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1. -y ahora -prosegUl- compara con el siguiente cua- \, bt-J ~
a dro imaginario el estado de nuestra naturaleza según ~
esté o no esclarecida por la educación. Represéntate a
unos hombres encerrados en una especia de vivienda
, 1, subterránea en forma de caverna,' cuya entrada, abier-
¡

1. ta a la luz, se extiende en roda su longitud. Allí, desde

REPUBLICA b su infancia, los hombres están encadenados


llo y por las piernas, de suerte que permanecen
por el cue-
inmó-
VERSIÓN CORREGIDA
.., viles y sólo pueden ver los objetos que tienen delante,
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! pues las cadenas les impiden volver la cabeza. Detrás
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~3~' 4l,':l I de ellos, a cierta distancia y a cierta altura, hay un fue-
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go cuyo resplandor los alumbra, y entre ese fuego y los


I cautivos se extiende un camino escarpado, a lo largo
1, del cual imagina que se alza una tapia semejante al biom-
Traducción directa del griego por bo que los titiriteros levantan entre ellos y los especta-
I ANTONIO CAMARERO dores y por encima del cual exhiben sus fantoches.
-Imagino el cuadro, -dijo.
¡ Estudio preliminar y notas de e -Figúrate además, a lo largo de la tapia, a unos hom-
LUIS FARRÉ
I bres que llevan objetos de toda clase y que se elevan
por encima de ella objetos que representan, en piedra o
I, Revisión técnica
LUCAS SOARES
l. La figura de la caverna es clara. Queda únicamente impreciso y oscuro lo
I referente a su entrada, "con una larga entrada a lo ancho de toda ella,
abierta a la luz". Se ha de encender en el sentido de que está de tal manera
alejada, que no llega a ella la luz solar; aunque habla de un camino escabro-
so y salida hacia arriba, es decir, una subida. Ofrece cierta similitud con el

rf.
cinematógrafo actual.

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eudeba
S 1S en madera, figuras de hombres y animales y de mil for- mente de pie, a volver la cabeza, a caminar, a mirar a la
a mas diferentes. y como es natural, en.~r~ los que los lle- luz, todos esos movimientos le causarán dolor y el des-
van, algunos conversan, otros pasan sin decir palabra. d lumbramiento le impedirá distinguir los objetos cuyas
-¡Extraño cuadro y extraños cautivos! -exclamó. sombras veía momentos antes. ¿Qué habría de respon-
-Semejantes a nosotros =repliqué--. Y ante todo, ¿crees der, entonces, si se le dijera que momentos antes sólo
tú que en esa situación puedan ver, de sí mismos y de los veía vanas sombras y que ahora, más cerca de la reali-
que a su lado caminan, alguna otra cosa fuera de las som- dad y vuelta la mirada hacia objetos reales, Roza de una
bras que se proyectan, al resplandor de! fuego, sobre e! visión verdadera? Supongamos, también, que al seña-
fondo de la caverna expuesto a sus rniradasi" larle cada uno de los objetos que pasan, se le obligara,
-No -contestó-, porque están obligados a teI!er 10- a fuerza de preguntas, a responder qué eran; ¿no pien-
b móvil la cabeza durante toda su vida. sas que quedaría perplejo y que aquello que antes veía
-y en cuanto a los objetos que transportan a sus es- habría de parecerle más verdadero que lo que ahora se
paldas, ¿podrán ver otra cosa que no sea su sombra? le muestraj?
. -¿Qué más pueden ver? .. ':l.'; • -Mucho más verdadero -dijo.'
_y si pudieran hablar entre sí, ¿no juzgas que ,:éonsi- "
derarían objetos reales las sombras que vieran? ' .\ ' e. Il. -y si se le obligara a mirar la luz ~isma de! fuego,
-Necesariamente. ¿no herirá ésta sus ojos? ¿No habrá de desviarlos para
-¿Y qué pensarían si en e! fondo de la prisión hubie-. volverlos a las sombras,' que puede contemplar sin do-
ra un eco que repitiera las palabras de Id!; que pasan? lor? ¿No las juzgará más nítidas que los objetos que se
¿Creerían oír otra cosa que la voz de la sombra que le muestran?
desfila ante sus ojos? -Así es -dijo.
e -¡No, por Zeusl -exclamó. -y en caso de que se lo arrancara por fuerza de la
-Es indudable -proseguí- que no tendrán por ver- caverna -proseguí-, haciéndolo subir por el áspero y es-
dadera otra cosa que no sea la sombra de 'esos objetos carpado sendero, y no se lo soltara hasta sacarlo a la luz
artificiales. del Sol, ¿no crees que lanzará quejas y gritos de cólera?
-Es indudable -asintió. a Y al llegar a la luz, ¿podrán sus ojos deslumbrados distin-
-Considera ahora -proseguí- lo que naturalmente les 1 guir uno siquiera de los objetos que nosotros llamamos
sucedería si se los librara de sus cadenas a la vez que se", verdaderos?
los curara de su ignorancia. Si a uno de esos cautivos se.'.
lo libra de sus cadenas y se lo obliga a ponerse súbita- '
I ,.

