Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
UTILIZACIÓN DE IMPLANTES DE
MELATONINA Y PROGESTERONA
PARA REDUCIR EL ANESTRO
POSTPARTO DE CABRAS PARIDAS
EN PERIODO DE ANESTRO
ESTACIONARIO
MASTER EN ZOOTECNIA Y GESTIÓN
SOSTENIBLE: GANADERÍA ECOLÓGICA E
INTEGRADA (Curso 2009/2010)
Línea de Investigación:
AGR 233.Tecnología de la Producción Animal (Reproducción en caprino)
DIERCTOR: LUIS ÁNGEL ZARAZAGA GARCÉS
ALUMNA: ROSARIO GUTIÉRREZ PEÑA
P á g i n a | 2
ÍNDICE:
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………….……1
OBJETIVOS………………………………………………………………………….…..3
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
1. EL CICLO REPRODUCTIVO……………………………………………………….…..4
2. LA ESTACIONALIDAD REPRODUCTIVA………………………………………...4
3. INTERPRETACIÓN NEUROENDOCRINA DEL FOTOPERIODO: LA
MELATONINA…………………………………………………………………………....8
4. ANESTRO POST‐PARTO……………………………………………………………...9
5. PUBERTAD………………………………………………………………………………..10
6. MÉTODOS DE CONTROL DE LA ACTIVIDAD REPRODUCTIVA
1. TRATAMIENTOS CON IMPLANTES DE MELATONINA……………………..………12
2. TRATAMIENTOS CON PROGESTÁGENOS (P4)…………………………………..……...13
3. EL EFECTO MACHO…………………………………………………………………………..……..14
MATERIAL Y MÉTODOS
1. GENERAL…………………………………………………………………………….......17
2. PREPARACIÓN DE LAS HEMBRAS………………………………………….…..17
3. ACTIVACIÓN SEXUAL DE LOS MACHOS Y EFECTO MACHO…….…..18
4. DETECCIÓN DEL CELO……………………………………………………….……….19
5. MEDIDAS…………………………………………………………………………..……..19
6. ANÁLISIS ESTADÍSTICOS……………………………………………………..…….20
RESULTADOS
1. EFECTO DE LOS TRATAMIENTOS SOBRE EL PESO VIVO Y LA
CONDICIÓN CORPORAL ………………………………………………………......21
2. EFECTO DE LOS TRATAMIENTOS SOBRE LOS PARÁMETROS
REPRODUCTIVOS…………………………………………………………………..….22
DISCUSIÓN……………………………………………………………………..……..24
CONCLUSIONES……………………………………………………………………...28
PERSPECTIVAS………………………………………………………………………..29
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………30
INTRODUCCIÓN
La explotación caprina ha permitido el desarrollo ganadero desde el inicio de las
sociedades, por un lado, gracias a la gran capacidad que tiene esta especie para
aprovechar los recursos naturales, y por otro, gracias a su gran capacidad de
adaptación, ya que se les encuentra tanto en sistemas de producción muy intensivos con
propósito lechero como en zonas de gran aridez, en las que otros rumiantes encuentran
dificultades para sobrevivir.
Tradicionalmente se ha desarrollado, en un porcentaje elevado, en zonas marginales en
las que este tipo de ganado constituía una forma de aprovechamiento rentable,
contribuyendo además a fijar población. Sin embargo, la evolución sufrida en los últimos
diez años nos muestra un sector muy heterogéneo, en constante evolución y en un
proceso acelerado de intensificación. Esta intensificación se manifiesta en la necesidad de
comprar insumos externos, sobre todo en lo que alimentación se refiere. La subida del
precio de los piensos, que en los últimos meses estamos sufriendo, hace inviable
económicamente un sistema tal de manejo no ligado a los recursos naturales presentes
en las explotaciones.
Las ventajas en cuanto a rusticidad y aprovechamiento de recursos, tienen su
contrapartida en una gran dependencia del medio, y unos escasos rendimientos
reproductivos, muy limitados genéticamente y muy condicionados por factores externos.
De aquí, surge la necesidad de desarrollar un correcto manejo reproductivo que logre
aumentar la productividad, consiguiendo un mayor rendimiento que permita el
desarrollo del sector para poder superar la crisis económica y social en la que se
encuentra inmerso, con un gran abandono del ejercicio ganadero y el consecuente éxodo
del medio rural.
En los sistemas extensivos más tradicionales, la tendencia reproductiva es la de un parto
al año; sin embargo, y a medida que los sistemas tienden a un manejo más controlado
para lograr un mayor rendimiento, las prácticas de manejo reproductivo intentan ir
asociadas a tecnologías de control reproductivo que permitan alcanzar los tres partos en
dos años.
La estacionalidad reproductiva de la especie es el limitante principal de la productividad
de las explotaciones. Esta evolución de la actividad reproductiva a lo largo del año, se
manifiesta tanto en las hembras como en los machos. En los pequeños rumiantes, dicha
estacionalidad está fuertemente influenciada por diferentes factores medioambientales
entre los que se encuentra el nivel de alimentación y el fotoperiodo. Recientemente, se
ha puesto en evidencia que, en caprino, la alimentación tiene un efecto reducido sobre la
duración del anestro estacionario. Por lo tanto, sólo queda el fotoperiodo, a través de su
1
P á g i n a | 2
intermediario que es la melatonina, como factor medioambiental más importante que
controle dicha estacionalidad reproductiva en los caprinos autóctonos.
Además, para poder obtener unos buenos índices reproductivos, hay que destacar la
importancia del anestro post‐parto, pues su duración es un factor primordial para
obtener un adecuado intervalo entrepartos.
De entre todos los factores que afectan a la duración de este anestro post‐parto el que
tiene una mayor importancia, desde el punto de vista del manejo, es la época del parto.
La influencia del momento del parto está determinada por un efecto estacional a través
del fotoperiodo. De este modo, cuando el parto ocurre al final del periodo reproductivo el
anestro postparto se continúa con el anestro estacional, no volviendo en actividad hasta
la siguiente época reproductiva; pero cuando el parto se produce dentro de la estación
reproductiva, el anestro postparto tiene una duración de unos 40 días.
Otro de los factores que modifican la eficiencia reproductiva de las explotaciones es el
momento de inicio de la actividad reproductiva de las chivas. En chivas, la pubertad
comienza cuando éstas alcanzan un adecuado desarrollo corporal (al menos un 50% del
peso adulto), siempre y cuando el animal en este momento se encuentre en estación
reproductiva favorable. Sin embargo, si el momento de inicio de pubertad coincide con la
época de anestro estacionario, este inicio se atrasará hasta la siguiente estación
reproductiva, con repercusiones negativas en la productividad de la vida útil de los
animales.
Por otra parte, una de las prácticas más habituales en las explotaciones caprinas
españolas es la realización de efecto macho para inducir la actividad reproductiva de las
hembras durante el periodo de anestro estacionario. Parece ser que, en algunos casos,
este efecto macho presenta unos resultados inferiores a los esperados debido a que los
machos no se encuentran preparados sexualmente para realizar las cubriciones.
Un mecanismo de control reproductivo muy extendido entre las ganaderías caprinas es la
colocación de esponjas vaginales impregnadas con progestágenos. Éstas se utilizan
principalmente para sincronizar el celo en la estación reproductiva, especialmente si se va
a realizar inseminación artificial, para prolongar la estación reproductiva y para conseguir
la cría fuera de estación. Los protocolos para el uso de estas esponjas están muy
estudiados y estandarizados, sin embargo, existen pocos estudios acerca de los beneficios
que se podrían obtener del uso de este método de control junto con otros, como puede
ser la melatonina.
2
P á g i n a | 3
OBJETIVOS
Los objetivos a realizar dentro de este experimento se encaminan a determinar:
• Si en hembras adultas recién paridas, en época natural de anestro estacionario, el
uso de implantes melatonina y de implantes de melatonina junto con esponjas
vaginales asociado a efecto macho es capaz de romper el profundo anestro en
que cae el animal, suma de este anestro estacionario y del anestro inducido por el
parto. Y comparar las ventajas que pudiera tener el uso de los implantes junto con
esponjas vaginales de progestágenos (P4), frente al uso sólo de melatonina.
• Si en chivas con adecuado desarrollo corporal y cuyo momento de inicio de
actividad reproductiva coincide con la época de anestro estacionario y que, por
tanto, no entrarían en actividad reproductiva hasta la siguiente estación
reproductiva favorable, el empleo del efecto macho es capaz de adelantar la
pubertad.
3
P á g i n a | 4
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
1. EL CICLO REPRODUCTIVO
La especie caprina se define como una especie poliéstrica estacional. A partir de la
pubertad se suceden en la hembra periodos de actividad cíclica ovulatoria, caracterizada
por ciclos regulares de progesterona, con una duración media de 21 días.
Durante estos ciclos se libera a nivel hipotalámico GnRH de modo pulsátil, lo que provoca
la liberación de FSH y LH en la hipófisis anterior, también de modo pulsátil. Estas
hormonas desencadenan el desarrollo y la maduración folicular y darán por última
instancia, gracias a un pico de LH estimulado por la liberación de estrógenos, la liberación
del óvulo (ovulación) y formación del consecuente cuerpo lúteo. Por tanto, en cada uno
de los ciclos se produce una fase de receptividad sexual con sintomatología de celo.
A estos periodos de actividad cíclica se suceden otros de anestro, caracterizados por una
falta de expresión de celo y, a nivel ovárico, cambios en el desarrollo folicular. Aún
alcanzando el diámetro adecuado los folículos no llegan a ovular. A nivel hipofisario, estos
periodos vienen caracterizados por la baja pulsatilidad de la LH (Chemineau et al., 1991)
[1].
