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INSTITUTO BIBLICO BETEL

Kohataneko

Curso: Historia de la iglesia

Reporte de la lectura capítulo 16 y 17

Alumno: Isaías Sebastián

Profesor: Ohel Jeremías

Fecha de entrega: 24/06/2019


CAPITULO 16: LA REACCIÓN CISMÁTICA: EL DONATISMO

Se trata de la cuestión de los caídos. Después de cada período de persecución violenta, la iglesia

tenía que enfrentarse a la cuestión de qué hacer con los que habían sucumbido ante las amenazas o

las órdenes de las autoridades, y ahora pedían ser restaurados a la comunión de la iglesia. En el

siglo tercero, esto produjo en Roma el cisma de Novaciano, y en Cartago —en el norte de África—

Cipriano tuvo que defender su autoridad como obispo frente a quienes sostenían que eran los

confesores quienes tenían el derecho de readmitir a los caídos.

De hecho, el número de estos últimos fue tan grande, que algunos observadores nos cuentan que

hubo días en que las gentes no cabían en los templos paganos. Por otra parte, no faltaron cristianos

que se mantuvieron firmes en la fe, y que por causa de ello sufrieron cárceles, torturas y muerte.

Como en otros casos anteriores, los miembros de este grupo que lograron sobrevivir recibieron el

título de “confesores”, y se les veneraba por la firmeza de su fe. Pero algunos de ellos, a diferencia

de los confesores del tiempo de Cipriano, se mostraron harto rigurosos para con los que habían

seguido otro camino.

Estas eran, en pocas palabras, las cuestiones teológicas que se debatían. Pero cuando nos

adentramos más en los documentos de la época, y empezamos a leer entre líneas, nos percatamos

de que había otras causas que se revestían de 202 Argumentos teológicos.


COMENTARIO PERSONAL

Esto me impacta sobre los que son del grupo donatismo aunque son grupos de Cristianos que se

levantan pero sobre todo en el siglo VII se desaparecieron cuando los musulmanes lo conquisto los

romanos y hoy en nuestra actualidad hay grupos de personas que pueden levantar con otra doctrina

pero sobre todo cuando no es la voluntad del Señor todo será destruido.

CAPITULO 17: LA CONTROVERSIA ARRIANA Y EL CONCILIO DE NICEA


En tiempos del apóstol Pablo fue la cuestión de la relación entre judíos y gentiles; después
apareció la amenaza del gnosticismo y de otras doctrinas semejantes; en el siglo III, cuando
Cipriano era obispo de Cartago, se debatió la cuestión de la restauración de los caídos. Todas
éstas fueron controversias importantes, y a veces amargas. Pero en aquellos casos había dos
factores que limitaban el fragor de las contiendas.
Todo esto comienza a verse en el caso de la controversia arriana, que comenzó como un debate

local, creció hasta convertirse en una seria disensión en la que Constantino creyó deber intervenir,

y poco después dio en una serie de intrigas políticas. Pero si nos percatamos del espíritu de los

tiempos, lo que ha de sorprendernos no es tanto esto como el hecho de que a través de todo ello la

iglesia supo hacer decisiones sabias, rechazando aquellas doctrinas que de un modo u otro ponían

en peligro el mensaje cristiano.

LOS ORÍGENES DE LA CONTROVERSIA ARRIANA

Las raíces de la controversia arriana se remontan a tiempos muy anteriores a Constantino, pues se

encuentran en el modo en que, a través de la obra de Justino, Clemente de Alejandría, Orígenes y

otros, la iglesia entendía la naturaleza de Dios. Según dijimos en nuestra Primera Sección, cuando

los cristianos de los primeros siglos se lanzaron por el mundo a proclamar el evangelio, se les

acusaba de ateos e ignorantes.


El número exacto de los obispos que asistieron al concilio nos es desconocido, pero al parecer

fueron unos trescientos. Para comprender la importancia de lo que estaba aconteciendo,

recordemos que varios de los presentes habían sufrido cárcel, tortura o exilio poco antes, y

que algunos llevaban en sus cuerpos las marcas físicas de su fidelidad. Y ahora, pocos años

después de aquellos días de pruebas, todos estos obispos eran invitados a reunirse en la ciudad

de Nicea, y el emperador cubría todos sus gastos.

Pero cuando los obispos oyeron la exposición de las doctrinas arrianas su reacción fue muy distinta

de lo que Eusebio esperaba. La doctrina según la cual el Hijo o Verbo no era sino una criatura —

por muy exaltada que fuese esa criatura— les pareció atentar contra el corazón mismo de su fe. A

los gritos de “¡blasfemia!”, “¡mentira!” y “¡herejía!”, Eusebio tuvo que callar, y se nos cuenta que

algunos de los presentes le arrancaron su discurso, lo hicieron pedazos y lo pisotearon.

El resultado de todo esto fue que la actitud de la asamblea cambió. Mientras antes la mayoría quería

tratar el caso con la mayor suavidad posible, y quizá evitar condenar a persona alguna, ahora la

mayoría estaba convencido de que era necesario condenar las doctrinas expuestas por Eusebio de

Nicomedia.

Creemos en un Dios Padre Todopoderoso, hacedor de todas las cosas visibles e invisibles. Y en un

Señor Jesucristo, el Hijo de Dios; engendrado como el Unigénito del Padre, es decir, de la

substancia del Padre, Dios de Dios; luz de luz; Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no

hecho; consubstancial al Padre; mediante el cual todas las cosas fueron hechas, tanto las que están
en los cielos como las que están en la tierra; quien para nosotros los humanos y para nuestra

salvación descendió y se hizo carne, se hizo humano, y sufrió, y resucitó al tercer día, y vendrá a

juzgar a los vivos y los muertos. Y en el Espíritu Santo. A quienes digan, pues, que hubo cuando

el Hijo de Dios no existía, y que antes de ser engendrado no existía, y que fue hecho de las cosas

que no son, o que fue formado de otra substancia o esencia, o que es una criatura, o que es mutable

o variable, a éstos anatematiza la iglesia católica.

COMENTARIO PERSONAL

Hay muchas cosas que realizaron en el concilio de Nicea aunque los arrianismos tienen otra postura

pero los más obispos defendieron la doctrina igualmente nosotros tenemos que velar y ser prudentes

en las cosas de Dios.

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