3. La descripción que Esquilo tPromeseo, 447-458) ofrece de los hombres


primitivos tiene cierta analogía con la de los prisioneros de la caverna.
~,I¡ ~ ¡.,:

2. Hay diversas interpretaciones de este texto. El sentido exigido por el,', j '.' v,. Cicerón cita un pasaje de Aristóteles, que no se encuentra en las obras que
contexto, según Chambry es: "Al nombrar las sombras que ven, ¿no creen'," han llegado hasta nosotros, como inspirado en esta imagen (De natura
los prisioneros nombrar a los mismos objetos?". deorun, Il, 95).

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L
n -Al principio, al menos, no podrá disringuirlos ,-con-
testó.
d mIar'a quien discerniera
~ ". .•.

con mayor agudeza las som-


bras errantes y recordara mejor cuáles pasaron prime-
f i .,

-Si no me engaño -proseguí-, necesitará acostum- ras o últimas, o cuáles marchaban juntas y que, por ello,
brarse para ver los objetos de la región superior. Lo fuese el más capaz 'de predecir su aparición, ¿piensas tú
que más fácilmente distinguirá serán las sombras, lue- que nuestro hombre seguiría deseoso de aquellas dis-
go las imágenes de los hombres y de los demás objetos tinciones y envidiaría a los colmados de honores y au-
que se reflejan en las aguas y, por último, los objetos toridad en la caverna? ¿O preferiría, acaso, como dice
mismos; después, elevando sus miradas hacia la luz de Hornero, "trabajar la tierra al servicio de otro hombre
b los astros y de la luna, contemplará durante la noche las sin pacrimonio"> y sufrirlo todo en el mundo antes que
constelaciones y el firmamento más fácilmente que volver a juzgar las cosas como se juzgaban allí y vivir
durante el día el Sol y el resplandor del Sol. como allí se vivía?
-Sin duda. e -Yo, al menos -dijo-, creo que estaría dispues,I;Q_ª-
-Por último, creo yo, podría fijar su vista en el Sol, y sufrir cua19.~~.!:~tuación antes que vivir de aquella
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sería capaz de conternplarlo, no sólo en las aguas o en [.l. manera.
otras superficies que lo reflejaran, sino tal cual es, y allí ~,/;.¡"f' -.,...y ahora considera lo siguiente =prosegu í-: supon-
donde verdaderamente se encuentra. , ':~~ ,.¡ gamos que ese hombre desciende de nuevo ala caver-
-Necesariamente -dijo. ' ',,;i ~" na y va a sentarse en su antiguo lugar, ¿no quedarán sus
e -Después de lo cual, reflexionando sobre el Sol, lle- .-.",~~,: ojos como cegados por las tinieblas al llegar bruscamen-
gará a la conclusión de que éste produce las estaciones ~;.. te desde la luz del Sol?
y los años, 10 gobierna todo en el mundo visible y que, -, t~ -Desde luego -dijo.
de una manera u otra, es la causa de cuanto veía en la . -y si cuando su vista se halla todavía nublada, antes {
caverna con sus compañeros de cautiverio." de que sus ojos se adapten a la oscuridad -lo cual no !
-Es evidente -afirmó- que, después de sus expe- , exige poco tiempo-, tuviera que competir con los que \
riencias, llegaría a esas conclusiones. a COntinuaron encadenados, dando su opinión sobre aque- ¡I