Los periodos de anestro pueden tener diversos orígenes, destacando: el periodo
prepúber, de origen fisiológico, el anestro producido por la gestación o post‐parto,
debido al manejo, y el anestro estacionario, de origen medioambiental y debido,
principalmente, al fotoperiodo.
2. LA ESTACIONALIDAD REPRODUCTIVA
La estacionalidad reproductiva es un mecanismo de adaptación adoptado por algunas
especies, heredado desde sus antepasados salvajes, para hacer coincidir la época de
partos con aquellas estaciones del año más favorables por las condiciones climáticas y
por la disponibilidad de alimentos. Lo que permite a las crías nacer en un momento en
que las condiciones son más favorables para su supervivencia y crecimiento, pero
también para la producción de leche de su madre.
La domesticación de estas especies permite poder suprimir, parcialmente, esta
necesidad de adaptación gracias a un adecuado manejo y una suplementación
alimentaria. Por ello, esta estacionalidad se ve reducida y los periodos de actividad
reproductiva tienden a incrementarse, aunque este fenómeno sigue dándose
especialmente en pequeños rumiantes
En nuestra latitud y en las razas caprinas autóctonas la estación reproductiva comienza
de Agosto y termina en Enero (Zarazaga et al., 2005) [2], lo que supone una
concentración de partos en torno a la primavera. En la figura 1 se muestra un ejemplo de
4
P á g i n a | 5
la variación de la actividad reproductiva a lo largo del año expresada como porcentaje de
hembras en estro, la actividad ovulatoria fue determinada a través de la concentración de
progesterona en sangre (ng/ml) (Zarazaga et al., 2005) [2].
Como consecuencia de los ciclos reproductivos, se producen variaciones en la producción
de leche y chivos a lo largo del año lo que provoca, a su vez, variaciones en el precio
percibido por el ganadero por estos productos. De ahí el interés por conseguir romper
esta estacionalidad, para poder ofrecer una oferta constante de productos a lo largo de
todo el año y para poder producir en las épocas en que los productos alcanzan mayores
precios.
% ng/ml
100 1,40
90
1,20
80
70 1,00
60
0,80
50
0,60
40
30 0,40
20
0,20
10
0 0,00
Dec‐
Aug‐
Feb‐
Apr‐
Aug‐
Feb‐
Oct‐
Jun‐
Apr‐
Oct‐
Jun‐
FIGURA 1. VARIACIÓN DE LA ACTIVIDAD REPRODUCTIVA A LO LARGO DEL AÑO
(Zarazaga et al. 2005)
La estacionalidad se manifiesta, en la hembra, por la ausencia de ciclos foliculares que
terminen en la ovulación, con bajos niveles plasmáticos de LH y falta de receptividad y
manifestaciones de celo.
En el macho también se observa estacionalidad, de modo que el tamaño testicular es
mínimo en primavera y máximo a finales de verano‐otoño. Estas variaciones están
5
P á g i n a | 6
asociadas a marcados cambios en la producción espermática: volumen de eyaculado,
concentración espermática, número total de espermatozoides, viabilidad de los
espermatozoides… (Delgadillo et al., 1991) [3]; (Zarazaga et al., 2009) [4]
En la siguiente figura (Licoln y Short, 1980) [5] se muestra como varía el tamaño testicular
en función de la época del año.
FIGURA 2. VARIACIÓN DEL TAMAÑO TESTICULAR EN FUNCIÓN DEL FOTOPERIODO ANUAL
(Licoln y Short, 1980)
De entre todos los factores ambientales implicados en la estacionalidad, al que se le
asigna una mayor importancia en el control de la actividad reproductiva es al
fotoperiodo, ello es debido a dos razones: porque es el factor que más se repite año tras
año, siendo por tanto una buena forma de predecir la estacionalidad; y porque las
variaciones estacionales de la actividad reproductiva presentan unas marcadas
diferencias atendiendo a la situación geográfica (latitud) y a la raza (origen geográfico y
componente genético). (Pelletier et al., 1987) [6]
La influencia de la latitud a través del fotoperiodo se ve reflejada en el aumento gradual
del periodo de inactividad ovulatoria a medida que las razas se sitúan hacia los polos. De
este modo en el hemisferio Norte, razas de altas latitudes (60º N) presentan un periodo
muy corto de actividad sexual entre los meses de Noviembre y Febrero. Sin embargo,
más en el sur, como es el caso de las razas mediterráneas, los animales presentan un
periodo de anestro estacional sólo entre los meses de Febrero y Julio (Gómez‐Brunet y
López‐Sebastián, 1991) [7]; mientras que bajo condiciones tropicales, en las que las
variaciones en el fotoperiodo son bajas, las razas locales mantienen la actividad cíclica
durante todo el año (Chemineau, 1983) [8].
6
P á g i n a | 7
La cabra es conocida como especie de días cortos porque su periodo de actividad
reproductiva tiene lugar desde otoño a invierno, y porque es la transición hacia días
cortos (8h de luz al día) y hacia días largos (16h de luz) lo que provoca respectivamente, la
estimulación o la inhibición de la actividad reproductiva.
El siguiente modelo (Malpaux et al., 1988) [9] explica la regulación de la estacionalidad
reproductiva:
ANOESTRO ÉPOCA DE
ACTIVIDAD SEXUAL
16:00
- ACCIÓN PARA SINCRONIZAR
+ ~ ACCIÓN PARA MANTENER
15:00
+ ~
14:00 ~
13:00
12:00
11:00
10:00
09:00
INVIERNO PRIMAVERA VERANO OTOÑO INVIERNO PRIMAVERA
FIGURA 3. REGULACIÓN DE LA ESTACIONALIDAD REPRODUCTIVA
(Malpaux et al., 1988)
Se ha demostrado que el aumento en la duración de los días después del solsticio de
invierno sincroniza un proceso interno cuyo último resultado lleva a desencadenar el
inicio del periodo de actividad reproductiva. Este cambio reproductivo es la manifestación
de una de las fases del ritmo endógeno del animal; esta fase se sitúa al inicio del otoño
como consecuencia de la sincronización producida por la anterior exposición al
alargamiento en el fotoperiodo (~).
Pero además, los días largos constituyen la señal que produce la supresión de la función
reproductiva alrededor de la época del solsticio de verano (‐).
Una vez que el proceso que conduce a la aparición de la actividad reproductiva ha sido
inducido, una nueva acción del fotoperiodo es necesaria para que el periodo reproductivo
7
P á g i n a | 8
se mantenga con una duración normal. De este modo, el acortamiento natural de los días
después del solsticio de verano es responsable de esta acción estimuladora (+).
Por tanto, la alternancia de días largos y días cortos es necesaria para el correcto
desarrollo de la actividad reproductiva.
Distintos experimentos han demostrado que, a pesar de que los días cortos estimulan la
actividad reproductiva, animales mantenidos en días cortos constantes cesan su
actividad. Mientras que animales mantenidos en constantes días largos, con acción
inhibitoria, inician su actividad espontáneamente. Esto es debido a que se pone en
marcha un proceso de fotorrefractariedad (Thimonier, 1989) [10]; (Karsch et al., 1986)
[11]. Por tanto, los animales no pueden permanecer estimulados por días cortos o
inhibidos por días largos durante todo el año, pues la respuesta al fotoperiodo depende
del anterior fotoperiodo al que el animal haya sido expuesto. Para evitar esta
refractariedad, los animales no pueden ser expuestos a prolongados periodos con una
duración dada, sino que es necesario que perciban una alternancia entre días largos y
cortos.
Un estudio realizado por Zarazaga et al., (2011) [12] ha demostrado que en cabras
ovariectomizadas y portadoras de un implante conteniendo estradiol, sometidas a 90 días
de días largos y 90 días de días cortos, que la actividad reproductiva se inicia
aproximadamente entre los 49 y 62 días después de haber iniciado los días cortos,
mientras que la secreción de LH se ve inhibida entre los 32 y 25 días de haberse iniciado
los días largos
Podemos decir, por tanto, que existen dos mecanismos principales implicados en el
control de los periodos reproductivos: por una parte, el ritmo endógeno de actividad
neuroendocrina que, como hemos expuesto, se pone de manifiesto por la exposición
continuada a días de la misma duración; y por otra, los cambios en la duración del día y
su interpretación por el sistema nervioso central.
3. INTERPRETACIÓN NEUROENDOCRINA DEL FOTOPERIODO: LA
MELATONINA
La información sobre el fotoperiodo es captada por la retina y transmitida a través del
nervio óptico a los núcleos supraquiasmáticos del hipotálamo desde donde llega hasta los
ganglios cervicales superiores pasando por los núcleos paraventriculares y, por último, a
la glándula pineal. Esta información estimula la síntesis y liberación, por parte de la
glándula pineal, de la hormona melatonina.
Durante el día, la información lumínica captada inhibe la síntesis de la hormona, por lo
que la melatonina sólo es sintetizada durante la noche, siguiendo un ritmo circadiano
cuya duración variará a lo largo del año. Durante los días largos la duración de la
secreción será corta, mientras que en los días largos esta duración será corta.
8
P á g i n a | 9
El control que ejerce la melatonina sobre la actividad reproductiva se debe a que estimula
la liberación de LH al actuar sobre receptores específicos en el hipotálamo medio basal
(receptores oMT1) (Mailliet et al., 2004) [13] dado que, además de ser vertida a
circulación sanguínea, la melatonina es vertida al líquido cerebroespinal del III ventrículo
(Tricore et al., 2002) [14] desde donde es difundida al hipotálamo. Su acción sobre la
liberación de GnRH es realizada de forma indirecta, interviniendo diferentes
neuromediadores, como son el sistema dopaminérgico y serotoninérgico (Zarazaga et al.,
2009). [15]
4. ANESTRO POST‐PARTO
El comienzo de la actividad estral durante el periodo post‐parto es importante para
obtener un adecuado intervalo entre partos.
