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Economía Industrial

Grado de Economía
Cuarto curso

Prof. Jacint Balaguer


Departament d’Economia
Universitat Jaume I
Índice general

1. Aspectos básicos 3
1.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.2. Definición de mercado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.2.1. Elasticidad-precio cruzada . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.2.2. Clasificaciones por sectores de actividad . . . . . . . 7
1.3. Paradigma ECR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.4. Competencia frente a poder de monopolio. Un análisis simple 10
1.5. Organismos de defensa de la competencia . . . . . . . . . . 13
1.6. Prácticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

2. Concentración 17
2.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
2.2. Operaciones de concentración. Ahorro en costes . . . . . . . 18
2.3. Medidas de concentración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.3.1. Fundamentos: Curvas de concentración y propieda-
des . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.3.2. Indice de concentración de las mayores empresas . . 26
2.3.3. Recíproco del número de empresas . . . . . . . . . . 27
2.3.4. Índice de Herfindahl-Hirschman . . . . . . . . . . . . 27
2.3.5. Indice de entropía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
2.3.6. Medida específica para el mercado bancario: esta-
dístico H . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
2.4. Aplicación de los índices de concentración. . . . . . . . . . . 33
2.5. Relación entre resultado y estructura . . . . . . . . . . . . . . . 35
2.6. Prácticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36

2
Capítulo 1

Aspectos básicos

1.1. Introducción
Es razonable pensar que lo primero que esperaría el lector de un texto
introductorio dedicado a la Economía Industrial (o su equivalente de Or-
ganización Industrial en Norteamérica) sería una definición precisa de la
misma. Sin embargo, este cometido no es fácil a no ser que adoptemos
una definición muy laxa. De hecho, el profesor Jean Tirole (premio Nobel
de Economía en 2014) ha llegado a indicar en la presentación de uno de
sus textos de referencia en este ámbito que le "gustaría evitar dar una
definición precisa del campo, ya que sus fronteras son borrosas"(Tirole
(1988)). Una definición sencilla y suficientemente amplia sería considerar
la Economía Industrial como el ámbito de la microeconomía que estudia el
funcionamiento de los mercados con el objetivo de ofrecer soluciones apli-
cables. No es de extrañar que la vocación de entender el funcionamiento
de mercado (su estructura, acciones que llevan a término las empresas y
los resultados obtenidos) implique la consideración de un amplio espec-
tro de aspectos interdependientes y que, por consiguiente, las fronteras
de las que se ocupa este ámbito sean difíciles de delimitar. Así pues, a di-
ferencia del análisis microeconómico tradicional centrado en situaciones
simples de competencia perfecta y monopolio, en este texto trataremos de
ir introduciendo algunos elementos que nos vayan proporcionando una
visión suficientemente realista de los mercados. Un objetivo esencial del
curso será aumentar nuestra capacidad crítica a la hora de valorar las de-
cisiones de los gobernantes y autoridades que pueden intervenir en los

3
mercados. También aprenderemos algunas decisiones estratégicas que re-
portan resultados favorables a las empresas.

A continuación expondremos algunos aspectos básicos que nos ayu-


darán a entender mejor el cometido de la Economía Industrial. En primer
lugar, estudiaremos aspectos útiles para delimitar un mercado relevante.
En segundo lugar, haremos una breve exposición sobre el enfoque más
usual en la Economía Industrial. En tercer lugar, compararemos la situa-
ción de competencia perfecta con la de monopolio puro, estructuras de
mercados que servirán como puntos de partida para el análisis poste-
rior. Por último, introduciremos el papel de los organismos de defensa de
la competencia, los cuales velarán por el correcto funcionamiento de los
mercados.

1.2. Definición de mercado


Hasta el momento, en los cursos de microeconomía, habíamos con-
siderado que un mercado es un lugar (físico o virtual) que permite a
empresas y a compradores intercambiar un tipo de producto (bien o ser-
vicio). Aunque la definición de mercado es bastante simple en el plano
teórico, su aplicación puede entrañar algunas complicaciones. De hecho,
dicha definición viene condicionada por la delimitación del producto y
del área geográfica, lo cual no siempre resulta sencillo.

1.2.1. Elasticidad-precio cruzada


Cuando se intercambien productos diferenciados podemos recurrir a
la elasticidad-precio cruzada entre pares de productos para delimitar el
alcance del mercado. Así pues, si queremos conocer la elasticidad-precio
cruzada entre el producto A y el B, se aplicaría la sencilla expresión:1
1 Conviene recordar que un aumento en el precio provoca tanto un efecto sustitución
como un efecto renta. La presencia de este último efecto hace que dicha expresión no
pueda ser estrictamente considerada como una medida precisa de sustituibilidad entre
productos (aunque no por ello deje de ser útil a efectos prácticos). Mientras los efectos
sustitución son simétricos, el efecto renta derivado del cambio en precio del producto

4
∂q A p B
ε A,B = (1.1)
∂p B q A
Dicha expresión nos indica la sensibilidad de la demanda de un bien
o servicio (q A ) ante la variación del precio de otro bien o servicio (p B ).
De este modo, definiremos un mercado como un lugar de intercambio de
productos cuyas elasticidades cruzadas sean relevantes. La magnitud de
las elasticidades cruzadas será mayor en la medida en que los produc-
tos sean más similares entre sí (sustitutivos) o tuvieran mayor grado de
complementariedad. En el caso extremo de mayor sustituibilidad o com-
plementariedad, la magnitud de las elasticidades cruzadas será igual a la
magnitud obtenida para las elasticidades propias.

Cuando los productos sean sustitutivos entre sí, la elasticidad cruzada


será positiva. Un ejemplo paradigmático es el de Coca-Cola y Pepsi-Cola.
En este sentido son interesantes las elasticidades cruzadas entre ambas
bebidas estimadas por Wang (2015). En este trabajo se puede ver que la
elasticidad-precio cruzada entre la Coca-Cola normal y la Pepsi-Cola nor-
mal sería aproximadamente del 0,83. Es decir, un incremento del 1 % en
el precio de Coca-Cola provocaría un crecimiento del 0,83 % en las ventas
de Pepsi-Cola.2 Por otra parte, cuando los productos sean complementa-
rios la elasticidad cruzada será negativa. Así, por ejemplo, obtendríamos
una elasticidad cruzada significativamente negativa entre zapatos del pie
derecho y del pie izquierdo. Es decir, un incremento en el precio de los
zapatos derechos provocaría una disminución en las ventas de zapatos
izquierdos (similar a la disminución en ventas de zapatos derechos). Esta
particularidad sería obviamente consistente con la existencia de un único
mercado para ambos tipos de zapatos.

Sin embargo, existen otros casos en que la elasticidad cruzada arroja


valores que generan dudas acerca de si los productos en cuestión forman
A no es necesariamente igual al efecto renta derivado del cambio en precio para el
producto B. Es decir, la magnitud de la elasticidad-precio cruzada entre el producto B y
A puede ser distinta.
2 La estimación del cambio de demanda de Pepsi-Cola ante cambio en precio de Coca-

Cola también corrobora que ambas bebidas son altamente sustitutivas. Concretamente,
la elasticidad-precio cruzada formulada en estos términos es del 0,95.

5
parte de un mismo mercado. El establecimiento de un valor crítico para
determinar si dos productos forman parte de un mismo mercado ha sido
objeto de controversia. Algo parecido sucede cuando hay que delimitar
el alcance geográfico del mercado.3 Además, en ocasiones emerge una
inconsistencia de la sustitución en cadena. Así, por ejemplo, el fármaco
A es útil para la terapias 1 y 2, el fármaco B para las terapias 2 y 3, y
el fármaco C para las 3 y 4. Es obvio que si no existe ningún grado de
sustituibilidad entre el fármaco A y C, estos últimos no deberían formar
parte de un mismo mercado.

