflexibilidad deflacionaria causaría inevitables estragos. Mientras
que las economías respaldadas por los bancos centrales, con sus inagotables
posibilidades de impresión de dinero, no afrontan tales limitaciones.

Alegan que si la fortaleza del dinero yace en su habilidad de satisfacer las


necesidades de la sociedad, la propiedad deflacionaria intrínseca del Bitcoin deja
entrever que esta moneda tendrá un pobre desempeño.

Sus defensores: “Todo lo que nos han dicho sobre la inflación es


mentira”.

Del otro lado del debate predomina la idea de que un suministro limitado y
estable de dinero ayudaría a evitar la aparición de burbujas y a mantener un
sistema financiero mucho más óptimo que el actual.

Sobre los males de la inflación, argumentan que el acto de crear dinero de la


nada y dárselo a alguien, es simplemente una mala asignación de recursos. El
afortunado destinatario final del dinero creado por la inflación, se dirigirá al
mercado y obtendrá esos recursos. Pero no hay seguridad de que los recursos
serán invertidos en proyectos que reflejen el consenso y los requerimientos del
mercado y la sociedad.

Incluso para algunos estudiosos de la economía el Bitcoin también puede ser


utilizado para simular el anteriormente utilizado patrón oro. Esto representa una
posibilidad de adoptar nuevamente la concepción proveniente del siglo XIX de
que el dinero debía estar respaldado por metales preciosos en lugar de estar
respaldado por gobiernos populistas con incansables impresoras de papel
moneda. Solo que en este caso el material de respaldo no serían metales
preciosos, serían instrumentos financieros cuyo valor y escases están basados
en modelos matemáticos: las monedas virtuales.

Pero a pesar de los factores ideológicos y análisis económicos que hayan llevado
a determinar en el diseño de la moneda que el suministro del Bitcoin sea finito,
la tecnología hace factible que esta propiedad pueda ser modificada en el futuro
y que el suministro pueda ser ampliado. El problema y el debate radicarían en
lograr el consenso de los usuarios o las autoridades para hacerlo.

“Obligar al mundo a adoptar el Bitcoin es como hacer que en todos los


países hablen Esperanto”.

Entre los detractores del Bitcoin y del argumento de que las monedas virtuales
reemplazarán a las monedas tradicionales, podemos encontrar personalidades
célebres y grandes pensadores en el ámbito económico y financiero como
Warren Buffet o Nouriel Roubini.
Los debates realmente ponen en duda la viabilidad del Bitcoin y las monedas
virtuales. Muchos califican al Bitcoin de ser un espejismo sin ningún valor
intrínseco, la siguiente gran burbuja del sistema financiero comparable con la
fiebre de los tulipanes 7. Una especie de esquema Ponzi8 que se desmoronará
cuando la comunidad que lo respalda simplemente deje de crecer. Un fenómeno
meramente impulsado por sus usuarios, de la misma forma que Napster lo fue
en su momento para la industria musical.

Otros argumentos son más técnicos y profundizan sobre las posibles causas de
un futuro fracaso de la plataforma del Bitcoin. Más allá de las deficiencias
tecnológicas y agujeros de seguridad que han salido a relucir con frecuencia, hay
una serie de paradojas sistemáticas. Hay quienes advierten de la posibilidad de
que la unión de los mineros de la moneda haga que la red de validación y
verificación de pagos ya no fuese distribuida y surgiese de forma espontánea
una autoridad centralizada con el poder de tomar decisiones a su favor en el
sistema monetario virtual9. Se generarían así entidades con el mismo poder que
los grandes bancos privados y bancos centrales tienen actualmente.

En sumatoria, la plataforma del Bitcoin aún genera muchísimas dudas y


probablemente al día de hoy el Bitcoin no es adecuado para la mayoría de las
personas. Bien sea por el analfabetismo tecnológico que lo hace relativamente
difícil de usar y entender para las viejas generaciones o por la inestable
seguridad informática que aún nos haría muy propensos al hurto individual y
masivo. A pesar de que son los mismos riesgos que corremos con las finanzas
tradicionales, la diferencia está en que en el actual sistema existen todo tipo de
capas y garantías de seguridad establecidas que son reconocidas por todos sus
usuarios.

