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Qué significa ser vivo


Los seres vivos, y por tanto también los hombres, se diferencian de los
inertes en que tienen vida. 5 características íntrínsecas de poseer vida:

Auto-movimiento. - Vivir es ante todo moverse a uno mismo. Lo vivo es
aquello que tiene dentro de sí mismo el principio de su movimiento, lo que
se mueve «solo», sin necesidad de un agente externo que lo impulse. Vivir
es un modo de ser, para los vivientes vivir es ser.

Unidad. - Todos los seres vivos son uno, se cuentan por individuos. El
individuo, el ser vivo, es uno todo él. Los seres vivos no pueden dividirse o
partirse sin que mueran y dejen de estar vivos. Incluso los que se
reproducen por bipartición originan dos individuos nuevos, diferentes al
original, muriendo el original.

Inmanencia. - Esta palabra procede del latín in-manere, que significa
permanecer en, es decir, quedar dentro, quedar guardado. Las acciones
inmanentes son aquellas cuyo efecto queda dentro del sujeto (comer o
pensar queda dentro de uno mismo). Los seres vivos realizan operaciones
inmanentes con las que guardan algo dentro de sí, cuyos efectos quedan
dentro del sujeto, ellos son los receptores de su propia acción.
Qué significa ser vivo

Auto-realización. - Lo vivo camina y se distiende a lo largo del tiempo hacia
una plenitud de desarrollo, o hacia la muerte. Ningún viviente está realizado
en el momento de su nacimiento: hay, pues, un despliegue, un hacerse
efectiva la potencia o capacidad, un desarrollo. Hay un crecimiento en el
que se hace efectiva la potencia o capacidad, es un ir realizándose a lo
largo del tiempo, que corre a cargo del propio viviente. Vivir es crecer.

Ritmo cíclico y armónico. - su movimiento se repite, vuelve una y otra vez a
empezar, y se va desplegando a base de ritmos repetidos, cuyas partes
están internamente proporcionadas unas con otras, hasta formar un todo
unitario: ciclos del cosmos.


Niveles de vida

Gradación: escala de perfección según vida o mundo interior, según
inmanencia: no es lo mismo el moverse de una planta, el de un gato o la
mano de un hombre cuando saluda.

En esta escala el individuo cada vez toma más importancia.

Primer grado: vida vegetativa. - Este tipo de vida es propio de las plantas
y de todos los animales superiores a ellas. Tiene tres funciones principales:
la nutrición (lo exterior se hace interior), el crecimiento (necesita de la
primera) y la reproducción (lo interior se hace exterior para la continuación
de la especie.

Segundo grado: vida sensitiva. - Distingue a los animales de las plantas.
La vida sensitiva consiste sobre todo en tener un conocimiento: el sistema
perceptivo que capta los estímulos sensibles activan o no el instinto y
desencadenan una conducta. Esta respuesta a los estímulos no puede ser
modificada en la vida sensitiva, es una respuesta automática.

La realización de los fines exclusivamente específicos o propios de la
especie. No puede ponerse nuevos fines, ni elegir nuevos medios para
alcanzar sus fines ya programados, usa los medios según su especie.
Niveles de vida

Tercer grado: vida intelectiva. - Es el grado propio del hombre. En este
nivel se rompe la necesidad o automatismo del circuito estimulo-respuesta.
Los fines son fijados por uno mismo, esto sería imposible de realizarse sino
mediara la razón y el intelecto. Las principales características de este nivel
de vida son:

El hombre elige intelectualmente sus propios fines, aunque no todos, pues
evidentemente conserva los específicos propios de la especie, y por tanto
de todos los individuos de ella. Todos los hombres comparten un fin común
y último: la felicidad.

En el hombre, los medios que conducen a los fines no vienen dados, ni
siquiera los referidos a fines vegetativos, sino que hay que encontrarlos.


Racionalidad

El dato distintivo del hecho de ser personal es el de la racionalidad. Gracias a
que tenemos razón:

Podemos conocer.

Tenemos moralidad.

Tenemos voluntad: el querer de la razón.

Tenemos intimidad: como grado máximo de inmanencia.

Somos libres: tenemos dominio de sí y somos capaces de ponernos fines y
escoger los medios para los fines.

Somos capaces de dar y amar.

Somos seres manifestativos sociales y políticos: tenemos palabra y diálogo.

Somos espirituales.

Somos fines en sí mismos y estamos dotados de intrínseca dignidad: es
realidad absoluta y no condicionada: no podemos usar a los otros.
El alma, principio de vida

Alma es lo que constituye al ser vivo como vivo, el principio vital de los
seres vivos: también los animales y las plantas poseen alma.