Al margen de la sustitubilidad o complementariedad derivada de la


naturaleza propia de los productos en, muchas ocasiones, también hay
que tener en cuenta la dimensión espacial. De hecho, la magnitud de las
elasticidades cruzadas se irá diluyendo en la medida en que los produc-
tos se vendan en localizaciones más distantes. Si el aumento del precio en
una localización no afecta a la demanda en otra localización, podremos
pensar que ambos productos pertenecen a dos mercados locales distintos.
Así pues, la elasticidad cruzada entre lugares de venta puede ayudar a
delimitar la dimensión geográfica de los mercados. El alcance de un mer-
cado geográficos a menudo depende de los costes de transporte. Existen
otros factores que pueden tener importancia adicional como el idioma,
las barreras comerciales (arancelarias y no arancelarias), o la simple pre-
sencia de una frontera política que hace que los consumidores muestren
cierta preferencia por los bienes y servicios domésticos.4 . Sin embargo, la
3 Habida cuenta de las limitaciones que conlleva la elasticidad-precio cruzada en la
definición práctica de los mercados, se han propuesto diversas alternativas aunque tam-
poco se encuentran exentas de críticas. Una de las propuestas ha sido contrastar las
correlaciones de precios de los diferentes productos o áreas geográficas. Esta alternati-
va indicaría que los precios de dos productos o áreas que forman parte de un mismo
mercado se encuentran significativamente correlacionados.
4 La dimensión geográfica para delimitar los mercados se encuentra generalmente

ligada a aspectos institucionales o culturales inherentes a países o regiones (p. ej. regu-
ladores, autoridades políticas, unidades legislativas, lengua). En la actividad comercial,
fundamentalmente en el plano internacional, los economistas han venido preguntándose
la importancia de estos aspectos en la segmentación de mercados para un mismo pro-
ducto. Así, por ejemplo, se ha sugerido que mientras la frontera políticas entre regiones
de un mismo país no parecen ser un elemento significativo para delimitar mercados, las
fronteras internacionales pueden ser especialmente relevantes. En este sentido el trabajo
de Balaguer and Ripollés (2017) indica que las frontera entre comunidades autónomas
españolas no tiene importancia en la segmentación de mercados locales, un hecho que

6
definición de mercados locales a través de elasticidades cruzadas o me-
diante otro tipo de análisis pierde importancia en muchas ocasiones. El
motivo es que habitualmente se delimita directamente el mercado rele-
vante de acuerdo a las fronteras políticas dado el interés por intervenir o
monotorizar la competencia dentro del ámbito de influencia de las auto-
ridades políticas.

Por último, tan solo indicar que algunos autores (ej. Massey et al.
(2000)) vienen sugiriendo que es mejor optar por estimar directamente
el poder de mercado evitando, de este modo, la práctica preliminar de
delimitar el mercado (y la aplicación posterior de los índices de concen-
tración). Este es un enfoque más moderno que requiere el uso de técnicas
econométricas e información estadística precisa que no siempre tenemos
a nuestro alcance. Así pues, la tarea de definir el mercado a través de las
elasticidades cruzadas sigue siendo una práctica bastante utilizada.

1.2.2. Clasificaciones por sectores de actividad


Las clasificaciones estadísticas que elaboran organismos oficiales cons-
tituyen una guía a la hora de definir diferentes en industrias, las cuales
suelen tomadas como mercados en muchos de los trabajos e informes.5
Una de las clasificaciones más relevantes en los Estados miembros de
la Unión Europea (UE) es la conocida como Nomenclatura estadística de
Actividades de la Comunidad Europea (NACE), elaborada en España por el
Instituto Nacional de Estadística (INE). En concreto, la NACE (Rev. 2) 6 se
encuentra dividida en 21 secciones referentes a diversas actividades eco-
contrasta con la importancia de la frontera con Portugal. Concretamente, como puede
verse en Balaguer and Ripollés (2018), los consumidores de combustible tienen cierta
preferencia por repostar en su propio país. Repostar tras la frontera sería equivalen-
te, en términos de separación entre vendedores, a emprender un viaje de ida y vuelta
de unos diez minutos adicionales. Es decir, una frontera internacional es equivalente a
mayor separación entre vendedores lo que, en términos de esta sección, debilitaría la
elasticidad cruzada tal y como se ha expuesto en la ecuación (1.1).
5 Aunque el concepto mercado e industria suelen utilizarse indistintamente, es más

preciso utilizar el término industria cuando tan solo nos referimos a los oferentes o sec-
tores de actividad productiva y utilizar el término mercado para incluir tanto los agentes
oferentes como de los consumidores.
6 De acuerdo al Reglamento del Parlamento y del Consejo Europeo de 20 de diciembre

de 2006 (1893/2006).

7
nómicas, que a su vez, se subdividen en un total de 615 actividades más
específicas. Esta subdivisión de actividades responde más a la relación
tecnológica y de formas de comercialización de bienes o servicios, que a
la posible relación de bienes o servicios para los consumidores (y con la
elasticidad-precio cruzada para consumidores en línea con la exposición
de la sub-sección anterior). Así, por ejemplo, en el NACE (Rev. 2) exis-
te una clase de actividad denominada Fabricación de envases y embalajes de
plástico (22.22), mientras que la Fabricación de envases y embalajes de papel y
cartón (17.21) se encuentra en otro punto de la clasificación. Es obvio que
las materias primas y los procesos tecnológicos para fabricar cada tipo de
envases y embalajes será diferente y, por consiguiente, pueden conside-
rarse industrias distintas. Sin embargo, también es razonable pensar que
ambas clases de embalajes tengan algún grado de sustituibilidad para el
consumidor y que, por consiguiente, podrían considerarse productos de
un mismo mercado.

1.3. Paradigma ECR


La forma de abordar los diferentes aspectos de la Economía Industrial
depende de la corriente adoptada. La más común es la basada en el para-
digma conocido como estructura, conducta, resultados (ECR) cuyo con-
tenido e interrelaciones sintetizamos en la Figura 1.1. El paradigma se
fundamenta, por una parte, en que cada mercado se caracteriza por una
estructura específica caracterizada por el conjunto de variables que per-
manecen relativamente estables, tales como el grado de concentración
empresarial, la diferenciación entre productos, o las posibles barreras de
entrada existentes. Además, se indica que los mercados se caracterizan
por el comportamiento específico de los vendedores y compradores. Así
por ejemplo, las empresas eligen si invierten en I+D, si compiten en cali-
dad de sus productos, si compiten en publicidad, si compiten por hacerse
con las cuotas de mercado en diferentes áreas, si discriminan precios en-
tre grupos de consumidores, o si acuerdan con otras empresas su nivel
de precios. En tercer lugar, el paradigma tiene en cuenta los resultados
de mercado que son aspectos tales como el poder de mercado alcanzado,
la rentabilidad empresarial, o la equidad social obtenida.

8
Figura 1.1: Enfoque ECR

Por último, es conveniente indicar que en los últimos años el enfoque


ECR se ha visto beneficiado por distintas aportaciones metodológicas pa-
ra el estudio de los mercados. La consideración de estas aportaciones,
procedentes de la teoría de juegos y econometría, han abierto nuevas di-
mensiones al análisis teórico y empírico respectivamente; dando lugar a
lo que conocemos como la Nueva Economía Industrial. Así, por ejemplo,
hasta hace unas décadas los costes marginales se extraían de la informa-
ción contable de la empresa y, en ocasiones, se aproximaban por los costes
medios. Sin embargo, bajo la Nueva Economía Industrial los costes margi-
nales se consideran habitualmente una variable inobservable en trabajos
de índole empírica. Sin embargo, la inclusión de efectos temporales en
especificaciones econométricas (con datos de panel) permitirá controlar

9
la evolución de dichos costes (p. ej. Knetter (1989)).