El intervalo entre el parto y la primera ovulación después del parto está condicionado por
diferentes factores como son la raza, la edad, la alimentación, el estado corporal en el
momento del parto, la época del año en que se produce el parto, la duración de la
lactación, la involución uterina o la presencia de machos.
Por ejemplo, el anestro post‐parto es más largo en animales desnutridos que en aquellos
bien alimentados (Thimonier et al., 1986) [16]; (Gonzalez et al, 1987) [17]. Así mismo, será
más largo en hembras con crías lactantes que en aquellas que no dan de mamar (Silveira
et al., 1993) [18]; (Peters et al., 1990) [19]. En razas autóctonas, y por tanto más rústicas,
el intervalo entre partos es menor que en razas especializadas (Freitas et al., 2004) [20].
De entre todos estos factores, la época de parto es uno de los que mayor influencia tiene
en la aparición del siguiente ciclo estral. La influencia del momento del parto está
determinada por un efecto estacional a través del fotoperiodo. De este modo, cuando el
parto ocurre al final del periodo reproductivo, el anestro postparto se continúa con el
anestro estacional, no volviendo en actividad hasta la siguiente época reproductiva; pero
cuando el parto se produce dentro de la estación reproductiva, el anestro postparto tiene
una duración media de unos 40 días (Santiago‐Moreno et al.,2000)[21].
Durante este tiempo, se produce una fase de inactividad ovulatoria intensa de unos 21
días de duración que se corresponde con el post‐parto temprano, y una segunda fase de
duración variable determinada sobre todo por la lactación. El efecto de la lactación sobre
el funcionamiento reproductivo se realiza por el estímulo de succión, que estimula la
liberación de oxitocina, y que da lugar a un retraso de las primeras ovulaciones en
comparación con hembras paridas en la misma época y mantenidas secas (Schirar et al.,
1989) [22].
La actividad cíclica tras el parto es precedida por uno o más ciclos cortos con baja
secreción de progesterona y ovulaciones silentes. Estos ciclos son necesarios para la
9
P á g i n a | 10
manifestación de los síntomas de celo, determinándose así el intervalo mínimo necesario
de 40 días entre el parto y el primer celo.
En base a la influencia que estos factores ejercen sobre el intervalo entre el parto y el
restablecimiento de la actividad cíclica, podemos evitar situaciones de anestro profundo
con sencillas prácticas de manejo como una alimentación adecuada en el último mes de
gestación, el destete precoz, el evitar parideras al final de la estación sexual o la
utilización del efecto macho (López Sebastián et el., 1984) [23].
En un estudio realizado por Delgadillo et al., (1997) [24] se demostró que cabras que
habían parido en enero no reiniciaban la actividad ovárica hasta el comienzo de la
siguiente estación reproductiva (después de unos 200d). Hembras que habían parido en
mayo, tampoco reiniciaron su actividad hasta le siguiente época de actividad (después de
unos 100d). Sin embargo, hembras que parieron en octubre, dentro de la estación
reproductiva, iniciaron su actividad tan sólo 50 días después. También se demostró la
influencia que ejerce la lactación de las crías, pues el intervalo entre parto y primera
ovulación fue más largo en hembras que dieron de mamar hasta los 90 días, que en
aquellas en las que las crías fueron retiradas a los 30 y a los 2 días. Todas las hembras
fueron ordeñadas después del destete hasta la misma fecha, por lo que la mayor
duración del anestro es consecuencia del amamantamiento a las crías y no de la
producción de leche.
Se observó una interacción entre el mes de parto y la duración de la lactación, en
concreto, ausencia de efecto de la duración de la lactación en las hembras paridas en
enero y junio, en contraste con la fuerte influencia en las paridas en octubre. Esto viene a
reforzar el hecho de que la estacionalidad es el factor más influyente en el anestro
postparto.
5. PUBERTAD
En la hembra, la pubertad se define como el momento en que se detecta el primer estro
seguido por la característica actividad cíclica ovárica, dando lugar a la capacidad de
producir gestaciones viables.
El comienzo de la pubertad es resultado de una serie de complejos eventos en el
desarrollo del eje endocrino reproductivo. La maduración de este eje incluye una
disminución de la sensibilidad del hipotálamo al estradiol secretado por los folículos
ováricos, lo que provoca un aumento en el ritmo de secreción de la hormona
gonadotrópica (GnRH) y un consecuente aumento del nivel basal de la LH, comenzando la
fase folicular que conduce al primer pico de LH y primera ovulación (Land, 1978) [25].
Varios son los factores que juegan un papel importante en el logro de la pubertad en la
hembra caprina. Incluyéndose entre ellos factores genéticos (como la raza), ambientales
y la interacción entre ambos. Entre estos factores ambientales se encuentran la época de
10
P á g i n a | 11
nacimiento de la cría, el estado nutricional incluyendo el peso corporal, el contenido
graso del cuerpo del animal, algunos metabolitos (glucosa, colesterol, triglicéridos),
algunas hormonas como la insulina, el factor de crecimiento de tipo insulina tipo I (IGF‐I)
o la leptina y el efecto macho (Yelich et al., 1996) [26]
De entre todos los factores, se puede resumir que el desencadenamiento de la pubertad
viene determinado principalmente por dos: el grado de desarrollo corporal y la época de
nacimiento. Una vez alcanzado este grado crítico de desarrollo, el comienzo de la
actividad sexual sólo tendrá lugar cuando el animal se encuentre en estación favorable.
El fotoperiodo, como se ha desarrollado, es el principal factor que controla la
estacionalidad reproductiva. Dependiendo de la época del año en que las crías hayan
nacido, experimentarán diferentes estímulos fotoperiódicos, por lo que la edad en que se
alcanza la pubertad variará en función de la época de nacimiento. De esta forma, chivas
nacidas en otoño no comienzan la pubertad hasta la siguiente estación reproductiva en
octubre, igual que ocurre con chivas nacidas en invierno (Zarazaga et al., 2009) [27], a
pesar de que hayan alcanzado previamente el desarrollo corporal crítico.
El inicio de la actividad ovárica en las chivas difiere del inicio de actividad descrito en
hembras adultas, que se da en la primera quincena de Agosto. Este retraso es debido a
influencias del fotoperiodo. Para una maduración sexual normal, las chivas deben haber
sido expuestas a días largos durante su desarrollo, lo que ocurre a finales de primavera y
en verano. Por tanto, la exposición a fotoperiodos largos parece estar relacionada con la
activación del sistema de regulación de la secreción de gonadotropinas (Zarazaga et al.,
2009) [27].
Existe una fuerte relación entre el desarrollo corporal, el estado nutricional y el momento
de inicio de la pubertad. Se dice que hay un peso corporal crítico o una composición
corporal crítica que da inicio a la pubertad en los mamíferos (Suttie et al., 1991) [28]. El
peso corporal o la cantidad de grasa corporal estarían correlacionados con cambios
metabólicos ocurridos antes y durante el inicio de la pubertad, de forma que una serie de
transmisores en sangre, sean metabolitos, hormonas o una combinación de estos,
afectarían al sistema hormonal e inicio de la pubertad.
En general, se ha determinado que la madurez reproductiva en cabras y ovejas no se
inicia hasta que el animal no alcanza un peso corporal crítico correspondiente a 2/3 de su
peso adulto (60‐75%) (Smith, 1980) [29]. Sin embargo, en un experimento relizado por
Zarazaga et al., (2009) [27] con la raza Payoya, se observó que las chivas de esta raza eran
capaces de alcanzar la pubertad con tan sólo el 50% de su peso adulto.
11
P á g i n a | 12
6. MÉTODOS DE CONTROL DE LA ACTIVIDAD REPRODUCTIVA
6.1 TRATAMIENTOS CON IMPLANTES DE MELATONINA
Como se ha desarrollado, la melatonina es una hormona secretada por la glándula pineal,
en altos niveles durante la noche, capaz de controlar la actividad reproductiva de los
animales. Es por tanto, una señal endocrina que transmite la información fotoperiódica al
eje reproductivo.
El tratamiento de días cortos puede ser sustituido por la colocación de implantes de
melatonina exógena que mantienen constantes altos niveles de melatonina en sangre,
mimetizando el efecto de los días cortos (Chemineau et al., 1992) [30].
Tras varios ensayos, la vía de utilización elegida fue la utilización de implantes
subcutáneos en la base de la oreja. Estos implantes contienen 18mg e inducen niveles
plasmáticos de la hormona de 100 a 300 pg/ml durante 70‐100 días (Delgadillo et al.,
2001) [31]; (Zarazaga et al. 2008) [32].
Para que los implantes sean efectivos es necesario que el animal previamente haya
percibido un periodo suficiente de días largos lo cual se puede conseguir artificialmente,
mediante la utilización de luz artificial, o de forma natural colocando los implantes
entorno al equinoccio de primavera.
Siguiendo este último esquema, en machos se logra un incremento de testosterona a
partir de los 16 días de la colocación, provocando un mayor volumen, concentración y
producción espermática (Gatica et al., 2006) [33]. Así mismo, el tamaño testicular
aumenta a las 2‐3 semanas después de colocar el implante, alcanzando la máxima
actividad sexual a las 5 semanas (Chemineau et al., 1992) [30].
