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La jerga.

- Según el lingüista Enrique Carrión, la jerga enriquece nuestro lenguaje, porque multiplica
las dimensiones de la creatividad, vulnerando los patrones establecidos. Es un signo del ingenio de la
gente y eso es bueno porque el ser humano demuestra que no es un simple cumplidor de un ritual ya
trazado. Aquí un breve listado de la “jeringa” ochentera:
agarre.- relación sin compromiso
cabro.- hombre afeminado
calentao.- relación adicional a la oficial (la “otra”)
causa.- amigo
chamba.- trabajo, oficio
chancha.- colecta entre amigos
chela.- cerveza
chupódromo.- cantina, bar de baja categoría
fallo.- cigarrillo
fercho.- chofer
fumón.- quien consume drogas
hembrita.- chica, pareja sentimental
jato.- casa
jonca.- cajón de 12 botellas de cerveza
ladilla.- pesado, insistente
monse.- zonzo, quedado
mostro.- espectacular, asombroso, bonito; antes era “Qué paja”
ñoba.- baño
pacha.- chica fácil
pichanga.- partido de fútbol o fulbito por entretenimiento
terruco.- terrorista
triquear.- llevar un curso por tercera vez
villegas.- billetes, dinero
yunta.- amigo íntimo
zampón.- intruso, invitado no deseado
Los centros comerciales.- Sin duda alguna, el centro comercial emblemático de esta década fue
Camino Real, en San Isidro, que inició sus operaciones en 1980. En sus inicios, su éxito se basó en la
novedad (decenas de tiendas, estacionamientos y cines); sin embargo, el no contar con un modelo
centralizado de administración provocó su debacle. Esto le impedía reaccionar y adaptarse a las
nuevas tendencias que modificaron el concepto del negocio en la década de los 90. En efecto, Camino
Real se fue a la quiebra porque cada uno era dueño de su local (eran más de 200). Además, a
diferencia de los malls de ahora, no había “tiendas ancla”, es decir, establecimientos que atraigan una
gran cantidad de clientes; además, había pocos estacionamientos y la tarifa por hora era muy elevada.

A pesar de estar ubicado en un lugar estratégico, para los nostálgicos de los 80, ir ahora a este
inmenso local es como estar en un pueblo fantasma. En síntesis, ¿cuál es la gran diferencia entre los
centros comerciales de los 80 como Camino Real, Arenales, La Gran Vía con los de ahora?
Simplemente el control de la propiedad por una administración central. Los malls de ahora no se
venden, sino se administran y se promueven.

Un nuevo concepto de salas de cine.- La historia empieza allá por 1979 cuando se inauguran los cines
“Romeo” y “Julieta” en Miraflores. Este novedoso sistema se caracterizaba por ofrecer dos películas en
un mismo complejo. En contra de la tendencia de la sala tradicional, cuando los cines eran amplios,
con platea y “mezanine”, estas salas eran de un tamaño mucho menor. Luego vendrían el “Real 1” y el
“Real 2”, en Camino Real, y el “Ámbar” y “Jade”, en el Centro Comercial Arenales. Pero tendría que
pasar mucho tiempo antes de que estos conjuntos de dos salas se convirtieran en lo que conocemos
actualmente como “multiplexes”. Los primeros cambios comenzaron como una subdivisión de salas de
cine existentes durante la crisis económica de los ochenta, cuando muchos teatros no supervivieron y
se convirtieron en iglesias. Hay que recordar que el fenómeno de los multiplexes se popularizó en
Estados Unidos durante la época del presidente Carter, en la segunad mitad de los 70, cuando la crisis
económica generó una gran cantidad de metros cuadrados desocupados en los centros comerciales.
La popularización del VHS, de otro lado, y la amenaza terrorista, por otro, también contribuyeron a la
crisis de las salas de cine en el Perú durante los 80.
El terrorismo y la guerra interna.- La llamada “lucha armada” por parte del Partido Comunista del
Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL), liderado por Abimael Guzmán, se inicia formalmente el 17 de mayo
de 1980, día de las elecciones, en el pueblo de Chuschi (Ayacucho). El periodo comprendido entre
1980 y 1993 fue el más violento y traumático de todo el conflicto armado interno. La cantidad de
muertos y desaparecidos reportados en este periodo representa casi el 90% de todo el conflicto. El
primer gran hito mediático de un hecho de violencia fue el asesinato de ocho periodistas en el
poblado ayacuchano de Uchuraccay (26 de enero de 1983). En 1984 otra agrupación, pero esta vez
proveniente de la nueva izquierda peruana y de la experiencia guerrillera latinoamericana, el
Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), se alza en armas. Poco después, ocurre otro hito de
violencia, la llamada matanza de los penales (18 y 19 de junio de 1986). Los senderistas de los
penales de Lurigancho, en Lima, y Santa Bárbara y El Frontón en el Callao, se amotinaron el 18 de
junio. La respuesta de las fuerzas del orden fue devastadora, y se calcula que murieron más de 200
reclusos.