Sólo existen cuerpos animados (de ánima o alma), cuerpos formalizados
por el alma, no existe tal cosa como un alma más un cuerpo. Eso sería
dualismo y todo lo vivo es unidad.

El hombre tiene dos dimensiones: la materia y un principio vital o forma
(forma no es aquí silueta o figura): lo que hace ser (existir) y hace ser lo que
se es (por ejemplo, un perro) que organiza, vivifica o informa esa materia (la
materia informada por la forma hace ser éste perro).

El hombre es un cuerpo racionalizado, espiritualizado o espíritu
corporalizado. El primer acto del alma es su cuerpo.

Hay que combatir la tendencia imaginativa al dualismo, de un alma que se
introduce en un cuerpo: sin alma no hay cuerpo alguno.
La sensibilidad y el conocimiento

El alma humana tiene distintas facultades: ejerce distintos actos
(vegetativos, sensitivos y racionales).

El conocimiento humano tiene dos niveles
1) Conocimiento sensible que tiene por objeto lo particular, lo individual de
las cosas materiales.
2) Conocimiento intelectual humano: se conoce lo universal, lo esencial a
los individuos, lo común y que se materializa en la idea o concepto.

Conocer es el modo más intenso de vivir y de perfeccionarse: se es más
conociendo más. Y se conoce porque el alma como principio vital no se
agota en el interior, sino que se abre al exterior.

Conocer es una relación entre el sujeto que conoce y la realidad conocida.

Es una asimilación de elementos, una síntesis, una fusión, pero no de orden
material, como la nutrición (lo asimilado desaparece y forma a pasar parte
de la sustancia del sujeto que lo ingiere, se transforma en parte de su
sustancia). Nada le pasa a la cosa asimilada por ser conocida, y tampoco al
que conoce, más allá de un enriquecimiento de la vida interior.
La sensibilidad y el conocimiento

El conocimiento sensible es el resultado de los actos sensibles y es la forma
más elemental de conocimiento.

El conocimiento sensible tiene sentidos internos y externos. El acto de los
sentidos externos es la sensación (cinco sentidos). Los actos de los
sentidos internos son la percepción, imaginación, estimación y memoria.

En su apertura exterior los sentidos reciben la forma sensible sin la materia
(forma no es forma aquí figura, sino lo que hace a las cosas ser o existir y
ser lo que son universalmente: por ejemplo, ser blanco, la blanqueidad).

Conocer es la posesión inmaterial de la forma de otra cosa, sin perder la
propia forma y sin afectar a la forma de lo conocido (al conocer,no se altera
ni mi identidad ni la de la cosa conocida). Esta apropiación recibe el nombre
de intencionalidad (in-tendere, tender hacia). No confundir intencionalidad
con la idea cotidiana de que si algo es intencional lo es porque es
voluntario.

Por eso el alma es en cierto sentido y mediante el conocer, todas las cosas
porque sale de sí misma para vivir todas las cosas, para hacerse con todas
ellas.
La sensibilidad y el conocimiento

El nivel del conocimiento intelectual necesita del sensible: nada hay en el
intelecto que no haya pasado previamente por los sentidos. Nuestra mente
es tabula rasa donde no hay nada escrito. Necesitamos de los contenidos
externos mediados por la sensación para conocer, para formarnos
conceptos e ideas.

Un ciego de nacimiento no conoce el color: si no poseyésemos ningún
sentido de nacimiento, no tomaríamos posesión de nuestra vida intelectual,
ésta habría quedado en una mera potencia.

Como cada sentido tiene su objeto se llama sensibles propios, son
percibidas por un único sentido, captado en presente por alteración del
órgano pertinente ante el estímulo externo adecuado (no percibimos todos
los colores ni todos los sonidos, por ejemplo). Las funciones sensitivas:

La sensación es la recepción intencional de una forma sensible y particular
mediante la cual se capta las cualidades sensibles externas de los cuerpos,
pero no su naturaleza.

Son captadas por sentidos especializados con su objeto: vista, objeto es el
color, oído cuyo objeto es el sonido, olfato para el olor, gusto para el sabor y
tacto para las características físicas de los cuerpos.
Las funciones sensitivas

La sensación es de la persona, no del ojo. Es el alma, unida al cuerpo, la
que verdaderamente siente a través de los sentidos externos: el hombre
dirige los sentidos externos: oigo lo que quiero oir y miro lo que quiero ver:
los sentidos externos no son meramente pasivos, sino que tienen mucho de
actividad y libertad. (Oir y escuchar, ver y mirar, etc). Sentidos internos:

La sensación no se da sola, sino interrelacionada (olor a gasolina y ruido de
motor nos evocan a un automóvil). Esta integración o síntesis sensorial se
llama percepción. Mediante la percepción se captan también los sensibles
comunes: número, movimiento o reposo, figura, magnitud o cantidad.