1.4. Competencia frente a poder de monopolio.


Un análisis simple
Sabemos que si no existe poder de monopolio (o poder de merca-
do) entonces el equilibrio es eficiente y, con la excepción que se quie-
ra redistribuir la riqueza o asegurar las condiciones de competencia, no
es necesario intervenir en los mercados. Las consecuencias del poder de
monopolio (o poder de mercado), suelen ilustrarse a través de la estática
comparativa sencilla entre una situación de monopolio puro y de com-
petencia perfecta. El análisis convencional supone que el coste marginal
de producir determinada cantidad (Q) en el que incurriría una empresa
monopolista que abastece todo el mercado (CMg( Q)) sería igual a la su-
ma de los costes marginales de producir determinadas unidades (qi ) por
parte de infinidad de empresas que operarían en el mercado en otra si-
tuación extrema (N → ∞), es decir ∑iN=1 CMg(qi ). Si además, suponemos
que estos costes marginales son constantes podemos comparar ambas si-
tuaciones de una manera muy sencilla como en la Figura 1.2, donde D
representa la demanda de mercado e I Mg el ingreso marginal.

Al pasar a una situación de competencia perfecta a monopolio, los pre-


cios ascienden de Pcp a PM y la cantidad suministrada al mercado descien-
de de Q M a ∑iN=1 qi . Esta subida en precios y disminución en la cantidad
puede verse plasmada en un cambio en la distribución de los recursos,
así como en una disminución de la eficiencia de mercado. Concretamen-
te, parte de los recursos se transfieren a otros sectores productivos de la
economía (área verde), y de los consumidores a la empresa (área naran-
ja). La transferencia de consumidores a la empresa es probable que acabe
implicando una transferencia de los consumidores más pobres a los más
ricos, por lo que si queremos revertir el efecto será necesario incurrir en
costes fiscales que suponen una disminución de la eficiencia del sistema.
De todos modos, independientemente de esta transferencia, de la Figura

10
Figura 1.2: Pérdida de eficiencia en monopolio

1.2 se puede extraer una pérdida de eficiencia que no es recuperable por


parte de otro sector o agente participante en el mercado. Concretamente,
nos referimos al triángulo coloreado en rojo. Este análisis simple indica-
ría que los mercados perfectamente competitivos serian ideales, mientras
que el poder de monopolio debería evitarse en la medida de lo posible.

De la representación gráfica en la Figura 1.2 también es fácil inferir


que el precio del monopolista serían aún mayor (y la cantidad ofertada
menor) ante una disminución en la elasticidad de la demanda de merca-
do. Tan solo es necesario pivotar la curva D sobre el punto de equilibrio
Ecp , de forma que la curva sea algo más inclinada. De hecho, podemos
demostrar fácilmente que el poder del monopolista para fijar precios más
altos depende de la elasticidad de la demanda. Aunque la formalización

11
de esta implicación se estudia generalmente de los cursos de microeco-
nomía intermedia, vamos a realizar un breve recordatorio. Para ello, con-
sideremos el ingreso marginal de la empresa (siendo PM el precio del
monopolio y Q M la cantidad producida):

    
∂( PM Q M ) QM ∂PM 1
I Mg = = PM + PM = PM + PM (1.2)
∂Q M PM ∂Q M −ε

,donde ε es la elasticidad de la demanda de mercado. Sabemos que


en equilibrio el monopolista igualará el ingreso marginal (I Mg) al coste
marginal (CMg) para maximizar beneficios:
 
1
PM + PM = CMg
−ε
,siendo PM y CMg M el precio y el coste marginal en el punto de equi-
librio. Reordenando obtenemos:

PM − CMg
 
1
L= = (1.3)
PM ε
P −CMg
La expresión L = M PM , ampliamente conocida como índice de Ler-
ner, tiene la particularidad de que mide el poder de mercado que tiene la
empresa.

Como acabamos de ver, el equilibrio de competencia perfecta deter-


mina unos precios (Pcp = CMg) menores que los que obtendríamos de
una empresa monopolista (PM > CMg). Así pues, a priori y sin necesa-
riamente llegar a un grado de competencia extremo, cabe esperar que los
mercados más competitivos tengan precios inferiores. Además, las empre-
sas que se encuentran sujetas a competencia efectiva empiezan a valorar
la posibilidad de modificar las características de sus productos a través
de actividades de I+D+i. Es decir, por una parte, surge la posibilidad de
diferenciar los productos para adaptarlos en mayor medida a las prefe-
rencias de los diferentes tipos de consumidores (diferenciación horizontal).
Por otra parte, las empresas también pueden verse alentadas a mejorar la
calidad de los mismos para satisfacer las exigencias de los consumidores
(diferenciación vertical). En cualquiera de los casos, el propósito de estas

12
estrategias será atraer a más consumidores aumentando la cuota de mer-
cado. En suma, tanto unos precios más bajos como una mayor variedad o
calidad de los productos, promoverá el aumento de la demanda interna
y las exportaciones (por la mejora de posición relativa de los productores
en relación a aquellos pertenecientes a otras zonas geográficas). Es obvio
que la mayor demanda interna y las exportaciones implicarán, en última
instancia, un aumento de la producción general del país en cuestión.

1.5. Organismos de defensa de la competencia


Aunque una competencia efectiva sea altamente deseable para consu-
midores (por los menores precios, oferta variada, y acceso a más calidad),
para emprendedores (pues el éxito no dependerá de la extorsión de otras
empresas con mayor poder de mercado), y para el país en general (la
producción nacional aumenta y es por otra parte más apetecible para
consumidores externos), el grado de competencia alcanzado en algunos
mercados no siempre es el que consideramos adecuado y, en cualquier
caso, los mercados no se autoregulan para alcanzar el nivel de compe-
tencia deseable. Por este motivo, es necesario que existan determinados
organismos independientes que velen por el buen funcionamiento de los
mercados y que, si así lo consideran oportuno, intervengan para mejorar
la competencia existente .

Los organismos defensores de la competencia tienen su origen en


1887, cuando el Congreso de los Estados Unidos encomendó la regulación
del sector ferroviario a la Interstate Commerce Commission. Así, comenzó un
proceso de regulación del mercado ferroviario (y posteriormente de otros
tipos de transporte) para evitar el abuso y la discriminación de precios en-
tre usuarios. Esta comisión, actualmente inexistente, fue la precusora de
la Federal Trade Commission, la cual promueve los derechos de los consu-
midores y vela por prevención de prácticas comerciales anticompetitivas.
En la Unión Europea, es su Comisión (CE) quien aplica la normativa eu-
ropea de competencia cuando hay varios Estados miembros implicados
(en coordinación con las respectivas autoridades nacionales). Concreta-
mente, corresponde a la Dirección General de Competencia la facultad
de aplicar directamente la normativa (basada en los artículos 101-109 del

13
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea). Por otra parte, el orga-
nismo encargado de promover y defender el buen funcionamiento de los
mercados en territorio español, es la Comisión Nacional de los Mercados
y la Competencia (CNMC). Este último organismo se creó formalmente
en 2013 (Ley 3/2013) a partir de la integración de seis organismos in-
dependientes de origen diverso (Comisión Nacional de la Competencia,
Comisión Nacional de Energía, Comisión del Mercado de las Telecomu-
nicaciones, Consejo Estatal de Medios Audiovisuales, Comisión Nacional
del Sector Postal, y Comité de Regulación Ferroviaria y Aeroportuaria).
Es una institución pública que, sometida al control parlamentario, funcio-
na con independencia de las actuaciones del Gobierno de España.

Cualquiera de los organismos anteriores tratará de promover la com-


petencia en su ámbito geográfico. Pero además, dichos organismos se
encuentran facultados para investigar, perseguir y sancionar prácticas
consideradas anticompetitivas.7 Sin profundizar por el momento en las
acciones empresariales que requieren investigación y en las prácticas an-
ticompetitivas, el Cuadro 1.1 nos puede servir para ilustrar algunas de las
funciones más habituales de la CE y CNMC: 8

Autorización de solicitud de fusiones y de adquisiciones empresa-


riales (ejemplos 1 y 2).

Investigación de las barreras de entrada en los mercados, sí como la


propuesta de nuevas medidas para reducirlas (ejemplo 3).

