Vous êtes sur la page 1sur 6

Signos

Neurológicos
Menores
Los signos neurológicos menores, o signos blandos ("soft signs"), guardan una
estrecha relación con la disfunción cerebral mínima infantil, pues son su expresión
neuroconductual (Teeter, 1997). Su importancia como manifestación externa de la
disfunción cerebral subyacente ha sido avalada por numerosos estudios desde hace
tres décadas (Millichap, 1975; Gaddes, 1980; Portellano, 1989, Bartchelor, 1997).
Aunque inicialmente se consideraron únicamente los signos neurológicos de
naturaleza motora, posteriormente se han ido incorporando otras alteraciones
neurológicas relacionadas con funciones sensoriales y cognitivas.

Bender en 1947 fue el primer autor que utilizó la denominación de signos


neurológicos menores, tras evaluar neuropsicológicamente a 100 niños
esquizofrénicos. Strauss, al comienzo de la década de los 50, catapultó el uso de los
signos neurológicos menores como método de diagnóstico de la DCM, mediante el
llamado síndrome de Strauss. La aceptación de los signos neurológicos menores
como base del diagnóstico de DCM no ha sido un camino fácil. Uno de los primeros
intentos para introducir definitivamente el concepto de signos neurológicos
menores fue el de Rutter, Yule y Grahan en 1970. Los autores estudiaron las
características neuropediátricas de un amplio grupo de niños y niñas de la isla de
Wight, encontrando varios tipos de alteraciones neurológicas:

a) Alteraciones que indicaban retraso del desarrollo y que desaparecían con la edad
de manera espontánea.

b) Alteraciones difíciles de definir y poco fiables en la exploración neurológica, que


denominaron signos neurológicos menores, considerándolos como una forma de
expresión de la disfunción menor del sistema nervioso, en contraste con los signos
mayores, que definitivamente indicaban la presencia definitiva de daño cerebral.

c) Otras alteraciones resultantes de condiciones neurológicas patológicas como el


nistagmo o estrabismo.

En la actualidad se asume que los signos neurológicos menores son la expresión de


alteraciones neurofuncionales del sistema nervioso, que se manifiestan con mayor
intensidad en la infancia. Su número e intensidad tiende a disminuir con la edad del
niño, guardando relación inversa con su nivel mental, ya que cuanto menor es el CI,
mayor es la cantidad e intensidad de los signos neurológicos menores que presenta
el niño.

Clasificación

Signos evolutivos y disfuncionales

Determinados signos neurológicos son de tipo evolutivo y reflejan un estado de


inmadurez neurológica más que una disfunción cerebral real en el niño. Es habitual
que desaparezcan con el paso del tiempo de un modo espontáneo. Aquí se incluyen
signos como:
• Trastornos del reconocimiento derecha-izquierda.

• Retraso del habla.

• Retraso en la edad de inicio de la marcha liberada.

• Retraso en el inicio de acontecimientos madurativos como

mantenerse en pié, caminar, hablar, entre otros.

• Retraso en la definición de la lateralidad.

• Alteraciones ligeras de la coordinación motriz.

• Deficiencias de la estructuración espacial.

• Sincinesias.

• Disdiadococin

Otros signos neurológicos menores en la infancia son de naturaleza patológica y


expresan el grado de disfunción cerebral subyacente. Su característica es que tienen
mayor persistencia en el tiempo:

• Reflejos anómalos.

• Hemiparesia residual.

• Ptosis palpebral.

• Nistagmo.

• Estrabismo.

• Asimetría craneal.

• Alteraciones leves en el EEG.

Signos psicomotores y sensoperceptivos

Un modo más operativo de clasificar los signos neurológicos menores en la etapa


infantil es según su expresión semiológica. De este modo, podemos dividirlos en
signos de expresión psicomotora, y otros signos de expresión polimórfica.
Signos psicomotores

Los signos psicomotores se manifiestan por la presencia de alteraciones en la


ejecución de las actividades motoras voluntarias o involuntarias, como consecuencia
de alteraciones ocasionadas en diversas áreas del sistema nervioso que regulan los
movimientos (lóbulo frontal, cerebelo, ganglios basales, nervios craneales, etc).
Incluyen manifestaciones diversas, como hiperactividad, alteraciones del tono
muscular, reflejos anormales o trastornos de coordinación y el equilibrio.

MODALIDAD SIGNO NEUROLÓGICO

• Hiperactividad.
• Trastornos del tono muscular.
• Reflejos asimétricos o anómalos.
• Trastornos de equilibrio.
• Trastornos de la coordinación.
• Trastornos de la motricidad fina y gruesa.
• Inestabilidad postural.
• Impersistencia motora.
• Trastornos de la marcha.
• Movimientos coreiformes.
• Disdiadococinesia (movimientos rápidos y alternantes
ejecutados mediocremente).
PSICOMOTORES • Sincinesias (movimientos desbordantes o en espejo).
• Hipocinesia.
• Nistagmo.
• Ptosis palpebral.
• Apraxia orofacial, babeo y sacudidas de mandíbula.
• Dificultad en unir el dedo pulgar con los restantes
dedos.
• Temblores.
• Dificultad para dar una patada a un balón.
• Presión inmadura del lapicero.
• Imposibilidad de saltar a la pata coja a partir de los 6
años.
• Lentitud en los movimientos de labios y lengua.
Signos sensoperceptivos

Son manifestaciones de disfuncionalidad que afectan especialmente a los sistemas


visual, auditivo y táctil.

MODALIDAD SIGNO NEUROLÓGICO

• Trastornos de orientación espacial.


• Trastornos de discriminación auditiva.
• Trastornos visoperceptivos.
SENSOPERCEPTIVOS
• Agnosias auditivas.
• Agnosias visuales.
• Agnosias táctiles.
• Agnosias espaciales.
• Trastornos del esquema corporal.

Otros Signos

Numerosas manifestaciones de disfuncionalidad no pueden ser consideradas


propiamente como psicomotoras ni sensoperceptivas. Aquí se incluyen diversos
signos: trastornos del lenguaje, dificultades de aprendizaje, alteraciones en los
procesos cognitivos o presencia de signos positivos en pruebas neurofisiológicas o
de neuroimagen.

MODALIDAD SIGNO NEUROLÓGICO

• Dificultades neuropsicológicas de aprendizaje.


• Síntomas disejecutivos.
• Trastornos de atención.
OTROS SIGNOS • Trastornos de lateralización.
• Alteración en procesos cognitivos: atención, memoria y
ra-zonamiento.
• Hallazgos positivos leves en pruebas neurofisiológicas o de
neuroimagen.
• Trastornos de conducta.
• Retraso del lenguaje.
• Problemas de articulación en el habla.
• Trastornos del lenguaje oral o escrito.
Referencia

Portellano, J. A. (2005). Introducción a La Neuropsicología. Editorial Mc Graw


Hill. España.

Portellano, J., y García, J. (2014). Neuropsicología de la Atención, Las


Funciones Ejecutivas y la Memoria. Editorial Síntesis, S. A. Madrid. España.

Vous aimerez peut-être aussi