¿Por qué ha tenido tanto éxito en los últimos años?

Una de las causas del impresionante aumento en la demanda de Bitcoins en los


últimos años proviene de China. Si una persona que está en China, quiere sacar
dinero del país, debe enfrentarse a los controles que limitan el flujo de capitales
entre fronteras. Es así como el Bitcoin surge como una tecnología que ofrece la
posibilidad de sacar dinero de China a un bajo costo.

Un escenario similar se vivió en Chipre durante la crisis bancaria que tuvo lugar
en marzo de 2013. El gobierno chipriota anuncio un rescate masivo a los bancos,
lo que inmediatamente condujo a miles de depositantes a convertir su dinero en
Bitcoins para que el gobierno no pudiese tocarlo.

7 La llamada fiebre de los tulipanes fue un periodo producido en los Países Bajos durante el siglo XVII donde los
bulbos de tulipán alcanzaron precios a niveles desorbitados, ocasionando una gran burbuja económica y una
crisis financiera.

8 Un esquema Ponzi es un modelo de negocio considerado fraudulento que ofrece altas tasas de retorno y bajo
riesgo a los inversionistas. El esquema genera ingresos a los inversores más antiguos mientras sigan
apareciendo nuevos inversores. Usualmente el esquema colapsa cuando deja de crecer la cantidad de nuevos
inversionistas.

9 Elataque del 51%: si una sola entidad se encargara de contribuir a la mayor ía de las actividades de minería
de Bitcoins –generación de moneda y validación de transacciones– en la red, tendrían el control total del
sistema monetario y la posibilidad de manipular el libro público de transacciones de acuerdo a sus intereses.
Si una persona desea enviar remesas de un país a otro, el Bitcoin puede ser una
buena alternativa para hacerlo evitando pagar cargos adicionales exorbitantes. Y
si la misma persona quisiera incurrir en actividades ilegales, el Bitcoin es
obviamente una mejor opción que utilizar el banco.

De alguna forma u otra, el Bitcoin ha logrado hacerse un gran hueco en el


mercado de las divisas electrónicas y ha conseguido que millones de personas le
encuentren utilidad como instrumento financiero o como servicio de pago.

La importante demanda que ha generado ha ocasionado que esté bajo la lupa de


la opinión pública en todo el mundo y más allá de ello , su popularidad ha
generado distorsiones sobre la percepción de su valor. Principalmente por los
especuladores que la han aprovechado como un medio de inversión.

En consecuencia, la mayoría de la gente conoce al Bitcoin como la moneda


digital con valor altamente volátil que ha fluctuado salvajemente en los últimos
años. Pero en realidad hay mucho más material detrás del Bitcoin aparte de su
conocido rol como moneda. Hay una novedad extremadamente valiosa más allá
de la tecnología que permite realizar transacciones sin la necesidad de un
intermediario.
Esa novedad es el Blockchain: la cadena resultante de una transacción
financiera. Un libro de contabilidad que lleva el registro de todas las
transacciones realizadas, que es propiedad de todo el mundo, es monitoreado
por todo el mundo, pero no es controlado por nadie. Es como una gigantesca
hoja de cálculo a la que todos tienen acceso y que actualiza y confirma que toda
moneda o crédito digital en el sistema, es único.

Es importante establecer la diferencia entre el Bitcoin y el Blockchain. El


Blockchain nos ayuda a desenredar el debate acerca de qué es el Bitcoin. Una
discusión que busca responder si es una moneda, un “commodity” o un
protocolo tecnológico.

Quizás sea acertado comparar el Bitcoin y su revolución financiera con Napster y


su revolución musical. Al final del día nos dimos cuenta que lo que
verdaderamente tenía un valor intrínseco era el formato de compresión de audio
digital, el MP3. Finalmente Napster fracasó y aunque tuvo muchos predecesores
que quisieron emular el breve éxito conseguido, la mayoría no pasaban de ser
modas o fenómenos impulsados por sus usuarios. Lo que realmente puso a
temblar a la industria musical fue el MP3.

