Vous êtes sur la page 1sur 1

que

superar con pequeñas herramientas como la respiración diafragmática y los ejercicios de


visualización. Pero desde una perspectiva cuerpo-mente que está bien fundada por nuestra
comprensión neurocientífica actual de la emoción, el miedo y la ira son fuentes de valiosa
información sobre las amenazas percibidas hacia nuestro bienestar. Dado que el conocimiento es
poder, la mejor forma de tratar con la ira o el miedo cuando está usted corriendo es identificar sus
causas para luego tomar una decisión racional sobre cómo usar esta emoción para que beneficie su
forma de correr. Como veremos, el mejor movimiento no siempre es aplastar la emoción por medio
de la reflexión.

De qué tenemos miedo


La sede de las facultades emocionales está en una región del cerebro llamada sistema límbico, que es
una de sus partes más primitivas. La estructura principal del sistema límbico, del tamaño de un
guijarro, llamada amígdala, existe incluso en el animal más bobo, incluidos los peces, los roedores y
los reptiles. Sabemos lo que hace la amígdala en parte gracias a la investigación sobre lesiones
quirúrgicas inducidas en la amígdala de animales de laboratorio; estas lesiones perturban la
capacidad de los animales para el aprendizaje emocional (esto es, para reconocer estímulos
asociados con recompensas o dolor y para modificar la conducta de forma consecuente).
La respuesta de miedo a determinados tipos de estímulos parece estar definida previamente en el
sistema límbico. Por ejemplo, como mucha gente, mi mujer experimenta vértigo y hormigueo en la
piel cuando está cerca del borde de un lugar elevado; este es un miedo innato que no requiere ser
aprendido. Pero el sistema límbico está interconectado con todas las demás partes del cerebro
humano, entre ellas las partes responsables de las facultades conscientes más avanzadas, y estas
conexiones nos permiten aprender a tener miedo de todo tipo de cosas que son mucho peores que los
lugares altos, como no llegar a conseguir nuestros objetivos en acontecimientos deportivos.
Los miedos básicos, como el miedo a las alturas, o los miedos intangibles como el miedo al
fracaso en competiciones deportivas, son diferentes en otros aspectos distintos a su relativa sencillez
y concreción. La utilidad de, por ejemplo, tener miedo a las serpientes es obvia: nos ayuda a evitar
que nos muerdan. Y, en la medida en que el miedo es desagradable, lo que tenemos que hacer para
evitar experimentar el miedo a las serpientes es obvio: debemos alejarnos de situaciones en las que
haya una alta probabilidad de encontrarlas. (Hay unas pistas para correr fabulosas cerca de mi casa
que algunos corredores nunca utilizan porque son frecuentadas por serpientes). Los beneficios de
algunos de los miedos más habituales en el mundo de la carrera atlética de fondo, como no alcanzar
los objetivos de competición, no son tan obvios. Después de todo, este miedo específico a menudo

Vous aimerez peut-être aussi