En hembras de la especie caprina, se demostró (Zarazaga et al., 2008) [32] que la
utilización de los implantes de melatonina por sí solos, sin utilizar la habitual práctica del
efecto macho, y siendo colocados en esta fecha son capaces de estimular la actividad
reproductiva. Así, se consiguió que en un grupo de cabras implantadas el 18 de marzo, sin
utilizar efecto macho, la actividad reproductiva se iniciase entorno a un mes después (18
abril +/‐ 2,82 días) manteniéndose las concentraciones elevadas durante unos 54 días
(después aparece el efecto de la fotorrrefractariedad por la continuidad en la liberación
de melatonina). El 100% de las hembras manifestaron actividad ovárica y el 85,7%
actividad estral. Esto no ocurre así en la especie ovina, en la que la colocación del
implante en el mismo momento fue incapaz de desencadenar respuesta por sí sola
(Forcada et al., 2002) [34].
12
P á g i n a | 13
6.2 TRATAMIENTOS CON PROGESTÁGENOS (P4)
Son hormonas sintéticas con un efecto similar a la progesterona, es decir, inhiben la
liberación de GnRH impidiendo la maduración folicular. Al retirar su uso, producirá un
pico en la liberación de GnRH que, a su vez, desencadena un pico de LH que dará lugar a
la ovulación. Por ello, los progestágenos son empleados como métodos de control del
ciclo sexual.
El uso de progestágenos para el manejo del estro en las cabras permite: la sincronización
del estro en la estación reproductiva, una fuerte sincronización del estro y la ovulación
para una IA a tiempo fijo, la prolongación de la estación reproductiva y la cría fuera de
estación.
Los más utilizados son el Acetato de Fluorogestona (F.G.A.) y el Acetato de
Medroxyprogesterona (M.A.P.), que se administran mediante Control Internal Drug
Release (C.I.D.R.) o mediante esponja vaginal. De este modo, los niveles plasmáticos de
progesterona aumentan simulando la presencia de un cuerpo lúteo funcional. La retirada
del progestágeno simula la rotura del cuerpo lúteo y desencadena el inicio de un nuevo
ciclo sexual. El 80% de las hembras tratadas sale a celo a las 30 horas siguientes a la
retirada.
En caprino se suelen emplear esponjas impregnadas con 20 mg de F.G.A. En esta especie,
a diferencia del ovino, los progestágenos no son capaces de producir la luteolisis, por lo
que se podrán seguir dos protocolos de actuación (Ortiz et al., 2007) [35]:
• Tratamiento largo: mantener la esponja entre 18 y 22 días (21 días mínimo si se va
a realizar IA), ya que la vida media del cuerpo lúteo es de 16 a 18 días, dando
tiempo a que se produzca una rotura natural. Se puede acompañar de la
inyección de eCG 48 horas antes de la retirada para aumentar la tasa de
ovulación‐prolificidad (sobre todo usado para IA) pues posee actividad LH (efecto
priming).
• Tratamiento corto: se mantiene la esponja sólo durante 11‐12 días pudiendo
persistir cuerpos lúteos naturales. Por lo que se administran prostaglandinas, con
efecto luteolítico, 48 horas antes de la retirada de la esponja. Junto a esta
inyección también se puede administrar eCG para mejorar la tasa de ovulación.
13
P á g i n a | 14
6.3 .‐ EL EFECTO MACHO
Este método de manejo reproductivo consiste en la introducción brusca de los machos en
un lote de hembras en anestro que previamente han sido aisladas de los machos durante
45 días.
Es una práctica realizada de forma tradicional por los ganaderos desde hace siglos, siendo
el método de control de la reproducción más extendido y utilizado por nuestros
ganaderos. Desde el siglo XIX hay evidencias científicas que demuestran su efectividad,
pero recientemente se han desarrollado gran número de investigaciones en torno al
efecto macho, encaminadas a caracterizar el protocolo a seguir en esta práctica y a
explicar el mecanismo de acción fisiológico que desarrolla. Ello se debe al creciente
interés en prácticas de control reproductivo respetuosas con el bienestar animal, que no
hagan necesaria la utilización de sustancias exógenas.
El protocolo clásico de esta práctica de manejo nos dice que debemos separar machos y
hembras al menos 45 días antes de iniciar el periodo de cubriciones, a una distancia
mínima que varía entre los 200 y 500m, según los autores. Obteniéndose así un pico de
cubriciones a los 5‐15 días de haber sido introducidos los machos, pues primero se
producirá un ciclo silente de 5 días seguido de un ciclo normal con manifestaciones de
celo (80%) (Delgadillo et al., 2009) [36]; (Bedos et al., 2010) [37].
Este método de control reproductivo es muy útil en explotaciones extensivas, pero no
tanto en intensivas, en las que es difícil alojar a los animales a tal distancia de separación.
Es un método útil para romper el anestro estacionario, aunque no incrementa la tasa de
ovulación ni sincroniza en exceso.
Además, si asociamos el efecto macho a otros tratamientos de control, como fotoperiodo
y/o melatonina, podemos obtener resultados más eficaces de estos tratamientos.
Varios de los dogmas tradicionalmente aceptados en cuanto a cómo, cuándo y por qué
realizar el efecto macho, han sido rebatidos en recientes investigaciones. Veremos en
detalle algunos de ellos (Delgadillo et al., 2009) [36]:
• Total separación previa entre machos y hembras. Se ha demostrado que no es
necesario un total aislamiento entre animales pues, lo que realmente estimula a
la hembra, es que los machos estén activos sexualmente (Véliz et el., 2006) [38] o
la introducción machos nuevos, a pesar de que las hembras en ningún momento
hayan sido aisladas de los machos (Pearce et al., 1988) [39].
Así, en latitudes subtropicales, se ha demostrado que los machos pueden estar en
contacto con las hembras mientras que en el momento de las cubriciones los
machos hayan sido activados. En nuestra latitud, si parece ser necesaria cierta
14
P á g i n a | 15
separación entre machos y hembras para una correcta estimulación. (Zarazaga et
al., 2009) [4].
• El efecto macho sólo puede ser utilizado durante el anestro estacionario. Los
machos no pueden inducir ovulación en hembras cíclicas, ya que están
fuertemente inhibidas por el efecto del cuerpo lúteo, pero sí tienen un
importante efecto en la función reproductiva, observándose incrementos en
liberación pulsátil de LH. Así, se observa un efecto de sincronización de celos
en hembras cíclicas a los 6 días de la exposición a los machos (Chemineau, 1983)
[8]
Una vez se introducen los machos, el contacto entre hembras y machos debe
ser continuo. La continua presencia de los machos estimuladores parece ser
necesaria para mantener una alta frecuencia en los pulsos de LH, pero la
ovulación será inducida aunque la presentación del macho sea intermitente
(hasta sólo 4h de contacto). Se ha observado que cada reintroducción del
macho induce en la hembra pulsos de LH, y estos sucesivos incrementos son
suficientes para provocar el desarrollo y maduración folicular. (Bedos et al.,
2010) [37].
El efecto macho produce un instantáneo aumento en frecuencia de secreción
de pulsos de GnRH / LH. El mecanismo de acción del efecto macho siempre se
ha descrito diciendo que la introducción brusca del macho produce en minutos
un aumento en la actividad GnRH, que dará un aumento en la secreción pulsátil
de LH, lo que lleva a un aumento del tamaño folicular en el ovario. Ello produce
altas concentraciones de estradiol con efecto feedback, provocándose el pico
preovulatorio de LH. (Ungerfeld et al. 2007) [40].
Este modelo es válido para el esquema clásico de efecto macho con total
separación de la hembra, pero es algo restrictivo para describir el fenómeno
con las nuevas aportaciones. Podría ser que los machos produjesen una
aceleración gradual de la pulsatilidad de LH, adelantándose así el inicio del ciclo
reproductivo. (Delgadillo et al., 2009) [36].
El efecto macho depende de señales olfativas. No hay duda de que las señales
olfativas juegan un papel crucial en el desencadenamiento de la ovulación en la
hembra. Sin embargo, la máxima respuesta ovulatoria se obtiene con una
exposición completa al estímulo socio‐sexual del macho, lo que indica que
otros aspectos no olfatorios desempeñan un importante papel complementario
o sinérgico, como pueden ser los estímulos visuales o auditivos (vocalizaciones)
o el comportamiento sexual (cortejo) y la lívido del macho (Pearce et al., 1988)
[39]; (Perkins and Fitzgerald, 1994) [41].
15
P á g i n a | 16
La señal olfativa responsable de la respuesta GNRH/LH es una feromona. De
acuerdo con la definición clásica de feromona, hay cuatro aspectos que no
concuerdan con esta definición: son varias moléculas las implicadas en el efecto
macho, hay cierta respuesta cruzada entre especies, las señales químicas
estimulan el sistema olfativo en modo distinto con el reflejo vomeronasal típico
de roedores y en la respuesta neuroendocrina de las hembras a los machos,
parece intervenir un componente de aprendizaje y memoria (Gelez et al., 2006)
[42].
16
P á g i n a | 17
MATERIAL Y MÉTODOS
1. GENERAL
Todo el manejo y procedimientos experimentales fueron llevados a cabo en estricta
conformidad con las Directrices españolas de protección de animales de experimentación
(RD 1201/2005), por personal capacitado (de acuerdo a la Directiva de la Unión Europea
86/609) con respecto a la protección de animales usados en experimentos científicos.
El experimento tuvo lugar en la granja experimental de la Universidad de Huelva (latitud
37º15´), utilizándose animales adultos y chivas pertenecientes a esta granja de la Raza
Payoya. Las chivas utilizadas habían nacido en esta granja durante la primera quincena de
septiembre del año 2009.