Sanción de abusos de posición de dominio, tales como la creación


artificial de restricciones a la entrada (ejemplo 3) y las restricciones
a la libertad comercial (ejemplo 4).

Investigación y sanción de acuerdos entre empresas que se consi-


deren anticompetitivos, como la constitución de cárteles para la fi-
jación coordinada de precios (ejemplos 6 y 7) y el reparto de los
7 Así,por ejemplo, la CNMC se encuentra facultada para emprender dichas acciones
de acuerdo a la Ley 15/2007.
8 Hay que tener en cuenta que las funciones expuestas con anterioridad y los ejemplos

del Cuadro 1.1 son solo una parte de las funciones de los organismos que en Europa y
España actúan en defensa de la competencia.

14
mercados geográficos (ejemplo 8). En este punto es conveniente te-
ner en cuenta que montante de las sanciones pueden reducirse o
incluso evitarse (a través de programas de clemencia) si las empresas
investigadas cooperan por esclarecer los hechos.

Ej. Estrategia/Hecho Empresas Acción (año) Organismo


1 Petición de fusión Servired, 4B Autorización CNMC
y Euro6000 (2018)
(2018)
2 Petición de adquisición Abertis por Autorización CE
ACS y Atlantia (2018)
(2018)
3 Barreras de entrada Repsol, Cepsa y Propuesta CNMC
BP regulación
mayoristas
(2015)
4 Aumento de barreras Google Sanción (2018) CE
5 Restricción al comercio Yamaha Sanción (2003) CE
6 Cartel de precios Once fabrican- Sanciones, con CNMC
tes de cables reducción a
de media y ba- General Cable
ja tensión Sistemas (2017)
7 Cartel de precios Heineken, Sanciones, con CE
Grolsch, IvBev exención a Iv-
NV y Bavaria Bev NV (2007)
8 Reparto de mercados Renfe y Deuts- Sanción (2017) CNMC
che Bahn

Cuadro 1.1: Reacciones de la Comisión Europea (CE) y de la Comisión Nacional


de los Mercados y la Competencia (CNMC) ante distintas estrategias y hechos.

1.6. Prácticas
Una buena manera de familiarizarse con la defensa de la competencia
de nuestro entorno, es estudiar los documentos divulgativos al respecto,

15
la legislación básica, así como las memorias de actividades confecciona-
das por las autoridades. Con este propósito proponemos la lectura, expo-
sición y discusión en grupo de los siguientes documentos:

Comprender las políticas de la Unión Europea: Competencia (EC (2014)).


Este es un documento de carácter divulgativo que trata de hacer
entender a los ciudadanos la importancia de la existencia de una
política sobre competencia, introduce los elementos esenciales de
dicha política, e indica el procedimiento para presentar las corres-
pondientes denuncias en Europa.

Ley 15/2007, de 3 de julio, de Defensa de la Competencia. De acuerdo


con la Constitución Española, el sistema normativo comunitario y
las competencias de las Comunidades Autónomas, esta Ley es la
norma fundamental de defensa de la competencia en España. En
ella se establecen las conductas prohibidas, los órganos competen-
tes, y el procedimiento sancionador. Dado que la Ley es anterior a la
creación de la CNMC (2013), en ella se hace referencia a la antigua
Comisión Nacional de Defensa de la Competencia como organismo
regulador.

Memoria de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia para


2017 (CNMC (2017)). En este documento se puede conocer la activi-
dad de la CNMC durante para dicha anualidad. Se incluyen, entre
otros aspectos de interés, las estadísticas de los asuntos tratados así
como las actuaciones ante los órganos jurisdiccionales.

16
Capítulo 2

Concentración

2.1. Introducción
La amenaza de una monopolización a través de una posible tendencia
gradual a la concentración de los mercados viene siendo motivo de gran
preocupación por parte de las autoridades de la competencia. En ocasio-
nes la concentración no es fruto de la evolución gradual de los mercados,
sino que responde a una operación de fusión entre empresas o a una ope-
ración de adquisición de participaciones empresariales por parte de otra
compañía. En la siguiente sección de este capítulo estudiaremos este tipo
de operaciones, centrándonos en las fuentes de ahorro en costes.

El grado de concentración empresarial nos proporciona una caracteri-


zación parcial de la estructura de mercado. A través de la concentración
existente podremos hacernos una idea del poder de mercado o, en otras
palabras, de si un mercado se encuentra muy alejado de una estructura
competitiva. En la sección 2.3 abordaremos algunas de las medidas de
concentración más conocidas, haciendo hincapié en las que vienen sien-
do usuales por parte de autoridades de la competencia (en gran medida
para evaluar adquisiciones y fusiones). Posteriormente, describiremos los
aspectos básicos a tener en cuenta a la hora de aplicarlas. En la sección
2.5, estableceremos la relación entre una de las medidas de concentra-
ción (como indicador de la estructura de mercado) y el poder de mercado
existente (resultado) a partir de un patrón sencillo de competencia en can-
tidades (comportamiento). Por último, propondremos algunas lecturas y

17
ejercicios sobre el tema de concentración.

2.2. Operaciones de concentración. Ahorro en cos-


tes
En términos básicos se puede decir que una fusión ocurre cuando
al menos dos empresas deciden consolidar sus activos para formar una
nueva compañía (aunque no necesariamente se extinguen las marcas co-
merciales con las que se conocen sus productos). Por el contrario, una
adquisición implica la participación o compra de la totalidad de una em-
presa (generalmente más pequeña) sin que esta operación suponga la
generación de una nueva compañía. Habitualmente se puede puede dife-
renciar ambas operaciones de forma sencilla atendiendo a si la operación
es amistosa (fusión) u hostil (adquisición). Por este motivo el término
adquisición tiene generalmente connotaciones negativas, por lo que en
ocasiones se habla de “fusión” para referirse a la compra hostil de parti-
cipaciones.1 En segundo lugar, conviene distinguir entre operaciones de
concentración horizontal, de integración vertical, de conglomerado. La
concentración horizontal involucra a empresas que venden en un mismo
mercado, siendo este tipo la más habitual. La fusión de vertical involu-
cra a empresas de diferentes etapas de producción en un mismo proceso
productivo. Por último, cuando la fusión o compra de participaciones
combina líneas de negocio no relacionadas hablaremos de conglomerado.

En general, las fusiones y adquisiciones (parciales o totales) se encuen-


tran motivadas por un previsible aumento de beneficios por parte de la
empresa o empresas decisoras. Aunque el aumento en beneficios pue-
de derivarse del mayor poder de mercado (reflejado en mayor capacidad
para fijar precios elevados sobre el coste marginal), estos también pue-
den ser originados por un aumento en eficiencia derivada del ahorro en
costes. De hecho, esta parte socialmente positiva es la razón que habitual-
1 Enla siguientes secciones nos referiremos al término operaciones de concentración em-
presarial o simplemente fusiones, para incluir tanto a las fusiones propiamente dichas
como a la compra de participaciones que supongan el control de las empresas adquiri-
das.

18
mente esgrimen las empresas que solicitan una fusión a las autoridades
de la competencia.2 Es obvio que el argumento de que el tamaño de la
empresa consolidada permite un ahorro en costes mayor del que podrían
alcanzar las empresas individualmente puede ser sólido y de gran alcan-
ce y que, en dicho caso, debería decantar la decisión hacia la autorización
de la fusión si la misma no implica un extraordinario aumento del poder
de mercado. Sin embargo, esto no siempre ha sido así. Por ejemplo, la
Comisión Europea llegó a reconocer en 1996 que no existía la posibilidad
legal real de justificar una defensa de eficiencia (tal y como puede verse
en Competition Policy and Efficiency Claims in Horizontal Agreements OC-
DE/GD(96)65). A pesar que las autoridades se encuentran en desventaja
para valorar el posible aumento real de eficiencia, en los últimos años se
reconoce la importancia de hacer un esfuerzo por evaluar las posibles ga-
nancias. El informe realizado por Röller et al. (2000) ha contribuido a esta
sensibilidad,3 de manera que en el actual reglamento de concentraciones
de la UE se indica explícitamente que "para ara determinar la repercusión
de una concentración sobre la competencia en el mercado común, convie-
ne tener en cuenta las posibles eficiencias invocadas y motivadas por las
empresas afectadas". Además, se añade a continuación la posibilidad de
que "las eficiencias derivadas de la concentración contrarresten los efectos
(negativos) sobre la competencia".