Si nos guiamos por la historia, pudiéramos predecir que la tecnología del


Blockchain será exitosa. Pues hace tan solo dos décadas, cuando millones de
personas comenzaron a estar “en línea” ante la invención del navegador web, de
todas partes del mundo emergieron expertos y eruditos con sus opiniones
prediciendo el colapso de Internet. Pero con el paso del tiempo, hemos sido
testigos de cómo los ajustes técnicos fueron solventando poco a poco los
problemas y las demandas surgidas. Esto nos hace creer que si estas tecnologías
fracasaran, otras propuestas e innovaciones similares seguramente tomarían su
lugar.

Futurología.

¿Pudiera una nueva tecnología salir a la palestra y acabar con el Bitcoin?

La respuesta más sensata es: por supuesto.

Lo más probable es que surja algo mucho mejor. Es lo que ocurre con la
tecnología porque siempre se encarga de perturbar todo status quo en la
sociedad en pro de su beneficio.

Si bien es bueno mantener el escepticismo con las tecnologías emergentes,


especialmente cuando están respaldadas por grandes campañas publicitarias, no
debemos cometer el error de ignorarlas por creer que son modas o burbujas sin
antes analizar el valor de lo que pueden aportar a la sociedad.

Haciendo futurología, fácilmente podemos imaginar un mundo de aquí a 10 años


donde la moneda en papel y metal no solo sea una rareza, sino que sea
completamente obsoleta. Todos los pagos se harán en moneda digital,
probablemente por medio de una tecnología similar a la utilizada por la
plataforma del Bitcoin y basada en la teoría de la criptografía asimétrica. Es
totalmente factible pensar que los pagos electrónicos se harán prácticamente sin
costo alguno y que las formas de pago utilizadas actualmente serán historia. El
cheque, la transferencia bancaria, las tarjetas de crédito y las de débito como las
conocemos actualmente, serán poco recordadas. Cada individuo tendrá su propia
billetera virtual, y gracias a la tecnología, contará con vías y posibilidades de
financiamiento que al día de hoy pocos prevén; entre las que probablemente el
“crowdfunding” sea la opción más utilizada.

Y cuando reflexionamos sobre las posibles consecuencias de una revolución


financiera en su máxima expresión, uno de los escenarios más impresionantes y
desconocidos que podemos llegar a imaginar es el de un mundo sin sistemas
bancarios e incluso un mundo sin bancos centrales. Este es el escenario que
sueñan y predican los entusiastas e ideólogos de las monedas virtuales.

Volviendo a la analogía entre Bitcoin y Napster, el Blockchain y el MP3; hemos


sido testigos de cómo la revolución del MP3 quebró múltiples modelos de
negocio y la industria discográfica parece estar muriendo lentamente. Pero no
por ello debemos pensar que es igual de factible que el sistema bancario y el
sistema monetario se vean en la misma situación por la revolución tecnológica
que pueda causar el Bitcoin o el Blockchain. La industria financiera y la industria
bancaria no son comparables con la industria discográfica; las primeras
prácticamente dominan el mundo.

El futuro de los sistemas monetarios soberanos de cada país también se verá


cuestionado ante la estabilización de las nuevas tecnologías financieras y la
posibilidad cada vez más latente de utilizar estos avances para integrar los
sistemas monetarios y la forma en que se realizan las transacciones comerciales.
Pero está claro que mientras los estados tengan el poder de hacer cumplir sus
normativas fiscales, la gente va a seguir necesitando las monedas soberanas
emitidas por sus gobiernos, pues ésta les da el poder de nunca caer en
bancarrota o quedarse sin dinero.

En realidad, el Bitcoin o el Blockchain no tienen que revolucionar el sistema


financiero como lo conocemos actualmente o ser utilizado por todo el mundo
para que sean un éxito. Hoy en día existen muchos procesos financieros para los
cuales el sistema actual no es muy adecuado y en los que estas innovaciones
pudieran aportar soluciones.

Claramente podemos darnos cuenta que estas nuevas tecnologías resuelven más
problemas de los que sus detractores –los que hablan de esquemas Ponzi y de
una nueva fiebre de los tulipanes– quieren admitir.

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