Los animales fueron mantenidos juntos en corrales comunes con áreas no cubiertas y sin
ninguna luz suplementaria durante todo el experimento, a excepción de la separación
temporal de los machos, para inducir el efecto macho.
Los animales fueron alimentados diariamente con paja de cebada ad libitum, heno de
alfalfa y un concentrado comercial, de acuerdo a los estándares del INRA para
mantenimiento en machos y hembras no productivas, para gestación y lactación en
hembras productivas y para crecimiento en el caso de las chivas. (Morand‐Fehr et al.,
1988) [42].
Todos los animales tuvieron acceso libre al agua y a bloques minerales que contenían
oligoelementos y vitaminas.
2. PREPARACIÓN DE LAS HEMBRAS
Se usaron 33 hembras adultas que habían parido entre el día 2 de abril y el día 2 de mayo.
Los animales se distribuyeron en 3 lotes al azar equilibrados de acuerdo a su peso vivo y
condición corporal a las 24 horas tras el parto y a la prolificidad y fecha del parto anterior.
En la tabla 1 se recogen las medias de cada uno de los lotes.
17
P á g i n a | 18
En dos de los lotes, lote melatonina (MEL, n=11) y lote melatonina más progestágenos
(MEL+P4, n=11), se colocó un implante subcutáneo de melatonina a los 10 días del parto,
que contenía 18 mg de la hormona (Melovine ®, CEVA Salud Animal, Barcelona) en la
base de la oreja izquierda. Dichos implantes liberan melatonina durante
aproximadamente 10 semanas, alcanzando concentraciones diarias de aproximadamente
100 pg/mL (Delgadillo et al., 2001) [31].
A los animales del grupo MEL+P4, además se les colocó una esponja vaginal con
progestágenos (F.G.A., Intervet) 11 días antes de la entrada de los machos, que tuvo lugar
45 días después de colocar el implante de melatonina. 48 horas antes de la retirada de las
esponjas se les administró 0,8 ml de prostaglandinas (Prosolvin®) para asegurar la rotura
de un posible cuerpo lúteo. Las esponjas son retiradas el día de entrada en cubrición.
El último de estos tres lotes, lote control (C, n=11), no sufrió tratamiento hormonal.
Además, en el experimento se introdujo un lote de chivas (CHIVAS, n=11) que habían
nacido durante la primera quincena de abril y que poseían un desarrollo corporal
adecuado para el inicio de la pubertad (P.V medio = 24.36 Kg), pero que se encontraban
en época no favorable.
Los 4 lotes fueron sometidos al tratamiento de manejo denominado “efecto macho”.
3. ACTIVACIÓN SEXUAL DE LOS MACHOS Y EFECTO MACHO
Para llevar a cabo la cubrición se utilizaron doce machos adultos. Fueron separados del
grupo de hembras y chivas al comienzo de los partos de las hembras. En ese momento,
los machos recibieron tres implantes subcutáneos de melatonina de las mismas
características que los descritos. Este tratamiento se ha demostrado que debe tener una
duración de 45 para poder producir una estimulación en la actividad reproductiva del
macho. (Zarazaga et al., 2010) [44].
Con la colocación de los implantes se consigue estimular la liberación de testosterona y,
como consecuencia, la producción de olor sexual y el comportamiento sexual de los
machos durante el periodo de tiempo en el que se iban a llevar a cabo las cubriciones que
era durante el periodo de menor actividad sexual (Zarazaga et al., 2010) [44]. Además, se
ha comprobado que una elevada actividad sexual en los machos es clave para obtener
una respuesta ovulatoria alta en las hembras al realizarse el efecto macho (Delgadillo et
al., 2002) [45]; (Perkins and Fitzgerald, 1994) [41].
Las hembras paridas fueron poniéndose en contacto con los machos progresivamente,
cuando cumplían los 55 días de haber sido separadas en lotes y, en el lote que
correspondiese, haber recibido el implante de melatonina (10 días tras el parto).
18
P á g i n a | 19
En la figura 4 se esquematiza en el tiempo el protocolo que fue seguido en las hembras
adultas.
FIGURA 4. PROTOCOLO SEGUIDO EN LAS HEMBRAS ADULTAS
El lote de chivas entra en contacto con los machos una vez que todas las adultas han sido
introducidas.
El número de machos respecto a hembras se fue ajustando en cada momento para
obtener una adecuada media de menos de 15 hembras por cada macho.
4. DETECCIÓN DEL CELO
En el momento de inicio del periodo de cubrición a los machos se les colocó un arnés
marcador cuyo color se variaba semanalmente. Diariamente, se introducían nuevos
machos en cada uno de los lotes para renovarlos e intentar hacer más efectiva la
cubrición.
Desde el 27 de mayo hasta el 23 dejulio, la presencia de celo fue detectada y recogida
diariamente por observación visual directa.
Durante este periodo, la inmovilización de la hembra ante la monta por el macho fue
considerada signo de comportamiento de estro (Mauleon and Dauzier, 1965) [46].Las
hembras que quedaban marcadas por machos también fueron consideradas en celo.
5. TOMA DE DATOS
El peso vivo (P.V.) y la condición corporal (C.C.) fueron registrados semanalmente por el
mismo operador (Hervieu et al., 1991) [47].
La presencia de ovulación y la tasa de ovulación se evaluaron a través de presencia y
número de cuerpos lúteos observados en cada hembra por ecografía transrectal a los
10±2 días de haberse detectado comportamiento de celo (Simoes et al., 2005) [48] para
19
P á g i n a | 20
poder determinar la tasa de ovulación en cada ciclo estral, pudiendo detectarse además
posibles ciclos cortos.
La ecografía transrectal fue realizada utilizando un ecógrafo Aloka SSD‐500 conectado a
una sonda lineal de 7.5 MHz.
La fecundidad se determinó por el porcentaje de preñez, que fue determinada por
ecografía transrectal a los tres meses de la cubrición (Schrick et al., 1993) [49]; (Rubianes
et al., 1997) [50].
La fertilidad viene determinada por el porcentaje de hembras paridas en cada lote.
6. ANÁLISIS ESTADÍSTICOS
El peso vivo y la condición corporal fueron analizados usando el análisis de varianza
(ANOVA) con muestras repetidas, para analizar el efecto del tiempo en los lotes y el
efecto de los lotes en cada medida (tiempo y grupo dentro‐ y entre‐factores). ). Si se
observó efecto de los grupos sobre alguna de las variables se realizó una prueba de
separación de medias de Tukey.
La Tasa de Ovulación y la prolificidad fueron comparadas usando un test no parámetrico
(Mann–Whitney U‐test).
El porcentaje de hembras en celo, la proporción de hembras en celo cada día, el
porcentaje acumulado de hembras en celo, el porcentaje de preñez y la fertilidad fueron
comparados entre lotes usando el test de probabilidad exacta de Fisher–Freeman–Halton
para comparaciones entre grupos múltiples y el test de probabilidad exacta de Fisher
para comparaciones entre dos grupos.
El intervalo de tiempo entre la introducción de los machos y el comienzo del celo fue
comparado usando el test T.
Los datos se presentan como medias ± error estándar de la media. Los datos fueron
computarizados usando el programa SPSS. (SPSS, 2006) [51].
20
P á g i n a | 21
RESULTADOS
1. EFECTO DE LOS TRATAMIENTOS SOBRE EL PESO VIVO Y LA
CONDICIÓN CORPORAL
En la figura 5 y 6 se muestra la evolución del peso vivo y de la condición corporal a lo
largo de las mediciones semanales realizadas durante el experimento.
50
EVOLUCIÓN DEL PESO VIVO
45
40
Peso (Kg)
35
30
25
20
FIGURA 5. EVOLUCIÓN DEL PESO VIVO
EVOLUCIÓN DE LA CONDICIÓN CORPORAL
3,25
Condición Corporal (puntos)
2,75
2,5
2,25
FIGURA 6. EVOLUCIÓN DE LA CONDICIÓN CORPORAL
21
P á g i n a | 22
Al observarlos, podemos comprobar como todos los lotes siguen la misma evolución en el
tiempo.
Además el análisis comparativo entre medias en cada una de las pesadas que se
realizaron a lo largo del experimento no da diferencias significativas, excepto con la
introducción de las chivas, pues éstas poseen naturalmente un menor desarrollo
corporal.
2. EFECTO DE LOS TRATAMIENTOS SOBRE LOS PARÁMETROS
REPRODUCTIVOS
En la Tabla 2 se recogen las medias de los parámetros reproductivos obtenidos en cada
uno de los diferentes lotes.
INTERVALO
FECHA PRIMER SALIDA TASA OVULACIÓN FECUNDIDAD FERTILIDAD
LOTES PARTO ‐ PROLIFICIDAD
CELO EN CELO PRIMER CELO (%Preñez) (%Paridas)
PRIMER CELO
Error Error Error Error
Media Media Media Media Media Media Media
típico típico típico típico
CONTROL 59,33 2,01 10‐jun‐10 1,59 60% 1,50 0,50 10% 10% 2,00 0,00
MELATONINA 60,00 1,80 09‐jun‐10 3,10 82% 1,50 0,22 55% 45% 1,40 2,45
MEL.+P4 60,89 2,28 12‐jun‐10 3,38 82% 1,60 0,25 9% 9% 1,00 0,00
CHIVAS 16‐jun‐10 1,14 64% 1,00 0,00 64% 55% 1,17 0,17
La fecha en que tiene lugar el primer celo es similar para los 4 lotes, lo que viene
confirmado en los tres primeros (Control, Melatonina, Mel+P4) por el intervalo entre el
parto anterior y el primer celo que es también similar, no habiendo diferencias
significativas entre lotes para ambos parámetros.