Siguiendo a Röller et al. (2000), las posibles fuentes de ahorro en costes


para la nueva empresa (tras la fusión) son diversas. A modo de resumen,
las fuentes serían las siguientes:

Racionalización de la producción. Como el término indica, la racio-


nalización de la producción se refiere a la asignación óptima de
los niveles de producción entre las diferentes plantas de la empre-
sa. Antes de la fusión, cada una de las empresas puede tener un
coste marginal de producción distinto. Entonces, tras la fusión, la
2 Así, por ejemplo, las fusiones que afecten a diferentes países miembros de la UE se
notificarán a la Comisión Europea y se revisarán posteriormente en virtud del “Regla-
mento de concentraciones“ (Reglamento (CE) 139/2004 del Consejo, de 20 de enero de
2004).
3 Este informe se pregunta si el sistema de control de fusiones en al UE debería tener

en cuenta las ganancias de eficiencia. Ante la respuesta afirmativa, trata de establecer


los pilares básicos para diseñar un nuevo sistema que tenga en cuenta dichas ganancias.

19
nueva compañía se convierte en una empresa de múltiples plantas
surgiendo la oportunidad de ahorrar costes a través del intercam-
bio de niveles de producción entre ellas. Concretamente, desde las
plantas con alto coste marginal hacia aquellas con menor coste mar-
ginal. La nueva empresa racionaliza completamente su producción
si los costes marginales de todas sus plantas son iguales. Es de-
cir, cuando ya no se obtenga ningún ahorro por reasignar más la
producción. Ilustremos este resultado suponiendo, por simplicidad,
que una compañía disfruta de dos plantas tras la fusión y elige la
cantidad producida que maximiza beneficios sujeto a una demanda
residual a la que se enfrenta. Supongamos que q1 y cq1 representan,
respectivamente, la producción y los costes de la planta 1; mientras
que q2 y cq2 representan la producción y los costes de la planta 2.
Entonces, Q = q1 + q2 el nivel de producción total y I ( Q) el ingreso
total. Ahora la nueva empresa tiene que maximizar sus beneficios
(¶) redistribuyendo la producción total entre ambas plantas (sujeto
a que Q = q1 + q2 ):

Max.¶ = I ( Q) − c(q1 ) − c(q2 ) (2.1)


s.a.Q =q1 + q2

Lo cual implica que:

∂¶ I ( Q) ∂Q ∂c(q1 )
= − =0 (2.2)
∂q1 ∂Q ∂q1 ∂q1
∂¶ I ( Q) ∂Q ∂c(q2 )
= − =0 (2.3)
∂q2 ∂Q ∂q2 ∂q2

I ( Q) ∂Q
Donde ∂Q es el ingreso marginal de la nueva empresa (IMg), ∂q1 =
∂Q ∂c(q )
∂q2 = 1, ∂q 1 es el coste marginal de la producción en la planta 1
1
∂c(q2 )
(CMg1 ), mientras que ∂q2 es el coste marginal de producir en la
planta 2 (CMg2 ).

20
Es decir, como hemos avanzado, cualquiera que sea el nivel total de
producción, esta debe repartirse entre las plantas. Así pues, en el
punto óptimo en que la empresa maximiza beneficios (I Mg( Q∗ ) =
CMg( Q∗ )), distribuirá su producción total óptima (Q∗ ) entre las dos
plantas (q1∗ y q2∗ ) hasta que los costes marginales sean iguales entre
sí (e iguales al ingreso marginal):

CMg1 (q1∗ ) = CMg2 (q2∗ ) = I Mg( Q∗ ) = CMg( Q∗ ) (2.4)

Figura 2.1: Producción multiplanta

Economías de escala. Se originan cuando el coste promedio de la em-


presa disminuye a medida que aumenta su producción. Se produ-
cen economías de escala a corto plazo cuando se reducen costes fijos

21
mientras que, cuando el ahorro se produce en los costes variables,
las economías son de largo plazo. La fusión implicaría ahorrar de-
terminados costes fijos tales como los asociados al mantenimiento
de un centro de calidad, de un centro de facturación de clientes, o
de un servicio de seguridad. También pueden ahorrarse costes va-
riables, por la eliminación de duplicidades. Por ejemplo, dos com-
pañías de autobuses pueden estar compitiendo en el mismo tramo
de carretera. Tras la operación, se podría ahorrar la circulación de
vehículos en dicho tramo.4 Además, tras la fusión, cada trabajador
podrá especializarse más llevando elaborando tareas de manera más
eficiente.

Economías de alcance. Además de aumentar la escala de producción,


la fusión también puede originar la producción conjunta de ma-
yor número de bienes distintos. Las economías de alcance se ori-
ginan cuando es más ventajoso producir un conjunto de bienes
relacionados que producir tan solo un bien. Es decir, consideran-
do a y b dos tipos de bienes, habrá economías de alcance cuando
c(q a , qb ) < c(q a , 0) + c(0, qb ). Esta situación se origina cuando los
productos comparten un mismo insumo (p. ej. el cordero en la pro-
ducción conjunta de lana y carne).

Economías de compra. Las pequeñas empresas a menudo compran sus


insumos (como materias primas y energía) a precios superiores a las
empresas con cierto poder de negociación. Cuando las empresas se
fusionan, se puede ejercer más presión sobre los proveedores para
obtener ciertos descuentos por cantidad.

Progreso tecnológico. A menudo se distingue entre innovaciones en


productos (aumenta el valor de un producto existente sin tener que
recurrir a mayores costes) y en procesos (reducción del coste de
producción). Cualquiera de los casos puede ser fruto de un inter-
cambio de conocimientos técnicos entre las empresas participantes
y del mayor incentivo a I+D. De hecho, la presencia de demasiada
competencia puede ser poco favorable a las actividades de I+D: no
4 Evitarla duplicidad tendría además beneficios ambientales y ayudaría a reducir la
congestión.

22
generará beneficios extraordinarios suficientemente elevados y ge-
nerará más posibilidades de imitación de la innovación.

Eventual reducción en ineficiencias gerenciales. Tal y como indica Man-


ne (1965), a pesar de la probable presencia de información asimétri-
ca entre los accionistas y la administración, la mera amenaza de la
toma de control por parte de los competidores puede ser suficiente
para disciplinar a la administración actual. De hecho, las ineficien-
cias de los gerentes puede hacer que una empresa se infravalore y se
reduzca el precio de sus acciones. Esta posibilidad es una amenaza
a la gerencia dado que puede provocar que otra compañía compre
la empresa y reorganice la actividad para devolverla a una senda de
mayor eficiencia.

2.3. Medidas de concentración


2.3.1. Fundamentos: Curvas de concentración y propieda-
des
Para estimar el grado de concentración en un mercado (tal y como
lo hayamos definido) tan solo tendremos que tomar en consideración el
número de empresas que operan, así como la distribución del tamaño
relativo de cada una de ellas. De hecho, la concentración disminuirá con
el número de empresas participantes y aumentará con la divergencia en
tamaño de las mismas. En relación al tamaño relativo de una empresa
i, lo mediremos por su cuota de mercado, es decir, por las ventas de la
empresa (qi ) en relación a las ventas totales existentes en dicho mercado
(Q).

Antes de entrar en describir las medidas sintéticas, podemos combi-


nar ambas variables (número de empresas y cuota) para graficarlas. La
representación acumulada de las ventas frente al acumulado de empre-
sas ordenadas a partir de la más grande en cada uno de los mercados que
queramos comparar, dará lugar a lo que se conoce como curvas de con-
centración. Para proceder a la representación, supongamos tres mercados

23
distintos a los que denominamos A, B y C. Cada uno de dichos mercados
se encuentra compuesto por un número distinto de empresas cuyas cuo-
q
tas de venta específicas (si = Qi ) pueden observarse en el Cuadro 2.1.