Esta unificación la lleva a cabo el sentido común, porque unifica las
sensaciones y se las atribuye a una misma cosa que se percibe como
sujeto de distintas cualidades primarias y secundarias.

La síntesis del sensorial no es fugaz. El archivo de las percepciones se
llama imaginación o fantasía: además de archivarlas puede re-presentar
(imaginar un caballo) y elaborar síntesis nuevas (centauro).

La imaginación se da en continuidad con la percepción (nada hay
imaginado de lo que no haya habido previa sensación y percepción).
Las funciones sensitivas

La imaginación o fantasía es esa facultad que tiene por objeto el volver a
considerar o hacer presente de nuevo (re-presentar) algo que estuvo
presente a los sentidos externos.

La imaginación mira hacia el pasado y funciona relativamente al margen de
la realidad: la fantasía permite crear centauros, es un sentido que permite la
irrealidad. Permite el operar de la actividad artística, de los inventos, los
relatos y las narraciones.

En estados de inconsciencia, la imaginación escapa a la razón y la
voluntad: sueños y pesadillas.

El alejarse de la realidad, es el primer paso hacia la abstracción intelectual y
funciona sin la presencia real del objeto original.

Si la imaginación no retuviera las percepciones sensibles, todo sería nuevo
para nosotros una y otra vez. Ni siquiera podríamos disfrutar de una
canción, ya que requiere retenerla como unidad melódica.

La percepción necesita de la imaginación para completarse y unificarse: la
simple huella de un elefante hace completar la percepción con los datos
sensibles que faltan.
Las funciones sensitivas

La imagen (de la imaginación) no es la idea, aunque solemos asociar
imágenes a las ideas o los razonamientos, la imagen de una silla es la de
una silla particular y la idea de silla incluye el universo completo de sillas.

La creatividad humana implica un uso inteligente de la imaginación.

De la imaginación se obtienen los conceptos abstractos.

La estimación: pone en relación las realidades exteriores con las situación
orgánica propia, con la propia vida, siempre de cara a un futuro
(anticipación). La oveja huye al ver al lobo: valora o estima la realidad
exterior con respecto a su subjetividad instintiva, sabe instintivamente.

Esta valoración es el primer paso de la dinámica instintiva y guía al animal
en su acción práctica.

La estimación genera una emoción de aceptación o atracción (positiva) o
rechazo o repulsa (negativa)

En el hombre la estimativa se llama cogitativa (de cogito, pensar) y permite
el juicio prudencial: la hamburguesa me gusta /me conviene, etc.
Las funciones sensitivas

La memoria conserva los actos de la estimativa y los actos del viviente.
Retiene la sucesión temporal del vivir, cuyo objeto propio es recordar.

De igual modo que el sentido común necesita del archivo de la imaginación,
así también la estimativa precisa de un sentido interno que conserve las
estimaciones efectuadas anteriormente.

Al guardar memoria de los actos estimativos, se aprende la experiencia de
las cosas, a cómo comportarse frente a ellas.

La experiencia se suma al instinto/tendencia y lo refuerza: el león caza
mejor con la experiencia acumulada en la memoria.

Si no tuviésemos memoria todo nos sería nuevo: no podríamos aprender ni
perfeccionarnos. No podríamos vivir.

Pero no sólo conserva en el hombre los datos de la estimativa, son de todos
los actos del viviente: retiene toda la sucesión del vivir: todas nuestras
percepciones, pensamientos, retiene todo nuestro tiempo interior, toda
nuestra actividad interior.
Las funciones sensitivas

La memoria permite la intimidad y hace posible la conexión de los actos del
conocimiento.

Es esencial en el hombre: está ligada con la temporalidad y la identidad,
conectando el pasado con el presente y proyectando al futuro: no
sabríamos quienes somos, que hicimos ayer, con qué recursos contamos y
cómo usarlos. No sabríamos ni abrir una puerta.

La memoria tiene también una base orgánica (susceptible de lesión).

En el hombre la memoria está muy relacionada con la voluntad y la libertad,
aunque no totalmente. Nos gustaría eliminar recuerdos (por ejemplo, si
hemos hecho el ridículo en algún lado) y no podemos y a veces olvidamos
cosas que queremos recordar (lo estudiado antes de un examen).

La memoria es selectiva, porque su capacidad de retención es limitada.

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