-Si recordara entonces su antigua morada y el saberi llas sombras, ¿no se expondrá a que se rían de él? ¿No \
que allí se tiene, y pensara en sus compañeros de es-. le dirán que por haber subido a las alturas ha perdido la
clavitud, ¿no crees que se consideraría dichoso con el vista y que ni siquiera vale la pena intentar el ascenso?
cambio y se compadecería de ellos? y si alguien ensayara libertarlos y conducidos a la re- ¡I
-Seguramente. 1" 'i" giónde la luz, y ellos pudieran apoderarse de él y rna-
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-y suponiendo que allí hubiese honores, alabanzas Y, '. t(::í tarlo, ¿es que no lo matarían?
recompensas establecidos entre sus moradores para pre- ,poi;; i~~ -Con toda seguridad -dijo. /
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4. La idea de que el Sol es causa universal, algunos la encuentran ya en S. Hornero, Od., 489-90. Es antes bien una cita aproximada, que también
Hornero. Véase Teeteto, 153c-d. se encuentra en el Libro III, 386c.

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III. -Pues bien -continué-, ahí tienes, amigo los tribunales o en cualquier otro sitio acerca de las som-
Glaucón, la imagen "precisa a que debemos ajustar, por bras de la justicia o de las imágenes que esas sombras
b comparación, lo que hemos dicho antes: el antro 'subte- e proyectan y a combatir las interpretaciones que de ellas
rráneo es este mundo visible; el resplandor del fuego hacen los que jamás han visto la justicia en sí.
que lo ilumina es la luz del Sol; si en el cautivo que -Es imposible extrañarse de ello -contestó. .
asciende a la región superior y la contempla te figuras -Antes bien -proseguí-, una persona sensata ha de
el alma que se eleva al mundo inteligible, no te enga- recordar que la vista puede turbarse de dos maneras y
ñarás sobre mi pensamiento, puesto que deseas cono- a por dos causas opuestas: cuando se pasa de la luz a la
cerlo, Dios sabrá si es verdadero; pero, 'en cuanto a mí, oscuridad, o de la oscuridad a la luz. Y si reflexionamos
creo que las cosas son como acabo de exponer. En los que lo propio sucede con el alma, cuando vea a un alma
e últimos límites del mundo inteligible está la idea del turbada y en dificultad para discernir los objetos, en
bien, que se percibe con dificultad, pero que no pode-
( mos percibir sin llegar a la conclusión de que es la cau-
vez de burlarse
.
insensatamente, .
estudiará si esa difi-
cultad proviene de que, como sale de una vida más lu-
sa universal de cuanto existe de recto y de bueno; que_, , minosa, se encuentra ofuscada por las tinieblas; o de
en el mundo visible crea la luz y el astro que la dispen-:; b que, al pasar de la ignorancia a la luz, queda deslumbra-
sa; que en el mundo inteligible, engendra y procura la . da por su vivo resplandor. En el primer caso, la felicita-
verdad y la inteligencia, y que, por lo tanto, debemos . rá por su dificultad y por su actitud ante la vida; en el
tener fijos los ojos en ellapara conducimos sabiamen- segundo se compadeced de ella y, si quisiera reír a sus
te, tanto en la vida privada como en la pública. expensas, sus burlas serían menos ridículas que si fue-
-Comparto tu opinión -replicó- hasta donde puedo ran dirigidas al alma que desciende de la luz.
entenderte. -Hablas muy acertadamente -dijo.
-Entonces -proseguí- admite asimismo y no te ex-
trañes de que aquellos que han llegado a esas alturas" IV -Si todo esro es cierto -proseguí-, debemos con-
d no quieran ocuparse de los asuntos humanos y que sus'; , e siderar que la educación no es lo que ciertos hombres
almas aspiren sin cesar a mantenerse en la región supe- pretenden. Afirman, en efecto, que si falta ciencia en
rior y vivir en lo sublime. Nada más natural, creo yo, si un alma ellos la proporcionan, como si infundieran vi-
también acerca de este punto debemos atenemos a la' sión a uno ojos ciegos.
imagen trazada. -Por cierto que lo afirman -dijo.
-Es natural, ciertamente =dijo. -Pero lo que estamos diciendo -proseguí- nos hace
-¿Y qué? -pregunté yo-. ¿Piensas que es de extrañar' ver que cada cual tiene en su alma la facultad de aprender
que un hombre que pasa de las contemplaciones divinas', y el instrumento destinado a ese uso y que, a semejanza
a los miserables intereses humanos parezca torpe y en- del ojo que no podría volverse de las tinieblas a la luz sino
teramente ridículo cuando, teniendo aún la vista nubla- .: en compañía de todo el cuerpo, del mismo modo este ins-
da y antes de haberse acostumbrado lo suficiente a las ~: trumento debe apartarse en compañía de toda el alma de
tinieblas que lo rodean, se vea obligado a disputar ante' las cosas perecederas, es decir de lo que nace, hasta po-