En la segunda mitad de la década, ocurrió un despliegue nacional de la violencia, el PCP-SL abrió


frentes en Puno, Junín y el valle del Huallaga, mientras que priorizó los asesinatos selectivos de
autoridades en Lima. El MRTA abrió un frente guerrillero en el departamento de San Martín en 1987 y
organizó una exitosa campaña publicitaria que fue aprovechada por los opositores del gobierno. Por
otra parte, se desarrollaron trabajos de inteligencia en la Dirección contra el Terrorismo (Dircote), al
formarse el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) que se dedicaría al seguimiento y espionaje con la
finalidad de capturar a los líderes de las organizaciones subversivas. Mientras tanto, la espiral de la
violencia causó estragos a nivel nacional, sucesos tristemente célebres como el enfrentamiento en
Molinos entre miembros del MRTA y del ejército en 1988, el ataque al puesto policial de Uchiza por
miembros del PCP-SL en 1989, la aparición del Comando Rodrigo Franco, el desarrollo de la
comunidad senderista de Raucana en las afueras de Lima.

El cine peruano: “La boca del lobo” (1985).- Es la película peruana sobre la que más se ha escrito y
discutido, ya que fue la primera que trató el tema del conflicto armado interno desde su inicio, en
1980, por lo cual existía una expectativa en diversos sectores preocupados por los acontecimientos
de violencia que estaban ocurriendo. Su posición crítica a las estrategias contra subversivas provocó
que sectores sociales y políticos que pedían una mayor mano dura en el conflicto se pronunciaran en
diversos medios de comunicación. El debate y polarización sobre el tema de La boca del lobo
contribuyó a generar expectativa en el público cinematográfico local. El filme, hasta el día de hoy, es
uno de los más taquilleros de la historia del cine peruano, con alrededor de un millón de
espectadores. Si bien es cierto que una película peruana siempre despierta expectativas, el delicado
tema tocado en La boca del lobo despertó un gran interés no solo por ver el filme, sino por
comentarlo y sentar una posición sobre él. Junto a La ciudad y los perros, Gregorio o Juliana es la
película local que más peruanos han visto o que más les ha gustado, en parte por la constante
repetición que ha tenido en canales de televisión abierta, donde es de proyección obligada cuando se
realizan ciclos de cine peruano.
El Fenómeno del Niño (1983).- Todavía se recuerda el caluroso y desastroso verano de 1983, con
racionamiento de agua y desastres naturales, como las inundaciones en la costa norte y sequía en la
sierra sur. Fue una clara demostración de la falta de previsión y de organización para contrarrestar los
impactos negativos producidos por el llamado “Fenómeno del Niño”. En efecto, las pérdidas y daños
ocasionados a personas, actividades, ciudades y regiones evidenciaron cómo el desconocimiento y
ausencia de preparación magnifican enormemente las consecuencias negativas de este fenómeno
natural, hasta convertirlos en una verdadera catástrofe de proporciones nacionales. A continuación,
algunas cifras del desastre:

1 millón 330 mil personas afectadas


120 mil hectáreas afectadas o inundadas
2 millones 600 mil cabezas de ganado sacrificado por sequía
2 mil 600 kilómetros de carreteras destruidas o afectadas
122 kilómetros de calles destruidas
56 kilómetros de alcantarillas averiadas
Total de pérdidas directas: 900 millones de dólares, aproximadamente

Ante semejante panorama, al gobierno de Belaunde no le quedó otro remedio que emitir los famosos
“Bonos de Reconstrucción Nacional” (parte del sueldo de los trabajadores era pagado mediante estos
papeles que la gente corría a venderlos en las casas de cambio) para financiar el problema.

El sufrido deporte nacional.- Empecemos por el llamado “equipo de todos”, la selección nacional de
fútbol. Durante la primera mitad de la década el fútbol peruano nos dio algunas satisfacciones, fue el
último tramo de la mejor generación de futbolistas que tuvo el Perú, aparecida entre finales de los
sesenta e inicios de los setenta. Nos clasificamos al mundial de España 82 luego de una brillante
eliminatoria frente a Colombia y Uruguay (todavía se recuerda el partido en el Centenario de
Montevideo en el que con goles de La Rosa y Uribe derrotamos a Uruguay por 2 a 1). Ya clasificada al
Mundial, la selección hizo una gira europea en la que ganó varios partidos (el más célebre fue el
triunfo frente ante la Francia de Platini en el Parque de los Príncipes de París por 1 a 0, con gol de
Oblitas) y en la que el equipo demostró su mejor nivel. Parece que se cansaron y se sobraron con
tantos partidos y triunfos, porque la participación en el Mundial fue casi desastrosa. Por último, al
Mundial de México 86 no fuimos por un pelo. Aún se recuerda el triunfo frente a Argentina en Lima
por 1 a 0 (con gol de Oblitas y el marcaje de Reyna a Maradona) y el injusto empate ante la misma
Argentina en Buenos Aires. Por ello, esa eliminatoria, en 1985, cerró todo un ciclo en la historia del
fútbol peruano.

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