En los resultados observamos también como el grupo de chivas han salido en celo
aproximadamente en la misma fecha que las adultas.
El porcentaje de salida en celo fue similar en los 4 lotes, no encontrándose diferencias
estadísticamente significativas entre lotes. Igualmente no se encontraron diferencias
significativas en la tasa de ovulación del primer celo detectado ni en la prolificidad.
Finalmente, en lo que sí se observan diferencias significativas entre lotes fue en lo que
refiere a la fecundidad y fertilidad. Así, el lote tratado con melatonina obtiene un mayor
porcentaje de preñez (fecundidad) que el lote control, de modo estadísticamente
22
P á g i n a | 23
significativo (P 0.05). Este porcentaje también es mayor estadísticamente al obtenido
tratando a los animales además con progestágenos. Pudiendo concluir, por un lado, que
con el tratamiento con melotonina se consigue obtener un mayor número de animales
gestantes que con tan sólo el efecto macho. Y por otro, que añadir un tratamiento con
progestágenos a un tratamiento con melatonina no consigue aumentar el porcentaje de
preñez. Igualmente, este parámetro fue superior en el lote de chivas que en lote C y
Mel+P4 (P<0.05).
En cuanto a la fertilidad, el porcentaje de hembras que llegan a parto es mayor, con
diferencia estadísticamente significativa (P 0.05), para el grupo de chivas que para el
grupo C o el grupo tratado con Mel+P4, no hallándose diferencias entre los demás
grupos. Lo que quiere decir que estos tratamientos, efecto macho en solitario y efecto
macho con melatonina y esponjas, no fueron efectivos para romper los estímulos
negativos reproductivos del post‐parto. Además, al comparar el tratamiento con sólo
melatonina frente al de melatonina y progestágenos se observa que la fertilidad no
difiere, lo que indica que la utilización de esponjas, en este caso, no es necesaria.
Si analizamos el número de chivos nacidos por hembra presente en cada lote (C: n=10,
Mel: n=11; Mel+P4: n=11) los resultados difieren estadísticamente (P<0.05) siendo mayor
en el lote tratado con melatonina (0.64 chivos/hembra presente), que en el lote C (0.2
chivos/hembra presente) y mayor que el lote Mel+P4 (0.09 chivos/hembra presente).
23
P á g i n a | 24
DISCUSIÓN
En primer lugar, al comprobar los resultados obtenidos en la evolución del peso vivo y
condición corporal de los animales a lo largo del experimento podemos concluir que el
tratamiento al que el animal es sometido no repercute en esta evolución, pudiendo estos
parámetros influir sobre la actividad reproductiva.
Ante los resultados reproductivos obtenidos podemos afirmar que el efecto macho ha
funcionado de modo correcto, siendo efectivo para romper el anestro estacionario en
que se encontraban todas las hembras, pues en todos los lotes hemos conseguido
producir la entrada en celo. Así mismo, estos resultados demuestran que
aproximadamente en los primeros 15 días fue cuando se presentó el primer celo en las
hembras hecho que demuestra la típica evolución de las cubriciones en caprino tras la
realización de efecto macho, dado que casi el 100% de las cubriciones tras el efecto
macho se producen en esos primeros días. (Chemineau et al., 2006) [52].
En cuanto a los tratamientos hormonales empleados para romper el anestro postparto,
no podemos decir que hayan sido totalmente efectivos al analizar los resultados aquí
obtenidos. Pues, aunque hemos obtenido buenos resultados en el porcentaje de salida
en celo y adecuados resultados en la fecundidad, el porcentaje de partos no ha sido
diferente estadísticamente. Pese a ello, hemos obtenido un 35% más de partos en las
hembras tratadas con melatonina frente a las control. Seguramente, si se hubiesen
empleado un mayor número de animales sí hubiésemos obtenido diferencias
significativas.
Santigo‐Moreno et al., (2000) [21] afirman que cuando el parto se produce dentro de la
estación reproductiva favorable, el anestro post‐parto tiene una duración de 40 días,
pero cuando se produce al final de la estación favorable el anestro post.parto se continúa
con el estacional y la actividad cíclica no se retoma hasta la siguiente estación
reproductiva. Estos resultados coinciden con los de Delgadillo et al., (1997) [24] que
describen la fuerte influencia que tiene el mes en que se produce el parto sobre la
duración del anestro post‐parto en cabras en latitud subtropical. De modo que, en esta
latitud, animales que paren en junio tienen 200 días de anestro pos‐parto, animales que
paren en mayo tienen 100 días y animales que paren en octubre sólo 50 días.
Nosotros hemos conseguido con todos los tratamientos que el anestro post‐parto tenga
una duración media de 60 días, a pesar de encontrarnos en época no favorable, con un
adecuado porcentaje de salida en celo en todos los lotes. Se demuestra así que el efecto
macho en solitario es capaz de provocar la salida en celo ‐pues no hay diferencias
significativas entre los lotes‐ siempre y cuando este efecto macho se realice bajo las
premisas correctas, destacando la necesidad de que los machos previamente sean
activados sexualmente, en nuestro caso con el uso de implantes de melatonina. De todos
modos también se ha demostrado que la fertilidad se ve aumentada en hembras tratadas
24
P á g i n a | 25
con melatonina respecto al lote C y al lote tratado con Mel+P4. . Esto indicaría que la
capacidad de que las hembras se queden preñadas, en las condiciones en las que se ha
realizado el experimento, mejoran cuando se utilizan implantes de melatonina con
respecto a las cabras del grupo C. Este hecho podría ser explicado por el efecto positivo
que se ha observado tiene la melatonina sobre el crecimiento folicular (Berlinguer et al.,
2009) [59] y sobre la viabilidad embrionaria (Casao et al., 2009) [60]. Con respecto a la
utilización de progestágenos a la finalización del tratamiento, parece no obtener ningún
efecto positivo sobre la fecundidad de las hembras.
Sin embargo, no se consiguen diferencias estadísticas en los resultados reproductivos
finales. No se consigue aumentar el porcentaje de partos ni la prolificidad con ninguno de
los tratamientos. Estos resultados indican que los tratamientos planteados no lograron
mejorar ninguno de estos parámetros reproductivos. Este hecho puede ser debido a
varios motivos; uno de ellos es el limitado número de animales utilizado, otro podría ser
la época en la que se realizó el trabajo así como el estado fisiológico en el que se
encontraban los animales. Sin embargo, éste era precisamente uno de los objetivos del
trabajo, el que los animales se encontraran en ese estado fisiológico para ver si los
tratamientos empleados podrían ser válidos para romper tanto el anestro estacionario
como postparto y de lactación.
Finalmente, en cuanto a la tasa de ovulación y prolificidad, se ha demostrado que son
parámetros difícilmente modificables en animales que tienen valores ya elevados de
estos parámetros, como es la especie caprina (Gunn, 1983 [61]; Smith, 1985 [62]).
Estos resultados contrastan en parte con los obtenidos por Abecia et al., (2002) [63] para
ovejas de raza Rasa Aragonesa, pues obtuvieron una mayor fertilidad (P 0,05), una ligera
superioridad en prolificidad y una mayor tasa de fecundidad en animales que habían sido
tratados con melatonina a aquellos que solo habían sido sometidos al efecto macho.
Estas diferencias observadas podrían ser debidas al estado fisiológico en el que estaban
los animales.
Nuestros resultados en fecundidad coinciden con los obtenidos por Mejías et al., (2002)
[64] en ovejas extensivas implantadas con melatonina el mismo día del parto,
obteniéndose un mayor porcentaje de gestaciones que en aquellas que sólo sufrieron el
efecto macho, en esta ocasión sí, con implantación de los machos (un 82% para el lote
melatonina frente a un 32% para el lote control). El autor defiende que la melatonina
puede influir a nivel endometrial acortando el periodo de involución uterina post‐parto.
Sin embrago, en este experimento también obtienen una mayor fertilidad (63,2% para el
lote melatonina frente a 27,4% para el lote control) y prolificidad (1,31 frente a 1,16) en
los animales tratados con melatonina, tal vez por el número de animales empleados. El
autor también defiende que la melatonina mejora la expresión de todo el potencial
genético para la prolificidad, en nuestro experimento esto no ha quedado demostrado.
25
P á g i n a | 26
Nosotros hemos obtenidos buenos resultados en la salida a celo e incluso en la
fecundidad, pero no en la fertilidad ni en la prolificidad.
Cabe destacar el resultado que hemos obtenido en las chivas. Según estudios publicados
con anterioridad (Ayadi et al., 2002 [53], con ovejas de raza Manchega y Lacaune; Legaz
et al., 2006 [54], con ovejas Assaf; Requejo et al., 2006 [55], con ovejas Lacaune;
Zarazaga et al., 2009 [27] con cabra Payoya) el grado de desarrollo corporal y la época de
nacimiento son los factores que más influencia tienen en el inicio de la pubertad.
Los animales han de superar un peso corporal crítico por encima del cual es posible que la
pubertad acontezca, siempre y cuando se hallen en estación reproductiva favorable. En
un experimento llevado a cabo por Zarazaga et al., (2009) [27] se pudo comprobar cómo
en caprinos de raza Payoya este peso crítico equivale al 50% del peso adulto, a diferencia
de la especie ovina y otras razas caprinas que, en general, se dice que es 2/3 del peso
adulto (Smith, 1980 [56]; Delgadillo y Malpaux, 1996 [57]). En nuestro experimento, las
hembras adultas tienen un peso aproximado de 45 Kg, por lo que las chivas, con un peso
vivo medio de 24,36 Kg al inicio del experimento, ya habrían superado ese peso crítico.