A B C
i
1 0,10 0,37 0,25
2 0,09 0,29 0,22
3 0,07 0,10 0,20
4 0,07 0,07 0,16
5 0,06 0,07 0,10
6 0,06 0,05 0,07
7 0,05 0,05
8 0,05
9 0,05
10 0,05
11 0,05
12 0,05
13 0,05
14 0,05
15 0,05
16 0,05
17 0,05

Cuadro 2.1: Cuotas de mercado de cada empresa (si )

A partir de esta información, podemos representar las correspondien-


te curvas de concentración para cada uno de los mercados. Puesto que
vamos acumulando desde las empresas con mayor cuota, las curvas re-
sultantes serán cóncavas desde el origen. Es decir, tan solo serían lineales
si no hubiera desigualdad en el tamaño de las empresas.

El resultado podemos verlo en la Figura 2.2. En el caso del mercado


A, las empresas son más parecidas en tamaño y su número es mayor que
en los mercados B y C. Por consiguiente, la curva para el mercado A se

24
Figura 2.2: Curvas de concentración

encuentra por debajo de las otras dos, representando un mercado menos


concentrado y previsiblemente más competitivo. El problema para com-
parar concentración entre mercados surge cuando las curvas se cruzan
como sucede con B y C. En este caso, no es fácil clasificar los ambos mer-
cados según su grado de concentración.

Los índices de concentración que a continuación vamos a estudiar tra-


tan de sintetizar la información que recogen las curvas que acabamos de
comentar. Para ello, cada uno de los índices asignan diferentes pesos a
cada una de las partes de la curva por lo que, en ocasiones, la ordenación
de los mercados de acuerdo a la concentración depende críticamente del
índice usado. Para salvar las limitaciones más importantes de los índices
usados es conveniente conocer si estos cumplen ciertas propiedades bási-
cas propuestas por Hannah and Kay (1977). Concretamente, estos autores

25
han indicado que un buen índice debería cumplir las siguientes condicio-
nes:

Clasificación según las curvas de concentración. Debe ser consistente


con la posición de las curvas de concentración, clasificando un mer-
cado como de mayor concentración cuando su correspondiente cur-
va se sitúe por encima de las que se compara.

Principio de transferencia de ventas. El índice debería recoger una ma-


yor concentración si una empresa pequeña realizara una transferen-
cia de parte de sus ventas a una de mayor tamaño.

Condición de entrada. La entrada de una empresa de menor tamaño


relativo debería disminuir el índice de concentración (y la salida el
efecto contrario).

Condición de fusión. La fusión entre empresas debería implicar un


aumento de la medida de concentración.

2.3.2. Indice de concentración de las mayores empresas


Empezaremos por exponer brevemente una medida sencilla que tan
solo requiere información de las mayores empresas que operan en un
mercado. Supongamos un mercado compuesto por n empresas, las cua-
les podemos clasificar de acuerdo a las cuotas de mercado de cada una
de ellas en orden creciente hasta la empresa k, donde k < n. En este
caso podemos sumar las cuotas de mercado de las k mayores empresas,
obteniendo el siguiente índice:

k
Ck = ∑ si (2.5)
i =1

,donde si , representa la cuota de mercado de la empresa i-ésima. Es-


te índice tiende a cero cuando el mercado es muy competitivo, y a la
unidad en el caso que el mercado se encuentre bastante concentrado. El
índice tan solo considera un punto concreto de la curva de concentración
(ignorando la información del resto de la curva). Tomando como ejemplo
los mercados del Cuadro 2.1 podemos calcular el Ck=4 para cada uno de

26
ellos. El índice de concentración de las 4 mayores empresas, el cual se co-
rresponde con el punto 4 del eje de abscisas de la Figura 2.2, será de 0,33
para el mercado A, y de 0,83 para los mercados B y C. De acuerdo a este
índice, inferiríamos que el mercado A es el menos concentrado pero es
incapaz de determinar si el B o C se encuentra más concentrado. En el ca-
so que tan solo considerásemos las 3 mayores empresas (Ck=3 ), entonces
concluiríamos que el mercado B se encuentra más concentrado que el C.
En el caso que considerásemos las 5 mayores empresas (Ck=5 ), entonces la
conclusión será la contraria. Así pues parece bastante conveniente tener
un índice menos parcial que el de concentración de las mayores empre-
sas. A continuación, presentamos una medida que considera información
de la totalidad de puntos de las curvas de concentración.

2.3.3. Recíproco del número de empresas


Este índice incorpora información del número total de empresas exis-
tentes en el mercado (n), pero no tiene en cuenta el tamaño de cada una
de ellas. Es decir, nos indica el punto máximo de la curva de concentra-
ción (sin tener en consideración su curvatura):
1
R= (2.6)
n
Aunque en la práctica tan solo es válido para realizar una aproxima-
ción al grado de competencia cuando el tamaño de las empresas es muy
similar; el índice puede ser útil para recoger el grado de competencia
en modelos teóricos que, por simplicidad, consideran que el tamaño de
las empresas es idéntico. Por último, indicar que, igual que sucede con
el anterior índice (Ck ), este no cumple todos los criterios propuestos por
Hannah and Kay (1977). De hecho, manteniendo constante número de
empresas, su valor no sería afectado por una transferencia de ventas.

2.3.4. Índice de Herfindahl-Hirschman


La medida estadística que ahora nos ocupa es bastante conocida como
índice de Herfindahl. A pesar de ello creemos que no sería justo mencionar
que la propuesta original se debe a Hirschman, tal y como el propio autor
reivindicó en un artículo (Hirschman (1964)). A diferencia de las medidas

27
Ck y R, este índice tiene en cuenta todos los puntos que conforman las
curvas de concentración. Para un mercado en el que existen n empresas,
el índice en cuestión toma la siguiente expresión:
n
hhi = ∑ s2i (2.7)
i =1
donde si representa la cuota de mercado de la empresa i-ésima. Así
pues, dado que la cuota de mercado de cada una de las n empresas se
encuentra en el rango [0, 1], hhi tenderá a 0 en una situación muy com-
petitiva (caracterizada por un elevado número de empresas iguales en
tamaño). Por el contrario, hhi será 1 en el caso extremo de monopolio pu-
ro.

Podemos obtener una expresión equivalente a la presentada en (2.7)


para mostrar cómo este índice depende tanto de la desigualdad de las
cuotas de mercado como del número total de empresas. Para combinar
las dos informaciones del mercado (dispersión del tamaño y número de
empresas existentes), definamos un coeficiente. Concretamente, c2 indica
cuál será la dispersión del tamaño (representada por la varianza de las
cuotas (σs2i )), en relación al tamaño medio empresarial (representado por
la cuota media al cuadrado (s2 )): 5

2
σs2i 1
n ∑in=1 s2i − s2
c = = =
s2 s2
1
∑in=1 s2i n
= n
1 2
(n)
− 1 = n ∑ s2i − 1 (2.8)
i =1

Ahora, sustituyendo (2.7) en (2.8) obtenemos:

c2 = n(hhi ) − 1 (2.9)
Y, reordenando:

c2 + 1
hhi = (2.10)
n
5 La cuota media es, obviamente, equivalente al recíproco del número de empresas
∑in=1 si 1
existente (R). Es decir, s = n = n = R.

28
Si existe un monopolio puro (c = 0 y n = 1), entonces hhi = 1. En
el caso extremo de competencia perfecta (c = 0 y n → ∞), hhi = 0. Ob-
sérvese, que el recíproco del número de empresas se conforma un caso
particular del hhi para c = 0. Así pues, se pone de relieve que el recíproco
del número de empresas será peor aproximación a la concentración de los
mercados en la medida que el tamaño de las empresas sea más desigual.