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der soportar la contemplación del ser y de lo más lurnino- libre de ellas, hubiera sido. encaminada hacia la ver-
¡J so del ser, que hemos 'ilamado el bien. ¿~o es así? dad, esos hombres la percibirían con la misma sagaci-
-Así es. dad con que perciben las cosas sobre las cuales fijan
-La educación -dije- es el arte de dirigir este ins- ahora su atención.
trumento y encontrar para ello el método más fácil y -Es probable -afirmó.
eficaz. No se trata de infundirle la visión, porque ya la -¿Y no es también probable -repliqué- o, mejor,
tiene; pero está desviado y no mira hacia donde debie- necesaria consecuencia de cuanto hemos dicho acer-
ra. Esto es lo que importa corregir. ca de que no son aptos para el gobierno de la ciudad
-Eso me parece -dijo. los hombres que no han recibido educación y no tie-
-Ahora bien, podemos admitir que las demás facul- nen conocimiento alguno de la verdad, ni tampoco
tades, llamadas facultades del alma, son análogas a las aquellos que se han pasado toda la vida en el estu-
del cuerpo: si faltan al principio, después pueden dio? Los primeros porque no tienen en la vida un
e adquirirse por el hábito y el ejercicio. Pero la facultad determinado objetivo al que puedan d ir'igir todos sus
del conocimiento pertenece, sin duda, a algo más divi- actos, tanto públicos como privados; los segundos
no que jamás pierde su fuerza y que, según la direccióri.¡ porque no consentirán nunca que. se eche sobre ellos
que se le dé, viene a ser útil o inútil, ventajoso o perju- semejante carga, creyéndose ya en vida en las islas
dicial. ¿No has observado hasta dónde llevan su sagaci- de los bienaventurados.
519 dad esos individuos de quienes se dice que son malos, -Es verdad -contestó.
a pero inteligentes, y con qué agudeza sus almas ruines -Nos corresponde, pues, a nosotros, los fundado-
distinguen aquello a lo que se aplican? Obligan a su res de la ciudad -proseguí-, obligar a las mejores na-
visión, en modo alguno débil, a servir de instrumento a d turalezas a que alcancen ese conocimiento que aca-
su malicia, de suerte que, cuanto más penetrante sea, bamos de reconocer como el más sublime de todos,
tanto mayor será el daño que cometa. contemplen el bien y realicen esa ascensión de la
-Sin duda -dijo. que hemos hablado; pero una vez que se hayan ele-
-No obstante -proseguí-, si desde la infancia se ope- vado hasta él y lo hayan contemplado por bastante
rase el alma de tal modo conformada por la naturaleza tiempo, guardémonos de permitirles lo que hoy se
b y se extirpara de ella, por así decido, esas adherencias les permite.
'de plomo, destinadas a desarrollarse, que la arrastran -¿Qué es ello?
a la gula y otros placeres y apetitos semejantes y diri- -Permanecer allí -contesté-, negándose a bajar de
gen su visión hacia las cosas inferiores+si el alma, nuevo al lado de los cautivos, para tomar parte en sus
trabajos e incluso participar de sus honores, sean éstos
de poca o de mucha importancia.
6. Alusión al dios marino Glauco. Un pescador de Beocia, Glauco, al observar
-En ese caso -observó-, ¿no seremos injustos con
que los peces sacados del agua, tras de comer unas yerbas revivían y se arroja-
ellos y los condenaremos a un vida miserable, cuando
ban de nuevo al agua, los imitó. Una vez en el mar fue convertido en tritón. Su
nombre corresponde al del color del mar (véase también X, 611c y ss.). podrían gozar de una condición mejor?

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