Igualmente, la época del año en que nazca el animal tiene una gran importancia a la hora
de determinar la edad de aparición de pubertad, pues si el animal al superar este peso
crítico se encuentra en estación favorable la pubertad tendrá lugar, pero si se encuentra
en estación no favorable quedará retrasada hasta la próxima estación. En el experimento
de Zarazaga et al., (2009) [27] se comprobó como hembras que habían nacido en
noviembre y en febrero no inician la pubertad hasta la siguiente estación reproductiva en
octubre, a pesar de tener un adecuado desarrollo corporal y con independencia del nivel
de alimentación ofrecido.
En nuestro experimento se demuestra que el efecto macho en solitario consigue
adelantar la pubertad, entrando en celo a mitad de junio (16 junio ± 1,14 días).
Estos resultados coinciden con los obtenidos por Requejo et al., (2006) [55] para corderas
de raza Lacaune nacidas en otoño, consiguiéndose adelantar la pubertad a junio. En este
experimento además se probaron diferentes tratamientos en las corderas: efecto macho
para todos los lotes, incluido el control, melatonina para uno de los lotes y esponjas con
progestágenos para otro. Los tratamientos hormonales incrementaron los índices
reproductivos de fertilidad, prolificidad y fecundidad, observándose los mayores
incrementos en el grupo de corderas tratadas con esponjas. Aunque este grupo también
presentó un número elevado de abortos y corderos no viables debido a la concentración
de partos que este tratamiento conlleva y a las consecuencias negativas que ello implica
en el manejo, pues supone una elevada carga de trabajo empeorándose la atención al
parto. Con el tratamiento con melatonina también se mejoraron estos parámetros
reproductivos y se consiguió una distribución de partos más uniforme.
26
P á g i n a | 27
El incremento en la fertilidad y la prolificidad que produce la melatonina también queda
demostrado en el experimento de Tamayo et al., (2007) [58] con corderas de diferentes
razas lecheras (Assaf, Awassi y Churra), en el que se realizó efecto macho en todos los
lotes, y uno de los lotes recibió un implante subcutáneo de melatonina. Obteniéndose
mejores parámetros reproductivos en los lotes tratados con melatonina.
27
P á g i n a | 28
CONCLUSIONES
De los dos objetivos que marcamos al inicio del experimento podemos concluir:
• Si en hembras adultas recién paridas, en época natural de anestro estacionario,
el uso de implantes de melatonina es capaz de romper el profundo anestro en
que cae el animal, suma de este anestro estacionario y del anestro inducido por
el parto. Y comparar las ventajas que pudiera tener el uso de los implantes
junto con esponjas vaginales de progestágenos (P4), frente al uso sólo de
melatonina.
La efectividad de los tratamientos variará en base a qué resultados tomemos para
determinar dicha efectividad. Si analizamos la efectividad tomando como referencia el
porcentaje de salida en celo, todos los tratamientos se demuestran efectivos sin
diferencias significativas entre ellos, es decir, todos los tratamientos consiguieron que las
hembras salieran en celo a pesar del anestro inducido por el parto y a pesar de
encontrarse fuera de estación favorable.
Si analizamos la efectividad en base a la fecundidad (%preñez) los resultados de los
tratamientos también han sido favorables, obteniéndose los mejores resultados en el lote
de hembras tratadas con melatonina, frente al grupo control y al grupo melatonina más
esponjas.
Si analizamos la efectividad de los tratamientos tomando como base la fertilidad (% de
partos) los resultados no han sido estadísticamente significativos, sin embargo, sí que se
han obtenido un 35% de partos más en hembras tratadas con melatonina que en las
control.
Además, en el número de chivos nacidos por hembra presente sí que hay diferencias
significativas y éste es realmente el resultado que más puede interesar en la práctica al
ganadero, pues lo que se pretende es aumentar los resultados productivos.
En los resultados no se observan mejoras por el uso combinado de los implantes de
melatonina y esponjas, pudiendo concluir que esta práctica no es acertada al no ofrecer
ventajas y aumentar el costo de los tratamientos.
• Si en chivas con adecuado desarrollo corporal y cuyo momento de inicio de
actividad reproductiva coincide con la época de anestro estacionario y que, por
tanto, no entrarían en actividad reproductiva hasta la siguiente estación
reproductiva favorable, el empleo del conocido efecto macho es capaz de
adelantar la pubertad.
En chivas hemos obtenido óptimos resultados con el empleo sólo del efecto macho,
habiendo logrado que las hembras inicien su pubertad en plena estación no favorable.
Teniendo en cuenta que las hembras habían alcanzado el peso o desarrollo corporal
28
P á g i n a | 29
crítico, con el efecto macho se ha conseguido adelantar la pubertad a junio, en hembras
que no saldrían en celo hasta octubre.
PERSPECTIVAS
Los resultados obtenidos de este experimento marcan nuevos objetivos en el campo de la
reproducción caprina en los que seguir trabajando.
En primer lugar, debemos seguir trabajando en lograr disminuir el intervalo entre el parto
y la siguiente cubrición, debido a la ganancia económica que ello supondría para nuestros
ganaderos. En nuestro experimento hemos logrado que las hembras salgan en celo, pero
no hemos logrado demostrar estadísticamente una mayor tasa de partos. Aunque el
haber obtenido un 35% más de partos con el uso de melatonina es un hecho
esperanzador que anima a seguir investigando por este camino. Además, sí queda
demostrado que con el uso de estos implantes podemos obtener un mayor número de
chivos por hembra presente, que es uno de los resultados que realmente pueden
aumentar el rendimiento de nuestras explotaciones en crisis.
Por otro lado, con el experimento hemos conseguido unos resultados óptimos en chivas,
consiguiendo adelantar la pubertad con tan sólo el empleo del efecto macho. Debemos
seguir trabajando en este sentido, probando en esta especie el uso de otros tratamientos,
como la melatonina, y comparando los resultados con los obtenidos con el efecto macho,
con el objetivo de saber si el empleo de tratamientos adicionales mejora los resultados
reproductivos en esta especie.
29
P á g i n a | 30
BIBLIOGRAFÍA
[1]Chemienau P., Cognié Y., Guérin Y., Vallet J.C. Training manual on artificial
insemination in sheep and goat. Food and Agriculture Organization of the United Nation,
Rome, Italy. 1991
[2]Zarazaga L.A., Guzmán J.L., Domínguez C., Pérez M.C., Prieto R. Effect of plane of
nutrition on seasonality of reproduction in Spanish Payoya goats. Animal Reproduction
Science. 2005
[3]Delgadillo J.A., Leboeuf B., Chimeneau P. Decrease in the seasonality of sexual
behavior and sperm production in bucks by exposure to short photoperiod cycles.
Theriogenology. 1991
[4]Zarazaga L.A., Guzmán J.L., Domínguez C., Pérez M.C., Prieto R. Effects of season and
feeding level on reproductive activity and semen quality in Payoya buck goats.
Theriogenology. 2009
[5]Lincoln, G.A. Photoperiodic control of seasonal breeding in rams. The significance of
short‐day refractoriness. VI Congress of Endocrinology. 1980
[6]Pelletier J., Chemineau P., Thimonier J., Volland‐Nail P.Environmental and changes in
reproductive activity in sheep and goats. Comparative Physiology of Environmental
Adaptions. 1987
[7]Gómez‐Brunet A., López Sebastián A. Effect of season on plasma concentrations of
prolactin and cortisol in pregnant, non pregnant and lactating ewes. Animal Reproduction
Science. 1991
[8]Chemineau P. Effect of oestrus and ovulation of exposing creole goats to the male at
three times of the year. Journal Reproduction and Fertility. 1983
[9]Malpaux B., Robinson J.E., Brown M.B., Karsch F.J. Importance of changing
photoperiodid and melatonin secretory pattern in determining the length of the breeding
season in Suffolk ewe. . Journal Reproduction and Fertility.1988
[10]Thimonier J. Controle photopériodique de l´activité ovulatoire chez la brebis.
Existence de rythmes endogènes. Thèse Doc. Universitè Tours. 1989
[11]Karsch F.J., Bittman E.L., Robinson J.E., Yellon S.M. Melatonin and
photorefractoriness: loss of response to the melatonin signal leads to seasonal
reproductive transition in the ewe. Biology Reproduction. 1986
[12]Zarazaga L.A., Gatica M.C., Celi I., Guzmán J.L., Malpaux B. Artificial long days and
exogenous melatonin without separation from males stimulate the reproductive activity
in Mediterranean goat females. Animal.2011
30
P á g i n a | 31
[13]Maillet F., Audinot V., Malpaux B., Bonnad A., Delegrange P., Migaud M., Barrett P.,
Viaud‐Massuard M., Leisieur D. Molecular pharmacology of the ovine melatonin receptor:
comparison with recombinant human MT1 and MT2 receptors. Biochemical
Parmacology. 2004
[14]Tricore H., Locatelli A., Chemineau P., Malpaux B. Melatonin enters the cerebrospinal
fluid through the pineal recess. Endocrinology.2002
[15]Zarazaga L.A., Celi I., Guzmán J.L., Malpaux B. Nutritional and neuroendocrinological
involvement in the control of leuteinizing hormone secretion of Mediterranean goats
females during the onset of the seasonal anoestous season. Congress of the European
Association of the Animal Production, Barcelona. 2009
[16]Thimonier J. Périodes anovulatoires chez les mammifères domestiques. Colloque de
la Societè Francaise pour la Fertilité.1986
[17]Gonzalez A., Murphy B.D., De Alba J.M., Manns J.G.. Endocrinology of the postpartum
period in the Pelibuey ewe. Journal Animal Science.1987
[18]Peters A.R., Lamming G.E. Lactational anoestrus in farm animals. Oxf Rev Reprod Biol.