Aunque el índice hhi requiere poseer información de la cuota de mer-


cado de cada una de las empresas existentes, lo cual puede suponer una
limitación para su aplicación, esta medida de concentración cumple las
propiedades de consistencia propuestas por Hannah and Kay (1977) y
constituye una herramienta de trabajo muy utilizada por parte de las au-
toridades de la competencia.

Las autoridades habitualmente expresan la cuota de mercado de las


empresas en términos porcentuales (S = s · 100) y, en consecuencia, el
índice de Herfindahl-Hirschman es 104 veces superior a como se ha de-
finido en (2.7). Además, a la hora de evaluar fusiones y adquisiciones,
suelen tener en cuenta tanto el índice resultante como la variación pro-
ducida en el HH I (conocida como delta). Así, por ejemplo, la Comisión
Europea ha establecido unos umbrales para HH I y delta que sirven de
guía para la autorización de fusiones y adquisiciones horizontales.6 En la
Figura 2.3 tratamos de resumir las posibles situaciones. Hemos dejado en
color blanco las situaciones que presumiblemente no presentarán proble-
mas. Concretamente, la Comisión no detectará problemas en una fusión
o adquisición horizontal si el HH I resultante es inferior a 1.000 puntos; o
bien, si no supera los 2.000 puntos y, además, delta es inferior a 150 pun-
tos. Salvo casos excepcionales, también es improbable que la Comisión
no apruebe fusiones si los índices HH I y delta se encuentran en las zonas
coloreadas en amarillo. Nos referimos a situaciones que dan lugar a un
índice entre 1.000 y 2.000 y a un delta inferior a 250, así como a un índi-
ce superior a 2.000 pero un delta inferior a 150. Cuando se superen estos
valores críticos (zona rojiza), la propuesta de concentración empresarial
6 Para dotar de contenido al Reglamento (CE) 139/04 del Consejo Europeo sobre el
control de las concentraciones entre empresas aprobada el mismo año, la Comisión im-
plementó posteriormente unas directrices sobre la evaluación (2004/C 31/03). Las direc-
trices no se refieren a la evaluación de los efectos sobre competencia en otros mercados
ni los efectos verticales.

29
será sometida a escrutinio. Hay que tener en cuenta que estos puntos crí-
ticos son tan solo orientativos dado que, adicionalmente, se considerarán
los antecedentes y las circunstancias particulares de posible aumento de
eficiencia por ahorro en costes.

Figura 2.3: Directrices de concentración en la UE

Otras autoridades de la competencia, como el Departamento de Justi-


cia y la Federal Trade Commission de los EE.UU, siguen un criterio técnico
muy similar al seguido en la Unión Europea (Commission et al. (2010)).
En este caso concreto, las agencias norteamericanas consideran que los
mercados no son concentrados si el HHI es inferior a 1.500, moderada-
mente concentrados cuando se encuentra entre 1.500 y 2.500, y altamente
concentrados cuando es superior a 2.500. Aunque dichas agencias parecen

30
más permisivas, no lo son tanto si tenemos en consideración los puntos
críticos establecidos para delta. En concreto, en este último caso, la guía
para autorización de fusiones establece unos valores críticos de 100 y 200
puntos (en vez de 150 y 250 puntos establecidos por la Comisión Euro-
pea).

Por último, es interesante indicar que delta puede calcularse indepen-


dientemente de la concentración existente en el mercado. Para ello tan
solo hay que duplicar el producto de las cuotas de las empresas que
van a fusionarse. Es decir, si dos empresas con cuotas de mercado Sa
y Sb quieren fusionarse, sabemos que el índice antes de la fusión es de
HH I0 = [Sa ]2 + [Sb ]2 . Tras la fusión el índice sería HH I1 = [Sa + Sb ]2 =
[Sa ]2 + [Sb ]2 + 2[Sa ][Sb ]. El cambio de concentración (delta) sería la dife-
rencia entre la situación final prevista HH I1 y la inicial HH I0 . Es decir,
2[Sa ][Sb ], el doble de la cuota de mercado porcentual de ambas empresas.
Así, por ejemplo, la fusión de dos empresas con cuotas del 20 % y el 15 %,
provocaría un aumento de 600 puntos en el HH I.

Hasta aquí hemos descrito las medidas más sencillas y utilizadas, aun-
que existen otras que también pueden ser útiles para determinados casos.
El índice de entropía así como un estadístico específico para el mercado
bancario son algunos de ellas.

2.3.5. Indice de entropía


La entropía se refiere, en términos de física, al grado de desorden exis-
tente en un sistema. Por analogía, este índice evalúa la incertidumbre a la
que se enfrenta cada uno de los competidores en un mercado proporcio-
nando una medida de la (inversa) de la concentración:

n
E = − ∑ si ln(si ) (2.11)
i =1

En caso de monopolio el índice es cero (desorden mínimo y concen-


tración máxima), y a medida que aumenta el número de empresas y/o
estas se hacen más iguales se incrementa el valor absoluto de E (desorden
en comportamiento de cada operador es máximo y la concentración es

31
mínima). Obsérvese que este índice concede menor peso a las empresas
más grandes que el de Herfindahl-Hirschman (2.7).

2.3.6. Medida específica para el mercado bancario: estadís-


tico H
Las medidas anteriormente expuestas han sido utilizadas para anali-
zar la estructura de los mercados bancarios, sin embargo, la particulari-
dad de esta industria ha impulsado el desarrollo y aplicación de medidas
específicas como la del estadístico H, el cual evalúa de manera directa
el grado de competencia entre entidades. Esta medida, desarrollada por
Panzar and Rosse (1987), permite caracterizar tres tipos de competencia:
oligopolio/monopolio, competencia monopolística, y competencia per-
fecta. Concretamente, el estadístico evalúa la elasticidad de los ingresos
bancarios (Ib ) ante variaciones en precios de cada uno de los F factores
productivos (wb ):
F ∂Ib f wb f
H [bancario ] = ∑ ∂wb f Ib f
(2.12)
f =1

Así pues, la ecuación (2.12) mide la capacidad que tienen las entida-
des para trasladar las variaciones del coste de los factores productivos a
los precios finales y la cantidad que ofrecen. En condiciones de monopo-
lio/oligopolio, la ecuación (2.12) tomaría un valor negativo. El motivo es
que, en este caso, un aumento en precios de los factores productivos pro-
vocaría mayores costes marginales, caída en la producción, y disminución
en los ingresos. Cuando el H bancario se encuentre entre 0 y 1, podría-
mos considerar que el sistema opera bajo competencia monopolística. En
condiciones de competencia perfecta, H tomaría el valor de 1. El motivo
es que, en este último caso, un aumento en precios de los factores aumen-
taría los costes marginales y los ingresos totales en la misma magnitud.

En la actualidad contamos con una variedad interesante de trabajos


empíricos acerca del valor de H para diferentes mercados geográficos y
momentos del tiempo (p. ej. Zurita et al. (2014), de Guevara et al. (2017)).
Así, por ejemplo, el trabajo de Apergis et al. (2016) evalúa el nivel de com-
petencia bancaria en la Unión Europea (UE) en tres bloques económicos
(Unión Europea (UE)-27, Unión Monetaria Europea (UME)-17, y el resto

32
de los países de la UE). Además, estudia el impacto de la crisis financiera
iniciada en 2008 sobre el patrón de competencia del sector bancario en la
UME en su conjunto. Las conclusiones empíricas proporcionan pruebas
a favor de un patrón de competencia monopolística en todos los bloques
económicos de la UE examinados. El trabajo también indica que nivel de
competencia en los países de la UME parece haber sufrido un pequeño
descenso después de la adopción del euro y la crisis financiera en curso.

Para terminan, consideramos interesante indicar que (a partir de in-


formación primaria del Banco Mundial) el sitio web de la Federal Reserve
Bank of St. Louis nos proporciona estimaciones del H bancario y su evolu-
ción para un amplio abanico de países entre los que se encuentra España.

2.4. Aplicación de los índices de concentración.


A la hora de aplicar los índices de concentración hay que tener en
consideración la delimitación del mercado al que se aplican, que estos
son sensibles a la presencia de holdings, y que su estabilidad también
es importante para sacar conclusiones. En la sección 1.2, hemos descri-
to la dificultad que supone delimitar el mercado relevante en la práctica
y, por consiguiente, debemos ser cuidadosos en este punto.7 La acusa-
ción a la empresa International Business Machines (más conocida como
IBM) es un caso muy conocido que permite ilustrar la importancia de
definir adecuadamente el mercado a la hora de aplicar los índices pa-
ra tratar de evaluar el grado de poder de mercado. Concretamente, en
1969, la empresa tuvo que hacer frente a una demanda antimonopolio
referida al mercado de grandes sistemas informáticos (por violación de la
ley Sherman de EE.UU.). La demanda indicaba que las prácticas de IBM
bloqueaban la entrada a otros competidores en un mercado altamente do-
minado por la empresa (con más del 60 % de cuota). La empresa, en su
defensa, argumentó que de ningún modo tenía una posición dominante
ni tenía capacidad de abuso de poder de mercado. Argumentó que la de-
finición de mercado relevante utilizada para sus productos era demasiado
estrecha. En concreto, defendió con éxito una definición de mercado que
7 Para una exposición útil sobre esta cuestión, puede verse Ruiz (2000).

33
incluía otras máquinas de procesamiento de datos (como los ordenadores
personales), donde la cuota de IBM era bastante inferior. Tras trece años
de litigación, se decidió archivar el caso.

Además, en el momento de aplicar los índices de concentración, te-


nemos que tener en consideración si el mercado se encuentra compuesto
por sociedades de cartera que poseen el control de un conjunto de em-
presas aparentemente competidoras. Se trata de lo que comúnmente se
conoce como holdings y cuya existencia implica un incremento de la con-
centración real de empresas y, por consiguiente, del poder de mercado.
Por ejemplo, si lo que queremos es conocer la concentración en la ven-
ta de ropa para mujer tendremos que tener en consideración que Zara,
Bershka, Stradlvarius, Pull and Bear, y Massimo Dutti son vendedores
que forman parte del mismo grupo empresarial (Inditex). Es decir, sería
incorrecto separar las cuotas de mercado de cada uno de los vendedores,
pues obtendríamos índices de concentración poco ajustados a la realidad.

Por último, la estabilidad de los índices también importa a la hora


de caracterizar el grado de competencia en los mercados. Si, por ejem-
plo, existe una empresa dominante que alterna su dominio con otras es
probable que el mercado sea bastante más competitivo que si la empresa
dominante es siempre la misma. Existen autores que defienden que es
suficiente conocer la concentración dado que en mercados problemáticos
(altamente concentrados) es difícil que las cuotas de mercado sean signifi-
cativamente cambiantes. Es decir, existe una correlación entre concentra-
ción y estabilidad. Sin embargo, en algunos trabajos empíricos (Baldwin
and Gorecki (1991), Baldwin and Gorecki (1998)) se ha obtenido que dicha
correlación no es completa y que, por consiguiente, los índices de esta-
bilidad y concentración deberían utilizarse complementariamente para
obtener conclusiones más precisas sobre la competencia en los mercados.
Para evaluar el grado de estabilidad, podríamos sumar las diferencias
(absolutas) de las cuotas de mercado de cada una de las empresas en dos
momentos del tiempo.

34
2.5. Relación entre resultado y estructura
En esta sección, partiremos de determinado comportamiento, para tra-
tar de encontrar una relación entre el poder de mercado (resultado) y la
concentración empresarial (estructura). Con este propósito, siguiendo a
Cowling and Waterson (1976), supongamos un mercado compuesto por
n empresas. La función de beneficios de la empresa i-ésima puede ser ex-
presada como:

¶i = Pqi − c(qi ) − Fi (2.13)


donde P es el precio de mercado que es función de la cantidad total
ofrecida ( Q = q1 + q2 + ...qn ), c(qi ) representa el coste variable de la
empresa y Fi es el coste fijo. Si se supone un comportamiento tipo Cournot,
entonces la condición de primer orden que maximizaría beneficios de la
empresa es:

∂¶i
= P0 qi + P − CMg(qi ) = 0 (2.14)
∂qi
donde P0 nos está indicando el cambio en precio ante la variación de la
cantidad de mercado que, a su vez, es provocada por el cambio en la pro-
∂P ∂Q
ducción de la empresa i-ésima ( ∂Q ∂q ). Asumiendo que no existe variación
i
conjetural ( ∂Q 8 0
∂q = 1), P será simplemente la inversa de la pendiente de la
i
∂P
función de demanda de mercado ( ∂Q ). Reordenando la anterior expresión
y dividiendo ambos miembros por el precio de mercado (P), obtenemos:

P − CMg(qi ) q
= − P0 i (2.15)
P P
Como podemos observar, el primer miembro de la expresión nos indi-
ca el poder de mercado de la empresa i-ésima a través de de su correspon-
diente índice de Lerner (Li ). Si multiplicamos el segundo miembro de la
ecuación por QQ , obtendremos una expresión que puede resultarnos más
familiar:
8 Esdecir, la cantidad ofrecida por el resto de empresas no responde ante el incre-
mento de la oferta de la empresa i-ésima.

35
Q qi 1
Li = − P 0 = si (2.16)
PQ ε
Es decir, (2.16) nos indica que el poder específico de la empresa i-esima
se encuentra directamente relacionado con su cuota de mercado (si ) e in-
versamente relacionado con la elasticidad de la demanda (ε).

Si adicionalmente definimos un índice de poder global de mercado


como el poder de cada empresa ponderado por su representación en el
mercado (L=∑in=1 si Li ), entonces observamos que existe una relación entre
el poder global en el mercado (resultado) y la concentración empresarial
(estructura). Es decir, en términos generales, el poder de mercado es direc-
tamente proporcional a hhi e inversamente proporcional a la elasticidad
de la demanda (ε):
n
s hhi
L= ∑ si εi =
ε
(2.17)
i =1

En el caso extremo de monopolio puro (hhi = 1) obtendríamos el


caso particular expuesto en la ecuación (1.3). Por otra parte, el poder de
mercado seria nulo en competencia perfecta (hhi = 0).

2.6. Prácticas
El Reglamento 139/2004 es el instrumento que permite un control
efectivo de todas las operaciones de concentración en la UE. Para cono-
cer cómo se evalúan dichas operaciones, así como el procedimientos de
solicitud y autorización, se propone la lectura, exposición y discusión en
grupo de la normativa. En este sentido, también es interesante estudiar el
reciente trabajo de Mini (2018), en el cual se analiza empíricamente todas
las decisiones de la Comisión Europea sobre fusiones horizontales antes
y después de la implementación del Reglamento.9

A continuación, proponemos un conjunto de cuestiones a resolver:


9 Esta lectura puede completarse con una discusión realizada por Ridyard (2004) sobre

la evaluación de las fusiones en la UE.

36
Con la información del Cuadro 2.1 obtenga el índice de concen-
tración de las 4 mayores empresas (Ck=4 ), así como el índice de
Herfindahl-Hirschman (HH I). Discuta los resultados obtenidos.

Suponga que en tres mercados con cuotas empresariales semejantes


a las descritas en el Cuadro 2.1 las dos empresas de mayor tamaño
solicitasen realizar una fusión. Indique para cada uno de los merca-
dos si, de acuerdo al Reglamento de la Comisión Europea (2004/C
31/03), se impediría o autorizaría previsiblemente dicha solicitud.

A partir de la información disponible en el sitio web de la Federal


Reserve Bank of St. Louis, compare la concentración bancaria entre
España y Francia.

Consideremos el mercado de las gasolinas y el teatral. Suponga que


en ambos mercados hay igual número de empresas y una distribu-
ción similar de las cuotas de mercado. ¿En qué situación considera
que existirá más poder de mercado?

37
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