1990
[19]Silveira P.A., Spoon R.A., Ryan D.P., Williams G.L. Evidence for maternal behaviour as
arequisite link in suckling‐mediated anovulations in the cows. Biology Reproduction. 1993
[20]Freitas V.J.F, Rondina D., Nogueira D.M., Simplicio A. Post‐partum anoestrus in
Anglo‐Nubian and Saanen goats raised in semi‐arid of North‐eastern Brazil. Livestock
Production Science. 2004
[21] Santiago‐Moreno J, González de Bulnes J, Gómez Brunet A, López Sebastián A.
Effect of season on the resumption of postpartum cyclic ovarian activity in Mouflon (Ovis
gmelini musimon) and Manchega sheep (Ovis aries). Small ruminant Research 2000
[22] Schirar A., Cognié Y., Louault F., Poulin N., Levasseur M.C., Martnet J. Resumption of
oestrus behavior and cyckic ovarian activity in syckling and non‐suckling ewes. Journal
Reproduction and Fertility. 1989
[23] López Sebastián A., Gómez A., Inskeep K. Eficacia en el uso de la presencia de los
machos como método de control del ciclo sexual en la oveja. International Congress of
Animal Reproduction & AI Urbana. 1984
[24]Delgadillo J.A., Flores J.A., Villareal O., Flores M.J., Hoyos G., Chemineau P., Malpaux
B. Length of postpartum anestrus in goats in subtropical Mexico: Effect of season of
Parturition and duration of nursing. Theriogenology. 1997
31
P á g i n a | 32
[25]Land R.B. Reproduction in young sheep: some genetic and environmental sources of
variation. Journal of Reproduction and Fertility. 1978
[28] Suttie J.M., Foster D.L, Veenvliet B.A., Manley T.R., Corson I.D. Influence of food
intake but independence of body weight on puberty in female sheep. Journal of
Reproduction and Fertility. 1991
[29] Smith M.C. Caprine reproduction. In: Current therapy in theriogenology diagnosis,
treatment and prevention of reproductive diseases in animals. 1980
[30]Chemineau P., Malpaux B., Delgadillo J.A., Guerin Y., Ravault J.P., Thimonier J.,
Pelletier J. Control of sheep and goat reproduction: use of light and melatonin. Animal
Reproduction Science.1992
[31]Delgadillo JA, Carrillo E, Morán j., Duarte G, Chemineau P, Malpaux B. Induction of
sexual activity of male creole gotas in subtropical notrhern Mexico using long days and
melatonin. Journal Animal Science. 2001
[32]Zarazaga LA, Gatica MC, Celi I, Guzman JL, Malpaux B. Effect of melatonin implants on
sexual activity in Mediterranean goat females without separation from males.
Reproduction in Domestic Animals. 2008
[33]Gatica MC, Guzman Jl, Martin S, Martino A, Vilar P, Zarazaga LA. Short term effect of
melatonin implants on sperm parameters in Mediteranean gota males. Reproduction in
Domestic Animals 2006
[34]Forcada F., Abecia J.A., Zuñiga O., Lozano J.M. Variation in the ability of melatonin
implants inserted at two diferent times after the winter solstice to restore reproducyive
activity in reduced seasonality ewes. Australian Journal of Agricultural Research. 2002
[35]Ortiz F.J., Mareco G. Sincronización de celos e inseminación artificial en cabras
productoras de leche. Bovinotecnia, UNAM. 2007
[36]Delgadillo J.A., Gelez H., Underfeld R., Hawken P.A., Martin B. The “male effect” in
sheep and goats ‐ Revisiting the dogmas. Behavioural Brain Research. 2009
[37] Bedos M., Flores J.A., Fitz‐Rodríguez G., Keller M., Malpaux B., Poindron P., Delgadillo
J.A. Four hours of daily contact with sexually active males is sufficient to induce fertile
ovulation in anestrous goats. Hormones and behavior. 2010
32
P á g i n a | 33
[38] Véliz F.G., Poindrom P., Malpaux B., Delgadillo J.A. Maintainig contact with bucks
does not induce refractoriness to the male effect in seasonally anoestrous female goats.
Animal Reproduction Science. 2006
[39]Pearce D.T., Oldham C.M. Importance of non‐olfactory stimuli in mediating ram
induced ovulation in the ewe. Journal of Reproduction and Fertility. 1988
[41]Perkins A., Fitzgerald J.A. The behavioral component of the ram effect: the influence
of ram sexual behavior on the induction of estrus in anovulatory ewes. Journal of animal
science. 1994
[42]Gelez H., Fabre‐Nys C. Role of the olfactory systems and importance of learning in the
ewes’ response to rams or their odors. Reproduction and Nutrition Develop. 2006
[43]Morand‐Fehr P., Sauvant D. Alimentation des caprins. In: Alimentation des Bovins,
Ovins et Caprins. INRA. 1988
[44]Zarazaga L.A., Gatica M.C., Celi I., Guzmán J.L., Malpaux B. Effect of artificial long days
and/or melatonin treatment on the sexual activity of Mediterranean bucks. Small
Ruminant Research. 2010
[45]Delgadillo J.A., Flores J.A., Véliz F.G., Hernández H.F., Duarte G., Vielma J., Poindron
P., Chemineau P., Malpaux, B. Induction of sexual activity in lactating anovulatory female
goats using male goats treated only with artificially long days. Journal Animal Science.
2002
[46]Mauléon P., Dauzier L. Variations de durée de l’anoestrus de lactation chez les brebis
de Race Ile‐de‐France. Annuar. Biolog. Anim. Bioch. Biophys. 1965
[47]Hervieu J., Morand‐Fehr P., Schmidely Ph., Fedele V., Delfa R. Mesures anatomiques
permettant d’expliquer les variations des notes sternales, lombaires et caudales utilisées
pour estimer l’état corporel des chèvres laitières. Options Méditerranéennes. 1991
[48]Simoes J., Potes J., Azevedo J., Almeida J.C., Fontes P., Baril G., Mascarenhas R..
Morphometry of ovarian structures by transrectal ultrasonography in Serrana goats.
Animal Reproduction Science. 2005
[49]Schrick F.N., Surface R.A., Pritchard J.Y., Dailey R.A., Townsend E.C., Inskeep E.K.
Ovarian structures during the estrous cycle and early pregnancy in ewes. Biology
Reproduction. 1993
33
P á g i n a | 34
[50]Rubianes E., Ungerfeld R., Viñoles C., Rivero A., Adams G.P .Ovarian response to
gonadotropin treatment initiated relative to wave emergence in ultrasonographically
monitored ewes. Theriogenology. 1997
[51]SPSS Statistics Base 17.0. User’s Guide. 2006
[52]Chemineau P., Pellicer‐Rubio M., Lassoued N., Khaldi G., Monniaux D. Male‐induced
short oestrous and ovarian cycles in sheep and goats: a working hypothesis. A review.
Reproduction Nutrition Develop. 2006
[53]Ayadi M., Caja G., Such X., Ghirardi J. Efecto del nivel de alimentación antes de la
pubertad en la fertilidad y la producción de leche durante la primera lactación de
corderas de raza Manchega y Lacaune. SEOC 2006
[54]Legaz E., Palacín I., Abecia J.A., Forcada F., Martín S., Martino A. Eficacia del uso de
melatonina en corderas Assaf con diferentes edades al tratamiento. SEOC 2006
[55]Requejo J.A., Mulas L.F., Abecia J.A., Forcada F., Martín S., Martino A. Control
reproductivo en corderas de raza Lacaune de aptitud leche nacidas en otoño en la
cubrición de junio‐julio. SEOC 2006
[56]Smith M.C. Caprine reproduction. In: Current therapy in theriogenology diagnosis,
treatment and prevention of reproductive diseases in animals. 1980
[57] Delgadillo J.A. and Malpaux B. Reproduction of goats in the tropics and subtropics. VI
International Conference on Goats, Beijing, China. 1996
[58]Tamayo J., Palacín I., Casas J.P., Martino A. Utilización práctica de los implantes de
melatonina para la cubrición de corderas en estación reproductiva. SEOC 2007
[59]Berlinguer F., Leoni G.G., Succu S., Spezzigu A., Madeddu M., Satta V., Bebbere D.,
Contreras‐Solis I., Gonzalez‐Bulnes A., Naitana S. Exogenous melatonin positively
influences follicular dynamics, oocyte developmental competence and blastocyst output
in a goat model. Journal of Pineal Research 2009
[60]Casao A., Ait Amer Meziane M., Cebrian‐Pérez J.A., Muino‐Blanco T., Abecia J.A.,
Forcada F. The effects of low concentrations of melatonin on in vitro maturation and
fertilization of oocytes and on early embryo development in sheep. XIII Jornadas sobre
Producción Animal, AIDA, Zaragoza. 2009
[61]Gunn R.G. The influence of nutrition in the reproductive performance of ewes. In:
Sheep Production. Butterworths. 1983
[62]Smith J.F. Protein, energy and ovulation rate. In: Genetics on Reproduction in Sheep.
Butterworths. 1985
34
P á g i n a | 35
[63]Abecia J.A., Valares J.A., Forcada F., Zuñiga O. Efecto de la colocación de implantes de
melatonina tras el parto en ovejas de raza Rasa Aragonesa. SEOC 2002
[64]Mejías J.M., Martín S., Deletang F., Martino A. Utilización de implantes de melatonina
en ovino extensivo colocados el día del parto. SEOC 2002
35